Harry Potter Fuego y Cristal {Ted y Andrómeda}

Él estaba loco. No había otra explicación posible que aclarara porque no podía quitarle los ojos de encima. O por qué la seguía por los pasillos, mirándola desde lejos. O por qué le sonreía alegremente cuando se encontraba con su mirada, sabiendo que ella no le dirigiría ni una sola palabra o, en general, cualquier tipo de acción que indicara que él existía para ella.

Ted Tonks hurgaba en sus pensamientos cualquier conversación acerca de las Black que le proporcionara un patrón para descifrar los ojos de la chica de la que se había enamorado… Andrómeda Black. Se había dado cuenta de ello en sexto y se estaba pasando casi todo su séptimo intentando tener algún tipo de relación con ella… sobra decir que no había tenido ningún resultado por el que mereciera la pena sonreír. Apenas la conocía abiertamente y sin embargo, podía afirmar ante el mundo entero que sabía todo acerca de ella… y no se equivocaba. Sabía cuando ella se iba a dormir, que tipos de libros leía, que le gustaba comer y que no, que perfume usaba cada hora del día (según su estado de ánimo) y también sabía otro detalle a ciencia cierta… ella ignoraba que Ted Tonks existía.

Cada vez que sus miradas se encontraban, ella desviaba la suya; cada vez chocaban por los pasillos, ella cambiaba sus pasos rápidamente (de forma similar al de una danza) y continuaba su camino sin haber tenido contacto con él…

Tumbado en la cama de su cuarto en la sala común de Hufflepuff podía verlo todo con mayor entusiasmo. Podía intentar convencerse a sí mismo de que solo se estaba haciendo la difícil, era la opción que el corazón de fuego de Ted podía afrontar sin que su llama se apagara. No quería, ni podía, creer que el corazón de Andrómeda fuera de hielo. Ella siempre siendo la princesa de hielo, sin demostrar ningún sentimiento por nadie… pero era una de las cosas que hacían que fuese ella, Andrómeda y una Black. Claro, pero ella era inalcanzable. Él era un impuro a la vista de ella y supuestamente, Andrómeda miraba mucho por la sangre de otros… sí, una sangre pura y una princesa de un cuento de hadas, su cuento de hadas.

Poco se acercaba Ted a la razón que tenía Andrómeda para pretender ignorarle. Y digo pretender porque lo intentaba y lo intentaba pero jamás lo conseguía. No podía ignorar aquellos ojos cristalinos que siempre se fijaban en ella cuando estaban cerca o lejos, simplemente era una atracción magnética.

Pero ¿en qué pensaba? Él era un sangre sucia, hijo de muggles, la mayor escoria para los magos…. Esa era la educación con la que creció pero conociendo a magos como Ted sabía que quizás Cygnus y Druella, sus padres, se habían equivocado un poco en su opinión respecto a los impuros aún así no podía decírselo. No podía ser una decepción para los Black, como lo era Sirius (aunque era su primo favorito), y destrozar el corazón a sus padres y a su hermanita pequeña, Narcissa, ya que Bellatrix simplemente era más fuerte en más de un sentido. Era una Black, una bruja superior a los otros que era capaz de que le sus padres le proporcionaran cualquier cosa, solo había una cosa que no le podían dar, a Ted.

El corazón de Andrómeda se encontraba dividido en su deber con ser una buena Black y el amor, porque no le podía dar otro nombre, por Tonks, Ted Tonks. Sería una batalla rápida y ella lo sabía… ¡argh! ¿Por qué Ted no la había ignorado como las demás?

Tal vez porque quizás el corazón de Andrómeda no fuera de hielo, si no de cristal. Porque el fuego y el cristal no son compatibles ni aceptados y sin embargo, no pueden existir el uno sin el otro.

----------------------------------
Primer fic sobre esta pareja pero es que son tan adorables :3