Mitología El mito del Sol [Agosto te desafía]

Una pequeña niña de piel blanca y suave como la nieve, de ojos grises, cabello anaranjado como una linda y jugosa naranja, se encontraba corriendo por un bosque de pinos en época invernal.

El cual se encontraba en el este de Yoqueyu, un pueblo pobre y humilde que se mantenía por el simple trabajo de talar los arboles y venderlos.

La pequeña pelizanahoria, corría divertida por los bosques, saltando y brincando, por esconderse de su guardián quien se encontraba buscándola. Ambos habían llegado a una apuesta del cual se trataba del un simple juego de escondidas, claro está que esta niña era muy buena jugando aquel juego.

Mientras mas corría, mas su corazón latía acelerado por aquel esfuerzo físico del cual estaba practicando, los pinos eran altos y frondosos, sus raíces eran ocultos por un manto de nieve, que había caído en la mañana, pero mientras mas la niña se acercaba sin ningún cuidado del tener que correr por esos lugar el color del cielo se empezaba a tornar de tonos anaranjados y amarillos.

—Ésta vez Igor no me encontrara, jajaja —murmura divertida la niña.

Y tenía razón en aquel comentario, en verdad su guardaespaldas no la encontraría...

La pelizanahoria corría tan eufórica y entusiasmada que no se percató de una rama sobresaliente, que era poco mas oculta con un pequeño manto de nieve en su camino, del cual, ella tropieza y sin mas poder evitar cae al suelo.
Pero no era una simple y pequeña caída, esa rama la había traicionado, torciéndole el tobillo.

Aun sin poder evitar el drama, esa rama estaba cerca de una bajada segura a una muerte. Por lo cual la pequeña niña fue cayendo hacia mas allá del este, y sumergida en un río, conocido como el Río Oestino, que directamente llevaba al oeste donde nadie era encontrado al llegar.

Por lo que la niña muy asustada y a dolorida cae al río, ahogándose un poco, intentando salvar su vida, pero lo que el mundo no pudo evitar fue que ella hiciera otro mal movimiento, ocasionando que su cabeza chocase con una roca, llevándola a la inconsciencia.

Mientras todo eso sucedía el guardaespaldas se fijó como en el cielo se formaba un lindo ocaso, como también llegando un estremecer peligroso a él, alertándole un seguro peligro.

—¡La princesa!—exclamó.

Y corrió en dirección al lugar mas peligroso, el río, por lo que al ver una cabellera anaranjada a lo lejos se alarmó, pero justo cuando ya estaba llegando a ella, el cuerpo de la pequeña pelizanahoria cae al precipicio del oeste, dando lugar a ese día una noche oscura y fría, ya que el sol se había ocultado.

Se rumorea entre los pueblerinos que luego de aquel suceso de la princesa de cabellera anaranjada, también conocida como Sol brillamas, se escuchan risas en los amaneceres, como también el sol sale y entra justo donde el río del oeste, dejó a Sol.