Explícito de Pokémon - El que no sufre no aprende

Tema en 'Fanfics de Pokémon' iniciado por Siletek, 24 Julio 2017.

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    Siletek

    Siletek Entusiasta

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    El que no sufre no aprende
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    60
     
    Palabras:
    2398
    Bueno, después de pensarlo durante meses, decidí escribir este fic. No hay muchos fics de Jessie x James en español, así que, ¿por qué no animarme yo a escribir uno? Se aceptan comentarios, sugerencias y lo que sea. Gracias por elegir esta historia, de corazón lo digo.

    Una cosa más: No es solo romance. Hay acción y aventura también. No es ningún fic donde se vomiten arco iris.

    Bueno, ahora que dije lo necesario, pueden empezar.
    Tan fácil es decirlo
    Que no va a ser tan fácil que se dé.

    Hola.
    Miranda.

    Capítulo uno

    La propuesta.


    Jessie, James y Meowth caminaban por el bosque, dejando a sus espaldas la vieja casa de piedra donde Cassandra hacía sus medicinas naturistas para los pokemón junto con su abuela, una anciana espeluznante con aspecto de bruja sacada de algún antiguo cuento infantil. Nada que ver con su joven, enérgica y adorable nieta. Gracias a los vendajes proporcionados por ella, estaban un poco mejor y en condiciones de viajar para hacer su trabajo: robar y estafar a cualquiera que se les cruzara.

    Estaba anocheciendo y el bosque se volvía más aterrador, dibujando sombras monstruosas a su alrededor bajo los últimos rayos de sol, pero al equipo Rocket eso no lo asustaba en lo más mínimo. Ya estaban acostumbrados a deambular y hasta dormir en lugares peores y estaban demasiado deprimidos y enojados como para preocuparse por unas tontas sombras engañosas.

    Apenas encontraron el globo, decidieron acampar alrededor de él. En realidad, con “acampar” se refería a solo juntar unos troncos raquíticos, encender una hoguera con los pocos fósforos que le quedaban y acurrucarse alrededor de ella. Las bolsas de dormir las habían perdido en la última explosión de su globo y podría pasar un largo tiempo antes de poder conseguir otras o conseguir los materiales para fabricarlas ellos mismos.

    James comenzó a revisar el globo y encontró lo que buscaba: tres tazas de ramen sin abrir, un termo con agua (ya fría), una olla y una pequeña parrilla. James vertió el agua en la olla, mientras Jessie ponía la parrilla sobre el fuego. Al final, él puso la olla sobre la parrilla, la tapó y se quedó sentado bajo un árbol junto a sus compañeros, esperando a que hirviera. Meowth ni siquiera se molestó en moverse para ayudarlos. Cada tanto se pasaba una pata sobre su cabeza vendada y suspiraba profundamente.

    No se habían dirigido la palabra desde que se habían ido de la cabaña de Cassandra y eso había sido hacia varias horas. Meowth fue el primero en hablar, quebrando así el pesado silencio que los envolvía.

    —Hubiese sido tan feliz…—murmuró, más para sí mismo que para sus compañeros. Aún pensaba en Cassandra y en sus sueños delirantes de vivir con ella

    Jessie, sentada a su lado, lo miró de reojo y se cruzó de brazos, como una niña berrinchuda.

    —¿Podrías parar con eso? Debí saber que tu estúpido plan jamás funcionaría —le dijo, fastidiada.

    —Eso lo dices porque eres una amargada que no cree en el amor —replicó Meowth

    Jessie levantó la vista hacia el cielo, ofendida ante las palabras del felino. Estando lejos de la ciudad, se podían apreciar las hermosas y brillantes estrellas que titilaban sobre ellos, como si fueran un guiño cómplice del Universo. Guiños que probablemente no estaban dirigidos a ellos, sino a los bobos que los tenía obsesionados.

    —¡Claro que creo en el amor! —exclamó —. Solo que pienso que estás loco de remate si crees que un humano se enamoraría de un pokemón.

    —Yo no diría eso, Jessie —comentó James, en voz baja.

    Jessie se giró hacia él con lentitud.

    —¿Qué quieres decir con eso?

    James solo la miró a los ojos, pero no respondió. Jessie frunció el ceño, confundida, pero luego abrió los ojos como platos, comprendiendo lo que había querido decir. Intentó mantenerse serena.

    —Ah, si. Pero eso no funciona de esa manera, James —le dijo la pelirroja, con una ligera turbación en la voz.

    James iba a seguir hablando, pero Meowth aún seguía con ellos y prefirió callarse y corroborar si el agua estaba hirviendo. Lo que daría por tener electricidad y una pava eléctrica. O lo que sea, ya carecían de tantas cosas que hacía años que había dejado de ser exigente.

    —Ya está —James destapó las tres tazas de ramen (Pidgey asado para Jessie, Goldeen para James y carne de Tauros para Meowth) y sacó la olla del fuego con ayuda de un par de repasadores que Jessie le alcanzó, pero le era muy difícil manipularlo para volcarlo en los contenedores de polietileno, así que la pasó hacia el termo y de allí al ramen. Los tapó y se los alcanzó a sus compañeros.

    —James, ¿cuándo había que darle a Meowth el remedio? —preguntó Jessie de forma distraída, mientras sacaba del bolsillo de su falda unas pastillas pequeñas, redondas y blancas desde dentro de una pequeña bolsa de tela de color marrón. Incluso tenía unas pequeñas flores bordadas, de color violeta.

    —Sé que hay que darle una, pero no sé si era antes o después de cada comida —James se pasó una mano por la cabeza, intentado recordar —. Creo que dijo después.

    —Si, también creo eso —se dirigió hacia Meowth —¿Meowth, te acuerdas de lo que Cassandra dijo?

    —Yo no estaba escuchando —respondió el felino.

    Jessie sacudió la cabeza, ya cansada.

    —Bueno, después entonces… ¿James, pasaron los tres minutos?

    El joven se encogió de hombros.

    —No sé.

    —¿No lo sabes?

    —¿Cómo quieres que lo sepa, si no tenemos reloj?

    Jessie se tapó los ojos con una mano. No tenía fuerzas ni para gritarle y mucho menos para reventarle la nariz de un puñetazo.

    —Contemos hasta sesenta tres veces y luego destapemos el ramen —decidió. Miró a Meowth —. Después de que lo destapes, espera un poco más antes de comer, ¿quieres?

    —Si, si, dejen a Meowth los fideos sosos y blandos —gruñó Meowth, molesto.

    —Tienes la lengua muy delicada —le explicó James, con el tono de una madre que regañaba con ternura a su hijo.

    —Prefiero quemarme antes de que se me arruine la comida. Suficiente que tengo con este ramen barato…

    —Luego no quiero escuchar tus lloriqueos.

    —¡Yo no lloriqueo!

    Jessie golpeó el suelo con la mano, impaciente. Si no podía golpearlos, se descargaría contra el piso.

    —¿Pueden callarse? No puedo concentrarme en la cuenta.

    —Me da igual —respondió James—. Seguro que ya pasaron más de tres minutos.

    Los tres destaparon el ramen y comenzaron a comer sin ninguna ceremonia, con ayuda de unos palillos que estaban pidiendo a gritos una jubilación. Los fideos ya estaban un poco insulsos, pero ya les daba igual con tal de llevarse algo al estómago y los llenara por un rato. Aparte de lo que estaban comiendo, tenían un paquete de galletas de jengibre y algunas latas de comida pokemón de marca genérica. Una vez que eso se terminara, tendrían que buscar bayas en los bosques, rapiñar algo en la ciudad o recurrir a métodos más extremos…

    Jessie fue la primera en terminarse su taza. La apretó en su mano con fuerza, resquebrajándola y aplastándola entre sus dedos y se la tendió a James.

    —Para Weezing —le dijo. James tomó la taza aplastada y la dejó a un costado. Meowth imitó a Jessie y le dio la suya. Por último, James aplastó la suya, buscó una bolsa y puso los restos dentro.

    Se sentaron en el duro y frío suelo, apoyando la espalda contra un grueso árbol, pegados unos a los otros para mantener el calor cerca de la fogata. Las ramas y el mismo firmamento oscuro era todo lo que le servía como techo. Era algo triste pensar en que eso era más normal que dormir en un futón o una cama. Jessie había vivido así tanto tiempo que le parecía raro estar entre cuatro paredes.

    —Oye, Meowth —murmuró James.

    —¿Qué?

    —Lo siento por lo de esta mañana —le dijo, con sinceridad—. Pudiste haber muerto por la fiebre y nosotros no hicimos nada. Perdóname. Prometo no volver a abandonarte

    Meowth se lo quedó mirando, al principio con cara de enojo, pero luego sus ojos azules se llenaron de lágrimas. Jessie se inclinó un poco para verlo mejor. Ella también se sentía mal, pero no había tenido el valor para decírselo. James tenía razón: podría haber muerto.

    —Yo también lo siento —agregó ella, visiblemente más incómoda que su compañero—. Yo fui la que empezó diciendo que no podíamos esperar a que te recuperaras.

    Meowth aspiró aire de manera entrecortada. Antes de que pudiera echarse a llorar, James lo abrazó y lo puso encima de su pecho. Sabía que era muy sensible a ciertas cosas, más que ellos.

    —Creo que es hora de dormir —le susurró James, mientras le acariciaba la cabeza con suavidad, como si le hablara a un niño.

    Jessie le extendió a Meowth la pastilla blanca. El pokemón se la tomó en seco, se acurrucó en el pecho de James y cayó en un sueño profundo de manera casi inmediata. El hombre siguió acariciándole la cabeza con ternura.

    —Pobre iluso… —murmuró.

    Jessie asintió con la cabeza.

    —Enamorarse de una humana, que ocurrencia…

    —Ya de por sí enamorarse es una estupidez.

    Jessie se lo quedó mirando, extrañada. Ella jamás había imaginado a James como una persona amargada en asuntos del corazón ni mucho menos. Aunque, ahora que lo pensaba, él nunca había demostrado interés en alguna chica.

    —¿En serio crees eso?

    —Sí. Siento que, para amar a alguien, tienes que perder la libertad, la personalidad y la dignidad. Prefiero quedarme solo y tranquilo sin que nadie me moleste.

    —¿Tan mal te trataron las chicas?

    James evitó mirarla.

    —Ni que hubiese tenido tantas. Ni siquiera… —dejó morir la frase. Jessie inclinó la cabeza hacia un lado.

    —¿Ni siquiera qué?

    A pesar de la poca luz que daba la fogata, Jessie pudo ver como las mejillas de James se teñían de un fuerte color rosa.

    —Olvídalo —dijo, queriendo dar el asunto por zanjado. Jessie no quería eso y siguió insistiendo.

    —Oh, vamos, dilo.

    —No.

    —No voy a parar de molestar hasta que me lo digas.

    —Es una idiotez, Jessie, no vale la pena, de verdad.

    Jessie infló las mejillas, como si fuera un Jigglypuff enojado, en señal de protesta. James le dedicó una sonrisa amarga.

    —Es de verdad una idiotez —repitió. Al ver que no lo dejaría en paz, respiró hondo—. De acuerdo, lo diré: ni siquiera di mi primer beso, ¿estás feliz?

    Jessie no pudo menos que parpadear rápidamente durante unos momentos. James tenía veinticinco años (la misma edad que ella), no era nada feo y bastante simpático, tanto con personas como con pokemón, fuera de las actividades delictivas. ¿Cómo pudo no besar a una chica? A cualquiera le habría gustado tener a alguien como James

    Aunque, si se lo ponía a analizar con detenimiento, él jamás se había mostrado interesado por una chica (la fantasma del Pico de la Doncella no contaba). Siempre mantenía una especie de distancia con las mujeres. Era algo minúsculo y casi tan invisible como una barrera hecha por un Mr Mime, pero estaba presente. Con Jessie no se mostraba así y se sentía agradecida por ello, pero no podía avanzar más. Hasta ahí podía llegar.

    Si, estaba enamorada de James desde hacía tiempo atrás, no podía especificar con exactitud desde cuándo. Antes de conocer a los bobos, de eso estaba segura. El caso era que James no le daba margen para avanzar. Era como si tuviera una especie de trauma hacia las mujeres o algo así. Tal vez pudiera sacarle algo…

    —¿Lo dices en serio? —le dijo Jessie, apenas pudiendo contener la risa.

    —Genial, ríete ahora de mi. Dile a Meowth mañana, así también se burla.

    —No, no es eso, es que… no puedo creer que seas virgen a tu edad.

    James enrojeció aún más. Hasta las orejas parecían estar sonrojadas.

    —Bueno… nunca tuve oportunidades.

    —¿Cómo que no? Varias chicas intentaron salir contigo, al menos en el tiempo que llevamos viajando juntos. ¡Y las alejaste!

    —No tengo tiempo, menos ahora, para tener novia.

    —Bueno, no tiene que ser una novia, alguna relación de una sola noche…

    —No me quiero imaginar lo que me harían ustedes dos si me gasto el poco dinero que tenemos para invitar una cerveza a una chica o contratar a una prostituta.

    Jessie hizo una mueca.

    —Meowth usaría sus mejores golpes furia en tu cara mientras yo te reviento el estómago a patadas.

    James rió quedamente.

    —Por eso, no tengo ninguna posibilidad con las mujeres, no por ahora.

    Ambos quedaron en silencio durante un largo rato. Por la mente de Jessie se dibujaba una idea que tomaba forma a pasos agigantados… Tal vez hubiera una forma de estar con él, al fin y al cabo. No era precisamente lo que quería, pero podría ayudar

    —¿Y si somos amigos con derechos? —soltó de golpe, como quien no quiere la cosa.

    James giró la cabeza muy despacio hacia ella, como si no hubiese procesado del todo lo que Jessie le había dicho.

    —¿Qué?

    No, no se iba a echar atrás, claro que no. Ya había hecho la pregunta.

    —Amigos con derecho —repitió—. ¿No sabes lo que es?

    —No —confesó James.

    —Quiere decir que nosotros dos podemos tener sexo y seguir siendo amigos.

    James arqueó una ceja.

    —¿Eso se puede?

    —Claro que se puede. Sin compromisos, sin ataduras, sin escenas de celos, sin cambios, sin nada.

    James parpadeó, como si tuviera tierra en los ojos.

    —¿Por qué quieres hacerlo conmigo?

    Jessie se frotó los ojos con una mano.

    —James, desde que estoy en el equipo Rocket, he tenido muy poca…acción. Tengo mis necesidades como mujer y casi nunca puedo encontrar a alguien con quien tener sexo. Y ahora me puse a pensar: ¿Por qué no contigo? No sos feo, te conozco desde hace años y, de paso, te hago un favor al hacer que dejes de ser virgen.

    James se quedó en silencio durante un rato. Sostenía la cabeza de Meowth con una mano, mientras que con la otra tamborileaba los dedos sobre la tierra. Finalmente, despegó los labios.

    —Lo pensaré —dijo.

    —Está bien, toma tu tiempo.

    —Buenas noches, Jessie.

    —Buenas noches, James.

    Jessie apoyó la cabeza en el tronco. Tal vez las cosas fueran muy distintas a partir de ahora.

    Y vaya que lo serían.
     
    Última edición: 24 Julio 2017
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    Dr Kaos

    Dr Kaos Guest

    oooohhhh!!! un fic ambientado en la época de OS (al menos el primer capitulo...) *-* más aun centrado en los carismáticos y adorables villanos....

    *al doctor le sale todo lo nostalfag*

    de partida me pareció interesante que ambientaras el capitulo posteriormente al evento de "parras"... como no lo recordaba al detalle... decidí re darle una remirada.... maldita sea episodio buenísimo... XD no se qué entrenamiento era peor... si el del bobo o el del trió... (*-* insisto que siento que ahora aprecio mas estos capítulos que antes...) ok ya me salí de tema...


    Sobre el capitulo me gusto en general como lo planteaste... partiendo con una ya clásica escena del trió teniéndoselas que apañar con lo que tienen... algo "peleados" por el estado del gato con penas de amorsh... pero que de igual forma terminan reconciliándose fácilmente (y lagrimas de cocodrilo) como la gran hermandad que son... fue simple pero creo fue agradable ver como recreaste bien la escancia general TR en una corta escena....

    destaco la forma en que hilaste los sucesos... como nos presentaste el tema a tratar ante la resolución del drama amoroso de Meowth visto en el capítulo de la serie ...

    a modo personal... me hubiese gustado ver un poco del resentimiento que tiene el chimuelo por los Persian dado como terminaron las cosas XD...


    el que te basaras en un cap de OS por otro lado tuvo todo el pluss para tratar el shipp entre james y jessie... más aun siendo el único shipp con posibilidades de llegar algún buen puerto por esa época... (T_T y que jamas sucedería... o bueno para eso esta dengeki *-*)

    más aun como tocaste el tema de la "virginidad" de james... me sorprendió, pero teniendo en cuenta la mala experiencia que tuvo con jessiebell , es algo que se me hace totalmente creíble que el pobre tipo le sea difícil sociabilizar con las mujeres... (creo que hay un dialogo en la película 2 en que james afirma que ni él ni jessie tienden hablar de temas románticos....)

    por otro lado que sea Jessie la que tenga los sentimientos más definidos me parece perfecto (mas por esa faceta soñadora de ella) y, teniendo en cuenta las mil desilusiones que ha tenido en la vida... pues... T_T si lo veo posible que ella busque algo de amorsh... aunque sea solo por un simple trato...

    lo principal es que si se siente verdadero, mas aun porque los personajes se muestran tal cuales son... por lo que los sucesos para nada se sienten forzados...

    ya quiero ver el siguiente capitulo... para saber un poco más la dirección que tendrá la historia (además del conflicto obvio que será esta relación de amigos con privilegios)


    p.d: Plushy Berry mira!!! un fic rocketshipping!
     
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    Plushy

    Plushy PokéWriter Usuario VIP Comentarista destacado

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    ¿Saben qué es lo que más me gusta de poder comentar en un foro y no en una plataforma tan limitada como Fanfiction? Qué aquí si le puedo dar rienda suelta a la fangirlería... y es momento de sacar la artilleria pesada de Tumblr!
    ¿Alguien dijo Equipo Rocket?
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    Tengo dos problemas mayúsculos con este fic. El primero, es que es el único longfic que hay de ellos (en realidad existe otro, irónicamente está en DZ aunque no recuerdo el nombre del autor, pero terminó de forma abrupta con final abierto porque el autor ya no lo podía continuar) en español. El segundo, es que no lo escribí yo, y eso me deja muy mal parada como exponente del TRío en mi idioma.

    Por otro lado, esto me deja la vara bien en alto para cuando le de luz verde a mi proyecto que involucra a estos tres de protagonistas porque, sí eventualmente lo haré cuando termine mis proyectos actuales.

    Y ASÍ DOMINARÉ EL MUNDO MUAJAJAJA!!!
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    Independientemente de que ya comenté esto en FF, agradezco tener pésima memoria como para recordar por dónde iba mi línea de opinión. Además, ¿por qué no hacerlo de nuevo si tengo el poder de citar y la multimedia a mi favor? [​IMG]

    Vamos a ver qué observaciones fui haciendo que ni de eso me acuerdo, caray.

    Como observación, si bien "equipo" es una palabra de uso común, en este caso es parte del nombre de la organización; por tanto, Equipo Rocket se debe escribir siempre con mayúsculas.

    Este tipo de descripciones es lo que más me va agradando de la historia. No siempre se trata de meter personajes por fanservice y vénganos los santos likes (bueno, con ellos nunca se gana popularidad en este cochino fandom... ayy...) se trata de darles una nueva dimensión, de ver más allá de lo evidente y dejar en claro todas esas cosas que la serie sólo maneja de forma implícita. Porque el TR tiene un transfondo que lejos de dar risa, lastima. El de dos humanos y un pokémon que la han pasado muy mal y que su futuro lejos de verse claro, sólo se nubla más y más. Y, aun así, ellos no pierden la esperanza de que las cosas cambien.

    SHIROI ASHITA DA!!

    ¡Anda! No me venía el ímpetu roketto así desde que empezó la temporada de Alola. Ah, mis bebés!!
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    Creo que mejor hubiese citado una escena de más adelante pero es que... OMG los tres están super IC y me encanta cuando James es todo tan tiernito y amable y.... sasagfsafsasgfasgasa amo a mi husbando <3333333
    ¿No lo tienen envuelto en papel celofán para llevar?
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    Una vez más, el como quedan remarcadas sus carencias es genial, es lo que te hace recordar que de todo el casting son los personajes más humanos y por los que más fácilmente se puede sentir simpatía... y, a veces, hasta sentirse identificado con ellos.
    Yo no me limito a dar abrazos 7w7
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    My b8 <3333333333333 xoxo
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    Esto fue como....... un viaje a mis inicios en internet cuando comencé con la comunidad rocket, de quien quedo como único sobreviviente activo en el fandom. Me acuerdo cuando nos la pasábamos discutiendo y haciendo análisis por horas y precisamente los temas de la sexualidad era donde más divergencia había. Con James teníamos casi la certeza de que el pobre era más virgen que el aceite de oliva. Con Jessie era donde más intenso se ponía el debate. Pero, sinceramente no recuerdo si alguna vez se vió esa optica de que James poseyera un trauma a causa de lo que le pasó con Jessiebell, más aún cuando en aquel entonces todavía no se revelaba lo que pasó en DP donde se cuenta que a James le gustó a primera vista. Entonces leo esto y es como: ¡Mis headcanons, estúpida! AAAAHHHH PLS SEND HELP!!!!
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    Me robo el headcanon AND I DON'T CARE [​IMG]

    ODIO tener un mínimo de dignidad como autora como para no haberme escrito uno de esos self insert en donde le de rienda suelta a la imaginación ¬¬

    Igual es sólo porque a James me lo imagino medio reservado en esas situaciones e igual no habría nada digno de contar... salvo que se le salga lo trap... ah pero no fuera Harley con sus joterías y eh... mejor ahí le dejo...

    No sé si estés tomando el viejo canon del tec pokémon y la banda de ciclistas o directamente estés usando el del días de entrenamiento... o si quiera si esto importe en la historia, pero sería lindo que más adelante se toque ese aspecto de cómo la relación fue mutando de compañerismo a algo más.

    Y bueno, es hora de recuperar la seriedad e irme a otros trabajos a comentar....
    ....
    ....
    Nah, qué seriedad, ya quedé fangirl por el resto del día *explota*
    MY BODY IS READY
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    Justo iba a etiquetar a la jefa Pl0ch0 pero se me adelantaron... y sí, tuvo la reacción que yo me esperaba, precisamente xD

    Es bonito ver que aún quedan fanfics RocketShipping... si bien me molesta un poquito que se retroceda tanto hasta la temporada 1 (A diferencia de mi compatriota Dr. Kaos... soy casi inmune a la nostalgia. Red y sus fans más "ultras" me valen tres hectáreas de PokéVerga, por dar un ejemplo), creo que es un elemento casi necesario si es tu primer escrito dedicado al Team Rocket xP. A menos claro que seas una enciclopedia viviente de las ocurrencias de los Rocket, como una tal Lillie xD.

    Pero por lo general, no puedo decir nada que no te hayan dicho los de arriba, salvo que está bien hecho y que espero JAMÁS lo abandones... ¡Complétalo, nena! :D

    Nos vemos en otra, y si quieres, puedes pasarte por algun fanfic de mi firmita xP

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    Siletek

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    Soy inocente de tu lado más culpable
    Pero el culpable de tu lado más caliente

    La parte de adelante
    Los Fabulosos Cadillacs
    Capitulo dos

    La decisión

    James fue el primero en despertarse a causa los primeros rayos del sol, que caían de forma directa sobre su rostro, colándose entre las nubes grises, y fue a despertar a sus compañeros. Medio dormidos, se lavaron la cara en un arroyo cercano y se repartieron las galletas de jengibre a modo de desayuno. Aún les quedaban las latas de comida pokemón, pero no querían llegar a esos extremos.

    —Hay que buscar a esos bobos —gruñó Jessie, mientras acomodaba las cosas en el globo de manera brusca.

    —Yo estoy más preocupado por la comida —Meowth sostenía una lata de comida pokemón en cada pata y las sopesaba con lentitud.

    Jessie se giró hacia él, un poco enojada. Siempre estaba enojada o deprimida cuando la comida escaseaba y, desgraciadamente, eso estaba pasando con mucha frecuencia

    —¿Cómo podemos ir a buscar comida y a los bobos a la vez? —espetó ella —. A menos que le robemos las mochilas con la comida, además de a Pikachu—su tono cambió a uno más pensativo—. Aunque no sería mala idea. El bobo adolescente siempre tiene comida.

    James, quien estaba viendo un mapa de la zona, negó con la cabeza.

    —No creo que sea necesario. Vayamos al pueblo más cercano y vemos que conseguimos ahí. Los bobos tienen que parar a comprar provisiones y curar a sus pokemons en algún momento de su viaje, ¿verdad?.

    —Ellos van caminando y nosotros en el globo, así que llegaremos mucho antes —razonó Meowth, dejando las latas en el suelo.

    —Les llevaremos medio día de ventaja, o tal vez más, dependiendo del viento y el clima —murmuró Jessie, ya dibujando una sonrisa de triunfo en su rostro—. Pues bien, ¡a toda marcha!

    Tenían suficiente combustible para viajar varias horas seguidas y el pueblo no estaba tan lejos para quien tuviera un medio de transporte así que, con los ánimos renovados, inflaron el globo con ayuda de un ventilador y un pequeño generador eléctrico (recargado gracias a los constantes Impactruenos de Pikachu), lo calentaron con el quemador y ascendieron hacia el deprimente cielo matutino sin problemas.

    A pesar de la escasez de alimentos, el buen humor de Jessie contagió a los varones del equipo. Se turnaban para manejar el globo y mirar el suelo a través de los prismáticos en busca de algo interesante, pero solo veían a los árboles agitando sus hojas y algún que otro pokemón que carecía completamente de interés para ellos. James pensó por un momento que podría arriesgarse a atrapar un Pidgey o un Weedle, pero se sacudió la idea de encima con la misma rapidez con la que surgió. ¿Qué les daría de comer? A duras penas les alcanzaba para ellos y a los pokemón que tenían como para tener otra boca que alimentar. Con dos pokemón (tres contando a Meowth) y dos personas en el equipo era más que suficiente. Tal vez algún día podría aspirar a atrapar a algún pokemón más, pero no sería hoy ni mañana. Tal vez nunca.

    Después de tres horas de viaje, vislumbraron entre los arboles las tejas de algunas casas, señal de que estaban acercándose a un pueblo. Una ciudad les habría venido mejor, pero era mejor que pasar otra noche en el bosque pasando frío.

    —Bueno, ese lugar debe tener al menos un almacén —razonó Meowth, usando sus prismáticos—. Podemos saquearlo esta noche y usar lo que robemos para armar un puesto de comida. Así podremos construir algunas máquinas.

    —Es lo mejor que podemos hacer, sería un error adelantarnos demasiado a los bobos y perderles el rastro —le dio la razón Jessie, bajando los prismáticos.

    —Pero primero hay que echarle un vistazo al lugar, para saber si vale la pena —razonó James.

    Aterrizaron el globo a un kilometro del pueblo, lo escondieron con ayuda de ramas caídas y hojas y se abrieron camino por el bosque hasta llegar a la civilización.

    Pueblo Morado no llegaba ni a los quinientos habitantes, al juzgar por un cartel viejo y de letras borrosas que encontraron. Ni siquiera tenían un centro Pokemón; el más cercano se encontraba a unos veinte kilómetros. Una poketienda, un hospital, una posada, un almacén, unas pocas decenas de casas hechas de madera y ladrillo y no mucho más. Al fin y al cabo, solo era un lugar de paso hacia Ciudad Neón, un lugar mucho más grande y llamativo, conocido por sus casinos y espectáculos. Para llegar allí desde Pueblo Morado había que cruzar un pequeño lago y un desierto.

    —Esto es lo que mantiene vivo a este pueblo —decía James mientras caminaban por las calles y miraba a su alrededor —. Este es el poblado más cercano a Ciudad Neón y se tarda día y medio en llegar a pie desde aquí. Todos tienen que parar en el pueblo para comprar provisiones y descansar.

    El estómago de Meowth gruñó con fuerza.

    —Tenemos que conseguir comida y rápido —los apuró el felino —. Preferentemente algo que no sean esas galletas de jengibre con sabor a cartón viejo.

    —Claro que sabían a cartón, estaban vencidas —respondió James—. Si no morimos de hambre, vamos a morir intoxicados.

    Jessie paró en seco en medio de la acera. Los otros dos la imitaron

    —Miren hacia allí —señaló, al otro lado de la calle, entusiasmada. Los otros dos miraron hacia donde apuntaba.

    Era una posada de dos pisos de altura, vieja y destartalada, como si no le hubiesen dado mantenimiento desde la inauguración, cuando las calles todavía eran de tierra y piedra. Daba la impresión de que podría venirse abajo en el próximo temporal que castigara al pueblo. Al lado de la puerta, clavado en la pared, yacía un tosco cartel que rezaba: “Se necesitan empleados”

    —Bueno, no creo que tengamos que robar nada, al fin y al cabo —comentó James, intentando que no se notara el alivio en su voz.

    —Un par de días bastarán para poder conseguir provisiones para el viaje —sonrió Jessie, ya cruzando la calle para entrar a la posada. Los otros dos tuvieron que apresurarse para alcanzarla.

    El interior no estaba mucho mejor que el exterior. El lugar era oscuro, con más de la mitad de las lámparas de pared apagadas, como si los focos estuvieran quemados. Solo habían cinco mesas, pequeñas, viejas y desvencijadas, las cuales dos estaban ocupadas por un par de entrenadores jóvenes que estaban desayunando té y arroz cerca de una ventana cuya parte había sido reemplazada con un tablón de conglomerado. La recepción estaba en el lado opuesto donde se encontraban las mesas. Detrás de ella, había una puerta que probablemente daba a la cocina.

    Los tres se dirigieron al mostrador y Jessie tocó tres veces el timbre que estaba sobre la madera. Al ver que nadie aparecía, tocó otras tres veces, con impaciencia.

    De la puerta apareció una mujer de unos cuarenta y cinco años o tal vez cincuenta, de baja estatura. Su cabello negro, atado en un elegante rodete, ya se estaba tornando blanco, como un tronco azabache salpicado de nieve. Vestía una yukata negra decorada con dibujos de flores de cerezo y un cinturón rojo. La mujer los miró con sus pequeños ojos verdes y les sonrió de manera cálida.

    —Buenos días, ¿en que los puedo ayudar? —preguntó la mujer, con voz suave.

    —Buenos días —dijo James de manera atropellada, mientras inclinaba la cabeza de tal modo que casi chocó la frente contra el mostrador. De toda la vida había sentido mucho respeto por las personas mayores—. Yo soy James y ella es Jessie. Vimos el cartel en la entrada que decía que necesitaban empleados.

    —Yo soy Momoko, la dueña de la posada. Y sí, estoy buscando empleados con muchas ganas de trabajar —respondió ella.

    —Pero solo podremos trabajar un par de días. Tenemos que seguir camino hasta Ciudad Neón. ¿Le sirve igual?

    —Toda ayuda es bien recibida, joven.

    —Y todo dinero es bien recibido, señora Momoko —agregó Meowth, desde el suelo.

    —¿Quién dijo eso? —pregunto la mujer, sorprendida, ya que no podía ver al felino desde su posición por culpa del mostrador

    Meowth se trepó con rapidez a la espalda de James para hacerse ver.

    —Yo lo dije —le respondió, con la cabecita asomando desde el hombro de su compañero

    La mujer juntó las manos y lo miró con tal asombro que parecía que había visto a un pokemón legendario, como Moltres o Articuno.

    —¡Pero qué maravilla! ¡Un Meowth que habla como humano!

    —La verdadera maravilla es que se calle —comentó Jessie por lo bajo, ganándose una fugaz mirada de odio de parte del felino.

    —Y no es lo único que puedo hacer. Sé cocinar, trapear y lo que usted quiera —soltó Meowth con un tono arrogante, pero aún así amistoso.

    —No digan más. Los tres están contratados. Pasen a la cocina, por favor. Es por aquí —les dijo, mientras se daba media vuelta y entraba por la puerta por la cual había aparecido.
    ...

    El Equipo Rocket y Momoko discutieron los detalles del trabajo en la pequeña cocina. Apenas disponía de cuatro hornallas, una pileta, una arrocera, una tostadora, un refrigerador, una alacena, unos canastos con verduras, un aparador viejo donde se guardaban los platos y los cubiertos, una larga y desgastada mesa de madera y dos sillas. Era obvio que Momoko no tenía empleados que la ayudaran a mantener en pie la posada y hacía bastante tiempo que había contratado al último.

    Meowth se encargaría de la cocina, James de la limpieza y Jessie de atender a las personas del comedor. Momoko se encargaría del mostrador y de supervisar a los otros. Podían comer en la cocina y dormir en una de las habitaciones y cobrarían mil yenes cada uno por cada día de trabajo. No era mucho, pero bastaba para comprar provisiones y tal vez hasta sobrara un poco, si eran cuidadosos.

    El cuarto que les asignaron era pequeño, pero les pareció un lujo. Contaba con una mesa, dos sillas, un armario donde se guardaban los futones, una cajonera y dos mesas de luz. Incluso tenía una chimenea,lo que le venía bien, estando en medio del invierno. Dentro del ropero, estaban las yukatas blancas a rayas azules que Jessie y James usarían como uniformes. No había ninguno para Meowth, pero el felino se las arregló para conseguir un gorro de cocinero.

    El trabajo de por si era sencillo, pero a James le tocó el trabajo más duro. No solo tuvo que limpiar los pisos y los muebles, sino que tuvo que arreglar las goteras en los techos, cambiar las lamparitas rotas por otras funcionales, destapar algún que otro inodoro, cortar leña y otros trabajos extra que él no tenía planeado hacer. James planeaba protestar, hasta que llegó la hora del almuerzo y se encontró con que Meowth había preparado arroz con curry para los tres. Eso hizo que se le bajara el enojo y comiera bien por primera vez en semanas, al igual que sus compañeros.

    Pero en esos momentos era donde James podía pensar con más tranquilidad sobre la propuesta de Jessie sin que lo molestaran. Si, él sentía cosas hacia ella desde hacía años, pero tenía miedo, mucho miedo. Jessie podría burlarse de él y rechazarlo si llegara a confesarle sus sentimientos. O podría transformarse en un monstruo horrible, como Jessebelle, la chica que lo había empujado a escaparse de casa con tan solo ocho años por lo insoportable que era con el tema de los modales, la alta sociedad y Dios sabe que más. Estar con ella era un equivalente a casarse con su madre y seguir siendo manipulado como si fuera un títere de trapo.

    Esa única experiencia con una chica lo habían transformado en una persona asexual, con un nulo interés al romanticismo, hasta que conoció a Jessie. Físicamente se parecía a Jessebelle (exceptuando que Jessie tenía la voz más gruesa y sus ojos eran azules, no verdes), pero con una personalidad tan distinta que ni siquiera pensaba en ese detalle cuando la miraba.

    Si aceptaba la propuesta de Jessie, tal vez podría romper esa barrera hecha a base de traumas infantiles y poder conquistarla. Tal vez…

    Cuando terminaron la jornada, hacía horas que la noche había caído sobre ellos. Los tres se habían dado un buen baño y ya estaban con el pijama puesto, listos para ir a dormir.

    James abrió el armario y sacó el futón blanco. Se quedó de piedra, observándolo.

    —¿Qué pasa, James? —preguntó Jessie, con indiferencia, mientras se miraba al espejo.

    —Nada, solo que… solo hay un futón de dos plazas, Jessie.

    —Oh —Jessie lo miró como si no comprendiera el dilema de James—. ¿Y qué con eso?

    Meowth soltó una risita burlona.

    —Momoko debió pensar que ustedes dos son una parejita de novios, como Nidorino y Nidorina.

    —¿Eh? ¿De qué hablas, Meowth?

    —Si vas a quedarte ahí parado como un idiota, dame el futón —Jessie le arrancó el futón de las manos y lo arrastró hasta el centro de la habitación.

    —¿Y dónde está mi futón? —preguntó Meowth, asomando su cabeza en el ropero y buscando en su interior.

    —Creo que es este —Jessie señaló una canasta de mimbre con una almohada a modo de colchón y una sábana en el rincón de la habitación.

    Meowth se cruzó de brazos, muy ofendido

    —¿Pero quién se habrá creído que soy? —exclamó

    —¿Un pokemón? —aventuró Jessie, con una media sonrisa burlona.

    Meowth soltó un gruñido y miró por la ventana. El cielo estaba cálido, despejado y con una hermosa luna. Era cuarto menguante, pero de todos modos quería verla.

    —Sigues siendo hermosa, a pesar de que vas a desaparecer —murmuró Meowth, mientras abría la ventana.

    —¿Qué vas a hacer? —preguntó James. Pensaba que a Meowth solo le gustaba la luna cuando era llena.

    —Voy a observar la luna, por supuesto —respondió, como si le preguntaran si su amuleto era real.

    —Ah, no —dijo Jessie, con las manos en las caderas —. Vas a pasarte toda la noche cantando a la luna, vas a quemar el desayuno y nos van a despedir por tu culpa.

    —No voy a quemar el desayuno. Voy a subirme al techo y voy a cantarle a la luna como un Meowth decente, ya que quieren que me comporte como un pokemón. Que tengan buenas noches —agregó de manera brusca y salió por la ventana de un salto.

    Jessie hizo además de seguirlo, pero James la tomó de los hombros.

    —Déjalo. Yo mismo lo voy a ir a buscar más tarde, no te preocupes.

    —O volverá cuando los vecinos lo agarren a pedradas. —Suspiró—. Bueno, me da igual.

    Jessie se acostó en el futón, pero James no lo hizo. Se acercó a la ventana abierta y se sentó en el marco. Desde donde estaban se podía ver el lago, totalmente inmóvil, a excepción del salto de algún Goldeen. No podía ver la otra orilla, pero sabía que el desierto cruel los esperaba del otro lado, con todos los peligros para quien osara atravesarlo.

    —¿No tienes sueño, James? Ya ven a dormir —le dijo Jessie.

    —No mucho —respondió —. Solo quiero ver el paisaje un rato antes de acostarme, es todo.

    —Bueno, pero date prisa o te voy a arrastrar para que te duermas.

    James le dedicó una sonrisita y volvió a mirar el lago. Podía escuchar la voz de Meowth, cantando hacia la luna que tanto amaba. Inclinó la cabeza para escuchar mejor.


    Tantas veces fuimos corriendo

    Por el bosque bajo las lluvias de enero

    He vivido varias vidas en un día

    Vidas que duran una brisa

    No te rías de mí

    No me mires así



    A Meowth le gustaba mucho cantar, sobre todo en luna llena. Este no era el caso, pero Meowth era amante de la música y para él cualquier ocasión era buena. Normalmente lo que cantaba reflejaba su estado de ánimo. Pero no sabría decir como estaba. ¿Melancólico? Tal vez. Por lo menos su tono lento lo reflejaba así.

    Giró la cabeza y vio a Jessie tendida en el futón blanco, haciendo resaltar su largo cabello rojo. ¿La propuesta seguía en pie? Tenía mucho miedo. Casi prefería estar en una piscina con un montón de Pikachus enojados antes que hablarle de eso, pero al mismo tiempo quería saberlo.

    —James, en serio, no te desveles —le dijo Jessie.

    —En un momento…—tomó aire—- . Jessie…

    —¿Si?

    —Sobre lo que me dijiste anoche… ¿Era cierto, verdad? Ya sabes… lo de amigos con derecho

    Jessie se sonrojó ligeramente y se removió en su futón.

    —Sí, ¿por qué?

    —Quería saber si… si… si sigue en pie.

    Jessie sonrió, mucho más segura de si misma.

    —Si. ¿Acaso quieres…?

    —Sí.

    No tengo vergüenza de admitir que fangirlee como nunca los comentarios que he recibido y por eso publiqué el capítulo antes de lo previsto. ¡Muchas gracias por los comentarios!

    Kaos: Tenía que haber aclarado que era de la primera temporada y desde que capítulo lo estaba agarrando. Mala mía, lo siento.

    Intento hacerlo lo más IC que puedo, y se me complica mucho en ocasiones, así que siéntase libre de corregir mis carencias si llega a ver alguna, ¿si?

    Plushy; Gracias por fangirlear a gusto aquí, de verdad. Resaltas y analizas cosas de mi historia de una manera que me encanta, así puedo fortalecer puntos débiles.

    En lo de los cánones de la serie... no planteaba contarlos porque para mi no me interesa. Tal vez lo ponga, pero no lo sé...

    Nathan: Lo he tomado de la primera temporada por el simple hecho de que quiero dar la sensación de los personajes están creciendo, no por nostalgia ni mucho menos. Además, es la temporada con la que más me siento cómoda.

    Respecto a la canción…. En realidad no me siento cómoda usando canciones reales y ando un poquito paranoica por el Copyright, así que yo agarro una letra que me gusta y la modifico un poco. La de este capítulo está basada en una llamada Bedshaped, de Keane.

    Pregunta: ¿es molesto que ponga frases de canciones al principio o que haya lírica? Es solo curiosidad.

    ¡Hasta la próxima!
     
    Última edición: 19 Agosto 2017
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    ¡Oooooh! ¡Ese final! Al fin James deja de ser virgen :V jeje... o al menos eso creo n__nU. Sé que está prohibido poner cosas explícitas en el foro, pero igual hay que dejar volar la imaginación :P. Y eres bastante sutil... mucho más que yo xD

    Por lo demás, el episodio me parece muy respetuoso del canon animé, en cuanto a ubicaciones geográficas y ritmo de viaje. Se nota que has investigado bien los episodios, eh -w-U. A veces eso es medio complicado OwOU. Suele pasar

    Pero igual, me gusta ese lado romántico y medio "slice of life" que le das al TRío... aún si hay muy pocas menciones a los Pokémon que no sean Meowth. Aunque Jessie tiene razón en que a Meowth le debería tocar dormir en una canastita de mimbre. Y no por eso lo están "tratando mal" xD. Ay, Meowth, no te nos pongas finoli (delicado xD)

    En cuanto a escritura... pues tu redacción y ortografía están buenas :P. Sigue así...

    Nos vemos en otra :V
     
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    El que no sufre no aprende
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    Romance/Amor
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    2227
    Voy a apagar,
    los teléfonos, la luz.
    Va a comenzar,
    este festival de los cuerpos, de los besos hambrientos

    Llueve
    Ella es tan Cargosa.
    Capítulo tres

    El acto.

    Durante casi un minuto, ellos se quedaron en la misma posición, incómodos. No podían seguir así más tiempo, así que Jessie tomó la iniciativa, sentándose en el futón.

    —¿Qué esperas? —le dijo—. Ven aquí si es que tienes tantas ganas como dices. No me tengas miedo.

    James se acercó a ella a pasos lentos, dubitativos, y se puso de rodillas sobre el futón. A Jessie le dio ternura verlo así, como si fuera un niño.

    —No sé qué hacer—confesó el hombre, avergonzado—. ¿Y si lo hago mal? ¿Y si me odias después de esto?

    Jessie le puso una mano en el hombro, intentando tranquilizarlo. Podía sentir su agitada respiración.

    —Todo va a salir bien y no vamos a hacer nada que tú no quieras, ¿está bien? No hay nada que temer

    —¿No se supone que el hombre debe decir eso? —dijo, casi con tono de reproche, más para sí mismo que para ella.

    —En este caso no, ya que no tienes experiencia alguna. Tú quédate tranquilo y deja todo en mis manos.

    Jessie se puso de rodillas para estar a la misma altura que él. Extendió la mano hacia James y le desabotonó el pijama, con delicadeza. Lo deslizó por sus hombros, mientras admiraba el cuerpo de su compañero. Era bastante delgado, sin vello en el cuerpo y carecía de los abdominales que solían enloquecer a las chicas, pero a Jessie no le importó. Para ella estaba bien.

    Acostó a James en el futón, empujándolo lentamente de los hombros. Se subió encima de él y movió sus caderas contra la entrepierna de James, mientras lo besaba en los labios. El hombre soltó un gemido que a duras penas pudo reprimir y cerró con fuerza los puños. No pasó mucho tiempo antes de que ella comenzara a sentir algo duro entre sus piernas.

    Ella siguió besándolo, cada vez más y más abajo, pasando por su pecho y por su estómago hasta llegar al elástico de su pantalón. Ella levantó la cabeza para mirarlo. Tenía los ojos cerrados, la boca entreabierta y con el rostro cubierto de sudor.

    —¿Quieres seguir? —le preguntó, rogando que la respuesta fuera un sí. Temía que su compañero se echara atrás

    James asintió con rapidez, casi sin poder hablar. Y para Jessie fue suficiente para poder continuar.

    Sintió no sólo como una parte de su cuerpo quedaba al descubierto, también lo hacía su “alma”. Pero, por contrario a lo que alguna vez se imaginó, no se sintió del todo desvalido e indefenso ante una situación a la no podría hacerle frente. Quizá porque la mirada que Jessie le clavaba le hacía sentir que todo iba a estar bien.

    Y vaya que comenzó a sentirse bien…

    Arqueó la espalda sin poder evitar lanzar ese gemido. Era una sensación nueva para él y era obvio que no esperaba que se sintiese de ese modo. Tenía toda la certeza de que Jessie sabía perfectamente lo que hacía; aquello no sólo aumentaba su seguridad, sino que hacía que la gustara más. Borró la sonrisa de su rostro en el momento que dejó de sentir aquello tan placentero.

    —¿Q-que? —James pareció volver en si, como si su mente hubiese estado a muchos kilómetros de la posada —¿Por qué paraste?

    —Vamos, no creerás que serás el único en sentir placer —lo retó Jessie, limpiándose la boca con el dorso de la mano.

    Entonces, ella se despojó del camisón rosa que llevaba, quedando su cuerpo completamente al descubierto, ya que ella no solía usar ropa interior antes de dormir. Los ojos de James se abrieron de forma desmesurada ya que el “singular” paisaje frente a él le era una maravilla desconocida más allá de lo poco que había vista en revistas y una que otra película

    —¿Quieres tocar, verdad? Adelante, James, que yo no muerdo —lo invitó Jessie, con una sonrisa sensual.

    Ante la pregunta, el pobre se quedó sin aliento. Una parte de él se sentía sucio… la otra, no deseaba decepcionarla. Estiró su mano lentamente y, como un ciego ante la incertidumbre de no saber qué es lo que iba a tocar, comenzó a recorrer sus formas; tanteando, lentamente. Paró en seco al escuchar un gemido bajo y entrecortado.

    —¿Estás bien? ¿Te lastimé? —James la miró, asustado por las reacciones de Jessie, reacciones que jamás había visto.

    —Muy bien. No pares —apenas pudo pronunciar. Cielos, ¡llevaba meses esperando a volver a sentir algo similar!

    Sus palabras le hicieron recuperar la confianza en sí mismo. Esta vez ya no acercó su mano temeroso a quemarse con el fuego de lo ‘prohibido’. Su caricia fue suave pero firme, de manera rítmica y constante. Se sintió tan valiente que, sin importarle nada, se acercó a ella y le dio un beso en los labios.

    Ella sabía que aquel beso era torpe, infantil; lo normal de quien lo hace por primera vez. Le hizo recordar lo nerviosa que estaba la primera vez que besó a ese chico en su temprana adolescencia, pero aquella imagen se difuminó rápido de su mente. Era un momento especial con James, con ese inocente chico al que tanto quería, aunque fuese a su muy particular modo. Le correspondió completamente excitada. Rara vez dejaba ver sus sentimientos. En aquel beso se lo mostró todo de golpe ya que nunca había imaginado que lo tendría de esa manera.

    Lo empujó hacia el futón y se subió encima de él, besándolo con más furia y metiendo su lengua dentro de la boca de James, quien no hacía otra cosa que intentar seguirle el ritmo. Luego, ella se enderezó y se acomodó en las caderas de James, para poder sentirlo en su interior.

    Lo hizo despacio, poco a poco, para poder acostumbrarse a la sensación. James la miraba, idiotizado, como un niño al que le estaba quebrando la inocencia.

    —Jessie… —gemía, casi de manera febril y con los puños cerrados. Y eso que todavía faltaba lo mejor.

    Jessie estaba lista, con aquella sensación en su interior que la hacía destellar de felicidad. Sus movimientos eran lentos al principio, pero escucharlo gemir le hacía perder el control. Comenzó a moverse tan rápido como el frenesí de su compañero, arañando su pecho.

    James simplemente no podía con aquello, ni quiera se sentía digno de tanta felicidad. Pero la realidad era que deseaba más, quería ser egoísta por una vez en la vida. Tomó a Jessie de las caderas para poder ir más rápido. Y ella, obviamente, no se negó. Si lo hacía por ella o por él, poco importaba en ese momento de tanta dicha y pasión. Comenzó a acariciar su propio cuerpo hasta que sintió ese fuego en su interior.

    Aunque, al hacerlo, no fue con una sonrisa de plena satisfacción. Sabía que era la primera vez de James y, por tanto, que no sabía cómo poder aguantar tanto. El problema eran los años de experiencia que ella cargaba consigo los que le pedían más.

    James podía ser ingenuo, pero hasta él sabía cuál era el problema.

    —¿Qué pasa, Jessie? ¿No te gustó? ¿Hice algo mal? —preguntó James, levantando un poco la cabeza

    —No, no es eso —se apresuró a decir, aún con el fuego en su vientre—. Solo que… necesito más, James.

    —Lo… Lo siento. Yo no quería… — comenzó a balbucear James, en un torpe intento de pedir disculpas.

    El poco coraje que sintió se le fue al verlo como un cachorro de pokémon pidiendo disculpas por algo que no era su culpa. Con todo y que el instinto maternal le molestara en ese instante.

    —Está bien —ella se bajó de encima de James y se quedó sentada sobre el futón, acomodándose el cabello.

    —No, no lo está, Jessie —la interrumpió. Parecía estar decidido en continuar hasta el final, con los dos satisfechos.

    James se arrastró hacia ella, algo inseguro. Extendió las manos hacia las rodillas de Jessie y le separó las piernas. Ella supo de inmediato lo que iba a hacer.

    —James… no tienes por qué hacerlo si no quieres —dijo Jessie, a pesar de que estaba a la expectativa

    —Quiero hacerlo, ¿acaso tú no? —preguntó James tímidamente, con el rostro confundido y a la vez asustado.

    La idea de la lengua de James, lamiendo su interior, hizo que le temblaran las rodillas. Claro que quería, se moría de ganas

    —Solo si estás seguro —dijo, apenas conteniendo su excitación, que hacía que se excitara cada vez más.

    James asintió con una sonrisita pícara que nunca se imaginó ver en su rostro. Creyó que posiblemente llevaba mucho tiempo subestimándolo, sin haberle dado la oportunidad de dejar mostrarle de qué era capaz. Aunque, en ese instante, quedó bastante sorprendida de que lo que estaba haciendo… ¡¿Quién lo iba a imaginar?! Pequeño pillo, si que se lo tenía bien guardado.

    La revelación de que su compañero tenía una habilidad más allá de abrir candados con pasadores o descifrar códigos con algún aparato que ella ni sabía encender fue lo que la hizo enloquecer. Terminó con la respiración entrecortada y un evidente sonrojo en sus mejillas, igual que el de su compañero al separarse de su cuerpo.

    —¿Te gustó, Jessie? —le preguntó James, mientras levantaba la cabeza y se relamía los labios cubiertos de sus jugos vaginales.

    —Si, James, me encantó… ¿Cómo se te ocurrió lo último? Creí que eras virgen —preguntó Jessie

    James enrojeció como un tomate y evitó su mirada, como si fuera un niño pillado en una travesura.

    —Si que lo era. Lo vi en n una revista que encontré hace mucho —admitió, rascándose la cabeza.

    Jessie soltó una risotada y se levantó con dificultad, yendo hacia el ropero y revisando los cajones.

    —Voy a darme un baño, James —anunció, mientras se ponía una bata—. ¿Vienes? —lo invitó ella.

    James negó con la cabeza. Si iban al baño juntos, tal vez hubiera una posibilidad de hacerlo de vuelta y los terminarían echando por indecentes.

    —No, voy a bajar a Meowth del techo antes de que se duerma. Más tarde voy —se excusó James.

    —Está bien —Jessie le dio una última mirada y salió de la habitación, canturreando en voz muy baja.

    James se puso el pijama y salió por la ventana. No le fue difícil treparse a las tejas y subirse al techo, donde Meowth todavía estaba allí, cantándole a la luna. Esta era diferente, no solo por la letra, sino porque tenía una guitarra:


    Cuéntame una historia

    Donde todo haya cambiado

    Donde hayamos permanecido juntos

    Y no comportándonos como extraños


    No perdí la razón

    Solo la he regalado

    No quería que me vieras llorar

    Y no tenías tiempo para esperar

    Así que despacio me fui caminando


    Ahora que James lo pensaba, la mayoría de las canciones que tocaba Meowth eran tristes. Se preguntó si había algo doloroso que guardaba en su interior o simplemente le gustaban ese tipo de canciones.

    —Meowth, ya es hora de que bajes —le dijo, preguntándose si había ido caminando hasta el globo para buscar su instrumento.

    —Un rato más —se quejó el felino, dejando de cantar, pero aún sacándole tristes acordes a la guitarra.

    —Ya escuchaste a Jessie: no te desveles o vas a provocar un incendio mañana —le advirtió James

    —Uff, si que eres aguafiestas —gruñó, parando de tocar. Al levantarse, frunció el ceño y olfateó el aire. Luego, miró a James y abrió los ojos como platos—. Ese olor…

    James lo miró, confundido. Olvidaba constantemente que Meowth era un pokemón y podía percibir esa clase de olores, a pesar de no tener una nariz visible.

    —Yo no huelo nada —dijo James, haciéndose el tonto.

    —Claro que sí. Viene de ti. Y huele a… a —Meowth paró bien las orejas y retrocedió un paso—. ¿Tuviste sexo con Jessie?

    —¿Qué? ¿Qué estás diciendo, Meowth?

    —Si, lo sabía, sabía que esto iba a pasar algún día, pero nunca imaginé que fuera ahora.

    —Espera, espera, espera. ¿Cómo que lo sabías?

    Meowth mostró una sonrisa casi maliciosa.

    —Era obvio que iba a pasar algo entre ustedes, pero vaya que se tardaron. Felicidades a los dos.

    James sacudió la cabeza. Ojalá tuviera razón

    —No somos pareja, Meowth, si eso es lo que piensas.

    Ahora le tocó al felino estar confundido. Torció la cabeza y sus orejas se movieron hacia debajo de manera casi millimetrica.

    —Pero ustedes… tuvieron relaciones y eso tiene un significado

    —Más tarde te explico, ¿ahora te vas a bajar o no?

    —Bueno, bueno, ya, no te pongas así

    Los dos bajaron por el techo y se metieron de vuelta por la ventana. Jessie aún no había llegado. James se acostó en el futón y Meowth, después de dudar un momento, se acostó en la canasta. Mañana sería un día largo.

    Tengo que dar gracias a Plushy Berry por ayudarme en la parte... cachonda. No me baneen, por favor (?)

    Nathan: es difícil escribir siguiendo el canon, pero hago un esfuerzo para que sea coherente. Y a Meowth es obvio que no le gusten que lo traten como pokemón corriente.

    La canción de este capítulo está basada en No Regrets, de Robbie Williams.

    Voy a intentar publicar todos los sábados, de ser posible. Un beso enorme a todos
     
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    ¿De veras le pediste a Plushy Berry que te ayudara con la parte semi-porno del episodio? 0-0... Uuuhhh, ya me imagino su reacción xD

    [​IMG]

    Eso de que Jessie ya tenía experiencia... me imagino que ha sido por una seguidilla de "novios" que se acostaron con ella y luego... si te he visto, no me acuerdo n_nU. Aunque en lo personal me la creo totalmente capaz de vender su cuerpo desde temprana edad para sobrevivir, debido a que quedó huérfana desde pequeña. O quizás incluso sin la necesidad... xD

    Okey, le paro antes de que las dos me peguen con un bate con clavos :'V. En general el episodio está bien escrito y tiene la sutileza necesaria... pasando como todo un ninja por debajo del radar de la puta censura -u-. Me encantó ;)

    Meowth pillando a James y mostrando complicidad a full me pareció divertido también :) a ver qué otras cosas suceden entre esos tres.

    Y seh, sé que seguir el canon animé y escribir guiándose por este es más complicado que un crucigrama en sánscrito xD... pero lo de Meowth lo tiré como comentario y no como crítica xP jeje. Eso sí... recuerdo que leí por ahí que un empleado de producción del animé contó que, en su primera aparición, Jessie y James contaban con apenas 17 años de edad. Pero tú les diste una edad de 25... ¿Por qué? 030. Solo pregunto si sabías lo de los 17 (y por ende, lo alteraste adrede) o solo les pusiste una edad arbitraria xP. No voy a criticar tu decisión owo

    Ahora a esperar la conti xP. Nos vemos nwn
     
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    El que no sufre no aprende
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
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    Sed y sol,
    sal y sudor,
    olor a soledad.
    Paisajes quemantes
    debo atravesar.

    Desiertos Mares
    Edgar Ruciles



    Capítulo cuatro.

    Viaje por el desierto


    Los bobos no aparecieron en los dos días que Jessie, James y Meowth trabajaron en la posada. Había dos opciones: o se habían retrasado o habían pasado por el pueblo sin que ellos lo advirtieran. Temiendo lo peor, James fue a la Poketienda del pueblo a preguntar si habían visto un chico con un Pikachu, un adolescente de piel oscura y una chica pelirroja apenas pudo desocuparse por la tarde. Y la dependienta les despejó las dudas: habían pasado por la tienda muy temprano por la mañana y se habían marchado. James recorrió el pueblo para saber si aún estaban merodeando por ahí y no los encontró en ningún lugar donde los entrenadores solían parar, como el supermercado o la cafetería. El Centro Pokemón era una opción, pero estaba demasiado lejos para ir caminando a investigar. Volvió a la posada y les contó a Jessie y a Meowth lo que había averiguado.

    —Nos salió mal la jugada —Jessie terminó de lavar el último plato de la cocina y se lo pasó a Meowth para que los secara—. Debemos partir lo antes posible o los perderemos.

    —Podremos partir esta noche o mañana temprano, no después —dijo Meowth, mientras secaba el plato con un repasador rojo—. Necesitamos el dinero y no podemos irnos sin el.

    —Mañana será lo mejor —dijo James, sentado sobre la mesa—. Estaremos bien descansados y podremos comprar provisiones. El desierto es peligroso.

    —Pero, los bobos van a…

    —Sabemos que van a Ciudad Neón y los alcanzaremos con el globo, Jessie, no te preocupes.

    Jessie iba a protestar, pero se trago la rabieta que estaba preparando y se sentó junto a James, abatida.

    —Odio todo esto —gruñó, tapándose los ojos con una mano.

    James le pasó un brazo por los hombros para reconfortarla.

    —Vamos, Jessie, no es momento de caer ahora. Tendremos dinero y provisiones dentro de nada e iremos a Ciudad Neón, donde hay espectáculos, casinos y bares. Tal vez podamos divertirnos allí y atrapar a Pikachu, ¿si?

    Jessie lo miró de reojo.

    —Te llegas a meter en un casino y te arrastro de las pestañas —amenazó—. No estamos para perder dinero.

    —Ok, nada de casinos. Pero colarnos en algún espectáculo no te suena mal, ¿eh?

    Jessie sonrió ligeramente.

    —No, no me parece tan mala idea.

    —¿Entonces por qué te pones mal? Cualquiera de estos días va a ser nuestro día. Solo es cuestión de esperar.

    Jessie apoyó la cabeza en el hombro de James.

    —Ah, supongo que tienes razón. Nos vamos mañana a la mañana y estaremos en Ciudad Neón en menos de una semana —dijo, ya más animada.

    —Así se habla, Jessie —Meowth se paró encima de la mesa—. Ahora, basta de holgazanear. Tenemos trabajo que hacer.

    ...​

    A la mañana siguiente, muy temprano, Jessie, James y Meowth se reunieron con Momoko en la cocina para recibir su pago.

    —Tal como prometí, seis mil yenes, dos mil para cada uno —dijo Momoko, contando los billetes y las monedas sobre la mesa. Los ojos de los tres se iluminaros al ver el dinero y lo guardaron en un monedero que Jessie se encargo de custodiar

    —Ahora podemos ir a comprar provisiones —saltó Meowth alegremente sobre su silla.

    —Oh, hablando de provisiones…

    Momoko se dirigió a la mesada de la cocina y les extendió un paquete envuelto en papel. Desde adentro se podía sentir un delicioso olor.

    —Son domplings —les informó Momoko, con una sonrisa—. Algunas son de Goldeen y otras son de Tauros. Para su viaje al desierto. Y también esto —les alcanzó una mochila grande, vieja y desgastada de color negro. Parecía pesar mucho. Dentro, había varias botellas pequeñas llenas de agua.

    James se levantó e inclinó la cabeza de manera solemne.

    —No tenía por qué molestarse —dijo.

    —Oh, no es nada. Ustedes son buenos chicos. Que tengan un buen viaje.

    —Muchas gracias —saludaron los tres y salieron al exterior.

    Pueblo Morado estaba despierto. Los negocios ya estaban abiertos y la gente iba y venía por las callecitas, ya sea para comprar las cosas para el desayuno, trabajar o para salir del pueblo.

    —Bueno —Jessie estaba mucho más animada que el día anterior—. Es hora de ir a comprar provisiones.

    En el mercado, compraron más agua, barritas energéticas y carne deshidratada. La comida era lo de menos, lo que más importaba era tener algo para hidratarse. En la Poketienda compraron unas pocas pociones y antídotos (si bien sus pokemón eran inmunes, Meowth no lo era). Una vez que sintieron que estaban bien provistos de alimentos, salieron del pueblo y se dirigieron al globo.

    Estaba tal cual como la habían dejado, tapado entre los arbustos. Les llevó diez minutos poder inflar el globo y elevarse hacia el cielo azul y despejado que los recibía con los brazos abiertos.

    No tardaron nada en dejar atrás el pequeño pueblo, cruzar el lago y adentrarse en el desierto. Hacía un calor de morirse y la llama que provenía de la garrafa no los ayudaba. Apenas habían pasado media hora, cuando ya estaban metiendo mano en la mochila para beber agua.

    —Tenemos que parar antes del mediodía o nos asaremos aquí arriba —sugirió Jessie, secándose la transpiración de la cara con un pañuelo—. Me estoy muriendo de calor.

    Meowth, quien estaba acurrucado en una esquina con su botella de agua, le dio la razón.

    —A la noche estará más fresco y será más seguro viajar—argumentó, limpiándose las gotitas de agua del rostro con la lengua.

    —Lo mejor será si encontramos un refugio para mantenernos a la sombra —agregó James, sacándose el buzo. Se estaba muriendo de calor. Si así estaba por la mañana, no quería imaginarse cuando el sol estuviera en su punto más alto.

    Para el mediodía, no solo no habían encontrado un refugio, sino que se les había acabado el combustible. Tuvieron que improvisar un techo con el globo desinflado para tener algo de sombra y no morir calcinados por el calor. Comieron algunos domplings entre los tres antes de que el calor los sofocara junto con el agua y decidieron quedarse allí hasta el anochecer.

    —Sal, Weezing — James tiró la pokebola con desgano. De adentro, salió su pokemón tipo veneno, el cual lo había acompañado desde hacía tantos años.

    —Weezing —dijo, mirando a su entrenador.

    James sacó de la canasta del globo una bolsa llena de basura, en su mayoría envolturas.

    —Hora de almorzar —le dijo, mientras la dejaba en el suelo. El pokemón se abalanzó sobre ella y comenzó a masticar la basura, agradecido. James esperaba a que se apurara. A Weezing no le hacía bien los lugares cálidos y lo había aprendido por las malas.

    —Me pregunto si los bobos no morirán con este calor —preguntó Meowth, intentado refrescarse con un simple abanico de papel.

    —Mientras no se muera Pikachu, me da igual lo que les pase — le respondió Jessie con dureza.

    —Si llegamos a ir a Ciudad Neón y no los encontramos, tal vez encontremos sus cadáveres semi enterrados en la arena.

    —Bueno, de ser así, les robaremos los pokemons que tengan dentro de sus pokebolas y listo. Peor es nada.

    James se giró hacia ellos.

    —¿Pueden dejar de hablar de eso? Me pone nervioso.

    —Oh, vamos, James, no hablábamos en serio —sonrió Jessie—. ¿Acaso te interesan los bobos?

    —Una cosa es no interesarse y otra cosa muy distinta es desearles la muerte.

    —Nadie les estaba deseando la muerte, solo estábamos suponiendo, nada más. Relájate un poco.

    Meowth se acostó en la arena, extendido en toda su longitud.

    —Despiértenme por la noche, ¿sí? —dijo y cerró los ojos.

    James se desentendió de los dos y fue a ver a su Weezing, que ya había terminado de comer la basura.

    —Acuérdate de avisar antes de tirar el gas, ¿de acuerdo? No te pongas al sol.

    —Weezing —asintió su pokemón y comenzó a pasear alrededor del refugio de manera distraida.

    —Sabes que te va a avisar tres segundos antes, ¿verdad? —le dijo Meowth, sin siquiera moverse.

    —Lo sé, por eso me estoy preparando.

    James sacó del canasto una garrafa casi vacía y una manguera ramificada en varios picos. Lo conectó y esperó pacientemente a Weezing, quien deambulaba de un lado a otro, sin rumbo fijo, pero sin alejarse demasiado del refugio. Apenas el pokemón se detuvo en seco, James se levantó, sabiendo lo que iba a pasar.

    —¡Weezing, weezing, weezing! —su pokemón se acercó hacia su entrenador, alarmado. James tan solo sonrió y agarró el adaptador con una mano.

    —Ya va, ya va —le dijo.

    El adaptador estaba diseñado especialmente para que todos los picos se engancharan en los agujeros de Weezing. Con tanta rapidez como le era posible, lo conectó con todas las mangueras.

    —Listo —le dijo, una vez que había asegurado todos los picos—. Ya puedes expulsar el gas.

    La garrafa se comenzó a llenar. Un medidor que estaba al costado le indicaba la cantidad de combustible que había dentro. Weezing comenzó a descender hacia el suelo y James lo sostuvo con ambas manos.

    —Despacio, despacio —le susurró. Cuando vio que el medidor le indicaba que estaba casi lleno, agregó—. Listo.

    Weezing se detuvo. James le desconectó y dejó que diera un par de vueltas más. Volaba más bajo de lo habitual. Normalmente flotaba a la altura de la cabeza de James, pero ahora estaba casi a la altura de su ombligo.

    —Buen trabajo, mi bolita de gas —tomó una botella de agua e hizo que tomara un par de tragos. Luego, sacó su pokebola—. Regresa.

    Un rayo rojo salió de su pokebola y lo hizo regresar a Weezing a su lugar. Ya tenían combustible otra vez. Guardó la garrafa en su lugar y siguió tomando de la botella de agua que había dejado a su pokemón. Tenía más calor que antes.

    —James, creo que la ropa negra absorbe el calor —dijo Jessie, relamiéndose los labios resecos—. Mejor sácate esa playera y déjate el buzo.

    —Sí, creo que tienes razón.

    James se sacó la playera negra y fue a buscar su buzo dentro del canasto. Iba a ponérselo, cuando se giró para ver a Jessie y se quedó paralizado.

    Jessie se había sacado la parte de arriba del uniforme, incluido su corpiño. Sus miradas se encontraron y no pudo evitar sonrojarse, recordando lo que habían hecho apenas un par de días atrás.

    —De-debimos haber conseguido ropa más adecuada —tartamudeó James.

    —En el globo debe haber algo. Busca bien —comentó ella, como si no se percatara de la reacción de James.

    —Me fijaré.

    James se inclinó sobre el canasto y comenzó a revisar entre las porquerías que venían arrastrando con ellos desde quién sabe cuánto. Algunos de los disfraces debían servir para poder apaliar el calor. Ahora que lo pensaba (tanto como se lo permitía el clima sofocante), desde que había ingresado al Equipo Rocket que no se ponía ropa de civil. Comenzó a revolver y a observar las prendas: yukatas de diferentes colores, ropa de porristas, uniformes escolares… Estaba levantando la parte superior de un bikini, cuando sintió algo suave y cálido en la espalda.

    —¿Qué estás mirando? —la voz burlona de Jessie le erizó la piel. Dejó caer la bikini.

    —Nada, buscaba ropa —se apresuró a decir James. No tardó en notar que eso cálido y suave eran los pechos de Jessie. Sentía sus pezones clavándose en la espalda y eso lo estaba excitando. Mierda.

    —Una bikini no es lo que se necesita para el desierto —le susurró al oído.

    —Lo sé, solo… —se interrumpió al sentir como Jessie le lamía la oreja—. Jessie…

    —¿Si? —lo abrazó por la espalda mientras sus manos recorrían su estómago

    —¿Q-qué haces?

    —Me divierto un poco, ¿acaso no quieres un poco de diversión?

    James tragó saliva.

    — P-p-pero Meowth está…

    —Durmiendo como un ladrillo —terminó Jessie, obligándolo a girar hacia ella para plantarle un furioso beso en los labios.

    James perdió la cordura. Le correspondió el beso con pasión, mientras le acariciaba los pechos redondos y firmes que tenía al descubierto con una mano, apretándolos de vez en cuando, mientras que con la otra agarraba el trasero de Jessie con firmeza… Tenía tantas ganas de poseerla…

    —¿Se puede saber que están haciendo?

    Jessie se cubrió los pechos, irritada. James miró por sobre el hombro de su compañera y vio a Meowth parado detrás de ella, furioso.

    —Creo que es obvio —masculló Jessie.

    —Hace tanto calor como para hacer huevo frito encima de la cabeza de un Geoudude y ustedes quieren deshidratarse haciendo cochinadas... ¡Y ni siquiera les importa que yo esté a pocos pasos de ustedes! —les gritó Meowth.

    —Bueno, bueno, tienes razón —James levantó las manos, en un gesto de rendición.

    Jessie, quien estaba buscando ropa en el canasto, le tiró a James una túnica de colores claros.

    —Creo que esto va a servir —dijo, metiéndose en el canasto y sacándose el resto de sus ropas. Meowth desvió la vista para darles un poco de intimidad.

    —Ahora no voy a poder dormir pensando que ustedes tienen sexo cerca de mí —gruñó.

    —Yo no tengo la culpa de que no tengas acción —se burló Jessie.

    —Si la tuviera, no lo haría cerca de ustedes, asquerosos.

    James se terminó de poner la túnica y se acercó a Meowth.

    —Está bien, no lo haremos más cerca de ti, pero no te enojes.

    Meowth se mantuvo callado. James se acostó en la arena, contando las horas que faltaban para el anochecer.


    Según la Wikidex, el gas de Weezing se usa para hacer combustible, por eso decidí que fuera una especie de suministro para el Equipo Rocket.

    Nathan: Supongo que Plushi se habrá puesto así XD.

    Yo creo que Jessie jamás haría algo tan bajo como prostituirse. Tampoco creo que haya tenido taaaaaanta experiencia con los hombres.

    Tampoco me creo que Jessie y James tengan 17, ya que Brock tiene 16 y como que no coincide el cuerpo de adultos que tienen esos dos. Si bien creo que la edad oficial es 20, yo les di unos añitos extra.

    ¡Hasta el sábado que viene!
     
    Última edición: 21 Agosto 2017
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    J.Nathan Spears

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    Oye, qué conveniente que Weezing sirva como un compactador de basura levitante xD jaja... eso me recuerda que desde que el TRío dejó ir a Weezing y Arbok... ¿Cómo consiguen el combustible? O_O. Quizás desde entonces es que se endeudan tanto (irónicamente, desde entonces, el número de "Mechas" solo ha ido en aumento xD) n_nU.

    Pero volviendo a la historia en sí, me sigue pareciendo muy creíble la personalidad de ellos, sobre todo la de Jessie, en la cual estás explotando muy bien su lado calentorro :V

    La tendría fácil actualmente :V solo debe imaginar que quien sea que se la folle, es James n_nU

    Pero hablando en serio... es raro, pero refrescante a la vez, que muestres a Jessie con su lado juguetón y desvergonzado sin necesidad de hacerla ver como una suelta (muchas otras de sus "rivales" la tachan de ilusa, incluso... al menos desde el headcanon de Plushy Berry ). Pobre Meowth, ahora tiene celos :V jeje... ya le tocará -w-U

    En cuanto a errores de dedo u ortográficos, no hallé ninguno. Lo estás haciendo de maravilla ;)

    Nos vemos en la próxima -w-. Uy, la semana pasa volando xP
     
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  11.  
    LizzaRade

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    Bien, al fin pude comentar pero... ¿qué puedo decir que no se haya dicho ya? ¡Me encanta! Nada pasa de forma apresurada, los personajes están bien y la parte lime, dios, me doy cuenta que tengo mucho que aprender. Aparte de que no encontré errores ortográficos, dios, que guapo *-*.

    Saludos.
     
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  12.  
    Dr Kaos

    Dr Kaos Guest

    dejare por aqui mi comentario del capitulo dos (y despues actualisare o dejare en post aparte los otros dos restantes...)

    Un capitulo que me gusto bastante.... sobre todo al mostrar ese aspecto mas cotidiano de los rockets... si bien su actuar va según su eterno objetivo, es interesante ver el rumbo que toman tras cada fracaso... definiendo el como actuan segun sus nececidades: encontrar a los bobos + conseguir suministros.... (aunque no creo que varíen demasiado realmente...)

    (si, la serie tiene referencias y material obvio sobre el tema... pero se me hace más interesante esta interacción mas del día a día... sin otro objetivo más que la sobrevivencia y seguir la misión...)

    *-* la verdad, si que se siente como la musashi de OS.... es cierto que ella siempre a tenido un carácter fuerte e impulsivo (por no decir algo tsudere noventera... ) pero en el último tiempo esas cualidades se an sido exageradas....

    algo (puedo desir totalmente?) diferente a la mujer calculadora y, ambiciosa que era originalmente... por no decir ese aire de líder del grupo, alguien que se movía según un plan más que por mero impulso... y creo que al menos escuchaba mas a sus otros dos compañeros (sin golpearlos antes...) -.- a veses extraño esa faseta tan cool que tenia....

    este detalle me gusto... el ingenio del trió para sacar recursos... incluso para situaciones desfavorables.

    - por otro lado debo destacar la forma en que planteas los escenarios... si bien son descripciones sencillas pero precisas que no entorpecen el ritmo de la historia... no solo das una imagen del lugar... se trasmite perfectamente la sensación del lugar (esa tranquilidad cuando estás en un pueblo... sin ser hostigarte como la ciudad... y con cierta calma...)

    El único pero (aunque irrelevante?) seria que Pueblo Terracota es más bien un pueblo portuario (diría que se asemeja mas a una ciudad de echo...) y dado que tiene un estadio de concursos... lo más probable que si tenga un Centro Pokémon... (otro detalle es que debería estar mas cerca de pueblo paleta... )

    lo dicho... estos tres aunque intenten aparentar ser los más malosos del planeta se nota que tienen una parte muy honrada (por no decir esforzada)

    es curioso ya que el robar siempre queda como ultima opción... prefiriendo realizar trabajos más honestos (y o un mix...) que fechorías... después de todo su pedo no es hacer el mal... sino ser espíritus libres...

    pasando ya a james dándole vuelta a la propuesta... siento que al principio del capítulo falto algún guiño de que el tema está en el aire, pero como bien expones... no disponía de tiempo a solas para poder pensar con claridad...

    siempre me a parecido curiosa una cosa, más que el parecido entre jessiebelle y jessie... es el parecido de estas dos con la madre de james... dándole más sentido que el temor que tiene james... es ser sometido por alguien que controle sus acciones... como un niño enjaulado por toda su vida....

    ese feel que los dos intentan usar una vil escusa para acercarse el uno al otro.... sin saber que si son correspondidos... >_> esto no va terminar bien verdad? T_T....

    llegando mas al final, me gusto el hambiente melancolico que le diste... mas que usaras a Meowth y su facinacion por la luna para darle pie inicial... (T_T y si... me fui directo a escuchar las dos versiones de nyasu no utta.... )


    [​IMG]
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    [​IMG]

    .........queria serrar con algo coerente pero.....

    awwwwwwwww

    debo...
    leer...
    siguiente............
    dije que megusto el cap? (y toda la ultima escena mas el enganche?)

    p.d: si.. al final sera mas de un post... peeeeeeeeerdon!!!!!!!! >.<
     
    Última edición por un moderador: 18 Agosto 2017
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  13. Threadmarks: 5. Ciudad Neón
     
    Siletek

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    Ese destino de furia es
    lo que en sus caras persiste

    La ciudad de la furia

    Soda Stereo

    Capítulo cinco

    Ciudad Neón

    Apenas el sol empezó a esconderse en el horizonte, el Equipo Rocket preparó el globo y salieron volando hacia Ciudad Neón. Esperaban encontrarse con Pikachu pronto. El generador no tenía mucha electricidad y lo necesitaban si querían seguir usando el globo. Bueno, podían usar el generador a bicicleta, pero tardaría bastante en cargarlo y no tenían ganas de estar pedaleando como idiotas durante horas.

    Cuando vislumbraron las luces de la ciudad del juego y las apuestas, estaban muertos de frío y ya con el uniforme del equipo puesto. La ropa del desierto les resultaba incómoda y la llama del quemador que tanto habían odiado en el desierto durante el día, era ahora la fuente de calor más preciada para ellos.

    —Ahí está la ciudad, miren —anunció Jessie, como si los demás no pudieran verlo con sus propios ojos.

    —Sí, todo muy lindo, ¿pero donde guardamos el globo? —preguntó Meowth, recorriendo el desierto paisaje con sus ojos azules en busca de un escondite.

    —Cruzaremos la ciudad y vemos si del otro lado hay un buen lugar, ya que no es tan grande como parece. Tiene que haber uno por aquí

    —En este mapa dice que hay un bosque detrás de esta ciudad —dijo James, con el mapa en las manos—. Así que es buen lugar para esconder el globo.

    Desde arriba, el Equipo Rocket pudo admirar las luces brillantes y los carteles parpadeantes que le hacían el honor al nombre de la ciudad. En las bases del equipo Rocket habían escuchado historias divertidas y aterradoras sobre Ciudad Neón: desde noches de lujuria con alguna persona desconocida y afortunadas noches en el casino, hasta homicidios sobre mesas de póker y drogas extrañas puestas en bebidas cuando uno no miraba. Cosas que un entrenador de diez años jamás llegaba a ver, claro.

    Cruzando la ciudad había un bosque bastante tranquilo, comparado con el caos que debía haber en las calles. Escondieron el globo con arbustos y ramas y se adentraron en la civilización.

    Era un infierno trasladado a la Tierra. Estaba lleno de gente que iba y venía por las calles como si llevaran prisa y de muy mal humor. Personas que discutían en las puertas de los edificios, más dispuestos a agarrarse a trompadas que a tener batallas pokemón. Señoritas de poca ropa que invitaban a los transeúntes con sus pronunciados escotes a los interiores de dudosos moteles oscuros y mugrientos. Gente llorando su desgracia en el cordón de la vereda por haber apostado hasta el último yen en el casino y parecían al borde del suicidio.

    —Ah, miren, un cine donde dan documentales de humanos —Meowth señaló con un dedo la cartelera de un cine XXX.

    —¿Documentales de humanos? —preguntó James, confundido, sin entender nada de lo que el pokemón decía

    —Si, como los especiales que dan en el Pokemón Planet, pero con personas. Una vez entré a uno, pero había un olor horrible y me tuve que ir. No vi mucho, la verdad

    Jessie se apretó el puente de la nariz, no sabiendo si reírse o indignarse ante las palabras de su pequeño compañero. Al fin y al cabo, era un pokemón y había ciertas cosas que probablemente no comprendía sobre la cultura humana, aunque ella creía que lo sabía todo.

    —Meowth, eso no era documental de humanos, eso era porno —le dijo, intentando contener la risa.

    —¿Qué es porno? —preguntó Meowth, con inocencia (la poca que le quedaba).

    —Esas películas donde las personas tienen sexo como bestias, sin trama alguna.

    —Ah, como en el Pokemón Planet.

    —¡No es lo mismo, Meowth!

    James levantó una mano, intentando razonar con el pokemón e interrumpiendo la discusión entre ambos.

    —Meowth, ¿miras el Pokemón Planet como si fuera porno? —preguntó, enarcando una ceja y con una mueca desagradable en los labios.

    Meowth se sonrojó de manera violenta y evitó el contacto visual con cualquiera de los dos. Al fin y al cabo, era más humano de lo que aparentaba.

    —Eh… yo… mejor busquemos un lugar para pasar la noche. No nos detengamos y sigamos adelante.

    —Recuérdame que no vuelva a poner el Pokemón Planet cuando tengamos un televisor disponible —le dijo Jessie al oído de James, mientras este asentía con la cabeza.

    Siguieron caminando entre la furiosa multitud, intentando ni siquiera hacer contacto visual con la gente, por las dudas. No fuera a ser que lo tomaran como una provocación y los molieran a palos, ya sea con pokemons o sin ellos. Ya estaban bastante mal como para involucrarse en peleas callejeras.

    —Como me gustan las luces brillantes —comentó Meowth, observando los carteles luminosos de los casinos y los bares. La contaminación lumínica les impedía ver el brillo natural de las estrellas.

    James iba a decir lo mismo, pero sintió que alguien lo chocaba en el hombro y lo hacía tropezar. Por suerte, no se estrelló contra el suelo y logró mantener el equilibrio. Se dio vuelta para ver quién lo había chocado y resultó ser un tipo alto y larguirucho vestido al estilo punk, con chaqueta y pantalón de cuero con el cabello peinado hacia arriba. Al igual que James, se había detenido por el golpe y ahora lo miraba con los ojos furiosos, enseñando los dientes como si fuera un pokemón listo para atacar.

    —¡Oye, fíjate por donde caminas! —le gritó James, sobándose el hombro dolorido e ignorando el hecho de que era peligroso enfrentarse a la gente de la ciudad.

    El tipo se abalanzó sobre James a una velocidad digna de un Rapidash. De alguna manera, el tipo se las ingenió para treparse a los hombros de James como si fuera un Mankey y a golpearlo en la parte posterior de la cabeza.

    —¿Tu chocaste conmigo y empiezas a quejarte? ¿Qué te pasa? —le gritaba el tipo, mientras continuaba golpeándolo en la nuca.

    —¡Tú chocaste con él! —le gritó Jessie, dispuesta a sacarle ese tipo de encima, pero fue interrumpida cuando sintió que alguien la empujaba por la espalda. Ella se giró, preparada a golpear a quien sea, pero se encontró con una señora mucho más alta y corpulenta que ella, de cabello castaño.

    —Eso me dolió —le dijo a una aterrorizada Jessie—. ¡Pero me las pagarás! —gritó, extendiendo sus manos hacia ella como si fueran garras.

    La señora cargó a Jessie bajo el brazo como si fuera una bolsa de papas y comenzó a darle nalgadas. Meowth estaba libre, pero tan asustado que no se podía mover y estaba con la espalda aplastada contra la pared, como si quisiera mimetizarse con ella para evitar ser golpeado también.

    —¡Alto ahí! —gritó una voz de mujer que conocían muy bien. Tal vez la conocían demasiado bien.

    Una oficial Jenny iba hacia ellos, montada en su motocicleta a toda velocidad. Los tipos dejaron de golpear a Jessie y James y se dieron a la fuga, dejándolos tirados en el suelo como si fueran bolsas de papas. La oficial paró la motocicleta y bajó de ella, echando chispas por los ojos.

    —¿Se puede saber que están haciendo? —les gritó, como si fuera un Growlithe rabioso. Solo faltaba que le chorreara espuma por la boca.

    Jessie y James se levantaron del suelo con dificultad. No querían enfrentarse a una oficial Jenny y mucho menos a una que estaba tan irritada que daba la impresión que había estado trabajando durante semanas casi sin dormir. Antes de ser arrastrados a una celda junto con criminales de esa ciudad, preferían volver al desierto.

    —¡Weezing, pantalla de humo! —gritó James, tirando su pokebola a los pies de la mujer policía.

    Su pokemón, sin dudar un segundo, hizo el ataque solicitado hacia la oficial Jenny antes de que esta pudiera siquiera sacar una cachiporra o una pokebola (lo más probable es que fuera lo primero). Aprovecharon la confusión para huir a toda prisa, pesar del dolor provocado por los golpes recibidos. No pararon hasta salir de la ciudad y adentrarse de vuelta en el bosque. Recién pararon cuando sus músculos adoloridos y sus pulmones aguijoneados por la huida pidieron un descanso.

    —¿Nos… persigue? —preguntó Jessie, casi cayendo de rodillas al suelo junto a James. Casi no podía respirar.

    Meowth, que estaba trepado a la espalda de James y ni se había molestado en correr, miró hacia atrás y soltó un suspiro de alivio.

    —No, creo que la dejamos bastante atrás —dijo convencido.

    James giró su cabeza hacia su Weezing, quien flotaba a su lado como si fuera un satélite venenoso escoltando a su planeta.

    —Gracias por hacernos escapar, mi bolita de gas. Regresa.

    Weezing entró en su pokebola. Después de recuperar el aliento, Meowth se bajó de la espalda de James de un salto hacia el pasto.

    —Que suerte que pudimos escapar —comentó.

    Jessie lo miró, furiosa. De no dolerle tanto la retaguardia y de no estar tan agotada, lo hubiese pateado en la cara hasta hundirle el amuleto en el cráneo.

    —No gracias a ti, maldito gato cobarde —escupió, apretando los puños, amenazante.

    —¿Y que querías que hiciera? ¡Esa gorda mayúscula era como una versión humana de un Snorlax! ¡Si me daba una nalgada, me sacaba el amuleto! —protestó Meowth.

    —¡Yo te voy a sacar el amuleto!

    James se puso en medio de ambos para evitar que se agarraran a golpes. Ya era suficiente con la pelea que habían tenido como para pelearse entre ellos

    —Bueno, bueno, cálmense. Lo importante es que no nos arrestaron y estamos vivos. Pasemos aquí la noche y esperemos a los bobos.

    —Si es que no los hacen papilla primero —comentó Meowth.

    ...​

    A pesar de estar alejados de la ciudad, ninguno de los dos pudo conciliar bien el sueño, por culpa de la paliza de anoche. Meowth si había dormido bien, pero no se animó a decirle a sus compañeros, por miedo a que le dieran unos buenos cachetazos por pasarla mejor que ellos.

    —Auch —se quejó James, tomándose la cabeza con una mano—. Necesito una aspirina, pero ya.

    —Y yo algo para mi trasero —Jessie se incorporó, frotándose la zona dolorida —. No creo que pueda ni sentarme.

    —Conseguiremos algo de eso después de atrapar a Pikachu —Meowth ya estaba de pie y con mucha energía en su pequeño cuerpo.

    —Primero que nada, vamos a buscar el globo y a comer —opinó James, consiguiendo la aprobación de los otros dos.

    No tenían mucho para comer, así que comieron unas galletas de jengibre (eran las más baratas) junto con una pequeña botella de agua tibia. No era el mejor desayuno, pero servía para reponer un poco las fuerzas.

    —¿Algún día podremos comer algo más que esto? —se preguntó Jessie, mirando con tristeza una galleta que tenía en la mano.

    James le pasó una mano por los hombros, intentando reconfortarla un poco.

    —Cuando atrapemos a Pikachu, podremos ir a un buffet libre y comeremos hasta que nos echen del lugar, lo prometo —le dijo.

    —¿Ir al buffet? Vamos a comprarlo y a ser tan gordos que vamos a ir rodando por la vida —la animó Meowth, con una amplia sonrisa.

    Jessie apenas pudo devolverle la sonrisa.

    —No quiero perder mi figura, pero amo comer. —Suspiró—. La vida es cruel, pero nosotros somos más crueles aún. Este será nuestro día y volveremos a la base como los triunfadores que somos.

    —¡Así se habla! —saltó Meowth, palmeando a Jessie en la pierna.

    El murmullo de una conversación los interrumpió. Se escondieron entre los arbustos para ver quiénes eran los responsables. Un adolescente, una chica y un chico con un Pikachu.

    Al fin los habían encontrado.

    Nathan: Y así es como se endeuda el Equipo Rocket. No son la moneda más brillante de la fuente a veces.
    Quiero poner a Jessie en un punto intermedio. Ni una puta ni una monja. Solo una mujer que ha tenido algunos novios y unas pocas aventurillas, nada más.

    Lizza: Plushi me dio una mano con el lime, porque tengo la sutileza de una piedra y no se me dan bien las escenas sexuales. Gracias por pasarte por aquí.

    Doctor Kaos: Nah, yo tampoco creo que varíe mucho su rutina, la verdad. Algo que me gusta escribir mucho es la rutina diaria. Lo tengo que poner al menos una vez para dar una idea de como son los personajes, sean canónicos o no.
    Intento mantener las personalidades de la primera temporada hasta donde se pueda. Tengo muy poco o nada en cuenta los sucesos de las otras regiones.
    Siempre siento que fallo con la ambientación. Como que le falta algo. Nunca estoy satisfecha del todo. Igual te agradezco que lo veas así.
    ¿Pueblo Terracota existe? No he visto mas allá de Hoenn, si te digo la verdad. Yo puse ese nombre por el color, nada más.
    Si, como que ellos prefieren el trabajo honesto, al menos Jessie y James. Meowth se ha criado teniendo que robar para sobrevivir y siento como que prefiere trabajar como última opción y que solo lo hace para seguirles la corriente a los otros dos.
    Vas a tener que leer para averiguarlo y atenerte a las consecuencias.
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    Nada de sangrado nasal, por favor. Y si lo hay, lo vas a limpiar vos.

    Les agradezco mucho sus comentarios. ¡Hasta la semana próxima!
     
    Última edición: 19 Agosto 2017
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  14.  
    Dr Kaos

    Dr Kaos Guest

    Toca comentar el capitulo 3....

    aaaah....... eh......... no se..... la verdad no se cómo hacerlo...

    @_@....

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    me encanto... en muchos sentidos...


    Diré que es agradable ver buen contenido erótico en un fic de pokemon... por sobre todo si este es parte del argumento de la historia...

    aprovecho para mencionar que leí ambas versiones (la con contenido explicito publicada en otro cito... y la ligth aquí...)

    Amabas me gustaron por igual... la versión "no mensurada" resulta muy agradable de leer, es explicita pero no vulgar... eso realmente se agrádese porque ayuda aquí te tomes las cosas más en serio (y que no hallan baches a la hora de imaginar todos ? je je je... )

    Por otro lado está la versión ligth... que si bien no es explicita, conserva ese toque erótico - sensual... a pesar de que se ocultan las menciones a genitales (y otras acciones en el acto) da entender perfectamente lo que está pasando... dándole mas hincapié la sensación emocional e.e

    ya...... suficiente de la parte racional...

    HORA DEL FAMGIRLEO!!!!

    [​IMG]



    ok... si me encanto... me encanto como trates el tema de la primera vez de james, sobre todo ese lado inseguro que lentamente fue derribado por una Jessie que manejo bien los tiempos con tal de enseñarle el camino y darle seguridad a su compañero...

    [​IMG]

    me gusto que la acción comenzara con un ritmo lento teniendo su pico más alto (literalmente? ok basta de chilenismos...) al medio, lugar donde ellos dos se dejan llevar únicamente por la lujuria... para luego decrecer lentamente nuevamente...


    T_T... ni que decir el comportamiento de jessie, lo ame sencillamente , ame verla en todas sus facetas....

    temperamental pero compresiva... destaco aun ese feel de camaradería característico entre ambos... esa habilidad de poder bromear hasta en el momento más tenso...


    como mencione me gusto como ella manejaba los tiempos, entendiendo perfectamente que no podría ir demasiado rápido con el... ( ni sacarle el mayor provecho... ) :D pero eso no significaría que no disfrutara el momento.... y como por supuesto... dejar de pensar completamnet guiandose unicamente por la pacion, lujuria y plaser *-*

    [​IMG]

    además igual fue sorprendida al final u sorpresa al final e.e...



    me gusto la iniciación de james, que en verdad lo mostraras inseguro... torpe... y con un limite... pero tras la experiencia gana algo de curiosidad para atreverse a intentar algo mas (intentando complacer un poco más a jessie...

    e.e ok admito... quisiera ser james en este instante.... aunque.... quien no quisiera complaser a una mujer como jessie.... ok ok ok... ya me calmo ok no puedo..... aaaaaaaaaaaaaaahhhhhhh!!!!!!!!1


    en fin al final todo lo bueno tiene que acabar...

    el final es interesante... y era obio que al chimuelo no se lo iban a poder ocultar por casi nada de tiempo....
    lo que si me parecio curioso fue...


    si bien meorth ve como obio lo que sienten ese par el uno por el otro....
    se siente como que el tiene una vicion mas romantica sobre el tener sexo... claro puedo estar mal interpretando @_@

    ok... ahora quedan ver las consecuencias que traera esto... y como este par maneja esta "relacion" de amigos... pero habiendo sentimientos de por medio...
    T_T..... mejor preparo los pañuelos...


    dejo comentario una vez leea los siguientes
    saludos!!!!
     
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  15.  
    J.Nathan Spears

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    Te debía comentario xD. Jeje... a ver, el episodio cinco fue bastante divertido y ligero. Estos del TRío no son solo de pocas luces, sino que también tienen muy mala suerte :V

    Cada uno pedalea como puede :V.

    Y mira que Meowth también ve su versión de porno... ¡Pokémon Planet! xD. Lo malo es que no hay mucha variedad hasta que descubren las generaciones 3 o 4 xD. Si sabes a qué me refiero... :V

    Pero igual, este episodio es de esos que casi hacen que sienta penita por ellos -w-U. Y Meowth es un cobarde, sí, pero no un completo asno... es cierto que la mujerzota que estaba nalgueando a Jessie le hubiera sacado hasta el poco almuerzo que hubiese ingerido si se lo propusiera. Auch...

    Okey, de todas formas parece que no me había perdido de demasiado n_nU. A ver qué más ocurre y... ¡Weezing es todo un héroe! Me pregunto qué hará Arbok por si las moscas...
     
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    rompiste el cristal en mi.


    Don

    Miranda
    Capítulo seis

    Cien yenes

    ¿De qué servía encontrar a los bobos si no podían vencerlos?

    Eso era lo que pensaba James mientras viajaba en el globo por el bosque junto a sus compañeros, casi al anochecer. ¿Cómo iban a saber que los tapones para los oidos no servirían contra Jigglypuff? El plan de dormir a todos los habitantes de Ciudad Neón para robarse los pokemón había fracasado de manera miserable, como de costumbre. ¿Hasta cuando iban a estar así? Ese condenado mocoso y su Pikachu les estaban dando mala suerte. Antes de conocerlos, no les iban tan mal. Tenían sus fracasos, si, pero también éxitos. Ahora, solo era un fracaso tras otro. Si seguían así, terminarían muertos en cualquier momento. Y eso si tenían suerte.

    Hacía varios días que se habían cruzado con el bobo por última vez y no habían visto la civilización desde Ciudad Neón. Sobrevivían en el bosque a base de bayas y un par de mochilas que robaron a un par de entrenadores tontos. Por desgracia, no encontraron mucha comida en ellas, pero les bastó para aguantar un poco. Si no encontraban suministros antes de llegar al siguiente pueblo, estarían perdidos.

    A pesar de todo, Jessie y James se las arreglaron para tener sexo en medio del bosque en un par de ocasiones, alejados de Meowth y cubiertos por el manto de la noche. Es para conservar el calor, decía Jessie, con una sonrisa despreocupada y nada inocente. Ella tomaba el rol dominante y lo tocaba de maneras que James jamás había imaginado que alguien podía tocar. Era como ir al cielo y rozar las nubes con los dedos cuando sus caderas se movían sobre él de manera lasciva, drenándole la cordura cada vez que escuchaba sus gemidos de placer, murmurando su nombre como si fuera la única manera de seguir con vida

    Pero, al final, cuando todo acababa, le tocaba bajar a la tierra y estrellarse como un cometa contra el suelo, dejando un vacío en el medio de su pecho. Tal vez podría tener a Jessie en la cama las veces que quisiera, pero jamás podría conquistar su corazón…

    —¿James? —la voz de Jessie interrumpió sus pensamientos pesimistas.

    —¿Si?

    —Estás con la cabeza en las nubes, ¿qué pasa?

    —Nada, solo… pensaba en cuando llegamos al próximo pueblo.

    Meowth le echó un vistazo al mapa.

    —No debe faltar mucho. Tal vez lleguemos hoy o mañana a mas tardar.

    —¿Cómo se llama el pueblo?

    —Creo que se llama Pueblo Carmesí. Está cerca de unas montañas…

    James se estremeció ligeramente. Pueblo Carmesí… Pasando las montañas había un lugar llamado Ciudad Ocre y cerca de allí estaba…

    —Mejor acampemos —dijo James apresuradamente—. Ya prácticamente es de noche. Busquemos un claro antes de que no podamos ver nada.

    Los otros dos le hicieron caso y no tardaron en encontrar un lugar despejado para poder aterrizar. Bajaron y empezaron a armar un campamento improvisado para pasar la noche.

    Meowth fue a buscar una de las mochilas que habían robado. Rebuscó dentro de ella y encontró un paquete de arroz y latas de atún.

    —Bueno, es lo que hay —suspiró Meowth—. Aunque se nos acabe el atún, tenemos arroz para aguantar un poco más si lo sabemos racionar.

    El felino tomó las riendas y comenzó a preparar la comida. Jessie y James no pusieron objeciones. Cocinaba a nivel de restaurante y estaba orgulloso de ello, aunque no tanto como por su habilidad de pilotear un globo. Más de una vez, James se había preguntado si Meowth en realidad no era un humano condenado a pasar el resto de sus días como un pokemón, pero nunca se había atrevido a preguntarle. Su capacidad de hablar y manejarse por la vida como una persona más estaba envuelta en un misterio. Pero todos allí tenían sus secretos y, si no preguntaba, a él no le preguntarían nada. Mejor dejar las cosas como estaban.

    —La comida está lista —anunció Meowth, sirviendo la comida en tres platos. Era casi todo arroz, salpicado con un poco de atún, pero no estaban para ponerse exigentes a estas alturas. Debían dar gracias que habían encontrado un paquete de sal y media botella de aceite para condimentar en una de las mochilas.

    —Gracias por la comida —dijeron los tres, pero antes de empezar a comer, Jessie miró el plato de Meowth con el ceño fruncido.

    —Tu plato tiene más atún que el nuestro —señaló Jessie, con ira contenida.

    —¿No se habrán comido el atún primero para hacerlo parecer así? —preguntó Meowth, con indiferencia.

    —¡Pero si todavía no empezamos a comer! —casi gritó Jessie.

    El felino soltó un gruñido.

    —Yo soy el que cocinó, así que me merezco tener más atún en el plato.

    Jessie se levantó del suelo, apretando los puños.

    —Si ese es el motivo, YO me merezco tener más atún en mi plato porque fui YO la que se robó las mochilas.

    —Pero YO hice de señuelo para que TÚ robaras las mochilas. Y además cociné, así que me merezco más atún.

    —¡Eres un maldito gato desagradecido!

    Antes de que Jessie pudiese golpearlo, James se hizo oír.

    —Ya me he comido la mitad de mi plato. Si se siguen peleando, me voy a comer las raciones de los dos, así que cállense y coman.

    —Pero…

    —Solo quiero que cenemos los tres en paz, ¿ok? —James abrió otra lata de atún y le puso un poco en el plato de Jessie y luego un poco más en el suyo propio—. Listo. Ahora comamos. Sin pelear —agregó lo último apretando los dientes.

    Los tres comenzaron a comer en silencio su ración, pero aún con un poco de tensión en el aire. Era malo comer así y James sentía que le costaba tragar la comida.

    —¿Cómo pasamos a esto? —Soltó de golpe—. Pasamos de ser unos ladrones profesionales a unos muertos de hambre que roban mochilas y se pelean por un poco de atún. De verdad damos asco —agregó, dejando a un lado su plato a medio comer—. Coman de lo mío, si quieren. Espero que no se arranquen los ojos por eso también.

    —James… —Meowth se acercó a él y apoyó sus patas delanteras en la rodilla de su compañero.

    —La situación ya va a mejorar —agregó Jessie, palmeándole el hombro.

    James sacudió la cabeza.

    —¿Cuántos meses venimos escuchando lo mismo, Jessie? Estamos cada vez peor y lo sabes. Es cuestión de tiempo que terminemos presos o muertos. No quiero morir como un delincuente —dijo lo último con voz temblorosa.

    Jessie hizo un gesto con la mano.

    —Sí, estamos pasando una mala racha, lo sé, pero todo se acabará cuando atrapemos a Pikachu.

    James sintió esas palabras completamente huecas, pero hizo un esfuerzo por fingir estar mejor.

    —Tienes razón —dibujó una falsa sonrisa en su rostro y tomaó su plato de comida. No tenía hambre, pero hizo un esfuerzo para tragarse el arroz con atún.

    —Lavaremos los platos mañana, cuando lleguemos al siguiente pueblo y encontremos una canilla —dijo Meowth, ya guardando los platos sucios en una bolsa y poniéndolos en el canasto.

    Se acurrucaron los tres alrededor de la fogata para dormir. Meowth se colocó en medio de los dos, en señal de que su enojo había pasado. No tardaron mucho en quedarse dormidos.

    ...​

    Cuando se despertaron a la mañana siguiente y revisaron el globo, se dieron cuenta que tenían menos de la mitad de combustible.

    —¡Weezing, sal! —James tiró su pokebola y su pokemón salió flotando obedientemente, aunque con un pequeño problema.

    Weezing flotaba en el aire, si, pero inclinado levemente hacia la derecha, señal de que alguno o algunos de sus agujeros de ese lado estaba tapado. James negó con la cabeza y lanzó un suspiro.

    —Bueno, es hora de destaparte —dijo, mientras revolvía en el globo en busca del juego de destapadores que usaba cada vez que su pokemón comenzaba a volar torcido.

    —¡Weezing, weezing! —sonaba asustado, como siempre que James decía esa frase. Incluso podía ver sacudiendo su cabeza de un lado a otro en gesto de negación, a pesar de que estaba de espaldas a él.

    —Sé que no te gusta, pero lo hago por tu bien— siguió buscando dentro del globo, pero no encontraba lo que necesitaba. ¿Dónde estaban los condenados destapadores? No los encontraba por ningún lado. Comenzó a sacar las cosas del globo, para ver si así lograba aparecer.

    —¿Qué pasa? ¿No lo encuentras? —preguntó Jessie.

    —No, no sé donde está. Pero tiene que estar aquí.

    —¿Cuándo fue la última vez que lo usaste?

    James reflexionó

    —Hace un mes.

    —El globo salió despedido más de tres veces en ese tiempo. Puede que se haya perdido y no te hayas dado cuenta hasta hoy.

    James se agarró la cabeza con una mano.

    —Un juego de destapadores para Weezing no es barato. Tendré que hacer algo para conseguir uno nuevo.

    —¿Por qué no compras un destapador de inodoros? —preguntó Jessie.

    —Sería lo mismo que decirte que te compres un tenedor para que te peines —la retó James. Giró hacia su Weezing que, a pesar de que conservaba su imagen triste y desolada de siempre, parecía contento, con la cabeza ladeada —. Tú no te hagas ilusiones. Voy a buscar un destapador nuevo en la poketienda y vas a quedar derecho.

    —Weezing —su pokemón miró hacia abajo.

    —Regresa —le dijo, metiéndolo a su pokebola—. Vamos al pueblo y veamos si puedo comprar…

    —¿Comprar? ¿Con qué dinero? Roba uno —le dijo Meowth, como si fuera la cosa más obvia.

    James negó con la cabeza y volvió al globo para sacar una bolsa llena de chapitas de botella. Para los demás podía ser basura, pero para él representaba uno de los pocos momentos felices de su traumada niñez. Odiaba separarse de ellas, pero tenía que hacerlo por el bienestar de su pokemón.

    —Subamos al globo —dijo—. Aún podemos volar un poco más y acercarnos a Pueblo Carmesí.

    El viaje no iba a ser fácil. Quedaba poco combustible y no paraban de vigilar la garrafa, por temor a que se acabara mientras estuvieran en el aire y terminar estrellados contra los frondosos árboles. Cuando ya estaban buscando donde aterrizar, vislumbraron un conjunto de casitas a lo lejos.

    —Ya era hora —dijo Jessie, mientras aterrizaban en un claro. Hicieron lo de costumbre: ocultar la canasta entre los arbustos para evitar a otros ladrones y caminar un trecho de aproximadamente un kilometro hasta llegar al pueblo.

    Era un pueblo pintoresco y muy tranquilo, comparado con Ciudad Neón. Incluso parecía irradiar paz en cada esquina, aunque eso fuera tal vez una ilusión por el caos donde habían estado unos pocos días atrás. Caminaron un poco por las calles, hasta llegar a una plaza con una fuente en el centro. Había unos pocos niños jugando con sus pokemón. Los más pequeños estaban siendo vigilados por sus padres o hermanos mayores. Allí decidieron separarse: Jessie y Meowth irían a buscar un trabajo o un lugar donde podrían robar algo, mientras que James iría a vender sus preciadas chapitas e ir a la poketienda. Acordaron volver a reunirse en la plaza en dos horas.

    Para suerte (o desgracia) de James, encontró una tienda de coleccionistas donde pudo vender algunas de sus chapitas más comunes a mil cuatrocientos yenes. Aún así, el vendedor casi tuvo que arrancárselas de la mano al momento de la transacción. James anotó en un papel la dirección del lugar por si algún día regresaba y tuviera la oportunidad de recuperarlas y se dirigió a la poketienda.

    Era un lugar pequeño, no muy lejos de la entrada del pueblo. Blanca, de tejado azul y un cartel con el símbolo de una pokebola sobre la puerta corrediza de vidrio. En todos los pueblos y ciudades eran iguales, siendo más grandes en el segundo.

    —Buenos días —lo saludó una chica desde el mostrador. Era de unos veinte años, de cabello corto y oscuro y una sonrisa radiante —. ¿Qué necesita?

    —Busco un juego de destapadores para Weezing —respondió James.

    —Ah, sí. Está en el pasillo…

    Unos ruidos la interrumpieron. Venían del fondo de uno de los pasillos y sonaba como si alguien estuviera revolviendo pelotas en un canasto. La muchacha borró su sonrisa de inmediato.

    —Oh, no, otra vez —murmuró la chica y salió del mostrador para dirigirse al origen de los ruidos. James la siguió.

    Había un canasto grande y transparente en el fondo, lleno hasta arriba de pelotas de todos los colores, tamaños y diseños. Encima de ellas, había al menos tres Meowth cachorros, como de unos pocos meses de edad, saltando y jugando. La chica estaba intentando sacarlos de allí, pero con poco éxito.

    —Despacio… despacio… —se decía a si misma, extendiendo sus manos hacia el Meowth más cercano. El felino se dio vuelta hacia ella apenas logró tocarlo y le dio un buen rasguño en la mano—. ¡Ay!

    Podría haber aprovechado el momento para buscar el destapador e irse corriendo como alma que lleva el diablo, pero la chica le daba un poco de lástima, así que James se acercó a ella.

    —¿Estás bien? —le preguntó.

    La chica se dio vuelta, mientras se sostenía la muñeca rasguñada. Unas gotas de sangre se deslizaban sobre la herida.

    —Es solo un rasguño. Los Meowth suelen entrar aquí y se ponen a jugar con las pelotas y a querer robarlas. Le dije a mi jefe que cubriera el canasto, pero claro, él no es el que recibe los rasguños —sonrió de manera amarga.

    —Hay un truco fácil para sacarle una pelota a un Meowth sin que te rasguñe. Permíteme.

    James se acercó a los gatitos. Con mucho cuidado, extendió la mano hacia uno de ellos pero, en lugar de agarrarlo, comenzó a rascarle la oreja.

    —Nya… —el Meowth se relajó enseguida y se dejó acariciar, cerrando los ojitos y refregando la cabeza en su mano. En menos de cinco minutos, se había quedado profundamente dormido encima de las pelotas.

    Hizo el mismo operativo con los otros dos, quienes estaban tan fascinados por estar rodeado de tantas pelotas que no se daban cuenta de lo que pasaba a su alrededor. No tardó mucho en dormirlos también.

    —Wow —la chica observó el trabajo, asombrada—. ¿Cómo lo hiciste?

    —Tengo un Meowth, así que ya tengo experiencia en alejarlo de la pelota sin que me ataque —dijo James, frotándose la cabeza—. ¿Cómo está tu mano?

    —Ya me curé mientras estabas con los Meowth —la chica mostró la parte herida cubierta por una gasa —. Ahora, tengo que sacarlos de la tienda antes de que se despierten y se vuelvan a meter.

    Puso a los tres Meowth con mucho cuidado dentro de una caja de cartón y salió de la tienda. James no pudo evitar sentirse extraño, a causa de ver como se trataba a los Meowth como pokemón corrientes, pero no tuvo tiempo de pensarlo mucho, ya que la chica regresó enseguida.

    —No sé como agradecerte lo que has hecho por mí.

    —No es nada —James intentó no sonrojarse, en vano. No estaba muy acostumbrado a los halagos. De pronto, recordó a lo que había venido—. Necesito el juego de destapadores para Weezing.

    —¡Oh, cierto! Está en el sector de pokemón venenosos. Tercer pasillo.

    James se dirigió al lugar donde la chica le señaló y comenzó a buscar entre las estanterías.

    —Antídotos, máscara antigás, pulidor de escamas, afilador de colmillos… ¿Afilador de colmillos? —pensaba James en voz alta, a medida que caminaba —- ¡Ah, destapadores para Weezing!

    Se parecía a un destapador de inodoros, solo que venían tres en un paquete, de diferentes tamaños. Dos eran para las cabezas y la más pequeña era para la cámara de gas que las unía. Estaba a punto de tomarla, hasta que vio el precio.

    —Mil quinientos yenes —murmuró James. Le faltaban cien para llegar a esa cantidad. Maldijo por no haber ido primero a la tienda antes de vender las chapitas y decidió irse. Con suerte, los otros dos ya habrían conseguido algo y podía pedirles prestados los cien yenes. Al fin y al cabo, los tres se beneficiaban con su pokemón.

    —¿Qué pasa? ¿No lo vas a comprar? —preguntó la chica, quien se encontraba de vuelta detrás del mostrador y lo miraba con curiosidad.

    —No, es que no me alcanza el dinero.

    La chica pareció pensar por un instante.

    —¿Cuánto te falta?

    —Cien yenes, pero…

    —Trae los destapadores. Yo pagaré la diferencia.

    James negó con la cabeza.

    —No puedo aceptar eso. Volveré más tarde.

    —¿Qué son cien yenes hoy en día? —sonrió la chica, ya saliendo de detrás del mostrador para ir a buscar el producto.

    —Espera, yo… —quiso decir James, pero enseguida se calló. No soportaría tener que vender más chapitas, por mucho que los sacaran de apuros económicos.

    La chica regresó enseguida con el juego de destapadores, volvió a su puesto y pasó el producto sobre el lector de barras.

    —Mil cuatrocientos yenes —dijo la chica, con una sonrisa radiante.

    James sacó un billete de mil yenes y cuatro monedas de cien. Las contó delante de la empleada y lo puso sobre el mostrador.

    —¿Estás segura de lo que haces? —le preguntó. No quería que se metiera en problemas por su culpa

    —Ya dije, no es nada. Me ayudaste con esos Meowth y ahora sé cómo sacarlos de la tienda sin que me lastimen.

    —¿No tienes un pokemón para mantenerlos a raya?

    —Tengo una Pikachu, pero no quiero herirlos. Son apenas unos cachorros.

    —Entiendo.

    La chica puso el producto en una bolsa y se lo entregó.

    —Muchas gracias por su compra.

    James le sonrió, un poco incómodo.

    —De nada, gracias a ti.

    James iba a irse, pero ella lo llamó.

    —Espera, por favor.

    James se dio vuelta, a apenas un paso de la puerta.

    —¿Si?

    La chica se acercó a él, con un leve sonrojo en sus mejillas.

    —Disculpa mi atrevimiento, pero… Me gustaría invitarte a un café, cuando salga del trabajo. Claro, si quieres. No te preocupes, yo invito.

    James cerró los ojos al imaginarse la bebida humeante en una taza. Casi podía sentir el olor. Hacía meses que no probaba café y ya se estaba hartando de tomar té, agua y refresco barato. Se sentía humillado por ser invitado por una chica, pero ya había caído tan bajo que un par de metros más no le iban a hacer daño.

    —Está bien —dijo. La chica parecía simpática y hacía mucho tiempo que no conversaba con alguien que no fuera Jessie o Meowth —. Pero… No sé tu nombre.

    —Oh… Mi nombre es Rita.

    —James.

    —Encantada de conocerte, James. A las cinco salgo. Pásame a buscar.

    —D- de acuerdo.

    James salió de la tienda, apenas entendiendo lo que había pasado. Había entrado a la tienda para comprar un destapador y ahora tenía una cita. No le pareció aterrador, eso quería decir que sus traumas se habían alejado. Tal vez valiera la pena intentar algo con ella, porque con Jessie jamás podría tener una relación normal.

    Sé que en inglés los Meowth dicen Meowth y en japonés dicen Nya, pero pasa que suena tan tierno la onomatopeya japonesa que no lo puedo imaginar de otra manera.
    Kaos: Espero que no hayas tenido hemorragias nasales XD. Lo que si es que en la otra versión le faltaba más sentimiento por así decirlo.

    ¿Te gusta como manejo a Jessie¿ Diablos, es el personaje que más me cuesta hacer. Soy pésima manejando mujeres por algún extraño motivo, así que me alegro que digas que amas como la interpreto aquí.

    Nathan: Me he reido como idiota cada vez que leía la parte del Pokemón Planet. Y también hay revistas, jejeje.
    Meowth no es idiota, claro que no. Si recuerdas el capítulo, verás que era una mole esa mujer.
    Como que debería darles un poco de protagonismo a los pokemón, ¿no? Como que no va escribir de Pokemón sin que los susodichos no tengan el protagonismo que merecen.

    ¡Hasta el próximo sábado!
     
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    J.Nathan Spears

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    Bueno, ahora sí me avisaron las alertas de FFL. Y puedo comentar tranquilo luego de leer :P

    Me pasa igual n__n. Las onomatopeyas japonesas generalmente son mejores xP

    Dícelo a todos los autores que pasan escribiendo shipping y los dejan apartados ¬¬. En serio que dan ganas de meterles el Fierro Golpeador de Parejas Felices por donde no llega el sol...

    Carajo, me he descarrilado n_nU. El episodio está muy bueno, la verdad, con James pensando de manera realista sobre la situación... no lo llamo pesimista, a pesar de que pueda sonar perfctamente así, porque en todo caso, ¿No es increíble la cantidad de veces que ya llevan derrotados por Pikachu y compañía? Y eso que solo van en la PRIMERA temporada xD. Joder... realmente necesitan un descanso, o bien cambiar de objetivo. Después de todo, al menos no han olvidado el arte de saquear mochilas n_nU

    Cuando menos ahora James puede disfrutar de los placeres carnales con regularidad, con lo abierta (no malpensar, por favor) que se ha vuelto Jessie respecto a eso xD. Pero igual... sigue sintiéndose indigno. Ay, pobre tontuelo. Sigo pensando que es Jessie la indigna (y no, la líbido que pueda o no tener ella no influye en mi pensar. Lo explicaré mejor por interno, si quieres xP)

    Me encantó cuando la dependienta que atendió a James dijo "¿Qué son cien yenes?". Es cierto, la verdad, puesto que 100 yenes equivaldrían más o menos a 70 u 80 centavos de dólar si hablamos de divisa gringa, o 450 pesos más o menos si hablamos de divisa de mi país (Chile poh CTM). Y me sonreí por dentro por la ironía de que la chica tenga una Pikachu hembra y deba repeler a tres Meowth cachorros... sería increíblemente fácil para Jessie pensar en robarla, ¿No es así? Aunque quizás James encuentre la manera de evitar un enfrontamiento que le duela más a él que a Jessie o a la chica de turno xD.

    A esperar el siguiente episodio. Nos vemos :3
     
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    Siletek

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    Tus labios de rubí, de rojo carmesí
    Parecen murmurar mil cosas sin hablar



    Por ese palpitar
    Sandro
    Capítulo siete

    Temor


    Jessie estaba sentada en la fuente, con su uniforme de camarera color rosa y un delantal blanco y corto que cubría la parte de la falda. Por mucho que odiara admitirlo, el uniforme parecía hecho para una adolescente, pero no para una mujer de veinticinco años. La hacía sentir como una anciana con uniforme escolar.

    Miró el enorme reloj que estaba en una torre de un edificio, probablemente el ayuntamiento o algún edificio público. Eran las cinco y diez de la tarde. Lanzó un resoplido de impaciencia.

    —¿Cuándo va a regresar ese idiota? —preguntó, sin darse cuenta que lo había dicho en voz alta.

    —Salió hace quince minutos, Jessie —gruñó Meowth, sentado a su lado. Sostenía una bolsa de supermercado con algunas tazas de ramen de varios sabores.

    —Lo sé, pero… —interrumpió la frase y comenzó a pasar su mano sobre la superficie del agua. Estaba helada. Sentía deseos de llorar, pero no lo haría delante del pokemón.

    Cuando James les contó que una chica lo había invitado a una cita, sintió que su plan se venía abajo, como todos lo que había hecho en su vida. Aparentemente, James no la amaba y solo había estado con ella para tener experiencia en el sexo y no quedar como un idiota con la chica indicada. Se sentía usada, pero no era culpa de James, sino la suya propia. Él no tenía forma de saber que ella había hecho toda la idiotez de amigos con derechos solo para poder acercase a James. ¿Cómo pudo haber sido tan estúpida?

    —No me gusta que salga con esa tal Rita —dijo Meowth, de golpe—. Siento como si James estuviera saliendo con la boba de Misty.

    Jessie se giró hacia él, sorprendida.

    —¿Y a que viene eso? —preguntó, curiosa.

    —¡Es una empleada de poketienda! ¡Son malvadas! Te tientan y seducen con las pelotas que exhiben en la tiendas y, cuando estás tranquilo, relajado, como si estuvieras jugando con ellas en las puertas del Cielo, aparecen las muy traidoras y te echan con sus igual de traidores pokemón a la calle —dijo todo eso con el fervor de un predicador fanático.

    —Meowth, las pelotas están allí para que los entrenadores la compren. No es ninguna conspiración. ¿Por qué atraerían a los Meowth con pelotas, para luego echarlos?

    —¿Maldad? —aventuró el felino.

    Jessie optó por no discutir. Cuando el reloj marcó las cinco y media, decidió no esperar más y se levantó.

    —¿Adónde vas? —preguntó Meowth.

    —Regreso al globo. Ya compramos algo de comida y no tengo por qué estar aquí esperándolo como una idiota. James se va a tardar un rato.

    Caminaron hacia el globo en silencio. Los dos estaban preocupados por la mujer, pero no querían admitirlo en voz alta. ¿Qué estaba haciendo con esa chica? ¿Acaso le gustaba de verdad o solo quería tomar un café gratis? Alguna que otra vez, Jessie había usado sus encantos para conseguir que un tipo en un bar le invitara a tomar algo. Pero James tenía una mentalidad inocente, a pesar de su historial criminal. ¿Cuáles eran sus verdaderas intenciones? Lo más probable era que la chica lo engañara a él.

    En el globo, Jessie volvió a ponerse su uniforme del Equipo Rocket, feliz de deshacerse de su uniforme de camarera, mientras que Meowth subía con su guitarra a la rama más baja de un árbol cercano.


    Tú y yo

    Solíamos estar juntos

    Pensé que sería así para siempre

    Pero tengo la sensación

    Que te pierdo a cada segundo

    No quiere creer mi corazón

    Que aquí acaba el asunto



    Jessie no estaba de humor para escuchar sus canciones depresivas. Tomó un guijarro del suelo y lo lanzó con todas sus fuerzas hacia Meowth. Le golpeó justo en el amuleto, rebotó y el felino por poco se cae con la guitarra de espaldas hacia el suelo.

    —¿Qué demonios te pasa? —le gritó, volviendo a mantener el equilibrio y tocándose el amuleto con una mano.

    —Vas a provocar un suicidio a alguien si sigues tocando esas canciones capaces de quitarle el hambre a un Snorlax.

    —¿Y desde cuando te molesta? —le preguntó Meowth, irritado.

    —Desde ahora. Vuelves a tocar la guitarra hoy y te voy a romper los dedos, ¿oíste?

    Meowth se bajó del árbol, refunfuñando por lo bajo. Revolvió en la canasta y sacó una pequeña radio a pilas y unos auriculares. Se los puso y se recostó en las raíces del árbol donde se había trepado. Probablemente escuchando más canciones depresivas para reproducirlas con la guitarra más tarde.

    James no regresó hasta las siete de la tarde, cuando el cielo ya estaba oscuro como dentro de una cueva y la temperatura había bajado lo suficiente para que Jessie se pusiera un grueso chaquetón de color verde oscuro, además de prender una fogata para no morirse de frío . Para variar, James llevaba su uniforme, sino que vestía de traje y corbata de color azul marino. Era la ropa más elegante que tenía que no parecía un disfraz de carnaval.

    —Miren quien se dignó a aparecer —dijo Meowth con sorna, sacándose los auriculares.

    —Sí, lo siento, estuve charlando con Rita más tiempo de lo que creía —se disculpó James. Parecía alegre y eso despertó una alarma en Jessie.

    —Mientras nosotros trabajábamos como esclavos —añadió ella, con un resoplido.

    —Jessie, solo trabajaste unas horas de camarera, no haciendo rutas al mediodía —dijo James, de manera desdeñosa.

    —Entonces, ve tú a servir las mesas, mientras yo voy a una cita con el primero que me encuentre.

    James levantó las manos, en un intento de tranquilizarla.

    —Relájate, Jessie. Además, ya conseguí trabajo para mañana, así que no te preocupes.

    El rostro de Jessie se suavizó un poco.

    —¿Ah, sí? Me alegro ¿En dónde?

    —Con Rita. Mañana voy a ayudarla en la tienda. No me pagará mucho, pero es mejor que nada.

    Meowth se levantó de un salto, como impulsado por un resorte. Sus ojos echaban chispas.

    —¡Traidor! —dijo, señalando a James con un dedo. Incluso había sacado las garras—. ¿Cómo pudiste hacerme esto? ¡Vas a trabajar con el enemigo!

    —Meowth, ni que me hubiese unido a la policía, por favor.

    —Ojalá te hubieses unido a la policía, así serías más útil como cómplice. ¿Pero de que sirve que nos traiciones por “esa”?

    —Descuento del quince por ciento en la poketienda y la posibilidad de encontrarnos con los bobos, ya que ahí venden pociones y antídotos.

    Meowth abrió la boca para discutir, pero luego la cerró. Sus orejas y bigotes bajaron un poco.

    —Tienes razón —dijo al final. Se sentó en el suelo y se puso los auriculares de vuelta.

    —¿Qué le pasa? —preguntó James a Jessie, rascándose la cabeza.

    —Ah, le caen mal las chicas de la poketienda. Algo como que lo echaban por robar pelotas allí.

    —Ah, ya me lo imagino. Tenía que ser sobre cosas redondas.

    —¿Vas a comer algo? Compré ramen.

    James negó con la cabeza.

    —No, coman ustedes. Yo tomé café con un trozo de pastel de chocolate.

    James se metió en el globo y comenzó a cambiarse de ropa. Jessie se quedó mirándolo y luego torció la vista, para evitar que su compañero la vea con los ojos llenos de dolor. No permitiría que la viera como una chica tonta y llorosa por un amor perdido. Ya le había pasado antes y había prometido no llorar nunca más por un hombre. Pero James era distinto. Le dolía mucho más que lo que le habían dolido los hombres que pasaron por su vida para maltratarla y abandonarla, porque él no era como los otros.

    Si, había sido una estúpida.

    ...​

    Jessie se despertó a mitad de la noche, con la boca reseca. James dormía a su lado, con la cabeza apoyada en su hombro. Pero Meowth no estaba acurrucado en su pecho, como era de costumbre.

    Se levantó con cuidado, para no despertar a James y comenzó a buscar una botella de agua con la poca luz que le daba la fogata. Apenas la encontró, le dio un buen trago, a pesar de que estaba tibia. Terminó casi toda la botella y la dejó de vuelta en el globo. Ya organizaría todo mañana.

    Unos leves acordes de guitarra se escucharon a lo lejos. Meowth debía estar con insomnio otra vez. Iba a acostarse y a seguir durmiendo, pero luego recordó que no era bueno tener a un Meowth mal dormido trabajando en la cocina y se dirigió a donde sonaba la música. A medida que se acercaba, podía oír la voz rasposa de Meowth:


    Cuando das lo mejor de ti, pero no lo logras

    Cuando consigues lo que quieres, pero no lo que necesitas ahora

    Cuando estás cansado, pero despierto pasas las horas

    Atascado en reversa



    Jessie se acercó más y lo vio, sentado sobre la raíz de un árbol. No podía verlo bien, aunque distinguía su silueta bajo los rayos de la luna.


    Cuando las lágrimas fluyan por tu cara

    Cuando pierdes una cosa que no puede ser reemplazada

    Cuando amas a alguien, pero te da la espalda.

    ¿Qué podría ser peor?



    Jessie decidió que tal vez lo mejor era dejarlo solo, pero pisó unas ramas que crujieron ruidosamente. Meowth paró de cantar y se puso de pie.

    —¿Quién anda ahí? —dijo, sacando sus garras de manera amenazante.

    —Soy Jessie, Meowth, no te asustes —bufó ella.

    —Ah —se volvió a sentar—. ¿No puedes dormir?

    —Me levanté a tomar agua, nada más.

    —Yo no puedo dormir. Esa tal Rita me preocupa bastante.

    Jessie meneó la cabeza y se acercó un poco más a él. No era el único

    —Apenas la conoció hoy y nosotros aún no la hemos visto —lo decía tanto para tranquilizar a Meowth como a ella misma—. Al menos debió presentárnosla.

    —Pero él nunca hizo algo como esto—titubeó antes de continuar—. Tengo miedo, Jessie.

    —¿De qué tienes miedo? ¿Qué esa mujer le haga daño?

    —De que se quede con ella y no quiera volver a vernos nunca más.

    A Jessie se le hizo un nudo en el estómago. Ella tenía el mismo miedo, pero no quería admitírselo, ni siquiera a ella misma.

    —Oh, vamos —le dijo, con falsa seguridad—. Esto no es un cuento de hadas donde se conocen hoy y se casan mañana.

    —Sí, ya sé. Pero James es muy ingenuo. Vaya a saber lo que esa bruja le estuvo diciendo en la cita. Quizás un montón de tonterías para que se quede y se olvide de nosotros.

    Jessie cerró los ojos con fuerza y los volvió a abrir. No quería perder el control de sus emociones.

    —No más novelas ni canciones prohibidas para suicidas por un tiempo largo, Meowth.

    —¡Estoy hablando en serio! ¿No tienes miedo por esa bruja?

    —Va por el café gratis. Si una Meowth te ofrece atún gratis, vas a irte corriendo.

    Meowth negó enérgicamente con la cabeza.

    —Los pokemón somos distintos a ustedes, los humanos. No hay comparación.

    —Meowth, estás…

    —Esta bruja parece buena con James y le consiguió trabajo. ¿Qué preferirías en su lugar? ¿Amor y estabilidad económica o morirte de hambre con nosotros?

    —Lo que yo elegiría no es lo mismo. Ahora ven con nosotros y duerme. Tenemos un largo día mañana.

    Meowth pareció recapacitar.

    —Está bien.

    El felino se levantó y caminó despacio hasta la segura luz del campamento. Que la llevara el diablo si no había pensado lo mismo que él en algún momento de la noche. Jessie regresó y lo primero que vio fue a Meowth acurrucado en el pecho de James. La invadió una oleada de ternura mezclada con dolor al ver la escena a pesar de haberla visto tantas veces y tuvo que quedarse inmóvil unos momentos para grabarse la escena en su mente antes de acostarse al lado de ambos.

    Primera canción basada en Dont Speak, de No Doubt. La segunda está basada en Fix You, de Coldplay.

    Supongo que no necesito cambiar un poco la letra de las canciones que me gustan para ponerlas aquí, pero ahora que lo pienso, me gusta más así.

    Nathan: Es que es cierto. El "nya" suena mil veces mas tierno XD

    El Fierro Golpeador de Parejas Felices XD. Si, yo también quiero una. Es que, en serio, he visto fics de Ash donde Pikachu ni siquiera es nombrado, sin contar en los que ni siquiera aparecen los pokemón, por Dios. Leía un poco y al rato era como:

    [​IMG]

    El arte de saquear mochilas es tan antiguo como la época donde se inventaron recipientes para llevar las cosas. Si han llegado a robar albóndigas de la ventana de una vieja, por favor.

    Lamento el capítulo tan corto. Nos vemos la próxima semana.
     
    Última edición: 2 Septiembre 2017
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    Al fin termino mis pendientes... rayos, ya son casi las 6:20 AM T__T. No he podido dormir...

    Pero bueno, el episodio estuvo bastante bueno, explorando las sospechas de Meowth y Jessie respecto a la tal Rita n__n. Pobre James, no se da cuenta de lo que pasa xD. O quizás sí, pero como es él... el que se siente indigno de seguir con Jessie (LOL), pues...

    Como sea, normalmente no me identifico con la pelo de dentífrico rosa, pero vaya que estoy de acuerdo con eso de ponerse a tocar canciones cortavenas... dan unas ganas de romperles el cuello para que así se callen de manera permanente ¬¬. Y no, no soy depresivo ni celoso, pero por alguna razón, esas rolas me tienen harto. En la radio que escuchan en mi oficina, cada cierto tiempo se mandan sus canciones tristes e_é.

    No sé qué más añadir, salvo que la ejecución fue impecable en cuanto a ortografía y redacción... y las canciones creo que combinan bien. Digo "creo" porque soy muy vago como para andar buscándolas pa comparar xD

    Mucha suerte :V
     
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  20. Threadmarks: 8. Pánico
     
    Siletek

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    Estás al caer y la salida se está cerrando
    Ataque de pánico


    Ataque de pánico

    Snake
    Capítulo ocho

    Pánico

    James había tenido varios trabajos temporales a lo largo de su vida, pero jamás había trabajado antes en una poketienda. Usaba el mismo uniforme que Rita: playera celeste, pantalón negro y un delantal rojo. No era distinto a otros uniformes que había usado vendiendo onigiris, helados, flores o cualquier otra cosa.

    —Te queda genial —le dijo Rita, al verlo dentro de la tienda con el uniforme puesto.

    —No tanto como a ti —rió James, intentando ser amable.

    Ella también rió, con las mejillas sonrojadas. ¿Por qué se sonrojaba tanto? Así había estado en la cita del día anterior.

    —Todavía no es nuestro turno, así que te mostraré como funciona todo antes de empezar.

    Durante media hora, Rita le enseñó a James los distintos productos que se vendían, donde estaban y, en ocasiones, para que se usaban, mientras un par de empleados se encargaban de atender a los clientes. También se encargó de mostrarle el depósito, en caso de que hubiera que reponer los productos. También servía de sala de descanso, usando para ello una mesa, tres sillas plegables, un pequeño refrigerador y una pava eléctrica entre las cajas de productos.

    —Las tardes son tranquilas, por lo general, pero las mañanas suelen ser agitadas —explicó ella, mientras estaban en el depósito.

    —¿Por qué?

    —La mayoría de los entrenadores vienen por la mañana para comprar pociones y antídotos antes de marcharse a su siguiente destino. Hay que asegurarse que los estantes estén llenos cuando empiece nuestro turno.

    Los dos empleados finalmente se fueron, saludando a Rita y a James al salir. Quedaron solos en la tienda, aunque sabía que no era por mucho tiempo. Pronto llegarían más clientes.

    Pronto comenzaron a aparecer los primeros entrenadores. James sospechaba que Rita no llevaba mucho tiempo trabajando, ya que iba agitada de un lado para el otro atendiendo a la gente. Pero él ya había trabajado en puestos de comida donde los clientes y el tiempo eran su peor pesadilla. Esto era casi un descanso comparado con trabajos anteriores.

    La mañana pasó volando. Almorzaron por separado, por si algún cliente se les ocurría interrumpir la sagrada hora de la comida. El negocio estaba abierto las veinticuatro horas y nos los dejaban cerrar ni cinco minutos.

    —¿Cómo hacías para almorzar cuando estabas sola? —preguntó James.

    —Comiendo cualquier cosa que no necesitara cubiertos —respondió ella, riéndose. Era una chica muy alegre y sencilla. Le agradaba de verdad aunque, por mucho que se esforzara, no podía sentir por Rita lo que sentía por Jessie. Y sospechaba que ella sentía algo hacia él. ¿Por qué no podía corresponderle? Asco de vida.

    La hora de salida al fin llegó y Rita tuvo la idea de salir a caminar juntos por el bosque. Mientras que ella se había arreglado, James solo se había sacado el delantal. No tenía ganas de cambiarse.

    —¿Hace mucho que trabajas en la tienda? —le preguntó James.

    —Tres meses. Mi padre es el dueño.

    —Entonces, cuando te referías a tu jefe…

    —Sí. Es que llamarlo papá dentro del horario de trabajo suena poco profesional.

    —Tan poco profesional como vender un moño cualquiera y decir que es especifico para… no sé, un Ónix. ¿Quién quiere ponerle un moño a una Ónix?

    Rita estalló en carcajadas. Un par de Pidgey volaron asustados de un árbol cercano y se perdieron en el atardecer.

    —Hay mucha gente que lo compra, sobre todo las chicas. Es una estafa, en realidad.

    Siguieron caminando por el camino principal, para no perderse. No había nadie, a excepción de algún pokemón típico de allí, como Caterpie o Weedle, trepándose a los árboles. Más adentro habría muchos más, pero lo que menos quería era toparse con un nido de Beedrill y terminar siendo aguijoneados hasta por el culo. No era una muerte digna.

    —Eres encantador, James —dijo Rita, de golpe. James la miró a los ojos y la vio sonrojada y con los ojos brillantes.

    —También tú —dijo, por decir algo.

    —¿De verdad tienes que irte mañana?

    —Te lo dije ayer. ¿Por qué insististe en que trabajara, si solo me quedaría un día?

    —Solo… solo quería tenerte cerca. Porque… me gustas mucho.

    El corazón de James comenzó a latir deprisa y sintió un repentino sudor frío que le chorreaba por la espalda. Lo que sentía ahora no tenía nada que ver con amor: era miedo. El miedo que creía tener superado lo golpeó justo en la boca del estómago. Ella avanzaba demasiado rápido, ¿por qué? Apenas se conocían.

    —¿James?

    Apenas podía oírla. Sentía los latidos de su corazón en los oídos y el pecho se le estaba cerrando de manera progresiva. De golpe, sintió que necesitaba estar con Jessie y con Meowth. Con ellos se sentiría seguro de vuelta, ¿pero dónde estaban? Tal vez habían regresado al campamento.

    —James, ¿te encuentras bien?

    —Yo… tengo… que irme. No… me siento bien —y se internó en el bosque a todo correr.

    —¡James!

    James siguió corriendo, internándose cada vez más y más entre los árboles raquíticos del invierno. Quería alejarse de Rita tan rápido como fuera posible. Era una loca, una manipuladora, una desquiciada que quería manipularlo como si fuera un títere, como lo habían hecho sus padres y como lo había intentado Jessebelle. No, no permitiría que eso le pasara otra vez.

    Siguió su carrera enloquecida por el bosque, sin un rumbo, tan solo quería alejarse, alejarse, alejarse. A veces sentía que lo perseguían, pero no veía a nadie. Tropezó un par de veces con las raíces de los árboles, pero aún así siguió corriendo. A la tercera vez, no pudo mantener el equilibrio y cayó de cara sobre la dura tierra. Se quedó allí tendido cual largo era, resollando, con raspones en las rodillas y los brazos. La cara le ardía y un hilo de sangre comenzó a brotar de su nariz. James comenzó a llorar como un niño pequeño, perdido en el bosque.

    Necesitaba a Jessie y a Meowth. Nunca los había necesitado tanto en su vida como en ese momento.

    Se levantó del suelo y, sin molestarse en sacudirse la ropa o limpiarse la nariz, comenzó a correr otra vez, sin rumbo. Solo quería a sus amigos otra vez.

    ...​

    Eran casi las once de la noche. A estas alturas, Meowth debería estar durmiendo acurrucado junto a Jessie y James pero en lugar de eso, estaba solo, linterna en mano, buscando a James.

    Cuando regresaron del trabajo y no encontraron a James, no se preocuparon en lo absoluto. Probablemente había salido con Rita a tomar un helado, un café, o a caminar por ahí. A medida que el sol comenzaba a ponerse en horizonte y aparecían las primeras estrellas, comenzaron a preocuparse un poco, pero no demasiado. La preocupación fue mayor a la hora de la cena, tanta que apenas pudieron pasar el ramen por sus gargantas. A las diez de la noche, Jessie fue a buscarlo al pueblo, pero no tuvo suerte. En la poketienda, las dos chicas que atendían allí le habían dicho que Rita y James habían salido juntos al bosque y no tenían más información.

    —Tal vez se hayan perdido —dijo Meowth. No parecía preocupado por fuera, pero por dentro quería salir ya a buscarlo. James era una persona frágil y fácilmente manipulable y propenso a caer en estafas. No temía por Rita; podría habérsela devorado un Charizard por lo que al felino le importaba. Tener empatía por los seres humanos no era una de sus cualidades y mucho menos si eran desconocidos. Pero James era casi como su hermano.

    —Mejor vamos a buscarlo —Jessie ni siquiera dio muestras de preocuparse por Rita—. Puede que no le haya pasado nada, pero… —dejó morir la frase y, en su lugar, tomó un pedazo de papel y una birome. Escribió una nota a James diciendo que habían ido a buscarlo y la pegó en el canasto del globo con cinta adhesiva. Tomó dos linternas y le pasó una a Meowth—. Vayamos por separado. No te pierdas tú también.

    Meowth obedeció y se puso manos a la obra. Para ahorrar baterías, no encendió la linterna hasta que estuvo envuelto en la oscuridad.

    —¡James! ¡James! —lo llamaba Meowth, sin obtener respuesta. Solo escuchaba el ruido de sus propias pisadas y el viento susurrando en los árboles.

    A medida que pasaba el tiempo, el miedo invadía su corazón. La idea de ir solo le había parecido buena idea cuando estaba con Jessie, pero ahora, rodeado de árboles y oscuridad, se daba cuenta del error que había cometido. Estaba tan preocupado por James, que se había olvidado lo mucho que aborrecía la soledad. Lo hacía sentir indefenso, desprotegido ante el mundo.

    Durante poco más de media hora estuvo llamándolo, cada vez con un poco más de desesperación en su voz. La luz de la linterna recorría el bosque, iluminando las hojas y ramas caídas de los árboles, pero ni rastro de James. Cuando ya pensaba en rendirse, logró vislumbrar algo anormal: una zapatilla blanca.

    Con el pulso tembloroso, Meowth apuntó más arriba. Unos pantalones negros estaban unidos a las zapatillas. Siguió subiendo hasta reconocer el cabello violeta de su amigo. Al verlo más detenidamente, notó que estaba sentado, con las rodillas recogidas hasta el mentón y abrazándose las piernas. Tenía los ojos cerrados y la nariz manchada de sangre reseca, abriéndose camino hasta el mentón.

    —¡James! —gritó Meowth. Corrió hacia él, se trepó a sus piernas y lo sacudió por la cabeza. James apretó los ojos con más fuerza y luego los abrió.

    —¿Meowth? —preguntó, adormilado.

    El felino se le tiró encima, abrazándole la cabeza como pudo, James se acomodó y lo colocó en su pecho, abrazándolo con tanta fuerza hasta casi quitarle el aliento.

    —¿Qué te pasó? —le preguntó Meowth, separándose e intentando sacarle la sangre pegoteada de la cara.

    —Meowth, por favor, no te alejes de mi —las palabras de James salían de forma entrecortada de sus labios —. No te separes nunca de mí.

    El felino parpadeó varias veces, sorprendido. Normalmente no solían decir mucho sobre los sentimientos y cosas como esa, pero James estaba en un estado deplorable. No recordaba haberlo visto así antes, ni en los peores momentos.

    —No me voy a ir a ningún lado. Levántate y vamos de vuelta al globo.

    James se levantó con dificultad. Meowth lo condujo por el bosque en silencio, más aliviado por haberlo encontrado, pero aún estaba un poco preocupado. ¿Qué demonios le había pasado? ¿Acaso Rita le había hecho daño?

    Llegaron al campamento. Jessie aún no había regresado. Se sentaron alrededor de la fogata para esperarla.

    —Tenemos ramen para la cena. ¿Quieres? Nosotros ya comimos.

    —¿Dónde está Jessie?

    —Salió a buscarte. Ya va a regresar.

    James asintió de manera casi imperceptible con la cabeza y se quedó casi en la misma posición en la que lo había encontrado. Meowth puso agua a calentar en una olla, esperando con impaciencia a que Jessie regresara de su expedición. No se atrevía a ir solo de vuelta a buscarla.

    ...​

    Jessie buscó y buscó por el bosque hasta que la linterna comenzó a parpadear, amenazando con apagarse en cualquier momento. No había encontrado ni rastro de James y la preocupación la estaba matando por dentro. Volvería al campamento para ver si Meowth tenía novedades y, en caso de que fueran negativas, usaría a Arbok para rastrearlo. Buscaría toda la noche de ser necesario. Y si no aparecía al día siguiente, no le quedaría otra opción que avisar a la oficial Jenny, sin importar las consecuencias que eso les acarraería.

    Al llegar al campamento, distinguió la silueta de James y su corazón latió deprisa por la felicidad. Lanzó un suspiro profundo.

    —Así que lo encontraste —dijo Jessie, intentando disimular el alivio en su voz.

    James se levantó de un salto y corrió a abrazar a Jessie con tanta fuerza que la tiró de espaldas al suelo, hundiendo la cabeza en su estómago.

    —¡James! ¿Estás loco? —le dijo, furiosa

    James se echó a llorar en sus brazos.

    —Te necesito… —murmuró por lo bajo.

    Jessie se quedó de piedra, sin poder hablar. Recordó haberlo visto así en El Pico de la Doncella, cuando un Gastly se había hecho pasar por el fantasma de una chica que le daba el nombre al acantilado.

    —No voy a intentar tener una relación nunca más —continuó—. No sé ni por qué lo hice. No quiero a nadie en mi vida, Jessie, a nadie. Quiero estar solo…

    —Está bien —Jessie le pasó la mano por la cabeza—. Está bien, no tienes por qué estar con alguien si no quieres —miró a Meowth, algo confundida y dolida a la vez, esperando que le dijera algo coherente pero, al no recibir respuesta, volvió hacia James —. ¿Qué pasó con Rita?

    Los hombros de James se convulsionaron un poco antes de hablar.

    —Dijo que quería salir conmigo.

    Jessie suspiró.

    —Y te asustaste mucho.

    James asintió.

    —¿Quieres hablar de eso?

    James negó con la cabeza.

    Meowth sacó la pequeña olla del fuego y buscó una taza de ramen.

    —Ya va a estar la comida —anunció.

    James al fin se separó de Jessie y se acercó a Meowth a pasos lentos. Esperó con paciencia a que el felino pusiera el agua dentro de la taza de ramen y dejara pasar tres minutos a que estuvieran comestibles. James comió casi sin ganas y luego se acostó a dormir en el suelo. Meowth se acostó en su pecho y se durmió casi enseguida con él. Jessie tardó mucho más en dormirse. Ahora todo estaba claro: jamás podría estar con James.

    ...​

    A la mañana siguiente, Jessie fue sola al pueblo a comprar provisiones, dejando a Meowth y a James arreglando las cosas para viajar, a pesar de que todavía no habían visto a los bobos. Estaba haciendo un gran esfuerzo para hacer como si nada hubiera pasado. El sol seguía saliendo, el viento seguía colándose entre los árboles y ella seguía despertándose para ganarse el pan de cada día junto con sus compañeros. Que pase el siguiente.

    Al llegar al pueblo, notó una actividad anormal. Había demasiada gente en las calles, con palas y picos, yendo hacia las montañas. Con curiosidad, se acercó a uno de los hombres que formaba parte de la multitud:

    —¿Qué sucede? —le preguntó.

    —Descubrieron fósiles en el Monte Abuelo. Estamos yendo todos a desenterrarlos.

    Fósiles… Eso era mucho más valioso que el Pikachu del bobo. Compró las provisiones y volvió al globo tan rápido como pudo. Se plantó ante ellos con una sonrisa.

    —Muchachos, cambio de planes.

    Nathan: ¿Soy yo o Jessie no te agrada? En cuanto a Meowth y sus canciones cortavenas... me lamento que las vas a ver de vez en cuando, pero siempre te lo puedes saltar XD

    El próximo cap se tratará de uno de la serie, así que crucemos los dedos.
    ¡Hasta el próximo sábado!
     
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