Nota Importante: Éste relato está ligado con el relato “Herba”. Éste relato fue hecho para la actividad: Actividad - ¡Agosto te desafía! Reto #11. Estará dividido en tres partes. 1. Herba 3. Sol ~ 2 LÚA Y así, cuando hube aclaro la mente inocente de aquel infante de no más que seis cortos años, él, con ojos expectantes se acomodó mejor en aquel asiento hecho de un tronco cortado hacía ya tanto… Y corrió su cuerpo hasta el borde, como si así pudiera sentir su curiosidad más cercana a mí. Su voz había sido igualmente dulce y cargada de sonrisas… “Y la nieve…” empezó. Lo recuerdo como fuego grabado en mi memoria “… ¿por qué ella es blanca?”. Y tenía lógica que me preguntara aquello. Después de todo, había dado una explicación a un fenómeno hermoso que se acontecía. El verdor de una primavera. Ahora tendría que explicar la melancolía pura de un invierno. Y así, de nuevo, con aquella frase célebre di inicio. Se dice que… Lúa jamás podría soportar la pérdida de su criatura. Aunque pasaran milenios, aunque viera acontecer mil y un apocalipsis frente a sus ojos. Aún si hubiese tenido otro hijo que cuidar bajo su manto nocturno… Ella nunca podría evitar que las lágrimas se derramaran suaves sobre el manto revestido de tonalidades castañas, naranjas y rojizas. El otoño sería siempre un recuerdo de la unión que Herba había tenido con aquel planeta antes olvidado. Su pequeña sabría siempre recordarle que estaba allí, que vivía aún y agradecía que velara con su luz blanca por ella y su bienestar. Ella siempre se teñía de aquellos tonos opacos porque era el periodo en que le entristecía no poder volver a hablar, sonreír o ver fuera de lo que espiritualmente, un dios podría sentir. Y Lúa soportaba un tiempo, un muy corto tiempo viendo a su niña devastada, buscando aliviar su dolor con mayor brillo, con juegos que había creado y tradiciones que los humanos practicaban sin una mínima idea del por qué. Pero siempre fallaba. El desasosiego era tal, que al final sus lágrimas contenidas no se contenían por mucho… y lloraba. Su llanto, tan puro y blanco como su luz, llenaba todo cuanto pudiera verse, creando una manta blanca para su niña, que lloraba con ella, causando en las aguas quietud como un doloroso y silencioso entendimiento, y en el viento un resoplar frío y fuerte cargado de canciones que procuraban calmar su dolor. Algunas veces, Herba conservaba aquellas lágrimas en picos de montañas, en dos extremos de su nuevo ser, con el fin de sentirse más cerca de su progenitora, de ese amor revestido de frío. Y era así… como cada año, como un ciclo inacabable, Lúa traía al mundo una belleza tan triste como inolvidable. Ella era, también, madre del invierno sin notarlo.
Kohome... EL ANGST. ME MUERO. Nuevamente, una belleza. Se me llenaron los ojos de lágrimas al ver la causa del otoño de esta manera, Herba no podía estar feliz siempre. Nadie puede. Y Lúa, al ver sufrir a su niña, sufre por igual a pesar de que intenta mejorar la situación. Al final no puede retener las lágrimas y cubre a Herba con ellas. Ahora agradezco que aquí no nieve, porque sentiría el angst de tu historia. Y ahora, ¡al siguiente! :'D Espero que no tenga angst.
Oh, dios, que triste xd Los dioses son eternos entonces, ¿Cómo podría Lúa calmar alguna vez su dolor si toda la eternidad vivirá para recordar a su hija? Es devastador. Ha sido un relato precioso, y no sólo has explicado el origen de la nieve, sino también el del otoño y el invierno, estaciones en las que el espíritu de Herba, latente en este planeta, más triste está por no poder comunicarse con sus seres amados, y entonces Lúa llora por el sufrimiento de su amada hija, mientras Auga y Vento hacen lo posible por calmar el dolor de todos ellos. Otro relato fenomenal, Kohome que me recuerda una y otra vez esas leyendas de creación narradas con tanto amor hacia el mundo natural. Muy bello.
Oh Dios mío, cuando plasmaste la causa del otoño se me puso la piel de gallina. De verdad tocaste mi fibra sensible. Me parece realmente hermoso el hecho de que Lúa quisiese ver a su hermosa hija feliz y crease así, ese manto de nieve, que trataba de calmar su corazón. De verdad, es hermoso. Supongo que una madre, hace todo por su hija, pese a no poder volver a disfrutar de ella como antaño. Es hermoso, sin duda este relato también. Ahora voy al tercero, que seguro será, tan o más bueno que estos dos. ¡Maravilloso! ¡Simplemente maravilloso! ¡Saludos! :3