One-shot Conmigo [Para quien nos dejó] [The Walking dead game ]

Habían pasado alrededor de dos días desde que eso había ocurrido, la verdad no estaba segura, el tiempo jamás había sido el mismo, parecía haber caído junto con todo, incluyendo la esperanza de que todo pudiera ser como antes, Clementine lloraba. Dos años de esta vida la habían hecho más fuerte, la habían ayudado a afrontar perdidas, se había mantenido de pie pues a pesar que todo estuviera mal podía reforzarse y estar segura en sus manos. Ahora se había ido para siempre.

En este instante como otros más, ya agotada por las noches sin dormir y la falta de alimento se vio tentada a simplemente dejarse caer, rendirse, en esos momentos aunada a la melancolía surgía la idea de que así podría volver a verlos, estar con todas las personas que amaba y que la habían amado. Pero cruelmente este sueño febril se desvanecía entre las figuras monstruosas en las que habían convertido.

>>—Primero mis padres. ¡Es tan horrible! ¿Y ahora... tú? Por favor... por favor, no seas uno de ellos. Por favor no te conviertas en un caminante. —suplicaba la niña entre lágrimas mientras apuntaba con un revolver a quien había cuidado de ella, su amigo, su protector.

Caminando pateó en ese momento una pila, era de color naranja y chocó al irse rodando contra un neumático, casi sonríe al verla, sintió una cierta calidez en su pecho y la tomó como su fuera un precioso tesoro se hubiera mantenido allí un momento, pero escucho pasos cercanos y algunos alaridos, al menos tres caminantes le seguían el paso, corrió lo más rápido que pudo, cuidando de no tirar lo que había encontrado, con la vista buscó donde meterse y entonces vio la puerta entreabierta de una tienda, corrió hacía allí y dio un rápido vistazo a lo que era una habitación de dos por dos metros, estaba solo, tomó unas cajas y con esfuerzo las arrastró para atrancar la puerta. Agitada se deslizó hasta sentarse en el piso.

Miro la batería que tenía en su mano, en tiempos como los que vivía, cada detalle y cada instante eran significativos, ese pequeño artefacto evocaba un pequeño resplandor para ella. Dio suspiro y metió la mano en su bolsillo, poco a poco fue sacando lo que contenía hasta poder tomar en sus manos un walkie- talkie. Es difícil describir las sensaciones y emociones que la niña de once años tenía en ese momento, pero en definitiva sus ojos destellaban cierto brillo de esperanza, lo volteó un poco ansiosa y colocó la batería dentro, para luego cerrar la tapa.

Esbozaba una sonrisa triste en su pequeño rostro. Para ella siempre había significado el poder creer que estaba a su lado, que si tenía miedo podría escuchar su voz diciéndole que estaría bien.


—Lee…—susurró presionando el botón para hablar— no me dejes…—al decir esto su garganta se cerró y sus ojos se cristalizaron—no me dejes…—presionó sus ojos y lágrimas resbalaron de sus mejillas mientras abrazaba el auricular.

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—Clementine…Clementine—escuchaba que le susurraban a lo lejos—Clementine…—reconoció esa voz enseguida y al hacerlo abrió los ojos emocionada.

Un hombre moreno, de pelo corto con una chaqueta negra la observaba


—¡Lee! —exclamó la pequeña emocionada mientras corría hacia él


El posando su rodilla en el piso extendió sus brazos y la recibió abrazándola paternalmente, acariciaba tu cabello y ella se acurrucaba en él.


—Tu sonrisa es muy linda pequeña para que se nuble entre lágrimas— le dijo mientras con los dedos las limpiaba y le sonreía.


—Lloró porque temó despertar…—observó hacia el cielo, se encontraban en un vasto campo de trigo ante un atardecer, todo era tan apacible—es todo mucho mejor aquí…


—Lo es, pero tú no perteneces a este lugar, aun no al menos, aún te queda mucho por hacer, cambiaras la vida de muchos como lo hiciste conmigo— la miro sonriendo—alguna vez me preguntaste si yo había sido un hombre malo, hice varias cosas en mi vida que fueron malas, tomé malas decisiones, es que nunca nada me había importado tanto, hasta que te conocí— la acercó con su mano a él— me distes algo por que luchar, por que vivir—lloraba— por qué ser feliz— la niña se aferraba a él sonriendo y llorando al mismo tiempo…


— Por favor, no te vayas…—suplicaba la pequeña— quédate conmigo, contigo no tenía miedo.


—Vivo siempre en cada recuerdo que compartimos, en cada abrazo, yo estoy contigo…

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Algunas luces se ven a lo lejos, a anochecido y unas siluetas se dibujan frente a ella, apenas abre los ojos retrocede por instinto completamente asustada, se había quedado dormida por demasiado tiempo, amanecía otro día, se revisó para ver si estaba herida mientras buscaba algo con que defenderse de las personas que se acercaba y de las que no podía fiarse.


— Es una niña, está viva, Nick trae una manta…—dijo una mujer.

Clementine aún los observaba con desconfianza. Un hombre se acercó y la cobijó


—Tenemos que movernos, los caminantes que pasaron por aquí están dando la vuelta.— declaró mientras al verla la observaba sorprendido.

— ¿Está bien?


La mujer la tomaba entre sus brazos y se encontraban con otras cinco personas en una camioneta.


—¡¿Estaba en ese sitio?!—exclamaba otra chica más joven


—...pero, vimos ese lugar lleno de esas cosas, ¿cómo pudo salvarse?—dijo un muchacho.


—Es verdaderamente un milagro— respondió la mujer.


Después de unos minutos de camino la mayoría de las personas a bordo ya dormía, un hombre delgado y moreno conducía mientras ellas observaban el walkie-talkie que tenía en sus manos.


—Gracias Lee…—dijo sonriendo.