Drama Estoy Aquí

Historia corta, así que los capítulos serán también pequeños. Ficción General.

Estoy Aquí
1​

¿Sabes? No puedo verte así, me duele cuánto has decaído. ¡Oye! Estoy aquí, escúchame por favor, ¡Oh, Dios! ¿Pueden mis susurros llegar a tu oído? No, no pueden, pero igual insisto.

Oye, el color de esa camisa te hace ver más triste. ¿Puedes cambiártela por otra? ¿Dónde quedaron todos esos colores que tanto te gustaban? ¡Mira qué camisas tan lúgubres te has comprado! ¿Puedes escuchar tan solo una sola de mis palabras?

¡Qué desastre! No sé qué hacer para que salgas de esta depresión. ¿No entiendes que me lastima tu abatimiento? ¿Puedes ser más fuerte? Sí, por mí.

Pero no ¿verdad? Sino que es también por mí que estás así.

¡Escúchame!

¿Sabes que tus ojos ya no son como ese cielo iluminado por el grandioso sol? Son ahora como la expansión gris cuyas nubes no dejan de llorar. Un día nublado es también tu expresión.

¡Necesito que sepas lo que opino de tu apariencia y tu estado de ánimo! Y aunque es comprensible que estés así, no lo soporto. Quiero ver tu sonrisa, una como la que me conquistó. Pero tus labios son un cierre cuyo deslizador se ha descompuesto, quedando indefinidamente cerrado.

¡Escúchame, estoy aquí!

 

@Borealis Spiral ya sabrás quién le habla a quién xD Y en qué condición está el que narra, también se sabrá más adelante. Y como son pequeños los capítulos, pues estaré publicando dos veces a la semana. Solo no olvides que la historia, aparte de ser drama, es Ficción, por eso la puse con el prefijo "otro" Gracias por tu gran, gran, gran apoyo xD

2​

¿Recuerdas ese árbol en el parque, esa banca en especial donde nos sentábamos a planear nuestro futuro? Hoy fui ahí y no estabas tú. Ya ni siquiera diriges tus pasos a ese lugar, nuestro lugar especial que por muchos años ha sido testigo de nuestro amor. Ese amor que persiste pese a todo y es posible que, porque no puede seguir el curso que llevaba, una idea espantosa se ha metido en tu cabeza. Lo sé por lo que ocultas en el cajón de tu buró. Pastillas. ¿Drogas? No lo hagas, sabes que jamás me gustaron esas sustancias. ¿Crees que te ayudarán?

Si tan solo escucharas y te dieras cuenta de lo mucho que me preocupo por ti, del miedo que tengo de que te hagas daño. Estoy aquí, pero no lo sabes porque estás ciego por la desdicha y no quieres escucharme. Tal vez si tus sentidos despertaran harían posible que te dieras cuenta de mi presencia, pero no. Tu mente está turbia por el dolor. Un padecimiento que te ha sumido en un silencio sepulcral ¿No hablas ya tampoco? Todos ellos están preocupados. Contesta las llamadas. Acuérdate que no eres el único que sufre.

Mira, hasta a la vecina le preocupas también. Ella es muy linda. ¿Notas su sonrisa? No me enfadaré si aceptas la comida que te ha traído, porque sé que no te estás alimentado bien y necesitas hacerlo. Jamás me canso de mirarte. Haz perdido peso en estos días, pero sigues igual de guapo. Jamás olvidaré lo primero que me atrajo de ti. Tus ojos, los que ahora son tormentosos y no dejan de llorar y tus lágrimas son para mí la prueba de lo mucho que nos amas.

Y si alguna vez pedí de ti una prueba, ahora lo lamento. Porque ésta es una que me supera. Por favor, ya deja de llorar. Tus lágrimas son proyectiles que se clavan en... todo lo que soy ahora.

*w*

Gracias por leer.

 

Gracias @Borealis Spiral por el apoyo. Lo único que diré ahora es que más adelante se conocerá qué es ella ahora... o más bien, en qué estado está. (Y sí, es un ella xD) Por el momento lo único que desea es que su amado la note, que deje de ignorarla, así que más que nada los capítulos son monólogos de lo que ella observa y siente. Espero que no te fastidie. Gracias. TQM

3 ​

Mira quién te pide que refrenes tu llanto, tu sufrimiento, yo que no tengo derecho, pues también estoy llorando, porque tampoco se me hace justo. Sufro tanto como tú. ¿Estás solo? Yo lo estoy más.

No rechaces a las personas que te aman. Acepta su consuelo. Siempre alejaste a la soledad y ahora ella se ha convertido en tu fiel compañera. Pero no estás solo, porque yo estoy aquí, además está también muy cerca de ti la vecina. Y hablando de ella, ahí está de nuevo. ¿Qué te trajo esta vez? Mmm, huele delicioso. Se nota que sabe cocinar, pero no mejor que yo y aunque te sonría muy bonito, su sonrisa tampoco se compara a la mía, ¿verdad que no? Sin embargo, no importa cómo sea su sonrisa, tú, amado mío, no puedes obligarte a corresponderle, además, tampoco tienes la delicadeza de ser agradecido. Mira qué desperdicio de regalo. ¿Ni siquiera vas a probarlo? Por favor, come aunque sea un poco.

Sigues perdiendo peso. Estás decidido a dejarte vencer, te escucho en tus pesadillas. Tus susurros cuando duermes hablan conmigo. Antes tenías esa particularidad de hablar dormido, pero desde que sucedió todo, se ha hecho más frecuente. Por esos murmullos sé lo que piensas, también por tus acciones. Por ejemplo, esta mañana abriste ese cajón y aunque no tomaste el frasco con esas pastillas, te quedaste mirándolas por mucho tiempo. Tu expresión me lo informa. Quieres tomarlas, sin embargo todavía algo te detiene y ese algo soy yo, pero me temo que es posible que un día te olvides de mí.

¡Tíralas a la basura! ¡Termina con esa tentación!

Oye oye oye oye oye

¡Oye! Por favor, ¡escúchame! Abre tu percepción. ¡Estoy aquí!

 

4​

Hoy fui a donde vas todos los días por las tardes, en donde te la pasas hasta que anochece y cierran el lugar. Está muy triste ahí y es además muy lúgubre; hasta yo me estremezco al ver el panorama, pero vine en solitario a despedirme en definitiva, a llorarle a solas, a rememorar tiempos compartidos, instantes que pasamos en feliz algarabía los tres. Ese tiempo que me parece ha quedado muy atrás. En un pasado irrecuperable, perdido, pero a la vez imborrable de nuestras memorias, porque vivirá para siempre en nuestros recuerdos. Ya no quiero ir ahí pues no me hace nada bien. Siento que me aleja más de mí misma. Quizás sea por el inmenso dolor que crece ahí, tan aniquilador como ese primer día, así que por eso desde hace varios días, he dejado de seguirte a ese solitario lugar, pero tenía qué despedirme ¿Te hace bien a ti ir de tarde en tarde? Yo creo que no. Tu presencia ahí es con la única intención de no dejarla partir, de no querer enfrentar la realidad. Ese es el medio que tú has encontrado para evadirte.

Y ese medio hubiera preferido yo, pero no. Mi método fue diferente.

Es muy cansado todo. ¿Hasta cuándo seguirás sordo a mi voz? ¿Hasta cuando te darás cuenta que estoy aquí? Quizás deba buscar otro medio para que me escuches. Pero ¿cuál? ¡Deja de ignorarme! Me siento tan perdida, más que tú. ¿Cuál es mi lugar? O más bien, ¿por qué sigo aquí si ni siquiera lo sabes? ¡Nadie lo sabe!

Mas eso no es todo, con el paso de los días me he dado cuenta de algo que agranda mi tormento. ¿Sabes qué cosa? Descubrí que le gustas a la vecina. No es solo que sea atenta y que, como buena samaritana te tienda la mano, sino que detrás de sus buenas obras hay un deseo romántico por ti. Te quiere para ella y francamente no sé qué sentir al respecto. Una cosa es que te traiga comida y como buena vecina se preocupe por tí, pero otra cosa es que le gustes.

¿Tengo razón en sentirme celosa?

 

Y bueno, ya que volví, continuo con los monólogos de la protagonista. Aunque parezca caer en lo mismo, el buen lector verá pequeños detalles que van armando el tema, así que aquí lo dejo xD

6​

Ahí estás de nuevo, mirando ese frasco y noto por tu expresión que cada vez se te hace más tentador. ¡No! ¡Devuélvelo a su sitio! ¡No lo abras!

Es un camino que tú no debes tomar, porque aunque no lo sepas estoy aquí y ella está en un hermoso lugar. Sé que es así. Aunque todo le fue arrebatado, ya no sufre. Duerme el eterno sueño cuya actividad ha sido cancelada. Joven por siempre, niña por la eternidad. ¡Alégrate! Ella no verá el continuo decaimiento de este mundo. No será testigo del aumento de la maldad, ni de la corrupción que pudre los corazones. Tampoco volverá a enfermar. ¡Dios! ¡Sé que te horrorizaría escucharme hablar así, pero ¿puedes culparme? De lo malo debo sacar algo positivo, algo que pueda ayudarme a seguir adelante... aunque no sé adelante de qué. Quizás del hecho de que sigo aquí.

Porque no quiero darme por vencida ni dejar que tú lo hagas. ¿Sabes? Esta vez no te ganó la tentación y es gracias a la vecina que ha llegado justo en el momento preciso. Fue un alivio ver cómo has devuelto las pastillas al embace cuando escuchaste el timbre.

No quiero deberle nada a esa mujer, pero ahora le debo tu seguridad. Esa seguridad que te mantiene a salvo conforme transcurren los días y mientras tu relación con ella se estrecha, yo también me acostumbro a su presencia. No quiero hacerlo, pero si por la dama tú te retienes de atentar contra tu vida, entonces le debo también agradecimiento aunque se me retuerza el corazón al ver cómo te mima. Esos mimos que van haciéndose más íntimos con cada día que pasa.

Sin embargo, no dejo de temer por ti, porque sigues cayendo en la completa desdicha cuando por alguna razón ella no acude a las “citas” que tiene contigo, como esta tarde y me duele ver que te estás haciendo demasiado independiente de la fulana. ¿Me sientes? Te estoy abrazando, estoy secando tus lágrimas, pues te partes por el sufrimiento al verla en esa fotografía, tan delicada, grácil, bella y sonriente. Nuestro tesoro más grande y de ninguna manera aceptas haberlo perdido. Nota mi tacto. ¿Puedes hacerlo? ¡No! ¿Cómo podrías si no sólo te niegas a escucharme, sino también a verme?

Ya no quiero que me ignores.

 

Bore-chan, ¿ves cómo si le entiendes? Como dije en el monólogo anterior, se verían pequeños detalles que irían dándole la forma a esto. ¿Misterio? Nah, no es tanto y en este, se ve cómo lo que vive esta persona, es incluso incomprensible para ella, de ahí que cuestione el porqué de su situación. Gracias por leer y dejarme tu opinión, la que valoro más porque sé que estos pequeños relatos no son mucho lo tuyo, es decir, te gustan los capítulos más largos xD TQM

A los que se animan a leer aquí, muchas gracias.

7​

Me gustan las rosas, en especial las rojas. ¿Por qué te empeñas en regalarme rosas blancas? Las blancas son para ella, por su pureza. Pero estás tan distraído que a ella le das las rojas y a mí las blancas. O quizás no sea distracción y simplemente te da igual. Lo único que quieres es embellecernos... aunque de ella lo que embelleces es el entorno frío que la rodea y de mí embelleces mi ausencia. ¿Sabes algo? No lo comprendo. Debería estar a su lado, pero no, estoy contigo. ¿Por qué? ¡No lo sé! Sólo sé que estoy aquí y que ella está en un buen lugar. Tengo esa percepción, que está en un lugar muy especial. Pero ¿no es curioso que solo yo esté aquí? ¿Qué es lo que hace que nuestro tesoro no esté con nosotros? ¿O yo con ella? Sé que hay algo muy importante qué arreglar entre tú y yo, pero, ¿qué cosa es?

¡Ayúdame! ¿No ves que yo sola no puedo con todo esto? ¡Abre tus oídos! ¡Escúchame! Estoy gritando, me quedo afónica. Siento ira. Me siento derrotada. Quiero irme, pero no puedo. Algo me detiene a tu lado y no sé qué es. No es solo cuestión de amor, ¿o sí? Te amo. Siempre te amaré, tanto así que las atenciones de la vecina para contigo me ponen celosa, no puedo evitarlo a pesar de que me consta que te hace bien. ¿Es quizás eso? ¿Que te amo demasiado y es este amor el ancla que me tiene aquí? Soy como un barco varado en alta mar, sacudido por una gran tormenta y no hay nadie que levante el ancla, porque tú, mi querido capitán, has caído en ese mar. El mar del tormento y aunque ambos estamos en su agua, tú no puedes llegar a mí y yo no puedo sacarte de las olas de la angustia. Ambos nos mecemos en el violento vaivén del dolor, yo anclada en el fondo de la desesperación y tú náufrago, por completo deshidratado de la esperanza.

Adriel, Adriel... ¡Adriel! Hombre de hermoso nombre, como todo tú ¡escúchame! Adriel de mi corazón, deja de ignorarme, mírame.

Mírame mírame mírame mírame... ¡Adriel!

 

Gracias por leer.



Adriel.

¿Quién me llama? ¿Joana, eres tú? No, no es más que un sueño. Joana, te extraño tanto. No puedo combatir tanto dolor. ¿Por qué Joana? ¿Por qué? Aunque no lo creas, a veces te siento muy cerca de mí, pero sé que no puede ser. Es la añoranza que parte mi corazón, una quimera de verte de vuelta. Joana, si tan solo pudieras verme. O más bien dicho, querida, sin tan solo estuvieras consciente de mi, de mi dolor.

De lo mucho que me lastima no tenerla a ella, y a ti saberte tan lejos. ¿En qué mundo vives, amada mía?

Tú no sabes porque no te das cuenta, cuál es ahora mi mundo, un universo que implota desde el interior destruyendo mis ilusiones que, como estrellas, iluminaban mi espacio, y cada uno de esos luceros llevaba su nombre. Unos preciosos que se pierden en el agujero negro de la desgracia. Amor, Vigor, Alegría, Amistad, Satisfacción, Optimismo, Realización y otros más. Un hoyo negro que crece cada día más, sin querer devolver lo que ha devorado. Mírame, esposa querida, estoy aquí de nuevo. Tengo frío. Lloro al mirar su nombre grabado en el granito que se levanta sobre ella. Porque su nombre es lo único que queda, ¿verdad, Joana?

Pero no, no es verdad, pues no es sólo su nombre. Queda también su imagen, sus gestos, su sonrisa, su alegría, toda ella grabada en mi mente y corazón, algo que todavía la tragedia no puede arrebatarme. Los recuerdos. Sus recuerdos y aunque la certeza de que volvieras a mi lado es uno de esos luceros perdidos, no dejo de pedir que regreses, porque hay vida aún en mí y es esa misma la que sueña, un sueño etéreo: ver de nuevo tu sonrisa, perderse en tu lúcida mirada.

Pero como dije antes, una quimera, es sólo como una estrella fugaz, porque tus ojos es lo que menos reflejan, lucidez. Y sin ti, querida mía, me muero.

 

9​

Mira su fotografía, Joana. ¿Verdad que es linda?

¿La olvidaste en ese mundo donde ahora vives? Porque ahí tú no sabes nada. ¿Quién eres ahí, Joana? No me reconoces. No eres nadie. Quisiera acompañarte en tu realidad. ¿No puedes llevarme contigo? Mira, siempre que veo este frasco, estas píldoras, me pregunto si harán que lo olvide, este dolor, este tormento. De veras me veo tentado a tomarlas, hasta la última. Me pregunto si cuando menos pueden acercarme a ti por un momento. Un segundo contigo, solo un segundo.

Mas el tiempo es malo conmigo, no quiere darme nada bueno ya. Yo sólo le pido un segundo a tu lado. Un segundo para el tiempo no es nada, sin embargo, pasa sobre mi ser abatido con una lentitud exasperante, sin permitirme aliviar mi alma. Es tan lento el proceso de mi vida que, en ocasiones, pierdo la noción de todo y no sé lo que hago. Por ejemplo, hoy sucedió lo mismo y sé que si pudieras verlo, te irritarías, así que lo siento, Joana de mi vida, porque me he equivocado de nuevo con las rosas. He dejado las rojas con ella y a ti te he traído las blancas.

Sí, pues, me he vuelto muy distraído, ¿puedes creerlo? No obstante, por mucho que me pierda mentalmente, jamás alcanzaré tu nivel. Es por demás que lo intente, no hay nada que me haga acercarme a ti en ese sentido y el de la bata blanca me hiere cada día con sus palabras, pues no me deja partir de tu lado sin confirmarme que no hay nada más qué hacer para mejorar tu estado y aún así, aquella estrella fugaz aparece de vez en cuando perfilándose por encima del hoyo negro, luchando por no ser devorada también y es entonces que quiero que levantes tu mirada y me notes, que me hables. Que me grites, que te enfades conmigo, así como era cuando se me olvidaba nuestro aniversario, o como aquella vez que no fui al festival para verla bailar en su primera presentación.

¿Recuerdas lo que me dijiste? Después de presentarme un lastimoso sermón sobre la responsabilidad de la paternidad, me preguntaste: “Si tu hija no es lo más importante para ti, ¿entonces qué lo es?” Y Ahora, cuando la quimera se asoma, palpita el deseo en mí de tenerla para ir a todos sus festivales, para pasarme todo el tiempo del mundo a su lado, a tu lado. Jugar con ella y planear el futuro contigo. Compartir experiencias con nuestra pequeña y juntos verla crecer.

Pero no. Ya no. Porque ambas me han dejado. Porque ella no volverá a abrir sus ojitos nunca más y tú no quieres abrir tus labios.

 

10​

¡Si quisieras levantarte de esa silla que te mantiene prisionera en esa odiosa región! Dejar el descanso para la noche. Permitir el silencio para las horas nocturnas y que solamente el sueño sea lo que te impida moverte y hablar.

Vida mía, en mi fugaz certidumbre quisiera que me hablaras. Que me digas algo, lo que sea. Que Vuelva tu elocuencia, ser tú de nuevo. Que el brillo de la consciencia ilumine tu mirada, porque la miel de tus ojos se ha hecho demasiado oscura. Porque no puedo más... Pero, ¿Sabes qué está sucediendo? Llamó nuestro abogado y me ha dicho que ese hombre podrá salir bajo fianza. Su crimen quedará impune. ¡Odio la justicia de los hombres! Tan tenue, tan desigual. Parcial y desequilibrada... todo lo mismo, pero no encuentro de qué manera sacar esto que está matándome, esta decepción entretejida con una ira que se suma a mi impotencia.

¡Quiero matarlo, Joana! ¡El muy maldito puede quedar libre! ¿Qué poder hace posible que no se tome en cuenta su atroz delito? Lo comprendo porque lo sé. El poder de la corrupción. El poder del dinero. El poder de la injusticia. Así que, realmente no quiero que sepas de esto, amada mía, porque seguro volverías al universo que te has fabricado. Quiero suponer que ahí no sufres, que en el estado en el que te encuentras no hay felicidad, pero tampoco dolor. No hay nada.

Mejor desechar la añoranza de que seas tú otra vez, pues en este que era antes tu mundo, está el lacerante sentimiento de inconformidad que corroe mi completo ser y no es necesario que tú lo compartas. Como tampoco debes compartir mis ansias de venganza. Lo mataré y luego me suicidaré. Aunque también pienso lo que sucederá contigo. ¿Qué harás sin mí? ¿Quién te llevará tus rosas? ¿Quién te contará cómo son los días afuera mientras acaricia tu rostro cuyos rasgos han perdido la capacidad de reflejar las emociones? ¿Quién te dirá te amo una y otra vez? Quién se sentará a tu lado y compartirá tu profundo silencio? ¿Quién te platicará de ella? ¿Quién seguirá intentando anhelará hacerte volver pese a todo mal pronóstico? ¿Quién sostendrá tu mano mientras tú, perdida en un desconocido mundo, has olvidado vivir?

Joana, no quiero traicionarte al dejarte sola para siempre. Mi muerte te dejará en el abandono absoluto, lo sé, pero no veo otra solución. Ese maldito debe morir. Y debo ser yo el ejecutor, porque no hay nadie más. Nadie sabe lo que siento en realidad, Joana, y detesto todas esas voces molestas que me dicen que tengo derecho de comenzar de nuevo. Que olvide lo sucedido y rehaga mi vida. Ahí está Alondra, me dicen. Alondra la vecina, ella que gorjea dulzuras a mi alrededor, posándose en mi nido con notorio deseo de adueñarse de él. Cantándome al oído que tú no volverás, pero que aquí está ella para lo que necesite. Y nadie, mi amada, puede darme lo que necesito.

Mi niña y tú. Mis dos amores. Insustituibles. Así que no y no. El sólo pensar en lo que me dicen me enferma, porque no quiero comenzar una nueva vida sin ti. Te veo ahí, tan desvalida, en manos de esas personas que ni siquiera sé si te tratan bien cuando yo no estoy presente y que, aun así, estoy decidido a dejarte con ellas, porque ya nada me detiene. No la tengo a ella y de ti tengo solo la apariencia física y esa también a medias, porque solo puedo verte una hora cada día.

Tu esencia, tu espíritu, tu consciencia, tus sentimientos y emociones, todo eso que te hacía ser tú, se ha ido. Y sí, quiero terminar esta vida, pero sin comenzar otra. Maldita sea la hora en que ese tipo las tomó como rehenes. Maldito ese día funesto. Maldito yo por no llegar a tiempo. Y me declaro culpable. ¡Soy el mayor condenado de la culpa! Ella me ha tomado cautivo y roe mis entrañas, mi corazón, mi mente... todo mi ser.

¡Estoy enloqueciendo por la culpa! Y por eso lo haré. Terminaré con esto. Cuando vaya a visitarte, me despediré en definitiva de ti. Y si acaso algún día llegaras a salir de tu condición, lo que según el médico no será jamás, perdóname porque me volví loco y te abandoné.

 

@Borealis Spiral, mi fiel y amada lectora, gracias por pasarte y dejarme tu impresión. Y qué bueno que ya se te aclaró el tema de este drama. La pinta que has descrito es acertada. En el siguiente corto se explica cómo sucedió. Espero que puedas venir pronto a leerlo. TQM

11
Narrador​

No sabía si quedaban más personas en el parque, porque en la zona donde se encontraban, no había nadie a parte de ellas, así que lo único que le quedaba claro es que era un lugar poco concurrido. Joana volvió a mirar el reloj notando que Adriel se había tardado mucho. No pudo evitar sentirse irritada, pues bien claro le había dicho que la llanta de su vehículo se había dañado, dejándolas tiradas justo ahí. Cuando llamó a Adriel, él le prometió que iría enseguida a recogerlas, pero de eso hacía casi dos horas. Ahora pensó que mejor hubiera sido tomar un taxi, aunque lo cierto era que tampoco circularan por ahí con frecuencia: uno que otro ocasionalmente.

Ella y su hija Eliza volvían de la clase de ballet de la pequeña y el recorrido a su casa conllevaba pasar por esa zona fantasmal, porque no había otra ruta. Varias veces se sintió tentada de inscribir a Eliza en otro instituto de danza, pero no lo había hecho pues la pequeña de siete años ya tenía amigos en donde estaba inscrita, además de que era el mejor. Lo único malo era lo apartado que estaba del centro.

Miró a su hija que estaba a pocos pasos de ella, saltando alegre y enérgica utilizando una banca bastante dañada por el sol y la lluvia. Con ello se notaba que no le daban mantenimiento al parque, e igual, las pequeñas áreas con vegetación eran muy pocas y lo único bueno de ahí, eran los altos árboles.

O no tan bueno. De pronto, de detrás de un tronco grueso, salió un hombre.

El hombre las miró y a continuación sucedió algo que tomó a Joana por sorpresa. Él corrió hacia Eliza y aunque Joana salió de su sorpresa para correr también hacia su hija, el hombre le ganó y alzó a Eliza apresándola en sus brazos. La niña gritó primero y luego lloró asustada mientras que Joana se detuvo a un paso del hombre, horrorizada por la situación. Ver a su amada hija en brazos de aquel sujeto, desgarró su alma de terror.

—Por favor —suplicó con voz trémula por el miedo—. Déjala ir, por favor.

El hombre sacó un arma de fuego en el preciso momento en que hacían su aparición dos oficiales de la policía, mostrándose de entre los troncos de los árboles y los que también estaban armados. Sin querer, Joana y Eliza habían quedado en medio de una persecución.

—¡Suelta a la niña! —ordenó uno de los oficiales apuntando con su arma al hombre.

—¡No! —gritó Joana sin atreverse a dar el último paso que la separaba de Eliza—. ¡Por favor, devuélveme a mi hija!

—¡Atrás! —gritó el criminal apuntando a la sien de la pequeña—. Ni un paso más o juro que la mataré. Dejen las pistolas en el suelo.

Joana gimió y un amargo sabor cubrió su paladar. La palidez desplazó el tono rosado de su piel y su mirada parpadeó por el abundante llanto que se derramó imparable. En un impulso levantó las manos, suplicantes los brazos que en silencio pidieron a su niña para poder abrazarla, pero el sujeto siguió apuntando la cabecita de la dueña que se concretaba a llorar en una aterradora mudez, mirando a su madre con aquella mirada de ruego para que la rescatara.

—¡Está bien! —dijo uno de los oficiales y los dos bajaron las armas para depositarlas en el suelo.

De inmediato el hombre dejó de apuntar a Eliza y dirigiéndose a los policías, les disparó casi a quemarropa, matando a uno y dejando muy mal herido al otro. Fue entonces que Eliza gritó y se retorció en sus brazos mientras que Joana se lanzaba contra el asesino, pero antes de tocarlo siquiera, él volvió a disparar y la bala penetró en su cabeza por un costado a la altura del ojo.

El impacto la lanzó a tierra.

Pero no murió y desde el suelo miró. La cosa más horrible que en su vida había visto. Su mirada turbia por la herida en su cabeza, notó el movimiento de la mano armada del aquél asesino, cómo la levantaba para llevar el cañón del arma a la sien de Eliza, la que seguía en su intento de soltarse. La pequeña, al sentir el frío metal quedó congelada y gimiendo de enorme espanto, quedó silenciada para siempre cuando el hombre jaló el gatillo. Así, frente a la horrorizada madre que no quería cerrar los ojos, luchando por continuar con su propia respiración, en un afanoso intento de querer levantarse para arrebatar a su hija de los brazos que la aprisionaban, sin siquiera poder gritar su protesta llena de agónico dolor, miró volar los sesos de Eliza. Todo el suceso con una lentitud enfermiza. Así se registró en su mente, un segundo eterno y efímero a la vez, pues inmediatamente vio el cuerpo de la niña caer como guiñapo al suelo, sin vida.

¡Noooo! Gritó en silencio e intentó arrastrarse para llegar al lado de su niña, pero no pudo moverse. Y en su intenso sufrimiento, una luz cegadora estalló en su mente y después de eso, oscuridad total. Una oscuridad repleta de frío, de abandono, de angustiante pérdida. Anduvo por un tiempo indefinido perdida en las penumbras.

Entonces de repente se hizo la claridad y gritó de miedo, de impotencia, de desesperación.