La leyenda del septimo cielo

Capítulo 4: Sentimientos fluyendo entre tú y yo

El mal rato que habían pasado en el castillo se había olvidado después de unas horas, los chicos extranjeros provenientes de Francia esperaban saber la noticia sobre el estado de la pequeña que yacía inconsciente por ya bastante rato.

—Pobre Alex…me imagino que Ryuu solo paso por un mal momento, ya que si lo hubiera hecho con odio la pobre de Alex estaría casi muriendo —comento bastante tranquilo el pelirrojo de ojos carmín, su mirada estaba atentamente mirando el gran techo del castillo mientras se encontraba sentado en un gran sofá.

—Eso es lo que me preocupa, Alex no puede recibir mucha energía negativa o podría morir antes del tiempo establecido en la profecía, William estará más que furioso y además tampoco nos conviene que la chica muera…no por ahora —sus palabras fueron frías y bastante directas, su hermano mayor solo lo miro con confusión para después sonreír.

— ¿Ella te gusta verdad? Lo veo en tus ojos porque emiten ternura y amor —pregunta Jamie con mucha curiosidad, Red mas sin en cambio solo se sonroja y mira a otro lado.

— ¡Claro que no! Bueno la verdad es que…de alguna manera mi amor con ella es prácticamente imposible…ella es Ángelus y yo, pues yo solo soy Red un…un… —en ese momento James pone su mano en la cabeza de su hermano menor para darle una señal de apoyo emitiendo una sonrisa, el peli plateado se sorprende y lo mira atentamente.

—Si realmente te gusta y no quieres perderla, te aconsejo que te apresures y no te des por vencido porque Ryuu también está enamorado de ella…y si tus ojos lo notaron Alex le corresponde —lo último lo dijo un poco más serio, mirándolo y después poniendo sus manos en los hombros del chico.

— ¡¿Ryuushi esta ena…morado de ella?! No Jamie eso no puede ser…porque si tú viste como el trato delante de todos —alterado y confundido el chico de la mecha pelirroja estaba que ardía de celos, su mirada era totalmente eufórica y no tenía razones para tenerla.

—Hay hermanito, ¿Tú porque te imaginas que hizo todo este show? Pues porque esta celoso, solo ponte pensar en sus palabras…aunque para la pequeña Marie como la llama la reina fue un total ataque de tristeza…porque ella lo ama —el chico cruza una pierna y los brazos pícaro y sonriente, sus ojos carmín a la vez estaban algo tristes por algo que solo el sabia.

—Pero si ellos dos son hermanos… ¡Alex no puede amarlo! William no aprobaría esto —según el chico francés lo hacía para evitar problemas pero más bien estaba muerto de celos, aunque para el había algo que impedía su unión.

—Mmm, no Daniel Alex y Ryuu no son hermanos de sangre, ok si llevan el honorable apellido Asakura Miller y demás pero no lo son ante los dioses y ante algunos que lo sabemos ellos no están haciendo incesto —al escuchar esta verdad, el rebelde Red retrocede un poco hacia la esquina del sillón impactado, el solo hecho de pensar que el anfitrión del castillo estuviera desatando en él un odio profundo lo hacía rabiar mas ya que no iba a permitir que le robara a la chica de su vida si tenía que matarlo lo haría sin piedad.

—Entonces…esto es la guerra…la guerra para siempre, no me importa si ese tipo tiene el apellido Asakura Miller el mío es Valliere William y te juro por lo más sagrado que es mi Alex...que…lo hare que llore lagrimas de sangre si no se aleja de ella —Jamie ante estas frías palabras no tuvo más que sorprenderse y mirar a su hermano que de repente experimentaba celos enfermizos.

Paso un buen rato, los dos chicos terminaron por salir del castillo para aclarar ciertas cuestiones, en la gran habitación de la princesa se encontraban ella y su equivocada madre, pasaba un pañuelo húmedo sobre la lastimada mejilla de la pequeña, si su madre estaba molesta con su hijo ahora quería que él se largara del castillo.

—Mi querida Marie…tranquila mi niña, yo no dejare que Ryuushi te vuelva a hacer daño, pero por favor Marie…despierta, siento demasiado frio tu cuerpo —la reina observo atentamente la mirada de su hija y comenzó a llorar con fuerza, la mejilla roja no sanaba con rapidez y esto preocupo aun más a la mujer.

Mientras tanto en la puerta y sin hacer nada de ruido se encontraba un chico de cabello azabache y mirada profunda, en su mano se encontraba una rosa blanca y sus ojos reflejaban arrepentimiento, esto lo confirmaba el chico no odiaba a su hermana tan solo eran celos, la quería demasiado solo que no sabía como expresarlo.

—Alexandra Marie…perdóname, perdóname por haberte lastimado…yo no quería hacerlo…pero siento que tu quieres algo de mí que yo no puedo darte y necesito que te detengas —las lagrimas del chico comenzaron a salir lentamente de sus hermosos y oscuros ojos, la culpa lo invadía totalmente que no pudo evitar expresar su dolor poniendo sus manos en ellos y tallándolos.

— ¿Eh? ¿Qué fue eso? —cuestiono la mujer de los orbes esmeralda levantándose y limpiando sus lagrimas para acercarse lentamente a la puerta, al aproximarse demasiado pudo escuchar unos llantos ahogados y que le causaron que su pecho estallara en impotencia.

—Mi mamá…desde que Alexandra Marie llego al castillo ya no me hace caso…mami, yo te necesito, te necesito como no tienes idea…quiero que me lleves a la cama por las noches…quiero que beses mi frente para calmar mis pesadillas ¡Mami te quiero! —el chico azabache se encontraba recargado en la puerta de la gran habitación con el antebrazo cubriendo sus lagrimas que caían una a una hacia el frio suelo, pero aun sosteniendo con una mano la rosa blanca que traía para su hermana.

—Ryuu…no llores mi pequeño yo… ¡No! Tengo que cumplir mi palabra —en ese momento Elizabeth puso unos ojos determinantes y salió quedando frente al niño que lloraba, esto hizo que el la mirara y levantara la rosa.

—Mamá, por favor…perdóname y dile a Alexandra Marie que estoy arrepentido…por favor toma esto —titubeando y temblando el azabache estiro el brazo para darle la rosa blanca y hermosa que llevaba el niño, la mujer trato de levantar el brazo pero recordó su promesa y se detuvo.

— ¡Lárgate! ¡Lárgate si no quieres que termine odiándote! Lastimaste a mi Marie y ella solo quería ser amable contigo, lastimaste a mi hija —al escuchar estas palabras los ojos del chico se abrieron con sorpresa y decepción nuevamente bajando la mirada y derramando las ultimas lagrimas que podían brotar.

— ¿Tu hija? ¡Ha! ¿Dijiste tu hija? ¡¿Maldita sea, dijiste tu hija?! —grito Ryuu con fuerza que todo el castillo quedo sorprendido y decidieron ir al lugar donde provenían, el chico apretó los puños haciendo que la rosa se destruyera dejando caer los puros pétalos con furia.

—Eres mi vergüenza Ryuushi, todo lo que te pido referente a Marie lo haces mal… ¡Eres su hermano por el amor de dios! ¿Por qué la tratas de esa manera? En todo caso ella no tiene la culpa de nada —las palabras de la mujer herían aun más y más a su pequeño hijo, esto no se comparaba con todo lo que Ryuu sentía hacia Alex.

— ¡Ya deja de mencionarla! ¡Deja de decir para todo mi Marie! ¡Estas equivocada y no te das cuenta! Mamá yo también soy tu hijo, también necesito a mi madre… ¡Mírame maldita sea! Necesito cuidados, yo no tengo a alguien que me tome enserio, quiero que mi mama me tome enserio por una vez…quiero que me digas Mi
Ryuu —el chico ya sentía muchas cosas, rencor, resentimiento, dolor y tal vez hasta odio por su madre mientras la sacudía su mirada estaba baja y decepcionada.

En ese momento la chica de los cabellos azabache abría los ojos sorprendida, su cabello comenzó a cambiar a blanco sin darse cuenta su piel se aclaro aun mas y sus ojos cambiaron lentamente a ámbar, su mirada estaba perdida como si no supiera nada de lo que pasaba y en realidad asi era.

— ¡Ella es mejor que tú! Tu eres el que debió haber muerto desde un principio yo nunca quise un varón, ¿me escuchaste? ¡Nunca! —inmediatamente la mujer alzo el brazo para propinar una bofetada a su hijo mayor y legitimo.

— ¡Elizabeth ya basta! Si te atreves a ponerle una mano a Ryuu te vas a arrepentir, no te dije nada en vano —el rey llegaba repentinamente deteniendo la mano de su esposa con fuerza lo que hizo sorprenderse a esta tratando de zafarse.

— ¡No te atrevas a tocarme de nuevo Ricardo! Solo trato de proteger a Marie de este chico tan cruel y descuidado —decía forcejeando a su marido el cual no dejaba de mirarla con ojos de ira y dolor, esta mujer no era su Elizabeth a la que tanto amaba.

— ¿Por qué tratas a tu hijo de esta manera? ¿Por qué solo proteges a la chica? ¡Por dios, te equivocas y no te das cuenta! Elizabeth no quiero verte llorar lágrimas de arrepentimiento asi que…trata de amar a tu hijo —inmediatamente la mujer se sorprendió y el hombre la soltó lentamente para dirigirse a su hijo que yacía totalmente triste y devastado por la mujer que tanto quería sorprender.

—Ryuu hijo mío, yo se que tú tienes muy buenas intenciones pero desgraciadamente te toca sentir sufrimiento tan pequeño, tienes 9 años y no me gusta que sientas rencor en tu corazón perdona a todos, perdona a tu hermana que no tiene la culpa tan solo…hazlo —el chico al escuchar estas palabras provenientes de su padre tembló un poco de los labios limpiando nuevamente sus lagrimas y levantando la mirada que se encontraba totalmente perdida de la tristeza.

—Yo…Yo…la perdono papa, perdono a Alexandra Marie sinceramente después de todo ella siempre ha tratado de ayudarme de alguna a manera a ser feliz —comento esto último que hizo sorprender mucho a su padre, el chico sonrió lentamente y miro la rosa que había destruido por la furia.

—Yo se que tu si quieres a Alex…lo sé porque yo si te conozco —no inventes esto a la reina le llego como dardo al corazón, por culpa de los dioses ella tenía que ser cruel con su pequeño Ryuu que tanto amaba.

Después de escuchar sin reaccionar cada palabra de los que estaban fuera de la habitación la pequeña Alex volvía a cerrar los ojos y su cabello se hacía azabache de nuevo, su piel era como antes y sus ojos cambiaron de nuevo drásticamente a marrón.

—Ryu Ryu…esto será muy difícil para los dos a partir de ahora, pero aun asi no dejare de amarte como lo hago ahora —la pequeña se levantaba lentamente y salió de su habitación por una ventana que daba al jardín, vaya que sería difícil.

Pasaron los años, Alex ya era una adolescente de 14 años hecha y derecha, su bondad y pureza seguía siendo la misma, las cosas habían cambiado en esos 9 años Ryuu se mostraba como un chico de 16 años serio pero el carácter hacia Alex era mucho más tranquilo y amoroso. Red era un chico muy pasivo pero frio que solo seguía los movimientos del azabache en cualquier parte, su edad era la misma que Ryuu pero se veía mucho más maduro, los reyes de Londres aun era los mismos y se habían distanciado bastante desde esa vez, pero algo cambiaria después de ese momento y sería muy drástico el cómo seria.

—Aun sigo pensando que esto no debió ser asi, nunca debió ser asi —se decía el chico azabache que leía una novela en voz alta en la gran biblioteca de su habitación, portaba unos pequeños anteojos redondos que lo hacían ver bastante intelectual.

— ¿Ryu Ryu? Voy a entrar —la chica de ojos marrón llegaba lentamente a la habitación de su hermano, el chico al verla suspiro y dejo el libro aún lado y quitándose los lentes que usaba para sentirse tranquilo.

—Dime Alex, en que puedo servirte…ahora me encontraba leyendo no me gustan las interrupciones y tú lo sabes —comento el chico mirándola y esta solo soltó una pequeña risita apenada, Ryuu se sorprendió ante esta reacción mirando como ella se acercaba a abrazarlo con fuerza y amor.

—Me agrada tanto que ya me digas simplemente Alex, solo quería decirte que ya esta lista la cena…Gertrudis cocino puré de patatas y una deliciosa carne solo para mi querido Ryu Ryu —Alex no dejaba de ser cariñosa con Ryuu, el ya no sentía nada de malo por eso al contrario le agradaba que ella mostrara el cariño que algún día quiso recibir de su madre.

—Ahora bajo Alex, solo acomodare el libro en el estante, algún día tendré que acomodar todos estos libros —decía con algo de flojera el azabache, su hermano lo miro aun abrazada a él e inmediatamente giro hacia los libros con asombro.

—Tienes demasiados, eres un chico muy inteligente Ryuu me superas al doble…por eso eres mi hermano favorito —al pronunciar esto el chico soltó una carcajada y tomo la mano de su hermana sonriendo.

—Tú eres mi única hermana Alex, pero también eres mi favorita —al escuchar esto la chica se puso aún más feliz que mataba ver su hermosa sonrisa llena de pureza, para Ryuu eso era lo que lo hacía sentir tranquilidad hasta en los peores momentos.

—Mamá dice que eres un chico descuidado y grosero, pero para mí eres el más tierno y sincero del mundo —al decir esto el chico puso una mirada seria recordando la pelea que tuvo con su madre hace 7 años.

*—Mamá, por favor…perdóname y dile a Alexandra Marie que estoy arrepentido…por favor toma esto —titubeando y temblando el azabache estiro el brazo para darle la rosa blanca y hermosa que llevaba el niño, la mujer trato de levantar el brazo pero recordó su promesa y se detuvo.

— ¡Lárgate! ¡Lárgate si no quieres que termine odiándote! Lastimaste a mi Marie y ella solo quería ser amable contigo, lastimaste a mi hija —al escuchar estas palabras los ojos del chico se abrieron con sorpresa y decepción nuevamente bajando la mirada y derramando las ultimas lagrimas que podían brotar.

— ¿Tu hija? ¡Ha! ¿Dijiste tu hija? ¡¿Maldita sea, dijiste tu hija?! —grito Ryuu con fuerza que todo el castillo quedo sorprendido y decidieron ir al lugar donde provenían, el chico apretó los puños haciendo que la rosa se destruyera dejando caer los puros pétalos con furia.

—Eres mi vergüenza Ryuushi, todo lo que te pido referente a Marie lo haces mal… ¡Eres su hermano por el amor de dios! ¿Por qué la tratas de esa manera? En todo caso ella no tiene la culpa de nada —las palabras de la mujer herían aun más y más a su pequeño hijo, esto no se comparaba con todo lo que Ryuu sentía hacia Alex.

— ¡Ya deja de mencionarla! ¡Deja de decir para todo mi Marie! ¡Estas equivocada y no te das cuenta! Mamá yo también soy tu hijo, también necesito a mi madre… ¡Mírame maldita sea! Necesito cuidados, yo no tengo a alguien que me tome enserio, quiero que mi mama me tome enserio por una vez…quiero que me digas Mi Ryuu —el chico ya sentía muchas cosas, rencor, resentimiento, dolor y tal vez hasta odio por su madre mientras la sacudía su mirada estaba baja y decepcionada.*

—La verdad…es que ya no me interesa mucho lo que mi mamá opine o no de mi —la chica se sorprende y pega su mejilla con la de él en señal de cariño y apoyo, si ella tenía que elegir entre Elizabeth y Ryuu sin dudarlo escoge a Ryuu ya que era lo que más amaba en el mundo.

—Bueno ya bajemos antes que se haga más tarde y nos comiencen a molestar con sus gritos, no te preocupes Ryuu que no estás solo —Alex sin pensarlo le dio un beso cerca de los labios a su hermano, este se sorprendió y la miro con asombro pero parecía que ella no le parecía que estuviera mal, en el fondo no lo estaba pero ellos aun no lo sabían.

—Enseguida bajo, adelántate para que mi madre no te regañe porque estuviste conmigo —comento el azabache y mientras veía que su hermana le dedicaba otra sonrisa suspiro de nuevo por la rabia que sentía de no poder corresponder, pensaba que si lo hacia se condenaría toda su vida.

Después de un rato el chico por fin bajaba con lentitud una a una de las grandes escaleras del castillo Asakura Miller, el hacerlo le recordaba tanto su infancia y él como por fin se entrego a mostrarle el cariño a su pequeña hermana.

—Alex…aun recuerdo todo lo que paso en esos tiempos, me parece que fue una manera perfecta de arreglarme contigo —sonrió el azabache de oreja a oreja mientras recordaba el momento en que el por fin aceptaba que se había equivocado.

*En el gran jardín se encontraba una pequeña niña de 7 años llamada Alexandra Marie como le solía decir su hermano mayor, feliz y risueña jugaba entre el césped verde y mojado, a lo lejos la miraba confundido un chico de 9 años y aspecto serio, el verla tan feliz después de lo que había pasado lo hacía confundirse porque no entendía muy bien el… ¿Por qué?

—Alexandra Marie, ¿Por qué no me odias? ¿Por qué sigues sonriendo a pesar de todo? —se preguntaba asi mismo el chico, de repente sus pies comenzaron a moverse lentamente hacia ella mientras la veía jugar y reír.

—Pequeño espero que ya no peles mas con tu hermano, recuerda que son familia y se deben querer —sonreía mientras miraba a una familia de conejos, estos movían la cola con felicidad mirando su rostro lleno de dulzura.

—Oye…yo…necesito, necesito que hablemos Alexandra Marie —decía algo nervioso el azabache mayor, la pequeña lo miro sorprendida y con el conejo en brazos aunque inmediatamente sonrió por eso.

—Claro que si hermanito, Ryu Ryu tiene toda mi atención —al escuchar esto el azabache no pudo evitar soltarse a llorar mientras caía en sus piernas y tomaba sus manos por lo atormentado que estaba, la pequeña lo miro y acaricio su cabello oscuro soltando al conejito mientras también derramaba lagrimas.

—Perdóname…no entiendo porque aun puedo verte sonreír después de haberte lastimado como lo hice —reclamaba mientras lloraba de dolor el pequeño, su hermana sonrió y levanto su mirada viéndolo con amor.

—Porque Ryu Ryu vive, si tú sigues viviendo a mi lado de la manera que sea, yo sigo siendo feliz…porque mi hermano Ryuu es lo que más quiero en este mundo —escuchando esto el chico por primera vez sonrió a su hermana la cual al verlo pudo sentirse con la mayor alegría que pudo, su sonrisa era aun mayor y su corazón latía con fuerza.

—Te prometo vivir…vivir a tu lado…Alex —wow era posible por primera vez el chico decía Alex sin sentirse mal y lo hacía con una bella sonrisa, esto sería el comienzo de un lindo amor…un lindo amor prohibido.*

— ¿Estará bien…lo que te dije Alex? Pienso que hay algo que tu quieres y no puedo darte —se decía el chico, estaba un poco confundido por todo lo que había pasado desde entonces que no sabía si era bueno o malo.
Mientras tanto en el comedor se encontraba toda la familia Asakura y también los dos colegas franceses, al verlos Ryuu quedo hecho un dolor de cabeza, Red para él era un total dolor de cabeza pero pues Jamie le era un chico agradable.

—Alex, no sabes cuánto me alegro que ya no te vea triste desde hace mucho tiempo —comento el chico de la mecha pelirrojo, el azabache llegaba con pasos lentos al gran comedor, su madre veía a su Marie algo preocupada y confundida.

—Claro porque Ryu Ryu esta sonriendo y viviendo, si eso pasa yo no tengo porque sentirme triste —vaya que al escuchar eso el peli plateado dudo mucho sobre el futuro, no quería lastimar a la chica que tanto amaba, pero no podía permitir que él, su enemigo ganara.

—Alex, aquí delante de tus padres y de…—pero interrumpido bruscamente por el azabache que llegaba serio y fastidiado a ocupar su lugar en la mesa, la pequeña Alex sonreía inmediatamente y se levantaba para sentarse junto a él.

—Dime, ¿Quién te invito a mi casa Red? Por si no lo habías notado le dije a mi nana que pusiera un aviso en la puerta principal de no se permiten los idiotas —le advertía sin temor el azabache delante de todos, el peli plateado solo soltó una risita y dejo su cuchara a un lado.

—Lo hizo Alex…pero en todo caso si eso hiciste ya puedes largarte tu también —en ese momento iba a empezar otra de sus peleas de siempre, el azabache lo miraba fulminante y después a Alex algo molesto.

—Recuérdame prohibirte invitar a este tonto a nuestra casa, Alex solo te envenena la mente de estupideces —decía el chico, su hermana solo suspiraba algo fastidiada de estas peleas concurrentes pero en parte la hacían feliz ya que presentía los celos de Ryuu.

— ¡Ha! El que envenena es otro, ¿ya olvidaste todo lo que paso hace 7 años Ryuushi? —al escuchar esto la reina se levanto de la mesa y miro a Ryuu con recelo y rencor, quería decir algo pero después de mirar al rey se detuvo.

—Elizabeth, hazme el favor se sentarte es una falta de respeto y lo sabes, Ryuu cuéntanos como has llevado tus estudios astronómicos —pregunto el rey con cortesía, la reina bajo la cabeza confundida y siguió cenando con tranquilidad, el azabache observo a su madre pero en parte ya no lo hacían rabiar sus acciones como antes.

—Pues he podido encontrar más libros de astronomía, refuerzo cada día un poco mas de mi cerebro para poder encontrar la respuesta a mi hipótesis, es algo pesado pero tiene muchas cosas interesantes —respondió gratamente el chico, Alex se asombraba al escuchar todo lo que su hermano hacia para superar su inteligencia cada día.

—Que bien hijo mío, estoy seguro que pronto podrás ir a otros países a mostrar tu gran talento —comento orgulloso el rey llevando de nuevo un bocado lentamente y sonriendo, Alex hacia lo mismo mostrando gran admiración por su hermano mayor, pero su madre Elizabeth tal parece que no le agradaba la idea.

—Si Si que bien, que bien…ahora dime Ryuu, ¿Cómo es que te vas a ir? ¿Dejaras a Marie tanto tiempo sola? —al escuchar esto el azabache miro a Alex que había cambiado se semblante drásticamente mostrando una tristeza profunda, el peli plateado en el fondo quería que eso pasara pero el también pensaba que eso pondría triste a la chica que amaba.

—Ya lo sé, por eso…rechazo todas las ofertas que tengo para irme…porque Alex es mi hermana y no la voy a dejar sola —después de escuchar esto la chica de cabello azabache y ojos marrón sonreía y abrazaba a su hermano con alegría, aunque en el fondo Ryuu perdía todos sus sueños lo haría por el bien de ella.

—Ryu Ryu es un chico lindo y tierno, por eso se quedara conmigo ya que asi sabe que estaré feliz toda la vida —dijo Alex con una bella sonrisa llena de amor y que ponía a su amigo Red con una cara de celos impotentes.

— ¡No! Ya no puedo más Alex…necesito que vengas conmigo ahora —y asi el de la mecha pelirroja tomo de la mano a su amada y la llevo al jardín de inmediato, ante esto el azabache reacciono eufórico y se levanto siguiéndolos sin antes hacer una reverencia de disculpas. Los reyes se miraban al mismo tiempo sin entender que pasaba.

— ¡Es…espera Red! ¿Qué es lo que pasa? Estamos pla…—pero se detuvo en el momento que vio a su amigo respirando agitado y casi con su corazón saliéndole del pecho por la impotencia.

— ¡Alex, ya no puedo más…estoy que me muero de celos! Todo este tiempo he querido que Ryuu se vaya para poder lograr…que te olvides de él, porque yo…yo ¡Te amo con toda mi alma! —el chico al decir esto caía de rodillas al suelo y tomaba las manos de la chica con amor y delicadeza mirándola para saber que contestaría.

—Red…yo, es que yo…yo amo a…—pero no pudo terminar porque el chico se levanto de sorpresa y junto sus labios con ternura sobre los de ella, lo cual por supuesto la dejo en shock total.

En ese momento llegaba corriendo el azabache para saber qué era lo que pasaba, al ver esa escena se detenía de golpe y sus ojos se abrían de sorpresa, se empezaba a mostrar rabia en ellos pero entonces recordó lo que había pasado hace muchos años.

*—Ahora que tienes los ojos cerrados podre probar…tus suaves labios, Ryuu…es como despertar a la princesa pero más bello —musita la castaña mientras se acercaba lentamente a los labios del chico de cabello azabache, él sabía que ocurría pero no tenía interés en evitarlo.

—Solo hazlo…o terminare haciéndolo yo… —le decía lentamente a la mujer que casi lo besaba, ella al escucharlo se sorprende y termina juntando sus labios rosados con los de su amado.

—Te quiero Ryuu…te quiero mucho…—pronunciaba inocente pero con felicidad la chica castaña, el beso era corto pero tierno y al separarse ella solo miro esos ojos hechizantes y fríos que mostraba el azabache.

—Mayu…yo…—el chico de tan solo 9 años no sabía que responder ante esto, el también quería mucho a la castaña de ojos claros pero lo que no sabía era si como amiga…o como algo más que eso.

Aunque de lejos y sin que ellos se percataran, los miraba una chica de cabello azabache y ojos marrón, sus ojos estaban cristalinos de la ganas de llorar o simplemente de querer morirse en ese momento sin saber… ¿Cuál era la razón?

—Ryu…Ryu… ¿Por qué a todos los miras de manera especial y a mí con desprecio? —empezaba a llorar la pequeña poniendo sus dulces y suaves manitas en sus salinos ojos sin poder pararlo.*

—Han pasado muchos años desde ese día, pero ahora sé que me pasaba…te amo Alex...no puedo verte cerca de ese estúpido—decía el azabache que ponía sus manos en su cabeza en señal de arrepentimiento y dolor que le causaba ver a Alex recibir su primer beso de otro chico que no era él, ese debía ser solo su momento.

Se levanto lentamente y mientras fruncía el ceño hacia la pareja, ¿entonces todo lo que pensaba era mentira? No eso no era posible porque él sentía el amor de su hermana desde siempre.

— ¿Lo ves Ryuu? Te dije que tu hermana ya pronto te dejaría de molestar y encontraría a un chico que la amara…pero no te preocupes porque ya no tendrás remordimiento de estar conmigo…la chica que te ama tanto —al escuchar estas palabras el chico de mirada fría volteo lentamente y se encontró cara a cara con Mayu, el solo sentía celos y el deseo de vengarse era mayor.

—Mayu…bésame, por lo menos se que tu si eres sincera en tus palabras —al escuchar estas palabras la chica cerro sus ojos y se acerco lentamente a sus labios fríos pero suaves del azabache, el chico la tomo de la cintura y siguió besándola con fuerza.

Mientras tanto Alex y Red se separaban y se miraban sorprendidos, la azabache menor soltó unas pequeñas lágrimas y de repente miro a Ryuu y a Mayu de nuevo besándose como la primera vez…estaba comprobada para ella, Ryuu si amaba a Mayu, aunque esto la hacía sentir aun mas dardos cayendo en su corazón y con mucha fuerza.

—No llores más Alex, te juro que yo estaré a tu lado para siempre —al decir esto la chica se sorprendía y comenzaba a llorar con fuerza abrazando al peli plateado, Red se sentía impotente porque sabía que era por Ryuu y eso le causaba mucha alegría.

—Quería que Ryuu me amara…tanto como yo lo amo a él, se que somos hermanos y que no debo hacerlo pero cada vez que veo su rostro tan tranquilo me dan ganas…me dan ganas de… ¡Besarlo!—estos sí que eran dardos pero para Red, los sentimientos de la chica eran sinceros y él lo sabia pero de alguna manera el quería que eso cambiara, la abrazaba aun mas y transmitiendo el amor que él quería.

—Alex estoy loco por ti, asi que tan solo…ámame a mí—Alex no sabía qué hacer en esos momentos, estaba viendo que el amor de su vida quería a otra chica y ella todavía ahí de masoquista, pero lo cierto es que eso nunca iba a cambiar, nunca aunque ella intentara y lo intentara cada día.

—Red, dime que…cumplirás tu promesa, ya no quiero sufrir mas—le decía la azabache, el chico se sorprendía y sonrió mirándola y limpiando sus lagrimas y volviéndola a besar, la pequeña Alex estaba muy confundida pero de lo que si estaba segura era que amaba a Ryuu.

Al sentir de nuevo el contacto, sentía que de alguna manera era su culpa y se aparto de él con fuerza, el chico la miraba con tristeza y la chica salió corriendo hacia su habitación, los reyes se alteraron y miraron a la chica llorar de nuevo, se lanzo a su cama y siguió llorando con fuerza e impotencia.

—Estoy enamorada…pero es de Ryuu…siempre será de Ryuu—en ese momento Ryuu sintió algo en su pecho que lo hizo apartarse de Mayu de un solo golpe, la chica también se sorprendía y lo miraba confusa.

—Perdóname Mayu, creo que no puedo…no puedo amarte como tú quieres —haciendo una reverencia el azabache se retiro dejándola aun mas confundida pero con su corazón roto y hecho pedazos que dolía.

—Al final siempre es Ryuu, ¡Maldita seas! Pero te juro que esto no se quedara asi —sus ojos del chico de la mecha cambiaban de nuevo a negros profundos y sin vida, la guerra estaba por comenzar y la profecía a punto a cumplirse.

—No puedo amar a mi hermana, no puedo porque es prohibido…necesito saber qué hacer, esto es precisamente lo que no puedo darle…no puedo —sus manos se postraban lentamente en su ojos que brotaban liquido salino, ¿Amar a su hermana? Cuando se daría cuenta que Alex no era su hermana de sangre y nunca lo será.

Nada se podía evitar, pero igual… ¿podría cambiarse? Eso no lo podremos saber hasta más adelante, Alex es una chica con buenos sentimientos que se verán pisoteados uno a uno de manera inesperada ¿Quieres saber como? Solo recuerda que es un secreto asi que Shhh.

En el próximo Capitulo

— ¿Qué será lo que te dolería hasta el final Ryuu? —

—No digas nada…te prometo que hare que olvides todo —

— ¿Qué es lo que siento? Es fácil, amo a Alex…la amo con toda mi alma…—

— ¡No por favor! ¡Ryuu! —

—Tú la mataste, querías quitarla del camino ¿verdad Ryuu? —

Capitulo 5: Una muerte inesperada y una culpa estancada

 

Bueno damas y caballos digo cabelleros de FFL espero no haber interrumpido alguna actividad (admitanlo no hacian nada) bueno aqui les traigo el capítulo 5 de esta saga espero la disfruten y ya sabe * significa recuerdo bueno nos posteamos y gracias por leer.


Capítulo 5: Una muerte inesperada y una culpa estancada.

La azabache se encontraba en el jardín después de un rato, por primera vez se sentía vacía, no le importaba que Ryuu la hubiera ignorado muchos años pero ahora el saber que amaba a otra le causaba vacio en un corazón.

—Ryu…te amo, ahora lo puedo decir tan claro y sin temor…eres lo que más amo en el mundo…no quiero que te alejes...ni que te vayas con ella, solo quédate conmigo —pronunciaba una y otra vez la chica con los ojos inundados en lagrimas, se sentía sola después de mucho tiempo a pesar de tener a Red para ella solo estaba Ryu.

— ¡Maldito seas Ryuushi! Eres un bastardo mentiroso, primero dices que la odias y que la quieres ver muerta y ahora resulta que la amas…y ella te responde que es lo peor…mi Alex…mi vida entera
—susurraba el chico de mecha rojo fuego que estaba peor que en el infierno después de sentir el rechazo de la mujer que amaba, para él no era justo ¿Por qué se había enamorado de un ángel?

—Ryu…Ryu…enamórate de mí, por favor enamórate de mi…te necesito, yo me muero si no estás cerca, yo me muero si tú te mueres —al escuchar esto el chico estaba que le hervía la sangre y como mucho rencor se levanto de su escondite, sus ojos estaban totalmente sin vida, como si no estuviera en el mundo.

— ¿Qué será lo que te dolería hasta el final Ryuu? —preguntaba entre risas el peli plateado que moría de ganas de hacerlo sufrir, de hacerlo quedar mal de convertirlo en…nada.

Mientras tanto en su cuarto se encontraba un chico de cabello azabache, largo pero despeinado, su mirada seria haciendo resaltar sus ojos oscuros y penetrantes que eran cubiertos por unos pequeños anteojos. Sus libros y su inteligencia eran lo único que a él le quedaba después de tanto dolor en esos 14
años.

— ¿Alexandra Marie Asakura Miller eh? ¡Maldita sea! ¿Por qué demonios no te pudiste llamar de otra manera? Yo no tendría remordimientos…por haberme enamorado de mi propia hermana… —el chico tan solo se daba de topes en la pared, era prohibido asi que de alguna manera tendría que evitarlo.

— ¡Joven Ryuushi! Su padre lo llama enseguida, dice que necesita hablar con usted de algo muy importante —comento el ama de llaves del castillo mientras tocaba la puerta sin obtener respuesta alguna, aun asi ella seguía haciéndolo varias veces.

— ¡Lárgate de aquí! ¡¿No entienden que no deseo ver a nadie?! Lo único que deseo…es que todo esto fuera diferente… —al escuchar esto la sirviente no pudo evitar sorprenderse aun asi ella seguía tocando sin detenerse.

— ¡Es urgente joven, por favor! Le hablara sobre todo lo que usted tiene que saber…por eso necesita que vaya con el ¡Por favor! —insistía la joven ama de llaves, el chico siguió negándose, no tenia ánimos de nada…ni siquiera de vivir.

— ¡Tesoro! Necesitamos hablar, ¿Estás en tu habitación? —de repente venia llegando calmada y algo preocupada la madre de los dos chicos, al escuchar su voz el azabache no pudo evitar sorprenderse y de inmediato sonrió de oreja a oreja.

— ¡Mamá! ¿Está preocupada por mi? Enseguida voy mamita, sabes tengo tanto que… —pero al abrir la puerta el chico volvía a poner la mirada de tristeza, su madre estaba buscando a su hermana Alex, sabía que era demasiado bueno para ser cierto…nunca sería mi Ryuu…

— ¡Ryuushi! ¿Ahora qué hiciste? Me puedes decir… ¡¿Por qué mi Marie estaba llorando de esa manera?! —la mujer seguía fingiendo de su pequeño Ryuu no le importaba ni un gramo solo para cumplir la profecía, pero en el fondo le dolía cada lagrima que el derramaba, como pudo le soltó una cachetada de ira que le dolió hasta el alma.

— ¡Su majestad! ¿Pero qué está haciendo? —la sirvienta quedo pasmada con el fuerte golpe que recibió el heredero legitimo, el chico estaba igual de sorprendido que no pudo decir nada.

— ¿Por qué…hiciste eso? —su mejilla ardía, en algún sentido positivo que le estaba encontrando pensaba que lo merecía porque lo que le había hecho a su querida hermana hace 7 años, la mujer lo mira y lo tomaba de los hombros tratando de fingir odio.

— ¡Eres un idiota, todo lo haces mal y ahora mi querida Marie debe sufrir por tu culpa! ¿Por qué no te mueres? Solo me estorbas —pronuncio la reina con ira y lo aventó con fuerza hacia el suelo, el chico solo la miraba con los ojos en shock de las palabras tan horrorosas que había oído, el silencio se hacía presente en ese momento.

— ¿Quieres que me muera? ¿Pero porque mama? —cuestionaba el azabache, la mujer de los orbes esmeralda solo le dio la espalda alejándose, la sirvienta lo ayudo a levantarse poco a poco pero el seguía mirando la manera tan cruel en la su madre se alejaba.

—Tranquilícese Joven Ryuushi, todo lo que dice su madre son mentiras yo lo sé—de alguna manera la chica quería calmarlo porque era cruel la manera en como la reina trataba a su propio hijo.

— ¡Cállate! Te lo diré de nuevo esto Gertrudis…lárgate de mi puerta y déjame en paz, si mi papa quiere verme que el venga a buscarme —las palabras de Ryu eran tan frías y sin nada de sentimiento, la mujer se quedo sorprendida bajando la mirada al ver la puerta de la gran habitación de Ryuu azotarse.

—Ryuu… —pronunciaba la reina mirando de lejos y con lágrimas en los ojos, su dolor y amargura eran inmensos, maldecía el momento en que acepto cuidar a Ángelus para olvidar a su pequeño Ryuu.

Pasaron las horas, el castillo emitía un ahogado silencio y difícil de ignorar, Alex seguía en el jardín recogiendo flores mientras que Ryuu se había quedado profundamente dormido que hasta daba miedo…las puertas del castillo empezaban a rechinar por el fuerte viento, y las ventanas eran golpeadas por las ramas de los frondosos árboles del lugar.

— ¡Ryuu! ¡Ryuu! ¿Dónde se habrá metido esta vez?—repetía la chica de los hermosos cabellos castaños, de repente sin que ella lo notara un chico de cabello plateado le seguía los pasos mientras sonreía…asi que ella…es la chica que tanto atormenta a Alex

— ¿Mayu eh? Perfecto…esto será una excelente venganza… —decía el chico mientras caminaba con lentitud hacia el jardín.

— ¡Red! ¡Red! Necesito hablar contigo…creo que fui demasiado cruel… —en ese momento la pequeña Alex regresaba del jardín por la puerta trasera algo preocupada, al toparse con Mayu su mirada cambio de golpe mostrándole celos inmediatos.

—Alex… ¿Por qué aun sigues molestando a Ryuu? —cuestiono la chica mirándola desafiante, por el contrario a ella le dio igual y decidió ignorarla completamente.

El chico de los cabellos finos y plateados estaba en el jardín arrastrando un hacha enorme y afilada, tenía planeado una masacre con esa cosa, ¿Por qué tenía que pasar esto? Su mirada estaba perdida emitiendo una terrible sonrisa diabólica riendo a carcajadas.

—Eso no debería de importarte…Ryuu te ama a ti, el mismo me lo dijo ¡sabes que! Pierdo mí tiempo contigo asi que mejor me largo de aquí —y asi Alex decidió ignorar completamente a la chica mientras subía las escaleras con las flores, a Mayu esto la hacía rabiar pero también estaba feliz de lo que había dicho la princesa.

— ¡Ha! Se nota que le duele hasta el alma saber que su hermano ya no tiene tiempo de aguantar sus niñerías…bueno seguiré buscando a Ryuu, me alegro tanto que por fin haya decidido dedicarme el amor a mi —y asi subió con rapidez las enormes y largas escaleras buscando al chico de los ojos fríos, golpeo muchas veces la puerta sonriente para tratar de obtener una respuesta.

— ¿Ah? ¿Quién demonios toca asi? Ya les dije que no tengo ganas de ver a nadie… ¡Ya te dije Gertrudis que me dejes en paz! —grito pero al notar que era Mayu se sorprendió y se disculpo por lo anterior.

—No te apures Ryuu, yo solo venia a verte porque…se que estabas confundido, me lo confirmo Alex, nunca pensé ver esa expresión en ella pero no sabes cuánto me alegro de ser yo quien se gano tu corazón —exclamo la mujer castaña llena de felicidad por la noticia y juntando sus manos con las de Ryuu, aunque el chico azabache no entendía ni media palabra ¿Amar? ¿Corazón? Ah caray estaba un poco mal informado.

— ¿De qué estás hablando? ¿Te tomaste algo de camino acá? —la castaña al sentir estas frías palabras se alejo un poco de su amado mirándolo algo confundida.

—Pero…Alex me dijo que tú me amabas…que tu se lo dijiste — ¡¿Qué?! Ah caray al parecer su hermana andaba diciendo cosas raras por ahí, aunque inmediatamente el azabache recordó porque lo decía.

—*Pero…yo no Alex…yo solo amo a…a…Mayu* ¿Eh? ¡Ah! Eso…es que Mayu yo…estaba tan molesto que le dije eso hace mucho tiempo para alejarla de mi —al escuchar esto la joven no pudo evitar retroceder, se sentía tan frio y tan seco, como si le valiera un gramo lo que estaba sintiendo su amiga en ese momento.

—Me estas lastimando… ¿sabías? Eres un chico muy cruel Ryuu…—exclamo llorando en silencio poniendo sus manos en la cara para detener el salino liquido que recorría sus mejillas una y otra vez.

—Perdóname Mayu…no es mi intención lastimarte, pero tu sabias que esto tenía que pasar…si yo te amara realmente te lo diría de frente y sin rodeos porque tú me conoces… —realmente esto era muy doloroso, el chico la abrazo con fuerza para evitar que siguiera llorando ya que eso para el eran dardos explosivos hacia su corazón.

— ¿Por qué Ryuu? Dime que sientes realmente para estar tan seguro que no me amas…dime porque si no nunca te entenderé —pregunto Mayu con lagrimas las cuales confundieron al azabache pero pensó que era el mejor momento de enfrentar las cosas.

— ¿Qué es lo que siento? Es fácil, amo a Alex…el amo con toda mi alma…—que horror, esto sí que era peor que lo pasado, asi que al final Ryuu amaba a su hermana y lo decía asi…como si nada.

— ¡Eres un imbécil! Solo te gusta ilusionar para después decir esto… ¡creí que al menos éramos amigos Ryuushi! —en ese momento la chica forcejeo los brazos de Ryuu para alejarse pero él no la dejo, no estaba dispuesto a terminar esto asi.

—No por favor Mayu, no es asi…es que Alex siempre me…—pero no pudo terminar porque la chica lo cacheteo y del impacto el chico la soltó provocando que esta saliera corriendo con lagrimas en los ojos.

— ¡Vete al infierno Ryuu! Eres de lo peor…—y mientras corría grito esto que apuñalo su corazón, ahora sí que estaba sufriendo ni a Mayu tenia…a nadie

La chica castaña llegaba lentamente al jardín limpiando las lagrimas que brotaban de sus hermosos ojos, ahí la esperaba un chico de cabello plateado y ojos carmín. Su sonrisa era maliciosa, sus ojos estaban idos en ese momento y poco a poco se tornaban negros y diabólicos, esto a la chica la atemorizo pero no pudo retroceder ni un paso.

— ¿Red…verdad? ¿Qué estás haciendo aquí? —estaba asustada y con respiración algo corta que parecía que no podía respirar, su piel se erizo totalmente provocando una sonrisa maniaca del parte del chico.

— ¿Tienes miedo? Pero…sabes me preguntaba cual sería el mayor dolor para Ryuu…y obviamente me dije cuando te vi ¡Eureka! Ya encontré mi respuesta aunque me da un poco de pena…tener que matarte por su culpa que estupidez pero ni modo hermosa asi es la ley de la vida —la chica intento correr más que asustada pero como era de esperarse tropezó con la rama de un árbol, miro fijamente la sonrisa de Daniel y sus ojos se abrieron del pánico.

— ¿Qué estás haciendo? ¡No! Espera…—pero no pudo terminar porque Red ya tenía el hacha enorme levantada para poder empuñarla contra ella, su sonrisa se noto mas al verla muerta de miedo y asi en un segundo el hacha bajo en su cuerpo haciendo saltar charcos de sangre.

— ¡Ha! ¡Estúpida deja de temer! Al final vas a morir…vas a morir…—y seguía masacrando el cuerpo de la castaña con esta arma mortal, la chica intento alzar el brazo con una sola cosa en su mente…Ryuu

— ¡No por favor! ¡Ryuu! —y asi termino la masacre con un golpe final en el brazo que lo corto y solo dejo mover un poco la mano que pedía auxilio.

—Lo siento…pero Ryuu tenía que pagarme de alguna manera el que Alex lo ame…y el estúpido le corresponda —no podía creer lo que estaba escuchando, su cuerpo ya no podía moverse pero las cosas absurdas que decía el chico eran imperdonable ¿Era una broma? ¿sólo porque eso?
Mientras tanto un chico azabache después de haber sentido el grito de ayuda de Mayu corrió hacia el jardín y buscaba a Mayu con la mirada, pensó que la estaban violando pero al parecer era peor que eso.

— ¡Mayu! ¿Dónde estás? No me asustes por favor…—gritaba el chico atemorizado por los ahogados gritos que había sentido en su mente y en su corazón.

—Maldita sea…todo lo hechas a perder, no espera…esto es perfecto necesito desaparecer ahora —y asi como pudo el peli plateado desapareció dejando ahí el rastro de sangre y el hacha junto al masacrado cuerpo de la chica.

—Ryuu…por favor…ayúdame —el chico azabache escucho esto y de inmediato su rostro giro a ese lugar, sus ojos se abrían de la sorpresa que no pudo decir nada…el cuerpo de su mejor amiga estaba totalmente desecho y su mirada llena de lagrimas que lo hacían sentirse de lo peor.

—¡¡¡Mayu!!! ¡¿Quién te hizo esto?! —el de los ojos oscuros corrió de inmediato hacia ella, la tomo en sus brazos y solo pudo ver como trataba de hablar para decirle quien lo había hecho.

—Ry…uu…fue…fue…R…—pero ya no pudo más y su mirada quedo fija hacia el cielo, sus manos estaban frías y su corazón dejaba de latir, Mayu estaba muerta pero bien muerta.

—No…¡¡¡¡¡No!!!!! ¡No por favor no! ¡¡Mayu!! —el chico puso sus manos en la cabeza en señal de culpa pero igual le daba miedo lo que podía haber pasado, le dolió no saber quien mato a amiga para poder eliminarlo.

En ese momento todo el castillo se sorprendió con ese grito ahogado y desesperado, Alex que se encontraba acomodando las flores que había recogido sintió que Ryuu estaba en problemas y como pudo soltó todo y salió corriendo hacia el jardín, los reyes también hicieron lo mismo totalmente asustados por el ruido. El joven tan solo miraba el cuerpo muerto y toco la sangre para solo temblar y seguir gritando del pánico.

— ¡No! ¡No! Por favor despiértenme de esta pesadilla…por favor —el chico estaba que moría de pánico y sus manos, más bien el cuerpo completo estaba temblando de la desesperación de no haber podido hacer nada.

— ¡Ryuu! ¿Qué ha pasado porque gri…tabas? —una chica de ojos marrón llegaba para saber lo sucedido pero al ver tal escena sangrienta no pudo evitar mostrar temor y confusión, su hermano estaba manchado de sangre y con un hacha a su lado… ¿sería que...?

— ¿Alex? Yo…espera esto no es lo que parece, yo te juro que no hice nada —suplicaba el chico que estaba impregnado de la sangre y hecho un total histérico, aun asi la chica estaba demasiado confundida como para responder.

— ¿Qué pasa con tantos gritos? ¿Eh? —los reyes llegaban y también al ver el charco de sangre y el cuerpo mutilado de la chica no pudieron evitar ver a Ryuu que estaba totalmente perdido y en shock total.

— ¿Qué hiciste Ryuushi? ¿Por qué lo hiciste? —preguntaban los reyes el unisonó, el chico se sorprendió por la pregunta y de inmediato se levanto para tratar de explicar lo sucedido.

—Papa…mama, por lo más sagrado...yo no hice nada, cuando yo llegue Mayu estaba aquí llena de sangre y me estaba diciendo quien lo había hecho pero…—pero no pudo terminar porque la reina Elizabeth ya le había dado una bofetada mortal que hasta le había sacado sangre, la pequeña hermana del chico al verla no pudo evitar sentir rabia pero no podía moverse.

— ¡Eres un asesino! Pensé que lo único que pensaba es que eras un chico frio y vacio pero ahora… ¡pienso que estás loco! —gritaba la mujer dándole más golpes a su hijo de la impotencia, esta vez el rey no movió ni un dedo porque pensaba igual…estas palabras dolían más que la mejilla roja y herida que
mostraba el chico.

—Ryuu…yo te habría apoyado ¿Por qué no confiaste en mí? — ¿pero como era posible? También su papa creía que era un asesino, pero si él no había hecho nada…porque a pesar de todo el adoraba a Mayu como una hermana.

— ¿Por qué piensan que yo lo hice? Juro por todo lo que tengo que no lo dice...yo no soy un cobarde que necesita matar, además yo a Mayu la adoraba ¿Por qué la mataría? Bajo qué argumentos…—al escuchar esto los reyes dudaron un poco mirándose entre ellos, aun asi la madre seguía muy decepcionada pero en el fondo mostrando una gran tristeza por su pequeño Ryuu, su Ryuu…

—Tú la mataste, querías quitarla del camino ¿verdad Ryuu? —al escuchar esa voz tan fría y algo burlona todos miraron, Red era un chico sin el mas mínimo remordimiento…pero esta vez sí que había hecho el peor crimen, mira que matar a la chica y después echarle la culpa a Ryuu como si nada ¡Que descaro!

— ¡Cállate maldita rata! Yo jamás… ¿Eh? No claro que no yo no lo hice… ¡Fuiste tú! ¡Tú la mataste maldito infeliz! Tu cara me lo dice todo…—todos se sorprendieron y Alex miro a Red totalmente confundida y triste, el chico tenía que zafarse de ese ataque o perdería a su chica para siempre.

—Eso dice un asesino después de su crimen, ¿Por qué no quieres que Alex sepa que eres un cobarde que mato a la pobre chica para poder quedarte con ella? —el chico no podía creer lo que escuchaba, el único cobarde era el…el jamás mataría para obtener algo prefería hablar de frente.

— ¡Yo no lo hice! ¿Por qué no me creen todos? Yo nunca mataría ni a una mosca…asi sea el chico mas frio del mundo —el azabache caía de rodillas y de la impotencia comenzó a derramar lagrimas, la hermana del chico no pudo evitar sentir lo mismo y al final ella sería la única que los hiciera callar.

— ¡Yo si te creo Ryu Ryu! Qué vergüenza me dan todos…mi hermano nunca mataría a nadie, el es un buen chico y no me importa porque yo sí creo que no la haya matado—exclamo Alex saliendo en defensa de su hermano y del amor de su vida, todos se sorprendieron con tal cosa, pero Ryuu estaba más que sorprendido…mira que pensar que la chica que mas odiaba, que más pensaba que tenía la culpa de todo resulto ser…la única que creía en su inocencia y eso lo ponía en un estatus totalmente tranquilo.

—Alex…tu si me crees, no puede ser…muchas gracias hermana—el azabache la abrazo con ternura dejando a todos impactados y al peli plateado muerto de celos, ósea su plan había unido mas a estos ¡que rabia!

—No digas nada…te prometo que hare que lo olvides todo —le dijo Alex con una bella sonrisa, el chico asintió pero aun asi no pudo evitar sentir una culpa enorme…era una muerte inesperada para él, pero sobre todo una culpa estancada.

—Me siento fatal…por favor nunca te vayas Alex…—y asi se quedo todo, los reyes del castillo miraban todo y en cierto modo sentían culpa, mas sin en cambio Red sentía que ahora el que debía morir era el…su peor pesadilla.

Pronto…la profecía está por cumplirse, recuerden que para vivir hay que morir.

En el próximo capitulo

—Alex…yo también te amo, no me importa si eres mi hermana, quédate conmigo para siempre—

— ¿Qué demonios hiciste? ¿Por qué mataste a la chica? Ella no tenía la culpa de nada idiota —

—Tengo que irme…no puedo quedarme aquí a descubran la verdad, vámonos Jamie…te lo suplico —

— ¡No te vayas Red! Dijiste que no me dejarías sola nunca…—

—Debo seguir con la profecía por más que me duela verte llorar —

—Vine a despedirme…pero voy a tener que hacerlo a mi manera —

Capítulo 6: Una cruel despedida…

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