Romántico F de Fugaz [Días de abecedario]

Esta es mi F para días de abecedario.
Es la continuacion directa de E de Enamorada

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Historia corta - Fanfic - E de Enamorada [Días de abecedario]

Y como los demás escritos este sigue con la temática de mi pareja favorita.
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F de Fugaz

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Apoyada a los casilleros se encuentra una joven chica que está muy cerca de cumplir sus 15, su nombre es Ana Paula, y justo frente a ella se encuentra su mejor amiga, Valentina. Ambas mantienen una conversación muy animada, aunque la muchacha de ojos azules había estado portándose de manera extraña durante ya un mes.

—Vamos, química no es tan complicada, solo tienes que… —La joven de los lentes le explicaba de manera muy animada a su mejor amiga como es que se resolvían ciertas ecuaciones químicas.

Pero la de cabellos azabaches no le prestaba mucha atención a lo que decía pues solo podía fijarse como los perfectos y rosados labios de su mejor amiga se movían cuando hablaba. Era una dulce tortura estar tan enamorada de la castaña.

Sin que ninguna de las dos se lo espere uno de sus amigos pasa corriendo a toda velocidad a su lado huyendo de otro de sus compañeros, en la huida el muchacho sin querer empuja a la joven de finos rasgos; provocando que la joven caiga sobre Paula y sus labios se junten accidentalmente.

Aunque el contacto fue muy fugaz, pues se separaron casi de inmediato. Para la de ojos azules se sintió como una eternidad, una fantasía hecha realidad, había entrado en un trance de pura felicidad, y es que sentir los suaves labios de la chica de cabellos rizados, la que le había robado el corazón, se sentía demasiado bien, sentía un huracán de mariposas en el estómago, y como la piel le quemaba. Sentir los labios calientes de la chica sobre sus fríos labios no tuvo precio.

Separarse fue como despertar abruptamente de uno de sus tantos sueños con la castaña, solo que esa vez todo era incómodo. Ambas se sostenían la mirada sonrojadas con una mano sobre la boca. Y de repente por primera vez se sintió incomoda al lado de la castaña. Esto se debía a que tenía miedo de la reacción de Paula, de que ya no la dejara estar cerca.

Y desde ese momento todo se puso muy raro entre las dos, no podían mirarse a los ojos por mucho tiempo, los nervios de la morena estaban por los cielos, no podían ni rosarse sin disculparse mutuamente.

Eso la estaba matando lentamente, al llegar a su casa se hecho sobre su cama y enterró la cabeza en la almohada. Se sentía tan triste y frustrada, como pudo ser tan estúpida cómo para creer que Paula podría llegar a verla como más que una amiga, a ella le gustaban los chicos y eso no cambiaría…

Lagrimas empezaron a rodar por sus mejillas, sentía que el corazón se le rompía… su esperanza se evaporaba.​

…
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Al día siguiente Valentina se negaba rotundamente a ir al colegio, no sería capaz de mirar a Paula a los ojos de nuevo. Estaba pensando en alguna excusa para faltar, pero no se le ocurrió nada, al final no pudo evitar a su madre. Tendría que enfrentar la indiferencia de la castaña.

Evito mirar a la de cabello rizado las primeras cuatro horas de clases. Tenía ganas de llorar, Paula no había hecho más que saludarla con un pequeño beso en la mejilla, estaba siendo tan indiferente, como si no hubiese pasado nada, eso le dolía mucho no se imaginó que eso podría llegar a pasar. ¿Por qué no le importaba lo que había sucedido?

Y en cuanto sonó la campana del recreo salió disparada de aquella clase, sin rumbo alguno, solo quería estar sola.

Pero en su trayectoria casi choca con una de sus compañeras, una muchacha pequeña para su edad, de cabellos castaños y totalmente desordenados tanto que ni el gorrito de lana que utilizaba lograba disimularlo, sus hermosos ojos color miel la miraban con una expresión de preocupación. Era de las personas más amables que conocía.

—Mapache, lo siento, no te vi. —Dice la de ojos azules, algo avergonzada.

—Tranquila, Valentina... —Dice preocupada. —¿Estas bien?

—Sí, si… —Responde la morena, exactamente ese era el tipo de conversación que no quería tener.

—No, algo te pasa, lo sé. —Dice la despeinada muchacha dedicándole una mirada inquisitiva.

—Emma, te dije que estoy bien. —Su tono cambio de manera un poco abrupta.

La de finos y rectos rasgos se dispuso a caminar, no iba a descargar su frustración con alguien que no se lo merecía, peor aún con Emma.

—Vi lo que paso ayer. —Suelta en un tono neutro, sin ni siquiera voltearse a ver a la morena.

Valentina para en seco y se voltea para mirar a la pequeña chica, quien empezaba a darse la vuelta. Creía que nadie las había visto.

—¿Quieres hablar de eso? —Pregunta con un tono tierno, que le transmitía seguridad.

—Sí… —Responde la de ojos azules rindiéndose, estaba cansada de ocultar lo que sentía a todo el mundo, necesitaba que la escuchen.

Las dos muchachas se dirigieron a un lugar apartado donde nadie podría escucharlas. La chica del gorro le sonrió de manera reconfortante invitándola a desahogarse.

—Sabes que puedes confiar en mí, yo no le diré nada a nadie y te consta. —Asegura la pequeña abrazando a la morena.

Y así es como la chica de ojos azules termina por contarle todo a la despeinada muchacha, desde el momento en el empezó a sentir “cosas raras” por su mejor amiga, como fue entendiendo que eso “raro” que sentía podría ser amor, cuanto le costó admitir lo que sentía, cuanto amaba a la joven de los rizos, como le rompía el corazón saber que era imposible. Y sobre todo como aquel beso había sido al mismo tiempo hermoso y horrible.

—Tienes que decírselo, no de manera directa, pero se lo tienes que decir. —Aconseja mientras abraza a la chica de ojos azules que llora desoladamente en su hombro. —Eso te ayudara a sentirte libre…

Valentina aprieta más a Emma contra sí, se sentía tan reconfortante ser escuchada y aconsejada.

—Lo se… —Susurra cuando se calma. —Mapache, gracias por escucharme.

La pálida chica le da un tierno beso en la frente a la joven de gorro. Desde ese momento ambas se habían convertido en confidentes… y eso podía ser o muy bueno o muy malo.


Fin.

PD: No se por que pero hasta ahora este es el escrito que menos me a gustado...