Cuento Popular Los siete cabritillos

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muy turbio todo(?

Érase una vez, en una pequeña cabaña alejada del poblado, una madre cabra que vivía con sus siete cabritillos.

Un día, la madre tuvo que salir de casa, ir al mercado y comprar lo necesario, y por lo tanto dejar a los niños solos. Su hermano mayor los tendría que cuidar.

—Y recordad niños —dijo la mujer, por séptima vez, antes de irse—. Tened cuidado con el lobo y no lo dejéis entrar.

Y el lobo, escondido tras unos árboles, no tardó en acercarse a la cabaña una vez la madre se hubo alejado.

—Abrid niños, soy vuestra madre.

—¡No! Tu voz es demasiado ronca, ¡eres el lobo!

El lobo, frustrado, salió corriendo hacia el bosque y tomó miel para hacer su voz más sueva.

—Abrid niños, soy vuestra madre.

—¡Enséñanos la pata!

El lobo, refunfuñando, mostró la pata a los niños.

—¡No! Tu pata es negra, ¡eres el lobo!

Así, el animal corrió hacia un molino y metió la pata en un saco de harina.

—Abrid niños, soy vuestra madre.

—¡Enséñanos la pata!

Los cabritillos, al ver la pata blanca, pensaron que era su madre y abrieron la puerta. El lobo, tardando unos meros minutos, devoró a todos los cabritillos y se fue al lado del río a dormir.

El menor, sin embargo, consiguió esconderse dentro del reloj.

Al poco tiempo llegó la madre y vio todo el destrozo que había en su casa. El cabritillo menor le explicó lo sucedido y la madre cogió unas tijeras e hilo, saliendo de la casa posteriormente.

Con el lobo dormido, aprovechó para cortar su barriga y salvar a sus cabritillos. Después, llenó la tripa del lobo con piedras y volvió a coserlo.

El lobo se despertó y quiso beber agua del río, sin embargo, el peso de las roca provocó que cayera dentro y se ahogara.

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