Lágrimas de dolor rodaban por mis mejillas. "¡¿Puedes oírme?!". Solía pensar que vendrías por mí, que no me dejarías aquí en un lugar tan frío."¡No me dejes solo!". He esperado todo éste tiempo... Pero ahora, no hay luz. Sólo hay oscuridad. No estás ahí. Dijiste que siempre estarías allí, pero no, ésa promesa se ha roto. Ahora, todo lo que puedo hacer es caer lentamente, sin saber a dónde. Me di por vencido, la esperanza la perdí hace mucho tiempo. Al menos, creo que fue hace mucho tiempo... No tengo idea de cuánto tiempo he estado aquí. El dolor ha borrado cualquier recuerdo. Cualquier recuerdo feliz que podría haber tenido alguna vez se ha ido, sólo es una esquina desconocida, nebulosa de mi cerebro. Apenas recuerdo lo que significa la palabra "feliz". Todo lo que sé es el dolor que se aferra a mí, el dolor de saber que este es el resto de mi vida. "Nunca quise estar con tanto frío..." Todo mi ser se había rendido, dejándose caer en aquella infinita oscuridad. "¡¿No me escuchas gritar desde el abismo?!". "No me dejes, de esta forma...". Y aún así, te deseo lo mejor... Caí en la oscuridad. Y a pesar de de estar solo, rodeado de dolor y oscuridad, se escuchó aquella voz incentivándome. Comentaba palabras alentadoras, dándome la bienvenida a un mundo carente de dolor. Me daba la mano a un lugar insensible. Y estúpidamente, cogí la mano del diablo. Caí nuevamente en la oscuridad en un instante. "¿Ahora sí puedes oírme... ?". Contenido oculto: Vídeo...