Escrito para el juego "Serpientes y Escaleras" de Halloween. Truco o Trámite El papeleo no terminaba. Cada vez que llegaba al último documento, listo para sellarlo, firmarlo o enviarlo a alguna parte y tomar un descanso, le llegaba un nuevo cargamento de sobres y papeles que debía sellar, firmar, enviar a alguna parte o seguir las indicaciones que en ellos estuviesen escritos. Esto se había repetido ya al menos unas 4 veces en lo que iba del día. Para aquel hombre, aquello era algo a lo que estaba ya bastante acostumbrado, pese a seguir irritándole tanto como al principio. Que su jefe, además, le mandase a realizar encargos personales cada cierto tiempo, que no tenían nada que ver con las labores que se suponía le correspondían -salvo al parecer con la de recadero, que implícitamente se le había sido impuesta por aquel hombre- no hacía otra cosa más que agravar la situación. Así pues, los únicos momentos en los que podía salir de la oficina eran cuando su jefe le mandaba a comprar papel higiénico. Ese día por la noche, partiendo a uno de los mencionados “trámites de índole personal” mientras deseaba que fuese ya el último para terminar su eterna jornada laboral, se percató de que había más bullicio de lo habitual. Extrañado, se detuvo a contemplar la zona donde se encontraba: Grandes grupos de niños disfrazados que se desplazaban por la ciudad, clamando a gritos que se les entregaran caramelos. Habían doctores, astronautas, abogados, calabazas, brujas y diablitos, entre muchos otros disfraces; además, las casas se encontraban decoradas con tonos de morado y naranja, además de algunas otras decoraciones propias de la fecha… …Al parecer, había olvidado que era Halloween. Sinceramente, aquella “festividad” nunca le había llamado demasiado la atención, razón por la que no le sorprendió demasiado que se terminase olvidando de ella. Sin embargo, ver a los niños yendo con sus padres de casa en casa, pidiendo dulces con sus amigos y divirtiéndose, le hizo sentir algo deprimido. Regresó en silencio el resto del camino hasta la oficina; allí, le informó a su jefe que había cumplido su encargo y que, habiendo llegado su jornada a su fin, se marchaba. —Espera, hombre —le dijo su jefe con tono jovial y despreocupado. Eso le alertó en seguida— ¿No podrías quedarte un rato más? Necesito que pongas en regla estos documentos que acaban de llegar, ¿Sí? —antes de que pudiese abrir la boca para objetar, su jefe le puso la mano en el hombro— . Muchas gracias, sabía que podía contar contigo. Estaré en mi oficina. Aquel hombre canoso se retiró entonces, silbando alegremente, mientras su empleado se quedó allí, estático. En segundos, se había llenado enormemente de cólera... ...pero, debido a su naturaleza calmada y poco explosiva, se le pasó tras algunos minutos. Aún así, seguía bastante molesto. —"Tal vez —pensó—, pueda aprovechar qué día es hoy para gastarle una broma". No era muy bueno pensando en venganzas, por lo que lo mejor que se le ocurrió fue usar la bolsa de dulces que se había comprado durante su último trámite. Por alguna razón, su jefe odiaba todo lo que tuviese nuez, escupiendo con desagrado cuando por error se había llevado algo de ello a la boca. Y justamente su bolsa tenía varios dulces de nuez... Así pues, garabateó algo en uno de los documentos y se lo llevó a su jefe, junto con la bolsa de dulces. Dejó ambas cosas sobre su escritorio y soltó un rápido "Disculpe, ya vuelvo con el resto de papeles y retiro mi bolsa de su escritorio, no se preocupe". Conocía a aquel hombre, y sabía que se comería alguno de sus dulces cuando no mirara, así como también sabía que no se molestaría en leer la envoltura. Su plan era simplemente causarle un disgusto. Sin embargo, lo que escuchó fue una tos horrible, que se volvió más y más fuerte. Confundido, regresó a la oficina de su jefe. Su sorpresa fue mayúscula al ver al hombre completamente rojo y con la cabeza inflamada: Aquel viejo había sido siempre alérgico a las nueces, teniendo reacciones alérgicas instantáneas, y su cabeza se inflamó antes de que pudiese escupir el dulce, con el cual había comenzado a atragantarse. En shock, el empleado no pudo moverse; y, al poco rato... su jefe tampoco. No importaba lo que pasase al día siguiente, si había algo claro en ese asunto, era que al menos ya no tendría que hacer ningún trámite nunca más.
Madre mía. Ya te dije lo macabro que me pareció la primera vez que lo leí pero es que al leerlo ahora de nuevo, me lo parece más. Sinceramente, me ha gustado mucho. Pero empecemos por el inicio, y el inicio es el título. No hace falta decir que ya por éste me imaginé a quien iba a estar 'dedicado'. Y creo que es una broma que solo los roleros podemos entender. Debo decir que mientras iba leyendo, no me imaginaba como ibas a acabarlo porque todo parecía una escena normal, sin mucha complicación que acabaría con el chico yéndose finalmente a su casa. Pero nope, para nada. El final, como era de esperarse, me sorprendió de sobremanera. Claro que cuando leí lo de que echaba todo lo relacionado a la nueces, lo relacioné inmediatamente a la alergia y, en cierto modo, quiero pensar que el protagonista también lo sabía y por eso hizo la 'travesura', solo que fue algo de manera inconsciente. Sea como fuere, me ha gustado y el hecho de que al final el chico estuviera tan tranquilo al respecto, porque yo me pondría a sudar y estaría muy asustada. Muy bien escrito, como digo, muy macabro y acorde a las fechas. Sigue así ^^
Madre mía Juanjo xDDDDD en verdad no puedo evitar pensar en Bruno, leo esto pensando que es él y alruañdjñss. Me ahogo. Vaya, que el escrito me ha parecido algo macabro, sí. Es que, uf, una pequeña broma se ha vuelto... mortífera, uh. Y eso que parecía que el empleado no sabía de la alergia, solo el desagrado que tenía... ¿no? Aún así, aquí me has mezclado lo macabro con lo cómico y omg lo amé. Lo amé de verdad, me ha encantado <333