Fearless Yo soy el hombre infeliz pero, ¿puedes juzgarme?. Arranca el árbol desde la raíz vamos, ¡hazlo sin matarme! Hombres de mirada perdida caminan al averno. Lloran mientras los miran, se han lanzado al infierno. Traga tu bilis, comete tus palabras. Traga tu bilis, te maldigo mientras hablas Crees que eres la monja casta y en tu seno amamantaste una rata. La lujuria recorre tus venas. ¿Puedes expiar tus penas? El pobre hombre camina. Pasos hacia la nada. Ha caído en la ruina. Confiando en la imagen falsa. No mira al espejo, odia a ese extraño. El es el reflejo, de los tiempos malos.
sin duda uno de los mejores que he leído hasta el momento, tus palabras me inspiran y expresan lo que yo siento y pienso gracias por publicarlo!!
Bueno, a mí me gusta encontrarle un trasfondo a todo, y en este caso se me antojó que tu composición se basa en un sacerdote que ha cometido el pecado de caer rendido ante los encantos de una monja. Juntos, han engendrado un hijo impuro y ahora son incapaces de enfrentarse a las consecuencias o de mirar sus propios reflejos, porque han pecado. Pero nadie puede juzgarlo, pues, ¿no somos, al fin y al cabo, todos humanos que cometemos distintos pecados y erramos? El que esté libre del mismo, que tire la primera piedra. En el fondo, todos estamos condenados. Saliendo ya de ese contexto, no puedo sino decir que me gusta el contenido, y mucho. Es como si transmitieras ese sentir pesaroso de la culpa que todos llevamos sobre nuestras espaldas, y por la cual no podemos ni debemos juzgar a los demás. Sólo podemos condenar injustamente porque, lo sabemos, nosotros también estamos condenados. Bueh, de todas formas esto que ahora me dio por escribirte seguro es erróneo o varía bastante con respecto a tu visión y/o planteamiento inicial. La verdad es que me gustó mucho y me hiciste pensar en varios aspectos de la mentalidad humana que, al fin y al cabo, está muy distante de la perfección y de la estabilidad, de no cometer pecados y de carecer de penas.