Me encontraba a tan sólo un metro de la entrada de la Universidad Nacional, donde si caminabas un poco mas veías una especie de arroyito en que había peces de la cloaca o quizás de la laguna de la ciclovía, -que era parte de la Universidad-. Ese martes estaba junto a una compañera, la cual me había prometido regalarme unos peces, pero ese día fue tan improvisado -ya que no había llevado una red de pescar ni comida para sobornar a los peces-, tanto que ese momento comenzó así... —¿Nuna trajiste al menos algo para darle de comer a los pecesitos? —pregunta Coco. Sonrío con nerviosismo. —No, Coco —contesto. Coco suspira, y de su mochila saca una galletita dulce. —Menos mal que yo si, improvisaremos —dice Coco. Asiento, y me acerco con curiosidad al arroyito, colocándome en cuclillas para observar a los peces. Coco se acerca, mas luego empieza a arrojar galletitas al agua. En menos de 15 segundos muchos peces empezaron a acercarse a las migajas, más yo le pasé a Coco un vaso para que lo atrape con eso. Ella metió el vaso en el agua, con la fuerza como succión del vaso y el agua, un pez fue absorbido, ¡siendo atrapado! —¡Gracias, Coco! —agradecí emocionada cuando me lo entregó. Fui a... —¡Gracias, Coco! —agradecí emocionada cuando me lo entregó. Fui a la vereda de cemento para buscar una forma admirar al pez con mas detalle, mas luego escucho una recomendación de Coco. —Cuidado que tienden a saltar, que no se te muera, tapalo con cuidado para que no se te escape... —advierte Coco. Asiento, y en un momento para otro ya estado sobre el puente que tiene el arroyito. —¡No, juanito! —exclamo al ver que salta. El pez se me escapa, saltando del vaso al "arroyo". Pero para su desgracia bajo el puente había una superficie rocosa, y al tocar con ella una muerte rápida tuvo. Coco al voltearse en mi dirección y observar por dónde miro, junto a una cara de tristeza, sospecha lo que pasó. —Se te cayó el pez, ¿no? —pregunta Coco. Asiento. —Ya le había puesto nombre, era muy joven para morir, mi... juanito, se suicido de mi... mi juanito —haciendo pucherito. Y es así como cuando me dices algo, mas no logro cumplirlo. El poco tiempo que tuve a juanito conmigo aprendí que no debo estar en zonas peligrosas, porque estos se pueden alzar al vuelo y suicidarse.
Debo decir que, el título llamó mi atención y por eso estoy aquí. De verdad pensé que hablarías sobre los peces que vuelan; que me parecen animales fascinantes. Al leer el relato muchos sentimientos crecieron en mí; me apreció gracioso, nostálgico y triste a la vez(?) Gracioso por como se contó, de manera inocente, como si quien contara la anécdota fuera una pequeña niña. Y así me lo imaginé. También por el final relacionado con el título: "Peces Voladores" Nostalgico porque me hizo recordar a mi hermano, a él le fascinaban los peces y, se metía al río solo para capturarlos y tenerlos de mascota. Mi madre lo regañaba porque tenía miedo de que en una de esas se resbalara y le río se lo llevara y quizá… su destino iba a ser igual que el de juanito… ah, okay, no pero si que pescaba peces. Y triste porque me rememoró a los pecesitos que tenía, saltaban de la pecera y, cuando nos dábamos cuenta, los metíamos al agua antes de que murieran por falta de agua, pero a veces saltaban cuando no estábamos y al llegar de afuera, los veíamos tirados, a un lado de la pecera, muertos. Eramos muy pequeños, yo y mis hermanos, así que nos poníamos triste porque se suicidabans. Hasta le llegamos a preguntar a mi mamá si los pecesitos preferían morir porque no le agradábamos o porque no los cuidábamos bien. Me gustó el relato, muy lindo. Me impregnó mucha nostalgia e inocencia.