Contenido oculto ¡Oh, Moge Moge Mogegege! ¿Quién la vida por el perder? No podéis confiar en él, El Mogeko más vil y despreciable Por los pasillos no hay de el quien hable, Pues el Rey Mogeko te vigila Y su ojo no perdona a quien vacila. Esos eran los canticos que se tarareaban en las habitaciones de los mogekos infectados y los calabozos del gran castillo mogeko, claro que al día siguiente se encontraban uno o dos muertos al cruzar un corredor cualquiera o asomarse por la ventana y ver cuerpos flotando en el foso; a pesar de eso los mogekos con menor inteligencia seguían cantando ese pequeño verso cuando creían que el rey no estaba cerca de ellos. ― ¡¿Acaso me creen estúpido?! ―Gruño el Rey Mogeko mientras arrinconaba a un par de cocineros en la bodega principal, los observo intensamente con su horrible y ciclope ojo maldito que solo muy de vez en cuando mostraba ―¡¡LOS VOLVERE PROSCIUTTO Y CON SU CARNE HARE QUE ALIMENTEN A LOS MAD-MOGEKOS!! Y bueno, a la hora de la cena de esa noche los cocineros tuvieron que ser reemplazados porque los otros habían “desaparecido misteriosamente”, mientras que los vigilantes del hospital para Mad-Mogekos recibía un nuevo cargamento de sagrado prosciutto. ―Oh querido rey de pacotilla~ ¿De nuevo mataste a los cocineros? Ya no te duran ni una semana los desgraciados mogegege~ ―Moge-ko se encontraba de espaldas cuando el Rey entró y dio un fuerte golpazo a la puerta, ella apuntaba con precisión a una de las tantas dianas de tiro donde tenía atados a sus juguetes y lanzo con extrema precisión a la cabeza de uno de los seres amarillos, sin embargo el portazo del Rey movió la diana los suficientes centímetros como para hacer fallar su tiro ―… El Rey Mogeko abrió la boca para responder a la burla de la tiránica arpía que se hacía llamar mogeko pero al verle la cara supo que su esperanza de vida había disminuido a la mitad; había enojado a Moge-ko, había firmado su sentencia de muerte, era mejor callarse y salir corriendo o sufriría el mismo destino que los tipos de la diana, tal vez hasta algo peor. Retrocedió lentamente y con cautela por donde había llegado, abrió el portón sin hacer ruido y en cuanto tuvo el camino libre se dio a la fuga, justo a tiempo para ver como Moke-ko se abalanzaba sobre el con su retorcido cuchillo iniciando así la más exhaustiva persecución que se hubiera visto en el castillo. ―¡Oh por el gran dios del prosciutto! ¡¡QUE ALGUIEN DETENGA A ESA DESQUISIADA!! ―Por más que el Rey Mogeko gritara era obvio que nadie se pondría en el camino de Moge-ko estando enojada, hasta cuando estaba feliz era peligroso acercársele. Corrió por todos los pasillos conocidos y desconocidos de su propio palacio tratando de salvar su vida que ni se dio cuenta que estaba subiendo por las escaleras rumbo a los pisos superiores del castillo, esos pisos que los Mogekos Especiales se encargaban de vigilar día y noche sin descanso. El hada del prosciutto del segundo piso no fue de mucha ayuda, o más bien no lo quiso ayudar en lo más mínimo, ahí fue cuando recordó que todos los Mogekos Especiales lo odiaban y le tenían casi advertido que no subiera a sus pisos, ¿Pero que importaba? Él era el rey, dueño y señor de esas tierras, el llenaba de vida el castillo repartiendo semanalmente los libros eróticos más novedosos y mandando a preparar grandes cantidades de prosciutto para sus fieles súbditos, nada podría detenerlo de su huida. Nada excepto tal vez el cuchillo que pasó rozándole la oreja; giro bruscamente en la esquina de uno de los pasillos y asomo apenas el rostro para divisar a Moge-ko acercándose lentamente con los ojos inyectados en sangre. ―Rey Mogeko~ Salga, salga por favor, yo solo quiero jugar con usted mogegege~ ―La melosa y chillona voz le puso todo el pelaje de punta mientras la fémina daba pasos juguetones sobre las costuras del tapete ―¡Sabes que no me detendré hasta tenerte empalado en mi habitación! ¡¡MOGEGEGEGEGEGEGEGE!! ―En ese mismo instante mientras Moge-ko reía perdiendo el juicio, la pared detrás de él explotó con un gran estruendo dando paso a una estampida de Mad-Mogekos manchados de sangre seca y algunos de sangre no tan seca; claro, ahora estaba en el piso donde encerraban a esos psicópatas para que no mataran a más de los habitantes, tal parecía que el prosciutto que fue enviado esa noche al hospital no fue suficiente para calmar sus estómagos. Pero era imposible que ellos solos hubieran destrozado el muro de su celda, eran salvajes pero seguían siendo tan idiotas como un mogeko cualquiera, tenía que haber una explicación… ―Rey Mogeko… ¡No te saldrás con la tuya! ―Ah, claro, Nega-Mogeko llevaba todo el día escoltando a la sexy chica de preparatoria que había traído el día pasado y recién había logrado fugarse de su celda, que desperdicio, ni tiempo le dio de estrenarla al haber tenido que huir de Moge-ko. ―¿Rendirme? Mogegege, mira a tu alrededor, soy el rey y el rey nunca se rinde, por el contrario tu… eres un insulto para los mogekos, ¡UN DEFECTUOSO!, no sé qué hayas echo con Yonaka-chan, pero te aseguro que si la encuentro puede que te deje divertirte con ella un rato a ver si así te arreglas. ―El puñetazo no se hizo esperar, Nega-Mogeko se lanzó sobre él y lanzo terribles golpes a su estómago y rostro, su ira era notoria y su rabia se reflejaba en sus ojos, ¿Qué tenía de especial esa colegiala para hacerlo actuar de esa manera? ¿Por qué se esforzaba tanto en protegerla si él siempre fue un solitario? Esas preguntas retumbaban en su cabeza, sin embargo las respuestas le importaban muy poco, bastaba con invocar su ojo maldito para acabar con su despreciable vida de una vez por todas. Si… siempre era de esa manera, no importaba quien se pusiera en su camino, no importaba cuantos enemigos se hiciera… defectuosos, humanos o sus mismos súbditos… sus vidas valían tan poco y eran tan fáciles de arrebatar que no le extrañaba el haberse vuelto rey tan fácilmente sin que nadie le arrebatara el trono. Ese era su reino, su mundo, el que había forjado el mismo en su soledad, por el cual había manchado su corona incontables veces con la sangre de sus enemigos. NADA NI NADIE LO DETENDRIA AHORA. Empujó a Nega-Mogeko lejos de él, su ojo maldito hizo aparición y las carcajadas de Moge-ko quien se había acomodado en una esquina para ver la pelea resonaron por todo el pasillo, esta sería una pelea que nunca olvidaría. Contenido oculto
Interesante escrito. No conozco el fandom, así que no puedo comentar nada de la personalidad de los personajes, sin embargo puedo decir que me ha parecido un escrito estupendo. Parece una escena simple, pero a la vez en la que pasan muchas cosas. Como digo, no sé que decir al respecto de lo que está pasando, pero sin duda es interesante la actitud del protagonista, ese egocentrismo es casi de admirar, la verdad. Y la chica... ¿un poco sádica? Y parece que no se llevan bien y esto que vemos aquí es una escena no tan extraña. He visto que te han faltado algunas tildes por ahí, no muy grave. Échale un vistazo y seguro que lo arreglas. La narración me ha parecido muy fluida así que ninguna queja por ahí. Sigue así ^^
Me ha gustado mucho, tanto Mogeko Castle como otros fandoms de RPG siempre fueron mis favoritos. Las personalidades y estructura están muy bien según mi punto de vista, ¿Quién quiere a Moge-ko enojada? NADIE. Te corta en pedacitos y te usa como desayuno si es necesario(? PROSCIUTTO! D-Digo, saludos! (Tapatalk♥)