Relato para el reto creo que num 4 de la actividad ¡Agosto te desafía! Dicho reto consistía en buscar el significado de tu nombre y crear una historia original con lo que encontraras. So, el mío. Nacida libre. Que está frente a Dios o presenta sacrificio a Dios. Crimson. Un joven camina con parsimonia, sus oscuras ropas ondeando tras de él como sombra líquida, y en su rostro una pequeña y soberbia sonrisa. El sol está cayendo, justo en ese punto en que parece carmesí, y el muchacho no puede evitar pensar en lo acorde del momento. Como si Él hubiera bajado de los cielos para observar la situación. Para observarla a ella. Hace tiempo ya que los gritos han desaparecido, pero el eco sigue resonando en sus oídos. Está solo, el bullicio de las anteriores horas mitigado, y solo de silencio lo acompaña cuando entra a la sala capitular. La penumbra lo recibe, y la luz roja se cuela levemente por entre las vidrieras. Un trabajado rosetón se observa en la parte más alta, creado en colores que no hacen más que potenciar el carmesí del atardecer. La sala, como había ordenado, se encontraba vacía. Aunque Él se encontraba allí. Su potestad no abarcaba a Dios. Un pequeño sonido lo atrae hacia uno de los laterales de la sala, donde una cuna de madera se mece con cuidado, sin aparentemente nadie que la esté moviendo. Dentro, un pequeño bulto se remueve un poco buscando una posición más cómoda. El joven sonríe, sus ojos brillando con extraña luz. Con cariño y reverencia el chico toma al recién nacido en brazos y camina hacia el altar, allí donde la luz carmesí es más intensa. Por el camino evita el cuerpo desparramado de su madre, cubierto en sangre de piernas para abajo. No respira. El bebé despierta entre los brazos del hombre cuando éste lo alza, sus ojos extrañamente abiertos y perceptivos para pertenecer a un bebé. Esto solo incrementa la sonrisa de su hermano. Él esta observando, el joven lo sabe, y al parecer el bebé también. —Bienvenida, mi pequeña hermana. Camila, mi preciosa iluminada. Hoy has presentado tu primer sacrificio, honrando a tu nombre. — Un brillo peligroso toma posesión de sus ojos. — Estoy seguro de que Él está contento; te has ganado el favor de Dios. El bebé lo observa con parsimonia y, después de un instante, ríe. Frente a Dios, empapado en sangre, el bebé cumple con su cometido.