Para la actividad: ¡Salva al mundo! Había estado harto de estar bajo las malditas órdenes, el desprecio y los comentarios hirientes de Vegeta y Nappa. Los mismos que siempre, todo el asqueroso tiempo, le habían recordado que no era digno de nada. Posiblemente esa había sido su mejor excusa, para haberse largado a la Tierra y buscar a su estúpido y débil hermano menor. Pero luego de la batalla con él y darse cuenta que no podría convencerlo de conquistar y ser los guerreros más fuertes del universo, fingir que había perdido la memoria había sido, en cierta forma, la mejor decisión —cobarde— que había tomado en mucho tiempo. Había destruído todo rastro con el fin de no ser encontrado. Pero vivía con aquella presión en su pecho, con un miedo insano y punzante, de ser localizado. Eso le había quitado muchas veces el sueño, en las noches más armoniosas de aquel planeta y el apetito, frente a los más deliciosos platillos de la mujer de Kakaroto. —¿Te encuentras bien, tío Raditz? —bajó su mirada hacia el pequeño Gohan e intentó sonreírle como había aprendido en todo aquel año que llevaba allí. —Estoy bien, mocoso. Sigue practicando —respondió con rudeza dándole un golpe leve en la cabeza. El niño, satisfecho, siguió practicando con sus pequeñas bolas de energía intentando darle a un par de rocas como blanco. Ya no sabía reconocer cuándo estaba fingiendo y cuándo realmente estaba siendo sincero. Sin embargo, ya poco le importaba aquello. De alguna manera, su preocupación no se debía a lo que le podía pasar a él sino a aquello que había encontrado bueno y cómodo: su familia. Aunque... se sentía asqueado por pensar así y era la razón por la que a veces se colocaba su disfraz de villano. ¿Qué importaban un par de humanos? Volvían a reproducirse como cucarachas. Arrugó la nariz con asco.
Jajaja, has demostrado que el villano tiene un corazón. Que la familia es su talón de Aquiles- Porque ahora le gusta aquello que nunca había tenido, una familia y normalidad.
Esto hubiera sido un buen final, al menos con esto de los mundo alternos, haber visto llegar a un Raditz que terminó conviviendo con Goku como su hermano, que encontró un hogar y como pasó con tantos, dejó atrás su villanía.
¡Aish! ¡Qué dulzura! Realmente, Gohan era una ternurita de niño, que imagino que hubiese sido posible que llegara a conmover a Raditz y hasta, lo hiciera cambiar de parecer con respecto a su forma de actuar y de vivir ¡mira que habría sido bonito verlos con una familia! Me encantó <3 ¡Un abrazo!
