Contenido oculto Este es parte de mi regalo del intercambio navideño para Amane. Va un poco tarde, lo sé, pero espero que te guste. Ya hacía un tiempo que la guerra había acabado. Hermione, que estaba ayudando en la reconstrucción del castillo de Hogwarts, tenía demasiadas heridas que todavía no había curado. Ronald se encontraba con los Weasley y ella había querido estar allí, para asegurarse que el sitio que había sido tan especial para ella, estaba a punto para empezar un nuevo curso al año siguiente, ahora que El Señor Tenebroso había sido derrotado al fin. Se encontraba revisando algunos libros en la biblioteca, tratando de reparar todo aquello que pareciese haber sufrido daños, cuando una voz la sobresaltó de pronto. —Siempre he querido tener un gato —la voz de Luna Lovegood la sobresaltó de repente— evidentemente no son tan divertidos como los gnomos de jardín, pero son criaturas cariñosas, al menos eso dicen. Hermione esbozó media sonrisa, recordando que seguramente Ron no pensaría lo mismo, ya que algunos percances con Crooksanks le harían pensar diferente. Al pensar en su mascota una punzada de dolor atravesó su pecho. ¿Qué habría sido de su pequeño amigo? ¿Continuaría con vida? Era lo suficientemente listo para apañárselas un tiempo, pero habían pasado demasiadas cosas que podrían haberle puesto en peligro. Suspiró. —Yo tenía uno, Luna… —Ah, me acuerdo de él, de Crooksanks, ¿se llamaba así, no? —Hermione asintió, como dándole pie a que continuase, aunque algo dentro de ella sabía que aunque no le diese pie, Luna seguiría igual hablando— recuerdo que no se llevaba demasiado bien con Ron, qué curioso, ¿verdad? Hermione volvió a asentir, no sabía por qué, pero un nudo en la garganta le impedía hablar. Habían sido demasiadas emociones en tan poco tiempo y casi ni se había permitido pensar en sus propias cosas, en su familia, en su antigua mascota. En todo eso. —¿Te encuentras bien? Tienes las orejas llenas de torposoplos —dijo poniéndose unas extravagantes gafas. —Eh… —Hermione se vio turbada por aquella información— sí, Luna, me encuentro bien, creo. Solo pensaba, gracias por preguntar. Luna sonrió con un deje de tristeza. Y así como apareció, se fue, sin decir nada más. De alguna forma aquello no le había aliviado mucho a Hermione, ya que mientras permanecía con alguien, no se encerraba en sus pensamientos, en sus recuerdos. Y ahora el pequeño Crooksanks se había alojado en su mente. La última vez que lo había visto había sido en la boda de Bill y Fleur, pero, hasta aquel momento nunca se había planteado qué habría sido de él, sí, era cierto que lo había recordado, pero había estado tan ocupada que ni se había permitido reflexionar sobre ello. Aunque le había resultado extraño que de repente, Luna le hablase sobre los gatos, cuando ella siempre hablaba de criaturas imaginarias o… mágicas. De repente, volvió a los pensamientos de siempre, a lo que quería hacer desde hacía un par de meses y que todavía no se había armado de valor para hacerlo, por si salía mal. Sus padres. Quería devolverles la memoria, poder disfrutar de ellos, pero al mismo tiempo, pensaba que quizás aquello solo era una tregua y que volvería a ponerlos en peligro. Quizás no por causa de Lord Voldemort, pero había suficiente maldad en el mundo como para que fuese por causa de cualquier otro villano. Suspiró de nuevo. Lo haría, quizás no hoy, pero lo haría. Un carraspeo interrumpió el hilo de sus pensamientos. Se dio la vuelta, la persona que estaba allí en otro tiempo le habría causado repulsión, pero ahora ya no, ya simplemente no eran unos críos. —¿A qué se debe el placer, Malfoy? —dijo, pero rápidamente bajó la vista porque había notado algo en su pierna. —Extrañas criaturas los gatos, los dejas en un mundo de magos y todo el mundo se piensa que se trata de una criatura mágica —dijo Malfoy. Hermione se sobresaltó, dando un chillido de alegría. —¡Crooksanks! —Hermione casi pudo notar como sus ojos se vieron asaltados por unas lágrimas de alegría que no pudo frenar— ¿dónde te habías metido, pequeño? —le tomó en brazos— ¡No me lo puedo creer! ¡Que estés aquí, después de tanto tiempo! —dijo con la voz medio quebrada, por el nudo que se le había hecho en la garganta, con la cabecita pegada a la del felino, mirándole a los ojos. Se quedó un rato mirando a su querida mascota, que respondía a ella con un ronroneo de felicidad y se refrotaba con su cuerpo. De repente, se dio cuenta de que estaba allí Malfoy, que evidentemente había sido él quien había traído de vuelta a su gato con ella. —Draco…. gracias, ¿dónde lo encontraste? —En el Callejón Nocturno, la verdad no me habría fijado en él normalmente, si no fuese porque la criatura se acercó a mí ronroneando, restregándoseme en las piernas. Un tipo con aspecto extraño aseguraba que el gato era un animago que se había quedado atrapado en su forma animal y que no podía volver a ser humano. Hablaba de su inteligencia, de su longevidad y muchas cosas más. Todo palabrería para lograr vender al gato. La historia se le antojó divertida a Hermione, pensando en que seguramente tarde o temprano alguien podría haber caído en esa palabrería. —Como el gato se acercó a mí, el mugroso que trataba de venderlo me inquirió que yo lo hiciese. Entonces, al reconocer a la criatura, un par de amenazas por robo de animales e intento de estafa bastaron para que me la diese. Por alguna razón, Hermione se encontraba infinitamente agradecida con Draco, le había devuelto algo de su antigua vida, algo que le hacía recordar que aquella vida que creía perdida, quizás no estuviese tan lejos, que podía recuperar algo de lo que había sido y aprender de lo que había conseguido tras todo el sufrimiento que había pasado en los últimos tiempos. —No sé cómo agradecértelo, creía que le había perdido para siempre. —No hay nada que agradecer, tanto tú como tus amigos os portasteis lo suficientemente bien conmigo, cuando quizás no me lo merecía, como para que yo pueda hacer esto desinteresadamente por ti. ¿Qué tanto de desinteresado habría en aquello? Hermione pensó en eso. Y por alguna razón un rubor acudió a sus mejillas. —Ahora tengo que irme, cosas que hacer me esperan. Adiós pequeña criatura. —Hasta luego —dijo Hermione, todavía consternada por el gesto de Malfoy. Por alguna razón no sabía si se había referido a su gato o a ella con lo de pequeña criatura. Lo que la ruborizó de nuevo. —Crooksanks, así que te cae bien Malfoy —le susurró al oído— otro motivo para que tú no le caigas bien a Ron —soltó una pequeña risita y abrazó a su gato con fuerza. No quería volver a perderle.
Te amo te amo te amo omg No me esperaba que fueses tú mi amiga secreta la verdad y me hizo mucha gracia ver que yo he regalado un escrito de HP y que, a su vez, también a mí me han regalado algo relacionado con este fandom. Es que best <3 Y omg, qué te puedo decir, lo amé muchooo. Amo a Hermione demasiado (también porque amo a Emma Watson), ella siempre tan responsable y preocupada por demás, incluso aquí lo enseñas, como prefiere quedarse ayudando a reconstruir Hogwarts y piensa todo lo que ha perdido por ayudar a la comunidad mágica, ella es así, indispensable. La escena con Luna es adorable, Luna tiene un toque que la hace única y es genial verla plasmada siempre, idk, me gusta mucho ella. ¡PERO LUEGO DRACO APARECIENDO CON EL GATO! NONONO TOO MUCH Si es que, en el fondo, Draco es un amor de persona, y el gato lo sabe, por eso se ha acercado a él, y en el fondo Crooksanks (nunca sé escribir el nombre) los shippea, yo lo sé, es que, ¿quién no shippea dramione, tbh? Ay, me has hecho muy feliz, en serio <3 es que amo los gatos y siempre me encantó que Hermione tuviera uno, hizo que la amase más <3 Y nada, que me encantó el relato, me hizo ir al examen más animada, y la figura es adorable también, gracias <3