Microrrelato D de Declararme

Este relato-capítulo me ha parecido un tanto extraño. Hay dos cosas que me han parecido incongruentes: la primera es en el momento que Joe está escuchando a la pareja declarándose. ¿Cómo pudo oír que había terminado de decir todas sus palabras y le estaba haciendo la pregunta clave si no le oía? Pudo intuirlo, pero oír "todas las palabras que planeó decir para la ocasión" me resulta difícil de creer. La otra cosa es al final, cuando dice en la conclusión *En como haré que mis sentimientos lleguen a ella sin necesidad de “declararme”*. ¿Cómo no se va a declarar si ya se le ha escapado que le gusta? En mi opinión, esta parte de la historia está mal hecha, no es nada incorregible; pero tal como está necesita unos pocos arreglos.

Respecto a la ortografía, quiero señalar una falta que he estado viendo en todos los relatos en repetidas ocasiones: la palabra "aunque" va junto, no separado. Fíjate también en el monosílabo "sí", cuando es una afirmación va con tilde, si es un pronombre reflexivo (como en esta oración), va sin tilde.

En cuanto a la historia en sí, está bien. Aquí vemos al protagonista con esa necesidad de sentirse querido, el deseo reprimido de confesarse a Vanessa y poder estar junto a ella como novios oficiales. Veremos cómo acaba este desafortunado desliz. Mucho ánimo y un saludo. ^-^

Contenido oculto: Corrección

Ayer fue un día increíble, tuve una “cita” con Vanessa y además conocí una gran tienda de música, el señor que la atendía era un poco gruñón pero nada que no se pudiera tolerar. Aunque creo que también me dolió el bolsillo al ver el presido de los instrumentos, la desventaja de vivir solo. Ahora mismo estoy solo por las calles, porque Vanessa se fue con sus amigas.

Pasaba junto a una calle que daba la vista a la hermosa playa, que complementado con el cielo le hacían lucir muy hermosa, a lo lejos, donde empezaba la ensenada, estaba un sujeto acompañado de, lo que supongo, es su novia. O eso parecía, pero al ver como el chico toma las manos de su acompañante para decirle algo que, por razón de distancia, no podía escuchar con claridad. Pero al ver como él se arrodillaba y luego sacaba algo de sus bolsillos sabía por dónde iban las cosas. Una vez que el sujeto terminó de citar todas las palabras que planeó para esa ocasión, incluida la “pregunta del millón”, la chica solo podía asentir mientras tomaba el anillo de aquella cajita y se lo colocaba en el dedo anular.

—¡Felicidades!—les grité, a lo que ellos solo atinaron a agradecerme—. Creo que tuve suerte, uno no ve declaraciones todos los días.

“Declararse”. Esa palabra que uno de mis viejos amigos usaba cuando “tenía valor” para decirle sus sentimientos a la chica que le gusta. Es bastante curiosa, y a mi gusto innecesaria, porque no se supone que cuando dos personas tienen un sentimiento de amor mutuo, las dos son capaces de darse cuenta, o por lo menos eso es lo que dan a entender “disimuladamente” los autores cuando cuentan una historia, solo para culminar con la declaración de los dos protagonistas. Tal vez sea por eso que no me gustan mucho ese tipo de historias, yo pienso que el amor es algo que “se puede tocar con el alma”, y no se necesitan palabras para dar a entender a la otra persona que la amas… Aunque un “te quiero” cuando es necesario no está de más.

—¿Qué tanto miras?

—Solo a esa pareja.

—¿Celoso?

—Para nada. Es solo que pienso en el amor.

—Así que Joe está enamorado…

—¡Sí!

—¿Se podría saber de quién?

—Claro, a mí me gusta… ¡Vanessa!—trastabillo al ver a aquella chica y caigo de bruces—. ¡Auch!

—¡Sabía que estabas enamorado de mí!—me dice con una enorme sonrisa.

—¿Qué haces aquí? ¿No que estarías con tus amigas?

—Bueno, todas tenemos cosas que hacer, de todas maneras nos veremos el fin de semana —ella me ofrece una mano—. Ahora ponte de pie, ¿o piensas tomar el sol?

—Muy graciosa… —tomo su mano y me pongo de pie. Sin soltarme de su agarre pienso:

En como haré que mis sentimientos lleguen a ella sin necesidad de “declararme”.