NOTA DE LA AUTORA: Que el título no los engañe. Es muy probable que este escrito no trate de lo que ustedes están pensando, advierto... Y, bueno, no tiene nada que ver pero, ¿por qué ya no están los prefijos? :confused: *Y amm había olvidado que había estado publicando mis escritos en "Historias Originales Terminadas" xD y dejé esto junto a puras cosas del 2010 <3 wow, yo todavía ni estaba en FFL(?) _______________________________________________________________________________________________________ Debo ser la única chica en el planeta a la que le disgusta el olor a loción para hombre por una razón tan extraña y tan específica como la que es que me recuerde, cada loción, a mi padre. Más específicamente aún, a cuando era niña y me despedía de él al mediodía, después de comer, con un beso en la mejilla, antes de que se fuera a trabajar. Odiaba que se me quedara la sensación de su loción en los labios. Asqueroso. Debo ser la única chica en el planeta a la que le gusta el sonido "musical" que se escucha al emparejar su propio paso con el de su padre al caminar fuera de casa por las mañanas. Pie derecho, pie izquierdo, pie derecho, pie izquierdo. "Cada cuatro pasos se marca el ritmo". Pie derecho, pie izquierdo, pie derecho, pie izquierdo. Además me desequilibra totalmente cuando veo que no le voy siguiendo el paso (va él derecho-izquierdo y yo voy izquierdo-derecho). Si; además voy casi siempre mirando al suelo. Y (probablemente en esto no soy la única en el planeta... o tal vez sí, o tal vez sí de una forma tan premeditada), aún, juego a no pisar las líneas que dividen la acera en baldosas de cemento, en cada una de las cuáles doy dos pasos. Debo ser la única chica en el planeta a la que le disgusta y a la vez le gusta el olor a piña colada por una misma razón tan extraña y tan específica como la que es que me recuerde a la secundaria. Más específicamente aún, al tercer grado de secundaria. Incluso me recuerda a un momento muy específico, cuando el año escolar estaba por terminar, y los pupitres estaban acomodados a las orillas del salón, dejando un espacio vacío al centro. Casi no teníamos clases ya, y hacíamos eso para... Hacer relajo, ¿para qué más? Por alguna razón, mi mejor amiga no estaba en el salón. Ni su otra amiga, creo. Ya no recuerdo quiénes estaban. Solo recuerdo que estaba yo, y estaba mi actual exnovio. Estábamos sentados uno al lado de otro, y en algún punto (les dejo a su imaginación cómo, pues no sé describirlo con exactitud) él tenía sus brazos recargados en el escritorio de su pupitre, y yo, que tenía el mío pegado al suyo, tenía mi cabeza recostada en sus brazos... Es una imagen difícil de imaginar, lo sé. Pero yo... me dormí justo ahí, justo así. Me dolió el cuello al despertar una media hora mas tarde, pero... Cielos. Recordar ese día me entristece en sobremanera por haber sido tan mala novia y no poder volver a ser siquiera su amiga. Desearía volver a vivir la secundaria una y otra vez, incluyendo las cosas malas, porque todo me llevaría a él. Maldita piña colada. Debo ser la única chica en el planeta que describe con todo detalle algo aburrido como sus peculiaridades en párrafos cada vez más largos y los publica en internet bajo la leyenda "¿Qué tengo yo que no tengan otras?".