Romeo X Juliet Romeo x juliet

Advertencia: no leer si no se ha visto la serie anime porque no le encontraríais ningún sentido.​

Este es un fic para todos aquellos que han visto la serie y sufrieron un fuerte mazazo emocional debido al triste final. Este es el final que yo desearía que hubiese ocurrido​

Romeo corría todo lo que podía mientras esquivaba los ataques de las veloces raíces de Escalas, el árbol que aseguraba la prosperidad de Neo Verona, tratando de llegar hasta el tronco, donde Julieta, dormida bajo el efecto del beso de la muerte de Ofelia, se encontraba atrapada.
__ ¡Resiste, Julieta!__ gritó el joven Montesco blandiendo su espada para cortar las raíces y abrirse camino hacia su amor.
__ Necio.__ susurró Ofelia, cuyo cuerpo se iba convirtiendo progresivamente en madera conforme Escalas perdía su vitalidad.__ No puedes oponerte a la voluntad de la Diosa.
__ ¡Para proteger a Julieta, haré lo que sea necesario!__ replicó Romeo apuntándole con la hoja de su espada.__ ¡Así tenga que desafiar la voluntad de todas las personas o dioses que se me opongan!
__ ¡Bonitas palabras pero sólo son eso, palabras!__ chilló Ofelia con los ojos inyectados en sangre.__ ¡Yo impediré que rescates a Julieta, quien debe vivir para toda la eternidad como un nuevo árbol que sostenga al mundo con todos los pecados y sufrimientos que padece el ser humano!
Se inició un combate a corta distancia en el que la guardiana del árbol atacaba al joven enamorado con sus afiladas garras de madera con gran agilidad y destreza.
__ ¡No puedes sentenciar a una persona a tan cruel destino!__ replicó Romeo mientras bloqueaba con dificultad los fuertes ataques de su enemigo.
__ ¡Debe hacerse para que Neo Verona y todos sus habitantes puedan perdurar!__ respondió Ofelia, cuya locura parecía estar alcanzando límites insospechados.__ ¡¿Serías capaz de condenar a todos por el bienestar de esa muchacha?!
La pregunta pilló por sorpresa a Romeo, que disminuyó la fuerza con la que empuñaba su arma y le dio a su adversaria la oportunidad de desarmarle e inmovilizarle de manos y pies con las raíces del árbol.
__ Por Julieta, yo haría cualquier cosa.__ susurró el joven noble, agotado por la dura lucha.__ Prometimos que estaríamos juntos por toda la eternidad, tanto en la vida como en la muerte.
Ofelia mostró una sonrisa de loca e hizo que una de sus manos se convirtiese en una afilada lanza.
__ No deberíais haber hecho una promesa imposible de cumplir.__ se mofó al tiempo que se preparaba para atravesar el corazón de Romeo.
Sin embargo, una flecha se clavó en la madera de su rostro y la guardiana se apartó gritando y liberando al joven Montesco.
__ ¡No permitiré que te salgas con la tuya!__ gritó Francisco mientras cargaba una nueva flecha y sobrevolaba el campo de batalla.
Ofelia arrojó contra el arquero varias ramas, que fueron despedazas por el hacha del fuerte Curio.
__ ¡Rescataremos a Julieta pase lo que pase!__ exclamó el hombre con la cicatriz en el ojo izquierdo.
__ ¡Sois todos idiotas!__ chilló la indignada guardiana de Escalas.__ ¡Esto lo hago por vosotros! ¡Si Escalas cae, todos caeremos con él!
De pronto, Tebaldo, el hermanastro mayor de Romeo, apareció tras ella y trató de atravesarla con sus espadas pero la mujer se alejó de él con extremada rapidez.
__ ¡¿Qué haces perdiendo el tiempo, estúpido?!__ le gritó el hijo bastardo del difunto Gran Duque al ver que seguía parado.__ ¡¿Piensas dejar que Julieta soporte sobre sus hombros todo el peso del mundo?! ¡Muéstrale a ese Escalas la fuerza de tu amor!
Romeo se repuso al escuchar aquella provocación y recogió su espada para echar a correr hacia el tronco, en el que su amada quedaba cada vez más enterrada.
__ ¡No lo permitiré!__ chilló la desquiciada Ofelia, que había perdido toda apariencia humana que había tenido hasta entonces convirtiéndose en un ser completamente hecho de madera.
Esquivó a los tres rivales con gran facilidad gracias a su capacidad de volar y se arrojó sobre Romeo. No obstante, una repentina lluvia de piedras lanzadas por los habitantes de Neo Verona cayó sobre ella y la detuvo.
__ ¡Déjales en paz!__ le chilló el joven Antonio mientras le arrojaba pequeñas piedras a diestro y siniestro.
Ofelia gritó enfadada e hizo que grandes grietas aparecieran en el suelo de la ciudad, que poco a poco se iba hundiendo y cayendo del cielo. Las gentes se vieron obligadas a dispersarse para no ser tragadas por las brechas y dejaron de arrojarle objetos a la mujer, que se vio de nuevo libre de atacar a Romeo por la espalda.

El joven Montesco logró llegar hasta el tronco luchando contra la fuerte lluvia de afiladas astillas que se desprendían de Escalas y empleó su espada abrirse paso hasta la joven Capuleto.
__ ¡Julieta, no te rindas!__ le gritó tratando de despertarla.__ ¡No permitiré que soportes tanto sufrimiento durante toda la eternidad!
Pero la joven no se despertaba a pesar de todos sus esfuerzos; la frialdad y la palidez de su piel eran semejantes a los de un…
__ ¡No puedes hacerme esto!__ gritó Romeo, cuyos ojos se humedecieron y cuyo rostro pronto se vio surcado de lágrimas.__ ¡¿Recuerdas la promesa que hicimos en aquella iglesia abandonada?! ¡Prometimos que siempre estaríamos juntos, en la vida y en la muerte! ¡¿De verdad piensas romper nuestro juramento?!
Ofelia se posó tras él, libre de la locura que la había dominado unos momentos antes.
__ Ya te he dicho que es inútil,…Romeo.__ susurró con voz calmada y rostro sereno.__ Aquellos que reciben el beso de la muerte quedan destinados a vivir para siempre con Escalas; se trata de un contrato irrompible. Tu obstinación no hará nada más que destrozar tu corazón y tu alma; olvídate de ella y deja que cumpla con su destino convirtiéndose en el nuevo pilar que sostenga este mundo.
Pero el joven no estaba dispuesto a obedecer a la guardiana de Escalas; estrechó a Julieta con más fuerza entre sus brazos, negándose a dejarla marchar.
__ Dime que quieres vivir; dime que quieres seguir a mi lado.__ le susurró al oído antes de besarla con pasión.

Mientras se hundía más y más en aquellas oscuras aguas, Julieta pudo escuchar una voz conocida llamándola desde la lejanía.
“Romeo, ¿por qué me pones las cosas tan difíciles?” pensó sintiendo que su determinación de sacrificarse se resquebrajaba.
Cuando Ofelia apareció ante ella y le contó que debía sacrificarse para que Escalas y todo Neo Verona siguieran prosperando, su corazón había sido atenazado por el miedo a la muerte y la tristeza de tener que despedirse de todas las personas a las que quería. Sin embargo, saber que su sacrificio les permitiría continuar con sus vidas le había dado el coraje para recorrer los pasillos subterráneos hacia la estancia donde Ofelia la esperaba; ofrecerle su vida a Escalas a cambió de que Romeo se salvara era un precio muy pequeño que aceptaría sin dudarlo ni un instante.
A pesar de la gran cantidad de agua helada que la rodeaba, la joven sintió un líquido caliente deslizándose por su rostro y una suave presión sobre sus labios.
“Romeo, ¿estás llorando?” se preguntó al sentir el sabor salado de las lágrimas de su amado. “No estés triste, por favor; soy feliz sabiendo que puedo protegerte, que puedo asegurarme de que tengas un futuro y puedas seguir con tu vida.”
“¿Crees que podría ser feliz y vivir tranquilamente sabiendo que te sacrificaste?” escuchó desde alguna parte de aquella masa de agua. “Mi felicidad sólo existe si tú eres feliz y sé que no te hace feliz tener que renunciar a la vida. ¡Dime que quieres vivir!
Aquellas palabras despertaron la tristeza y la vacilación que Julieta había tratado de ocultar en lo más profundo de su corazón. ¡Por supuesto que deseaba seguir viviendo! Sin embargo, creía que sus deseos no importaban nada al compararse con el bienestar de los habitantes de Neo Verona y que no tenía derecho a expresarlos.
“Eso no es así.” replicó la cálida voz de Romeo. “Te prometo que no permitiré que te ocurra nada ni que Neo Verona se desmorone.”
En ese momento, hubo un cegador destello de luz y Julieta abrió los ojos.

Todo el país de Neo Verona se veía sacudido por violentos temblores y todas las tierras comenzaron a resquebrajarse al ir muriendo la entidad que las sostenía en el aire. Mientras todo a su alrededor se desmoronaba y el caos se extendía sin control, Romeo y Julieta continuaban abrazados bajo las ramas del moribundo árbol, que parecía lanzar gritos desgarradores al tiempo que sus últimas hojas se pudrían y la madera se quebraba.
__ Me considero a mí misma un ser benevolente pero no te perdonaré que hayas interrumpido el proceso de conversión.__ siseó Ofelia, nuevamente enfurecida con el descendiente de Montesco, mientras hacía aparecer una lanza de madera.__ Por tu culpa, todo este país se derrumbará arrastrando a todos sus habitantes. ¡Puedes estar contento!
__ No lo estoy.__ replicó Romeo sin mirarla, pues no podía apartar la vista de los hermosos ojos de Julieta.__ No obstante, es posible que el amor realmente pueda volver egoístas a las personas porque me siento feliz de tenerla a mi lado a pesar de todo. ¡Y si tengo que ocupar su lugar para que ella pueda vivir, iré al infierno con una sonrisa!
Aquella declaración tomó por sorpresa a Ofelia, que detuvo su ataque y borró una vez más cualquier rastro de locura de su expresión al mismo tiempo que la lanza se convertía en polvo.
__ ¿Lo harías de verdad?__ le preguntó al joven enamorado.__ ¿Soportarías una eternidad de sufrimientos sobre tus hombros por Julieta?
__ Por supuesto que sí.__ afirmó el decidido Montesco.
Ofelia suspiró y su aspecto transformado volvió a la normalidad; sus labios se curvaron en la primera sonrisa auténtica que la pareja había visto durante todo el encuentro, muy diferente a la sonrisa maniática que había mostrado al enfadarse.
__ ¿Qué…ocurre?__ le preguntó una vacilante Julieta.
__ La sonrisa de la Diosa…la alegre melodía de los árboles…el armonioso canto de la tierra que aporta el aliento de la vida a este país y la prosperidad a sus gentes.__ oró la sacerdotisa, ignorando la pregunta de la joven.__ Gracias a vosotros, Escalas se ha salvado; Neo Verona no desaparecerá.
__ ¡¿Cómo?!__ exclamaron los jóvenes.
Y no eran los únicos sorprendidos; todas las personas allí reunidas, recuperadas de la impresión causada por el fuerte terremoto, observaban a Ofelia con los ojos abiertos como platos.
__ Habéis superado la prueba de la gran Diosa.__ susurró la mujer al ver las miradas interrogadoras de Romeo y Julieta.__ No será necesario ningún sacrificio.
La joven Capuleto cayó de rodillas al suelo, pues sus piernas no podían sostenerla del alivio que aquellas palabras la hicieron.
__ ¡¿Puedes explicarte?!__ exclamó Romeo, indignado.__ ¡¿Quieres decir que lo de sacrificar a Julieta era una farsa?!
Ofelia parpadeó lentamente y señaló a la copa del árbol, en cuyas ramas comenzaban a nacer nuevos brotes.
__ En una ocasión le dije a tu padre que Escalas es un árbol muy especial.__ le dijo al Montesco con total tranquilidad.__ No vive únicamente del agua, de la tierra, del aire y del agua; su vida depende de un elemento fundamental como ningún otro que existe.
__ ¿Qué es?__ le preguntó Romeo.
__ Amor, muchacho.__ respondió Ofelia.__ Como ya debéis de saber, las raíces de este árbol están entrelazadas con las de un árbol gemelo, el cual ya se ha podrido por culpa de los pecados cometidos por el ser humanos; sin su compañero, Escalas habría muerto y los dos pilares que sostienen Neo Verona habrían caído para destruirlo todo. El asesinato de la familia Capuleto, los guardianes del árbol, a manos de tu padre hizo que la situación empeorara debido a la falta de amor que pudría su corazón.
>> Sin embargo, ocurrió un suceso esperanzador: vosotros dos, descendientes respectivos del hombre que casi provoca el fin de estas tierras al desafiar la voluntad de Escalas y de los guardianes de éste, os conocisteis y os enamorasteis; la llama de vuestro amor, tan puro e inocente, se ha convertido en el remedio del mal que corroía las entrañas de Escalas. <<
De pronto, seis alas doradas surgieron de la espalda de la mujer, que comenzó a elevarse en el aire mientras los brotes del árbol reaccionaban a la luz y se abrían; las ramas de Escalas pronto se vio rodeado de una mezcla de lirios blancos, el símbolo de los Capuleto, y de rosas rojas, el símbolo de los Montesco.
__ Has dicho que mi padre ha estado a punto de destruir este país por haber desafiado la voluntad de Escalas, ¿verdad?__ le preguntó Romeo a Ofelia, apresurándose al ver que ésta comenzaba a desvanecerse en el aire.
__ Exactamente.
__ Si eso es cierto, ¿por qué está sanando? Has dicho que estaba desafiando su voluntad al intentar rescatar a Julieta.
__ Tú has desafiado su voluntad por amor.__ le explicó Ofelia, cuya frialdad había desaparecido por completo de su rostro para dejar en su lugar una deslumbrante sonrisa.__ Estabas dispuesto a renunciar a todo para evitar que tu amada sufriese; tu padre, por el contrario, sólo buscaba recibir las bendiciones del árbol para satisfacer su codicia sin entregar nada a cambio. Estoy segura de que Escalas está en buenas manos con vosotros.
Y dicho aquello, desapareció en un destello de luz mientras el aire se impregnaba de cientos de pétalos que maravillaron a la multitud con su belleza y con su dulce aroma.
__ ¿Todo…ha acabado?__ preguntó Julieta, que no podía creer que toda hubiese salido bien.
__ Eso parece.__ respondió Romeo igual de perplejo.
Los dos jóvenes se miraron y sonrieron al saber que ya no habría nada interponiéndose entre ellos y que siempre podrían estar juntos. O eso parecía antes de que intentaran besarse y toda la multitud se arrojase sobre ellos vitoreándolos y llevándolos en volandas hacia el castillo para celebrar el regreso de la paz a Neo Verona.

Los días siguientes fueron un hervidero de actividad; todos ayudaban en la reconstrucción de la ciudad, medio derruida por los terremotos. Fue en ese periodo cuando se decidió unificar los dos escudos familiares de los Capuleto y los Montesco en un único escudo y se determinó que Romeo y Julieta serían los duques de Neo Verona. La unión de los emblemas familiares se llevó a cabo el mismo día que se celebró la boda, pues Romeo, habiendo recibido la alianza que su madre había heredado de sus antepasados, le pidió a Julieta que se casara con él, a lo que la muchacha aceptó abrazándole con tanta vehemencia que cayeron al suelo riéndose.
Una vez hubieron sellado el compromiso con un largo beso y Julieta hubo arrojado el ramo de lirios, que fue atrapado por la sonrojada Hermione, los novios se montaron en Cielo, el pegaso de Romeo, el cual había ido a la boda acompañado por su pareja y el potrillo que habían tenido.
__ ¡Adiós a todos!__ se despidió Julieta mientras se elevaban.
__ ¡Que os lo paséis bien!__ les desearon todos los invitados.
Cielo se elevó hasta que las casas de la ciudad prácticamente desaparecieron y planeó dejándose llevar por las corrientes de aire, que arrastraban una gran cantidad de pétalos provenientes de Escalas, que había crecido fuerte y sano bajo la protección de los protagonistas de la historia.
__ ¿A dónde quieres ir?__ le preguntó Romeo a Julieta.
__ Me gustaría ir al pueblo que dejaste al cuidado de los trabajadores de las canteras.__ respondió la joven, que se abrazó con fuerza a la cintura de su esposo y apoyó la cabeza en su espalda.
__ No es un sitio muy ostentoso.__ dijo Romeo, sorprendido por la petición.
__ No me importa; cualquier sitio me resultará majestuoso mientras estés a mi lado.
__ Tienes razón.__ susurró el joven dedicándole una tierna sonrisa.__ ¡Pues adelante!
Apretó las riendas y Cielo aumentó la velocidad de vuelo, llevándolos hacia el horizonte, por donde el sol se ocultaba una vez más gracias al amor que sentían el uno por el otro.

FIN.​