Marvel [One-Shot] F de Fénix [Infinity Gauntlet- Secret Wars]

Bueno nada que pertencezca más a un Fenix que su nombre. Este escrito es para la actividad Días de abcedario.

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Esta es la historia de otro mundo, otra realidad, una región donde los héroes quedaron dispersados y el dios de este universo que es un tirano disfrazado no movió un dedo para ayudarles y del cielo vino la perdición.

La historia de una chica por la que nadie apostaba aun antes de siquiera haberla presentado, Anwen tenía esa suerte, el estigma de ser una chica en Alphabet city la hizo dura de roer, tanto que el ultimo chico en querer faltarle al respeto había durado 15 minutos en ponerse de pie.

Los recuerdos de esa vida son casi un sueño, ahora todo parece más grande y tan peligros que el viejo vecindario es como el jardín de niños, su madre que era la única que parecía creer en ella la abandonó casi al mismo tiempo que esos monstruos bajaron del cielo y lo destruyeron todo. Era triste para ella el recordar que lo último que esta le mencionaba eran desvaríos de una supuesta fuerza espacial.

En medio de las ruinas con dos hermanas, su padre y su abuelo huyendo al menor ruido o luz anormal parecían cambiar las cosas un poco, pensaba que tendría que ser más patética el ser tomada en cuenta hasta que solo quedaran cuatro personas en el mundo además de ella y además fueran su familia, pero por las más pequeñas, esta y las constantes pesadillas donde era devorada prefería ocultarla.

Aquel día había parecido un día casi especial, habían encontrado unas latas de comida con la que se habían dado un festín, había logrado hacer un retrato casi idéntico al de su madre del que casi se sentía orgullosa a pesar de todo, era uno de esos días en los que parecía que todo iba a ser distinto, que todo podía volver a ser como antes como si la invasión de esos monstruos no hubiera ocurrido jamás.

La noche se encargaría de devolverla a la realidad. Un siseo, un grito ahogado, miles de luces, un monstruoso enjambre de esas criaturas los seguía para devorarlos. De pronto un tramo de concreto cedía, su corazón se le salía el cuerpo y apenas respiraba por agitación, su abuelo se quedaba atrás, su pierna lacerada no le permitía moverse al mismo tiempo de todos.

Caían por un tubo del desagüe, apenas se liberó de una de las garras de esas cosas, su abuelo estaba adentro, asustado, su cuerpo se movía por instinto pues estaba petrificada, se elevaban por el aire, se los están llevando volando, unas tenazas hurgaban dentro intentando engullirlos, los dos pateaban desesperados, su abuelo le gritaba algo, no le entendía, ella gritaba también pero no era capaz de escuchar su propia voz, ni siquiera ser consiente.

Dos cosquillas resentían el impacto y por un momento a la chica le faltaba el aire aun dentro del tubo destrozado, mareada se percataba que su abuelo estaba lejos, estaba herido y la observaba como quien tiene que partir.

—Anwen no salgas —le indicó —mantente callada y sal por el otro lado, yo los distraeré…eres una excelente artista pequeña.


Así entre lágrimas la chica le dijo adiós, corrió lo más que pudo, corrió impulsaba por el coraje y la impotencia sintiéndose sola y perdida, sintiéndose que lo había perdido todo. Apenas se libró un par de ocasiones de las garras de las criaturas, pasaba por los restos devastados de Times Square cuando el pisó cedió.

Se desbordó por un agujero jactándose de haberse librado de las criaturas hasta darse cuenta que había terminado en un nido de esas monstruosidades. Restos de algunos cadaveres con trajes especiales extraños la rodeaban mientras una larva se lanzaba sobre ella mientras caía la piso tomaba una pequeña gema azul y sintió que algo ocurrió, como si por un segundo pudiera controlar todo, un rugido de una reina insecto la contuvo y toda esa fuerza de desvaneció de nuevo.

—Anwen eres más hermosa de lo que recuerdo —exclamó una voz detrás de ella y varios rayos de plasma impactaron a la criatura.

Su mamá había vuelto, estaba viva y había dicho la verdad.




Tanto que asimilar, demasiado que entender. Había creído perder a todos, pero ahora su mamá había vuelto y realmente era una especie de guardiana del espacio, decía que pertenecía a los Nova Cops.

Eso no era todo ella volvía allí no solo para ayudarlos si no para volverlos la ayuda, hasta el cachorro que llevaban con ellos lo haría, les había explicado que había gente viva, que estarían ocultos y que eran la única esperanza. Les mostró unas estrellas que llevaban igual a la que llevaba en la frente, lo que significaba que lo transformaría en algo como ella.

—¿Cómo la uso? —pregunto Anwen con cierta decisión que ella misma no podía explicarse.

Tal vez ya había perdido demasiado, tal vez por primera vez creía que existía una esperanza, creía que podría formar parte de ella.

Su madre la puso en su frente y esta comenzó a esparcirse a rodearla desvaneciendo al mismo tiempo la ropa andrajosa que portaba y surgiendo en su lugar un traje de un rojo intenso, con cuatro luces que resplandecían como él.

En esos momentos vinieron a su mente todas las ocasiones en las que intentó y cayó, en las que por más que lo intentara se caía derrotada pero no sería así esa ocasión pasara lo que pasara, no ocurriría de nuevo.

Lo entendió hasta ese momento, había tenido que estar por perder todo, caer hasta el fondo lo suficiente para creer que todo estaba perdido, consumirse en sus cenizas, para renacer.

En ese momento elevándose a toda velocidad en el firmamento, sintiendo que si extendiera sus alas al viento.