Drabble de Pokémon - Un deseo por Navidad

Este fic fue escrito para la actividad Doce Deseos, espero que os guste <3

Un deseo por Navidad​

"Ojalá ella, de alguna forma, pudiese estar aquí. La extraño"​

El aroma de la cena pronto fue captado por su olfato. Olía a la carne recién sacada del horno, y Luna se permitió unos instantes dejar de adornar la estancia para saborear dicho aroma. Podía escuchar el leve murmullo de una Lulú orgullosa por su gran hazaña, pero pronto fueron sustituidos por molestos regaños hacia Kiawe y Chris, quienes al parecer querían profanar su obra maestra antes de tiempo.

No pudo evitar reír, mientras terminaba de decorar con serpentinas los muebles de la estancia. Era la primera vez que celebraría la Navidad con todos ellos desde que se mudó a Alola, por lo que aquella noche se había convertido en algo especial para ella.

Aún así, sentía la ausencia de alguien con bastante intensidad.

—Te ha quedado magnífico, Luna —al girar la cabeza, reconoció al profesor Kukui, quien le sonreía sin dejar de mirar la sala. Luna se limitó a devolverle la sonrisa, pero esta no contenía el brillo que solía tener. Kukui se percató de ello—. Yo también hubiese querido que estuviese aquí. Quizás podamos contactarnos con ella desde el pokévisor y desearle una feliz Navidad, ¿te parece?

—Sí... Eso estaría bien —murmuró, abrazándose a sí misma mientras perdía la mirada en el fuego de la chimenea. Sintió cómo el hombre le revolvía el cabello de forma cariñosa, y se despedía para acabar de poner la mesa, y la jovencita asintió con algo más de entusiasmo. Empezaba a tener hambre.

En el salón principal todos la estaban esperando. Nereida al verla entrar, se levantó animada y la tomó de la mano, conduciéndola hasta su lugar reservado en la mesa. Por alguna razón, se sentía un aire cómplice en la sala. Sin embargo, el timbre sonando al otro lado de la puerta hizo que el silencio total invadiese la estancia.

—¿Puedes abrir tú, cariño? —le pidió Pimpinela con amabilidad.

—Oh, claro. No sabía que esperábamos a alguien más —farfulló Luna, levantándose con cierta confusión en el rostro. Pero al abrir la puerta y escudriñar el exterior, casi sintió que su alma caía a sus pies. La persona que tanto había deseado ver estaba allí, ante ella, y tuvo que parpadear varias veces para comprobar que no era producto de su imaginación. Su voz se sintió casi como en un murmullo—. ¿L-Lylia?

—¡A-ah, Luna, lo siento! Creo que he estropeado el timbre, ¡no tenía que haberle dado tan fuerte! ¡Y-yo...! —exclamó, con gran nerviosismo, mientras inclinaba su cuerpo una y otra vez en señal de disculpa. Sin embargo, pronto sintió el cuerpo de su amiga impulsarse hacia ella, y la calidez de sus brazos rodeándola la tomó por sorpresa—. ¡K-kyah! ¿Qué ocurre, Luna? ¿Estás bien?

Pero la entrenadora no pudo responder a sus palabras, pues las lágrimas habían anegado su rostro y su voz se sentía quebrada. Se aferró a ella, sin ser capaz de creer que de verdad su amiga estuviese allí, y Lylia comprendió que una imagen valía más que mil palabras. Una cálida sonrisa se formó en sus labios, e ignoró el hecho de que todos los presentes las estuviesen observando detrás de la ventana para acariciar su cabello mientras la estrechaba contra ella.

A veces, los deseos sí se hacían realidad.