Esperanza

Tema en 'Relatos' iniciado por Sersuas, 8 Mayo 2010.

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    Sersuas

    Sersuas Guest

    Título:
    Esperanza
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    780
    Esperanza

    Bueno,yo llevo escribiendo en mi blog desde principios de año, y poco a poco me he ido metiendo más aunque lo había dejado por un tiempo ahora he vuelto, bueno, os pongo lo que es la Intro y os dejo el link por si lo queréis seguir ^^

    sersuas.blogspot.com


    Aquí va!

    Intro!

    Encontronazo

    Dani, el típico chico que no se sabe mucho de él en el colegio. El que pasa desapercibido, y no es objeto de burla, pero tampoco es el centro de atención, está en una posición neutra. Quizás por que a él no le gustaba, era un poco retraído, conocía a muy poca gente, y de confidencia tenía a un chico que era de su edad, pero no iba a su instituto. El caso es, que por arte del azar,se enamoró de alguien y el amor no siempre es respondido con amor, por lo menos no a la primera.

    Era el año en el que se iba a graduar en su instituto, sacando el título de ESO, ya tenía 15 años e iba cumplir los 16 en mayo. Había acabado las clases aquel día, se dirigía para su casa, como todos los días, pero tenía ganas de llegar temprano a casa y se metió por un atajo que jamás había pensado coger, hasta aquel día, (típico de las películas y libros)que había quedado con una chica, que no le gustaba, pero para él era agradable charlar con ella.

    Al entrar en la calle, que por cierto era bastante estrecha e iba poco a poco ancheando hasta el punto en el que podían pasar tres personas juntas. Iba a un paso apurado, más rápido que un simple footing. La calle giraba únicamente para la derecha, las paredes eran de edificios abandonados, con los característicos tendales que van de un edificio a otro, eso si, no había ropa alguna. Cuando giró hacia la derecha, justo en la milésima de segundo en que cerró los ojos, se vió en el suelo, al lado de un joven, que parecía tener unos pocos años más que él, quizás dos más.

    - ¡Perdón! - se disculpó Dani.

    - ¡Auh! - se quejó la joven de la aparatosa caída - no pasa nada, soy un poco patosa.

    - ¡ Que bah! Fui yo que iba corriendo y no te vi, estaba pensando en otras cosas - aclaró él.

    Le extendió la mano para que ella se pudiera levantar con mayor facilidad.

    - Gracias - dijo ella - ¡ah!

    - ¿Qué te duele? - preguntó preocupado analizándola para poder ver donde se había lastimado.

    - Creo que tengo un esguinze en el tobillo.

    - ¡ Oh, Dios! Perdón - se disculpó por el incidente - ¿estás muy lejos de casa?

    - No, a unos dos kilómetros.

    - Te acompaño, fue culpa mía, te ayudaré a llegar a tu casa - dijo sin admitir ninguna réplica.

    Era casi tan alta como él, morena de pelo, ojos marrones, labios carnosos, delgada y la ropa que llevaba conjuntada le favorecía enormemente.

    Estuvieron caminando, él llevaba su brazo en sus hombros para que cargara el peso en él y así facilitarle el camino, mientras ella de vez en cuando lo miraba de reojo, pero casi siempre desviaba la mirada para los escaparates de las tiendas, o para otra gente.

    - ¿Y a dónde te dirigías con tanta ansia? - preguntó ella.

    - Pues a mi casa.

    - Ah...

    - ¿Y tú a donde ibas?

    - A mi casa también.

    En ningún momento se miraron a los ojos, ni a la cara en toda la conversación, hasta que llegaron a la casa de la chica.

    - Bueno, ya hemos llegado - dijo ella como si se estuviera despidiendo.

    - Vale, ¿quieres que te ayude a subir las escaleras?

    - No, creo que ya puedo sola.

    - Vale... y perdón por haber tropezado contigo - dijo arrepentido.

    - Nada, gracias por acompañarme - le dijo sonriente.

    - A ti por no enfadarte.

    Rieron los dos, y ella entró en el edificio en el que vivía. Volvió para casa pensando en la guapa que era aquella chica y además de eso, parecía muy simpática. Al principio pensaba que se enfadaría con él por haber tropezado, en cambio se disculpó ella, ¡increíble! Que modesta...

    Fin! ;)
     
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