Dagas Dagas Por Catherine Somers De nuevo, en los tres meses que llevábamos viviendo juntas, la miré caminar de un lado a otro gritando cosas en su mente y pateando los almohadones que ella misma había tirado al suelo. Imaginación era la cosa que menos le faltaba, pero según su criterio todo lo que hacía estaba mal, mal y mal. Hice una mueca de disgusto cuando se sentó en la silla y se paró nuevamente, caminando de un lado a otro nuevamente. Pensaría, si no la conociera, que de tanto ir en vaivén haría un hueco en el piso, pero ya iba a quedarse quietecita y a ponerse a gritar. Y así lo hizo. Yo, por mi parte, simplemente me dejé caer en el cómodo asiento que había abandonado hacía poco. Comencé a leer las pocas palabras que había escrito. Sentía su mirada en mi, esperaba. Me di la vuelta pero de mis labios no salió nada. Ella volvió a emitir sonidos fuertes. Comenzó a auto-criticarse por escribir algo tan vago y sin sentido. Acostumbrada, la escuché con atención. Los personajes eran nulos, la ortografía pésima, la trama gastada, la descripción pobre. Me levanté, y sin expresión en el rostro le di una bofetada. Me observó incrédula y yo le sonreí. —No sigas tirándote dagas, tonta. —me tomó fuertemente por los hombros, casi lastimándome, y antes de quejarme me soltó y corrió a su laptop gritando eufórica «¡eso es!» Media hora después de leerlo aún le duele el golpe que le di por ser tan crítica de si misma. Dagas, ella vive tirándose dagas. Si no lo hiciera, tal vez a más gente le gustaría como escribe. -- Hahahahahahahaha, lo colgué porque encontré el dibujito en mi Blog :UY: Dagas, dagas, ¿qué escritor no se autocritica?