Long-fic Los últimos días de Kanto (Game of Pokémon)

Tema en 'Fanfics Abandonados Pokémon' iniciado por jonan, 19 Agosto 2016.

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  1. Game of Pokémon

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  3. Los últimos días de Kanto

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  4. Days of War

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    jonan

    jonan Jonan1996

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    Título:
    Los últimos días de Kanto (Game of Pokémon)
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    36
     
    Palabras:
    2237
    22º Capitulo: “Agente 001”


    Era la una del mediodía, hora de la reunión del Kanto Squad. Gran Kong, el cual llevaba ya el segundo puro de la mañana en la boca, se preparó para el importante encuentro. Se puso una blanca camisa que cubría su gran panza y más tarde un negro traje. Se acercó a la caja de puros e introdujo dos en el bolsillo del pecho.

    – ¿Infernape, qué tal me ves?

    Infernape, tumbado de lado en el fondo de la sala, jugueteaba con un bastón de oro que agarraba con su cola. Ignoró por completo a su entrenador.

    – Tu ayuda es considerable. Es una pena que estés tan viejo como para seguir mi ritmo. – El hombre, de sesenta y dos años, buscaba incitar a su Pokémon, objetivo que logró con éxito. El Pokémon, de un solo salto, fue hasta donde su entrenador malhumorado.

    – Cuando quieres bien que haces caso. – Le dijo a Infernape mientras le colocaba una corbata azul. – Anda, vámonos. Llegamos tarde.

    Los ros salieron de la habitación y comenzaron a cruzar un largo y lujoso pasillo sin fin, el cual cada diez metros tenía puertas a izquierda y derecha. El silencioso pasillo acababa en enorme vestíbulo con escaleras descendentes que llevaban a la puerta.

    – Agente 001, los siete agentes le esperan. – Dijo un sirviente pulcro.

    – Lo sé, lo sé… alguna ventaja tendrá ser el jefe.

    Los dos salieron del edificio, una enorme mansión de estilo victoriano. A través de un camino de roca oscura llegaron a una plazoleta con una gran fuente de agua, la cual como decoración tenía a los tres perros legendarios a un lado, y al otro los tres pájaros. Sobre ellos estaban Lugia y Ho-Oh, los cuales desprendían dos chorros de agua.

    El hombre miró a su alrededor. A la izquierda estaba el puerto, el único que se apreciaba en toda la isla donde se hallaba. A la derecha, en cambio, había una zona completamente militarizada, llena de pabellones de entrenamiento o de armas.

    Continuó de frente a un tercer edificio muy similar a un rascacielos aunque manteniendo el estilo victoriano. Allí llegó y se adentró rápidamente, entrado en la primera puerta que tenía a su derecha.

    Una vez dentro pudo ver a siete personas, cuatro a la derecha y tres a la izquierda. Eran los agentes 002, 003, 004, 005, 006, 007 y 008, los siete mejores combatientes del Kanto Squad.

    – Os predije que llegaría a la una y siete minutos. – Dijo la Agente 008, una joven vestida principalmente de negro con detalles rojos y amarillos. Pelo de color cian y ojos de color rojo, ella era la última persona en llegar a ser uno de los ocho agentes.

    Adivina en el pasado, dos años antes entró en la organización al predecir una explosión de gas antes de que ocurriera. Desde entonces fue subiendo cargos en la organización hasta llegar a ser uno de los ocho. La Agente 008 siempre iba acompañada de su Mismagius.

    – ¿Y por qué no predices donde atacará el Team Rocket? – Le respondió el escéptico Agente 003, un viejo científico que acariciaba al Dunsparce que tenía apoyado en sus piernas. El hombre, con gafas de vaso, vestido con un pantalón negro, camisa de cuadros azules y una bata blanca encima, había sido sismólogo en el pasado y siempre se mostraba escéptico ante cualquier suceso sobrenatural.

    – ¿Y si ya lo he predicho?

    – Pues sería un placer que nos lo contaras. – Dijo el Agente 001, el cual se sentó en medio de las dos filas.

    – ¿De verdad vas a fiarte de ella? – Insistió el científico.

    – Eso es mejor que nada. ¿Alguno tiene información de lo que vaya a ocurrir? – Hubo un profundo silencio que solo la Agente 008 pudo romper.

    – En mi última visión pude ver a dos Pokémon muy poderosos, uno rojo y negro y otro azul y rojo. También pude ver a un robusto hombre con un Magcargo diciendo “todo comienza en Hoenn”. – Hubo otro silencio en el que todos se mantuvieron pensativos.

    – ¿Y qué hacemos? – Dijo la Agente 006, una mujer de largo pelo rojo, muy hermosa, y vestida con un precioso vestido blanco similar al de los antiguos griegos, que siempre le acompañaba su Mawile, el cual se llevaba muy bien con el Infernape del Agente 001. – En Hoenn no existe un único grupo capaz de proteger la región. En cuanto a orden político es un lugar inestable.

    – Tú conoces a Máximo Peñas. Si lo alertamos él podrá organizar una defensa adecuada. – Propuso el Agente 002, un hombre tan viejo como el Agente 001, que siempre iba con su Absol. El hombre estaba bastante más desmejorado que su líder, para andar tenía que ir apoyándose en un bastón a causa de una lesión causada varios años atrás. El hombre vestía un kimono azul y su cabello cano era larguísimo.

    – El gran problema de Hoenn son los clanes. Existen por lo menos diez clanes conocidos y cada uno con objetivos e ideales diferentes. No son pocas las veces en las que luchan entre ellos. Eso sumando al Team Magma y Aqua, los cuales después de tanto tiempo siguen en funcionamiento con objetivos totalmente desconocidos. Ojala Máximo sea capaz de convertirse en el punto de inflexión entre tantos grupos diferentes. – Explicó el Agente 001.

    – Yo mismo hablaré con Máximo para tenerlo al tanto. – Dijo Agente 006, la cual en el pasado había mantenido una relación con él campeón de Hoenn.

    – De acuerdo. Si es necesario tú y el Agente 002 iréis a Hoenn para apoyar su defensa. – Dictaminó el jefe. – El segundo punto a tratar es Pokélantis.

    – De eso tengo yo la información. – Interrumpió el Agente 007, un hombre con apariencia de montañero que de vez en cuando echaba comida a su Heatmor. – Ayer se comunicó la existencia de más Pokémon gigantes en las ruinas de Pokémopolis por algunos agentes infiltrados en la excavación. Los mismos arqueólogos nos han pedido que les abramos las puertas de Pokélantis para encontrar el palacio, están casi seguros de la existencia de otro ser gigante.

    – ¿No sería mejor dejarlo estar? Si hay un Pokémon gigante mejor dejarlo ahí y no poner a nadie en peligro. – Defendió el agente 003.

    – ¿Y si el Team Rocket ha interceptado la noticia? No es la primera vez que lo consiguen. – Sumó el Agente 004 a la conversación. Este era otro hombre con kimono, solo que este llevaba una katana en la cintura y sus ropajes eran más oscuros, casi negros. En aquel momento no le acompañaba ningún Pokémon ya que su Shiftry siempre andaba entrenando.

    – Tú eres el encargado en el tema de las filtraciones. – Dijo el Agente 003 reprochando su trabajo.

    – Hallé micrófonos en algunos lugares bastante frecuentados. Además sigo estando seguro de que existe un traidor en la organización.

    – Ese no es el tema. – Cortó el Agente 001 a los Agentes 003 y 004. – Debemos preparar bien la excavación de Pokélantis. De momento centraremos nuestros esfuerzos allí. 004 y 007, vosotros os encargaréis de neutralizar al Pokémon gigante, si es que hay alguno. Después lo llevaréis al Almacén junto a los demás seres y objetos peligrosos.

    – Sí, señor. – Dijeron los dos al unísono.

    – Llevad los efectivos que sean necesarios. – Reiteró el líder.

    – ¿No deberíamos tener al tanto a Lance con estos asuntos? – Dijo el Agente 005, un hombre que pasó de ser el abogado de Lideres de Gimnasio y Campeones a ser uno de los entrenadores más fuertes de Kanto. Conocedor de las estrategias de los diferentes líderes de gimnasio y campeones, su Houndoom podía ser una auténtica pesadilla para cualquiera, aunque en realidad fuera muy mimosa.

    – Lance está al corriente de los asuntos principales. – Dijo el Agente 002. – Tampoco le hemos molestado al no tener asuntos de urgencia.

    – Además él está muy ocupado. – Dijo la Agente 008, haciendo que todos la miraran. – ¿No os habéis enterado? Lance ha sido atacado esta noche por Mask Of Ice dejándolo bastante herido y esta misma mañana ha debido detener a Fredo. El juicio de los líderes será mañana por la noche. – Hubo un largo silencio de sentimientos y pensamientos contradictorios. No todos admitían los métodos de Lance ni el sistema del Campeón.

    – Esa reunión… No me da un buen presagio… – Dijo el Agente 004.

    – Hay grandes tensiones entre los líderes y el mismo campeón. ¿Qué pretende Lance? ¿Llevar a todos a una guerra? – Opinó 002.

    – Lance hace varios años hizo la vista gorda con Fredo. Esto lo habrá visto como una traición y querrá acabar con él. – Dijo la Agente 008, intentando defenderlo de alguna forma.

    – ¿Cómo sabes eso? ¿Cómo sabes sobre los sucesos de Lance, Giovanni y Fredo contra Arceus y el Team Rocket sin líder? En aquellos tiempos tú no eras parte del Kanto Squad. – El Agente 003 atacó ferozmente.

    – Lance me lo contó…

    – Pequeña… Todos sabemos que quieres mucho a Lance… pero esa montaña siempre se te va a resistir. – Dijo 007 en un tono más amable que el del resto.

    – Pues esta reunión gana importancia al ver que los lideres van a estar haciendo el idiota en un juicio, un juicio solamente hecho para castigar a Fredo. Si el Campeón, que debería velar por el bien de Johto y Kanto, no hace su trabajo, nosotros deberemos hacerlo. – Dijo 004, siempre crítico con el sistema del campeón.

    – Estaremos al tanto de la reunión, es más, yo mismo acudiré allí. – Se ofreció el Agente 001, así acabando con unos últimos detalles.

    Acabar la reunión y todos se fueron a sus respectivas casas. El Agente 001 debía partir esa misma tarde a Ciudad Trigal para poder asistir al juicio. Mientras, el Agente 002 y la Agente 006 se preparaban para partir a Hoenn.

    La Agente 006 buscó un momento de intimidad para llamar a Máximo con el PokéNav, pero ante la constante filtración de información decidió hacerlo desde el Pokénavegador del Agente 001.

    – ¿Quieres que te deje sola? – Le dijo el líder. Detrás de ellos Mawile se acurrucó junto a Infernape.

    – No es necesario. No vamos a hablar de nada que no sepas.

    – ¿Si? – Se escuchó desde el otro lado.

    – Máximo, soy yo.

    – Hola Jade. ¿Quieres hablar con Risco?

    – No, tranquilo. Hoy llamo para hablar contigo. Asuntos de trabajo.

    – Veo que ya os habéis enterado de que algo pasa en Hoenn.

    – Así es. Hoy mismo 002 y yo partimos hacia allí. Mañana por la mañana llegaremos a Ciudad Portual.

    – Está bien. Ahora mismo me encuentro en Arrecípolis haciendo una investigación. Mañana iré a buscaros.

    – ¡Has llevado de nuevo a nuestro hijo a una misión! – Gritó la agente muy alterada llamando la atención de todos en el despacho.

    – Cálmate. Es solo una visita a la ciudad, no te preocupes. No le va a pasar nada. Además, Risco es un chico muy fuerte.

    – Sólo tiene trece años. Deberías haberlo dejado en la mansión de tu padre.

    – Tranquilízate. Para ser la mujer que sólo lo ve dos veces al año te comportas de forma exagerada.

    – Máximo… Mañana nos vemos. Si tienes algo importante que contarme mándamelo por fax al despacho. – Fue a colgar pero se acordó de algo. – ¡Ah! Y convoca una reunión de los clanes en Hoenn, seguramente vayáis a necesitar ayuda.

    La mujer, herida por el comentario, colgó de golpe y tiró el PokéNav sobre la mesa.

    – ¿Estas bien? – Preguntó el Agente 001.

    – Todavía me sigo preguntando como me pude casar con ese idiota.

    – No digas eso. Te recuerdo que vas a estar unos días con él. Seguro que volverás a ver lo que te llevó a casarte con él. Estará tu hijo.

    – Mi hijo nunca ha tenido muchas ganas de verme… tampoco he estado mucho con él los últimos años. Ha vivido con Máximo los últimos siete años.

    – Sé qué los asuntos familiares no son fáciles. Pero tampoco olvides que eres uno de los ocho del Kanto Squad.

    – Si señor… Quizás le envidie un poco por no tener una familia de la que ser responsable.

    – Bueno… acostarse todas las noches en una cama vacía no es fácil y más cuando uno deja de lado a la mujer que ama.

    – ¿Líder? – Se extrañó ella al ver que él se sinceraba.

    – Como sabéis los ocho yo fui Maestro del Fuego y eso supone dejar de lado la vida que tenía uno. Si no hubiera tomado esa decisión quizás ahora sería un viejo aburrido de Sinnoh casado con Gaia. – Dijo él entre carcajadas, recordando las aventuras de su juventud en las que la Alto Mando Gaia y el hombre competían sin parar por ser el mejor.

    – Siempre tienes la posibilidad de volver a verla.

    – No creas. Ni yo, ni ella valemos para llevar una vida tranquila. Necesitamos el sentimiento de combate, la acción, en nuestras vidas. Tomar esta responsabilidad es la forma de continuar este círculo vicioso e iremos a la tumba con ella. Y siento decírtelo, pero tanto tú como Máximo dependéis del placer del combate, lo que os llevará a vivir separados.

    – Entonces… entonces solamente debo ocuparme de mi misión. Cuidar de Kanto y asegurar su bienestar.

    – Mientras esa sea tu decisión todo irá bien.

    – Gracias líder. Nos veremos dentro de unos días. – Ella marchó y dejó solo al Agente 001 con su Infernape, el cual ahora estaba dormido.

    – Infernape. – Dijo el hombre, ahora sentado en su sillón mientras se encendía otro puro. Infernape abrió un ojo mirándolo. – Mañana no te me pongas a flirtear con alguna Pokémon en medio de la reunión. Bastante jodido está el mundo como para que te pongas a follar. – Infernape abrió los dos ojos y puso cara de enfado. – ¿No te gusta la idea? Cuando la Agente 006 se entere de que su Mawile va a poner un huevo te digo yo que tampoco le va a gustar la idea.
     
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    jonan

    jonan Jonan1996

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    Los últimos días de Kanto (Game of Pokémon)
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    23º Capítulo: “Every Reichenbag”


    Every, destrozada, lloraba la pérdida de su Pokémon. “¿Qué demonios ha pasado?” se preguntaba entre lágrimas en medio de aquel bosque. “Debo recuperarlo.” Se decía una y otra vez.

    La pequeña fue hasta una fuente cercana para lavarse la cara y comenzar a pensar en algo para poder recuperar a su Pokémon. Recordó una conversación escuchada en el pasado sobre el mercado negro, conversación en la que explicaban que los Pokémon raros eran robados y llevados hasta allí. “Seguro que está allí. Debo colarme en el mercado negro y encontrarlo cuanto antes”.

    La chica pasaba muchos veranos en una urbanización cercana a Ciudad Azulona, por lo que había escuchado centenares de historias sobre el Mercado Negro y sus numerosas entradas secretas. Lo tenía más que claro, partió a toda velocidad hacía allí a través del carril de bicis.

    Mientras viajaba al norte en una bici recién alquilada, pensó en que debía recordar bien la cara del ladrón, lo que empezó a recordar las últimas veinticuatro horas.

    – Hola Every. – Decía Samantha, dando inicio al día pasado. – Cuanto tiempo.

    – Así es. Me imagino que querrás un combate.

    – No nos hemos visto desde las Islas Espuma.

    – ¿Al final conseguiste que tu Pokémon evolucionara a Glaceon? – Preguntó Every, que consiguió a Glaceon antes que Samantha. La amiga, en respuesta, sacó a su bello Glaceon.

    – ¿Un tres para tres?

    – Esta bien. ¡Adelante Glaceon! – Every también sacó a su Glaceon, así dando comienzo al combate.

    – Poder Oculto, Glaceon. – Dijo Samantha.

    – Doble Rayo. – Respondió Every, sin saber el verdadero tipo del Poder Oculto. El Pokémon de Samantha liberó la esfera de un color amarronado el cual impactó contra el Doble Rayo del otro.

    Ante la noticia de combate la gente comenzó a salir del Centro Pokémon para ver el combate. Pronto un gran circulo se formó alrededor e ellas, así delimitando el campo de batalla.

    – Parece que tendremos que dar un buen espectáculo. – Dijo Every. – Poder Oculto.

    – Poder Oculto. – Los dos Pokémon hicieron el mismo ataque, que casualmente eran los dos de tipo lucha. Las esferas chocaron, creando otra explosión, pero el combate no iba a ninguna parte.

    – Doble Rayo. – Dijo Every.

    – Esquiva y empieza a correr a través del campo. – El Glaceon de Samantha esquivó fácilmente el Doble Rayo y comenzó a correr a una velocidad increíble. – Poder Oculto. – Desde la espalda el Glaceon atacó con Poder Oculto.

    – Salta y Poder Oculto.

    El Glaceon de Every saltó dando una voltereta hacia atrás y en el aire lanzó Poder Oculto, el cual dio de lleno en el oponente. Este Glaceon se resintió bastante por el golpe y tardó en levantarse.

    – ¡Doble Rayo! – Glaceon soltó su colorido rayo contra el Pokémon de Samantha, el cual se estaba aún levantando. El ataque impactó contra Glaceon y cayó debilitado.

    – ¡Glaceon! – Gritó Samantha.

    – Buen trabajo. Uno a cero. – Dijo Every guardando a su Pokémon.

    – Tu Glaceon es muy fuerte. – Respondió Samantha guardando a su debilitada criatura. – Aun me queda mucho entrenamiento.

    – ¿Continuamos?

    – ¡Sí! Este pienso ganarlo.

    – Adelante Umbreon.

    – Interesante… ¡Adelante Flareon! – El elegante Umbreon se puso en tensión ante el Pokémon más fuerte de Samantha.

    – ¿Comenzamos? – Dijo Every eufórica por el combate.

    – Vale. Flareon, Ataque Rápido. – El Pokémon de fuego se abalanzó con todas sus fuerzas a por Umbreon.

    – Vendetta. – Umbreon lanzó un chorro morado que impactó en Flareon, aun así no consiguiendo detenerlo. Flareon pegó en su oponente haciendo que este retrocediera.

    – ¡Vamos Umbreon! ¡Flareon acaba con él! – Se escuchaban gritos de ánimo alrededor.

    – Maldición. – El Pokémon de Every cogió un tono rojizo que le causó una pequeña molestia que reducía su velocidad.

    – ¿Estás loca? – Decía Samantha algo confusa.

    – Prepárate. Su ataque y su defensa acaban de subir considerablemente.

    – Sacrificando tu velocidad. De acuerdo, Envite Ígneo. – El cuerpo de Flareon se envolvió en achicharrantes llamas que hicieron sudar a todos los espectadores. Umbreon solamente podía ver como el fuego se acercaba a él.

    – ¡Vendetta! – Umbreon volvió a hacer el ataque, solo que ahora mucho más potente por atacar después. El chorro morado pegó en Flareon, el cual seguía abalanzándose contra el oponente. Envuelto en llamas intentó atravesar el ataque siniestro, pero fue en vano y salió repelido.

    – Rematemos esto. ¡Fuerza Bruta! – Sentenció Samantha. Flareon soltó un potente aura amarillenta que se lanzó imponente sobre Umbreon. Umbreon, a pesar de sus intentos de aguantarlo, cayó debilitado.

    – ¡No! – Gritó Every al ver su Pokémon en el suelo.

    La gente alrededor también se conmocionó al ver al Pokémon en el suelo, aunque también había quien se alegró. Claramente había dos bandos definidos y aún quedaba la última ronda.

    – ¿A quién sacarás ahora Samantha? – Dijo Every mientras las dos guardaban a sus Pokémon.

    – ¡Acabemos con esto Espeon! – Espeon salió de la Pokéball sorprendiendo a Every, la cual no había visto antes al recién evolucionado.

    – ¿Espeon? ¿Ese Pokémon evolucionó hace poco no? Entonces yo confiaré en mi pequeño. ¡Adelante Eevee!

    Los dos últimos Pokémon estaban sobre el campo de batalla, el frío Espeon y el cariñoso Eevee, el cual llevaba un Pañuelo Seda atado al cuello. Los gritos de ánimo iban creciendo poco a poco.

    – Espeon, Bola Sombra. – El Pokémon lanzó una esfera fantasmal contra Eevee.

    – Eevee, Brillo Mágico. – El pequeño se defendió con facilidad con la cegadora aura que lo rodeó.

    – Psíquico. – Los ojos de Espeon se iluminaron en un tono azul que un segundo después cazaron a Eevee. Este último, flotando en el aire, fue brutalmente estampado contra el suelo.

    – ¡Aguanta! – Dijo Every. Eevee, dolido, se levantó del suelo intentando aparentar que no había sucedido nada.

    – ¡Bola Sombra!

    – Bola Sombra. – Los dos ataques impactaron no llevando el combate a ningún lado.

    – Hierba Lazo.

    – Protección. – Dos pequeños hierbajos intentaron cazar a Eevee, pero el ataque fue detenido por el campo de fuerza. – Ultima Baza.

    – Psi… – Para cuando Samantha quiso reaccionar Eevee ya había lanzado su ataque, una esfera morada que impactó de lleno en Espeon, un ataque muy efectivo que casi lo debilita.

    Los dos Pokémon estaban en pie, pero a duras penas se mantenían. Sus piernas temblaban ligeramente y las heridas de vez en cuando se resentían. La gente de alrededor, cada vez más eufórica, llevaban el volumen de sus gritos a un punto muy elevado.

    – Espeon, Psíquico. – Eevee no pudo esquivar el ataque, por lo que de nuevo fue elevado por los aires mientras intentaba zafarse del aura Psíquica. Every y su Pokémon estaban perdidos.

    – ¡Aguanta Eevee! – De repente, el cuerpo de Eevee comenzó a emitir una fuerte luz cegadora. Su cuerpo comenzó a transformarse cogiendo una bella forma. Eevee estaba evolucionando, hecho que le valió para liberarse del ataque. Su cuerpo se apagó y Sylveon hizo acto de presencia.

    – No es posible… – Dijo Samantha muy sorprendida.

    – Eevee… – Tartamudeó Every.

    – ¡Espeon, no nos vamos a rendir! ¡Psíquico!

    – ¡Fuerza Lunar!

    Espeon intentó hacer el ataque de nuevo, pero era tarde. El ataque, una bella esfera rosada, le dio en el rostro haciendo que este se debilitara. El combate finalizó con la inesperada victoria de Every.

    Entre gritos de admiración y resignación por parte del público, las dos chicas de abrazaron como gesto de su amistad. Tras un caluroso aplauso, las dos mujeres se despidieron y quedaron para volver a combatir en el futuro.

    – Vamos dos a dos. – Dijo Samantha.

    – La próxima vez que nos veamos decidiremos cual es la mejor.

    La entrada del Centro Pokémon comenzó a despejarse y el sol casi había alcanzado los más alto. Entre la gente Every observó a alguien…

    – ¡Él! – Gritó Every cuando iba sobre la bici. Se detuvo y empezó a pensar en el rostro del hombre. – Si… él es quien me quitó a mi querido Sylveon. Él es quien me robó al Pokémon que realmente me quería. La dolorosa herida de su brazo, una roja línea en su brazo izquierdo, le recordó el momento del atraco.

    Los ojos de Every se llenaron de lágrimas. “Por qué…” se preguntaba una y otra vez mientras recordaba el robo de su Pokémon.

    Un hombre calvo, gordo y bastante viejo acompañado de un Magnemite la apuntó con un arma y le obligó a entregarle la Pokéball donde Sylveon se encontraba.

    – ¡Jamás te daré a Sylveon!

    – Niña, deja de jugar. Me darán un verdadero dineral por tu Pokémon y no tengo tiempo para andar perdiéndolo.

    – ¡Sylveon evolucionó porque me amaba, si no demuestro lo que yo también estoy dispuesto a hacer por ella cómo va a respetarme!

    – Estúpida… – El hombre apuntó con su arma al brazo de la niña y disparó. La bala rozó el brazo de la chica haciendo que cayera al suelo de dolor. Después el hombre se acercó mientras ella se retorcía en el frío suelo. – Te lo advertí.

    – No dejaré que te lo lleves. – Se resistió la niña dándose la vuelta y guardándose la Pokéball de Sylveon bajo ella.

    – ¿No lo entiendes? Soy Magnetic Army, el mejor ladrón de Pokémon del Mercado Negro. Si es necesario te mataré para cumplir mi objetivo.

    – Entonces… si voy a perder a Sylveon… prefiero morir.

    – No digas estupideces. – El hombre le asestó una patada en el estómago que lanzó a la niña un metro más atrás, así dejando la Pokéball al descubierto. Every, con los ojos llenos de lágrimas y el brazo ensangrentado se volvió a abalanzar contra la bola. – Onda trueno.

    Magnemite paralizó a la chica en el suelo, boca abajo, y sin poder detener a Magnetic Army. Llorando, impotente y observando el traumático robo, Every se quedó completamente paralizada durante cinco minutos, cinco minutos de terrible agobio.

    – Sylveon… te prometo… te prometo que viajaremos juntos. Te prometo que te salvaré.

    La chica, temblorosa, se movió hasta un rio donde limpiarse y se curó la herida. Después partiría con su bici.

    Cuando Every volvió a la realidad se limpió los llorosos ojos y continuó su viaje hacia el norte. Al anochecer llegaría a Ciudad Azulona, aunque conocedora de las historias sobre cómo entrar al Mercado Negro, se movió hasta una zona cercana a la salida del carril de bicis.

    El lugar era un acantilado muy riscoso el cual ocultaba un gran túnel para entrar en el Mercado Negro. Esta era la entrada que daba al puerto, la cual barcos y submarinos usaban constantemente.

    De repente, el Pokénavegador de Every sonó. Era su padre, Horatio Reichenbag, el dueño de las centrales eléctricas de Kanto.

    – Hola papá. – Dijo ella disimulando las ganas de llorar.

    – Hola pequeña, ¿qué tal estas?

    – Muy bien. Ya todos mis Eevee han evolucionado.

    – Me alegro mucho Every. Seguro que te convertirás en una gran entrenadora.

    – ¿Para qué me has llamado?

    – Estoy de camino a Ciudad Azulona y quería saber si estabas cerca para poder vernos. – Preguntó el caluroso padre.

    – Vaya… justamente me pillas demasiado lejos. Quizás pronto me pase por casa…

    – ¿Va todo bien?

    – Claro, papá. Todo va genial.

    – Si por un casual necesitas algo no dudes en llamarme.

    – Claro que sí. Te quiero papá.

    – Yo también, nos vemos.

    Ambos colgaron el móvil y Every se arrepintió de haber dicho el “te quiero”. Jamás decía algo así y quizás su padre sospechara algo. Pero no era momento de andarse con tonterías. Guardó el PokéNav y se adentró en el Mercado Negro.
     
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    24º Capítulo: “Poisonous Widow”


    El helicóptero oscuro del Team Rocket sobrevolaba el Monte Pírico, el cual tenía su gran compuerta trasera abierta. Sobre ella estaban el Sargento Tudor y Poisonous Widow, una de las mejores espías del mundo, la cual trabajaba por un alto precio.

    – Madame dice que eres la mejor cumpliendo misiones.

    – Si ella está dispuesta a pagar todo lo prometido por dos piedras preciosas es que mucho le importa. – Decía una chica de casi treinta años, vestida con un ajustadísimo buzo negro de lycra, una pequeña mochila a la espalda y larguísimo pelo negro recogido en una coleta.

    – ¿Conocerás la discreción necesaria en la misión?

    – Hablé personalmente con ella. La misión es simple. Entrar en lo alto del Monte Pitico, robar las dos piedras y no dejar ningún testigo.

    – Un viejo cuida las piedras, no creo que te sea problema.

    – Tranquilo. Si me causa problemas lo mataré y esconderé su cuerpo. Solo será un muerto más en el monte.

    – De acuerdo. Todo listo, hora de saltar.

    Poisonous saltó del helicóptero sin pensárselo dos veces con una sonrisa de lado a lado. Mientras caía comenzó a prepararse para caer sobre el Monte Pírico, la cual amortiguó la caída con su paracaídas de color negro.

    La chica cayó en la cima del Monte Pírico, muy cerca de la cima y comenzó a ascender camuflada entre la oscuridad de la noche. Pronto llegaría a la cima, una estatua de roca que sujetaba las dos esferas rodeada por un muro rectangular.

    Poisonous se acercó a la cima donde se hallaban los Prismas, prismas capaces de devolver el poder antiguo de Groudon y Kyogre. Observó cuidadosamente el entorno y buscó cualquier tipo de medida de seguridad. Pudo observar cámaras ocultas en la roca y algún que otro sensor de movimiento, los cuales desactivó fácilmente siguiendo el cableado y desconectando el generador eléctrico.

    Aun así no estaba segura de que quedara alguna trampa. Conocía los ataques habidos años antes por los Equipos Aqua y Magna, por lo que sospechaba que fuertes medidas habían sido colocadas para proteger los peligrosos prismas.

    Swalot fue liberado de su Pokéball, el cual poco a poco se dirigió hacia el centro. Entrar en el cuadrado y el suelo se bajó ligeramente alrededor de él formando un cuadrado. De repente una terrible descarga eléctrica sacudió a Swalot, el cual aguantó el ataque a la perfección. La mujer se quedó en silencio y el Pokémon continuó caminando.

    Un poco más adelante el suelo volvió a descender y cayó en otra trampa, esta vez un martillo que aplastó a Swalot, aunque éste ágilmente abrió la boca y se lo comió. En ese momento Poisonous vio que el lugar estaba separado en ocho filas de ocho recuadros, cada uno encendiendo una trampa.

    – Swalot, salta al centro. – El Pokémon saltó llegando a donde los prismas.

    – Dusknoir, Puño Certero. – Del aire un Dusknoir apareció sorprendiendo a Swalot. El Pokémon era más negro de lo normal y las líneas amarillas eran algo más brillantes.

    – ¿Quién anda ahí? – Dijo la espía.

    – Eso mismo debería preguntar yo. – Respondió un anciano que salía entre las sombras de la noche.

    – Esos Prismas van a ser míos. No opongas resistencia.

    – La vida de mucha gente dependerá de que esos prismas se mantengan ahí.

    – Si no me dejas otra… Swalot, Bomba Lodo.

    – Puño Trueno. – Ambos ataques colisionaron creando una ligera explosión.

    – Este combate no nos lleva a ninguna parte… ¿por qué luchas? – Dijo Poisonous mientras descubría un arma similar a un arpón.

    – ¿Acaso no entiendes para qué sirven los Prismas?

    – Ese no es mi deber. Mi deber es llevar los Prismas a la persona que me paga.

    – Pobre infeliz… cuando los legendarios creadores recuperen todo su poder no tendrás lugar al que huir. Estar muerta será un alivio al lado de lo que vendrá. – Por un momento la espía se quedó dubitativa. Cuando recobró sus pensamientos se dio cuenta que varios Dusclops y Banette la habían rodeado.

    – Pues ya lo siento. – La mujer disparó su arma, la cual lanzó un arpón que al impactar en el abuelo lo electrocutó, el cual cayó inconsciente. Dusknoir, al ver el abuelo caer, se abalanzó contra Poisonous Widow usando Puño Fuego, pero fue detenido por Swalot, el cual se comió el Puño Fuego.

    Dusknoir comenzó a sentir un gran dolor por los potentes ácidos del estómago de Swalot e intentó retirarlo de su boca aunque era imposible debida la fuerza del otro.

    – Bomba Lodo. – Swalot atacó a bocajarro contra Dusknoir, el cual salió despedido muy dolorido y después, al chocar, debilitado. Fue en aquel momento en el que los Dusclops y Banette entraron en acción. – Adelante Salandit. – Del interior de sus ajustadas topas el pequeño Pokémon apareció y liberó un pequeño gas por el lugar. La mujer se puso una máscara de gas que llevaba en la mochila y observó cómo los Pokémon comenzaban a caer gravemente envenenados.

    Swalot abrió el camino activando dos trampas más, un lanzallamas que lo quemó de gravedad y una gran cuchilla que cortó su viscoso cuerpo que más tarde se recompondría sin problema alguno.

    En aquel cementerio de cuerpos debilitados la mujer tocó el Prisma Azul primero. Desde el primer momento el objeto desprendió calor, calor que viajaría rápidamente desde su mano hasta la cabeza, momento en el que una visión inundó su vista.

    Ella ahora se hallaba en Arrecípolis, dentro del cráter, pero por algún motivo no se encontraba ni la ciudad, ni el agua del centro. “Qué demonios sucede” se preguntó confusa por el sentimiento de enormidad que tenía. Frente a ella estaba Groudon, el cual cargaba Rayo Solar. Entre ella y Groudon había un hermoso meteorito de color arcoíris, roca que desprendía un poder importante. No cesó de mirar la hipnotizante roca hasta que vio a Groudon lanzarle el Rayo Solar, ataque que la golpeó.

    Dio un paso atrás y volvió a la realidad, al Monte Pírico. Entre sudores, miró la mano, la cual había soltado el prisma. Volvió a coger el Prisma Azul, lo guardó y se dispuso al coger el otro. Tocó el Prisma Rojo y otra visión volvió a sus ojos, una mucho más ardiente que la anterior.

    Otra vez estaba en el cráter de Arrecípolis, pero esta vez en frente tenía a Kyogre. Miró a su alrededor y pudo notar que un fuerte viento calmaba el inmenso poder proveniente del meteorito bajo ellos. Encima, en cambio, estaba Rayquaza, imponente, en su forma Delta.

    La visión finalizó y Poisonous Widow se quedó pensativa ante lo que había visto. “¿Tanto poder conservan estas gemas? Quizás esto me quede grande.” Ante las dudas miró al cielo y observó como la vigilaban desde el helicóptero. Guardó la gema y continuó con la misión.

    Salió del lugar y recogió al anciano al hombro para llevarla en un lugar algo alejado. Allí la espía comenzó a excavar un agujero con una pala plegable. En un cuarto de hora finalizó de excavar la tumba, una tumba para el anciano que seguía vivo.

    – Siento mucho que tuvieras que encontrarte conmigo. Pero no dejo cabos sueltos. – Dijo la chica observando la penetrante mirada del anciano, la cual se hallaba paralizada.

    – M… – El anciano balbuceaba de forma inteligible.

    – ¿Qué dices? – Dijo Poisonous acercándose a la boca del anciano.

    – Morirás… de forma lenta y dolorosa. – El anciano, con sus maltrechos dientes, se lanzó contra la oreja de la otra para morderla.

    – ¡Hijo de puta! – Respondió brutalmente Poisonous retrocediendo, llevándose una mano a su sangrante oreja partida y la otra apuntando al viejo con el arma.

    – Ja, ja, ja, ja… ahora entiendo lo que Fátima vio… – El hombre se retorcía en el suelo sin hacer grandes movimientos, creando así una escena siniestra. – Cuando estés frente a ella, frente a tu verdugo, recuerda mis palabras porque estarás ante tu horrorosa muerte. Prefiero morir enterrada viva antes que…

    La espía la disparó a la cabeza silenciando por completo al abuelo. Cogió su cuerpo por las piernas y la tiró al zulo. Después, simplemente, la enterró hasta que el agujero quedó lleno.

    – Todo esto es demasiado raro. – Se dijo a sí misma. – Debo irme cuanto antes.

    Corrió hacia un pequeño risco en la parte trasera del Monte Pírico y allí se subió por una escalera lanzada desde el helicóptero, la cual subió con grande agilidad. Después, el transporte cogió vuelo hacía Arrecípolis.

    – ¿Has logrado los prismas? – Preguntó el Sargento Tudor, el cual se sentó junto a la espía en un lado.

    – Toma. – Respondió ella sacándoselos de la mochila y poniéndolos delante de él, aunque con serias dudas de lo que estaba haciendo.

    – Buen trabajo. ¿Has tenido problemas?

    – La vieja me ha dado guerra, pero no te preocupes. Ahora mismo está bajo tierra.

    – Mañana tendrás el dinero en tu cuenta.

    – Bien. Aun así… querría quedarme algunos días más en Arrecípolis.

    – ¿Por qué? – Preguntó Tudor ofendido.

    – Sé que no debo meterme en los asuntos de la gente, pero quiero ver lo que vais a hacer. Os ayudaré incluso, y lo haré gratis.

    – ¿Qué estás tramando?

    – Nada. Sólo quiero ver lo qué vosotros estáis tramando. Si vais a cargaros el mundo quiero ver cómo lo hacéis, no quiero ver el fin del mundo desde la ventana de un apartamento de Malvalona.

    – Hablaré con Madame. Pero cualquier movimiento extraño y acabaré disparándote en la nuca. Ah, y estarás bajo mis órdenes.

    – Sargento Tudor… ¿de verdad piensa que puede contenerme? – La voz de la chica se transformó volviéndose mucho más sensible, se soltó su largo y negro cabello, se abrió el ajustado buzo negro hasta la altura del pecho y colocó una mano sobre la pierna del hombre.

    – Si intentas seducirme o algo… de forma tan descarada… Hay algo que se te escapa. – Dijo el hombre sin sentirse incómodo.

    – ¿El qué?

    – Me atraen los hombres. Pero tú tranquila, tenemos una hora de viaje en helicóptero para que pienses en otra forma de acompañar al Team Rocket.

    – ¿No me vais a decir que tramáis?

    – Tramamos el nuevo mundo.
     
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    jonan Jonan1996

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    25º Capítulo: “Roco”


    Roco, antiguo líder de gimnasio de Ciudad Pirita, se hallaba en una isla muy cercana al archipiélago Sete. Éste, tres años atrás, abandonó su gimnasio para poder dedicarse a su verdadera pasión, la búsqueda de fósiles. El hombre había viajado por las diferentes regiones en busca de diferentes fósiles y su viaje de tres años lo había llevado a Kanto.

    Caminando sobre su Rampardos y acompañado de su Steelix y Golem, viajó a Hoenn. Allí conoció a Lileep, el cual más tarde evolucionaría a Cradily. Más tarde, por una recomendación, viajó a Kalos, dónde encontró un pequeño Amaura. Finalmente llegaría a Kanto dónde buscaba más Pokémon fósil para satisfacerse.

    Pero este viaje tenía un objetivo oculto, un objetivo para cuando volviera a Sinnoh. Dejar su gimnasio y decidió entrenarse. Entrenarse con idea de cuando volviera retar al Alto Mando y a la campeona Cintia para convertirse en un componente del grupo.

    Es por eso que el hombre se encontraba excavando en una rocosa playa de las islas Sete, playa repleta de fósiles según le había comentado un viejo de isla Prima. Estaba amaneciendo, apenas eran las seis, pero Roco estaba entusiasmado por encontrar un segundo fósil, ya que el día anterior pudo descubrir un duro caparazón fosilizado.

    Se encontraba picando una roca cuando un extraño ruido le quitó la mirada de la roca y se levantó para ver que ocurría. Se acercó a la playa y pudo ver que algo flotaba en el agua sobre una madera rota. Era un hombre, un hombre muy malherido, lleno de quemaduras y con las ropas de color negro y rosado rotas.

    Roco, preocupado, se lanzó a la playa y recogió al hombre. Después, lo llevó hasta su campamento y lo tumbó boca arriba en su tienda de campaña. Allí le tomó el pulso y certificó que seguía con vida, pero con mucho frío en el cuerpo. Rápidamente lo desvistió, separó las Pokéball del hombre a un lado y lo cubrió con ropas que tenía el guardado. Después encendió un fuego para que la frescura de la mañana no le afectara más al herido.

    El herido recobró la consciencia e intentó levantarse, aunque Roco lo tranquilizó con su calmada y sonriente actitud. El hombre se tumbó de nuevo y el exlíder aprovechó para hacer un zumo con una baya Safre, la cual ayudaba a las quemaduras. También hizo un maloliente ungüento con la misma Baya y una Baya Ziuela, el cual extendió sobre las quemaduras y luego las cubrió con un vendaje.

    – Ahora duerme un rato y para mañana estarás como nuevo.

    – Necesito… necesito un PokéNav. – Dijo el hombre entre sudores.

    – Cálmate. Cuando descanses y puedas levantarte te dejaré uno.

    El hombre, sin fuerzas para rechistar, se durmió entre dolores que se iban calmando gracias al Zumo y al ungüento. Viendo que el hombre descansaba, Roco volvió al trabajo y siguió intentando desenterrar algún ser del pasado.

    La búsqueda fue infructuosa hasta casi el anochecer, cuando encontró un extraño fósil que recordaba las hojas de un árbol. A un lado de este fósil vio una extraña substancia amarillenta, era un pedazo de ámbar el cual contenía un una oscura marca en su interior.

    Desenterró el ámbar y lo llevó a un minúsculo laboratorio portátil montando junto al campamento, lugar donde ya había limpiado el fósil encontrado el día anterior. Quiso disponerse a limpiar el nuevo hallazgo, pero fue interrumpido por el náufrago, el cual se levantó desorientado y con una barra de hierro en la mano.

    – ¿No pretenderás atizar con eso a la persona que te ha salvado?

    – Necesito un PokéNav.

    – Cálmate. Primero suelta eso. – El hombre miró a su mano y decidió soltar la barra. – Mi nombre es Roco. ¿El tuyo?

    – Yo… – Se lo pensó un poco mientras aguantaba un leve dolor de cabeza. – Yo me llamo Mento. Soy… soy parte del Alto Mando.

    – ¡Oh! Encantado. Yo antes era líder de gimnasio en Sinnoh. Sería un placer combatir un día. – Roco sacó un navegador y lo lanzó. – Toma, llama a quien sea. Habrá gente preocupada por ti.

    – Si… algo así. ¿Te importa que vaya detrás de ese monte? Necesito algo de privacidad.

    – Claro. Yo aquí tengo trabajo. Tómate tu tiempo.

    – Gracias eh…

    – Roco.

    – Eso… Roco.

    A duras penas, Mento se movilizó hasta detrás de un pequeño monte donde llamó a Madame Boss, la cual le ordenaría su siguiente misión sin reparar en el estado del hombre. Después, volvió al campamento donde Roco se encontraba limpiando el ámbar.

    – Veo que te gustan los fósiles. – Dijo Mento mientras devolvía el PokéNav.

    – Así es. Es una de mis dos pasiones.

    – ¿Y la otra?

    – Combatir con mis Pokémon de tipo Roca.

    – ¿Querías echar un combate no?

    – Pero no estás en estado de hacerlo.

    – Esto no es nada, soy parte del Alto Mando, debo resistir estas cosas.

    – De acuerdo… – Dijo sin mucha convicción. – ¿Has hablado con alguien? ¿Va a venir alguien a buscarte?

    – No, no es necesario. Debo moverme a Ciudad Plateada, allí tengo unos medicamentos para el dolor esperándome.

    – Mañana al mediodía vienen a buscarme y me llevarán a Pueblo Paleta. Allí tengo una camioneta. Puedo llevarte y para mañana a la noche estarás allí.

    – No me conoces de nada… ¿Cómo es que eres tan amable?

    – No pienso dejar a una persona tan malherida sola. Sea lo que sea lo que te ha ocurrido, es un milagro que sigas vivo. – Mento comenzó a recordar el golpe fulminante de Moltres, el cual lo mandó a volar al mar.

    – El barco en el que iba viajando explotó, no recuerdo mucho más.

    – Eso es lo de menos. Es hora de cenar. ¿Quieres unos Magikarp asados?

    – Si… por favor.

    Ambos hombres, al calor de la hoguera, cenaron en silencio. Acabar y Mento decidió dormirse. Roco, en cambio, se quedó hasta tarde trabajando en sus queridos fósiles. Antes de irse a dormir envió un mensaje al museo de Ciudad Plateada. “Mañana llegaré allí, tengo dos fósiles nuevos con ADN valioso”.

    La mañana siguiente refrescó mucho y las húmedas vendas de Mento tuvieron que ser cambiadas. Al tener tiempo de sobra, no sin antes recoger el campamento, los dos entrenadores decidieron echar un combate, un uno contra uno rápido antes de partir hacia el continente.

    – ¡Adelante Rampardos! – Dijo el exlíder de Gimnasio.

    – Tipo Roca… interesante… – Mento pensó en sacar a Slowking, pero temía que Pokémon quizás estará todavía herido por el combate en el volcán. Solamente tenía una opción adecuada para el combate. – Ahora mismo no tengo otra que sacar a Bronzong.

    Los dos Pokémon estaban sobre el campo de batalla, una verde llanura ligeramente inclinada hacia el mar, la cual de vez en cuando dejaba salir alguna roca. Los dos entrenadores, con tiempo suficiente para analizar el otro, preparaban sus estrategias.

    – Adelante. Puedes empezar. – Dijo Mento acompañado de un gesto de mano que buscaba provocar al oponente.

    – Espero que no te arrepientas de tu arrogancia en combate. ¡Fuerza Bruta! – Rampardos se concentró para que un aura amarillenta lo rodeara y luego liberó el aura hacía Bronzong. Éste lo soportó con creces y continuó con aquella mirada extrañamente imponente.

    – ¿Eso es todo lo que tienes? Bronzong, Eco Metálico. – El Pokémon campana emitió un extraño y molesto sonido metálico que obligó a Roco llevarse las manos al casco y apretándolo contra sus oídos. “Este Eco Metálico es demasiado potente” pensó el hombre.

    – ¡Rampardos Aguanta! – Gritó Roco aunque apenas se le escuchaba. El Pokémon fósil, no pudo aguantar el ataque y comenzó a correr intentando librarse, aunque sus intentos fueran en vano.

    – Foco Resplandor. – Dijo Mento, aunque sus oponentes no lo escucharan.

    De repente, el eco se detuvo y Rampardos recibió el ataque tipo acero de lleno lanzándolo contra el suelo. Este salió muy malherido, pero consiguió levantarse.

    – Terremoto. – Dijo Roco.

    – ¿Estás loco? La levitación de Bronzong lo hace inmune a los ataques tipo tierra, es algo de principiantes.

    – ¿Conoces la habilidad Rompemoldes?

    Rampardos pegó un pisotón que hizo temblar a todo el campo de batalla. El lugar se convirtió en un infierno de rocas que salían constantemente de forma fuerte y puntiaguda. La cabeza azulada de Rampardos de iluminó en un tono azulado y una enorme roca salió despedida contra Bronzong, haciendo que éste saliera volando de forma fulminante hasta que recobró la consciencia y continuó levitando.

    – ¿Qué ha sucedido? – Dijo Mento muy confuso.

    – La habilidad Rompemoldes anula la inmunidad de Bronzong producida por la Levitación. Anula los efectos de su habilidad.

    – Bien jugado… pero esto no ha acabado. ¡Eco Metálico! – Bronzong volvió a atacar con el peligroso eco.

    – No volveremos a caer en eso, Testarazo.

    Rampardos se abalanzó contra el otro con todas sus fuerzas atravesando las dolorosas ondas del Eco Metálico. Su cuerpo se rodeó de un aire azulado que iba a dar de lleno a Bronzong.

    – Psíquico. – En el último momento Bronzong detuvo al Pokémon que lo tenía casi encima. De repente, Rampardos, rodeado de un extraño aura arcoíris, salió despedido pradera debajo de forma dolorosa. Esta vez no se levantó.

    – Rampardos… – Dijo Roco al ver su Pokémon debilitado.

    – Casi lo logras. He de admitir que has estado a punto de derrotarme.

    Ambos guardaron a sus Pokémon y se volvieron a recoger los materiales del campamento. La lancha que venía a buscarlos llegó a la playa. Ambos se montaron y para la tarde los dos se encontraban en Pueblo Paleta.

    – Tengo el coche cerca del laboratorio del profesor Oak. – Dijo Roco

    – Me parece bien. El profesor y yo nos conocemos desde hace mucho tiempo. Él es una vieja gloria de una época pasada.

    – ¿El profesor también entrenaba Pokémon? – Preguntó Roco intrigado.

    – Por supuesto. Él y Agatha, la que fue Alto Mando y actual líder del Gimnasio Verde, eran rivales eternos… hasta que en el momento decisivo ella ganó.

    – Alguna vez luchaste contra él. – Roco se hallaba emocionado por conocer el pasado del profesor Oak.

    – Poco antes de que Agatha venciera… – Mento comenzó a recordar los felices días de un feliz pasado. – Antes de que Agatha fuera parte del Alto Mando me enfrenté en un combate doble a Oak junto a Agatha. La paliza recibida fue terrible.

    – ¿Quién era tu compañero?

    – Un amor del pasado…

    – ¿Su victoria fue aplastante?

    – No exactamente… la pelea fue muy igualada hasta que solo se quedaron las dos mujeres, momento en el que Agatha le dio la vuelta al asunto.

    – Presenciar un combate así sería increíble…

    – Bueno… estamos llegando al laboratorio. ¿Tienes las llaves?

    – Las tiene Oak guardadas. Se las pediré y arrancaremos hacía el norte.

    – Vale.

    Los dos entraron al laboratorio, un gran edificio blanco de tejado rojo. Entrar y el profesor Oak se encontraba sobre una escalera tomando la temperatura de un gran Snorlax con un termómetro.

    – Tiene algo de fiebre… – Dijo Oak sacándole el termómetro de la boca con grandes dificultades. Snorlax casi se come el instrumento.

    Bajarse de la escalera y observó a los dos hombres mirándole fijamente el termómetro babeado.

    – Buenas chicos. Ahora mismo os traeré las llaves del vehículo. – Dijo Oak con el termómetro en la mano. El profesor desapareció entre los grandes armarios llenos de libros y al poco tiempo volvería a aparecer con las llaves y acompañado de un inquieto Rotom.

    – Roco, aquí tienes las llaves. – Dijo el Profesor mirando al hombre del casco rojo y después giró la cabeza al otro, el cual estaba dos pasos más atrás. – ¿Mento, cómo tu por aquí?

    – Tuve un pequeño incidente en la mar y Roco me ayudó. Ahora me está llevando a Ciudad Plateada.

    – Ya estás haciendo de las tuyas… – Bromeó el profesor.

    – Algo así… Samuel Oak. – El tono de Mento tensó el ambiente de forma brutal.

    – Creo que deberíamos irnos si queremos llegar para esta noche. – Interrumpió Roco intentando evitar discusiones. No conocía la situación, pero sentía como se estaban levantando heridas del pasado.

    – Volved cuando queráis. – Dijo Oak en su inconfundible tono amable.

    Ambos hombres salieron del lugar y cogieron la camioneta aparcada a un lado del laboratorio. Arrancarlo y partieron hacia el norte, dirección Ciudad Plateada, ciudad a la que llegaron durante el anochecer.

    – El paquete me lo habrán enviado al Centro Pokémon. – Dijo Mento mientras observaba a lo lejos la ciudad anaranjada por el ocaso.

    – Esta bien. Te acercaré allí. Yo me dirigiré al Museo para revivir estos fósiles.

    Mento se bajó en el Centro Pokémon y entró en busca del paquete. Roco, aun con algo de preocupación por las heridas de Mento, decidió que era mejor continuar el camino hasta el Museo de Ciudad Plateada. Allí, a la entrada, pudo observar que una pareja acompañada de un Arcanine y un Gogoat hablaban con el jefe del museo.
     
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    Antes de empezar os aviso de que tengo intención de cambiar el Titulo al Fanfic, algo que haré los próximos días, quizás haga una encuesta. Si tenéis alguna propuesta para el titulo, adelante. Nada mas que decir, aquí el capítulo.

    26º Capítulo: “Máximo”


    Amanecía en el puerto de Ciudad Portual. Una suave brisa soplaba el azulado pelo de Máximo Peñas. Junto a él se encontraba Risco, su joven hijo de trece años, la viva imagen de su padre. Los dos llevaban sus característicos trajes negros, camisas blancas y chalecos morados y Máximo mantenía su Megapiedra en el cuello del chaleco.

    Los dos observaban fijamente a un barco que se acercaba desde el horizonte, barco en el que venía la mujer y madre de los dos hombres. El barco atracó en el puerto y enseguida salieron dos personas, el Agente 002 y la Agente 006.

    – Buenos días. – Dijo Jade, también conocida como Agente 006, intentando evitar una confrontación con su pareja.

    – ¿No vas a darme un beso? – Respondió Máximo sonriente al ver a la hermosa pelirroja.

    – Claro que sí. – Ella se abalanzó contra el hombre, alzo sus manos por el rostro del otro y alargó sus finos labios en un intenso beso. Después, se retiró y se colocó frente al pequeño Risco, el cual no apreciaba mucho a su madre. Ella lo abrazó cálidamente, aunque la respuesta del niño fue algo fría.

    – Creo que no tenemos tiempo que perder… – Interrumpió el viejo Agente 006, vestido con su kimono azul, apoyado sobre su característico bastón y acompañado de su Absol.

    – Tienes razón. Esta misma noche será la reunión en Malvalona, no podemos hacer esperar a los invitados. – Explicó Máximo.

    – Menudo hervidero de gente nos espera… – Susurró el joven.

    – Partamos hacía el norte y para la tarde llegaremos allí. – Explico la joven, la cual tenía sus raíces en la región de Hoenn. Los cuatro partieron en silencio a un ritmo bastante lento debido a la cojera del Agente 002.

    El hombre perdió la movilidad de la pierna derecha durante la última guerra civil de Kanto, en un duelo de espadas en medio de Pueblo Lavanda. Éste estaba siendo perseguido por un sicario enemigo al que se enfrentó en la mencionada ciudad. Logró acabar con el asesino, pero un disparo al comienzo del combate lo lisió para siempre.

    A Risco el ritmo le exasperaba y le aburría ver a sus padres comportarse como una pareja de recién enamorados. La realidad era que no se habían visto en casi un año y a pesar de que el viaje a Hoenn era por trabajo, la pareja tenía claro que tenía que aprovechar el momento. Aquellos días serían los pocos días en los que el trio parecería una familia.

    – Máximo… ¿cuántos clanes habrá esta noche? – Preguntó Jade algo preocupada.

    – Los principales clanes son dos. Por un lado, el Clan Arrecípolis, el cual dio la alerta de que algo sucedía en la ciudad, además de que son los únicos que tienen las llaves para entrar al Pilar Celeste. El otro es el Clan Meteoro, que lleva protegiendo Hoenn desde el mismísimo inicio de su historia. Estos dos clanes tienen una gran influencia, por lo que los demás clanes seguirán sus decisiones, aunque históricamente los clanes Cardumen, Arborada y Oromar han acompañado al primero, mientras que los clanes Azuliza, Lavacalada y Malvalona suelen inclinarse hacia los segundos. – Explicó Máximo.

    – ¿En total son ocho clanes? – Preguntó el Agente 002.

    – Así es. En la reunión estarán los ocho.

    – ¿Qué más personajes estarán en la reunión? –Preguntó la Agente 006.

    – Los ocho líderes de gimnasio, el Alto Mando, el campeón Plubio y los jefes Aqua y Magma.

    – Veintitrés personas, sin incluirnos a nosotros… – Pensó el viejo en voz alta. La madre miró a su hijo comprendiendo el comentario hecho en Ciudad Portual. Fue en ese momento en el que observó cómo su hijo se hacía mayor, cómo se había perdido su infancia y cómo estaba madurando a marchas forzadas.

    – ¿Por qué asisten los líderes de los equipos Aqua y Magma? – Preguntó el anciano, poco conocedor de lo ocurrido en Hoenn la última década.

    – Déjame explicártelo… – Comenzó su compañera. – Hace siete años los dos bandos intentaron lograr sus objetivos mediante los poderes de Groudon y Kyogre, poderes que a la hora de la verdad fueron incapaces de controlar. Una vez regresada la normalidad ambos bandos se disolvieron de forma temporal, el tiempo que tanto Aquiles como Magno estuvieron en la cárcel. El campeón, hace un año, les dio la oportunidad de ser absueltos de sus delitos a cambio de recuperar ambas organizaciones con fines más respetables.

    – ¿Y mantuvieron su palabra?

    – Yo mismo espié a los dos grupos y no había indicio alguno de una posible traición. Es más, a ambos líderes les quedó muy claro que sus sueños no podían ser completados con el poder de los Pokémon Creadores. Un simple humano es incapaz de manejar tanto poder.

    – A todo esto… ¿qué descubristeis ayer en Arrecípolis? – Dijo la Agente al recordar la conversación del PokéNav.

    – Pues el motivo por el que estamos todos aquí. Una nueva banda criminal.

    – ¿Os encontrasteis con el Team Rocket? – Preguntó el Agente.

    – No exactamente... – Máximo se quedó pensativo un instante, instante que aprovechó su hijo para continuar.

    – Había un gran número de soldados vestidos de ciudadanos, aunque su dialecto no era propio de Hoenn y muchos de ellos tenían comportamientos extraños. Además, el gimnasio estaba cerrado, lo que aumenta las sospechas.

    – Esperemos que Galano esté bien… – Volvió Máximo en sí. – Todo apunta a que quieren despertar a Groudon y Kyogre y devolverlos a su forma Primigenia. Para ello necesitan los dos Prismas del Monte Pírico, por lo que he avisado a Agatha que hable con su abuelo, el cual es el protector de los Prismas Rojo y Azul.

    – ¿Pero cuál es la organización que planea todo esto? – Preguntó el Agente 002.

    – No lo sabemos. No encontramos pistas y al no conocer a ningún criminal buscado no pudimos hacer conjeturas. – Dijo máximo, haciendo que los dos Agentes se miraran mutuamente.

    – Según las informaciones que tenemos, esos criminales son el Team Rocket. – Aclaró el viejo.

    – ¿Pero cómo lo sabéis? – Preguntó el crio.

    – Una Agente del Kanto Squad es capaz de tener visiones, visiones del futuro. – Dijo la madre haciendo reír al chaval.

    – ¿Visiones?

    – Así es. Una potente visión en la que Groudon y Kyogre volvían. También aparecía un hombre con un Magcargo, el cual lo relacionamos con Enrique Tudor, un famoso criminal de Kanto.

    – ¿Famoso? – Dijo Máximo intrigado.

    – Famoso por su crueldad a la hora de lograr sus objetivos. Tenemos más de treinta y dos torturas registradas en nuestros archivos y sabemos que en el pasado trabajó para Madame Boss, aunque jamás se llevó bien con Giovanni y abandonó la organización.

    – ¿Entonces ha vuelo al Team Rocket?

    – Quizás el mismo Team Rocket haya tenido una completa reestructura en los últimos años.

    Sobre las dos de la tarde llegaron a la Casa Treta, la cual había sido abandonada varios años atrás. Sin hacerle mucho caso continuaron el camino mientras observaban el carril de bicis.

    – Tengo una pregunta… – Pensó Risco. – ¿Si en la reunión se decide atacar Arrecípolis, qué suceder´?

    – Pues que todo se decidirá en una batalla, un solo ataque. – Explicó su padre.

    – ¿Y si Groudon y Kyogre Primigenios vuelven?

    – Entonces no solo habrá que detener al Team Rocket, también habrá que detener a las leyendas. Aunque la experta en ese tema es Tristana.

    – ¿Crees que habrá que pedir ayuda a Rayquaza? – Dijo la Agente 006.

    – Recemos por que no sea necesario.

    Las posibles conjeturas los aterraban. “¿Una guerra en Arrecípolis?” Se preguntaba el joven, aunque los pensamientos de sus padres eran peores. De ir a la guerra, si el Team Rocket tuviera los Prismas, quizás ese día fuera uno de los últimos días de su propia existencia y de la existencia de Hoenn.

    En silencio, llegaron a Malvalona durante el anochecer. Allí, en la ciudad encerrada en un edificio, se dirigieron al Malvalona Gourmet. No habían comido nada durante el viaje por lo que tenían bastante hambre, al igual que sus Pokémon, los cuales también comieron algo. Finalmente se dirigieron a la azotea, lugar donde se iba a celebrar la reunión.

    En la verde azotea rodeada por cuatro imponentes antenas, habían sido colocadas varias sillas en forma de U, exactamente veintisiete asientos para todos los participantes. Allí estaba Erico, el líder de gimnasio de la ciudad junto al líder del Clan Malvalona, un anciano acompañado de un Skarmory.

    La reunión que decidiría el futuro de Hoenn estaba por empezar.
     
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    jonan

    jonan Jonan1996

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    Los últimos días de Kanto (Game of Pokémon)
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    27º Capitulo: “El peregrino”


    El hombre, acompañado de su juguetón Mudkip, caminaba hacía el templo que podía divisar muy cerca. El templo, de roca y arcilla, se alzaba frente a la montaña que tenía justo delante.

    – Mudkip, llegamos algo pronto, pero al fin estamos. – El pequeño saltaba y correteaba de la alegría.

    Los dos se dirigieron a una caseta que había al pie de la montaña, la cual registraba los nombres de todo aquel que quería entrar en el templo. Entrar y un viejo dormido los esperaba en una silla frente a una mesa. El peregrino miró al reloj que llevaba bajo la ropa y vio que ya eran las nueve de la mañana.

    – Perdona… – Dijo intentando despertar al abuelo.

    – ¡Sí! – El hombre se despertó de un bote. – ¿Viene a registrarte?

    – Así es.

    – ¿Su nombre? – El hombre buscaba la pluma que estaba sobre la mesa. El hombre no veía nada.

    – Toma la pluma. – Dijo el peregrino acercándole la pluma. – Mi nombre es… Jason Steelix.

    – ¿Steelix? – Dijo el hombre extrañado.

    – Sí, sí.

    – De acuerdo… – El hombre anotó el nombre en una larga lista. – Este año el evento tendrá más asistencia que nunca. Más de quinientas personas se han apuntado y eso sin contar a los guerreros de cada templo.

    – Entonces será mejor que coja sitio cuanto antes.

    – Si, será lo mejor.

    – Adiós. – Se despidió acompañado de Mudkip.

    – Por cierto… ¿No serás familia de Fiona Steelix?

    – ¿Conociste a Fiona Steelix? – Dijo sorprendido.

    Fiona Steelix era una famosa entrenadora de Johto que combatió en la Guerra de Kanto a favor del nuevo sistema, el del campeón. Es más, esta era la que iba a ser la primera Campeona en la Meseta Añil, de no ser pos su extraña desaparición al final de la Guerra.

    – Claro que si hombre. En aquellos tiempos yo era parte del bando de los maestros.

    – ¿Y cómo era? – El hombre recordaba las historias de la gran heroína, la cual no pudo conocer por nacer dos años después de la guerra.

    – Claro que la conocí. Era una mujer increíble. ¿Quieres que te cuente un secreto? Su tumba está muy cerca de aquí. – Aquella valiosa información llamo la atención del peregrino de forma brutal, atando sus piernas al suelo de la caseta.

    – ¿Dónde puedo encontrarlo?

    – Muy cerca de aquí. Si caminas tres kilómetros al oeste, justo en el límite con Johto, encontrarás una minúscula estatua que señala el límite entre las dos regiones. Si eres familia suya, sabrás abrir la puerta al mausoleo.

    – Gracias anciano. – El hombre, eufórico, salió corriendo del lugar, tan rápido que hasta a Mudkip le costaba seguirlo. Sólo tardó un cuarto de hora en recorrer los tres kilómetros, los cuales se le hicieron muy breves.

    “No seré familia suya, pero ver su tumba sería increíble” pensó el peregrino cuando encontró un pequeño pilar de cuarzo con un gran boquete en el que parecía que había que meter algo puntiagudo.

    – Parece que hay que introducir una pieza para abrir el mausoleo. – Dijo al Mudkip que acababa de llegar y todavía intentaba recuperar la respiración. – Ha dicho que un familiar suyo lo sabría…

    Empezó a rebuscar en las historias que le contaba su madre sobre Fiona Steelix, la entrenadora más fuerte de Johto en sus tiempos. Su Pokémon más fuerte era un Golem, con el cual consiguió ganar siete batallas seguidas en la guerra gracias a sus brutales ataques. Su mayor especialidad era aparecer de sorpresa en la batalla, táctica que cumplía gracias a su Crobat que la llevaba volando, o su Aerodactyl que destruía todo a su paso mientras ella volaba sobre él. Otra de sus criaturas temibles era Tyranitar, el cual llegó a liquidar cuatro batallones él solo en la gran batalla de Ciudad Verde. Pero no todo era fuerza bruta, también tenía un hábil Sudowoodo capaz de cumplir las más complicadas misiones de espionaje. Pero su madre también le contó que la mujer tenía un sexto Pokémon, uno que tuvo desde su juventud y más quería, pero tampoco se sabía cuál era. Según los rumores este era capaz de mega…

    – ¡Tengo una idea! – Dijo exaltado mientras liberaba a su recién capturado Steelix, el cual solo llevaba dos días en el equipo y aun se mostraba algo rebelde. – Steelix, introduce tu cola en este orificio.

    El Pokémon lo obedeció algo dubitativo e introdujo su cola en la figura de cuarzo. La punta de su cola entró perfectamente y al instante se accionó el mecanismo. Tras la columna de cuarzo se abrió un agujero al que se podía entrar mediante una escalera. La galería no era muy profunda y estaba bien iluminada.

    – Vamos Mudkip.

    Los dos bajaron las escaleras y tras un pequeño pasillo de apenas tres metros una gran galería se abrió frente al hombre y su Pokémon. Paredes y columnas de cuarzo blanco llenas de hiedra, una gran cúpula en el techo con un orificio por el que entraba luz y cubierto de maleza en lo más alto, un pequeño riachuelo que salía del fondo de la sala y rodeaba toda la circunferencia y en medio un árbol enorme cuyas raíces se separaban en la parte más baja creando un hueco en el que estaba la tumba de la difunta, una bella tumba de piedra grisácea.

    – Mira Mudkip. – Dijo el hombre mientras miraba las paredes llenas de detalles a un Mudkip que jugaba en el riachuelo. – Cada trozo de la pared, cada parte entre columna y columna, tenía un grabado en la que se representaba una mítica escena de la mujer.

    Entrar y el grabado de la izquierda representaba el nacimiento de Fiona, de Fiona Thatcher, el verdadero nombre de nacimiento. El hombre observó la inscripción, seguramente la única que señalaba el verdadero nombre de la mujer. Aquella información valía oro. Más aun cuando junto a ella se apreciaba una segunda criatura, una segunda niña, una hermana gemela desconocida hasta entonces.

    La segunda estela explicaba la captura de Onix, el que más tarde se convertiría en su Steelix. La mujer parecía estar en una extraña cueva en la que el Pokémon de Roca luchaba contra un Graveler que explotó y el mismo Onix acabaría salvando a la mujer.

    Los siguientes cinco explicaban las cinco formas en las que capturó a sus Pokémon, así explicando la creación de su equipo, el poderoso equipo conocido como la Élite Rocosa.

    La siguiente representación era la batalla de la Megaevolución, el suceso que la volvió tan famosa y una de las batallas sucedidas antes de la Guerra Civil. Según la historia, existía una gema capaz de desatar la Megaevolución de cualquier Pokémon, es decir, no había necesidad de encontrar la gema apropiada para la criatura. El problema de esta gema era que necesitaba un vínculo mayor entre el entrenador y Pokémon.

    Esta batalla surgió cuando el Maestro Mental, el Gran Maestro del momento y propietario del poderoso artefacto, murió en extrañas circunstancias y el poderoso artefacto desapareció. Esto llevó a cabo una larga batalla y persecución en la que más de treinta entrenadores combatieron, de los cuales once perecieron, trece intentaron Megaevolucionar a sus Pokémon y solo la número catorce lo logró, siendo capaz de dar fin a la batalla y describiendo en la historia un desencadenante de la Guerra Civil posterior.

    Esta última escena estaba representada en la pared, en la que su Steelix, el cual estaba en el centro, se enfrentaba a un Charizard, un Venusaur, un Blastoise, un Aerodactyl, un Alakazam, un Snorlax y un Machamp. Bajo el relieve se podía apreciar el nombre de Fiona Steelix, seguramente en aquel momento cogería el sobrenombre.

    Las siguientes eran escenas bélicas, batallas y estrategias importantes que la llevaron a arrinconar al ejército enemigo, el bando de los Maestros, en su propio templo, lugar donde firmaron su rendición. La rendición estaba expuesta en la penúltima pared, lugar donde el líder del bando de los maestros firmaba unos papeles frente a la mujer, la cual representaba el bando del cambio.

    Finalmente el hombre llegó a la última estela, la muerte de Fiona Steelix. Frente a Fiona se hallaba una mujer que la apuntaba con un arma, una mujer que le sonaba de algo al hombre. En la representación, las dos mujeres se miraban fijamente. La oponente de Fiona tenía un brazo alzado con un arma en el que una calavera estaba grabada, símbolo de la muerte. El otro detalle que le llamó la atención es que ambas mujeres tenían a Ho-Oh dibujado en el tobillo. ”¿Qué querría decir aquel detalle?”.

    El hombre comenzó a darle vueltas al tema, intentando darle una explicación. ¿Sería un tatuaje que tenían las dos? Ho-Oh era vista como un ave que podía resucitar de sus cenizas, un ave inmortal, ¿sería que las dos mujeres habían tenido una relación? Todo resultaba confuso.

    Finamente el peregrino se acercó a la tumba, la cual estaba recubierta de maleza. Quitó ligeramente el musgo sobre la tumba y dejó al descubierto dos detalles importantes. Primero, una vieja arma, al parecer la misma que mató a la mujer. El peregrino rápido la reconoció ya que su madre había tenido una. El segundo era una inscripción. ”Aquel que sea capaz de domar su poder, que busque la paz eterna en su hogar”.

    El viejo rápidamente entendió que se refería a la Gema de la Megaevolución, la cual estaba escondida en el lugar. Rebuscó en el árbol y allí lo encontró, colgado de una rama como si de una Manzana se tratara.

    – Mudkip, Pistola Agua. – El Pokémon lanzó su chorro acuático haciendo ceder la cuerda que sostenía la esfera. El mismo peregrino la cogería al vuelo. – Bien hecho. Deberíamos irnos.

    Los dos salieron del lugar y Steelix los seguía esperando con la cola metida en el agujero. Sacarla y la compuerta se volvió a cerrar. El peregrino pensó un poco y le ofreció la gema a Steelix.

    – ¿Steelix, tu querías ser más fuerte no? – El Pokémon asintió con su pesada cabeza. – Esta gema ayudará a que desates todo tu poder, pero para ello necesitamos tener un vínculo especial. ¿Estás listo para hacerte más fuerte? – El peregrinó alargó su mano ofreciéndole la gema a Steelix

    Con una cinta que poseía en la mochila de viaje, ató la gema a la cola del Pokémon. El hombre intentó que su Pokémon cambiará, que Megaevolucionara, pero no sucedió. El vínculo entre Pokémon y entrenador de momento era demasiado débil, algo que le pareció normal al peregrino. Criatura y entrenador solamente se conocían de dos días.

    Después, partió hacia la montaña del templo, lugar en el que se iba a celebrar el torneo en tan sólo dos días.

    Al rojo anochecer el peregrino llegó a la caseta bajo el templo y comenzó a ascender la ligera rampa que iba hasta la cima. Según se acercaba, la enormidad del lugar lo asombraba, como lo había hecho las tres veces que había venido en su vida. Un gran muro clavado en ro suelo de la rocosa montaña separaba un lugar mágico y de vasta naturaleza. En la entrada, un enorme arco medieval, cuatro hombres vestidos de guerrero vigilaban la entrada junto a dos Machoke y dos Arcanine.

    – Bienvenido al Templo del Gran Maestro. – Dijeron los cuatro al unísono.

    – Que agradable bienvenida. – Dijo el peregrino.

    – ¿Me podría dar su nombre? – Preguntó uno de los soldados.

    – Jason Steelix. – Respondió sin dudar, no como antes en la caseta del abuelo.

    – Pase por favor. Disfrute de este mundo de fantasía.

    Los cuatro soldados lo dejaron pasar y el hombre se adentró en el edificio. Cruzar la muralla y pudo apreciar todo el recinto, el cual lo llenaba de emoción y al mismo tiempo nostalgia. Recordaba aquella adolescencia en la que visitaba el lugar con la madre a la que tanto admiraba.

    Entrar y frente a él estaba plantado un gran campo de batalla, el campo de batalla que albergaba cuatro ecosistemas. Primero, había una fina hierba en el centro, el cual estaba acompañado de una profunda y grande laguna. A la izquierda del círculo central, a los lados donde no se colocaban los maestros, tenía una grande y rocosa montaña, mientras que a la derecha había un pequeño bosque frondoso. Finalmente, en el lugar donde los maestros se colocaban,

    Este campo de batalla tan grande, el cual cubría el tamaño de tres campos de fútbol, estaba rodeado por una pequeña grada de piedra de tres escalones. Tras estos escalones en los que apenas cien personas entraban, había tres grandes edificios de apartamentos llenos de balcones.

    Estos tres edificios estaban en frente, a la derecha, y a la izquierda según entrabas al lugar, como si de tres imponentes torreones medievales se trataran. Estos edificios, construidos con la misma roca de la montaña, tenían seis pisos, los cuales tenían diez balcones por piso. La roca ligeramente marrón de la montaña iba combinada con colores blancos y dorados, los cuales daban una apariencia majestuosa al edificio.

    – Mudkip, aquí podrás ver uno de los mejores combates que jamás hayas presenciado. Prepárate, porque van a ser unos días muy emocionantes. Diviértete.

    El pequeño Mudkip saltó al campo de batalla, el cual estaba lleno de Pokémon. Corrió a la charca donde un Marshtomp jugaba con un Magikarp, un Seaking, un Alomomola y un Carvanha, así uniéndose.

    El hombre liberó a sus cinco Pokémon, a Steelix, Rhyperior, Golem, Dugtrio y Nidoqueen. Los cuatro primeros fueron a la zona rocosa, los cuales jugaron con Pokémon de la montaña. Nidoqueen, en cambio, se adentró en la zona boscosa con un Nidoking.

    Viendo que sus Pokémon se lo pasaban bien, decidió ir a coger su apartamento y de paso, tomar algo en el bar. Coger la llave del apartamento, dejar las cosas y bajó al bar a tomarse una copa.

    El bar, colocado en el primer piso del edificio central, tenía un elegante toque clásico y a pesar de que faltaran dos días para el torneo, el lugar estaba lleno. El peregrino se sentó en un taburete, el único que estaba libre, un taburete situado junto a un curioso hombre que vestía un traje morado y una larga capa blanca.
     
    Última edición: 22 Noviembre 2016
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    He abierto una cuestión sobre el titulo del Fanfic con algunos títulos posibles que andaba barajando. Se agradecería vuestra participación.
     
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    jonan

    jonan Jonan1996

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    Los últimos días de Kanto (Game of Pokémon)
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    28º Capítulo: “Valente”


    Sharpedo, Probopass, Quilladin y Dusclops se encontraban sobre el campo de batalla observando al Regirock que lentamente salía por la compuerta. La imponente figura del Pokémon caminaba lento pero sobre seguro. Imparable, cruzó la lava, derritiéndose las piernas y reconstruyéndolas luego con las mismas rocas de la tumba.

    – No tenemos escapatoria. El barco nos tapa la salida. – Dijo el As de la Pirámide Batalla.

    – Entonces no tenemos otra, toca luchar.

    – Pues prepárate. Esto va a ponerse muy interesante. – Valente en aquel momento apreció que el otro tenía una Pokéball preparada para capturar a Regirock. El problema estaba en que Valente dudaba si Nerón era merecedor de poseer tal Pokémon.

    Los temblores cesaron en el lugar, pero cada pisotón de Regirock resonaban de forma atemorizante. Los corazones de los hombres se aceleraron y los sudores que cruzaban sus frentes eran más frecuentes.

    – Probopass. Bomba Imán. – Probopass generó una esfera grisácea que le dio al Pokémon rocoso en el pecho. Su cuerpo se rompió ligeramente, pero rápidamente lo recompuso otra vez.

    – Golpes como eso son funcionarán. Es un Pokémon lento y fácil de golpear, el problema es que para debilitarlo hay que darle en su punto débil, la cabeza. – Explicó Valente. – Dusclops, les acompañaremos en combate. ¡Puño Sombra!

    El rápido Dusclops se lanzó contra el Regi, el cual inesperadamente se protegió su puño, el cual había cogido color brillante. Era Puño Certero. Sin finalizar el ataque, Regirock intentó darle a Dusclops con el Puño Certero, pero el ataque tipo lucha no funcionaba en el fantasma.

    – Qué extraño… – Dijo Valente.

    – ¿Qué ocurre? – Preguntó Nerón.

    – Eso ha sido Puño Certero, cuando los Regis normalmente usan Fuerza Bruta. Es más, a los Regis que yo tuve en el pasado les enseñé yo mismo el ataque, no lo aprendieron por su cuenta.

    – Eso quiere decir que el mismo Capitán Barbazul le enseñó a usar el ataque.

    – Entonces tendremos que tener cuidado. No posee nociones de combate, ha atacado a un fantasma con un ataque tipo lucha, aun así sus ataques serán poderosos.

    – Tantas explicaciones… ¡combatamos de una vez! ¡Sharpedo, haz Hidrobomba y mantenlo!

    –Dusclops, Rayo Confuso. – El tosco Sharpedo soltó el potente chorro de agua el cual se dirigía veloz hacia Regirock. Mientras, Dusclops liberaba unas pequeñas esferas amarillentas que se dirigían a través del Hidrobomba.

    – Quilladin, Desenrollar. Probopass, Bomba Imán de nuevo.

    El Hidrobomba llego a Regirock, el cual le dio a la altura de sus siete ojos, haciéndole retroceder unos centímetros. Intentó llevar sus manos al chorro para detenerlo con otro Puño Certero, pero el Rayo Confuso llegó hasta su destino, haciendo que las pequeñas esferas amarillentas se disolvieran en el aire confundiéndolo.

    Por la espalda Quilladin lo golpeó con Desenrollar, el cual consiguió rodear a Regirock y golpearlo tras un salto necesario para evitar la lava. Cada vez el Regi se hallaba más confundido, recibía golpes constantemente. El Hidrobomba cesó, pero recogió otra Bomba Imán de Probopass que le obligó a poner los pies en la lava.

    Regirock gritó de dolor con su siniestra voz. El corazón de Valente se aceleraba más y más hasta alcanzar un punto doloroso.

    – ¡Ya falta poco! – Dijo Valente, aunque viendo la desmesurada paliza comenzaba a dudar sobre la persona que era Nerón.

    – Sharpedo, Hidrobomba. Quilladin, Látigo Cepa. – Sharpedo atacó de nuevo, mientras Quilladin, que todavía estaba al lado, lo agarraba fuertemente con dos cuerdas vegetales que salían de su espalda.

    – Ahora es el momento, lanza la Pokéball. – Regirock caía en la lava, quemándolo de gravedad y haciendo derretir su cuerpo rocoso. La estela dejaba mal el cuerpo de Valente, el cual no soportaba ver el sufrimiento del Pokémon.

    – Hidrobomba, otra vez.

    – ¡No! Ya es suficiente. Lanza la Pokéball. Esta tortura es innecesaria.

    – ¡Cállate! – El Hidrobomba golpeó de nuevo, ya debilitando al Pokémon, y comenzó a caerse en la lava.

    En el último momento, la Pokéball lanzada por Nerón capturó a Regirock, una Pokébola que recogió Quilladin al vuelo para que no cayera a la lava. Pegó tres volteretas y se la entregó a su entrenador. En la mano de Nerón tambaleó la Pokéball varias veces hasta hacer el ruido que confirmaba la captura.

    – Bien… Regirock es mío. – Comentó Nerón mientras observaba la bola en la palma de su mano.

    – Eso ha sido excesivo. – Dijo Valente, al cual llevó a su Dusclops de vuelta a la Pokéball y se retiró.

    Nerón dio diez pasos hasta el barco, el cual comenzaba a desprender trozos de madera y tela. Después se detuvo y miró a sus tres Pokémon. Sonrió y los envió a su Pokéball. Valente comenzó a retirarse y al pasar al lado del otro intentó ignorarlo, aunque realmente intentaba disimular su cara de preocupación.

    Sus preocupaciones fueron detenidas por un fuerte dolor en el muslo derecho que le hizo tropezar. En el suelo, miró y vio cómo su pierna sangraba. Sobre él se hallaba Nerón, con un cuchillo ensangrentado en la mano.

    – ¡Qué demonios haces! – Gritó Valente dolorido y perdiendo la movilidad en su pierna derecha.

    – Siento haberte mentido… pero más bien se me conoce como Sargento Nerón y soy uno de los tres cabecillas del Team Rocket, uno delos tres cabecillas bajo el Mando de la gran Madame Boss.

    – ¿Sargento? ¿Team Rocket? ¿Madame Boss? Todo esto es una locura. – El hombre se llevó las manos a la herida y apretó intentando cerrar la hemorragia.

    – No Valente, esta es la simple realidad. Vas a morir. Pero no te preocupes, mañana esta isla seguramente no exista. Hasta nunca.

    – Adiós pobre ingenuo. – Dijo Valente entre carcajadas y sudores fríos.

    – ¿Qué demonios hablas? – Respondió alterado Nerón, el cual veía que el otro se reía de su cercana muerte.

    – Regirock no es un Pokémon cualquiera, es una leyenda, y el que intenta superar a una leyenda acaba siendo aplastada por ésta. – La risa de Valente se iba lentamente aflojando.

    – No te preocupes. Sé cómo no ser devorado por una leyenda. ¡Yo me convertiré en una!

    Tras esto Nerón salió del lugar con una asombrosa tranquilidad. Caminó media hora, subió las cuerdas y salió por la grieta por la que entraron algunas horas atrás. Después recogió las cuerdas para que Valente no pudiera salir y se marchó mientras silbaba una melódica musiquita a través del bosque.

    Llegó a la playa y sacó a su Sharpedo, debía viajar a Arrecípolis cuanto antes, sobretodo porque estaba amaneciendo y solamente quedaban veinticuatro horas para comenzar con el plan Mega Hoenn. ¿Qué futuro le depararía a la región de Hoenn en las siguientes veinticuatro horas?
     
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    29º Capítulo: “Gema”


    Gema nació y se crió en Ciudad Plateada, ciudad que había que atravesar antes de ir al templo. A pesar de que la idea principal era ir directos al Torneo, Brock llamó al PokéNav de Gema la noche anterior. El líder de gimnasio, al tener que asistir al juicio de Fredo, tuvo que pedir a la chica que le entregara un paquete a un desconocido, desconocido que iba a estar en el Torneo de los Maestros.

    Llegar a la localidad y visitaron a su madre, la cual se hallaba bastante enferma de diabetes aunque ella quisiera disimularlo. Comer algo, despedirse de la madre y continuaron el camino hacia el norte, aunque antes debían pasar por el museo.

    En la puerta del museo un científico los esperaba, un altísimo hombre rubio de gafas, bata blanca y pantalones negros, el cual siempre llevaba un cuaderno en la mano. La pareja se acercó sin perder el tiempo y saludaron amigablemente.

    – ¿Sois los amigos de Brock? – Pregunto el científico.

    – Así es. Yo soy Gema, y este de aquí es Pablo.

    – De acuerdo, un placer conoceros. No sé si os habrá avisado Brock, pero el objeto que tenéis que llevar al Templo es de un gran valor incalculable, además de ser muy frágil. Es un huevo Pokémon.

    – ¿A quién hay que entregárselo? – Preguntó Gema.

    – A un hombre llamado Eusine. Es un investigador Pokémon.

    – ¿Qué contiene el huevo? – Preguntó Pablo.

    – Eso es un secreto. Solamente os puedo decir que es un huevo encontrado en el fondo del mar. – Pablo comenzó a pensar en numerosos Pokémon de mar, como Wailord, Kingdra, Alomomola o Milotic. – Pasad a por el huevo…

    – Buenas tardes. – Dijo un hombre que se acercaba lentamente, un hombre de gafas, con la cara algo machada y un casco rojo en la cabeza. Era Roco.

    – Hola, Roco. ¿Cómo tu por aquí? – Dijo el científico.

    – Tengo un par de restos fósiles. Creo que pueden contener algo de ADN.

    – Interesante… si es así podremos traerlos a la vida. Vamos al laboratorio, os daré el huevo a vosotros dos e intentaremos dar vida a esos dos Pokémon.

    Los cuatro entraron al museo y subieron al tercer piso, un piso que se había construido apenas dos años antes. La reforma había ayudado a mejorar las instalaciones del lugar, así logrando la tecnología más avanzada del momento.

    – Primero observemos esos restos fósiles. – Dijo el científico mientras Roco sacaba los dos fósiles y se los entregaba al otro.

    Con un fósil en cada mano se desplazó hasta un escáner donde introdujo el primer fósil, el ámbar. Pulsar un botón y unas extrañas luces atravesaron el fósil reiteradamente, así durante un minuto hasta que un pitido señaló el fin del escaneo. Una luz verde proporcionó el resultado.

    – Roco, estas de suerte. Tiene ADN de un Aerodactyl. – Dijo mientras miraba la pequeña pantalla de la máquina.

    – ¡Qué bien! Jamás había visto uno.

    – Vamos con el otro.

    El científico cogió el fósil del escáner y metió el otro para repetir el proceso. Un minuto de espera y el pitido volvió a estar acompañado de un resultado positivo. Miró a la pantalla y vio a que Pokémon pertenecía el ADN.

    – Es un Kabuto. Parece que has tenido mucha suerte.

    – ¿Dos Pokémon? Vaya… eso si qué no me lo esperaba.

    – ¿Y cómo los vas a revivir? – Preguntó un curioso Pablo.

    – ¿Ves esa gran máquina de ahí? – Dijo el científico alzando su mano derecha y señalando una enorme máquina al fondo de la sala. – Es difícil no verla. Es una supercomputadora. Las cadenas de ADN de los fósiles se van deteriorando con los millones de años que permanecen enterrados. Esta computadora automáticamente calcula los trazos incompletos o deteriorados y los reconstruye. En un cuarto de hora el Pokémon puede estar listo en forma de huevo.

    – Entonces no hay tiempo que perder. – Dijo Roco entusiasmado.

    – De acuerdo. – El científico, calmado y sosegado, introdujo el ámbar en una cabina. Después, metió el caparazón en una segunda cabina. Pulsó varios botones y dejó la ruidosa máquina en funcionamiento.

    – ¿Todo listo? – Preguntó el antiguo líder de Gimnasio.

    – Tenemos diferentes cabinas, podemos revivir hasta cinco fósiles simultáneamente.

    – ¿Dónde está el otro huevo? – Preguntó Gema.

    – Ahora vamos. Está en la incubadora.

    El científico caminó hasta un armario, lo abrió y sacó tres incubadoras portátiles. Después, cogió una de ellas, la única que tenía los lados pintados de blanco, y la llevó hasta su incubadora. De allí sacó el huevo que había que transportar, un huevo azulado con un detalle rojo circular.

    – No saquéis el huevo de la incubadora. Si alguien lo ve seguramente intenten robároslo. Este huevo en el mercado negro puede valer millones de Pokédolares. Gema, si no me equivoco, conoces a Eusine.

    – Si.

    – Entonces confío en que no tendrás problemas.

    – ¿Dónde se encuentra Eusine? – Preguntó Pablo preocupado por el torneo.

    – Se encuentra en el Torneo de los Maestros. ¿Os dirigíais hacia allí no?

    – Así es.

    – ¿Qué es ese torneo? – Preguntó Roco extrañado.

    – Hace algunas décadas el poder de Kanto y Johto se repartía entre los maestros de seis templos diferentes. Un sistema político que funcionaba desde hace siglos. Estos templos a menudo discutían sobre los límites de sus territorios, por lo que hace 401 años se formó un torneo cada trece años para que hubiera un regente, alguien que mantuviera el orden entre lo territorios. Al decidirse el regente mediante combates Pokémon, los maestros solían respetar a su líder, aunque también había grandes conflictos como lo fue la última Guerra Civil. Tras la Guerra Civil se colocó el sistema del Campeón, el cual el poder de Kanto y Johto se quedaba bajo las manos de un hombre que dedicaba su vida a proteger la región. Así, el torneo se mantuvo tras la Guerra, como vestigio del pasado. Así, éste año se celebra el Trigésimo primer Torneo del Maestro. – Explicó Gema.

    – Interesante… ¿Podría ir con vosotros? – Dijo Roco muy interesado, el cual quería ver a fuertes combatientes.

    – ¡Claro que sí! Cuantos más mejor. – Dijo Pablo.

    – Bien. Así podré ver unos interesantes combates.

    – No sólo eso. A parte de ver combates increíbles podrás combatir contra gente muy interesante. – Le dijo Gema, haciendo a Roco entusiasmarse aún más. Al poco rato, un gran pitido se escuchó desde el fondo.

    – Ya están listos los huevos. Roco, Gema, coger las incubadoras vacías.

    El científico se puso unos gruesos guantes y abrió una compuerta de la que salió mucho vapor. Cogió el caliente huevo y lo introdujo en la incubadora que tenía Roco. El huevo era marrón y con dos círculos amarillos en el centro. Después, volvió a repetir el proceso para sacar le otro huevo, uno de un marrón más pálido y lo introdujo en la incubadora de Gema. Mientras, Pablo sostenía la otra incubadora.

    – Gema, ¿te importaría llevar el huevo hasta el torneo? No tengo manos suficientes para los dos.

    – No te preocupes. Iremos hacia el Torneo con los tres huevos.

    – De verdad. Muchas gracias.

    – Bueno. Ya tenemos todo listo. Podemos partir. – Dijo Pablo Bosco.

    – Antes tengo una pregunta. – Dijo Roco mirando al científico rubio.

    – Dime.

    – Esas extrañas piedras de ahí, las que tienes en guardadas en esa vitrina con llave, ¿Qué son?

    – Son piedras de una lejana región llamada Alola. Se llaman Cristales Z y contienen un gran poder. Hace unos años llevé a cabo una investigación sobre estos artefactos y se me quedaron esas piedras como recuerdo.

    – ¿Gran poder?

    – La gema proporciona al Pokémon usuario la posibilidad de hacer un movimiento de inmenso poder.

    – Creo que deberíamos irnos. – Dijo Gema.

    El trío, con cada uno un huevo en sus manos, salieron del Museo de Ciudad Plateada y sacaron a sus Pokémon. Roco en su Rampardos, Gema en su Arcanine y Pablo en el Gogoat, partieron hacia el norte, hacia el Templo de los Maestros. Allí tendrían que buscar a Eusine, una tarea difícil si se retrasaban demasiado.
     
  10.  
    Plushy

    Plushy PokéWriter Usuario VIP Comentarista destacado

    Acuario
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    Sé que la historia ya va bastante más avanzada que de donde la dejé la última vez y que no voy al corriente, pero me apetece comentar lo antes posible para que el autor sepa que no la he droppeado y que si no he comentado ha sido por no poder y no por haber perdido el interés. De momento sólo capítulos 6 y 7 así más adelante tenga que editar el post.

    Me gusta bastante cómo se está llevando a cabo la operación encubierta, le da un halo de intriga y de acción como si de una peli se tratase, me gustó también la actitud de Wallace (Galeano) al resistirse al ataque aunque... Holy F**k no vi venir ese tipo de tortura pero es verdad, esta historia si bien no cae en el grimdark ya había olvidado que manejaba un tono bastante más oscuro y realista que la serie regular y está bien manejado, cosa que se agradece bastante. La batalla contra el guardián se siente fluida y ya que son varios pokes atacando se agradece que no se hubiese extendido demasiado o que la prosa de batalla fuese pesada. La historia del mural es interesante y me gusta cómo se mencionan más civilzaciones antiguas así como el mini plot twist del final.

    Ya quiero tener tiempo para ver cómo van encajando las piezas del rompecabezas. A ver si hoy mismo puedo comentar más.
     
  11.  
    jonan

    jonan Jonan1996

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    Los últimos días de Kanto (Game of Pokémon)
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    Agradezco que hoy mismo, el día en el que voy a subir el capitulo 30, alguien comente de forma positiva este fanfic al que cogí con gusto e intento buscar todo rato posible para adelantar. El capítulo de hoy lo he disfrutado más de lo normal, teniendo una relevancia menor que otros capítulos que he escrito (lo que no quiere decir que no lo tenga ;) ). Disfrutad del capitulo y todo comentario es bien recibido. Intentaré acabar la primera pare (de tres) antes de que acabe el año. En mi opinión, y teniéndolo como objetivo, creo que vuestras ansias se quedaran con unas increíbles ganas de más.
    Todo dicho, aquí el capitulo.


    30º Capítulo: “El maestro del Agua”


    Llegaron las semifinales en el templo del Agua. Los cuatro semifinalistas, los cuales apenas pegaron ojo durante la noche, hicieron acto de presencia ante los espectadores que, entusiasmados, aplaudían y animaban al cuarteto. En el pequeño escenario en el que los aspirantes se sentaban, habían quitado los ocho tronos de madera y los habían reemplazado por cuatro asientos de plata.

    Los cuatro participantes eran Gadish y su Gyarados, el arrogante Jeremy y su Jellicent, el marinero Crusio y su Crawdaunt y la estratega Sirenia y su Seaking, los cuales tenían que ver cómo iban a ser repartidos para el combate. Esta decisión se tomaba por votación, votación hecha por los seguidores del Templo del Agua, quienes habían votado durante el amanecer en la sala del maestro.

    El orador y árbitro rápidamente dispuso los dos primeros nombres.

    – El primer combate de la semifinal será entre… ¡Gadish y Crusio!

    Los dos hombres, tras un apretón de manos como gesto de deportividad, bajaron al campo de batalla y sacaron a sus Pokémon, el furioso Gyarados y el poderoso Crawdaunt. Un combate de fuerza bruta total.

    – ¡Qué comience el combate!

    – Vamos Gyarados, Hiperrayo.

    – Crawdaunt, hasta el último aliento, Martillazo.

    Gyarados Lanzó su potente Hiperrayo, el cual Crawdaunt esquivó con facilidad bajo el agua. Cuando el ataque de Gyarados cesó, el Pokémon miró a su alrededor. Crawdaunt estaba ya encima.

    Crawdaunt salió del agua, pegó un gran salto y dio con su tenaza en la cara de Gyarados. Este retrocedió dolorido, pero pudo hacer un ataque Cascada que hizo retroceder al Pokémon Granuja.

    – Gyarados, al agua y Danza Dragón.

    – Aqua Jet.

    Ambos Pokémon se sumergieron y comenzaron a perseguirse mutuamente mientras hacían sus ataques. Crawdaunt, mientras que era el más rápido gracias a Aqua Jet, Gyarados comenzó a iluminarse en un bello tono rosa que liberaba pequeñas esferas amarillentas.

    – Roca Afilada. – Crawdaunt estaba a punto de golpear a Gyarados cuando una gran rica se le interpuso en el camino, chocándose contra ella y haciéndose mucho daño.

    – Fuerza Bruta. – Sin tiempo para descansar, Crawdaunt atacó bajo el agua.

    – Bote. – Gyarados usó Bote para salir del Agua. Cuando llegó arriba del todo vio como el agua estaba siendo desplazada por el ataque, de la misma forma que ocurrió en el último combate de Crusio.

    – Maldito… – Dijo Gadish, así perdiendo la ventaja del Agua.

    – Bienvenido a mi terreno. – Crusio sonreía de forma malévola observando una piscina vacía llena de columnas.

    – ¡No nos rendiremos!

    – No espero menos de ti.

    – Gyarados, acaba el ataque.

    Gyarados descendió de golpe contra Crawdaunt, el cual no pudo defenderse y quedó clavado en el suelo. El tremendo golpe hizo estremecer al público, el cual gritó de euforia cuando Crawdaunt salió del boquete de un solo saltó, ahora muy furioso.

    – Crawdaunt, esto no ha hecho más que empezar. Martillazo una y otra vez.

    – ¡Roca Afilada!

    Los dos Pokémon estaban a cada lado del campo de batalla. Crawdaunt se abalanzó con su tenaza iluminada a través del campo de batalla, el cual liberaba rocas constantemente. El Pokémon tipo Agua-Siniestro, valiéndose de su tenaza, comenzó a romper las rocas con el ataque Martillazo sin parar mientras corría ágil a través del campo de batalla.

    – Hiperrayo. – Dijo Gadish al ver que el contrincante se acercaba.

    Crawdaunt rompió una última roca cuando su rostro se iluminó con el Hiperrayo que se le acercaba. Su rostro recibiría el ataque lanzándolo por los aires y cayendo sobre las rocas que acababa de despedazar.

    – ¡Arriba Crawdaunt! – Gritó Crusio confiando en su Pokémon. – Esto no es nada para ti, hemos estado en peores.

    Crawdaunt se levantó dolorido y tembloroso del suelo, no sólo dolido por el golpe, sino por los sentimientos de un doloroso recuerdo, el recuerdo de la vez que no pudo proteger a su entrenador.

    Crusio trabajó como marino mercante durante toda su vida, hasta que un suceso lo obligó a dejar su trabajo. Una fuerte tormenta atrapó el barco en el que Crusio viajaba, barco que él capitaneaba junto a cuatro compañeros. La tormenta, la cual estaba siendo la más fuerte del último siglo, arrastró el barco hasta un arrecife donde el barco encalló y comenzó a hundirse a causa de una brecha.

    Los marineros del barco, los ciento cuatro, junto a los cinco hombres que dirigían el barco desde el puesto de control, solo pudieron huir con la ayuda de sus Pokémon, ya que la tormenta era mortal para cualquier humano.

    Crusio se agarró a su Crawdaunt, pero una gran ola acabó arrastrando al capitán para desgracia de Crawdaunt, el cual se pasó un día entero buscándolo por la zona. Finalmente, el Pokémon encontró a su entrenador, el cual logró agarrarse a la parte del barco que estaba sobre el mar en medio de la ruta 108 de Hoenn.

    Pero a pesar de que Crusio estaba vivo, su espalda había recibido un terrible golpe, un golpe que lo incapacitaría para trabajar de por vida, eso sin contar los dos años que permaneció inmóvil en una cama, y el tener que tomar al día dos calmantes para su dolor de espalda.

    Aquel suceso hizo cambiar la personalidad de Crawdaunt, el cual se sentía culpable por lo sucedido a su entrenador. Mientras Crusio permanecía en la cama en un hospital de Pueblo Azuliza, Crawdaunt se escapaba a la Cueva Granito o al Gimnasio del pueblo para entrenar.

    – ¡Crawdaunt! – Gritó el Pokémon, el cual no permitiría perder el combate.

    – Gyarados, nos ha costado mucho llegar hasta aquí. No nos detendrán.

    El Gyarados comenzó a pensar en los entrenamientos con Lantutn y Chinchou, en las prácticas del ataque Bote y el saber volar en condiciones con Pegaso, el choque de dos Hiperrayo con el Gyarados Rojo de Lance. Tampoco iba a permitir perder el combate.

    – Roca Afilada.

    – Fuerza Bruta. – Crawdaunt se deshizo rápidamente del Roca Afilada gracias al aura que sacó de él.

    – Cascada.

    – Martillazo. – Crawdaunt comenzó a correr, destrozando el chorro de agua de un solo golpe.

    – Roca Afilada y Bote.

    – Salta y Martillazo.

    Crawdaunt paró un instante para que la roca del Rica Afilada se detuviera frente a él. Uso la piedra para saltar y se abalanzó contra el Gyarados que estaba en el aire usando Bote. Allí golpeó con Martillazo, reventando el cuerpo de Gyarados contra el suelo. Gyarados se levantaría de golpe, no había tiempo que perder.

    – Aqua Jet y Martillazo.

    Crawdaunt se abalanzó en picado contra Gyarados con la ayuda de Aqua Jet. Allí golpeó con su poderosa tenaza a Gyarados rompiéndole sus dos colmillos superiores.

    – Otra vez.

    Crawdaunt comenzó a golpear una y otra vez, rompiéndole la mandíbula a Gyarados e incluso desfigurando ligeramente su rostro. Cuando el ataque cesó, un ataque difícil de observar debido a su brutalidad, Gyarados cayó muy dolorido mientras gritaba agonizante.

    – Todavía no está inconsciente. – Dijo Jeremy sorprendido mientras veía al Pokémon retorcerse de dolor en el suelo.

    Gadish estaba atónito observando aquella dura imagen. No sabía qué hacer. Su Pokémon no podía seguir combatiendo a pesar de sus deseos.

    – Gadish… – Dijo Crusio mirándolo fijamente. – Siento decírtelo, pero fin del combate.

    – ¡Vuelve Gyarados! – Dijo Gadish cuando recobró el sentido y guardó a su Pokémon, entregándole casi instantáneamente la Pokéball a una enfermera.

    – ¡El primer finalista es Crusio! – Dijo el árbitro ante los aplausos del público.

    Ambos entrenadores se subieron al pequeño escenario junto a los otros dos, Gadish sin poder evitar la cara de preocupación por su Gyarados.

    – Tu Gyarados es muy fuerte. Estará bien. – Animó Crusio.

    – Gracias Crusio. Suerte en la final. – Ambos entrenadores sabían qué tipo de confrontación iba a ser el Torneo de los Maestros, por lo que no había resentimiento alguno entre los participantes, la brutalidad era algo normal.

    – Buen combate Crusio. – Le dijo Jeremy. – Estoy deseando pelear contra ti.

    – Para eso tienes que vencer a Sirenia, algo que veo improbable.

    – Enseguida veremos eso. En cuanto a ti… Gadish… tu Pokémon no estaba debilitado. ¿Por qué lo has guardado?

    – ¿Qué necesidad había de prolongar el sufrimiento de Gyarados? El combate ya estaba perdido.

    – Palabras de un necio.

    – Un necio que es feliz por sobreponer el bienestar de sus Pokémon a sus deseos personales.

    – Jeremy, no sé si Crusio o yo seré el nuevo maestro, pero estoy segura de que los dos querremos a Gadish como Comandante. Tú, en cambio, no serás ni uno ni otro. – Dijo Sirenia mientras escuchaba su nombre. Ambos entrenadores estaban siendo llamados para la segunda y última semifinal.

    – Sirenia, prepárate para tu derrota.

    – ¿No lo entiendes? La gente ha votado nuestro combate por la simple razón de que quieren perderte de vista cuanto antes. Prepárate para ser humillado públicamente.

    Los dos se colocaron en sus puestos mientras el campo de batalla volvía a ser llenado de agua. Cuando todo estaba listo los dos sacaron sus Pokémon, el Jellicent de Jeremy y el Seaking de Sirenia.

    – Este combate va a ser muy interesante. – Dijo Crusio desde su asiento.

    – Jeremy en el combate anterior solo usó tres movimientos, ¿Qué tendrá guardado? – Respondió Gadish. – Lo más probable es que sea algún movimiento de tipo fantasma.

    – Es muy probable. Lo curioso es que Jeremy está confiado en el Energibola de su Jellicent, el único ataque que tienen ambos Pokémon muy eficaz contra el adversario.

    – Aun así la estrategia de Sirenia podrá superar ese obstáculo. Siempre supera los obstáculos. Pero Jeremy no es un idiota, algo tendrá pensado.

    – Por eso va a ser un combate realmente interesante.

    Los dos contrincantes estaban listos y muy motivados. Los gritos de ánimo iban dirigidos hacía Sirenia, la cual estaba tan concentrada que ignoraba todo a su alrededor. A Jeremy, en cambio, le sucedía lo contrario. Quería concentrarse, pero algunos abucheos lo despistaban e incluso, lo cabreaban.

    – ¡Qué comience el combate!

    – Danza Lluvia. – Del cuerno emanó una pequeña esfera que se dirigió al cielo y provocó la lluvia.

    – Hidrobomba.

    – Megacuerno. – Seaking se lanzó con su gran y brillante cuerno contra el potente Hidrobomba.

    – ¿No hubiera sido mejor usar otro Hidrobomba? – Pensó Gadish en voz alta.

    – Sus estrategias están en marcha. Jellicent tiene dos posibles habilidades principales, usando Megacuerno puede activar una de las dos, una que Jeremy pudo haber evitado usar en los cuartos de final. – Explicó Crusio.

    – ¿De qué habilidades hablamos?

    – La primera posibilidad es Absorbe Agua, la cual podría explicar la gran resistencia de Jellicent. La otra posibilidad, la que veo más probable, es Cuerpo Maldito. Si el Megacuerno se anula, querrá decir que la segunda posibilidad es la cierta.

    – Entonces… ¿Quién le tiende la trampa a quién? Sirenia está arriesgándose demasiado con ese movimiento.

    – El problema está en que un mero Hidrobomba no podría dar una respuesta contundente. Aun así seguro que Sirenia tiene un plan B.

    El cuerno de Seaking atravesó con facilidad el Hidrobomba, gracias a la combinación del Megacuerno y su habilidad Nado Rápido. Golpear en el objetivo y Jellicent retrocedió varios metros, aunque el movimiento era poco efectivo.

    De repente, el cuerpo de Jellicent se cubrió de un aura oscura que salía de su cuerpo como si de humo negro se tratara. Poco después, el cuerpo de Seaking se cubrió del mismo aura siniestra. Era la habilidad Cuerpo Maldito, la cual anularía el movimiento usado de forma temporal.

    – ¿Cómo sabias de esa habilidad? – Preguntó Gadish.

    – Anoche me pasé por la biblioteca e investigué por si debía enfrentarme a Jeremy. Casualmente me encontré a Sirenia haciendo lo mismo. Jellicent es un Pokémon de Teselia, por lo que no es muy conocido por ésta zona.

    – ¿Caíste en mi trampa tan fácil? – Pensó Jeremy.

    – Lo que me temía… – Pensó Sirenia. – Agilidad. – Seaking comenzó a nadar a una velocidad vertiginosa.

    – Rayo Hielo.

    Bajo el agua Seaking esquivaba los rayos que en cuanto tocaban el agua la congelaban, creando afilados chuzos de dos o tres metros de largo que luego salían a flote. Seaking logró esquivar todo de forma eficaz ante la incredulidad de Jellicent.

    – Hidrobomba.

    – Hidrobomba. – Los dos chocaron haciendo reventar los dos chorros de agua en una llovizna mayor.

    – Jellicent, Energibola.

    – Esquiva. – Seaking lo esquivó con facilidad. – Bajo el agua y Hidrobomba. – Sumergirse e hizo el ataque, el cual empujó con él muchos de los afilados chuzos de hielo.

    – Esquiva. – Jellicent intentó esquivarlo, pero los chuzos de hielo salieron despedidos por todo el campo. – Bola Sombra. – El Pokémon intentó evitar el ataque helado destruyendo los proyectiles helados con Bola Sombra, pero fue en vano. El cuerpo de Jellicent recibió uno de los chuzos en su enorme cabeza, así clavándose de forma dolorosa. El Pokémon gritó de dolor, más aún cuando se lo arrancó de la cara, ensangrentado la zona de su ojo izquierdo.

    – ¿Estas bien? – Preguntó Jeremy preocupado.

    – Jellicent. – Respondió su Pokémon de forma furiosa.

    – Rayo Hielo al campo de batalla. – Ordenó el hombre al ver que Seaking estaba bajo el agua. Jellicent lanzaría un potente Rayo Hielo que mantuvo largamente para helar incluso el fondo de la piscina.

    – Seaking, sal de ahí. – Ordenó Jellicent perdiendo la visibilidad de su Pokémon.

    – Jellicent, si sale Energibola.

    Hubo un gran momento de silencio. Los espectadores esperaban que Seaking saliera de ahí, pero el momento no venía. Sería el fin de Sirenia si el Pokémon no salía enseguida.

    – Vamos Seaking, libérate del Cuerpo Maldito… – Susurró la chica.

    – Si no te das prisa se va a ahogar. – Dijo Jeremy.

    – El Pokémon si no sale en treinta segundos la victoria irá para Jeremy. – Alertó el árbitro.

    El público miraba la difusa silueta de Seaking bajo el hielo, la cual no se movía. Tanto Crusio como Gadish tenían el corazón a mil por hora. Jeremy no podía ganar, y menos con su Pokémon herido de tal forma.

    De repente, un leve crujido alertó a todos, pero no sucedía ninguna novedad. Jellicent, nervioso por el crujido en medo del silencio, se concentró en la silueta del Pokémon acuático. El crujido aumentó brutalmente en cuestión de un segundo y una gran luz comenzó a salir de Seaking y finalmente el mismo Pokémon salió debajo del hielo. Rompiendo el hielo a su paso con su gran cuerno iluminado, asombró a todos los que presenciaban el combate y rompió los esquemas de Jeremy.

    Jellicent, asombrado, vio a su oponente rodeado de pequeños trozos de hielo y con un cuerno iluminado muchísimo más grande de lo normal. El Pokémon Agua-Fantasma lanzó desesperadamente una verde esfera que no tenía nada que hacer contra el Megacuerno de Seaking.

    – Eso es suerte… – Dijo Gadish.

    – La habilidad suele durar tres turnos aproximadamente. Era cuestión de tiempo, pero hay que admitir que ha tenido bastante suerte. Aun así ha conseguido dejar en jaque a Jeremy.

    – Seaking, Megacuerno. – El Pokémon, desatado con el Megacuerno en su máxima potencia, arremetió contra Jellicent, el cual salió despedido contra el hielo, creando una gran nube fría llena de pedazos de hielo. El Pokémon rápidamente se levantaría, por una vez, bastante dolorido. SEAKING, en cambio, se hallaba tiritando a causa del frío sufrido bajo el agua.

    La situación estaba muy igualada. Mientras que Jellicent tenía un ojo herido y ensangrentado, Seaking se encontraba con claros signos de hipotermia, eso sin contar el cansancio provocado por el Megacuerno.

    – Vamos Sirenia, demuestra que eres nuestra nueva líder. – Dijo Marina desde el público.

    – ¡A este pastel le falta una guinda! – Le gritó Gadish desde el escenario.

    Poco a poco la gente fue entrando en calor, los ánimos hacía Sirenia aumentaron creando un gran estruendo entre el público. La chica llegó a emocionarse entre tantas loas y alabanzas.

    – Seaking. Esto no puede acabar aquí. Demostremos lo que significa ser Maestro del Agua. Demostremos que una mujer como Maestro puede dar la talla. Seaking, usemos nuestra baza final.

    Seaking, con la ayuda de los ánimos, quitó todos sus fríos y preparó su baza final. Lanzó un potente y breve Hidrobomba al cielo, el cual potenció el Danza Lluvia de forma considerable.

    – No dejaremos que haga lo que quiera. Rayo Hielo al cielo. – Jellicent lanzó el ataque convirtiendo la gran tormenta en un hiriente Granizo.

    – No nos detendréis. No pensaba usar esto hasta el torneo de los Maestros pero nada como desatar todo mi poder contra ti. – Hidrovórtice Abisal.

    La chica comenzó a hacer una serie de extraños movimientos con sus brazos que iluminaron una pulsera bajo la ropa de la chica. Lo mismo sucedería con una Gema escondida bajo la aleta de Seaking.

    De repente, el Pokémon se envolvió en un tremendo torbellino acuático que comenzó a expandirse por todo el campo hasta atrapar a Jellicent. La criatura intentó escapar, pero fue en vano. Enseguida Jellicent cayó debilitado ante el asombro de Jeremy.

    – Fin del combate. La ganadora es Sirenia.

    El público dejó de lado el asombro y se levantó de su asiento para aplaudir a la ganadora. Daba igual que Jeremy hubiera perdido, aquel poder podía ser el que llevaría a Sirenia a la victoria.

    – Los finalistas serán Sirenia y Crusio. – Dijo el árbitro haciendo que la calidez del público aumentara.

    A Jeremy le costó recobrar el sentido, pero se hizo a la idea de que había perdido. El poder de Sirenia lo había superado. Liberó una pequeña sonrisa y se marchó, pero no a su asiento, sino fuera del templo, a comenzar un nuevo viaje.

    – Jeremy, espera. – Dijo Sirenia, antes de que el hombre saliera del recinto.

    – Creo que no tenemos nada que hablar.

    – Ve a Alola.

    – ¿Qué?

    – Los últimos dos años he estado en Alola, una lejana región llena de misterios. Allí descubrí los Cristales Z. Era mi baza para usar en el Torneo, pero creo que he hecho bien usándolo contra ti.

    – Te queda un tres contra tres, contra Crusio, un duro oponente.

    – Y aun así he usado mi baza contra ti.

    – Conociéndote seguro que tienes algo entre manos.

    – Es posible… Mira Jeremy. Podrías ser alguien importante para un Maestro el Agua. Eres inteligente, calculador y sincero, pero mientras seas hiriente la gente alrededor de ti no te va a querer. Te espero pronto cerca del templo del Agua.

    – Me tendrás viéndote en el Torneo de Maestros.

    – Para eso tengo que ganar la final.

    – Lo harás. Te lo mereces. Te has esforzado. Lo tienes todo.

    – Así es. – Dijo un Crusio que aparecía al fondo. – No hará falta celebrar una final. Gadish está de acuerdo. ¡Sirenia, tú serás la nueva Maestra del Agua!

    El eco resonó ante un público que se había desplazado desde el campo de batalla al lugar. Todos miraban a Jeremy, de formas de lo más variopintas. Algunos con temor, otros con admiración e incluso alguno con asco.

    – Jeremy, podrías ser un ejemplo para nuestro templo. Como lo hace el agua, hazte a la forma del envase el que te encuentras. Tu simple forma hará que sobresalgas como lo haría el aceite sobre el agua.

    – Serás buena con las estrategias, las metáforas te quedan un poco bruscas. – Bromeó Jeremy ante la chiquilla.

    – Hasta tú tienes tu buen lado. Yo estoy para sacarlo. – Dijo la mujer, apelando a los sentimientos de Jeremy.

    – No voy a quedarme. No. Por lo menos hasta el torneo.

    – Entonces… hasta pronto. – Interrumpió Crusio en la conversación entre los dos y estirando su brazo.

    – Pensé que no me tenías mucho aprecio… – Dijo Jeremy devolviéndole el estrechón de manos a Crusio.

    – Me sentía bastante dudoso de tu validez Pero si Sirenia creé que puedes ser valioso, yo lo respetaré. – Respondió Crusio. – Como ya he dicho, Sirenia es la nueva Maestra del Agua. No será necesaria celebrar una final.

    – Tienes razón. Ella es la nueva Maestra del Agua.

    – Esta tarde debería celebrarse la final. – Dijo Gadish en voz alta. – Pero no será así

    – Así es. – ¡La nueva Maestra del Agua, la que nos llevará a la victoria, será Sirenia! – Gritó Crusio.

    – Entonces no hay más que decidir. Sirenia. Sirenia es nuestra nueva líder. Nos despediremos de Aconte, nuestro anterior líder, para seguir a la nueva. Sirenia.

    Hubo un momento de silencio, un silencio pensativo, pero tan corto que resultó imperceptible. La idea se introdujo entre todos rápidamente. Sin una final en los combates para decidir a su líder, el día de entretenidas luchas cesó. Quedaban tres días llenos de nerviosismo, tres días muy entretenidos, tres días para el Torneo de los Maestros.

    ¿Quién será el ganador?
     
  12.  
    jonan

    jonan Jonan1996

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    31º Capítulo: “Tristana”


    Viajando sobre su Salamence iba Tristana, la principal representante del Clan Meteoro. Era tarde, la reunión ya había empezado, pero un importante pequeño incidente la había retrasado. Por suerte, ya estaba llegando a Malvalona. La ciudad-edificio se hacía más grande según se acervaba, un lugar fácilmente reconocible a ser el único lugar iluminado en medio de aquella noche.

    – Salamence, desciende. Llegamos un poco tarde.

    El Pokémon descendió de forma vertiginosa y a la altura de la reunión aleteó fuertemente, de forma que se detuvo en medio de la reunión. Todos los asistentes la miraban, encima de su Salamence.

    – Siento el retraso. He tenido un pequeño problema.

    – Bienvenida Tristana, te estábamos esperando. – Dijo Máximo, que participaba como orador.

    – Salamence, retírate. – Dijo la chica mientras se retiraba a su sitio, junto al representante del Clan Malvalona, el organizador del encuentro, y la Agente 006.

    – Como bien os decía antes, tenemos la certeza de que Arrecípolis ha sido ocupada por una Organización Criminal. Casualmente el único asiento vacío de esta reunión es el del mismísimo líder de Gimnasio de Arrecípolis, Galano. Se ha intentado entrar en contacto, pero ha resultado ser imposible.

    – ¿Es posible que esté muerto? – Dijo Dracón, participante del alto mando.

    – ¿Cómo puedes decir algo así? – Dijo Leti, una de los dos líderes de Ciudad Algaria.

    – Esperemos que no sea así, pero es una posibilidad.

    – Teniendo la certeza de que esa organización está en Hoenn, ¿por qué no recuperamos Arrecípolis? – Propuso Candela, líder de Pueblo Lavacalda.

    – La realidad es más compleja. Los Prismas Rojo y Azul han desaparecido. – Fátima dio la noticia, noticia puso los pelos de punta a todos los asistentes.

    – ¡Qué demonios dices! – Gritó Magno muy alarmado desde la otra punta.

    – Esta mañana yo mismo he ido al Monte Pírico. Los Prismas no estaban en su lugar y… mi abuelo no estaba allí. – La joven mujer rompió a llorar, echándose a los hombros de Sixto, el otro Alto Mando.

    – Esto nos fuerza a tener que recurrir a la batalla. Hoenn está en crisis. – Dijo Norman, líder de Gimnasio de ciudad Petalia.

    – Entonces está decidido. Iremos a la lucha. – Dijo Máximo.

    – Yo tengo una pregunta. – Dijo Marcial, líder de Gimnasio de Pueblo Azuliza. – Creo que nos tienes que explicar que hacen estas dos personas aquí.

    – Somos agentes del Kanto Squad. – Dijo el Agente 002 mientras se levantaba de su asiento y se apoyaba sobre su bastón. – Teníamos la impresión de que el Team Rocket iba a estar aquí, por lo que, yo, el Agente 002 y la Agente 006, nos fue encomendada la misión de venir a ayudar.

    – ¿Un tullido y la novia del Campeón son todos los refuerzos del gran Kanto Squad? Que decepción. – Dijo el líder del Clan Arbolada, un hombre trajeado de azul marino que parecía ser aviador, el cual iba acompañada de Alana, la líder del gimnasio de la misma ciudad.

    – Kanto está al borde de una guerra. Créeme que la situación no es mejor que la de aquí. – Respondió el viejo Agente tajantemente.

    – La batalla que está por venir decidirá el futuro de Hoenn, de Kanto y seguramente de todo el mundo. – Explicó la Agente 006, la cual conocían mejor por el nombre de Jade.

    – ¿Cuál es la estrategia? – Preguntó Érico.

    – Mi hermano ha preparado una nave con la que entrar a Arrecípolis por el aire. – Dijo Leti.

    – Yo poseo algunas perforadoras que pueden ser útiles acompañadas de algunas embarcaciones. – Dijo Petra, líder de Gimnasio de Ciudad Férrica.

    – Los astilleros de Ciudad Portual tienen algunas embarcaciones que pueden valer. – Propuso el líder del Clan Azuliza, un viejo marinero conocido como Señor Arenque.

    – ¿Pero sabemos cuál es la idea del Team Rocket? ¿Qué quieren hacer con Groudon y Kyogre? – Dijo Aquiles, líder del Team Aqua.

    – No… – Dijo Máximo pensativo.

    – Sea lo que sea, necesitarán una potente fuente de energía. Si destruimos el generador geotérmico que hay bajo el gimnasio podremos anular la maquinaria del Team Rocket. – Propuso Érico.

    – Esa quizás sea nuestra mejor baza para la batalla.

    – El Team Rocket posee aviones y una gran embarcación, yo misma lo he visto sobrevolando la zona. Si nos acercamos por aire seguramente seamos atacados. – Explicó Alana.

    – Podríamos defender el transporte con nuestros Pokémon. Lo suficiente como para poder llegar al cráter. – Propuso Leti. – La nave que está preparando mi hermano resistirá bastantes golpes.

    – Entonces… Tenemos dos bazas. La entrada aérea y la marítima. – Pensó Máximo en voz alta.

    – Tres. El submarino del Equipo Aqua también está disponible.

    – Interesante… creo que podemos idear una buena estrategia…

    – ¡Pero Máximo! Se te está olvidando lo más importante. Cómo detener a Groudon y Kyogre si son llevados a la batalla. – Dijo Tristana, la cual veía que Máximo no sacaba el tema.

    – Tu eres la encargada de eso. Eres la representante del Clan Meteoro, ya sabes lo que tienes que hacer.

    – Entonces… Otra vez tenemos que recurrir a él…

    – Por desgracia así es. No tenemos otra. Él es el único capaz de detener a los dos Pokémon Legendarios.

    – ¿Y por qué no destruimos los Prismas? – Pensó Fátima, la cual ya comenzaba a poder hablar bien. – Groudon y Kyogre irán a por la energía de los Prismas, si los destruimos lograremos calmarlos sin la necesidad de recurrir al Salvador.

    – No es una mala idea… – Apoyó Magno. – Pero la energía necesaria para destruir las gemas podría devastar todo Arrecípolis. Conseguir tal energía es imposible.

    – El salvador necesita del Megapiedra Legendaria para lograr su Habilidad. Si redirigimos la energía de los Prismas contra el Megapiedra Legendaria quizás podamos destruir los Prismas. La Megapiedra aguantará debido a su composición. – Dijo Aquiles atraído por la idea.

    – ¿Y si el Team Rocket se apodera de la Megapiedra? Estaríamos acabados. – Tristana estaba asustada por la idea de poner a Rayquaza en peligro.

    – Tristana… no tenemos otra opción.

    Hubo un largo momento de silencio pensativo. El tener que recurrir a Tristana suponía que era la única opción viable.

    – De acuerdo. Me dirigiré al Pilar Celeste. Pero solamente partiré con Rayquaza si el Clima de Hoenn cambia.

    – Yo me encargaré del transporte de la Megapiedra Legendaria. – Dijo Máximo, el único que conocía la ubicación del oculto Artefacto.

    – Yo, Petra, te ayudaré al transporte de la Megapiedra y aportare equipamiento sacado de las minas cercanas a Ciudad Férrica.

    – Yo Alana, junto al Clan Arbolada, me encargaré de preparar la defensa aérea.

    – El Clan de Ciudad Azuliza se encargará de equipar adecuadamente la flota para esta batalla.

    – Magno y yo nos encargaremos de hacer desaparecer de forma segura esos Prismas. – Dijo Aquiles para sorpresa del otro.

    – Haremos todos los cálculos que sean necesarios.

    – Yo, Leti, junto a mi hermano Vito, prepararemos el buque volador insignia para la batalla.

    – Entonces está todo decidido. – Dijo Máximo. – Tendremos que ponernos manos a la obra ya mismo y ver cuántas unidades poseemos. También debemos tener en cuenta las vidas humanas y los riesgos a tener en cuenta. Mi estrategia sería la siguiente…

    Las siguientes dos horas trataron sobre el planteamiento de la estrategia de la batalla, los peros y las unidades disponibles. La suma total, entre los clanes, los dos equipos, los líderes de Gimnasio, el alto mando, el campeón y el Kanto Squad, daban mil ciento cuarenta y tres personas. Un número aparentemente alto, aunque tenían en cuenta el desconocimiento sobre el enemigo.

    La Agente 006, a mitad de reunión, sacó un pequeño instrumento mecánico que proyectaba un holograma. Allí la chica expuso los posibles enemigos que se podían hallar allí.

    – En una exploración llevada a cabo por Máximo creemos haber identificado a algunos criminales de carácter internacional, algunos relacionados con el Team Rocket en algún momento de su vida.

    – ¿Cuántos son exactamente?

    – Antes de la reunión Máximo ha identificado cuatro, aunque no descartamos que haya más. Aun así, estos cuatro son personas con las que tener mucho cuidado.

    – Algunos son mercenarios de guerra, por lo que tienen gran experiencia usando sus Pokémon y no sólo en combate, sino que también haciendo daño a las personas. – Explicó el Agente 002 mientras caminaba sobre su bastón.

    – El primero sería un famoso espía de Sinnoh conocido por el nombre de Darko. Su especialidad son los Pokémon tipo siniestro. – El detalle llamó la atención de Sixto. – Su especialidad es crear un gran miedo al entrenador enemigo, mermándolo mentalmente para sacar ventaja en el combate. Una vez esto sucede, se lleva por delante al Pokémom enemigo junto a su entrenador.

    – Oh si, dejármelo a mí. Parece alguien hecho para mí. En el campo de batalla yo mismo me encargaré de él. – Dijo Sixto con su actitud desenfrenada.

    – Insensato. Vamos a una guerra, por lo menos tómate las cosas con algo de seriedad. – Riñó Dracón a su compañero del Alto Mando.

    – Entre sus Pokémon más característicos y peligrosos están Malamar, Absol, Krookodile, Cacturne, Tyranitar y Zoroark. Es su equipo estrella. Su Malamar, según lo registrado, posee unos poderes Hipnóticos muy peligrosos capaces de controlar a cualquier ser humano. A pesar de ser un Pokémon, Darko lo considera su compañero, su compinche en las misiones, teniendo ambos un fuerte vínculo muy peligroso. Si buscáis un combate uno contra uno, lo lleváis claro, su Malamar participará en el combate cuando le plazca.

    – ¿Existe alguna forma de evitar sus ataques hipnóticos?

    – Con unos ataques Psíquicos superiores al suyo. – Dijo el viejo Agente 002.

    – El siguiente sería Tyson, un exboxeador de Johto. Seguramente Marcial lo conozca como la leyenda que fue. Nacido y entrenado en Teselia, más tarde se mudaría a Johto donde se alistaría al Team Rocket. Su participación más importante fue en los sucesos del Lago de la Furia. Allí fue capturado por la Agente Mara y encarcelado en la Prisión de Máxima Seguridad de Kanto, lugar del que consiguió escapar sin ayuda alguna.

    – Os recuerdo que es una persona muy peligrosa. Ganaba todos sus combates con unos pocos golpes, los cuales dejaban K.O. al oponente. Él único que consiguió ganar a Tyson fue Lotto, del alto mando de Teselia, en un combate que llegó a durar horas. – Explicó Marcial.

    – El sistema del Campeón nunca fue de su gusto, sobretodo porque su padre pereció en la Guerra Civil de Kanto-Johto. – Explicó el Agente 002. – Yo mismo presencié la muerte de su padre a manos de Fiona Steelix.

    – ¿Cuáles son sus Pokémon? – Preguntó Máximo.

    – Se sabe que tiene un Machamp, un Fearow, Conkeldurr, Crabominabe, Toxicroak y Medicham, estos dos siendo los más peligrosos. Toxicroak se sabe que envenena a todo lo de su alrededor para ir acabando con todo lentamente. Medicham, en cambio, evita que todo alrededor no pueda huir con sus poderes Psíquicos. Además, puede Megaevolucionar.

    – Cualquiera del Alto Mando podría dar la talla en un combate doble. – Dijo Máximo.

    – El problema no es el combate Pokémon. Es el combate cuerpo a cuerpo – Dijo Marcial. – Es inevitable que nos ataque.

    – Neutralizar a estos personajes nos puede venir bien. – Dijo Érico. – Creo que podré electrocutarlos.

    – Eso es cierto… Pero deberíamos dar prioridad a nuestras vidas. No podemos arriesgarnos en el campo de batalla. – Dijo Petra.

    – Vito y Leti podrían encargarse de los Pokémon, mientras que yo combato con él de forma que no pueda concentrarse. – Propuso el líder de Gimnasio de Pueblo Azuliza.

    – Marcial, no te dejaré solo. Perderás en una batalla con él y lo sabes. – Dijo Candela, preocupado por su amigo.

    – Podré dar combate lo suficiente como para ganar terreno. No te preocupes.

    – El siguiente es Terro, un minero que siempre ha estado relacionado con el Mercado Negro. Ha llevado a cabo varios trabajos ilegales para extraer diferentes tipos de gemas. A pesar de su apariencia inofensiva, sus Pokémon son terriblemente fuertes, los cuales usa para no dejar ni un solo rastro. – Continuó Jade, dándole su magistral explicación delante de un serio y concentrado público.

    – Es el famoso criminal de los sucesos del Frente de Batalla. – Continuó Máximo. – Cómo bien sabéis, hace dos años este hombre perforó una delicada zona bajo el Frente de Batalla. La ilegal perforación provocó una serie de derrumbamientos en la zona que hundieron todas las instalaciones en aquélla serie de ruinas.

    – ¡Pero Máximo, jamás nos fue explicada la intención de esa perforación!

    – Aquel hombre buscaba un depósito subterráneo de gas. Al ser una acción ilegal, combinado a que estaba atacando el hogar de unos Smeargle, provocó una explosión que acabarían en la serie de derrumbamientos que todos conocéis.

    – Y esa no ha sido su única travesura. También se hallan desastres cómo la búsqueda de petróleo en la costa de Kalos, que acabó en un desastre medioambiental impresionante o el accidente del Monte Tuerca en Teselia en el que veintidós personas murieron. – Continuó el Agente 002.

    – Cómo ingeniero es todo un genio. – Dijo la Agente 006, recuperando el hilo de su charla. – Pero sus recortes en los materiales con intenciones de lucrarse han acabado en algunas ocasiones como grandes desastres. Lo más curioso es que siempre acaba escapando, gracias a sus Pokémon de tipo Roca. Entre los más destacables se encuentran Sudowoodo, Gigalith, Golem de Alola, Archeops y Carracosta, estos dos últimos siendo los que usa para escapar.

    – El mayor peligro viene de su Golem, el cual puede hacer poderosos ataques de tipo eléctrico. Tan pronto puedes recibir un Rayo aniquilador como ser sepultado por un Tumba Rocas. – Alertó Érico, el cual conocía al Pokémon a la perfección.

    – Para acabar nos queda el pez gordo, un hombre famoso en lejanas regiones pobres por su crueldad. Un mercenario, criminal de guerra, famoso por su crueldad a la hora de arrasar poblados y torturas llevadas a cabo.

    – ¿Pero qué ha hecho ese pobre diablo? – Dijo el líder del Clan Malvalona.

    – Arrasó un poblado entero solamente para poder eliminar a su objetivo, el cual se hallaba en aquel poblado.

    – Dicho así parece que hablamos de un monstruo. – Opinó Leti.

    – Pues nada más lejos. Quizás hablemos del hombre más peligroso de todos los mencionados hasta ahora. Su equipo Pokémon es un grupo de asesinos, muchos de ellos con habilidades hechas para la tortura. – Dijo el viejo Agente 002. – Tortura. Esa es su afición favorita.

    – Sus Pokémon, como bien ha dicho el Agente 002, son hábiles torturadores. Entre ellos están Banette, el cual tiene la posibilidad de alcanzar la forma Megaevolucionada, Magcargo, el cual suele torturar achicharrando las diferentes extremidades de la víctima, un peligroso Scizor que ataca sin piedad con sus afiladas cuchillas, un Empoleon que llegó a matar a siete hombres clavándoles el tridente de su cabeza, un Venusaur capaz de borrar del mapa a una ciudad entera con su Megatón Florar y un Noivern que ataca sin aviso alguno con su poderosas ondas. – Jade acabó la explicación dando un profundo silencio entre la gente.

    – ¿Estamos hablando entonces de un supervillano? – Bromeó Sixto. – Entonces también me lo pido.

    – Que jodido, estás loco. – Dijo Dracón, el cual no pudo evitar liberar una sonrisa.

    – Vosotros a lo vuestro. Si la liais no pienso rescataros. – Les regaño Fátima.

    – No te preocupes Fátima. Yo mismo congelaré a todos los enemigos antes de que estos dos hagan alguna de las suyas. – Dijo Nívea, la única del Alto Mando que había permanecido callada.

    – Señores. Sois los mejores de Hoenn, pero los demás también queremos algo de protagonismo. – Dijo Máximo, uniéndose al quinteto que se habían atrevido a bromear.

    – ¿Entonces… está todo listo? – Dijo Petra.

    – El plan lo pondremos en marcha a las diez de la mañana según lo hablado. Todos, manos a la obra. – Dijo Máximo creando un barullo entre los asistentes. Todos tenían que poner a punto los preparativos.

    Muchos cogían sus PokéNav y llamaban a sus ayudantes, debían preparar todo en algo menos de ocho horas. Incluso Máximo hizo una llamada, una llamada a su padre. “Prepárame todo el arsenal, a mí, y a mis Pokémon. Yo iré a preparar el transporte de la Megapiedra Legendaria” fueron las últimas palabras del campeón, el cual colgó a su padre que gritaba alterado desde el otro lado.

    – Jade, Agente 002, Risco y Petra. Debemos partir ya mismo. La Megapiedra está bajo el subsuelo de Devon S.A. en unas instalaciones de máxima seguridad.

    – De acuerdo. – Dijo el Agente 002.

    – Yo también iré con vosotros. Os acompañaré hasta que vayáis a Ciudad Portual. – Dijo Tristana. – Allí me dirigiré al Pilar Celeste.

    Máximo utilizó a su Metagross para transportar a su hijo y al viejo agente, mientras que él se montó en su Skarmory, Jade se puso sobre su Flygon y Tristana sobre su Salamence. Así, partieron hacia el oeste, dirección Ciudad Férrica.

    En media hora llegarían a Ciudad Férrica, exactamente a las instalaciones de Devon S.A. Sin entrar en el edificio, se movieron hasta una zona contigua, una zona cubierta por una fina hierba que disimulaba el entorno.

    – Este pequeño claro tras el edificio es la entrada. Las rocas colocadas bajo el verde son de una forma especial, las cuales encajan a una máxima perfección. Ninguna explosión o perforadora podría llegar a la galería subterránea. Las rocas forman un rompecabezas que sólo se puede deshacer con Psíquico, retirando las rocas de forma específica.

    Metagross comenzó a retirar pesadísimas rocas, una tras otra, y las iba dejando a los lados. En cinco minutos unas escaleras descendentes bajaban a la galería, la cual estaba cubierta de hormigón y acero de Registeel.

    Entrar y vieron el luminoso artefacto, la Megapiedra Legendaria. Una gran Gema brillante, algo más grande que una persona, flotaba entre dos plataformas circulares metálicas.

    – Estas dos plataformas crean un campo de fuerza que evita que Groudon y Kyogre las detecten. – Explicó Máximo mientras caminaba algunos pasos por delante. – Gracias a dios, cuando Devon S. A. construyó la maquinaria la hizo de forma que se pueda transportar con facilidad.

    – Iré a por la gran perforadora. – Dijo Petra, retirándose a toda velocidad.

    – ¿Qué tipo de taladradora es? – Preguntó Jade.

    – Hace unos años el equipo Magma construyó una taladradora gigante con la que poder viajar por el subsuelo de Hoenn con toda tranquilidad, claro que fue en tiempos en las que sus intenciones eran poco convenientes. – Explicó Risco.

    – Petra, valiéndose de esa tecnología y las rutas agujereadas creadas por el equipo Magma, creo su propio equipo, el cual se guarda bajo su Gimnasio. – Finalizó Máximo.

    – Interesante… – Dijo el Agente 002 al entender mejor el plan.

    – Veo que no perdéis tiempo. – Dijo un hombre que aparecía tras ellos, un hombre de traje azul rayado y extraño pelo canoso en forma de estrella. Era el Señor Peñas.

    – Padre, no tenemos tiempo que perder. Ayúdanos a empujar la Megapiedra.

    Todos juntos empujaron la plataforma flotante, la cual se movía con dificultad. Subirla por las escaleras, llevarla a través de la ciudad en medio del silencio de la madrugada y la metieron en el gimnasio, donde ya Petra había preparado la perforadora principal, mientras que sus ayudantes preparaban las más pequeñas.

    La familia Peñas, junto a Tristana, metió la Megapiedra en el vehículo subterráneo y la prepararon para la misión. Después Jade y Máximo se reunieron a solas con su hijo, mientras que los dos viejos entablaban una conversación sobre sus batallitas.

    – Risco, hemos estado hablando tu padre y yo. Te quedarás con tu abuelo. Eres muy joven para meterte en el campo de batalla.

    – No.

    – Risco, no permitiremos que vayas. – Dijo Máximo.

    – ¿Por qué debería obedeceros? Tú papa los primeros años de mi vida ni me cuidaste, y de ti, mamá, puedo decir lo mismo. Jamás hemos sido una familia, asique iré allí.

    – Risco… – Dijo Jade, dolorida.

    – ¿Cuándo hemos estado los tres juntos como una familia? Una vez al año desde mi nacimiento.

    – Cállate. – Le dijo Máximo enfadado. – Deja de comportarte como un niño malcriado. Tu madre y yo sabes que hemos tenido importantes responsabilidades, responsabilidades que te pedimos que respetaras. Hemos sido los mejores padres que has podido tener, pero sabías que la madurez tenías que conseguirla por tu parte. Compórtate cómo el hijo de un Campeón de Hoenn.

    El niño, ofendido, se marchó del gimnasio hacía la mansión Peñas. El abuelo decidió seguirlo a su ritmo.

    – Has hecho bien. – Le dijo Jade a su marido.

    – Ahora mismo debería ser una preocupación menor.

    – Somos responsables del bien de Hoenn, pero también somos padres. Deberíamos saber llevar las dos cosas. Quizás mejor de lo que hayamos hecho.

    – Yo soy el culpable de que te trate así. Sabe tan poco de ti y tanto de mí. No te respeta. – Lamentó Máximo, el cual se quedó mirando a los pies de ella.

    – No te preocupes. – Le dijo Jade mientras llevaba su cálida mano a la cara del hombre y la levantaba ligeramente. Aún estamos a tiempo de ser la familia que no hemos sido. Para ello deberemos volver de la batalla.

    Ambos se quedaron en silencio un momento y se besaron ignorando todo el alboroto que tenían alrededor.

    – Parejita. No es por molestar, pero el fin del mundo se acerca. ¡Todo el mundo a bordo! – Interrumpió Tristana desde la entrada a la perforadora, provocando una leve sonrisa a la pareja.

    – No habrá fin del mundo Tristana. Estamos nosotros para impedirlo. – Dijo Máximo mientras los dos subían al vehículo.
     
  13.  
    jonan

    jonan Jonan1996

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    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Los últimos días de Kanto (Game of Pokémon)
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    36
     
    Palabras:
    3520
    Bueno, aquí el capítulo 32 después de semana y pico. Es un capítulo un poco más largo que los que habitualmente escribo, al igual que el anterior. Esto se debe a que estamos entrando en la recta final de la primera parte, lo que me hace trabajar más los escritos. Me gustaría acabar esta primera parte antes del día 31, no por meterme prisa, sino que lo planteo como un reto personal. Sino es para el día 31 de Diciembre, mi segundo objetivo será el día 6 de Enero.
    Una vez que acabe la primera parte (en un principio constará de 44 capítulos, según lo que tengo planeado) haré un descanso de un mes por tema de exámenes, aun así dudo que no me entre el gusanillo de escribir, así que en mi regreso igual tenéis algunos capítulos de seguido. Para los que vayáis un poco más atrasados en la historia, las navidades y Enero serán buenas fechas para ponerlos al día, dentro de lo que podáis, claro.
    Por último aviso que tengo disponible todos mis capítulos en un Word, los cuales tienen correcciones que se me habrán colado aquí. Cuando acabe la primera parte seguramente lo suba o algo, si alguno lo quiere para leer que me lo pida sin problema alguno.
    No os meto más la chapa, aquí el capítulo.
    32º Capítulo: “Eve”

    Amanecía en las ruinas de Pokélantis. El sol, débil, salía en las montañas del fondo oculto tras las oscuras nubes de tormenta que se acercaban. El avión del Kanto Squad llegaba allí, un recinto abierto lleno de antiguos edificios. En el interior del avión viajaban los Agentes 004 y 007, que iban a encontrarse con el trío de arqueólogos.

    – Dicen que son de los mejores del Kanto Squad. – Dijo Archibald Rotenham.

    – Si de verdad necesitamos protección será mejor que vengan los mejores. Mira que pasó en Pokemopolis. – Dijo Eve.

    De repente una veintena de hombres bajaron del transporte. A la cabeza estaban 004 y 007, el primero, el viejo vestido de kimono, acompañado de su Shiftry y el segundo, el montañero, acompañado de su Heatmor.

    – Parece que ya hemos llegado. – Dijo el montañero.

    – Debemos organizar rápidamente la defensa para que los investigadores trabajen sin problemas. En caso de encontrar algún Pokémon Gigante tú y yo nos encargaremos. – Respondió el serio Agente 004.

    – Bienvenidos. – Dijo Eve. – Me llamo Eve, soy la directora de la excavación.

    – Un placer. Yo soy el Agente 007 y este es mi compañero 004. – Hubo un rápido estrechón de manos entre los cinco que el Agente 004 Interrumpió.

    – Si no os importa vayamos al grano. Creemos en la posibilidad de que haya un ataque en caso de que haya un Pokémon Gigante, por lo que una rápida intervención nos ayudaría mucho.

    – Claro. Vayamos a mi carpa y os explicaré todo. – Eve señaló el camino hasta su carpa, lugar dónde había una mesa con una imagen aérea. Allí se encontraban los Agentes 055 y 056 los cuales preparaban unos artefactos explosivos.

    – ¿Ya estamos todos? – Preguntó el Agente 055.

    – Parece ser.– Dijo Eve. – Voy con la explicación. Hace dos días encontramos un Claydol gigante en Pokemopolis, además de numerosas pistas que apuntaban a la existencia de que la capital de uno de los siete reinos se hallaba aquí. Lo más curioso es que al parecer este Reino, el Reino de la Alquimia, poseía el poder de un Golett de tamaños desproporcionados. Es por eso que estáis aquí.

    – Esa información es la que conseguisteis allí. ¿Qué habéis descubierto aquí? – Preguntó 004.

    – Hace ocho años se encontró el alma del rey en una Pokéball, junto a una leyenda que decía que había capturado a Ho-Oh. La realidad era que Ho-Oh castigó al reino por la ambición del rey. Con esa información investigamos las tumbas de la familia real, con intención de conocer los últimos días del reino. Finalmente encontramos lo que queríamos, exactamente en la tumba de su hijo, el cual partió de viaje en la misma época.

    – Allí encontramos una tablilla escrita por el hijo del rey, el cual volvió del viaje y encontró al reino devastado. – Continuó John Clayton señalando una gran tablilla de arcilla sobre una mesa blanca. – Según la tablilla, el hijo partió de viaje sabiendo que la ambición de su padre destruiría el Reino. Casualmente siete personas de los diferentes siete reinos partieron en busca de una salvación, llegando los siete a la conclusión de que Pokémon de tamaños enormes solo podían salvarlos.

    – Pero agigantar Pokémon era imposible, por lo que vieron la posibilidad de crear Pokémon artificiales de tamaños grandes. –Siguió Archibald. – El Claydol gigante de Pokemopolis estaba preparado para la guerra contra los siete reinos diferentes. En cambio, el príncipe de Pokélantis creó un Golett gigante en una región lejana para luchar contra el mismísimo Ho-Oh y poder salvar a su padre.

    – Por desgracia cuando volvió su pueblo había sido destruido por los mismos Pokémon gigantes creados por Ho-Oh en Pokemopolis. Mientras que allí se utilizó el conocimiento para capturar a los susodichos Pokémon, aquí simplemente se guardó todo bajo tierra, en una ubicación cercana a la tumba del príncipe. El mismo príncipe pensaba que el Reino de la Alquimia no merecía ser salvado.

    – Entonces tenemos bajo este lugar un Golett gigante que fue construido para pelear con Ho-Oh. – Dijo el Montañero.

    – Así es. Tras una gran pared que tenemos intención de volar por los aires. – Dijo 005.

    – La idea era dejar todo bajo tierra, por lo que aparentemente no hay ninguna entrada conocida.

    – Bien pues. Nosotros siete seremos los que entremos. Los demás agentes que han venido se encargarán de meter al Pokémon en el transporte. – Dijo 004.

    – He ahí el problema… – Cuestionó Eve al Agente.

    – ¿Qué ocurre?

    – Quizás el Pokémon supere los cincuenta metros de altura.

    El comentario dejo a todos sorprendidos y en silencio. Aquel tamaño se escapaba a lo esperado por cualquiera.

    – Entonces… no se puede mover de su sitio, por lo menos no de forma forzada. – Dijo el montañero. – Y dudo que el Golett amigablemente viaje hasta el almacén.

    – Existe una forma… – Dijo Eve. – Una forma que llevo pensando desde ayer. Si el príncipe pudo transportarlo, el objeto seguirá allí, ¿No creéis?

    – ¿Vamos a basarnos en meras conjeturas? – Dijo 004.

    – ¿Sino que vamos a hacer? ¿Debilitarlo y transportarlo en camiones? – Dijo John.

    – Pues no es que nos vaya muy bien. – Dijo el montañero. – ¿Y si planteamos una inspección? Así podremos plantear una estrategia adecuada.

    – Nuestro problema es el tiempo. – Insistió el Agente 004.

    – Temes un ataque que no sabes cuándo llegará. Hagámoslo y ya enfrentaremos la amenaza cuando llegue el momento. Lo único que tenemos que tener en cuenta es guardar las fuerzas cuando nos enfrentemos a Golett, así guardando Pokémon para cuando nos enfrentemos al Team Rocket.

    – Tienes razón… – Le dijo el Agente 004 al 007. – Habéis oído. Haremos eso. Entraremos como sea a dónde este ese maldito Golett y lo mantendremos bajo control. Pero no debéis usar todas vuestras fuerzas por si sale el Team Rocket. Vosotros tres, los arqueólogos, encargaros de ver un objeto que nos ayude a transportar esa supuesta criatura.

    No hubo respuesta verbal, solo un asentimiento por parte de los tres arqueólogos. Los cuatro agentes salieron de la carpa blanca junto a los tres arqueólogos para dirigirse a la entrada de la supuesta galería del Golett gigante.

    – Esperad Agentes. – Dijo 004. – Tengo que deciros algo. Los arqueólogos podéis seguir. Es algo personal del Kanto Squad, nada de la misión. Es más, si queréis podéis quedaros.

    – No será necesario. – Dijo Archibald Rotenham. – Vamos John y Eve.

    – Yo me quedo. Por si acaso. – Dijo Eve. Los dos hombres asintieron y se marcharon corriendo. Eve se quedó expectante, mientras que el Agente 004 decidió decir lo que pensaba.

    – Señores. – Comenzó el hombre, especialista en espionaje y consejero de estrategias. – Para empezar. Agentes 055 y 056. – Los dos Agentes rectaron sus espaldas. – Habéis conseguido un ascenso por vuestros propios logros. El ascenso puede ser de entre diez y cuarenta niveles. Si viene el Team Rocket hacer vuestro trabajo, quizás entréis entre los puestos diez y veinte. Quiero que deis lo mejor de vosotros, pero siempre con profesionalidad.

    – Sí, señor. – Dijeron los dos a unísono.

    – En cuanto a ti… – Le dijo señalando un dedo en el pecho al Montañero y en un tono ligeramente vacilón. – Usted… Usted no se merece un puesto 007. Con esta misión, si resulta exitosa, aspiro a un puesto mayor, un 003. Podrías tú ser el nuevo 004. Mi consejero de estrategias.

    – Ja, ja, ja. – Rio el montañero sin contenerse. – Conozco mis posibilidades dentro del Kanto Squad. Sé a lo que puedo aspirar con el tiempo. Si quieres te ayudaré a ser el 003 a cambio de que yo sea el 004, pero tarde o temprano yo te quitaré ese puesto con poca dificultad. Aspira a ello y lógralo, pero a ver por cuanto lo mantienes.

    – Bienvenido al juego. – Dijo el Agente 004 retando a su compañero.

    – Caballeros… ¿Vamos? – Dijo el Agente 056 al ver los dos jefes.

    Sin decir una sola palabra los dos partieron a las ruinas. Entrar por un túnel y enseguida se encontraron los siete en la sala del rey, una oscura sala iluminada por la tenue luz de dos fogatas encendidas en dos huecos de la pared. En medio de estas se hallaba la gran estatua del rey, una estatua tras el trono de piedra.

    – Cuando se encontró este lugar se descubrió que la estatua era una puerta corredera y no un adorno tras el trono, como lo parece. – Dijo el Agente 004.

    – ¿Puerta corredera? – Preguntó John.

    – Así es. Vamos a sostener la estatua entre todos y tirar hacia atrás.

    – Bien. – Dijo Eve muy concentrada mientras se acercaba a la estatua.

    Entre todos agarraron la estatua como pudieron y tiraron, haciendo retroceder la estatua algunos metros y dejando al descubierto un oscuro hueco rectangular, de la cual unas escaleras se perdían en la oscuridad.

    Inmediatamente bajaron las escaleras con las linternas en la mano y llegaron a una segunda galería, una sala llamada la sala de la cerradura. La sala estaba llena de una incómoda humedad y mucho musgo, pero las paredes en sí no tenían ningún tipo de decoración, eran meras paredes planas. En la pared más al fondo existían seis cavidades donde unos rodillos se podían girar, así dando a elegir entre cinco letras, una a, una ele, una ene, una te y una zeta.

    – Parece algún tipo de código o contraseña. – Pensó en voz alta el Agente 004 que se acercaba junto a Eve.

    – Seguramente fue dejado por el mismo príncipe. – Pensó John.

    – ¡Eso es! – Gritó Eve emocionada. – La solución es Aztlán, el nombre del príncipe.

    – ¿Cómo lo sabes? – Dijo el Agente 007 algo alarmado.

    – He leído vuestros informes… supuestamente secretos. – Dijo Eve algo avergonzada. – Hace cuatro años compré en el mercado negro una filtración de información arqueológica.

    – Mierda… – Dijo el Agente 004. – Hace cuatro años Poisonous Widow, una famosa ladrona, se coló en nuestros servidores y robó algunos archivos.

    – Entonces… es muy probable que el Team Rocket esté de camino. Suponiendo que no hayan llegado. – Explicó el Montañero.

    – Pues no tenemos tiempo que perder. – Insistió John al preocupado jefe de la misión.

    – Tienes razón… Debemos llegar al fondo del asunto cuanto antes. Pero estas ruedas ya no funcionan, están demasiado dañadas y el mecanismo no funciona bien. Es el mismo motivo por el que no se avanzó hace años.

    – De eso no te preocupes. – Dijo John mientras sacaba una de sus Pokéball. – Adelante Swoobat. – El alegre Pokémon salió de su Pokéball aleteando sin parar y usó sus ultrasonidos para investigar la zona.

    – ¿Qué planeas? – Preguntó Eve.

    – Swoobat. Usa Psíquico para mover los rodillos atascados. Necesitamos formar la palabra Aztlán.

    El Pokémon hizo un breve sonido y se lanzó contra las cavidades colocándose entre Eve y el Agente 004. Allí se iluminó su cuerpo junto a las seis ruedas que comenzaron a girar hasta formar el código. Cuando dejó de usar su poder el mecanismo se puso en marcha aunque con una ligera dificultad.

    La pared de en frente descendió levantando una gran polvareda que obligó a los protagonistas a cerrar los ojos y cubrirse la boca y la nariz. Swoobat, atento, uso su Supersónico para aclarar la zona rápidamente y así dejar al descubierto lo que buscaban. Habían encontrado al Golett de la leyenda, un Golett variocolor de ochenta metros de altura.

    – Es tan grande que podríamos entrar en su interior. – Pensó Archibald atónito con lo que veía.

    – ¿Un ser humano podría escalarlo? – Soltó el Montañero con sus cosas.

    – Aztlán era un maldito genio. – Dijo Eve.

    El Golett estaba dormido e inmóvil dentro de una sala circular. En espiral bajaba una rampa, rampa separada del círculo central por arcos en punta. El Golett estaba apoyado bajo dos grandes plataformas metálicas, una para cada pierna, y bajó el se hallaba un extraño instrumento similar a un cubo de cuarzo algo transparente y que recordaba ligeramente a la forma de una Pokéball. Este instrumento era tan grande como una persona y su peso era tremendo.

    – Creo que deberíamos bajar. – Propuso Eve. Los hombres, sin decir nada, la siguieron.

    Bajando la espiral, en cinco minutos Llegaron a la parte más baja de la sala. Allí se hallaba el gran cubo, el cual tenía una inscripción muy antigua.

    – Un Pokémon para proteger a un padre. Un Pokémon para matar a un Dios. Que el destino nunca desate el infierno en la casa del príncipe. – Tradujo John Clayton. – Está escrito en un idioma antiguo de Teselia.

    – ¿Qué creéis que pasará si pulsamos el círculo ese del centro? – Preguntó el montañero señalando al Artefacto.

    – No tengo ni idea. El constante goteo del lugar creo que ha borrado la última frase de la inscripción.

    – ¿No puedes sacarlo? – Dijo 004.

    – Si limpiamos la cal producida por el desgaste de las rocas quizás podamos leerlo. – Propuso Eve.

    – Es la única opción. – Dijo John pensativo. – Eve, tu eres experta en el tema de limpieza, ayúdame.

    – Si…

    Un gran terremoto interrumpió la concentración de los siete, el cual provocó que algunas rocas cayeran del techo y paredes. Por suerte, al estar bajo Golett ningún resto llegó a impactar contra ellos.

    – ¿Qué demonios ocurre? – Preguntó Archibald, el cual se había caído al suelo a causa del temblor.

    – Parece ser que tenemos visita. – Dijo el Agente 004 a la espera de que cesara el derrumbe.

    – Deberíamos salir a ver qué ocurre y proteger a Eve y John mientras limpian la inscripción. – Propuso el montañero.

    – Estoy de acuerdo. No podemos permitir que el Team Rocket llegue hasta nosotros. – Dijo el Agente 004 mientras sacaba su katana y se colocaba en posición de combate. – ¡Agentes, vamos!

    – ¡Sí! – Dijeron los otros al unísono, mientras salían corriendo rampa arriba.

    – Archí, cúbrenos si viene alguien. – Dijo John sin despejar la vista de la difusa inscripción.

    – Estoy demasiado viejo para el trabajo de campo. Adelante Abomasnow.

    Los temblores disminuyeron, pero en ningún momento cesaron. De vez en cuando se escuchaban explosiones y el sonido de armas disparándose, las cuales cada vez estaban más cerca. El trio de arqueólogos cada vez estaba más nervioso, pero no tenían escapatoria. No solo el camino para huir estaba cubierto por una batalla campal, el verdadero problema radicaba en que el Team Rocket pudiera controlar aquella poderosa criatura.

    – Chicos… algo raro pasa. – Dijo Archibald observando la parte superior de la galería.

    – ¿Qué ocurre? – Preguntó Eve, la cual quitaba una blanca sustancia con una pequeña herramienta metálica similar al usado por los dentistas.

    – Hay un extraño gas en la parte más alta del lugar, parece gas venenoso.

    – ¡Retroceder! – Se escuchó la voz del Agente 004 resonando por toda la galería una y otra vez. Los tres vieron como los cuatro agentes retrocedieron en la rampa hasta estar en una zona libre de veneno. Después se escuchó una escalofriante voz que recordaba al de una mujer, aunque esta voz sonaba extraña, cómo si algo metálico la estuviera cubriendo.

    – Ya estoy aquí. – Dijo la siniestra voz, una mujer cubierta por una máscara de gas que salía lentamente de la gran nube de gas venenoso.

    – Voy a subir a ayudarles. – Dijo Archibald. – Con la ventisca de Abomasnow podré eliminar el veneno.

    – Está bien. En cuanto leamos esto subiremos a ver qué ocurre. – Respondió Eve, haciendo que el viejo Archibald, a su ritmo, comenzara a subir la rampa en espiral.

    – Eve. No hay una frase, hay dos. – Dijo John. Has resuelto la primera. Te falta la otra.

    – Bien… ¿Qué dice? – Preguntó Eve mientras seguía con el trabajo.

    – La herramienta para contener al demonio despertado está delante. No se puede leer más.

    – Dame cuatro minutos y leeremos todo.

    – No sé si tendremos cuatro minutos…

    John miró arriba y vio el combate. Por un lado estaban los cuatro agentes acompañados del Shiftry de 004, el Heatmor de 007, el Charmeleon del Agente 055 y el Poliwrath del Agente 056. Por el otro se encontraba Arsenia, la Capitana del Team Rocket, acompañada de su atemorizante Scolipede. Tras ella se hallaban dos soldados del equipo enemigo, los dos que habían participado en Pokémopolis disfrazados de ayudantes, el primero, el soldado 073, con un Marowak y el otro, el soldado 074, con un Starmie.

    – Scolipede, Megacuerno contra Shiftry.

    – Shiftry, Pulso Umbrío.

    Shiftry intentó defenderse contraatacando, pero fue inútil. Los venenosos cuernos impactaron de lleno en el Pokémon y lo lanzaron despedido hasta chocar contra el sello del pecho del Golett gigante, así haciendo que el sello se clavara más en la criatura.

    – Mierda… – Opinó el montañero. – Heatmor, Onda Ígnea. – Heatmor provocó una achicharrante onda de fuego que detuvo de lleno a los tres Pokémon enemigos, aunque sin hacerles mucho daño.

    – Yo me encargo de contraatacar. – Alertó el Agente 055. – Charmeleon, Lanzallamas. – Charmeleon atacó, ataque que interceptó de lleno al Marowak, el cual eliminó las llamas con Huesomerang.

    – Ya estoy aquí… – Dijo un exhausto Archi, seguido por su enorme Abomasnow, que aparecía tras ellos. – El veneno no bajará mucho más. Abomasnow, Ventisca a la parte superior.

    El Pokémon atacó a la nube ponzoñosa, la cual se disolvió con gran facilidad. Pero Arsenia ni siquiera se molestó. Los tenía rodeados a pesar de la inferioridad numérica. La chica simplemente hizo un pequeño gesto que señaló al Soldado 073, el propietario del Marowak.

    – Puño Fuego. – Dijo el soldado.

    Para cuando se dieron cuenta, Marowak estaba bajo Abomasnow con el puño en llamas. Soltó su gancho en la tripa del animal y lo estampó contra la pared de forma brutal. Una vez más, la fuerza del Pokémon tipo tierra los sorprendió a todos, salvo al Agente 004.

    – Lluevehojas.

    Marowak salió volando muy cerca de la cabeza de Golleta a causa de la tormenta de hojas provocada por un fuerte movimiento de brazos de Shiftry. El Pokémon cruzó toda la sala y se estampó contra la pared contraria, haciendo caer más escombros al fondo.

    – Cuidado Eve. – Le dijo John a su compañera al ver las rocas que caían. En cuanto cesó el derrumbe Eve agarró fuertemente la muñeca del otro.

    – Ya está.

    – Veamos… – El hombre comenzó a traducir las escrituras. – Oh mierda… Tenemos que correr. – Rápidamente John cogió la muñeca de ella y comenzó a tirar mientras corría.

    – ¿Qué ocurre?

    – Golett va a despertar en cualquier momento. ¡Si no quieres morir achicharrada, corre!

    De repente las piernas de Golett comenzaron a temblar fuertemente y emitir una cegadora luz blanca. La pareja comenzó a correr escaleras arriba, sin importar las piedras que podían caerles a la cabeza.

    – Por tu bien, corre como si la vida te fuera en ello. – Le dijo John con la respiración acelerada.

    – Golett… – Rugió de repente la criatura, haciendo temblar el lugar entero y deteniendo el combate del piso superior.

    – Parece ser que el pequeño se ha despertado. – Dijo el Montañero, el cual no necesitaba sostenerse en ningún lado para no caerse, a diferencia del resto.

    – Adelante Beedrill. – Dijo Arsenia mientras soltaba la Pokéball.

    – ¡Corred! – Gritó John cuando llegó a la altura del resto. – Las piernas de este Golett están preparadas para volar, como las de un Golurk. Si no salimos de aquí pronto seremos cenizas.

    – Go… Golett… – Volvió a rugir. La luz de sus piernas pronto se volvió en un ardiente fuego que impulsaba su cuerpo.

    Todos se temieron lo peor. Iban a morir quemados por el Golett.

    – Charmeleon…

    – Beedrill…

    La cabeza de Golett chocó contra el techo, el cual se rompió con facilidad. Golett salió fuera para sorpresa del Kanto Squad y el Team Rocket. Cesó de emitir fuego por sus piernas y se asentó en el suelo, no sin pisar algunos combatientes y crear un gran temblor. Después comenzó a congelar a todo el que pusiera resistencia con su poderoso Rayo Hielo.

    Los que seguían en el interior abrieron los ojos. Tanto Charmeleon como Beedrill usaron Protección, así protegiendo a todos. Cuando las llamas se dispersaron, los dos Pokémon cesaron sus ataques y volvieron a la posición de combate.

    – De qué poco… – Dijo el montañero, el cual no pudo evitar soltar una carcajada.

    – Bien hecho. – Felicitó el Agente 004 a su subordinado.

    – Esto no ha acabado… – Dijo Eve observando a los oponentes.

    – Parece que esto se pone interesante… – Dijo una voz que hacía acto de presencia. – Un Golett gigante que viaja directamente hacía Ciudad Plateada. ¿Quién será el que detendrá este inoportuno problema?

    El hombre apareció a través de las sombras. Era Mento, un Mento aún algo malherido y con las vendas y los ropajes negros por la suciedad.
     
  14.  
    jonan

    jonan Jonan1996

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    Los últimos días de Kanto (Game of Pokémon)
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    33º Capítulo: “Thomas Furry”

    Ciudad Trigal recibía el juicio de Fredo, el antiguo líder de Gimnasio de Pueblo Caoba. Acompañado de Samuel Coolden, Lance y Thomas Furry, entró a la antigua terminal global, un enorme rascacielos de cristal. Tras ellos iban entrando los diferentes Líderes de gimnasio de Kanto y Johto, los cuales se mantenían en silencio. El ambiente era muy tenso.

    Entrar y cruzaron una gran sala en la que el color azul reinaba. Baldosas azules en el suelo, paredes pintadas de celeste, una pequeña fuente de agua en medio, el lugar era el último momento tras entrar a la sala del juicio, la sala que pronto se llamaría la sala del caos.

    – ¿Quieres algo antes de entrar? – Le dijo Lance de forma fría.

    – Después de la que has liado me vienes con gestos humildes. Entremos y zanjemos esto de una maldita vez. Si de verdad quieres tener un buen gesto conmigo lo único que tienes que hacer es celebrar un juicio justo. Pero tu orgullo y tu cuerpo drogado para soportar el dolor no van darme ese Juicio.

    – Fredo… – Intentó explicarse el Campeón.

    – Tienes quemaduras en la mayor parte de tu cuerpo, lo tienes completamente vendado, y además necesitas echar mano de tus pastillitas. ¿Te crees que no te he visto?

    Fredo continuó junto a Samuel, mientras que Lance se quedó con el otro un poco más atrás. Thomas, que llevaba callado todo el viaje, se atrevió a hablar.

    – Sé que no es mi asunto, pero creo que un juicio justo es lo mínimo que se merece. Si tú que eres el Campeón no puedes proporcionarle eso, qué es lo que legítima tu poder.

    – Entraremos, celebraremos el juicio, y entre los diecisiete votos se decidirá qué hacer con Fredo. Tú y Samuel haréis de testigos, responderéis a las diferentes preguntas de los lidere, y observareis como se da un veredicto. Punto. – Lance, tenso, entró en la sala del juicio. Tras él entró Thomas Furry ofendido por el tono de su compañero y finalmente los líderes de Gimnasio fueron colocándose en su sitio.

    La sala era extremadamente blanca y circular. Entrar y en frente había una altura con tres sillones muy cómodos, el de en medio estando a una altura algo mayor. Frente a ellos había dos sillas puestas para los testigos y tras estas dos sillas los dieciséis sillones rojos, los cuales tenían los nombres de los líderes grabados en color dorado.

    Lance se sentó en el asiento central, Fredo a la mano derecha y la izquierda se quedó libre para ir llamando a los testigos. Cuando todos los líderes se sentaron y se callaron Lance decidió dar comienzo al juicio.

    – Hoy nos reunimos con idea de impartir justicia ante las acusaciones que se han producido a él antiguo líder de Gimnasio, Fredo. El crimen del que se le acusa es intento de asesinato, crimen del que dice ser inocente. – Comenzó Lance desde su puesto, aunque pronto se levantaría de su sitio sin poder aguantar el dolor de sus heridas. – Existen dos testigos, uno que estuvo presente en el intento de asesinato, y otro que afirma el haber estado toda la noche con Fredo.

    – Y tú eres la víctima. – Anotó Blaine, el líder de Gimnasio especializado en el tipo fuego. Éste hacía rato que había notado las heridas.

    – Así es. El primer testigo y yo celebrábamos un combate cuando fuimos atacados por el que fue el alter ego de Fredo, Mask of Ice.

    – ¿Acaso no han pasado siete años desde los incidentes del Neo Team Rocket? ¿Qué sentido tiene que ahora Fredo vuelva a atacar con el disfraz que usó en el pasado? – Preguntó Morty, el líder de Gimnasio tipo fantasma de Johto.

    – Para los que no lo sepáis, el regreso del Team Rocket es una realidad. – Dijo Lance, silenciando y a la vez llamando la atención de todos presentes. – Esta información ha sido confirmada por el Kanto Squad y por Erika, la cual ha podido apreciar extraños comportamientos en el subsuelo de Ciudad Azulona.

    – ¿Insinúas que yo soy el líder del Team Rocket? – Interrumpió Fredo bastante enfadado.

    – No insinuó nada, ni tampoco afirmó nada. – Dijo Lance, intentando mantener la firmeza. Solo digo que quizás haya una relación entre el atentado y los movimientos criminales de los últimos meses.

    – ¿Y ante algo tan evidente decides enjuiciar a Fredo? ¿Acaso tienes alguna prueba de que fue él? ¿Acaso le viste la cara al atacante? – Atacó Lt. Surge, el cual no apreciaba mucho a Lance.

    – Si lo he traído aquí es para hacerle la prueba del Slowking, siempre y cuando acepte.

    – Esto es intolerable. Tú mismo perdonaste mis crímenes de hace siete años al haber ayudado contra el Team Rocket contra Arceus hace unos años. Aun así me tratas como un criminal después de estos años, a pesar de haberme mantenido al margen de la sociedad en todo momento. – Fredo comenzaba a sentirse ofendido.

    – ¿Y si tan al margen te has mantenido, cómo es que tenías a alguien acompañándote durante los sucesos? – Preguntó Blanca, la líder de Gimnasio de Ciudad Trigal.

    – Él entró en la Cueva donde me hallaba…

    – Espera Fredo. Yo responderé. – Dijo Samuel Coolden. – Soy investigador de Pokémon tipo Hielo. Encontré un extraño Pokémon llamado Delibird al que seguí por el monte con curiosidad. Para cuando me di cuenta caí por una grieta y caí sobre uno de los Pokémon de Fredo. Si no hubiera estado ahí quizás estaría muerto.

    – ¿Delibird? ¿Extraño? – Dijo Débora. – ¿De dónde demonios eres? ¿Acaso no sabes lo bromistas que son esos Pokémon?

    – Vengo de Teselia.

    – Entonces quizás digas la verdad…

    – Si es necesario me someteré a la prueba del Slowking. – Dijo tajantemente, sin saber muy bien lo que era.

    – Si subes al sillón y eres interrogado junto a Slowking no podrás ocultar la verdad. ¿Lo entiendes? No podemos obligarte a hacerlo, solo de forma voluntaria.

    – He dicho que lo haré.

    – De acuerdo. Adelante. – Dijo Lance señalando el sillón vacío junto al suyo. – Qué pase Slowking.

    Por la puerta, de repente, apareció un lento pero imponente Slowking que caminó hasta quedarse junto a Samuel Coolden.

    – Se dice que los Slowking lo saben todo, que se dedican a resolver los misterios de la vida. Además, algunos tienen la capacidad de saber qué es verdad y qué no. Te haremos varias preguntas y tendrás que responder lo más verídico posible. Cualquier detalle que no estés seguro al cien por cien el Pokémon lo notará. ¿Entendido?

    – Sí. – El Pokémon alzó su pata y la depositó en el antebrazo del investigador. Después cerró los ojos.

    – ¿Ayer estuviste a la noche con Fredo?

    – Sí.

    – ¿Lo conociste tras haber caído por una grieta?

    – Sí. – Respondió Samuel rotundamente, mientras que el Pokémon ni se inmutaba, poniéndolo un poco nervioso.

    – ¿Pudiste ver lo que hacía Fredo en todo momento?

    – No pude apenas dormir durante la noche, asique sí. – Slowking, de golpe, abrió los ojos. Lance no pudo evitar una pequeña sonrisa.

    – Slowking creé que no dices la completa verdad. – Dijo Lance. – Volveré a preguntar. – Slowking volvió a cerrar los ojos. – ¿Viste a Fredo en todo momento? ¿Viste que no hizo nada sospechoso durante la noche?

    – Hubo un rato que me dormí, media hora aproximadamente. – Slowking confirmó que decía la verdad, mientras que Fredo se echaba las manos a la cabeza.

    – ¡Esto es increíble! ¿Haciendo ese tipo de preguntas crees que puedes hacer un juicio justo? Si lo que quieres es apresarlo creo que no será necesario hacer este tipo de pleitos. Parece que te estás riendo de los líderes de Gimnasio a la cara. – Saltó Lt. Surge desde su asiento.

    – No voy a tolerar que se me hable así, Lt. Surge. – Dijo Lance. – Soy el campeón, me merezco más respeto.

    – ¿El respeto con el que nos tratas a los Líderes de Gimnasio?

    – Si celebró este Juicio es por respeto a Fredo. Hubiera sido más fácil entregarlo a la policía.

    – Si has celebrado este Juicio es por cumplir las normas establecidas al campeón, las normas claramente especifican que un Líder de Gimnasio solo puede ser encarcelado en un juicio con la participación de todos los líderes y el voto de por lo menos la mitad de ellos. Pero de nada sirven las leyes establecidas si montas juicios como esta parafernalia. – Dijo Blaine.

    – No permitiré que se hablé así del campeón. – Entró Anibal en la conversación. – Una guerra nos costó llegar a este sistema que ha logrado mantener la paz durante veinte años. Parece que queréis tirar a la basura el esfuerzo de aquellos que luchamos para lograr esto.

    – Fredo. Haz la prueba del Slowking. Así podremos confirmar que tú no fuiste. – Dijo Blanca.

    – No necesito hacer estúpidas pruebas de la verdad para decir que soy inocente en un juicio que me va a culpar sí o sí. Me niego tajantemente.

    – ¿Comprenderás que eso no te deja en buen lugar? – Dijo Azul, muy crítico siempre con el sistema del Campeón.

    – Lo sé. Asumiré las consecuencias.

    – ¡Vale! Haré yo también la prueba del dichoso Slowking. – Interrumpió Thomas Furry a gritos, viendo cómo se calentaba el ambiente.

    – Entonces permitidme a mí hacer las preguntas. – Dijo Morty.

    – Yo también querría hacer varias preguntas. – Añadió Azul.

    Samuel Coolden se levantó del lugar y Thomas ocupó ahora el asiento. Slowking de nuevo llevó su pata al brazo del hombre. Después Morty y Azul se pusieron frente a él.

    – Ya has visto el procedimiento. Esto será igual que antes. – Le explicó Lance.

    – ¿Desde cuándo conoces a Lance? – Empezó Morty.

    – Desde ayer. – Dijo el joven rotundamente.

    – ¿Por qué estás aquí? – Dijo Azul.

    – Fui el testigo del atentado donde Lance fue herido. Me salvó la vida.

    – ¿Crees que la actitud de Lance en el juicio es adecuada?

    – No. – Respondió Thomas sin pensárselo ni un segundo.

    – ¿Qué tipo de pregunta es esa? – Dijo Lance molesto.

    – ¿Por qué? – Dijo Azul sin hacer caso al Campeón.

    – En el estado que esta Lance no creo que debería hacer este juicio. Por lo menos, en este momento. También creo que pocos de vosotros vais a ser justos. Se ve que algunos seguís resentidos con Fredo.

    – Te hemos preguntado sobre Lance. – Dijo Azul.

    – Lo sé, pero de qué me sirve hablar mal de Lance cuando todos vosotros estáis corrompiendo el sistema, y no solo lo digo por los que intentan atacar directamente a Fredo. También lo digo por los que permitís los abusos. Mirad que curioso… Parece ser que digo la verdad. Slowking ni siquiera se ha inmutado.

    – Esto es intolerable. – Saltó de nuevo Aníbal. – ¿Qué tipo de broma es esta?

    – Tanta testosterona en el ambiente creo que me va a poner mala. ¿Para estas gilipolleces me hacéis llamar? ¿Para esto hacéis perder mi preciado tiempo? – Dijo Sabrina, la líder de gimnasio de Ciudad Azafrán, tan bella y arrogante como siempre.

    – Si no vais a aportar nada podéis callaros. – Respondió Yasmina a Sabrina, dejando claro el mínimo aprecio que había entre las dos.

    – Esto se está yendo de las manos. – Le dijo al oído Azul a Morty.

    – Y lo peor… Lance no va a hacer más que empeorar las cosas. Voy a seguir con el interrogatorio.

    – Bien.

    – ¿Visteis la cara del atacante?

    – La cara exactamente no… Iba disfrazado, pero hacía llamarse Mask of Ice. – Todos los presentes se silenciaron de golpe.

    – Oye, oye Lance. ¿No crees que si Fredo fuera el atacante no usaría su antiguo alter ego? – Dijo Lt. Surge, de pie y con los brazos cruzados.

    – Quizás es eso lo que quiere que pensemos. – Respondió Lance. – Solo con hacer la prueba de Slowking resolveremos este asunto.

    – Él no tiene por qué hacerlo. Por ley no se le puede obligar y lo que tú estás haciendo es extorsionarlo. –Dijo Pegaso.

    – Siento decírtelo Lance. Pero no hay pruebas suficientes como para culparle a Fredo de nada. Si quieres votar votaremos, pero vas a salir perdiendo. – Le dijo Misty, la líder de gimnasio tipo agua.

    – No podemos dejar el proceso judicial a medias. Seguiremos hasta el final.

    – ¿No hay forma de que admitas que te has equivocado? – Le dijo el viejo Blaine.

    – ¿Piensas tratarnos a todos así Lance? ¿Piensas tratarnos como mierda a los que cometimos errores en el pasado? – Respondió Lt. Surge emocionalmente herido.

    – No. Eso no es así. Pero tienes que comprender que…

    – ¿Qué tenemos que comprender? Sabrina, Koga, Blaine, Bruno, Lorelei, Agatha, Mento, Karen, Fredo, e incluso tú y yo. Todos cometimos crímenes en el pasado y todos logramos redimirlos. Ahora bien, explícame por qué nos tratas como la mierda cuando tú mismo perteneces a esa mierda.

    – Sabes Lt. Surge. Ya me estas tocando los huevos demasiado. – La voz de Lance comenzó a volverse más seria y tosca, intentando contener sus emociones. – Si no te gusta estar bajo el mando de un Campeón abandona tu puesto como líder. No creo que nadie vaya a impedírtelo.

    – ¿Eso es lo que más deseas? Quitarte de en medio a todo aquel que te lleve la contraria. ¿Gente, de verdad esta es la persona a la que queréis seguir?

    – Creo que está quedando clara la inutilidad del sistema del Campeón. – Dijo Azul, sorprendiendo a todo el mundo.

    – Tú fuiste un campeón. ¿Por qué siempre estas criticando al sistema?

    – Porque en el breve periodo en el que fui campeón vi lo horrible que es. Ni siquiera mi sucesor aguantó mucho tiempo como campeón. Nadie quiere ese cargo si no es para abusar de él.

    – Sinnoh o Hoenn son lugares donde el sistema funciona, pero funciona porque no tiene heridas del pasado sin curar. Kanto finalizó una guerra hace décadas porque estaba destrozada y no podía más. Pero la guerra no ha acabado. – Dijo Lt. Surge.

    – Además. Cada vez que puedes nos quitas poderes a los líderes, pero aun así nuestras responsabilidades como tales cada vez son mayores. – Apoyó Blaine.

    – Pero… ¿qué insinuáis? – Dijo Débora sorprendida, algo inusual en ella, observando como Lt. Surge se movía hacía Lance hasta quedarse cara a cara.

    – Lance. Tienes veinticuatro horas para anunciar tu retirada. De no ser así, mañana mismo empezará la guerra contra la Meseta Añil. – Sin miedo alguno dijo las palabras y luego se giró refiriéndose a todos los líderes de Gimnasio. –Todo aquel que busque un verdadero cambio en esta región que se dirija a mi Gimnasio.

    Lt. Surge marchó furioso y al mismo tiempo sonriente. A pocos metros Blaine hizo lo mismo, no sin antes no decir unas palabras.

    – Lance. Prometiste proteger Kanto y Johto. Pues en una década los vas a llevar a la destrucción.

    Los demás líderes comenzaron a levantarse de sus sitios y a retirarse. Fredo y Samuel Coolden hicieron lo mismo al poco rato, sin decir una sola palabra, e ignorando completamente al campeón.

    Lance, de pie y sin saber qué hacer, se quedó inmóvil viendo como la gente se iba. Para cuando se dio cuenta solamente siete líderes quedaban en la sala. En el lado izquierdo, Brock, Misty y Erika miraban fijamente al campeón. Más al centro, acercándose un poco a la derecha de la sala, se hallaban por un lado el joven Antón y la alegre Blanca, los cuales hablaban a escondidas. Finalmente, aún más a la derecha, se encontraban Aníbal y Débora, separados por dos asientos entre ellos.

    – Podéis iros. – Dijo Lance abatido. – Thomas, tú también puedes marcharte a casa. Esto se va a poner feo.

    – Lance. ¿Vamos a la guerra no? – Dijo Aníbal levantándose de su asiento.

    – ¿Vamos? Esta es mi guerra.

    – No pensamos dejarte solo. – Dijo Débora, refiriéndose al dúo.

    – ¡Yo tampoco! – Saltó Antón para sorpresa de Blanca.

    – Pero Antón… eres demasiado joven… – Blanca agarró al joven de la muñeca y lo miró fijamente.

    – ¿Qué tipo de líder de Gimnasio sería si no puedo responder a mis obligaciones?

    – Pero…

    – Lo tengo decidido.

    Brock, Misty y Erika se levantaron de sus sitios y se acercaron al campeón. Antón y Blanca hicieron lo mismo hasta quedarse todos frente a Lance.

    – Lance. No queremos llegar a una guerra, pero tampoco podemos permitir que Lt. Surge pueda hacer lo que quiera, que acabe destruyendo la región por sus estupideces. Cuenta con nosotros. – Dijo Erika, la cual tenía a la derecha a Misty y a la izquierda a Brock.

    – De acuerdo. Entonces mañana por la mañana viajad a la Meseta Añil. Tenemos que ponernos con los preparativos. Dudo que ese maldito intente entrar en razón…
     
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    Siento mucho la tardanza, entre problemas personales y estudios he tenido que abandonar durante un tiempo esta serie y más me duele por ser cuando de verdad empezaba la acción. A pesar de ello ya lo tenéis aquí, el nuevo capítulo. Espero que lo disfrutéis tanto como yo lo he hecho escribiendo y cualquier comentario lo agradeceré y me llenará de ilusión. Gracias también a aquellos que dijeron por navidad que me veían como uno de los mejores escritores de Pokémon, a pesar de mi ausencia de vez en cuando podía colarme por el Foro :)


    34º Capítulo: “Risco Peñas”


    El pequeño Risco había huido de su abuelo y consiguió ocultarse en una de las pequeñas perforadoras que acompañaban a la grande. El viaje no fue excesivamente largo y en menos de dos horas estaban en Ciudad Portual. La gran perforadora por delante, y las otras treinta por detrás, en Portual vieron la luz y utilizaron los astilleros para recargar el combustible.

    “No me pueden ver o sino no podré ir a la batalla” pensó el pequeño. Escondido en su lugar, vio como su padre, su madre y el Agente 002 hablaban con los diferentes representantes de los clanes y Lideres de gimnasio.

    Desde la ventana y a través de una gran puerta metálica abierta pudo ver cómo la totalidad de la ciudad se había envuelto en los preparativos. Cientos de trabajadores preparaban los vehículos y otros tantos equipaban a sus Pokémon con armaduras y diferentes armas para el combate.

    Junto a la perforadora donde estaba Risco se encontraba el Agente 002 con su Absol. El hombre estaba colocando una cuchilla sobre el cuerno en forma de media luna del Pokémon cuando el hombre percibió al chico, aunque lo ignoro y se preocupó de sus Pokémon.

    Risco también notó cómo lo había visto, pero no podía escapar. Oculto observó al hombre como hacía los preparativos, a la espera de que le dijera algo, pero aquello no sucedió y el cojo marchó como si nada.

    A pesar de ello Risco no se confió y abandono la perforadora. Entre los trabajadores se movió hacía la gran perforadora, pero rápidamente notó un gran puñetazo en su cara que lo tiró al suelo.

    – ¿Quién se atreve? – Respondió rápido como el Rayo y sin ver al atacante.

    – ¿Qué demonios haces tú aquí? Deberías estar con tu abuelo. – Dijo Petra arrinconando al joven.

    – Eso no te incumbe. Déjame en paz.

    – No te voy a decir nada, haz lo que quieras, pero como te pase algo tus padres jamás se lo perdonarán.

    – ¿Y si les pasa algo a ellos? ¡Yo también quiero protegerlos! Apártate. – El chico la apartó de un solo empujón y se subió a la gran perforadora.

    En la parte más trasera, se metió entre unas cajas y se quedó a la espera. Desde allí podía ver el exterior a través de una pequeña ventana circular, la cual estaba empañada por la alta temperatura del lugar.

    Allí observó a sus dos padres, preocupados y mirando a todas partes. Ella tenía su PokéNav en la mano. Le habían pillado, el abuelo les había avisado de que Risco no se había quedado en Ciudad Férrica.

    Los dos discutían, por lo que decidieron buscar un lugar más íntimo. Ambos se subieron a la gran perforadora para hablar a solas, casualmente en un lugar donde el hijo podía escucharlos.

    – Tenemos que encontrarlo. – Dijo ella muy preocupada.

    – Estamos a falta de unas pocas horas antes de la batalla. No podemos andar preocupándonos por un hijo que no sabemos ni si quiera si está aquí.

    – Pero somos sus padres. No podemos dejarle hacer lo que quiera.

    – Yo soy un Campeón y tú una Agente del Kanto Squad. Eso es algo que Risco debe comprender. Quizás hoy sea nuestro último día. Debemos vivir si queremos ver de nuevo a Risco.

    – Más te vale que Risco no aparezca allí. No te lo perdonaré si le acurre algo.

    Máximo abrazó a Jade al ver los ojos de ella llenos de lágrimas. Risco quiso salir de su escondite, pero no se atrevió. Quiso salir de la perforadora y volver con su Pokémon a Ciudad Férrica, pero de repente Petra subió a la gran perforadora y rompió los planes de huida de Risco.

    – Está todo listo. Todo el mundo está yendo a sus puestos. En cuanto todos suban a las perforadoras partiremos hacía Arrecípolis.

    – De acuerdo. – Dijo la pareja al unísono.

    Dos hombres, vestidos de buzos grises de minero, se colocaron en la parte más delantera, lugar desde el cual se controlaba la perforadora. Tras ellos dos había un tercer sitio, lugar donde se colocó Petra para los preparativos.

    Tras ellos había quince asientos que fueron poco a poco llenándose según sus obligaciones en la batalla. Estos quince estaban colocados en cinco filas de tres asientos. En la primera, en la zona central, se colocó Máximo, mientras que a su derecha iría Plubio y a la izquierda, en cambio, el Agente 002.

    Detrás de Máximo irían Jade, Marcial y Sixto. Ya en la tercera fila irían, de izquierda a derecha, Fátima, Érico y Nívea. En la cuarta se montaron Aquiles, Dracón y Magno, y en la última, finalmente, Norman y Candela con una gran caja negra en medio.

    – La tropa está lista. Vamos a liarla. – Dijo Sixto.

    – Es la hora. – Comentó Máximo mientras miraba a su reloj.

    – Entonces pongámonos en marcha. – Dijo Petra. – Cerrar las compuertas. – Uno de los dos operarios frente a la líder de Gimnasio pulsó un botón que cerró la gran puerta metálica por la que habían entrado. Lo mismo sucedió con la gran compuerta trasera por la que habían introducido la Megapiedra Legendaria.

    – Compuertas cerradas.

    – Entonces partamos hacía Arrecípolis. ¡A toda velocidad!

    La máquina comenzó a hacer esos extraños ruidos mientras avanzaba dentro de una gran galería rocosa. El enorme trasto, como si de un tren se tratara, fue aumentando su velocidad más y más. El ruido era tremendo, aunque no tanto como el calor.

    – Hoenn es una región muy volcánica, por lo que la temperatura del subsuelo es más alta de lo normal. Pero no es preocupéis, en una hora o dos llegaremos a Arrecípolis.

    – Petra. – Interrumpió Máximo. – ¿Está lista la videollamada que te he pedido antes?

    – Sí, claro. Ahora mismo te conecto con Alana y Tristana.

    Casi al instante un holograma del suelo abrió una imagen separa en dos recuadros. Pronto aparecerían Alana, Vito y Leti en uno, mientras que en el otro aparecería Tristana sobre su Rayquaza.

    – ¿Todo listo según el plan?

    – En el aeropuerto de Ciudad Arbolada está todo listo. El buque volador de Vito Y Leti está preparado y armado. – Explicó Alana, mientras que, por detrás, Vito y Leti se vestían con trajes militares de aviación.

    – Yo estoy llegando al Pilar Celeste. No creo que Rayquaza tarde mucho en partir hacía Arrecípolis. Aun así…

    – ¿Qué pasa? – Dijo el Agente 002.

    – Ya ha empezado. Arrecípolis ya está cubierto por nubes y se están extendiendo muy rápido hacia Hoenn. Aun así el sol es realmente abrasador. Cada vez quema más.

    – Llegamos tarde. – Dijo Plubio.

    – No. Tranquilizaros. Que Groudon y Kyogre hayan llegado a Arrecípolis no quiere decir que ya hayan sido controlados por el Team Rocket. Además, si los Pokémon Ancestrales han vuelto a su forma Primigenia tardarán bastante más en controlarnos.

    – ¿Entonces seguimos con el plan? – Preguntó Jade.

    – Sí. Solamente debemos tomas algunas precauciones. Primero, disminuir la flota marítima. Que viajen menos barcos y que aumenten la distancia entre estos. Las tormentas causadas por Kyogre podrían mandar a los barcos al fondo del mar sin problemas. Segundo, hacer lo mismo con la flota aérea. Mucho cuidado con los vientos. Finalmente, Petra, hay que tener cuidado con los terremotos de Groudon, sobretodo aquí, bajo tierra.

    – De acuerdo. – Dijeron Alana y Petra.

    La siguiente media hora todo el vehículo se mantuvo en completo silencio. Incluso Sixto no se atrevió a romper el silencio. Todos estaban muy tensos. Se acercaba la batalla.

    Máximo, mirando la Pokéball de su Metagross, pensaba en si la batalla sería algo del momento o si sería el precedente de una larga guerra. En cambio, Jade pensaba en su hijo y en si podría volver a verlo, en si podría ser una familia.

    Risco, metido en la parte trasera, consiguió que nadie lo viera. Quería huir, la idea de una guerra, de un lugar donde la gente moría, le aterraba. Entonces recordó. Recordó las últimas palabras de su padre.

    – Compórtate cómo el hijo de un Campeón de Hoenn. – Susurró, imitando las palabras de su padre. Los ojos del chaval comenzaron a llenarse de lágrimas, pero sin llegar a derramarse, y con su Pokéball en la mano dijo. – Voy… voy a demostrar que yo seré el futuro Campeón de Hoenn.

    – Tres minutos para llegar a tierra firme. – Dijo Petra interrumpiendo todo pensamiento.

    – Petra. Tenemos problemas. – Dijo uno de los dos operarios. – El sismógrafo marca que se avecina un terremoto.

    – Pásame los mandos. – Petra de adelantó entre los dos operarios para coger el mando del vehículo. – Agarraos fuerte. Esto va a ser movidito.

    – ¿Acaso esto no tiene cinturones? – Preguntó Plubio preocupado.

    – ¿Cinturones? ¿Acaso esto no se está poniendo interesante? – Respondió Sixto.

    El vehículo comenzó a temblar de forma muy brusca. El recubrimiento metálico comenzó a abollarse y algunos chorros de agua salían aquí y allí. El metal chirriaba y algunos cristales comenzaban a temblar.

    – Esto pinta feo. – Dijo un nervioso Máximo.

    – Paciencia…

    – Vamos a morir antes de llegar a la batalla… – Dijo el Agente 002.

    – Un poquito más de optimismo. – Comentó Sixto.

    – Risco… – Susurró Jade.

    – Un minuto para la superficie. Ir preparando a vuestros Pokémon.

    – ¿Estás loca? – Dijo Plubio.

    – Cincuenta segundos. – Dijo un operario.

    – De morir moriré rodeado por dos hermosas muchachas. – Dijo Érico a carcajada limpia.

    – Maldito viejo verde… – Le respondió Nívea.

    – Cuarenta segundos.

    – No puedo esperar para ver a ese tal Tayson. Debe ser un gran luchador. – Dijo Marcial mientras imaginaba su enfrentamiento con el oponente.

    – Tampoco tiene que estar mal ese Darko. – Opinó Sixto de forma despreocupada y elegante, como de costumbre.

    – Treinta segundos.

    El crujir del metal aumentaba más, los cristales llegaban a romperse y la sudada que todos llevaban encima no era normal.

    – Quince segundos.

    – Adelante Absol.

    – Adelante Metagross.

    – Sal Milotic.

    – ¡Llegamos!

    De repente, se hizo la luz, una luz cegadora que dejó ligeramente cegados a los personajes. Afuera, un ejército de cientos de solados Rocket les esperaba, listos para la batalla, mientras que Groudon y Kyogre peleaban de forma muy intensa. En lo alto del cráter, a la entrada de la Cueva Ancestral, estaban los sargentos Tudor y Nerón, cada uno con un prisma en la mano.

    – Ha llegado el momento. Todo el mundo a sus puestos. – Dijo Máximo mientras la gente se levantaba de su sitio. – Petra. – Pegó una fuerte bocanada de aire. – Abre la puerta.

    La compuerta lentamente comenzó a bajarse. En medio del caos climático se escuchaban los gritos de los solados Rocket.

    – ¡Todo el mundo alerta! ¡Aquí vienen! – Gritaba Darko.

    – No puedo esperar para destrozar a esos imbéciles. – Decía Tyson.

    – Esto va a ponerse interesante. – Dijo Terro.

    La compuerta ya bajada, los valientes defensores de Hoenn se lanzaron a la batalla. Máximo, acompañado de su Metagross. A su derecha iba Plubio junto al Milotic que serpenteaba por el suelo elegante y rápido. A la izquierda iba el Agente 002, andando, y acompañado de su veloz Absol que cortaba todo a su paso con la cuchilla de su cuerno.

    Plubio rápidamente limpió el camino hacía el gimnasio y pronto se le acercaría el primer grupo. Este estaba compuesto por Érico, Aquiles, Magno, Candela, Norman, Nívea y Fátima y sus Pokémon, Manectric, Sharpedo, Camerumpt, Torkoal, Slaking, Sableye y Walrein. Juntarse y, en medio la batalla, avanzaron hacia el Gimnasio de Arrecípolis.

    Marcial y Sixto, calmados y sonrientes, comenzaron a avanzar con los potentes ataques de sus Hariyama y Shiftry. Sus objetivos eran Tyson y Darko. Una gran cantidad de soldados intentó interponerse en su camino, pero el poderoso Tajo Cruzado de Hariyama y el aturdidor Lluevehojas de Shiftry los apartaron con facilidad.

    – Parece que tenemos dos gallos en este gallinero. – Dijo Tyson con su amenazante Toxicroak.

    – Madame Boss odia los cabos sueltos y aquí tenemos dos bien gordos. – Comentó Darko con su malhumorado Malamar.

    Por otro lado el Agente 002 subía tranquilamente las escaleras, como si el fin del mundo no se estuviera cerniendo sobre él. Su Absol, en cambio, ágilmente ascendía dando saltos entre las rocas del cráter. Más adelante irían Jade y Máximo, corriendo escaleras arriba, mientras que Metagross flotaba sobre ellos con el Mawile de Jade sobre él. Pronto llegarían a la entrada de la Cueva Ancestral para enfrentarse contra Tudor y Nerón.

    De repente, un gran terremoto sacudió el cráter. Groudon, el causante del temblor, hizo que una gran roca saliera del suelo dañando la aleta derecha de Kyogre. Éste último, como pudo, lanzó un potente Hidrobomba contra Groudon haciéndolo retroceder y chocar contra uno de los muros del cráter.

    – ¡Cuidado! – Gritó un hombre a Risco, el cual acababa de salir a hurtadillas de la gran perforadora, mientras dos grandes rocas se le caían encima. Estas dos rocas fueron completamente destruidas por el Salamence de Dracón, el cual estaba bastante preocupado por el chaval. – ¿Qué demonios haces aquí?

    – Me colé en la perforadora y…

    – Estúpido niño… Si tus padres te vieran aquí el mundo se vendría abajo. ¡Acaso no entiendes lo que es una guerra! – Dracón cogió de un brazo al niño y lo arrastro a la compuerta donde estaba la Megapiedra Legendaria junto a Petra.

    – ¡A por ellos! – Gritó un soldado acompañado de una quincena de hombres y otros tanto Pokémon como Persian de Kanto y Alola, Weezing, Vitreebel, Kingler o Arbok. Petra y Dracón se pusieron rápidamente frente a Risco para protegerlo.

    – ¡Salamence Megaevoluciona!

    – ¡Adelante Probopass!

    Mientras tanto, dentro del gimnasio, el equipo se había separado en grupos con diferentes objetivos. Por un lado Plubio entró a los pisos superiores del Gimnasio en busca de Galano junto a su Milotic, el cual tumbó a diez soldados con una combinación de Hidrobomba y Pulso Dragón.

    Bajo tierra del Gimnasio, en cambio, se metieron Érico, Magno y Aquiles en busca del gran generador eléctrico que abastecía a lo que hasta entonces había sido Arrecípolis y ahora solo era una ciudad convirtiéndose en ruinas. Tras una puerta metálica que con facilidad rompió el Sharpedo de Aquiles, se encontraron una pequeña sorpresa. El Team Rocket les había colocado una bomba, la cual podía explotar en cualquier momento.

    – No parece que tenga un temporizador, pero se aprecian algunos sensores de presión. – Dijo Magno, el primero en acercarse.

    – ¿Se os ocurre algo? – Preguntó Aquiles al ver que no podían tocar la bomba.

    – Quizás haya una posibilidad… – Dijo Érico. – Pero tenemos que darnos prisa. Creo que tiene un control remoto y podrían activarla en cualquier momento.

    Finalmente, fuera se quedaron Candela, Norman, Nívea y Fátima, aguantando la embestida de los más de cien soldados que se abalanzaban con todas sus fuerzas. Junto a ellos se encontraban los poderosos Torkoal, Slaking, Walrein y Sableye.

    Más arriba, Máximo y Jade se encontraban frente a Nerón y Tudor, los cuales se habían guardado una buena baza. Regirock, imponente y furioso.

    – Onda Certera. – Dijo Nerón sin un atisbo de piedad. Regirock, obediente, atacó a la pareja, los cuales esquivaron el ataque de un salto. Metagross se lanzó a por el Pokémon legendario.

    – ¡Quieto! – Ordenó Máximo, al ver cómo el Banette de Tudor estaba listo para atacar, haciendo detenerse a Metagross de golpe.

    – Siento la tardanza. – Dijo el Agente 002, el cual llegaba tarde junto a su Absol, el cual se puso en posición de combate en un abrir y cerrar de ojos.

    – Banette y Regirock… – Dijo Jade pensativa.

    – ¡Metagross! Megaevoluciona y ayuda a los demás. Cradily se encargará del resto. – Máximo Megaevolucionó a su Pokémon en aquella aura amarillenta. Pero Tudor no fue menos y también Megaevolucionó a su Banette. Después, el Metagross salió a toda velocidad del lugar, mientras que el Campeón sacaba a su Cradily para combatir.

    – Parece ser que volvemos a los viejos tiempos. – Comentó Jade a su pareja.

    – Veamos que tal has mejorado desde que te fuiste a Kanto.

    Mientras tanto, tras la perforadora, se hallaba Dracón con su Salamence Megaevolucionado, el cual con sus alas rebanaba completamente los cuerpos de los soldados Rocket. El Slaking de Norman, a pocos metros de los cuerpos rebanados de los soldados, cogía a sus Pokémon por la cabeza y los lanzaba con todas sus fuerzas a varios metros de distancia.

    Muy cerca se hallaba Norman peleando mano a mano con los soldados, evitando sus balas y cuchilladas, y dejándolo K.O. con pocos movimientos.

    – ¡No existe fuerza que pueda romper el equilibro de Hoenn! – Gritó lleno de Adrenalina.

    – ¡Joya de Luz! – Gritó Petra mientras su Probopass resguardaba la Megapiedra Legendaria de un Golem de Alola. – Esta roca es parte de la larga historia de Hoenn. ¡No permitiré que gente como vosotros se haga con ella!

    – Interesantes palabras… – Dijo un hombre algo gordo y engreído que asomaba entre los soldados. Era el Capitán Terro. – Pero siento hacerme con tus ilusiones. Me llevaré la Megapiedra.

    – ¡Risco, estate atento, junto a mis Pokémon te enseñaré como es luchar sin temor ni arrogancia! – Rico, en tu arrebato de valentía, decidió luchar junto al Alto Mando Dracón. Cuando se dispuso a sacar su Pokéball el Metagross de su padre descendió de los cielos para la batalla.

    – ¡Metagross! – Dijo muy contento, mientras éste lo respondía igual de contento.

    – Entonces está decidido. Risco, luchemos.

    A unos cien metros de allí se hallaban Marcial y Tyson, peleando, el primero con su estilo de sumo y el otro de boxeo. En una potente arremetida, Marcial recibió un doloroso puñetazo en el estómago que le hizo mover la espalda hacia delante, dejando su rostro desprotegido. Tyson, viendo la oportunidad, pegó otro potente puño en la cara del líder y así tirándolo al suelo.

    – Chaval… no puedes vencerme. – Decía Tyson sintiéndose victorioso.

    Tras ellos estaban Hariyama y Toxicroak peleando, Hariyama no llegando a golpear a su oponente ni una sola vez. Hariyama intentaba golpear con sus grandes manos, pero el ágil Toxicroak esquivaba sus golpes con veloces saltos. Tras un gran salto, Toxicroak lanzó Toxico a la cabeza de Hariyama envenenándolo con gravedad. A pesar de ello, el Pokémon continuó combatiendo con fiereza. De repente, Marcial comenzó a reírse.

    – ¿De qué te ríes? – Dijo un nervioso Tyson.

    – ¿La verdad? Eres un hombre grande, pero reflejas una sombra pequeña.

    – ¿Estas mal de la cabeza? Tu Pokémon está envenenado, tú estás arrinconado, ¿qué demonios pretendes? – Tyson, furioso, se abalanzó contra el líder de Gimnasio.

    Cuando lo tenía encima, Marcial le golpeó con su pie en el pecho haciéndolo retroceder. Saltó y aprovechando el cuerpo descubierto de Tyson le golpeó repetidas veces con las palmas de su mano, haciéndolo caer.

    – ¡Soy Marcial y todos esperan de mí que revolucione el mundo de los Entrenadores!

    Hariyama, inesperadamente, golpeó a Toxicroak con su gran palma lanzándolo varios metros.

    – ¿Qué demonios? – Dijo el Capitán.

    – Se le llama Agallas y Potencia Bruta.

    No muy lejos de ahí, muy cerca de la orilla donde Groudon y Kyogre luchaban, Sixto y Darko peleaban, en un duelo de espadas. Darko, con una espada de largo y estrecho filo, peleaba con un Sixto que se defendía con un barrote metálico que había encontrado por ahí. Mientras tanto, Shiftry y Malamar peleaban alrededor de los dos Pokémon legendarios, como si de dos pulgas alrededor de Groudon y Kyogre se trataran.

    – En cuanto te desarme te desollaré vivo. – Dijo Darko sonriente y sádico.

    – Como me lo esperaba, un verdadero oponente a mi atura. – Respondió Sixto a carcajada limpia.

    Inesperadamente, Groudon hizo Fisura rompiendo todo el cráter en dos. Un gran temblor hizo que la parte del norte, donde se encontraba la ciudad, se separara del sur. Empezó a entrar agua del mar por la grieta que separaba el cráter y en uno de los temblores Sixto y Darko cayeron a una plataforma sobresaliente en la roca de la fisura a diez metros debajo la superficie.

    La caída separó a los dos hombres, aunque no perdieron tiempo en levantarse y continuar combatiendo. Tarde o temprano debía vencer uno de los dos, o podían morir ahogados por el agua del mar entrante o porque la fisura se podía cerrar.

    – Esto se está poniendo muy interesante. – Dijo un Sixto que acababa de recuperar el barrote. – Quizás muera hoy, pero me encargaré personalmente de llevarte al infierno conmigo. Tú y yo vamos a disfrutar de un gran combate al más puro estilo del fin del mundo.

    A las puertas del Gimnasio se hallaba el cuarteto protector de la entrada, al que la centena de soldados se le hacía larga. Ligeramente arrinconados, se defendían como podían.

    – Mis poderes heladores comienzas a fallar. – Dijo Nívea, viendo como su Walrein fallaba ante el ataque de un Magmar y un Weezing. – ¡Aun así verán la verdadera capacidad de mi poder glacial!

    – ¡Eso es! Con estos Pokémon tan apasionados no hay quien nos pueda vencer. ¡Torkoal! Enseñémosles nuestro fuego, el mismísimo infierno quedará en mal lugar.

    – ¿A todo esto? ¿Dónde está Norman? – Preguntó Fátima, la cual se estaba viendo forzada a Megaevolucionar a su Sableye.

    – Creo que ha ido a ayudar a Petra y Dracón. – Le respondió la otra Alto Mando.

    – Maldita sea… ¡Sableye! Megaevoluciona. – El Pokémon se transformó en aquella versión más poderosa, transformación que llamó la atención a Poisonous Widow.

    – Así qué tú eres Fátima, la Alto Mando. – Dijo la espía.

    – ¿Quién demonios eres?

    – Eso es lo de menos… si de verdad quieres saber quién hizo desaparecer a tu querido abuelo… fui yo.

    El cuerpo de Fátima comenzó a temblar. Ira, miedo y deseo de venganza inundaron su cuerpo. Sus ojos intentaron evitar derramar una sola lágrima.

    – Fátima… – Dijo Nívea preocupada por su compañera.

    – No pierdas la cordura. – Le dijo Candela.

    – Chicas, no os preocupéis. – Fátima se secó los ojos con la mano y avanzo dos pasos. – No sé quién eres, y no me importa, pero por tu bien espero que tengas un fuerte vínculo con tus Pokémon porque la siguiente en caer serás tú.

    De repente, un Gyarados se abalanzó contra Walrein, el cual fue detenido en el último instante por un Roca Afilada. Todos miraron, la gran flota Aérea había llegado comandada por el buque volador de Vito y Leti, buque defendido por Solrock y Lunatone, y con Alana junto a su Skarmory.

    – ¡Yo soy la protectora de los cielos de Hoenn y no permitiré que hagáis lo que os venga en gana! – Gritó Alana y saltó desde una compuerta al aire, para así más tarde ser recogida por su Pokémon volador.

    Dentro del gimnasio, por si Aquiles, Magno y Érico no tenían suficientes problemas con la bomba, se les presentó otro problema. Por detrás, entre las sombras, apareció un curioso hombre vestido con una bata, pelo y bigote anaranjado y una calva en medio.

    – Bienvenidos a mi pequeño juego. Soy el profesor Namba y más os vale que os rindáis.

    – ¿Qué pretendes? – Dijo Aquiles.

    – La bomba que tenéis ahí se activará cuando el plan Rocket sea finalizado o cuando algo o alguien llegue a golpearlo. Una explosión que hará desaparecer a todo el Gimnasio y los que estén más cerca, como las tres señoritas de la entrada. ¿Interesante juego no? Pues mejorémoslo, enfrentaos a mis Pokémon.

    Tras él aparecieron un Magmortar, un Electivirey un Jynx, cada uno con un extraño instrumento metálico con una luz roja colocado en la cabeza.

    – Estos son mis Pokémon, los cuales tienen sus fuerzas aumentadas gracias a mi pequeño invento. ¿Entretenido el juego no? Pelead, pero con cuidado, quizás un ataque acabe activando la bomba.

    – Estamos perdidos… – Dijo Magno.

    – No tenemos otra más que combatir… – Respondió Aquiles muy pesimista.

    – No os preocupéis. ¡Nadie debe dar por perdido ni un combate! – Y entre carcajadas siguió. – Reír es lo mejor para la salud.

    El último flanco antes de la verdadera batalla era la entrada a la Cueva Ancestral, lugar donde Regirock y Mega-Banette tenían el paso cortado al trio defensor de Hoenn.

    – Será mejor que sigamos con el plan. – Dijo Nerón.

    – Cierto.

    Ambos sargentos se acercaron a la orilla del balcón rocoso, cada uno con uno de los prismas en alto y llamaron la atención de Groudon y Kyogre. Estos pausaron la pelea y los miraron fijamente. Después, ambos hombres lanzaron los prismas a sus respectivos Pokémon, los cuales flotaron a través del aire hasta que sus cuerpos las absorbieron.

    Ambos cuerpos brillaron, Groudon en un tono rojizo y Kyogre en uno azul. Era la regresión primigenia. Cuando los dos Pokémon Creadores absorbieron todo el poder y se transformaron definitivamente la batalla continuó, tanto entre los Pokémon como entre los dos bandos.

    – Agente 002, encárgate de Banette. Nosotros nos ocuparemos de Regirock. El plan se ha puesto bastante feo, pero no nos podemos rendir. El futuro de Hoenn depende de nosotros, cada segundo que pasa es una oportunidad más para que miles de personas mueran. En cuanto a ti, Sargento Nerón. Las personas que consagran su vida a seguir un camino son dignas de admiración. Pero si lo hacen solo por ambición no tengo miramientos con ellos. Prepárate para soportar la ira de todos aquellos que aman Hoenn.
     
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    jonan Jonan1996

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    Los últimos días de Kanto (Game of Pokémon)
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    Acción/Épica
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    35º Capítulo: “El peregrino”


    – Perdona señor. ¿Nos conocemos de algo? Me suena haber visto su cara en algún lugar. – Le preguntó un hombre de traje morado y capa blanca al que un mechón de pelo castaño le descendía por la frente.

    – Pues no lo sé. ¿Usted es Eusine no? Le he visto por la tele en numerosas ocasiones.

    – Así es. ¿Cómo se llama usted?

    – Soy… Jasón. – El peregrino dio un trago a la copa de vino.

    – ¿Viene a disfrutar del torneo?

    – Así es. Cada trece años siempre me escapaba del trabajo para venir aquí.

    – ¿De qué trabajabas?

    – Tenía una empresa con la que realizaba diversos negocios. Pero hace unos años dejé el negocio por problemas de corazón. – Pegó otro trago con el que acabó el vino. – ¿Tú, en cambio, investigabas al legendario Suicune no?

    – Así es. Pero ya eso es parte del pasado. Gracias a Suicune logré mi objetivo y ahora continúo con otras investigaciones.

    – ¿Qué estudias?

    – Estoy haciendo un análisis de las propiedades curativas de Phione.

    – ¿Tienes un Phione?

    – De momento no, pero es cuestión de tiempo.

    – Sería increíble poder verlo… Aun así es un Pokémon con el que hay que tener mucho cuidado, en el mercado negro se vendería por millones de Pokécuartos.

    – Lo sé de sobra, es más, el mismo huevo fue robado a unos traficantes de Pokémon. Pero bueno, es todo demasiado confidencial. Además, si hemos venido al torneo dudo que sea para hablar de trabajo.

    – Tienes razón. ¿Otra copa?

    – Si, por favor.

    Ambos hombres estuvieron hasta la noche charlando, incluso cenaron en el mismo bar. Al acabar la agradable velada Eusine recibió una llamada por la que tuvo que ausentarse cinco minutos. A la vuelta, se acercó al Peregrino y explicó todo.

    – He recibido una llamada, las personas que traen el huevo llegarán mañana por la mañana. ¿Te gustaría venirte conmigo?

    – Claro.

    – Conozco de hace unos años a la persona que lo trae. Al parecer lleva compañía, por lo que seremos unos cuantos a la hora de comer.

    – Estupendo. Mañana además irán apareciendo algunos de los Maestros. Creo que deberíamos irnos a dormir.

    – Sí. Será lo mejor. Mañana nos vemos en el desayuno.

    – Hasta mañana.

    Ambos hombres se separaron y cada uno fue a sus respectivas habitaciones. Dormir y a la mañana se prepararon para un entretenido y largo día. Ya en el desayuno se notaba un gran alboroto en el lugar debido a la llegada de centenares de entrenadores y Pokémon.

    Salir de sus habitaciones y ambos hombres se encontraron en la taberna, donde tardaron un largo rato en desayunar debido a la gran cantidad de gente. Beber un poco de leche de Miltank con café y unas tostadas calentadas al fuego de Magmar y se dirigieron a la entrada, a la espera del trio que venía con los huevos.

    Entre la multitud la silueta de Gema se le hizo reconocible a Eusine. Ambos personajes se conocían del pasado. Ésta sobre su Arcanine, Roco sobre el Rampardos y Pablo Bosco sobre el Gogoat, entraban por la imponente puerta del templo.

    El Rampardos de Roco nada más llegar quiso forcejear contra un Bastiodon, pero el líder de Gimnasio de Sinnoh rápido detuvo lo que hubiera sido un duelo de fuerza bruta cabeza contra cabeza. Rampardos se quedó con las ganas.

    – Hola Eusine. – Dijo Gema, recordando momentos del pasado.

    – Cuanto tiempo ha pasado desde que nos vimos en Ciudad Iris.

    – ¿Os conocíais? – Dijo Roco sorprendido.

    – Sí. Algo así. Es una larga historia. – Dijo Gema algo incomoda por no poder contar lo ocurrido en el pasado.

    – ¿Tenéis el huevo? – Preguntó Eusine impaciente.

    – Tranquilo viejo, está a buen recaudo. Lo llevaré a tu habitación.

    – ¿Viejo? Aun sigues con eso. – La muchacha, cada vez que deseaba picar al científico, hacía referencia a la edad del hombre. Las pocas canas que le habían salido eran imposibles de ocultar.

    – Entonces vamos todos a nuestros cuartos. – Propuso el Pablo Bosco. – Luego juntémonos en algún lugar.

    – Me parece una buena idea. – Dijo Eusine. – En media hora nos vemos todos en la cafetería. ¿Bien?

    – De acuerdo. – Respondieron al unísono.

    Roco y Pablo Bosco, los cuales habían cogido un cuarto compartido, soltaron sus Pokémon para que jugaran y marcharon al su cuarto. Roco avisó a su Rampardos de que no quería problemas y después pidió ayuda al peregrino para encontrar el cuarto de ellos. Mientras tanto la pareja, Eusine y Gema, se marcharon al cuarto, no sin que antes la muchacha soltara a sus Pokémon y les diera una extraña comida.

    El peregrino rápidamente encajó con los dos hombres gracias a la amabilidad de Roco y la curiosidad de Pablo. El hombre, que poseía interesantes conocimientos en geología y arte, pudo hablar sin problema alguno con los dos hombres.

    – ¿Cómo alguien puede saber tanto de rocas y al mismo tiempo ser conocedor de arte? – Preguntó Roco curioso por el hombre.

    – En el pasado tuve una empresa que se ocupaba de diversos negocios, entre ellos transportes especiales, a veces obras de arte. Además, ser el jefe hacía posible que pudiera observar las obras.

    – Eso no explica el tema de las rocas.

    – Siempre he sido admirador de los Pokémon tipo tierra. Son mi especialidad.

    – Este es de los míos. – Dijo Roco emocionado. – Deberíamos echar un combate.

    – Hace pocos días capturé un Steelix, pero aún me falta pulirlo. Un combate sería ideal.

    Mientras tanto, Gema y Eusine hablaban sobre el huevo muy seriamente. En el cuarto, Eusine sacó una caja metálica de debajo la cama y la depositó sobre ésta. Metió una contraseña y la caja abrió una compuerta dejando al descubierto un acolchado interior.

    – Pedí que me hicieran esta caja para conservar bien el huevo. Es una caja fuerte con el interior acomodado para el huevo. Además, tiene un control de temperatura.

    – Está muy bien. – Contestó la chica algo despistada.

    – ¿Ocurre algo?

    – ¿Eh? – Gimió Gema volviendo a la realidad. – Lo siento Eusine. Estaba pensando en el hombre que ha venido contigo, el de las barbas y pelo largo…

    – ¿Ocurre algo?

    – ¿No te recuerda a alguien ese peregrino?

    – Pues sí. Nos conocimos cuando le pregunté a ver si nos conocíamos. Pero no sé a quién me recuerda.

    – ¿Sabes algo de él?

    – Se llama Jasón Steelix, y era un empresario. Le gustan los Pokémon de tipo tierra y suele hacer siempre los peregrinajes hasta aquí andando. Es un hombre curioso y la verdad creo que es un entrenador Pokémon de mucho nivel. Sabe muchísimo sobre combates y sobre los mismos Pokémon.

    – Parece que le admiras. – Dijo Gema sacando el huevo de su envoltorio.

    – Me parece un hombre interesante, nada más. El hombre me dijo que no había tenido una vida muy legal y que había entrado en una constante vida andante para redimir sus errores. Cuando me dijo eso pensé que merecía la pena conocerlo, de la forma q lo dijo parecía que de verdad quería dejar el pasado atrás. – El hombre de pie quieto.

    – Me recuerda a la vez que estuve en el Mercado Negro. – La chica estiró la mano con el huevo.

    – ¿Y eso? – El hombre cogió el huevo con cuidado y lo depositó en la caja.

    – No lo sé. Pero me recuerda a la vez que estuve allí.

    – Bueno, tendremos cuidado. Si es lo que quieres oír.

    – Será lo mejor… a todo esto… ¿llevas el cuerno?

    – Siempre lo llevo encima. Pero no a la vista. No cómo tú, que lo llevas colgando del cuello. – El hombre miraba al cuerno amarillo de gemas moradas.

    – ¿Acaso vamos a usarlo? – Dijo ella bromeando.

    – Me han llegado noticias. El Team Rocket anda haciendo de las suyas y se oye que tienen intereses en Ho-Oh. – La cara de la chica, de repente, se volvió oscura y seria.

    – Eso lo cambia todo.

    – De ser verdad nuestra misión sería evitarlo. La tuya, la mía y la del Maestro del Fuego.

    – Ahora mismo, entre el huevo de Phione y el peligro de Ho-Oh, tengo demasiadas preocupaciones en la cabeza. Ya no se ni de donde me viene el peligro. ¿Podrías quedarte un tiempo junto a mí? – Dijo Eusine preocupado.

    – Viejo idiota… ¿Quieres recordar viejos tiempos no? – La chica, en un tono muy cariñoso, agarró el traje blanco del hombre con delicadeza.

    – Eso no estaría mal… – Respondió el hombre acercándose más a la chica con una estúpida sonrisa.

    – Hacía tiempo que no… – El hombre la besó interrumpiendo sus palabras.

    Pasó una hora hasta que la pareja llegó a la cafetería, pero ninguno de los tres estaba allí. Lo único que había en el templo era un enorme alboroto en el Templo de los Maestros.

    Eusine y Gema salieron al campo de batalla, lugar que la gente había rodeado entusiasmada. La verdadera fiesta había comenzado, el primer combate entre los espectadores del Torneo había comenzado. La gente comenzaba a hacer planes de quien era el favorito y hacían enormes apuestas. Los Pokémon incluso comenzaban a buscar huecos para ver el combate y animaban con imponentes rugidos.

    Apuestas, gritos de ánimo, bendiciones a Lugia, el símbolo del templo, plataformas flotantes gracias a ataques psíquicos, admiración y críticas a los entrenadores y Pokémon… Todo estaba listo para el enfrentamiento entre Roco y el peregrino, entre Rampardos y Steelix.

    – El combate entre Jasón y Roco, líder de Gimnasio de Ciudad Pirita va a comenzar en tres, dos, uno… – Dijo el árbitro oficial del Templo, un hombre vestido con un kimono gris. – ¡Qué comience el combate!

    – Steelix, bajo tierra. – El Pokémon de acero saltó y se introdujo en la tierra a través de la zona montañosa.

    – Rampardos, atento a mi aviso. Vete acercándote lentamente al centro.

    Ambos Pokémon cumplieron las órdenes de sus entrenadores, aunque escuchar las voces de estos cada vez era más difícil debido a la grandeza del campo y del ruido del gentío que iba a más por momentos.

    – Steelix excavaba sin parar creando un ligero Terremoto que apenas afectaba al oponente. Rampardos, en cambio, solamente caminaba al centro en una constante tensión.

    – Terremoto. – Dijo el peregrino.

    El suelo rocoso comenzó a temblar y a despedazarse. Las galerías cavadas bajo tierra por Steelix habían causado una serie de derrumbes que modificaron el terreno. Las charcas de agua, junto al pequeño lago d lava, fueron llenando estas irregularidades hasta crear un campo de batalla completamente diferente lleno de rocas, agua y lava, estos dos últimos creando erupciones de vapor allá donde se juntaban.

    – ¿Este campo de batalla es su estrategia? – Se preguntó Roco en voz alta.

    – Cola Dragón. – De repente, Steelix salió de la tierra frente a Rampardos y golpeó la lava con su cola embutida en el Cola Dragón. La lava salpicó haciendo que Rampardos tuviera que saltar para evitarlo.

    – Steelix, Roca Afilada.

    –¡Destrúyelo con Cabezazo Zen!

    El Roca Afilada pilló en el aire a Rampardos, el cual se lanzó de cabeza contra las rocas con Cabezazo Zen, así destruyéndolas y al tocar el suelo lanzándose contra Steelix.

    – Steelix, Cuerpo Pesado. – El cuerpo de Steelix se rodeó de un aura amarilla mientras que el oponente se acercaba con una velocidad importante. Steelix pegó un pequeño saltó y ambos Pokémon chocaron, la cabeza de uno contra el otro.

    Saltaron unas pequeñas chispas y luego una explosión los separó, haciendo que Rampardos saliera ligeramente malherido.

    – ¿Qué ha ocurrido? – Preguntó Gema a Eusine.

    – Cuerpo Pesado es un ataque con una potencia que varía según el peso del atacante y el que lo recibe. El peso de Steelix será aproximadamente cuatro veces el de Rampardos, por lo que ataques así pueden ser devastadores.

    – Dicho así, Rampardos cuerpo a cuerpo lo tendrá difícil a pesar de que Cabezazo Zen sea su especialidad. Además… ¿eso que lleva Steelix no es una Megapiedra?

    – Parece que va a ser un combate interesante. – Dijo Eusine muy emocionado.

    – ¡Rampardos! Pongamos esto patas arriba. Terremoto. – Rampardos pegó un salto sobre el suelo con el que creó unas pequeñas ondas que más tarde se convertiría en un tremendo temblor que hizo que las piedras, el agua y la lava saltarán por todas partes.

    – Atento Steelix. – Dijo el peregrino alertado.

    – Roca Afilada, como tu bien sabes. – Rampardos se concentró creando una serie de rocas que giraban sobre su cabeza. Después las lanzó contra todos los materiales que habían saltado con el Terremoto, así redirigiendo un potente ataque contra Steelix, una potente mezcla de Roca, Agua y Lava.

    – Rápido, Roca Afilada para defenderse. – Steelix pegó en el suelo con su cola embutida en un aura azul para elaborar un muro con el Ataque. El ataque llegó contra la defensa, la cual aguantó la embestida en un principio. Steelix, el cual no se esperaba que tuviera que recibirlo durante tanto tiempo, falló y fue golpeado lanzándolo varios metros atrás.

    – ¡Steelix! – Gritó el Peregrino a su Pokémon, el cual clavó su cola en el suelo para no retroceder más y gritó furioso. El peregrino captó el mensaje. – ¿Quieres intentarlo? Está bien… ¡Adelante Steelix, Megaevoluciona!

    El peregrino dio la orden aunque no estaba del todo seguro, dudaba de si Steelix podría soportar la carga de la Gema de la Megaevolución. El Pokémon, valiéndose del vínculo Pokémon-Entrenador comenzó a transformarse en Megasteelix. Sus ojos cambiaron a color azul, sus pinchos se volvieron de diamante y, además más afilados que nunca, en su cuerpo aparecieron unos aros azules y, finalmente, alrededor de su cabeza aparecieron trozos de metal flotando.

    Los espectadores gritaron eufóricos con un mayor estruendo al ver a la criatura.

    – Eso no nos lo esperábamos. – Dijo Eusine sorprendido y a la vez contento.

    – Está siendo un combate muy interesante.

    – Megasteelix es un Pokémon muy defensivo. ¿Podrá Rampardos superar su gran Defensa?

    Ambos oponentes, cara a cara, sudaban del calor, el esfuerzo y el nerviosismo. Entre ríos de lava y agua Rampardos y Steelix esperaban una orden, lo que parecía ser las órdenes para acabar el combate. La pelea había llegado a su clímax.

    – ¡Rampardos, Enfado! – Dijo Roco con la cabeza algo agachada y con una sonrisa pícara. – ¡Y después, Cabezazo Zen!

    – Steelix, Roca Afilada y Terremoto.

    El Pokémon prehistórico cerró los ojos y su cuerpo comenzó a envolverse en una fina aura roja. Después los abrió y se abalanzó contra Steelix a una velocidad alarmante. Su cabeza fue emanando el aura azul que era el Cabezazo Zen. Steelix intentó defenderse con el Roca Afilada, pero la potencia de Rampardos las rompía como si estuvieran hechas de cristal. Inesperadamente, llegó a Steelix y lo golpeó justo debajo del cuello.

    Steelix se retorció de dolor y comenzó en el suelo a girar sobre sí mismo. Pero Ramparos no paraba, ya volvía para atacarlo de nuevo. En el último instante Steelix esquivó el ataque y buscó a su oponente para tenerlo de frente.

    – ¡Terremoto y Cola Dragón!

    Rampardos, envuelto en su Enfado, volvió a abalanzarse a toda velocidad contra Steelix. Éste golpeo el suelo con su cola, provocando que el campo entero temblara. La lava, el agua y las rocas saltaban contra el cuerpo de Rampardos, pero este ni se inmutaba. Steelix dio un salto hacia delante mientras daba una voltereta en el aire e iluminaba su cola en un tono verdoso. Después implemente el Cabezazo Zen y el Cola Dragón chocaron creando una gran explosión.

    La explosión liberó una gran cantidad de aire que del asombro detuvo la euforia de los espectadores. El largo cabello de Eusine ondeó en la corriente de aire mientras tenía los ojos abiertos como platos, a la espera de que el combate finalizara. Gema, en cambio, no pudo evitar llevarse una mano hasta la altura de los ojos para poder mantener la vista.

    – ¡Vamos Rampardos!

    – ¡Steelix, hasta el final!

    En aquel momento, la Gema de Megaevolución de Steelix chispeó ligeramente. Su cuerpo, lentamente, comenzó a perder fuerza. Steelix rugió nervioso al ver que Rampardos le hacía perder terreno hasta que no pudo aguantar más. El Pokémon fósil golpeó en la abrupta mandíbula de Steelix la cual iba desapareciendo junto a su poder.

    – La Megaevolución ha fallado por algún motivo. – Explicó Eusine en medio de un completo silencio.

    – El ganador es Roco, líder de Gimnasio de Ciudad Pirita. – Dictaminó el árbitro al ver un debilitado Steelix.

    La gente, una vez más, se exaltó de tal forma que el mismo suelo temblaba. Ambos entrenadores guardaron sus Pokémon, Roco no teniendo ningún problema debido a que Rampardos ya estaba confuso. La gente comenzó a tirar la bebida y a animar a los entrenadores por el espectáculo o lamentarse por las apuestas perdidas.

    De los grandes edificios un grupo de veinte Xatu aparecieron volando hacia el campo. Se depositaron sobre el campo en círculo y con sus poderes psíquicos comenzaron a reconstruir todo a una velocidad alarmante. El campo de batalla, el cual había sido completamente destruido, en menos de diez minutos volvía a recobrar su apariencia original.

    Media hora después, el peregrino, Roco, Gema y Eusine se reunieron de nuevo en el cuarto de Eusine.

    – ¡Qué tienes la Gema Evolutiva de Fiona Steelix! – Dijo Gema muy impresionada.

    – La conseguí ayer mismo y por lo que veo, todavía es una gran carga que debe soportar Steelix. Nos hace falta más entrenamiento.

    – Gracias a eso he ganado, sino otro gallo hubiera cantado.

    – ¿Aun así usar Enfado no es demasiado arriesgado? – Dijo Eusine mirando a Roco sentado en la cama junto a Gema.

    – Rampardos y yo hemos entrenado durante una década el ataque Enfado. Sabe controlarlo sin volverse en contra de su entrenador, aunque lograrlo nos haya costado más de un disgusto.

    – Por cierto, Jasón. – Interrumpió Gema. – ¿Hablaste de que tenías un Pokémon aún más fuerte no?

    – Así es. Tengo un Rhyperior que ha estado conmigo desde que tenía doce años. Es un auténtico monstruo. – Bromeó mientras que se daba cuenta de que Pablo Bosco faltaba. – ¿Dónde está Pablo?

    – Se ha inspirado con vuestro combate. Me ha dicho que estaría pintando posiblemente hasta el amanecer. – Le explicó Eusine.

    – Qué interesante… ¿está en su habitación?

    – No. En la azotea.

    – Iré a verlo.

    El viejo y barbudo hombre salió del cuarto y cruzó el largo pasillo lleno de gente para ascender las escaleras que iban hasta la enorme azotea del edificio. Comenzó a subir las escaleras y de repente vio por la espalda la silueta de una persona muy conocida para él.

    Era una mujer bastante vieja, unos veinte años mayor que él, pero aun así muy bien conservada, la cual en ese momento estaba fumando y vestía una americana roja acompañada de una falda del mismo color, unas medias negras y zapatos también rojos. Era Madame Boss, y estaba en lo alto de las escaleras apoyada en la barandilla. Mientras el hombre subía las escaleras, la mujer miró abajo y observó al peregrino fijamente. Después sonrió.

    – Cuanto tiempo, Giovanni. ¿O debería llamarte hijo?
     
  17.  
    jonan

    jonan Jonan1996

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    Los últimos días de Kanto (Game of Pokémon)
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    36º Capítulo: “Mento”


    – Mento está aquí. – Dijo Archibald Rotenham acompañando a su malherido Abomasnow.

    – ¿Pero de parte de quién? – Respondió el Agente 004 muy desconfiado.

    – Teniendo en cuenta el tiempo de vida que os queda, será mejor que os olvidéis de ese Golett. – Dijo Mento con una tranquilidad que ponía de los nervios a los Agentes y arqueólogos. Después, alzó su arma de forma amenazante.

    – He ahí la respuesta. – Dijo Eve.

    – Archibald. Tu Abomasnow está bastante malherido. Será mejor que te retires. – Dijo John Clayton muy serio, mientras que el profesor guardaba a su Pokémon y retrocedía un paso.

    – Necesitamos dar la vuelta a su plan. – Dijo el Agente 007.

    – Para ello necesitamos uno mejor. – Respondió el Agente 004 mientras desenvainaba su katana. – Tú y yo deberíamos encargarnos de Mento. Nuestros dos Agentes de sus dos Soldados y que los arqueólogos se encarguen de Arsenia mientras buscan una forma de detener a ese maldito Golett.

    – No sé qué planeáis. Pero no creo que estéis en condiciones de hacer nada. – Mento liberó sus dos Pokéball de las cuales salieron Exeggutor y Jynx. Después susurró a Arsenia. – Bomba Huevo.

    Mientras Exeggutor lanzaba su explosivo artefacto Arsenia, con su hermoso vestido morado hasta que le llegaba hasta las rodillas, se lanzó de un salto al vacío en la gran galería. En el aire fue recogida por su Beedrill. Shiftry, rápido de reflejos, hizo una ráfaga de viento que alejó la bomba huevo ligeramente hacia los oponentes. John, valiente, decidió seguir a Arsenia saltando también a la galería y siendo recogido por su Golurk mientras que Swoobat los seguía por detrás. El Scolipede también huyó del lugar para seguir a su entrenadora.

    La explosión sucedió y el Team Rocket acabó más malherido debido a que los otros se protegieron de nuevo con el ataque Protección de Charmeleon.

    – Bueno… esto está yendo demasiado lejos. – Dijo Mento mientras se levantaba del suelo y comenzaba a liberar una pequeña línea de sangre a través de su rostro. – Agente 004, más bien conocido como “el inquebrantable”. Esperemos que su edad no le haya hecho perder su aguante.

    El Alto Mando disparó su arma hacia el Agente 004, el cual la esquivó de forma muy apurada y atacó con su katana, golpeando su arma y haciéndola caer galería abajo.

    – Puño Hielo. – Jynx saltó hacia el viejo con su helador puño preparado para atacar. Pero el viejo también lo esquivó retrocediendo un paso y atacó al Pokémon cortándole el miembro helador. Para sorpresa de Mento, la mano de Jynx cayó frente a él junto a un doloroso grito.

    – Marowak, cubre a Mento. – Decir el Soldado 73 y su Pokémon avanzó inmediatamente en una postura ofensiva con su hueso.

    – ¡Jynx! ¿Estás bien? – Dijo preocupado. El Pokémon, furiosa, usó Puño Hielo sobre su muñón para detener el sangrado con la congelación. Tras ello Mento tuvo una idea.

    – ¡Usa Psíquico para hacer Doble Bofetón!

    La cabeza de Jynx comenzó a envolverse en un tono azulado y su mano cercenada comenzó a moverse sola a gran velocidad. Intentó golpear a Shiftry, pero este conseguía zafarse de los golpes con sus manos en forma de hoja.

    En aquel breve momento de confusión, el Alto Mando se aprovechó para desplegar su bastón, un artefacto metálico y plegable de un color granate a juego con su vestimenta. Después, con él golpeó en la cara del Agente 004. Este retrocedió un paso, pero no lo desaprovechó para soltarle otro espadazo que fue detenido por el bastón.

    – Lluevehojas. – Shiftry pilló de lleno al Jynx en aquel torbellino de aire y hierba y lo lanzó galería abajo. – ¡Encárgate de él!

    El Pokémon inmediatamente saltó a la galería, la cual estaba completamente quemada, y comenzó a descender mientras planeaba con las hojas de sus manos. Allí se topó con Jynx, el cual había usado Psíquico sobre sí mismo para amortiguar la caída, y comenzaron a chocarse entre ellos mientras iban descendiendo.

    En estos choques, el Poder Oculto helador de Shiftry combatían contra el Puño Helado que hacía Jynx con su muñón. A pocos metros del suelo Jynx daría en una de las hojas de Shiftry, haciéndolo desestabilizar y caerse al suelo.

    Mientras tanto, en la salida de la galería se hallaban los Agentes, Arqueólogos y Soldados restantes. Mento y el Agente 004, empujados por el duelo, comenzaron a descender, mientras que todos los demás empezaron a combatir entre ellos.

    – Tenéis que encargaros de los Soldados Rocket rápido y buscar una forma de detener al Pokémon Gigante. Yo me encargaré de ese maldito Exeggutor que no nos deja pasar. – Dijo el Agente 007. – ¡Onda Ígnea!

    El cuerpo de Heatmor liberó una potente onda anaranjada que quemó todas las escaleras hasta la entrada, arrastrando al Exeggutor hasta la pared del final donde quedó chamuscado y estampado contra la pared.

    – ¡Ahora! ¡Corramos! – Gritó Eve mientras que los Agentes 055 y 056 salían corriendo cubiertos por sus Pokémon. Los Soldados 73 y 74 los perseguirían ante la huida de los oponentes.

    Heatmor, lentamente, se fue acercando al Exeggutor que aparentaba estar debilitado. De repente la pared tembló ligeramente y unas piedras cayeron. El Exeggutor, desde su hueco en la pared, lanzó un potente Bomba Huevo que dio de lleno en Heatmor, el cual aguantó la explosión con pocos problemas. El Pokémon de Mento, gravemente quemado, aguantaba el combate como podía.

    Afuera de las ruinas el Golett salía de la zona de la excavación y se adentraba en el bosque a cruzar antes de llegar a ciudad Petalia. John Clayton, volando sobre su Golurk, perseguía a Arsenia la cual estaba sobrevolando al Golett en círculos en busca de algo.

    – Beedrill, necesitamos encontrar una forma de detener al Pokémon gigante antes de llegar a la cantera. – Dijo Arsenia a su Pokémon.

    – Bien Golurk. – Decía John al ver a la oponente. – La única forma de detener a ese pequeñín es sacando el sello de su pecho hacia afuera. Pero antes de hacer eso, antes de detener su fuente de poder, debemos acabar con Arsenia.

    Golurk le respondió con un breve gruñido, sonido que el arqueólogo entendió perfectamente.

    – No Golurk, jamás he matado a alguien. Pero nos hemos envuelto en un problema que con facilidad se nos pueda quedar grande. Ahora mismo la vida de mucha gente va a depender de nosotros, no podemos escondernos en un momento como este. ¡No podemos dejar que la situación se nos escape! ¡No podemos permitir que Ciudad Plateada sea arrasada!

    – Taladradora. – Se escuchó a lo lejos.

    El Beedrill de Arsenia se lanzó hacia Golurk con su potente aguijón, el cual giraba a una velocidad impresionante. El ataque golpeó en el pecho de Golurk, haciendo que este se retorciera y del tambaleo John Clayton se cayera sobre el hombro del Golett gigante, dejándose las uñas ensangrentadas para agarrarse a la rocosa superficie del gigante. Alzó la mirada, y allí estaba Arsenia esperándolo.

    – Deberías rendirte y aceptar que el Team Rocket es el verdadero futuro de Kanto. – Dijo ella mirándolo fijamente.

    – No pienso unirme a nadie que use a los Pokémon para atacar a humanos y Pokémon solo para destruir todo lo que se les interponga. Además con el único fin de lograr sus objetivos. Pero eso no es lo que más me duele. – John, luchando con el tambaleo del paso del gigante Golett, se levantó. – ¡Jamás permitiré que alguien use la historia para lograr sus asesinos y destructivos deseos de dominar el mundo!

    – Que triste es ver a un hombre tan útil al borde de la muerte. Beedrill, Taladradora.

    El Pokémon tipo bicho se lanzó con su aguijón contra un temeroso John. Solamente cerró los ojos y esperó. Cuando realmente pensó que su vida iba a llegar a su fin el joven escuchó un golpe. Era su Golurk, atacando con Machada, y lanzando al Pokémon contra la cabeza del Golett gigante.

    El gigante, ofendido por el golpe, giro su cabeza hacia la pareja y comenzó a cargar en su cara el gélido y azulado Rayo Hielo. Arsenia se lanzó hacia la parte delantera de Golett, dejándose caer a través de la banda que acababa en el sello en el centro de su cuerpo. John, aun aturdido por el golpe que iba a recibir, fue rescatado por su Golurk, el cual lo cogió con enorme mano en el último segundo. Fue en ese momento en el que el joven investigador se dio cuenta de que había extrañas plazas ligeramente salidas en algunos puntos del cuerpo, placas en la superficie del cuerpo que recordaban la forma de una puerta.

    – Golurk… tengo una idea. – Dijo John. – ¿Recuerdas lo que ocurría si se te salía el sello de tu pecho cuando eras un Golett? – El Pokémon le respondió de forma afirmativa.

    Mientras tanto, Arsenia estaba de pie sobre el mencionado sello apoyada contra el cuerpo del Golett gigante. Bajo su muslo y sujeto por un lazo rosado, sacó un pequeño revolver que usó sin miramientos contra John y su Golurk. Esta disparó y pegó en el pecho de Golurk, abollando su robusto cuerpo.

    – ¡Aguanta! – Dijo el arqueólogo mientras se refugiaba en la espalda de su Pokémon. – Llévame a la placa que hay sobre su cabeza.

    La mujer desató su cargador contra el Pokémon, el cual recibió siete balas que no llegaron a perforar su cuerpo, pero si dejarlo bastante dolorido. Golurk llegó a la cabeza esquivando otro Rayo Hielo del Golett para finalmente llegar a la parte superior de la cabeza.

    – Machada. – Golurk atacó con su puño metiendo la placa en una sala que ocupaba la totalidad de la cabeza del Golett. Dentro observaron como el avance del Golett se podía ver a través de sus ojos, dos telas amarillentas que desprendían bastante calor. Las paredes del cuerpo tenían pequeñas ramas por las cuales esferas luminosas se movían como si de venas se trataran. En el centro de la sala un pequeño agujero con unas escaleras de caracol descendían.

    – ¡Vamos Golurk! Tengo una idea. – Los dos partieron a través de la escalera hacia el interior del Pokémon, pero Golurk no entraba por el estrecho lugar y comenzó a golpearse contra el suelo una y otra vez. – Perdona Golurk… – Dijo John soltando una pequeña carcajada al ver la cómica situación. – Sal afuera y cúbrete. No dejes que te hieran más. Cuando veas que Golett está sin energías ven a buscarme.

    El Pokémon respondió con su siniestro y metálico grito y salió del lugar propulsado por sus piernas. John Clayton se dirigió escaleras abajo.

    Golurk salió afuera y vio cómo su compañero Swoobat se enfrentaba a Scolipede en tierra firme. Arsenia daba órdenes desde su escondite y estaba llamando a su Beedrill.

    – ¡Beedrill! ¡Megaevoluciona! – La pierna de Arsenia se iluminó y soltó un par de haces de luz que transformaron a su Pokémon. Ahora, con la velocidad imparable, parecía que nadie podía pararlo.

    – ¡Taladradora! – Mega-Beedrill se lanzó con su potente extremidad contra el pecho de Golurk, perforándolo y logrando atravesar su robusta superficie. Golurk salió despedido contra el suelo chocándose de forma violenta.

    Golurk, estampado en el suelo, pensó en su entrenador, en todo lo que le había enseñado. El Pokémon, siempre leal a su entrenador como un autómata, decidió combatir como jamás lo había hecho un Golurk. Dolorido y tembloroso, se alzó de un empujón al suelo y pegó fuertemente en el suelo haciéndolo temblar. El salto provocaría un Terremoto de varias ondas, ondas que partían del Pokémon, cada una más fuerte que la anterior.

    El Terremoto dio de lleno en Scolipede, el cual salió por los aires muy malherido y gritando de dolor. Beedrill, al ver a su compañero dañado, se lanzó al rescate, recogiéndolo a gran velocidad y apoyándolo en el suelo evitando así el golpe de la caída. El furioso Scolipede rápidamente volvió a la posición de combate, creando con su poder unas enormes rocas sobre él. Después, se las lanzó a Golurk sepultándolo de forma violenta con su Avalancha.

    Swoobat, preocupado por su compañero, se lanzó a ayudarlo, pero este fue detenido por el ataque Taladradora de Beedrill, el cual cada vez aceleraba más y más. Swoobat salió también despedido contra el suelo, dañándolo bastante y dejándolo al borde del debilitamiento.

    Quiso levantarse, pero le era muy difícil alzar el vuelo. Beedrill los miraba detenidamente, mientras un malherido Scolipede se acercaba pegando fuertes pisotones. Swoobat de repente fue cubierto por una fría y oscura sombra. Era su compañero Golurk, el cual lo cubría con su enorme cuerpo para que no recibiera ningún golpe.

    Los dos enemigos cargaron sus Puyas Nocivas y las lanzaron contra la espalda de Golurk, el cual gritaba de dolor, pero aguantaba por su compañero. Swoobat le gritaba, diciéndole que se apartara, y empujándole con sus débiles fuerzas para quitárselo inútilmente de encima. “Maldita máquina sin conciencia” pensó Swoobat bajo el pesado cuerpo de Golurk que acababa de recibir otro Puya Nociva. “No ves que debemos luchar” gritó Swoobat al Pokémon que estaba encima, un grito que detuvo los gritos de dolor de Golurk.

    El Pokémon se alzó al ver a su Pokémon y dio un paso al frente para enfrentarse a Scolipede, pero sin perder de vista a Beedrill. Swoobat miró a la gran espalda de Golurk, destrozada a causa de los Puya Nociva y, además, envenenado.

    Swoobat, a duras penas alzó el vuelo y se colocó sobre el hombro de Golurk. “Encárgate de Beedrill, eres más rápido que yo” le digo el Pokémon murciélago. Golurk escuchó la orden y comenzó a propulsarse a toda velocidad para enfrentar a Beedrill. Swoobat, en cambio, se preparó para ver el ataque de Scolipede.

    El combate de los cuatro Pokémon de repente fue interrumpido por los Soldados Rocket, los Agentes, Eve y Archibald, los cuales pasaron a toda velocidad mientras sus Charmeleon, Poliwrath, Marowak y Starmie peleaban, ignorando su combate completamente. El Golett gigante ya había sacado una importante distancia y se estaba acercando a la mina al norte de Ciudad Plateada, lugar donde más unidades del Team Rocket se hallaban.

    – ¡Starmie, Hidrobomba!

    – ¡Poliwrath, nada sobre el ataque! – El Poliwrath del Agente 056 saltó en el Hidrobomba ordenado por el Soldado 74. Gracias a la habilidad Absorbe agua el Pokémon no sufrió daño, además de recuperar salud, y con Nado Rápido se lanzó a una velocidad vertiginosa. – Puño Hielo. – El ataque impactó de lleno en Starmie, el cual retrocedió con una de sus extremidades congeladas. – Ahora Puño Certero.

    – ¡Qué! – Exclamó el Soldado Rocket.

    En el aire y sin dejar escapatoria al enemigo, Poliwrath golpeó en la extremidad congelada con un puño iluminado en un haz de luz blanquecino, el cual partió en mil pedazos la parte congelada.

    – ¡Starmie! – Gritó el entrenador mientras todos observaban al Pokémon.

    – Charmeleon. Demolición. – Ordenó el Agente 055, aprovechando el despiste. Charmeleon, con la mano abierta, golpeó en el esquelético rostro de Marowak, llegando a cascar su calavera, pero sin romperla completamente.

    – ¡Huesomerang! – Dijo el Soldado 073 desesperado. El Pokémon lanzó su hueso, el cual fue esquivado por el Pokémon ígneo con un gran salto hacia atrás. Inesperadamente, el hueso volvió y golpeó desde atrás a Charmeleon, causándole un leve daño que lo tiro al suelo. – Golpéalo de nuevo con el hueso. – Muy habilidoso, Marowak atrapó el hueso y con unos rápidos movimientos de dedos saltó contra su oponente. Agarraba el hueso con dos manos, como si de un bate se tratara, y golpeó fuertemente en la cabeza de Charmeleon causándole un gran daño. Finalmente, volvió a su posición inicial.

    Charmeleon se levantó muy confuso y dolorido mientras miraba al dichoso Marowak. Un leve sangrado recorría su cara desde la parte superior de la cabeza, la cual había sido gravemente abollada hacia el interior con el golpe. La situación de Starmie no era muy diferente, aún muy confuso después de haber perdido una de sus extremidades.

    La más brutal de las batallas se mantenía en la misma galería. El Shiftry del Agente 004, se enfrentaba al Puño Helado del Jynx mutilado, el cual controlaba con sus poderes Psíquicos. Varios golpes habían llegado a golpear a Shiftry, por lo que numerosas partes de su cuerpo estaban congeladas y amoratadas.

    Por otro lado, el Heatmor del montañero Agente 007 se hallaba en el final del combate. Éste ordenó un último Onda Ígnea, el cual remató del todo a un Exeggutor que aguantó más de lo esperado.

    – Pensaba que estaba en las últimas, pero nos ha dado combate. Hay que admitir que Mento es un entrenador único. – Dijo con la respiración acelerada. – Heatmor, vamos. No tenemos tiempo que perder. Ese orgulloso viejo sabrá cuidárselas.

    Ambos partieron galería arriba hasta salir del lugar. Allí presenciaron lo que quedaba de la batalla.

    Un centenar de muertos y heridos, tanto hombres como Pokémon de ambos equipos se hallaban en medio de un lodazal. Toda instalación o edificio había sido destruido, y solamente quedaban las redondas pisadas del Pokémon gigante. El cuerpo del hombre sintió un fuerte escalofrió que lo paralizó de arriba abajo, además de que le entraron unas fuertes nauseas en el estómago. Su Pokémon sintió algo similar, haciendo que las llamas que salieran de su alargado morro se apagaran.

    – Esto es la guerra… – Susurró con los ojos abiertos como platos y sin saber qué hacer. – Esto es demasiado para mí… No soy quien para defender Kanto.

    El hombre cayó al suelo de rodillas, y con ambos brazos apoyados en el suelo vomitó delante de los ojos de su Pokémon. Su compañero, preocupado, le lanzó uno de los cálidos y cortos brazos sobre el gran hombro del montañero.

    – Estoy bien… tranquilo. – El hombre iba lentamente calmando sus exhalaciones e inhalaciones. – Esto está siendo demasiado para mí. Cuantas veces habré escuchado la brutalidad de la guerra, cuantas veces habré visto combates realmente violentos… Pero esto se le queda corto.

    El hombre lloro fuertemente, ni siquiera intentó detener sus lágrimas. Sabía que necesitaba desahogarse. Miró hacia el gigante que se alejaba a lo lejos y después su mirada e dirigió hacia un muerto que no estaba a más de cinco metros. El difunto sostenía algo en su mano derecha.

    Era un soldado Rocket que murió electrocutado por el rayo de algún Pokémon, hinchado y ennegrecido. En su mano derecha agarraba un pequeño medallón, un medallón que contenía la imagen del hombre junto a una mujer y dos gemelos de poca edad. Eran su mujer y sus dos hijos.

    – Heatmor… ¿Ves esto? Esto es lo que quería evitar cuando me uní al Kanto Squad. Quería salvar gente, quería que siguieran disfrutando se sus vidas. No quería que sus vidas acabaran como lo hicieron mis padres. Eso es… eso es por lo que debemos luchar. Heatmor. Vayamos a por ese Golett gigante y al dichoso Team Rocket.
     
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