One-shot Error de cálculo [Gakkou Roleplay | Kohaku & Emily]

Título: Error de cálculo.
Fandom: Gakkou Roleplay.
Personajes: Emily Hodges, Kohaku Ishikawa | Mención a Anna Hiradaira.
Palabras: 806
Summary: "Que fuese justamente Emily la que encontrase a Kohaku de esa manera parecía, desde luego, una broma cruel del destino."
N/A: SIS IDK me dijiste que lo hiciese fic y i'm a weak bitch, y'all already know that AND SOMEONE SAVE ME HOW MUCH I SHIP THEM Gigi Blanche <3

Que fuese justamente Emily la que encontrase a Kohaku de esa manera parecía, desde luego, una broma cruel del destino.

Llevaban ya un tiempo conociéndose y, por consiguiente, Emily llevaba ya un tiempo acostumbrada a los extraños chanchullos que el chico hacía constantemente, tanto en la Academia como fuera de ella. Y por supuesto, igual que Anna, tenía aquella constante preocupación por si alguna vez sus cálculos salían mal.

Hasta que lo hicieron.

Si había que ser sinceros, de todas formas, casi podía agradecerse que hubiese sido Emily y no Anna, porque la chica fue capaz de reaccionar con cierta calma a pesar de su terror.

Olvidando su vergüenza, agarró al chico de la mano y prácticamente lo arrastró hasta la enfermería, aunque Kohaku no opuso mucha resistencia tampoco. No tenía motivos para hacerlo y tampoco quería enfadar aún más a la chica.

Se dejó caer sobre una de las camillas mientras Emily se movía con rapidez por la estancia, recogiendo los utensilios necesarios para tratar las heridas del chico.

Cuando estuvo preparada se sentó en la cama, a su lado, y acercó su mano al rostro ajeno, rozando las zonas más afectadas con las yemas de los dedos. Empezó por la ceja, pasó por el pómulo, la nariz… y finalmente los labios.

—Hodges-san, hay cámaras en las enfermería~

Los orbes violáceos, que hasta el momento desbordaban preocupación, chispearon con una mezcla de vergüenza y molestia ante sus palabras. Acabó por separar la mano con cierta brusquedad, como si se hubiese quemado, y frunció el ceño.

—¿Es que no has aprendido nada? —farfulló, centrando su atención por completo en las gasas y el alcohol.

La sonrisa de Kohaku no perdió aquella burla implícita, aunque Emily no pudo ver como algo de ternura se colaba también en su expresión.

—Pero tú no me harías daño, ¿verdad~?

La chica resopló como única respuesta y finalmente se inclinó para colocarle la gasa humedecida sobre la herida de la ceja, sin previo aviso y con algo de fuerza excesiva.

El atisbo de una sonrisa apareció en los labios de la morena cuando notó que incluso el siempre calmado Ishikawa hacía una ligera mueca de dolor, posiblemente por el escozor ocasionado.

—¿Qué ha pasado?

La voz de Emily salió como un murmullo, casi parecía que tenía miedo de preguntar y saber la respuesta. Pero tampoco podía evitarlo, quería saber quién había sido el primer error del chico.

—Alguien no estaba de humor para chistes~

No iba a decirle nada más, ¿cierto? Al final del día, por muy amigos que fuesen y por mucho que Emily tentase las sombras, Anna y Kohaku siempre intentaría esconderle lo que creyesen oportuno.

Al principio le molestaba e insistía pero con el tiempo acabó acostumbrándose. En cierta medida, había aprendido a verlo como su manera de preocuparse por ella y protegerla de posibles peligros.

Emily siguió sus tareas en silencio y Kohaku no perdió detalle de cada uno de sus movimientos. Le limpió todo rastro de sangre de la nariz y le colocó un par de tiritas por ahí y por allá, dejando para el final las heridas de sus labios.

El chico lo notó, por supuesto, como comenzó a temblarle el pulso al acercar el algodón a aquella zona y como un ligero rubor se apoderó de sus mejillas. Pero pensaba ignorarlo, ¿verdad? Todos sus nervios para poder tratarlo.

Porque era esa clase de estúpida.

La melena azabache de la chica le rozó la piel cuando se acercó algo más y hasta él, el siempre calmado Kohaku Ishikawa, tuvo que apartar finalmente la mirada cuando Emily lo agarró de la barbilla para girar un poco su cabeza y ver mejor el golpe.

Quizás no había necesidad de acercarse tanto, quizás solo era su pequeña revancha personal por todas las veces que él se había burlado de ella. A pesar de ser la primera que lo estaba pasando realmente mal con la cercanía.

Cuando finalmente desinfectó y limpió aquella zona, se separó casi como un resorte y comenzó a recoger las cosas para dejarlas en su sitio. Se movió de manera apresurada una vez más, pero en aquella ocasión el motivo fue diferente a la anterior.

—Deja de tentar a la suerte, no lo haré una segunda vez, senpai.

No le dirigió la mirada al hablar, pero Kohaku no lo necesitó para saber que estaba completamente sonrojada. Salió por la puerta prácticamente corriendo, con el corazón desbocado.

El chico la miró, agradeciendo que ella se hubiese ido así porque hasta él mismo necesito algo de tiempo para recuperar la calma usual. Cuando lo hizo, sin embargo, otra sonrisa burlona se plasmó sobre sus labios mientras se levantaba de la cama.

Mentirosa.

Lo haría una segunda, una tercera… y todas las veces que hiciese falta. Y lo haría sin ninguna clase de duda, sobre todo por él.