Microrrelato Friends 4 Ever, En la vida.

Un día más. Otras 6 horas esperando a que el timbre sonase. Otro examen mal hecho. Otra alumna sacada a la pizarra sin tener ni idea. Otros deberes hechos a correr en el cambio de clase. En definitiva; un día de clase.
Lo mejor de ir a clase era ver a mis amigos, sobre todo sus caras de no entender nada. Siempre la misma. Pero siempre venían con algo nuevo para contar. Nick, que si su hermano era un imbécil. Carol, que había visto unos zapatos monísimos en la tienda nueva que habían abierto. Y bueno, aunque no tuviera nada interesante para contar (cosa que siempre tenía), siempre me quedaba ver sus preciosos ojos verdes. Él era mi novio, Jake. Un fanático del surf, lleno de optimismo y ayudaba siempre que podía a todo el mundo.
Pero siempre están esas personas a las que no aguantas ni aunque tuviesen en la mano un millón de dólares para darte. Ellos eran hermanos mellizos, se llamaban Kevin y Mary. Los dos rubios y ojos azules, pero sin nada de cerebro y corazón. Metiéndose con todo el mundo y con millones de perritos falderos detrás de sus operados culos (esto no es broma, es totalmente cierto).
Pero quitando a los profesores, a los hermanos y sus seguidores, la escuela era normalmente aguantable. Con sus cosas buenas y cosas malas la vida era milagrosamente monótona. Hasta que pasó algo entre nosotros.