Long-fic Issei [InuYasha]

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por Fernandha, 1 Enero 2017.

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  1. Threadmarks: Ficha técnica |13|01|17|
     
    Fernandha

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    Hola, gente...

    la siguiente historia es parte de un desafío (el cual encontrarán en el spoiler siguiente) de parte de la usuaria @Andreína (te quiero, moshA). Como tal siento que merece tener su fichita técnica (la cual se actualizará sólo tres veces de ser necesario por los dos capítulos y el prólogo —más que nada para aclarar cositas que no se entiendan fácilmente—).

    Pareja: Inuyasha & Kagome.
    Argumento: Quiero que aparezca la reencarnación de Inuyasha. Que por algún motivo aparezca en el templo y algo lo lleve a cruzar el pozo, que se caiga, que lo arrastren... da igual. Y quiero que sea muy socarrón, sexy y malicioso. Quiero que Inuyasha sienta un poco lo que siente Kagome. El cómo y por qué de la historia será a tu completo gusto.
    Restricciones y detalles: Que la pareja principal sea Inuyasha y Kagome. Es decir, que ella termine con Inuyasha al final. Aunque me gustaría cierto acercamiento entre ella y la reencalnachión de su hanyou.
    Tipo de historia: Two-short.

    Dicho lo anterior:
    Sí, es AU/UA (universo alterno).
    Sí, tiene un vocabulario no apto para gente sensible (?)
    Sí, intentaré dar de lo mejor en estos dos capítulos (sin contar prólogo) porque... o sea #FangirlHere
    Sí, me divertí haciéndolo.

    Y, por sobre todo:

    Sí: ¡Los invito a dejar sus desafíos en este genial tema!
    -Dame click-





    [​IMG]

    Curiosidades
    [Leer después de cada capítulo]
    Prólogo
    Issei Yamamoto en realidad tiene significado con toda la historia en general, tardé mi buen tiempo en buscar los kanjis o significados más compatibles; usualmente con Rumiko los nombres tienen un poder dentro de la trama y eso es lo que intenté seguir acá.
    Posee muchas interpretaciones pero opté por:

    Issei: Primera generación / Completo / Toda una vida = Tomé y parafraseé el último para darles a entender que "Vivirá una larga vida" donde la oración en sí tiene doble significado.

    Yamamoto: Se conforma de "Yama" que es montaña y "Moto" que es origen. Por lo tanto se puede entender como "Base de la montaña". Los apellidos generalmente no tienen significado, pero le quise dar uno que medio combinara con el nombre y diera a entender un poquito su vida anterior (que vamos, eran puros viajes).

    En realidad no es un personaje complejo (? porque esos nunca me salen, pero ojalá le guste xD

    Capítulo 1
    Han pasado dos años desde que Kagome volvió en el final del manga; las hijas de Sango crecieron y el bebé ya tiene dos años.

    Kagome tiene los ojos azules del manga<3

    Rin es más una adolescente con aura de niña, Shippo sigue en su estado físico de niño pero mentalmente ha madurado. Kôhaku apareció, jaja.

    Sigo en búsqueda de nombres para los hijos de Sango, si no encuentro ninguno que me convenza puede que cierta parte de la historia cambie xd

    Kaede aún vive, ¡yey!

    Shou: Significa volar, es el novato de la pandilla. ¿Por qué? Usualmente cuando alguien sube al cargo en la jerarquía interna es necesario que la pandilla siga avanzando; un nuevo líder son nuevos aires.

    Takashi: Antiguo líder (bueno, líder actual pero que planeaba dejarle el puesto a Issei), su nombre significa piedad.

    Taiga: Ohhhhh, significa Tigre (aunque la forma correcta es Tora). Es el mejor amigo de Issei

    ¡Exacto! Pese a que me refería a Ookami como una persona en realidad englobaba a una manada de "Lobos". Lo mismo pasa con los Inu, son unos "Perros" literal... jajaja.

    El tatuaje no es en realidad tan sorprendente, lol, pero siempre me ha gustado la idea de que sus reencarnaciones sean cabrones (?) y que tengan un tatuaje que no sea necesariamente por una promesa de amor romántico, un significado de fidelidad a la amistad o algo me vale más

    Masao: Justicia + macho, la verdad espero que este personaje también les guste en su poca aparición que hará en el segundo capítulo.

    Okagawa: Oka que significa "Cima" y "-gawa" que es río. Realmente, como lo dije con Yamamoto, los apellidos no siempre tienen una traducción correcta pero los kanjis tienen un significado en la historia.

    Trato de no hacerlos complejos para que capten a la primera, porque si los hago complejos luego no los manejo, lol. Es el líder los Ookami♥

    ¿Qué tal van con esto? Casi lloré cuando se me borraron cuatro mil palabras que tenía explicando varias cosas en "Curiosidades", por eso ahora sólo pongo lo básico.

    Ojalá que el personaje les siga gustando; dependiendo de cómo termine probablemente haga un epílogo, aunque eso dependerá de cómo sigo redactando el capítulo dos xd Andreína dime por favor que te está gustando, es tu desafío y me siento mal si no es lo que esperas °^°


    Capítulo 2
    Sé que parece un capítulo sin mucha importancia pero es la base para la interacción siguiente, como mencioné en un inicio del capítulo: estaba tan largo que me resigné a cortarlo... y eso, irónicamente, me costó demasiado xD porque tuve que dividirlo en información que no fuera tan importante para no dejarlos con más dudas, jajaja.

    Así que disculpen si parece un capítulo medio en vez de algo de acción. Ahora bien.
    Al final los amigos de Issei mencionan que él se ha ido por dos días mientras que en la época feudal se da a entender que recién terminará el primer día: ¿por qué?

    Porque, recordemos, la primera vez que Kagome se fue al otro lado del pozo descubrió que el tiempo transcurre de manera diferente y yo jugué con eso. Un día en la época feudal son en realidad dos días en la época actual~ ya verán que lindo será después esto.

    Finalmente: ¡se les cumplió! No tendrá dos capítulos, tendrá los necesarios que no resulten aburridos, jajaja. Gracias por leer, las adoro~

    Así es, las hijas gemelas de Sango y Miroku. El niño igualmente tiene un nombre que aún no he mencionado y que aparecerá después.

    Akiko: Niña de otoño, risueña.
    Emiko: Niña bendita, hermosa.

    Ustedes decidan quién es quién, realmente eso no afecta mucho.
    Escogí ambos nombres por la forma en que se complementan: se dice que Akiko tiene un aura decidida mientras que Emiko es un tanto más relajada en cuestiones de decisión. Por ahora no se ven reflejada al ser infantes, pero dado que son hijas de un monje y una exterminadora: ¿por qué no? Ser bellas y felices, diferentes pero complementarias.
     
    Última edición: 13 Enero 2017
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    Fernandha

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    Título:
    Issei [InuYasha]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    4
     
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    Prólogo

    —¡Mueve tu maldito trasero, Yamamoto!

    El rugido del motor ahogó los gritos siguientes mas no hizo decaer la sonrisilla presuntuosa que se formó en su rostro, los ojos brillantes de entusiasmo y la respiración levemente agitada.

    Oh sí. El chico estaba mucho más que feliz.

    —¡Con un demonio, Issei, responde! —el casi gruñido en su auricular sólo lo hizo soltar una carcajada mientras se inclinaba a la derecha para tomar un atajo. La motocicleta se ladeó lo suficiente para evitar salirse del camino debido a la velocidad con la cual viajaba.

    —Tranquilo, hombre —respondió al fin, el bosque comenzando a rodearlo de poco en poco. Redujo la velocidad y exhaló con excitación—. Los perdí recién, el plan sigue en pie.

    —La próxima vez que desaparezcas de la comunicación estarás muerto, Yamamoto —el cambio en la voz sólo provocó que rotara los ojos—. ¿Tienes todo?

    —¿Por quién me tomas, idiota? —bufó.

    ¡Issei! —el chillido no se hizo esperar—. ¡Cállate, imbécil!

    —Ya hablaremos de tu vocabulario, mocoso, regresa donde Taiga. Nosotros nos encargaremos de despistar a los inútiles.

    No hizo nada más que bufar y asentir sabiendo que nadie lo vería, condujo hasta la desviación del polvoriento camino antes de apagar el motor y bajar con un suspiro. Los músculos de su cuello le mataban y el cansancio en general sólo lo hacía irritar más que la persecución que había tenido.

    A veces, sólo a veces, odiaba el conflicto entre pandillas. Más específicamente el tener que vivir alerta donde quiera que estuviese; hoy, por ejemplo, habían tenido que recuperar un estúpido collar que el estúpido de su amigo había perdido ante la estúpida pandilla del estúpido Ookami.

    Issei alborotó su propio pelo antes de caminar en dirección a un viejo templo, siempre cerrado al público y el cual era continuamente visitado por los encargados del mismo. ¿Para qué ir a una habitación vacía de todos modos? Dentro de aquella construcción no eran más que espacios grandes y escaleras, si hubiese un pozo de hecho lo comprendería... mas no había nada.

    Y, pese a eso, el chico había aprendido que estar ahí le relajaba. Había una extraña aura rodeando el viejo lugar que le resultaba familiar.

    Ingresó moviendo una desgastada madera, se sentó en el suelo y contempló el terreno además de la escasa luz que se filtraba por los agujeros del techo. Algunos de ellos iluminando el centro vacío que, si se miraba de cerca, tenía las señas de haber tenido algo antes; raspado y con una poca humedad, el suelo estaba desgastado.

    Bostezó.

    Movió la bolsa amarrada a un costado de su cadera para sacar el collar con el ademán de querer verlo, mas antes de si quiera poder hacerlo sintió un pinchazo doloroso en el pecho, la respiración se le cortó y de pronto la boca se le secó.

    —¿Yamamoto? —el auricular en su oreja se activó otra vez.

    —¿Issei, sigues ahí?

    Inhaló todo lo posible mas se sintió como una llamarada dentro de sí. Ya no sabía siquiera si realmente el suelo estaba debajo suyo.

    —¡Yamamoto! —volvieron a gritar, oyéndose cada vez más lejanos—. ¡Puta madre, Issei!

    —¡Issei!

    Jadeó dolorosamente.

    —¿Issei?

    —Mierda —murmuró el chico cayendo al frente.

    Sin saber si había tocado suelo o no, para Yamamoto todo se volvió negro ajeno al conocimiento de que a su alrededor una luz resplandeció.

    ***

    —¿Y si lo pico con un palo, mamá?

    ¿Palo?, ¿mamá?

    Al abrir los ojos lo último que esperó fue verse en un espejo con cabello blanco y orejas de perro.

    —Bueno, está vivo —habló su reflejo con el ceño fruncido y la boca ligeramente abierta, mostrándole dos afilados caninos.

    El chico se rió bobamente antes de desmayarse otra vez.

    —Vivo e idiota, por supuesto.
     
    Última edición: 2 Enero 2017
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    Andreína

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    OMAIGÁAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA.


    QUÉEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE.


    ME MUERO, MORÍ Y RESUCITÉ.


    Dios, amé cada segundo de lectura. Jajajajajajajaja, Dios, de verdad. Simplemente devoré el escrito; tanta jovialidad, fue tan fácil de leer. Fue demasiado sencillo amar esto, de verdad. Estoy encantada con tres cosas en particular, debo admitir: la primera es que sea pandillero, la segunda es que (según entendí) fuera Inuyasha quien lo encontrara y la tercera, ese final.

    En verdad, Fer-chan, me enamoré totalmente de este escrito. ¿Es muy tarde para pedir que sea un Long-fic corto? (????) Bueno, siempre puedes hacer un sexy epílogo y convertirlo en un Three-short. Tienes mi completa aprobación.

    De verdad que he muerto de risa y de amor. Quizás sólo tenga una queja y es que no quería dejar de leer, podrías haberlo hecho de mil páginas y las habría acabado en media hora. Asdadadsdfkdfkmkdskmkmgkm, hermoso.

    En verdad, Dios, creo que me enamoré del personaje nada más con su pinche locura del final, Dios, jajajajajajajajajaaajajajajajajjaa.


    Lo amé. Espero ANSIOSÍSISISIMA la continuación.
     
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    Mary Dragneel

    Mary Dragneel Temporalmente fuera de servicio :'v

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    ¡KYAAAAA! *U*
    *Fangirl mode on*
    LO AMOOOOOOOOO
    @Andreína te amo por haber puesto ese reto y @Nandha a ti te hamo por escribirlo ahdnzkosnxi *oxígeno dejó de llegar a su cerebro*

    Sencillamente genial *-*
    Necesito continuación ya, ya YA!

    ¿M-mamá? *O*

    ¡Dale, dale, dale!
     
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    Fernandha

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    Actualicé Curiosidades para le den una miradita después de leer.

    Mi idea es tratar de terminar todo en el capítulo siguiente, aunque puede que me tarde por la exagerada avalancha de información, lol.

    Así que probablemente sea un three-shot o algo, todo dependerá de cómo logro encajar la info en el cap dos.

    Gracias a las dos (Mary y Andreína) por sus comentarios. Es genial saber que les gustó Issei <3


    .
    .
    .
    .

    1

    (Capítulo uno)

    Recobró la conciencia, por segunda vez, sintió el cuerpo pesado y se dio cuenta que se encontraba solo. ¿Dónde? No tenía idea. La cabeza le estaba matando, masajeó su nuca con modorra y bostezó.

    A la mierda con Taiga. Lo último que recordaba era una boba ilusión de él mismo con unas estúpidas orejas de perro, el cabello blanco y el-

    Abrió los ojos.

    ¡El maldito collar de Ookami!

    Hizo el ademán de mirar la bolsa mas se dio cuenta de algo que, siendo sincero, le inquietaba… no tenía puesta su playera y algo parecido a una venda hecha con hojas adornaba su costado izquierdo.

    —¿Pero qué mierda? —murmuró.

    —Despertaste —la suave voz atrajo su vista hacia la puerta… o lo más parecido a una—. ¿Qué tal te sientes?

    La chica, una chica buena —con curvas y todo—, le miraba. Buenas proporciones, voz tierna y una cara con la que bien podría experimentar en otro ámbito más íntimo.

    —Hola, precio-

    —¡Mamá! —el grito, junto a una niña entrando apresuradamente, interrumpió su ligue.

    Oh bien… la chica era madre.

    —Demonios… —soltó.

    —¿Disculpa? —la chica le miró, acallando levemente a la niña. Él negó incómodo—. Ve con tu padre, cariño —Issei vio a la mocosa asentir pero luego una mano le impidió ver más—. Soy Sango, un placer.

    Tomó la mano con cansancio y besó su dorso con galantería.

    —Yo soy Issei, preciosa —dijo sonriendo de lado.

    La castaña se sonrojó levemente antes de retirar su mano con rapidez.

    —Está despierto —gritó en dirección a la puerta... ignorándolo.

    Yamamoto pudo haber contado los segundos que se tardaron en entrar esas extrañas personas. Primero un monje, luego un niño disfrazado de… algo —parecía una cola de zorro mal cuidada—, una "niña" ayudando a una anciana con un parche y, finalmente, otra buena chica de ojos azules.

    —Puta madre, si esto es el cielo que la mujer se quede conmigo —balbuceó.


    El niño le miró mal pero él lo ignoró… era imposible que lo hubiese escuchado por lo bajo de su voz.

    —¿Dónde estoy? —cuestionó—. Y por el amor a Dios, díganme que me desvistió una mujer —señaló su cuerpo—, ¿es esto una clase de broma?, ¿el idiota de Masao les pagó? —levantó una mano interrumpiendo lo que la anciana estaba por decir—. Díganle a su estúpido jefe que venga, no estoy de humor para aguantar las payasadas de unos idiotas disfrazados burdamente de-

    La segunda chica buena de ojos azules lo abofeteó. Yamamoto le sostuvo la muñeca por reflejo, lo cual provocó un leve movimiento de todos.

    —¿Quién mierda te cre-

    —A ella no le hablas así, mocoso —otra voz le interrumpió, empujándolo para soltarla.

    Issei giró la cabeza hacia la nueva persona y rió con nerviosismo.

    —¿De verdad?, ¿buscaron a mi doble para esta mierda?

    El chico que sostenía ahora a la mujer le frunció el ceño.

    —Respondiendo a lo primero —la anciana se aclaró la garganta—, debo suponer que vienes del otro lado del pozo por lo cual esta sería conocida como época feudal para los tuyos.

    Lo intentó, de verdad, pero la carcajada tenía vida propia.

    —¿Están de broma? —resopló—. Vaya idiotez.

    —¿Nos estamos riendo acaso? —su doble le… ¿gruñó?

    —¿Tú quién eres? —con incomodidad pero la fuerza suficiente, Issei se puso de pie. Mostrando que en realidad no era débil.

    —Taisho InuYasha —se acercó.

    —¿InuYasha? —le burló—, bueno… con tu disfraz casi es creíble que seas un demonio por lo feo.

    —¿Quieres pelear, mocoso?

    —Yamamoto Issei, pendejo, aunque te cueste.

    —¿Cómo me llamaste?

    —¿Es que eres sordo también?

    —Mira, idiota-

    —¡Basta! —la chica que lo abofeteó, gritó interrumpiéndolos—. Atrás, Inu.

    —Kagome… —farfulló su doble.

    —Atrás —ultimó.

    Gruñendo hizo lo solicitado aún con la pose defensiva.

    Issei, ya de pie, miró a todos. Su costado izquierdo le dolía, lo cual significaba que se había dado un buen golpe al caer contra algo cuando perdió la conciencia la primera vez, la curiosidad le decía que viera. Cortada o no, esa planta envuelta ahí le ponía de los nervios.

    Miró al monje regresar a fuera un breve momento para decirle algo a alguien que, seguramente, se encontraba cuidando de la mocosa que vio al principio; frunció el ceño. Él entendía que los tiempos actuales eran de descontrol y demás, pero la muchacha —Sango, se recordó— era demasiado joven para ser madre. Y aún así, por la forma en la cual el idiota disfrazado de monje la puso detrás suyo al volver, indicaba que era el padre de la mocosa.

    La anciana, esa que sólo le miraba con tranquilidad lo estaba enfadando. El parche en el ojo se le hizo muy cliché para la intimidación pero no era tan idiota para mencionar eso, si algo se le había quedado siempre de su madre era el no demostrar falta de respeto ante los mayores; muchas veces esos tenían sus mañas a la hora de actuar.

    Tan sólo debía recordar a su tonto abuelo y la fuerza que se cargaba en cada tunda que le daba por una travesura cuando niño.

    Dado eso reparó ahora en la niña. Flaca y con un vestido floreado, fácilmente entraba en la adolescencia pero su imagen no era como tal; la mayoría de las adolescentes que él conocía tenía por lo menos ya un percing… aunque claro, convivir con una pandilla igual no dejaba nada bueno-

    Espera

    ¿Pandilla?

    —Mierda —Issei jaló con frustración su cabello pese a las miradas curiosas del público—, Takashi va a matarme.

    Buscó el auricular en el suelo con la mirada. Pero no estaba ni su playera, ¿acaso Masao realmente había planeado todo esto? El nuevo líder de los lobos realmente no tenía tanta paciencia para llegar a tanto sin presentarse, tenían la misma edad y habían chocado desde el primer momento en el que se vieron sin la necesidad de saber que sus pandillas eran enemigas.

    Takashi estaba organizando las cosas para dejar todo en sus manos después de recuperar el jodido collar y ahora esto, miró nuevamente a las personas: ¡Perdido con esta puta gente extraña!

    La chica, Kagome, cruzó sus brazos antes de mirarle.

    —Si lo que buscas son tus cosas se encuentran en mi cabaña —le dijo.

    —¿Con qué derecho tomas lo que no es tuyo? —siseó Issei.

    —¿Lo que no es mío? —habló ella—. Puedo llevar dos años aquí, amigo, pero aún sé diferenciar la marca de las pandillas de mi antiguo hogar.

    Yamamoto reprimió un grito de frustración recordando el tatuaje que adornaba su pectoral derecho.

    —¿Es por eso que fingieron toda esta mierda? —le dijo—. ¿Por eso tu amiguito aquí tiene en su nombre a los Inu?

    —No te creas tan importante —siguió ella.

    —Oh… perdóneme, madame —farfulló—. No sabía que les debía respeto por toda esta puta broma.

    Vio cómo la chica volvía a frenar al Taisho ese.

    —¿De qué hablan, señorita Kagome? —el monje interrumpió.

    Issei bufó pero se recargó en la pared de la casucha que le hacía quedar frente a ellos.

    —En mi tiempo existen otros tipos de males que no son necesariamente demonios —le dijo mientras veía a Yamamoto esperando una reacción, al no percibir algo más que molestia se limitó a proseguir—. Hay organizaciones que atentan contra la integridad humana en muchas ocasiones y, sin embargo, entre ellas igualmente existen jerarquías. En una media, hablando muy superficialmente claro, se encuentran las pandillas.

    Kagome relajó sus brazos aún sin dejar de mirar al monje.

    —Entre esas pandillas están los Ookami y los Inu —siguió—. Como tal, lobos y perros se encuentran en constante pelea por el territorio en el cual pueden ejercer algún tipo de poder, y él —señaló a Issei— tiene el tatuaje de los Inu. El colmillo envuelto en espinas es parecido al de los Ookami con la pequeña diferencia en la parte final —explicó—. Mientras los Ookami tienen el colmillo en una terminación puntiaguda los Inu no, tienen la base que conecta a la encía más ancha pero su punta es casi redonda.

    Sabiendo cuándo era sensato presionar y tomando en cuenta que realmente la situación terminaba por ser más surrealista de lo que esperó en un inicio como broma optó por seguir con la base de todo.

    —¿Dónde estoy?

    Los ojos azules de la chica volvieron a su persona y mentiría si no admitiera que la mujer estaba realmente preciosa, cadera ancha y piel ligeramente pálida, apetecible en varios sentidos. Unos grandes ojos azules que temblaban sólo cuando se sentía incómoda —como demostró cuando le sujetó de la muñeca—, una voz no tan suave pero sí agradable de escuchar. Una inusual cabellera realmente azabache y de buen carácter.

    Sonrió y la vio morder esos carnosos labios rosados.

    Jesús.

    Si no suponía mal, que casi podía afirmar que no, el chico —¿cómo se llamaba?—… er, InuYasha… parecía ser su novio. Y, ¡carajo que él no era idiota! El estúpido ese y él se parecían tanto que daba miedo, si jugaba bien sus cartas probablemente podría obtener algo muy bueno de esto.

    Volvió a mirarla, la chica ahora tenía un ligero sonrojo.

    Oh sí, Issei nunca se iba con las manos vacías.

    Taisho gruñó y lo atrajo a la realidad.

    —¿Estás dispuesto a escuchar la verdad o interpretarás todo a tu forma? —la anciana habló.

    Yamamoto sopesó sus opciones y bufó.

    —Escucharé todo —murmuró—, pero quiero el collar de regreso.

    —¿Collar? —cuestionó Sango.

    —Sí, mujer, collar —siseó pese a la obvia molestia de la chica y el aparente enfado del monje—. Tu amigo aquí lo tiene en el cuello, pude no haberlo visto pero mierda que sí llegué a sentir su forma.

    —Esta maldita cosa me pertenece —gruñó Taisho cuando fue señalado.

    —Puede ser semejante al que tenías —interrumpió Kagome—, porque éste ha permanecido con él durante mucho tiempo; probablemente se encuentre tirado donde te encontramos. Iremos a buscarlo.

    —Mientras tanto —interrumpió la anciana otra vez—, procederé a revisar tu herida. No es grave pero no quiero dejar nada desatendido.

    —Espera… ¿qué? —Issei abandonó la pose relajada que había logrado adquirir—. Usted no me tocará, acepto a las mujeres y hasta la niña pero no usted. Definitivamente.

    —No te estoy preguntando, muchacho pedante —sentenció la mujer—. Ahora recuéstate aquí y déjame hacer mi trabajo mientras ellos van a buscar eso que dices haber perdido —ignorando cualquier reclamo miró a la niña—. Rin, trae un cuenco con agua y la medicina que sobró de la primer curación.

    La niña asintió sonriente y salió de la cabaña, seguida de los demás —con una significativa mirada departe de su doble—, dejándolos a la señora y a él solos.

    Con fastidio se recostó donde le indicó y suspiró.

    —Ahora —habló otra vez—. Esto te dolerá, muchacho, por el simple hecho de haber llegado aquí con tal vocabulario tan vulgar.

    Issei no tuvo tiempo de reaccionar cuando la mujer le presionó el costado izquierdo con fuerza y retiró de un jalón las hierbas que actuaban como venda.

    Si llegase volver a ver a Takashi, Yamamoto mentiría diciendo que fue un grupo de diez personas las que lo hicieron gritar como si le hubiesen pateado los huevos. No una señora con un parche en mitad de una curación.

    No señor.

    Porque aún tenía algo de dignidad que mantener.

    *-*-*

    Kagome fingió no sentir la molestia de InuYasha mientras iba en su espalda en dirección al pozo, Sango y Miroku sobre Kirara les seguían de cerca. Shippo se había quedado donde Kôhaku para cuidar a las niñas.

    —¿Cómo? —soltó el hanyô finalmente una vez que la depositó en el suelo.

    La miko suspiró.

    ¿Cómo es que llegó aquí?, ¿cómo es que tiene un collar parecido al mío?, ¿cómo es que se parece a mí?, ¿cómo es que respondes también a él?

    Kagome sabía lo que esa pequeña pregunta aparentaba en realidad.

    Tomó el rostro de su chico entre sus manos, sonriendo con levedad ante su reacción de cerrar los ojos y entregarse al tacto; InuYasha podía ser un idiota la mayor parte del tiempo debido a su carácter, pero por lo mismo sabía que cuando amaba él realmente entregaba todo de sí para ese lazo.

    Acarició con ternura sus mejillas, bebiendo de la imagen. Tranquila ante el conocimiento de que sus amigos entenderían la indirecta y comenzarían a buscar para darles este tiempo que parecían necesitar. Acercó su frente a la de él y exhaló cerrando los ojos.

    Taisho aprovechó el momento para besarle en los labios, con algo de rudeza y mordiendo levemente el inferior. Entregándole su frustración ante algo tan nuevo… tan inesperado. Hacía dos años que ella había cruzado el pozo, las hijas de Sango ya ayudaban en los labores y el bebé que un día conoció ya corría detrás de todo lo que le llamaba la atención.

    Dos años de haber dejado a su familia atrás, de irse acoplando nuevamente a todo. Dos años en los cuales sabía que su chico se había culpado de hacerla perder el lazo con el futuro; tantos días haciéndole ver que no se arrepentía. Tantos días él enamorándola con pequeñas acciones… tantos días esperando sentirse tranquilos para formar finalmente su familia… tantos, tantos, tantos días para que de un momento a otro apareciera —y que todos entendían era— su reencarnación.

    Jamás se preguntaron, nadie, que realmente todos habían reencarnado aún si no se hubiesen llegado a conocer. Ahora la duda estaba plantada.

    ¿Qué sería de los futuros "yo" de sus amigos? Jamás lo sabrían… porque se basaban en las suposiciones de que existieran cuando probablemente no era así.

    Terminando el beso el hanyô la abrazó. Inhalando el aroma de su cuerpo, sintiéndola tanto como podía… amándola en silencio.

    Finalmente se separaron aún con la ansiedad flotando a su alrededor.

    —¿Hallaron algo? —preguntó la miko al acercarse más al pozo.

    Sango negó.

    —Cuando lo encontramos no lo tenía consigo, así que existe la posibilidad de que haya caído en otra parte cercana al momento del impacto —apretó la boca con miedo—. Y eso suponiendo que salió disparado del pozo.

    Kagome exhaló.

    Esa era otra cuestión.

    En el futuro el pozo ya no existía, ya no había portal. ¿Entonces cómo rayos fue que Issei logró cruzar esa barrera?, ¿tenía algo que ver con ser la reencarnación de InuYasha?, ¿podían otras reencarnaciones cruzar también?

    —¿Una nueva irregularidad? —habló su amiga, haciendo a la chica sonreír con cansancio.

    Higurashi realmente no tenía una forma de responder eso que desconocía, sintieron a sus respectivos esposos ir de un lado al otro buscando algo inusual en el césped. Sango la abrazó comprensiva, entendiendo un poco toda esta reacción: nadie esperaba encontrarse con la reencarnación de su esposo jamás en la vida.

    —¡Lo tengo! —gritó Miroku.

    Se acercó con collar en mano. Algo desgastado probablemente por los golpes del tiempo pero no había duda alguna de que era el collar de InuYasha, la chica del futuro vio al hanyô rozar inconscientemente su cuello para comprobar que seguía ahí.

    Con más dudas que respuestas el silencio incómodo de hizo presente.

    —¿Crees…? —cuestionó Sango.

    Ella negó.

    —No es momento de creer nada.

    La castaña asintió y todos procedieron a retirarse del lugar.

    Kagome, con collar en mano y en la espalda de InuYasha, suspiró.

    *-*-*

    —¿Cómo llegaste aquí?

    Issei dejó el fruto que le habían dado y miró al niño con disfraz de zorro ingresar a la cabaña.

    —Hueles… —Yamamoto estuvo tentando a golpearlo— parecido a InuYasha.

    Frunció el ceño y mordió su fruto otra vez, saboreando el dulce sabor que inundaba su paladar. Nunca fue de dulces pero su estómago gruñía y él no sabía cuánto tiempo había pasado desde que comió.

    —Piérdete, mocoso.

    —Shippo.

    —¿Qué? —dio el último bocado.

    —Mi nombre es Shippo.

    Issei le hizo un gesto con la mano restándole importancia, Shippo le entregó lo que parecía ser su playera ya limpia y se retiró; Yamamoto disfrutó un poco más del sabor que aún había en su boca antes de colocarse correctamente la prenda.

    Fácilmente podía escapar, ¿pero a dónde? Sin el auricular ni el collar estaba perdido, más por la derrota que quedaría con él si regresaba con las manos vacías, y de lo poco que había logrado ver se hallaba en una zona rural.

    Pensó en Takashi, su jefe definitivamente estaría encabronado con él por haber vuelto a desaparecer de la comunicación así; la última vez que eso pasó había estado a punto de morir por culpa de la pandilla del sur que lo acorraló cuando salía del instituto. Ahí conoció a Taiga.

    Aún sin conocerlo él lo había defendido cuando se encontraba malherido y eso para una pandilla era signo de confianza; siguió las indicaciones de llevarlo donde estaba su centro de reunión pese al miedo de terminar en una mala posición. Para Issei el conocer a Taiga se había vuelto uno de los momentos buenos de la vida, el cabrón sabía dónde conseguir las mejores bebidas y solía ser un casanova que le había ayudado a conseguir información.

    Yamamoto lo apreciaba pero si lo viera ahora sólo se reiría, diciéndole que Shou terminaría por pensar que todo fue su culpa pese a no tener ni la menor idea de su situación. El muchacho ese lo sacaba de quicio por su exagerada preocupación.

    Shou había llegado a la pandilla como un soplo de viento. Con hojas y tierra en su cuerpo, mejilla golpeada, labio roto pero con una sonrisa refrescante, tan escuálido pero lleno de determinación.

    Issei podía decir cada uno de los momentos en donde el chico chilló asustado porque algo le pasara, como antes de aparecer aquí.

    La sonrisa se le borró de su rostro.

    Su voz chillona repleta de pánico cuando lo escuchó jadear y la impotencia de no haber podido responder a algo más allá de mierda. Shou había quedado huérfano cuando tenía diez después de un incendio, el miedo que tenía de perder a alguien más se hacía presente cada día de su maldita vida.

    Opuesto a lo que se llegaba pensar, una pandilla bien estructurada tenía lazos más fuertes que una familia en muchas ocasiones. Porque la pandilla era tu familia, esa que te defendería y golpearía en tus momentos de idiotez.

    E Issei debía volver.

    Por eso mismo se levantó y encaminó a la entrada. Al salir el sol lo encegueció por unos segundos pero se recobró a tiempo para identificar a la anciana que se acercaba.

    —Es tarde y debes comer —la miró y ella en cambio miró el cielo en su atardecer—. Hoy será una bonita noche, muchacho, hacía mucho que no teníamos visitas de tu tipo, tienes dudas y lo entiendo pero nada ganarás actuando así.

    —Defenderse es una reacción humana, anciana.

    Ella le sonrió mirándolo.

    —Veo que Shippo te dio tu ropa —él no hizo ni el ademán de asentir—. Fue una gran sorpresa en verdad, el haber visto ese pozo brillar y luego encontrarte ahí; debo añadir, sin embargo, que quizá entiendo la razón detrás de todo esto. A la vida le gusta jugar con nosotros, muchacho, y lamentablemente somos una partida más para ella.

    —¿Qué quiere decir?

    —Si Kagome y los demás encuentran el collar entonces mi suposiciones serán correctas —le sonrió cansadamente, casi con resignación. Lo cual hizo a Issei tragar saliva con dolor.

    Había algo en esta señora, algo que no podía identificar, que se le hacía horriblemente familiar; ella asintió en su dirección antes de caminar por el sendero.

    La niña, Rin, se le acercó sin haberla notado hasta que estaba a su lado.

    —Acompáñeme, señor Yamamoto. Debe comer para recuperar fuerzas.

    Por alguna razón comenzó a sentirse enfermo. De lejos la mocosa no era más que una niña como cualquier otra pero esa sonrisa y ojos brillantes sabía que los había visto en otra parte, ¿dónde? No lo recordaba. Incluso existía la posibilidad de que todo hubiese sido pura confusión.

    La voz de Takashi, cuando estaban en el hospital junto a Taiga después de la emboscada, inundó su cabeza.

    "Conoce antes de actuar, la primera regla para sobrevivir a un ataque es saber todo aquello que te puede ayudar, Issei, no quiero que nadie vuelva a lastimar a mi familia"

    Inhaló y exhaló, recordó su meditación anterior antes de asentir.

    Continuará.
     
    Última edición: 4 Enero 2017
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    Andreína

    Andreína Usuario VIP

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    —Usted no me tocará, acepto a las mujeres y hasta la niña pero no usted. Definitivamente.


    Siento que morí. x´DDD!! JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA. De verdad, no he dejado de sonreír como una loca desde que comencé a leer; literalmente morí de risa. Dios, me siento tan ansiosa y emocionada que casi me doy miedo a mí misma. x´DD Realmente me estás haciendo feliz con este reto.

    En primer lugar, creo que comienzo a sentirme algo mal por Inuyasha. x´D Pero esto es jodidamente justo. Y me muero de ganas por enterarme de la explicación que habrá con respecto al collar, las reacciones de Inuyasha, Kagome, los demás... Realmente estoy comiendo ansias, y debo decir que lo que más amo de Issei es esa personalidad bizarra y chocante. x´D!!!!

    JAJAJAJAAJAAAJA, en serio que me encanta. No he terminado de leer los capítulos cuando ya estoy deseando el siguiente y así. Parece que me tienes atrapada, Fer-chan. En serio esperaré la continuación. Por favor, por favor, lo antes posible. :L Que me muero de ganas.

    ¡SENCILLAMENTE GENIAL! x´D
     
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    Lucy Nyu

    Lucy Nyu Lectora y amante de las buenas historias ❤

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    "Sonrió y la vio morder esos carnosos labios rosados.

    Jesús."
    JAJAJAJAJAJA Típico de un chico en éstos dorados tiempos.
    Me ha encantado como va la historia. En serio, ¡Qué buen reto! Opino lo mismo que @Andreína que se convierta en Long-fic. Jajaja No puedo decir nada más excepto que espero una continuación :3 y no solo yo, eh? Así que Juapishhhh! Póngase a escribir! xD
     
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    Ahhhh, esto fue tan ahhhh. Esa es la palabra. Tan bueno, tan documentado, tan cómico en los momentos adecuados. Mi corazón es feliz.

    Debo confesarte que lo primero que me dejó absorta fue el inicio (el índice —¿Se puede poner índice? ¿Cómo es que he vivido todos estos años sin él?— y la bonita portada). Lo lamento, pero soy fanática de los formatos y las buenas presentaciones, porque el orden es algo de lo que carezco jajajaja.

    Esperaré ansiosa el próximo capítulo. Nuevamente, fue hermoso.
     
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    Fernandha

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    Issei [InuYasha]
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    Gracias a todas por sus comentarios, es genial saber el que la historia va agradando de poco en poco. Ahora bien: volví a actualizar el primer post con Curiosidades, así que ante cualquier posible duda les recomiendo ir ahí.
    Intenté acabar todo en este capítulo... no lo logré. Fue realmente difícil tratar de separar este de lo demás que tenía escrito para dejarlo medio-medio, jajajaja. Es decir: sí, tendrá continuación.

    Lamento la demora. Volví a la escuela (yey -ironía-), por lo cual probablemente tarde un poquitín más. De hecho este capítulo ya estaba super largo pero como me resigné a tener que hacer otro para no dar tanta cosa, terminé dividendo. ¿Lo positivo? Tengo más de la mitad del próximo :D (que quizá vuelva a dividir, lol).

    Sin más. ¡Disfruten!

    Y no olviden darle una checadita a "Perdidos [Nâraku&Kagome]" un nuevo reto de Andreína, lol.

    2
    [Capítulo dos]

    Sango cargó a su hijo mientras las niñas correteaban entre las piernas de Miroku con sus pequeñas sonrisitas coquetas; Kôhaku los había alcanzado junto a los niños en el inicio de la aldea para comunicarles la reunión fuera de la cabaña de Kaede. InuYasha, aún receloso de separarse de su amiga, caminó detrás en silencio con Kagome en su espalda.

    Suspirando, la castaña miró a su hermano. Grande, fuerte y vivo, risueño de momento y feliz. Cuando perdieron a su familia aquél fatídico día pensó que todo estaba perdido, que por más venganza que fuese realizada en contra de Nâraku ya todo estaba dicho. Un futuro bajo el manto de las penas le parecía un hecho inevitable.

    Pero los conoció a ellos y los días dejaron de ser tan dolorosos.

    Lloró, rió, extrañó. Se hizo de amigos… de familia, se enamoró y luchó; porque la vida seguía y ella no podía simplemente sentarse viéndola pasar. No quería ser sólo un hecho victorioso de Nâraku, no quería darle aún más el placer de hacerle saber que gracias a él todo se había perdido en ella.

    —¿Estás bien? —Miroku le rozó levemente el brazo con una hija en brazos y la otra sentada felizmente en sus hombros. Ella le sonrió para tranquilizarlo.

    Habían vivido tanto de una manera tan abrupta que debía ya de ser normal el recibir grandes sorpresas de la vida, mas no era correcto. La llegada de Issei —la reencarnación de InuYasha— sólo los había alterado y Sango podía jurar que Kagome pensaba del mismo modo.

    No era extraña la idea de aceptar que las almas podían volver en otro tiempo con otro cuerpo, lo extraño y aterrador era darse cuenta. Presenciar tales sucesos.

    Higurashi había llegado aquí por culpa de la perla. ¿Yamamoto debido a qué? Antes había un medio demonio de por medio… ¿y ahora?, ¿debía comenzar a preocuparse nuevamente por la integridad de su nueva familia?

    Miroku volvió a rozarle la mano y ella giró para mirarle, su mandíbula tensa y ojos decaídos le hacían perder el aura de tranquilidad que su sonrisa en boca luchaba por aparentar. Deteniéndose un momento se inclinó para besar la mejilla de su esposo.

    —Estoy aquí, ¿de acuerdo? —susurró él después del acto.

    Sango sonrió con sinceridad. De alguna forma él realmente sabía entenderla, no de una forma exacta la mayor parte del tiempo pero sí lo suficientemente bien para darle seguridad.

    —Y yo, su excelencia —el monje rió. Sus hijos, ignorantes a lo sucedido, rieron de igual forma.

    Detrás de ellos Kagome se acurrucó un poco más en InuYasha, relajándose con el sonido de su respiración y la leve briza. Sintiéndose segura con tan suave toque de sus manos, las cuales la sujetaban para evitar una caída.

    Llegados donde era el centro de reunión vieron a Rin acomodar algunas maderas en el fuego; Kaede caminaba con bastón en mano en dirección a una serie de troncos que se usaban como asiento.

    De la cabaña apareció Issei, malhumorado pero aparentemente interesado en todo lo que se alcanzaba a ver de su alrededor. El hanyôu bajó a la miko de su espalda con lentitud, permitiéndole a los demás acercarse antes.

    —Lo encontramos —el monje se acercó. Akiko se movió en sus hombros y fue llevada al suelo con ayuda de Kôhaku mientras depositaba a Emiko a su lado. Buscando entre sus ropajes finalmente le tendió a Yamamoto el collar.

    Kaede suspiró. La reencarnación del hanyô estuvo a punto de hablar pero se abstuvo cuando Rin se acercó con unos pequeños platos llenos de sopa y pescados levemente tostados.

    —Pareces ser un buen muchacho, Issei, algo arrogante y mal hablado pero de buenas intenciones finalmente —habló la anciana— y sé que te encuentras igual de confundido que nosotros respecto a tu estancia aquí. ¿Qué es lo último que logras recordar del lugar donde te encontrabas antes?

    Las miradas se dirigieron al chico quien, con un bocado de pescado en boca, se tensó.

    —Estaba en un templo.

    —¿Podrías ser más específico, muchacho?

    Tragó saliva antes de girar la vara del pescado entre sus manos.

    —Habíamos logrado recuperar el collar de Masao, el líder de los Ookami, nos tomó semanas preparar una forma sencilla de infiltrarnos pero que terminamos por hallar; estábamos escapando —sonrió recordando—. Takashi, nuestro jefe, Shou, un novato, y yo… cuando a mitad del trayecto decidimos separarnos para crear una distracción.

    El crepitar del fuego sustituyó por un breve momento el sonido de su voz.

    —Los había perdido, a esos idiota que me seguían, pero sabía que si regresaba al camino inicial no tardarían en encontrarme. Entonces subí la colina por sus costados, evitándome todos aquellos escalones que guiaban al templo e ingresé en una parte especial.

    —¿Especial? —cuestionó Kagome.

    —Algo así se puede considerar —le sonrió el chico—. Los dueños suelen mantener esa sección especial cerrada al público cuando antes, según recuerdo, también era de libre acceso. El suelo parecía tallado y de diferente color, como si hubiera habido algo ahí antes, parecido a-

    —Un pozo —le interrumpió la miko.

    InuYasha la miró sin mencionar nada.

    —¿Tenía una forma cuadrada, no es así? —ignoró al hanyô a favor de una respuesta.

    —Exacto —Issei frunció el ceño—, pero era ilógico porque el suelo tenía piedra y no había madera, aún si hubiesen decidido tapar aquello es ilógico el que quedase una marca.

    —¿Por qué entraste ahí? —hosco y directo, Taisho miró a su reflejo.

    —Estaba escondiénd-

    —Sé el motivo por el cual entraste antes de desaparecer —le interrumpió—. Pero también sé que no fue la primera vez en donde decidiste ingresar.

    Kagome miró curiosa al chico.

    —Inu tiene razón, aún por desear esconderte… el conocer que estaba cerrado y dónde se ubicaba no es algo de una sola vez —lo miró recelosa—. ¿Has hecho algo contra la familia que ahí vive?

    —Soy pandillero, primor —le dijo obviando la molestia de ambos—, no un asesino ni mucho menos. Hay honor entre nosotros pese a no creerlo así, ¿sabes? Resulta ofensivo que nos comparen con algo tan —siguió con evidente diversión— bajo.

    —El ignorar las preguntas tampoco te ayudará a conocer tu situación —interrumpió Miroku.

    Issei chasqueó la lengua fastidiado.

    —No —respondió finalmente—. La familia de ahí parece ignorar mi presencia, voy de noche sin ser visto porque…

    —Porque… —le animó Sango.

    —Porque me hace sentir relajado —suspiró—. Es… difícil de explicar en realidad, pareciera que una parte de mí sabe que está en casa —rió—. Suena idiota y realmente me siento idiota diciéndolo pero así pareciera —sumió los hombros restándole importancia.

    —Y… —la atención volvió a recaer en la miko— ¿cómo están?

    Taisho se tensó, por otra parte Kôhahu —sintiendo tal vez el pesado ambiente— insistió a Rin para llevarse a todos los niños a la cabaña y descansar, ya que el cielo comenzaba a tornarse obscuro.

    —¿Quiénes? —Issei tomó un nuevo pescado cercano a la fogata y sopló antes de comer, la miró unos momentos—. ¿La familia?

    Kagome asintió.

    —No lo sé, ¿bien? —respondió—. No charlo con ellos, primor, no saben si quiera que voy a su templo.

    —Pero… pero están bien, ¿verdad? —susurró ella—. ¿Alguna vez se han notado tristes?

    Kaede no mencionó nada, mas percibió el gesto preocupado que se otorgaron el monje y la exterminadora.

    —La mujer usualmente se encuentra limpiando todo y recibiendo a los pocos visitantes —dijo—, el chico llega de la escuela a ayudarla de vez en cuando. A veces lo veo salir a otros lados (tal vez con sus amigos) pero en general parecen estar bien.

    —¿Y el señor encargado de los sellos? —murmuró nuevamente con las manos temblándole.

    —¿El anciano? —mordió otra vez el pescado antes de verla asentir—. Murió hace poco más de cuatro meses.

    Issei la escuchó jadear. La vio pararse dejando caer su comida y correr en dirección a la cabaña de la anciana; Sango hizo el ademán de ir tras ella pero el hanyô fue más rápido. Un incómodo silencio se instaló en el lugar.

    —¿Qué pasa? —cuestionó el chico del futuro.

    Kaede silenció a Miroku con un movimiento de mano.

    —Antes de poder responder a eso es probable que necesites saber dónde te encuentras, muchacho —habló ella, acomodó su cuerpo un poco más en el duro tronco de árbol que habían dispuesto para su persona—. Dime, Issei, ¿crees en los demonios?

    Yamamoto rió.

    —¿Debería?

    La anciana le sonrió melancólicamente y asintió.

    —Todo comenzó cuando una sacerdotisa de nombre Midoriko…

    *-*-*

    InuYasha se sentó una vez entró y miró cómo Kagome sollozaba del otro lado de la habitación. Antes él ya la había visto en sus momentos de debilidad y la apoyó de la forma en que mejor creyó conveniente en el instante, contó con la ayuda de las palabras suaves de sus amigos y pensó que sí: él no estaría solo.

    Sin embargo ahora, con ella rota y los demás fuera, se sintió un idiota. Un tonto por ser siempre aquél que ni en los peores momentos podía dar una palabra de apoyo… y ahora menos con su esposa.

    Su abuelo había muerto y ella tuvo que enterarse por un accidente en el tiempo con su reencarnación. Entendible y normal… pues todos ellos, queriéndolo o no, eran la carne y el hueso de un humano. Un suspiro efímero de la vida a comparación de los hanyô y, peor aún, de los yôkais.

    Quiso decir lo común de la condolencia pero, y vaya que lo sabía, lo frustrante que era escuchar un "Entiendo que duela" cuando realmente nunca podrían acercarse ni un poco a su sentir. No cuando el efecto era completamente distinto al de otro individuo. Por eso mismo exhaló el aire que sin darse cuenta había retenido, se paró y caminó a donde su chica se encontraba antes de volver a dejarse caer.

    —Puedes ser muchas cosas, Kagome —habló con su tono de voz algo desigual debido al tumulto de sensaciones— y lo sé porque te conozco aunque a veces no lo pareciera. Sé lo fuerte que puedes llegar a ser como infantil, lo enojada que te ponen algunas situaciones que has vivido y cómo ciertas cosas te las recuerdan o crean nuevas —tragó saliva aún escuchando el llanto— pero… eres Kagome a fin de cuentas. Eres esa chica que nunca espera demostrar nada alguien a parte de ti y, aún si pareciera lo contrario, terminas por encontrar facetas que ni tú conocías sobre tu actitud.

    Incómodo, InuYasha pasó un brazo por sobre los hombros de su mujer antes de sentir cómo ella se apretujaba, con leves sacudidas, contra él. Ladeó su cabeza para restregarla en la cabellera azabache, inhaló su aroma y lo saboreó en sus labios.

    La subió a su regazo y la abrazó. La abrazó con todo el ímpetu que podía… le pidió perdón sin decirlo por haber sido, indirectamente, un factor que la alejó de los suyos. Kagome lloró y él sintió las ganas de hacerlo por mera frustración.

    —Yo sé que pasaría, ¿sabes? —le dijo ella entre sollozos—… pero aún así duele… y-yo…

    Algo en el hanyô se alteró cuando escuchó cómo se le quebraba la voz al final mas no dijo nada y simplemente la apretujó un poco más. Sabiendo que parte de su traje estaba siendo bañado en lágrimas amargas.

    —Y-yo realmente creí, de una forma muy tonta, que todo estaría bien… Y-Yo… n-no sé.

    Lloró y él gruñó para después suspirar y mirar nuevamente a la mujer entre sus brazos. Tan pequeña y de apariencia débil pero con un alma guerrera.

    Te amo —susurró InuYasha.

    Kagome no dejó de llorar pero supo apreciar el gesto de parte de su esposo. Por lo cual, aún con manos temblorosas, lo abrazó.

    También te amo, quiso responderle pero las palabras murieron en su garganta con otro nuevo sollozo.


    *-*-*-*

    Issei rió. Algo que se había vuelto común en unas cuantas horas, sólo que su risa se tornó más un gemido lastimero al final seguido de un bufido.

    Quiso replicar por toda la fantasía relatada pero siguió escuchando, sobre el tiempo de guerra que existió hacía unos cuantos años y donde el sacrificio de varias vidas se vio... pero la mirada de los presentes fue suficiente para abstenerse. La anciana igualmente lo ignoró y prosiguió con el relato, como si su bufido hubiese sido un mero soplo de viento.

    La chica junto al monje parecían nerviosos, con rictus de dolor adornando levemente sus facciones.

    Yamamoto había aprendido a leer todo lo posible de las personas con base en sus expresiones, más que nada porque Takashi insistía constantemente en ello. Un mal paso y cualquiera de ellos podía caer, incluso la pandilla entera.

    Conforme el tiempo pasaba se percató de igual forma sobre que escucharía cosas de las cuales hubiera estado feliz de ignorar. Llegó a ese punto en donde, después de varios tragos de té departe de la señora, comenzó a ingresar Kagome.

    Kagome y su familia.

    Y entendió.

    Sintiendo un peso doloroso en su estómago por la culpa, por el poco tacto que tuvo al soltar la información; ya Taiga le había dicho una vez que era un bruto con las pérdidas de personas desconocidas.

    Ahora más que nunca se resintió de haberlo ignorado.

    Dio miradas discretas a la cabaña, y pese al impulso inicial de ir a disculparse, sabía que el idiota de su doble estaba ahí consolándola.

    Kaede, se dijo después de haberlo escuchado, se interrumpió justo cuando iniciaba el encuentro entre su doble y la chica de buenas piernas. Algo referente a un árbol y sellos viejos.

    —Ya es muy tarde y las dudas proseguirán, sin embargo es bueno el ir a descansar y procesar esta información obtenida.

    Issei se mordió la lengua para no replicar y asintió. No se movió hasta que la niña, Rin, volvió por él para guiarlo a donde descansaría.

    —Compartirá habitación con Kôhaku, señor Yamamoto.

    Miró al chico acomodar las cosas dentro y suspiró, se despidió de la niña sonriente antes de ingresar.

    *-*-*-*

    —¿Dónde está?

    Shou miró detrás de Taiga a Takashi, su semblante serio sólo hacía del ambiente algo mucho más pesado de lo que era normal en el grupo.

    Masao, junto a otros de sus hombres, estaban a una distancia prudente.

    —¿Crees que soy adivino, Takashi?

    —Puedo romper cada uno de tus estúpidos dientes, Okagawa. Me divertiría totalmente haciéndolo si con eso consigo algo más que tus negativas, pequeño pedazo de mierda —Shou temió, por un momento, que su jefe terminara lastimando más la palma de sus manos por la forma en que apretaba sus uñas contra ellas—. Pero ambos sabemos que eso no me daría la respuesta realmente. Aún sigues pidiéndole ayuda al anciano, ¿no es así?

    El líder los lobos frunció el ceño mas no dijo nada, mantuvo el rostro serio por unos breves momentos antes bufar con cínica diversión.

    —Por más que lo hubiese querido no tengo a nadie de los tuyos, Takashi —siseó Masao—, ustedes me robaron el collar… sí. Pero por más grandioso que me considere no actúo tan rápido.

    Taiga apretó más la mandíbula sabiendo que el idiota frente a él decía la verdad, esperó a que su líder se diera la vuelta antes de apurar a Shou con lo mismo. Takashi estaba mucho más que encabronado, no por haber perdido el tesoro en sí, sino por la desaparición de Issei hacía ya dos días.

    La leve respiración entre cortada del novato menor delante suyo le indicaba lo mismo que con su jefe.

    Resopló disgustado.

    ¿Dónde demonios estaba el idiota de su amigo?

    Continuará.
     
    Última edición: 13 Enero 2017
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    Leo
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    "Continuará", una palabra dolorosa para mí -lo quiero ahora TT.TT-.

    Inuyasha me sorprendió con su actitud. Es decir, yo me lo imaginaba un poco menos adecuado para consolar a las personas. Aun así tuvo las palabras correctas y se mantuvo a su lado. Y la frase más pesada de todo el mundo. Casi me desmayo desmayadamente XD

    Dios, cómo decir cuánto me gusta tu narrativa. Cada descripción de sentimientos y sobre la atmósfera... ¿Cómo lo haces? Casi lloro con lo de la muerte del abuelo simpático, el que tuvo que ser la figura paterna de Kagome. Mis lágrimas...

    La escuela es difícil: toma mucho de tu tiempo y a veces pareciera no tener un verdadero significado, pero es muy valiosa. Te lo digo yo, quien suele extrañar esos días. La organización es la clave.

    Espero el próximo capítulo con muchas ganas.

    P.D.: me gustaron los nombres de las gemelas (más el de Akiko al cual asocio con buenas cosas). Y, ahora que lo recuerdo, en el epílogo del manga se revela que el nombre del bebé es Koumori. Por si acaso.
     
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    Andreína

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    AL FIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIN MI AMADA CONTINUACIÓN DE ISEEI.

    :inlove:

    Lo primero que diré es que al parecer InuYasha e Issei comparten lo brutos... D: y los sexys, Dios santo. Me encanta ese escepticismo de Issei, esa incredulidad y su eterna lucha por ser lógico, y esas sensaciones sobrenaturales que lo embargan. El hecho de que diga que se siente como "en casa"... Para mí, técnicamente, Kagome es su hogar; lo fue en otra vida y si Kikyou no hubiera fallecido trágicamente, lo sería en esa. Ese camino resquebrajado por caprichos del destino... ¡Jesús!

    Amo cada segundo de lectura de Issei, verdad. Fer-chan, realmente y como en cada comentario, te doy las gracias y te felicito por tu manera de desarrollar este desafío. Tan fresco, diferente y sencillamente genial. Tu manera de escribir es simplemente fantástica.

    Debo admitir que imaginé que esa conversación sobre la familia de Kagome llegaría... Porque diablos, ella sería demasiado infame si no preguntara por su familia. Pero JAMÁS ME ESPERÉ QUE EL ABUELO MURIERA. Fer-chan, tienes todo fríamente calculado. Y esa consolación... Creo que Inuyasha era la mejor persona para estar a su lado en ese momento, que llegaría de cualquier modo: estuviera ella en su época o no.

    ¡MUCHÍSIMAS GRACIAS FER-CHAN!

     
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  12. Threadmarks: Primera interacción. PARTE II.
     
    Fernandha

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    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    1963
    Corto pero justo, en este no actualicé Curiosidades. Más que nada porque no tiene nada nuevo en cuanto a información general de los personajes, pero me encantó escribir este pequeño capítulo.

    La primera interacción real entre Issei, Kagome e InuYasha. Ojalá les guste.

    Gracias Loops, por el dato. Modificaré un poquito su nombre, usando éste y el que ya tenía planeado. ¡Gracias por los ánimos igualmente!

    Andreína: La alegría y la felicidad van de la mano, moshA. Y la muerte del abuelo fue sólo el inicio de toda la caja que se estaba abriendo. Siempre he creído que Kagome pese a amar a InuYasha tuvo sus dudas respecto a su familia.

    Es una verdadera alegría saber que les está gustando la historia.

    3
    [Capítulo tres]

    Cuando Issei despertó, el malestar en su estómago se acrecentó. Giró sobre su costado para mirar la pared de madera incapaz de volver a conciliar el sueño, se sentía bien en un ambiente así mas no podía imaginar el quedarse para siempre. Él tenía familia.

    Debía volver costase lo que costase, sin embargo la duda seguía quemándole con la misma fuerza: ¿qué lo había hecho volver?

    Desorientado de la hora exacta, Yamamoto se incorporó cuando el niño a su lado lo hizo. Kôhaku le asintió en modo de saludo antes de salir. Él bostezó, rascó su estómago y notó nuevamente las hojas en su costado izquierdo, sintió la ansiedad de querer retirarlas pero se abstuvo sabiendo que la anciana probablemente volvería a hacerle recordar por qué era importante seguir las indicaciones dadas.

    Salió, con modorra, sin saber exactamente a dónde dirigirse.

    La aldea parecía productiva. Había movimiento por donde mirara, el estar en una parte alta ayudaba en demasía, desde niños correteando en una aparente danza traviesa hasta los señores con sus herramientas para arar la tierra.

    Fue debido a esto que se percató de cómo Kagome caminaba en dirección al bosque y se preguntó la razón por la cual el perro no estaba con ella. Quiso ignorar el hecho pues la culpabilidad aún la podía sentir latiéndole y la vergüenza de encararla comenzaba… pero era un Inu.

    Y los Inu debían hacerse responsable de cualquier acción cometida.

    Por eso la siguió, al menos es lo que se dijo, por eso y nada más.

    La ropa le molestaba pues había partes en su pantalón que sentían tiesas, su cuerpo en general le resultaba incómodo y esto sólo le indicaba la necesidad de un baño pronto, más por saber que había hojas pegadas en su cuerpo que por la urgencia en sí.

    Distrayéndose un poco, en parte para calmarse y en parte porque siempre había sido así, se detuvo cuando vio a la chica sentarse a unos metros de un pozo.

    El pozo.

    —Puedes venir, no muerdo por más que a veces crean que sí —susurró la chica.

    Él frunció el ceño mas hizo lo indirectamente pedido, se sentó a su lado —con una distancia prudente— y miró el pozo. Sin saber qué decir o qué hacer, prefirió guardar silencio.

    El trinar de las aves y la frescura del viento le hicieron cerrar los ojos, ¿cuántas habían sido las veces que se había sentado a disfrutar de un poco de paz?, ¿dos?, ¿tres veces?, ¿si quiera las había disfrutado en verdad? Aquellas tardes con su padre viéndole pulir una vieja espada, que en algún momento le había pertenecido a su abuelo y el cual la había heredado de generaciones pasadas, le venían con dolorosa pasión a la mente.

    No hacía mucho que su padre había muerto, tal vez unos dos años. Había sido un momento difícil y por eso en cierta forma entendía la pérdida de la chica a su lado, pero el sentimiento en sí distaba mucho de ser parecido debido a las circunstancias. Issei siempre estuvo a su lado hasta su último latido, Kagome no.

    La vio abrazar sus rodillas, con los ojos levemente hinchados y más pálida que ayer. Higurashi no dejó de mirar el pozo pese a saberse observada.

    —¿Sabes? —Kagome abrazó más sus piernas y su voz sobresaltó un poco a Yamamoto quien, pese a eso, le animó a continuar con un leve asentimiento que no fue visto—. En un momento puedes estar completamente segura de la decisión que tomaste por la felicidad que te provoca y aún así, al momento siguiente, todo el miedo se apodera de ti.

    Issei giró completamente para prestar atención.

    —Así me sentí yo, así me sigo sintiendo…. —siguió ella.

    Él no pudo evitar sentirse partícipe de un secreto que podía tener una buena y mala salida.

    —¿Qué quieres decir? —soltó al fin cuando se dio cuenta que Kagome seguía absorta en la madera vieja situada a unos metros.

    Ella le miró.

    El pensamiento sobre su belleza del día anterior sólo se acrecentó. Aún con su aspecto demacrado el chico se dio cuenta de algo que, sin lugar a dudas, lo atemorizaba un poco.

    Kagome era bella. Tal vez no una belleza por la cual cualquier hombre lucharía sin dudar con tan sólo observarla, pero sí ese tipo de hermosura que te llamaba la atención y terminaba por prendarte al ir conociendo más. Higurashi era una de esas mujeres que encantaban con el trato y enamoraban con el conocimiento.

    Y él, cruelmente, se dio cuenta de lo que implicaba.

    ¿Realmente podría llegar a enamorarse de una desconocida? No. Pero podía existir la posibilidad, el aura de familiaridad que lo atraía a su lado era irresistible pero también lo era el conocimiento de que tal vez esto que sentía no era propiamente de él.

    Como si hubiese alguien más dentro suyo.

    —Tengo pavor —la voz de la chica lo hizo salir de sus pensamientos— de arrepentirme de todo lo que hecho de mi vida, no tengo miedo de haber querido a las personas que quise y estar aquí con ellos en realidad. Tengo miedo de darme cuenta que soy yo la que no puede con esto, de abrir los ojos y que en algún momento termine por romper esto y no saber a dónde escapar.

    Miedo.

    Miedo brillando en aquellos ojos azules que parecían contener lágrimas.

    Miedo de haber desperdiciado tiempo.

    Miedo de no saber a dónde ir o siquiera que el camino sea el correcto.

    Issei lo sintió cuando era un adolescente pero Takashi le había hecho comprender que, mirase a donde mirase, todos vivían con ese pequeño malestar. Sin embargo, había quienes se recriminaban más que otros y la pena solía sobrepasarlos.

    —¿Te arrepientes? —preguntó él. Kagome negó—, ¿sientes que pudo haber tenido otra ruta el haber cambiado tu decisión? Porque se nota, preciosa, que tú decidiste venir a comparación mía que fui arrastrado.

    —Así es, vine por mi propio pie.

    —Me sabe a un "pero" en esa oración —burló él, obteniendo una pequeña sonrisita que realmente no le llegaba a los ojos departe de ella.

    —Aquí está mi nueva familia, una que con lentitud voy armando junto al hombre que amo… pero allá —miró el pozo—, allá está esa familia que veló por mí desde pequeña. Mi abuelo murió y es normal, la vida sigue, pero me aterra darme cuenta que nunca volveré a estar ahí para nadie.

    —Dices no haberte arrepentido pero tus palabras posteriores dicen lo contrario, ¿sabes?

    Sin poder evitarlo, Kagome volvió a sollozar e Issei, moviéndose por instinto, la abrazó. Dándole en ese acto el cobijo que parecía necesitar.

    Se percató, sin embargo, de cómo su doble los miraba desde otro lado del claro —¿cuándo había llegado?—. Con una mueca dolorosa en su rostro y los brazos cruzados, Yamamoto creyó que los interrumpiría pero un nuevo sollozo de la chica en sus brazos le hizo tragar saliva a ambos.

    InuYasha lo miró, ya con un rostro más serio, antes de mover sus labios en un corto mensaje y retirarse del lugar con rapidez.

    "Cuídala"

    Aún sabiendo que no había nadie, Issei asintió.

    La saliva le supo un poco amarga. Porque no era idiota y le tuvo cierto respeto a Taisho: nadie tenía la fuerza suficiente para dejar a la mujer que ama en brazos de otro por más que eso pareciera necesitar.

    Inhaló el aroma de la chica, exhaló mirando al cielo y cerró los ojos en son de ruego.

    Por favor, que no me enamore de ella.

    *********

    Taisho InuYasha creció entre desprecio pese a no ser enteramente consciente de ello, amó a su madre y luego la perdió. Se dio cuenta de lo asquerosa y horrible que era la realidad fuera de sus brazos... y comenzó a odiar.

    Atacó para sobrevivir y se supo ventajoso.

    Atacó por molestia y probó el odio.

    Atacó por gusto y se sintió poderoso.

    Prometió jamás amar y lo cumplió.

    Vivió su vida como quiso, demostrándose orgulloso que —pese a ser un hanyô— él realmente podía con más; por eso deseó la perla y su poder.

    Entonces conoció a Kikyô y se enamoró con el tiempo. Pero la vida se divertía al jugar y dejó que alguien más se prendara con ella; así donde Taisho encantó con los días fue Onigumo que, en cambio, creó un nuevo ser con ayuda de otros demonios. El día en que Nâraku nació, Kikyô murió e InuYasha fue sellado.

    La perla se perdió.

    Él entre sus sueños añoraba las caricias de la miko, su voz, su mirada, su ser. Se sentía traicionado pero ni así se permitió sentir otra cosa que no fuera amor para ella; durmió largos años al parecer, y el amor que un día sintió se marchitó.

    InuYasha odió.

    Entonces Kagome lo despertó y un nuevo mundo se abrió ante él pese a su terquedad. Se tomó su tiempo además de varios disgustos antes de poder siquiera pensar en volver a intentar algo, aún cuando fuese de manera inconsciente. Encontró a esa manada que el demonio perro en él clamaba, conoció a Sango, Shippo y Miroku; se reconcilió con Kaede, se rompió ante la verdad de lo que ocurrió con Kikyô y prometió acabar con Nâraku.

    La vida seguía.

    Entonces Kikyô volvió y todo cambió.

    Las aventuras llegaron de la mano de lágrimas y malas decisiones, de sonrisas y momentos inolvidables… de sentimientos que parecían no existir y de heridas que se creían curadas. El día en que perdió a Kikyô otra vez lloró pero se sintió bien, pues ese día en verdad encontró a Kagome.

    Se permitió volver a amar.

    Pese a los tres años separados y a los dos años recientes juntos.

    InuYasha por una vez se permitió amar, se dejó llevar y agradeció a la vida su manada. Su familia.

    Entonces Issei llegó y, no queriéndolo, el hanyô creyó que volvería a perder.

    Recordó cómo su esposa se rompió, revelando un sentir del cual él se sentía herido de desconocer. Recordó cómo su esposa se rompió con alguien más aparte de él, sabiendo que no debía ser tan egoísta con eso… pero… —suspiró—. Pero recordó cómo su esposa se rompió y había alguien más juntando las piezas de su corazón herido.

    Taisho InuYasha no podía quejarse de vivir en esa época, porque para él era natural, pero el haber visto al hombre y mujer del futuro sólo se dio cuenta de algo: Quizá Kagome no pertenecía ahí.

    Aún con el dolor de su maltrecho corazón, el hanyô pensó:
    ¿Debería permanecer a mi lado?

    Y allá, en la soledad del bosque, parado frente al árbol donde una vez se encontró sellado a manos de su primer amor… él lloró.

    Porque, aún sin ser un hecho, la estaba perdiendo.

    Continuará.
     
    Última edición: 18 Enero 2017
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    Leo
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    Ahhhhh, no me hagas esto. Soy un macho, no debería ser tan sensible... Pero iba a llorar si continuabas. Inuyasha y su pasado siempre ha sido mi talón de Aquiles, aquello que te duele como si fuera tuyo. Pobre criatura. Bueno, al menos se está dando una idea de lo que Kagome debió sentir hacía tiempo, con Kikyou.

    Issei... La verdad antes me costaba imaginármele como "reencarnación", pues sus actitudes difieren mucho con Inuyasha —aunque ciertamente el chico es carismático, debo decirlo—. Pero ahora... Uf, ese «por favor no permites que me enamore de ella», auch, lo sentí adentro de mi seco corazón. Incluso me puse a pensar en la necesita de una muerte de Inuyasha para que éste exista, entonces, ¿cómo habrá fallecido? En batalla (lo veo más posible siendo él virtualmente inmortal), después de muchos años tras la muerte de Kagome, anhelando lo perdido... ¿Habrá forma de que Issei recuerde eso? Dios, las posibilidades son infinitas.

    ¿Está de más comentar nuevamente cuánto me gusta tu narrativa? Como sea, sigue atrapándome e invitándome a escribir mejor. Quiero cuarto capítulo, lo he dicho.

    Saludos y agradecimientos.
     
    Última edición: 24 Enero 2017
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    Andreína

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    ¡Acá llegué, a ponerme al día luego de haber sido brutalmente absorbida por la Universidad! Definitivamente, esta vida de Universitaria es terrible...

    Dios, este capítulo me dolió. Creo que ya te he dicho antes cuán buena eres para hacer a los lectores percibir los sentimientos que describes. Aunque en un principio yo realmente deseaba llegar a este punto, admito que al leerlo casi me siento mal por mi Inu. Y digo casi, porque OMAIGÁ AMO A ISSEI. Dios! x´D Ya, lo dije. JAJAJAJAJAJAJAJAJA, realmente.

    Ese "Cuídala" me dejó quebrada, en serio, pero al mismo tiempo cuando leo a Kagome junto a Issei no puedo evitar que de algún modo se pertenecen, como lo hacen Inuyasha y Kagome, como lo hacían Inuyasha y Kikyou. Ese reencuentro de almas... En realidad me emociona mucho. Y el conjunto de esos sentimientos, los celos, la tristeza, la confusión... es sencillamente encantador.

    Realmente tuve sentimientos encontrados con este capítulo. Vi a un Issei mucho más humano, mucho más... Inuyasha, por decirlo de algún modo; pero aún así, recordándome una y otra vez que es una persona distinta, con personalidad propia. Vi a una Kagome confusa, quebrada, rota... y sentí la frustración de Inuyasha y su dolor.

    Realmente te felicito Fer-chan, siempre terminas dándome más de lo que yo misma espero. ¡Te adoro por eso! ESPERO CON ANSIAS ANSIOSAS TU CONTINUACIÓN.

    Sin más que decir... ¡Conti, conti, por fi!
     
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