Contenido oculto: Leer Este relato participa en la actividad de Amane ¿Dónde están las Musas? Espero que les guste. Todo comenzó en enero. El primer análisis de sangre se llevaba a cabo unos de esos días más calurosos del año. Fue, recuerdo perfectamente, mi primer pinchazo en muchos años y en el que me extraerían sangre para algo más que serio. Dónde me pidieron respirar hondo y mirar hacia un costado alegando que todo estaría bien. Indicaciones que no obedecí y tal vez por ello salí esa vez completamente mareada de la sala del hospital ¿quién sabe?. Las siguientes semanas recibí tres más, más sangre, más estudios, más agujas. Los meses pasaron, los controles siguieron, más extracciones, más jeringas. Logré contar veintiocho pinchazos, la mitad de extracción de sangre para análisis de rutinas, la otra parte para un doloroso tratamiento de quimioterapia. Ambos brazos. Ambas manos. Cada espacio. Cada rincón. Y lamentablemente eso no acababa allí. Tuve, me obligué, a mentalizarme que cada quince días habría una enfermera esperándome. Que cada quince días habría una aguja nueva para mí. Que cada quince días tendría que cerrar los ojos y hablarme a mí misma que aún puedo seguir siendo valiente por un segundo más. Pero hoy entendí, con gran dolor, que no puedo seguir ocultando más que odio las agujas. Que no quiero seguir aún a pesar de ser consciente de que falta cada vez menos para terminar con tal martirio. Sin embargo, de algo estoy segura y es que una vez llegue el día, las agujas será lo único que no extrañaré del proceso extenso que es la lucha contra el cáncer.
¿Sabes qué es triste? Explorar tu ficha de autora, encontrarme con un escrito que se llame "Agujas" y tenga una temática relacionada al cáncer cuando, justamente, estoy escuchando Praying de Ke$ha. Si no la has escuchado, te recomiendo hacerlo para que sientas el dolor que yo sentí cuando leí tu escrito. ¿Qué puedo decirte? Es increíble. Leí dos veces el escrito: una escuchando la canción que te acabo de mencionar, y otra sin ello, solo para estar seguro de que me dolía[?]. Y en efecto, logras transmitir el dolor, la tristeza y parte del sufrimiento que desde los inicios deseas plasmar. Tienes esa forma de escribir que muchos desearían tener, que no solo narras por narrar ni escribes por escribir. Debo añadir, también, que me fascina el hecho de que, aunque sea muy corto en sí el escrito (es un microrrelato, duh[?]), el desarrollo y la fluidez son exquisitos. Lo único que tengo que mencionarte, que me hizo ruido: Al finalizar un párrafo con signos de interrogación (o exclamación) por lo que sea que añadas o cómo termines, este no debe llevar puntos y aparte. Tampoco en el caso de querer escribir algo a continuación, es decir: Y: En la primera cita, como ves, me aproveché del quién sabe[?]. La segunda cita es algo mío de un escrito en primera persona que tengo por allí guardado. ¡Eso sería todo! Sigue escribiendo, ¡lo haces muy bien!
