Ayer hice algo usual en mí mientras viajaba en colectivo para Santa Fe (Argentina); el trayecto no es nada largo desde donde vivo, unos 40 minutos o una hora, depende a donde bajes. Ese “algo”, que puede o no resultar tonto para ciertas personas, fue ver las nubes. “¡Qué emoción!”, pensarán algunos de forma sarcástica. A mí no me resulta así y, como ya dije, aunque suelo hacer eso, me detuve un poco más allá del simple hecho de observarlas y buscarle formas, díganme ¿quién no lo hace? Las ves ahí tan…tan…tranquilas por la vida, mientras uno está siempre al 110% pensando en absolutamente un montón de cosas que resolver, que hay que hacer y blablablá. Sin embargo, tomarse ese tiempito para mirarlas es…genial. Son algo que me resulta real e irreal al mismo tiempo; real porque soy consciente de que existen, de que están ahí, e irreal porque… ¿no les ha pasado que parecen pintadas en el cielo? Tener ese deseo de poder tocarlas e imaginar la sensación que te causaría. Según mi opinión, las veo como si fueran suaves, esponjosas, casi exactamente como un algodón. Notar como la luz hace que veas su contorno o ver los rayos atravesándolas me da ese sentimiento de paz y tranquilidad, que a veces no tenes en mucho tiempo. Y pensar que son gotas de agua, ¿no? Pueden adoptar infinidad de formas y hacer que tu imaginación vuele sin límites. Ver caras, animales, plantas, personas, objetos determinados; y a veces que la persona que te acompaña, si es que no estás solo, imagine una cosa completamente distinta a la tuya en la misma nube y, ahí están los dos o tres o cuantos sean, intentándose hacer notar mutuamente lo que cada uno ve. Sé que es una “reflexión” medía rara, pero…eso es lo que me puse a pensar mientras las observaba por la ventanilla del colectivo. En la inmensidad del celeste del cielo, ellas andan ahí dando vueltas, lindas y esponjosas por la vida. Sí, a veces grises que dan miedo, porque sabes que se te viene una tormenta. Pero, toda tempestad pasa y…vuelven a ser blancas y puras como antes. ¡O cuando amanece o anochece! Que se tornan de esos colores cálidos tan increíbles…Como bien dije antes, simulando ser una pintura. O también se me ha cruzado la idea de querer ser una nube. Ser libre de ir de acá para allá, sola o acompañada, guiada por mi amigo el viento. Estar en ese estado de tranquilidad plena, flotando por todos lados y viendo la vida desde arriba. Sería lindo, ¿o no? Mirar las nubes es un momento estupendo, al menos para mí. Creo que de ahora en más voy a tomarme algún momentito en mis semanas o días para verlas por un momento y dejar que todo lo que esté dando vueltas por mi cabeza se desvanezca… Sólo me queda una sola cosa por decir, la cual me resulta media graciosa y puede que no la entiendan si no han mirado Naruto... Ahora entiendo a Shikamaru. PD: El género no tiene nada que ver, pero ninguno me parecía el adecuado; le mandé el primero que vi.
¡Aw~ ~ ~! ~Que bello escrito, cielo ='3 ~No note ningún error. Felicidades. ~La verdad, escritos como estos: lleno del sentimiento, ni mucho que decir, me encantan. Se nota la pasión que denotaste aquel momento. Que bello ='3