Song-fic El extraño juego de Elisabeth

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Este song-fic participa en la actividad "Una canción, un drabble" de Amane . Advierto que lo considero para mayores de 16 años, por lo que insinúa. Espero que disfrutéis de la lectura. ¡Gracias!

El extraño juego de Elisabeth

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—Hoy vamos a jugar a un juego que he inventado yo. ¿Vale? —dijo ella con sus ojos brillando de emoción, mientras miraba a los dos niños que la miraban sin entender.
—¿Qué juego, Elisabeth? —dijo Edmund, tratando de entender— a mí no me apetece jugar otra vez a ese estúpido juego de papás y mamás.
—Digamos que he reformado ese juego, para que sea más divertido.
—¿Esta vez no me tocará ser el bebé otra vez? —dijo Andrew con un tono de esperanza en su voz.
La niña sonrió y señaló la alfombra en la que estaban los tres sentados. Los chicos la observaron, sin entender, esperando que aquello fuese alguna respuesta.
—Bueno, esta vez yo seré la mamá...
—¡Qué novedad! —dijo Edmund con sarcasmo.
—Eh, ¡déjame terminar! —Elisabeth le golpeó suavemente la frente— y vosotros dos seréis los papás.
—No tiene sentido, solamente puede haber un papá. Nadie tiene una mamá y dos papás —dijo Andrew frunciendo el ceño, sin entender la nueva manera del juego.
—Oh, vaya, si tan solo es un juego, ¡por eso podemos cambiar las cosas a nuestro antojo! ¿No es divertido? —dijo Elisabeth con emoción.
—Supongo... —dijo Andrew.
—Puede ser divertido —dijo Edmund— y no tendrás que ser de nuevo el bebé. Será más divertido que que digas una y otra vez "gugutata", ¿no?
—En eso tienes razón... ¿pero que función tiene la alfombra?
—Oh, porque vamos a recrear una escena primero, vamos a dormir.
—¡Dormir! ¡Qué divertido! —dijo esta vez Andrew con sarcasmo.
La niña soltó una risa peligrosa. Se acercó Andrew y lo empujó para que se quedase tumbado. Quedando a escasos centímetros de sus labios.
—Parece un juego peligroso —dijo Edmund que observaba la escena.
—Solo es un juego. Así que nada será como en la realidad —dijo Elisabeth mirando a los ojos a Andrew, que estaba completamente colorado, con la niña encima suyo.
La niña puso una mano de por medio e hizo como que le daba un beso. Andrew respiró aliviado. Elisabeth extendió la mano hacia Edmund, invitándolo a participar.
—Es un juego para los tres —dijo Elisabeth sonriendo— prosigamos.
Aquello era extremadamente divertido para la niña.