FanficsLandia A veces te odio [CorrectShipping]

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Well, la verdad es que no sé que es esto (?) x'DDD Quería hacer otro tipo de escrito pero me salió esta clase de AU y pues bueno, ahí está (?)

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@Lucas Diamond , el correct~ Disculpa el OoC que he hecho y eso, no me odies <3

Título: A veces te odio
Fandom: Real
Palabras: 775

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—¡Vamos, Gabi! ¿Te queda mucho? ¡Llevas todo el día así! —Un irritado Pablo gritó desde la puerta, molesto por el hecho de que su novia estuviera tardando tiempo en arreglarse para una salida que ni siquiera era tan importante.

El chico, sin embargo, no recibió respuesta. Ella ya se había cansado de decirle que ya iba y que no se desesperase. Sabía perfectamente que llegaban tarde y sus amigos estaban esperando desde hace mucho rato en el frío exterior, ¡pero ella era toda una señorita! Y las señoritas tenían que verse perfectas en cualquier evento.

Hasta que finalmente, minutos después de hablar el joven, la castaña salió de la habitación con una calma impropia.

—¡Al fin! ¡Venga vamo…! —Sin embargo, las palabras de Pablo se quedaron perdidas por el camino pues al ver a la chica, simplemente no pudo formar una frase coherente.

Y es que no importaba las veces que la viera, siempre le sorprendía cuando se arreglaba. Solo llevaba un vestido ajustado, unos simples tacones y algo de maquillaje, pero se veía hermosa.

—¡Vamos de fiesta! ¡Quiero un gin-tonic! —exclamó ella, ignorando por completo el enfado y posterior asombro de su pareja.

Poco después ambos salieron de la casa, en completo silencio.

Silencio que al llegar a la salida del edificio ya se había visto interrumpido por los gritos de ambos.

Sus amigos no se mostraron sorprendidos cuando los vieron aparecer por la puerta discutiendo acerca de cualquier estupidez por la que siempre estaban discutiendo. Si eran sinceros, ninguno lograba imaginarse como es que llevaban ya tres años de relación cuando cada día que pasaba discutían por una cosa distinta. Los opuestos se atraen, suponían.

—¿Qué pasa, chicos? —preguntó Mary con una leve sonrisa nerviosa. Posiblemente era la única que a pesar del tiempo no acostumbraba a esas peleas.

—Pablo se ha enfadado porque he tardado en prepararme, ¡claro! ¡Como él va siempre tan normalucho a todos los sitios! —se quejó Gabi ante su amiga, sin dignarse a dirigir una mirada hacia el otro.

—¿Qué yo voy “normalucho”? ¿Disculpa? —respondió ofendido. Pero antes de que pudiera seguir defendiéndose, ella lo cortó con un simple: “Estás disculpado”.

Con la notable tensión, el grupo se repartió en dos coches y decidieron que dos personas no beberían para poder conducir de vuelta. Y, para sorpresa de todos, la pareja que segundos antes se había peleado, acabaron juntándose para ir en el mismo coche en el que además se sentaron juntos.

Eran simplemente imposibles.

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El trayecto hasta la discoteca fue ameno y tranquilo, extrañamente sin ninguna pelea de por medio.

Tras aparcar los vehículos, no tardaron mucho en entrar al establecimiento y mucho menos tardaron en alcanzar la barra. Todo el grupo había tenido unos días bastantes complicados y lo único que querían y necesitaban era pasarlo bien y olvidar sus problemas por una noche.

Y así fue, todos disfrutaron bailando y bebiendo, compartiendo anécdotas y riendo, brindando por su larga amistad y por que ésta fuera más duradera, simplemente pasándolo bien.

Hasta que, en un rato de descanso, el camarero trajo una copa que nadie había pedido.

—Para la señorita de parte de aquel chico —informó el joven antes de señalar detrás de su cuerpo a un chico que saludaba a Gabi.

La chica se quedó algo perpleja al principio pero poco a poco sonrió, de forma tímida, hacia el joven y tomó la copa con gratitud.

Sin embargo, antes de que pudiera llevarse el líquido a sus labios sintió un brazo alrededor de su cintura y una mano que apartaba el vaso de su propiedad.

—¡Eh! ¿Qué haces? —se quejó haciendo un puchero al ver que su novio le quitaba la bebida.

—¿Vas a aceptar una bebida de un desconocido? —preguntó con el ceño fruncido.

—¿Crees que me ha echado alguna pastilla o algo por el estilo? —cuestionó ella de vuelta, riendo—. ¡No seas tonto! ¡Dame eso! ¡Es de mala educación no aceptar los regalos!

—No te lo voy a dar.

Compartieron una intensa mirada en la que parecían que salían chispas, pero ninguno movió ningún músculo. No hasta que le mayor sonrió.

—¿Estás celoso? —dijo, sin poder evitar su tono divertido.

—¿Q-qué? ¡No! ¡Vaya estupidez! —contestó, levemente sonrojado.

—¡Estás celoso! —afirmó ella, riendo de forma exagerada, quizás debido al exceso de alcohol—. No seas tonto, si sabes que te quiero~ —dijo dándole golpecitos en la nariz con su dedo índice antes de compartir un beso.

Porque a pesar de sus constantes peleas, a pesar de que ambos habían pronunciado más ‘te odio’ que ‘te quiero’, a pesar de que nunca tenían un momento tranquilidad… a pesar de todo, ellos se amaban.

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huye avergonzada