Esta es una mini historia de comedia (muy exagerada) sobre una frase que está de moda en Argentina ultimamente, o al menos en donde yo vivo. Y de verdad es molesto. Es un escrito para la actividad Serpientes y Escaleras. Allá No tengo la más mínima idea sobre donde pudo haber venido, o de cómo se hizo viral, o de por qué todos creían que es gracioso, o el sentido de utilizarla todo el tiempo…pero vaya que es molesto. Tan solo en esta semana me he topado con una gran cantidad de idiotas que no pueden diferenciar entre estar en internet y estar en la vida real. Y la verdad es que me cansé. Tenía que ir a realizar un trámite importante en una ciudad a la que no suelo ir con frecuencia. Como era de esperarse, me perdí, y tuve que pedir indicaciones. Maldito el tipo al que le pregunté. Maldito sea. — Disculpe — le dije — ¿Podría decirme como llego a esta dirección? — le mostré el papel con la dirección anotada en él — Es para hacer un trámite. — Allá le están haciendo el trámite — me respondió, se rio y se fue. ¿Qué mierda era eso? ¿Por qué no me dijo lo que quería saber? ¿Por qué dijo una cosa así? Me enojé y no me quedó otra opción más que activar los datos de mi celular, gastando todo lo que me quedaba de recarga para llegar a ese lugar. Traté de no hacerlo para no perder lo poco que me quedaba, pero no tuve opción. Al salir de hacer el trámite, mis datos móviles y la batería del celular se habían agotado. Quería saber cuánto tiempo había estado ahí adentro y cuánto tiempo tardaría en regresar a mi casa, así que me acerqué a un chico que estaba con el celular. — Hola — le dije guardando la distancia para que no se asuste — ¿Podrías darme la hora? — Allá le están dando la hora — el chico solo me miró para decirme eso y luego siguió mirando su celular. Conseguí ver la hora al observar de reojo su teléfono, pero no era lo que quería. No tenía idea de qué era lo que querían decir hablando así, y pensé que se trataría de algún tema de moda. En mi país podemos poner de moda cualquier estupidez. Subí al autobús y volví a mi casa con los papeles listos para guardar. Cuando me bajé me puse a caminar, y a los dos minutos, sentí un choque. Un niño venía corriendo y chocó contra mi espalda, cayéndose él y todos mis papeles al piso. Pensé que tenía que regañarlo, ya que no puede ir corriendo así por la calle. — ¿Por qué no te fijas por dónde vas? Me hiciste tirar mis papeles — le dije. — Allá le están tirando los papeles — respondió aquel niño con una voz molesta y sacándome la lengua. Me harté. Era la tercera persona con la que hablé en el día y la tercera en decirme eso. Le di una pequeña cachetada porque sabía que el uso de frases como esa eran una falta de respeto. Fue ahí que me metí en problemas. La madre del niño vino corriendo a perseguirme luego de que le pegué a su hijo, una pareja que estaba en el lugar vinieron y dijeron que estaba loco, y todo se fue al demonio cuando vino un policía. Todo eso por culpa de una maldita frase que no puedo entender. Pero ya ni me molesta. Por mí, todos los que la usan se pueden ir bien a la **** madre que **********.
