Self-insert Un último deseo

Tema en 'Literatura experimental' iniciado por JoJoBaoh, 29 Agosto 2017.

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    JoJoBaoh

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    Virgo
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    30 Julio 2016
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    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Un último deseo
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2003
    Subí rápidamente las escaleras para llegar a la cima de la Torre de los Dos Mundos, tengo en mi poder los cristales que tanto tiempo anhelé conseguir, no obstante Selene me seguía, lo que pasó con mi maestro en el “recuerdo” anterior lo dejó más que perpleja, además del uso que pienso darle a estos cristales, la tengo como enemiga ahora.

    — ¡Detente ahora! — Gritó Selene mientras me perseguía— ¡Esto no tiene que terminar así!

    Llegué a la cima, pude ver los altares que rinden tributo a los dioses de este mundo, estas son de gran tamaño, las esculturas de los ángeles son tan perfectas que ni un humano puede alcanzar, en mi último aire me acerqué a ellos depositando los cristales que reuní mientras atravesaba la Torre. Volteé para ver dónde estaba ella más no la vi, empecé a tomar grandes bocados de aire para recuperar mi energía, solo necesito recitar la oración.

    “Dioses que forjaron esta tierra.

    Despierten de su sueño eterno

    Que Yo, su fiel ciervo,

    Les abrirá esta puerta

    Para otorgar al elegido,

    El poder que le corresponde”

    Un aura rodea los cristales, estos me cubrieron y empezaron a transmitirme el poder que estos contenían, sentí dentro de mí una fuerza que jamás había logrado sentir, poco a poco los cristales perdían su color, esto era el poder que los dioses querían otorgar a los de mi raza.

    — Lo hiciste…— Me dijo Selene un poco decepcionada de mí— ¿Por qué? ¿Por qué deseas tener ese poder?

    — Tú más que nadie lo debe de saber— Le respondí con total seriedad— Al reunir los cristales de la Mente, Alma, Corazón y Éter, logras conseguir un deseo libre de restricciones— Miré como mi cuerpo desprendió una onda de energía al apretar mis puños que logró retroceder a Selene— Pero, veo que el deseo lo tengo que hacer Yo.

    — Debe de regresar el poder a los cristales…— Me suplicó la chica— Los cristales nos protegen de las amenazas de esta Torre.

    — ¿Debo de hacer caso a tu petición al saber lo que hiciste a mi gente años atrás?

    — No es lo que tú crees— Trató de convencerme— Tú no sabes la verdad de tu gente.

    — Somos de las pocas personas en este mundo en el cual tiene el poder de invocar gente del pasado y tenerlos como aliados para el combate— Le respondí— Éramos Invocadores, nosotros nos encargábamos de proteger a ustedes los dioses— Recalqué mucho esa palabra— Ustedes juraron mantener la paz— Selene se quedó callada por unos segundos— Tu silencio dice mucho.

    El aura que transmitía mi cuerpo se lanzó al cuello de Selene donde la colocó contra la pared, ella trataba de zafarse de mi ataque, aunque sus intentos fueron en vano. Me acerqué a ella y la acaricié el rostro con delicadeza, su piel es suave, a pesar de que tiene más de 300 años, ella parece una mujer entrando en la mejor etapa de su vida.

    — Oh Selene… Recuerdo que tú me dijiste que seguías los pasos de tu madre— Ella volteó a verme con furia en los ojos— ¿No crees que deba mantener mi linaje de Invocadores? — Bajé mis manos para tocar el cuerpo de Selene, levanté un poco su ropaje para ver su piel morena — O es mejor ponerme de rodillas ante ti, oh hija de la Diosa Azur.

    Me percaté de la energía que ella transmitía, me aparté de inmediato y la solté para usar mi aura como escudo para resistir la explosión de aura de la hija de la diosa, pude notar que sus ojos cambiaron de color como los de un dragón, amarillentos con el iris de color verde.

    — ¿Vas a matarme? ¿Quieres poner fin a mi linaje? — La encaré con furia— Adelante, no te tengo miedo.

    Alcé mi mano para llamar de nuevo a las almas que me ayudaron a llegar hasta aquí, las invoqué por su nombre y de inmediato aparecieron ante mí, a diferencia de la primera vez, sus ojos no tenían vida, ellos al verme se arrodillaron ante mí como si un rey fuese.

    — ¡Es suficiente! — Me señaló Selene con bastante enojo— Traté de solucionar las cosas como gente civilizada, pero no hay otra manera— Ella se colocó en una pose de batalla— Mi gente mató a la tuya porque ellos quebrantaron las reglas, y vienes tú a decirme que fuimos nosotros el que puso fin a tu linaje— Con gran velocidad se acercó a mis invocaciones— Y fuiste tú el que le puso fin a la vida a tu maestro.

    — Silencio— Con la ayuda de mi aura, formé un látigo para apartarla de mis sirvientes— Ambos sabemos que él era un caso perdido.

    Uno de mis sirvientes se abalanzó contra Selene con su espada, ella lo evadió con gran facilidad, al ver como las demás invocaciones se lanzaban contra ella, extendió su mano y una espada apareció enfrente de ella, de color azul cristal, se puede ver que fue forjada antes de mi época, ella la agarró de la empuñadura con fuerza.

    Volvió a tomar distancia y giró su espada para enterrarla en el suelo, tras hecho eso, un círculo de magia apareció debajo de sus pies, ella empezó a recitar el hechizo, antes de que yo atacase con mi látigo, Selene desenterró la espada del suelo.

    — ¡Espada de los Plowshares! — Conjuró Selene y unas luces cubrieron a mis sirvientes.

    El efecto de su hechizo se extendió por toda la sala, la intensidad de aquel brillo me cegó por unos instantes, poco después de que terminase el efecto, mis invocaciones ya no estaban. Lo que tampoco no pude notar fue cómo Selene se abalanzó en contra mía acertando la estocada en mi pecho.

    — Vaya… Vaya…— Dije al extraer la espada de Selene de mi cuerpo, ella se sorprendió de ver cómo mi cuerpo seguía intacto— Pensé que sabías lo que hace la Galis— De inmediato le solté un gancho al rostro, logrando que ella retrocediese— Digo, tienes más de 300 años desde que la heredaste, debes recordar que la espada de tu abuelo, el Dios Padre, solo puede exterminar aquellas personas que poseen un corazón maligno— Me empecé a reír al ver cómo un poco de sangre salía de su boca— ¿Ves que soy la persona que los dioses eligieron para que cumpliese con mi deseo? — Me acerqué con tranquilidad y saqué un pañuelo para secarle la sangre.

    — Si sé lo que hace la espada de mi abuelo, pero quise intentar acabar con tu vida de la manera menos dolorosa para ti— Fijó su mirada en mí— Te pregunto ¿Sabes cuántas vidas tendrás que acabar para que tu gente vuelva a la vida?

    — Las necesarias para cumplir mi deseo— Respondí con calma.

    Sin decirnos nada más, ella volvió extender su mano para traer otra espada, dicha arma parece más de esta época, pude ver que la empuñadura tenía a una quimera y en la parte afilada tenía un escrito que no logré identificar. A la par trajo consigo un escudo, cuyo emblema se me hizo muy familiar.

    — ¿No son las armas de tu difunto esposo? — Pregunté con seriedad— Cómo se llamaba…

    — No menciones el nombre de mi marido— Me señaló con su espada.

    — Tienes razón, no vale la pena recordar a los mortales, él era un simple humano ¿Verdad? —Pude notar que esas palabras la molestaron— Veo que aún no superas su muerte y eso que ya ha pasado siglos.

    Me aparté del lugar y me acomodé en una posición de batalla con mi arma, esta vez yo tomé la iniciativa de atacar, ella se defendió con el escudo de su marido, aunque la fuerza de mi látigo era más fuerte de lo que yo pensaba al ver como cuarteaba su defensa.

    — No ves que aquí acaba esto Selene, déjame pasar de este lugar y cumpliré mi deseo de resurgir el linaje de los invocadores.

    — No… — Murmuró Selene mientras se defendía de mis ataques.

    — ¿Perdón? ¿No me vas a dejar pasar?

    Selene repeló mi ataque y lanzó bolas fuegos de las manos, usé mi aura para crear un muro con el fin de repeler la magia de la hija de Azur, no me sorprende en lo absoluto que ella maneje magia básica sin necesidad de círculos de hechizo.

    — No alargues más esto Selene— Volví a crear el látigo de aura— Realmente no quiero lastimarte—De nuevo caminé hacia ella— Una mujer como tú puede ser una excelente progenitora para mi descendencia— Las palabras que dije no inmutaron a la hija de la diosa, continúe con mi paso y ella me detiene con la punta de su espada— ¿Qué no te parece mi amor?

    — Regresa el poder de los cristales donde corresponde.

    — ¿Y si me niego? — Ella puso la punta de su arma en mi pecho— Hazlo, no te atreverías.

    — Provócame— Ella puso más fuerza.

    — Si me matas ahora ¿Cómo quieres que regrese los cristales a la normalidad?

    Selene me apartó de nuevo con una explosión de energía, esta vez una armadura de escamas color rojo vino la cubrió, su cabello pasó de color negro a color plateado y la tonalidad de su piel pasó a ser un poco más clara, ella realmente es la hija de Azur.

    — Las historias dicen que solo una vez llegaste a esa fase de poder— Me encogí de hombros— Parece que tengo el honor de ser la segunda persona en la cual presencie este acto.

    — ¡Basta! — Gritó Selene— Déjate de esas cosas y devuelve el poder de los cristales donde corresponden.

    — ¿Cuántas veces tendré que decirte que no? — Usé mi látigo para atacar y lograr que soltase su arma, acción que no ocurrió ya que ella cortó mi aura con su espada, que este empezó a tener un brillo rojizo.

    — Te doy tres minutos para que lo hagas— Me amenazó la hija de la diosa.

    — Claro— Respondí de inmediato.

    Agarré el cristal más cercano y lo aprecié con mucho detalle, sin dudarlo, lo alcé para estrellarlo contra el suelo, no pude percatar la gran velocidad que Selene había ganado con la nueva fase de su transformación. Ella me agarró de la muñeca para detenerme, sin voltear a verme, Selene me doblegó hasta ponerme de rodillas.

    — Lo vas hacer ahora— La semi diosa con total serenidad me amenazó.

    — Mátame de una vez— Le respondí adolorido— ¿Qué tanto confías en mí? ¿Crees que no podré volver de nuevo a la Torre para recuperar dicho poder? Aunque tu hermana esté protegiendo el lugar, no aseguro que no le haga nada.

    — No quiero llegar a ese límite.

    — Sé que los dioses no pueden mancharse de la sangre de los humanos, por eso mandan a sus tropas para hacer el trabajo sucio— Comenté jadeante— Pero habrá momentos en el cuál tendrán que hacerlo y su larga existencia se verá reducida drásticamente si nuestra sangre los mancha ¿Contigo pasa lo mismo? — Pregunté tranquilamente.

    Sin oponerse a lo que le dije, Selene atravesó la espada de su marido en mi pecho, rápidamente escupí sangre y manché sus manos, la energía de los cristales se desvanecían de mi cuerpo para regresar a su lugar de origen los cuales ganaron de nuevo su especial brillo, para poco después desaparecer de mi vista.

    — No— Respondió Selene mientras regresaba a la normalidad— Te di los tres minutos y no me hiciste caso.

    — ¿Sabías todo esto? —Con mucha fuerza gesticulé, sin escuchar una respuesta me limité a reír a la vez de escupir sangre — Dioses… Siempre nos ocultan todo.

    — ¿Un último deseo? — Me preguntó la hija de la diosa mientras sacaba con lentitud su arma repleta de mí sangre.

    — Sí…— Respondí — Que cuando llegue el día que los dioses desaparezcan de la tierra y vayan al más allá— Volví a escupir sangre por el dolor— Ustedes verán a mi gente… Es cuando nosotros tomaremos represalias contra ustedes… Ahora serán ustedes los que sufrirán…

    La vista se me nublaba, realmente mi vida acabó.

    Al fin veré de nuevo a mi gente y esperaré con ansias que mi último deseo se cumpla.
     
    Última edición: 31 Agosto 2017
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