Entre el Cielo y la Tierra

Entre el Cielo y la Tierra

:ÑAAA:Finalmente traigo la primera parte de este fic que va dedicado al grupo ^^Angeles de Baldur Prime^^
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“Entre el cielo y la tierra hay una pequeña y delgada línea que los separa, es un lugar triste, oscuro y lleno de olvido. Nadie sabe el porque esta allí, o mejor dicho, nadie lo recuerda...ese lugar se llama Muerte.

Parezco ser la única persona que no tiene la mirada perdida… ya no se si llamarme persona. Aquí todo es tétricamente gris, y hay una neblina espesa que no te deja ver más allá de tu metro cuadrado. De vez en cuando veo a alguien desaparecer, se esfuman, como si se convirtieran en un polvo brillante que desaparece en la nada. Todos los que llegan suelen irse pronto, hay unos que tardan mas, pero siempre terminan por marcharse. Soy la única que ha permanecido tanto tiempo aquí, y la única que parece estar consiente de dónde estamos. Es como el purgatorio o algo así, pero yo lo llamo Muerte, ya que aquí fue dónde desperté en cuanto morí.
Aquí pareciera que todo el que llega sufre una perdida de memoria permanente, es como si los reiniciaran para luego enviarlos a su nueva vida. Algo bastante práctico, así que las almas de los humanos se van reciclando, si es que es allí hacia dónde van. Se que el hecho de estar aquí ira borrando la memoria de mi vida, pero estoy luchando permanentemente para que eso no suceda. Recordar cada hecho de mi vida no se me ha hecho nada difícil, la vida con mi madre y mi herma mayor, mis días en el hospital, mas bien fueron meses, años; la quimioterapia, recuerdo perfectamente el día en que con mamá y mi hermana decidimos que lo mejor era raparme la cabeza para que no se notara demasiado que estaba perdiendo cabello. Las carreras por los pasillos en silla de ruedas con otros internos, la visita de toda mi clase en navidad. Alguien ajeno podría decir que tener cáncer es algo malo… ok, esta bien lo es, pero eso no quita que mi vida haya sido de alguna forma, maravillosa. Amo a mi madre y a mi hermana y espero profundamente que el dolor de mi muerte lo hayan superado.
Durante mi pequeña y corta vida hubo muchas cosas que no pude hacer, ya que estuve la mayor parte de mi vida de casa a la escuela y al hospital. Como me hubiera gustado conocer el mundo no solo por televisión. Como dije, mi vida fue maravillosa, a pesar de todo, pero fui humana, y como tal uno siempre desea más de lo que tiene. A mis quince años partí de ese mundo, justo el día de mi cumpleaños. Mi deseo fue siempre tener una fiesta de quince por lo que por algún extraño motivo se que mamá me vistió con un hermoso vestido rosa para despedirme.
Quisiera volver, lo deseo tanto, quiero mi vida de vuelta, sin cáncer, sin miedo, sin hospital. Por eso me esmero tanto en recordar, es lo único que me queda para mantenerme cerca de lo que fue mi vida. Si hay alguien allá arriba que administre todo, espero que alguna vez escuche mi plegaria.”

―Yo puedo sacarte de aquí, y devolverte a tu vida… por supuesto, si aceptas mi condición―

Una voz masculina se dejo oír entre la neblina, los tristes ojos verde oliva parpadearon repetitivamente, mientras trataba de saber si aquella voz no se la había mas que imaginado.

― ¿Porque?― Pregunto con su frágil y suave voz, en un delgado susurro casi audible.

―Soy alguien bondadoso―Respondió la voz, con algo de arrogancia ― ¿Aceptas?―

― ¿Vas a… devolverme a mi vida?―

―Claro, pero primero debes cumplirme un favor―

―Con tal de salir de aquí… acepto―

―Excelente respuesta, Elizabeth―

Entre el Cielo y la Tierra​

“La hija del mal”​

(Basado en el video Daughter of Evil de los gemelos Kagamine)​

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Cap.1 “El 15º cumpleaños, Part I”

Hace mucho, mucho tiempo, existió un reino maravilloso gobernado por la familia Tinuviel. De bella vegetación, grandes y bastos bosques, ríos llenos de vida. La gente de las villas del reino era feliz, era un reino prospero. La familia real tenía tres hijos, el primero de veintiún años, Thomas, heredaría el reino, el segundo, Samuel de dieciocho años, estaba destinado por ser el segundo hijo y por decisión propia entrar al servicio de Dios, y la tercera, la hija no planeada, Elizabeth de catorce años.
Aquella noche, cuando el reloj marcara las tres de la mañana Elizabeth cumpliría quince años. Su padre lleno de amor por su hija había organizado un gran baile para festejar los años cumplidos de su princesita.
Esa tarde cuando aún el baile no comenzaba, la princesa se hallaba frente al espejo de su cuarto, arreglado los detalles de su llamativo peinado medieval.

―Ha llegado el día princesa―

Una voz masculina se dejó escuchar, pero no era la misma voz que había oído en la Muerte, esta se oía mas joven. La princesa se sobresalto al oírla tan repentinamente y frunciendo el seño protestó.

―Zadakiel, sabes que odio que me asustes de esa forma, creí que eras…― Detuvo el habla puesto que nombrarlo no le gustaba del todo.

― ¿Le sigues temiendo? Pero si has hecho un trato con el, sabes que Lucifer te considera casi como una hija ― El joven se deja ver apareciendo sutilmente sentado al borde de la gran cama con mantas de seda. Su cabello era lago y negro, de rasgos finos y la piel nívea, así como si fuese un ángel, lo que no era precisamente. Sus ropas elegantes como las de un lord con bordados de oro, llevaba una espada a su costado izquierdo. Su mirada fría y neutra miraba curiosa toda la habitación.

―Veo que has vuelto a cambiar la decoración― Comentó, cambiando intencionalmente el tema.

La chica suspiro y se volteo para dejar de mirarlo a través del espejo, viéndolo fijamente.

― ¿A que has venido?―

―Mi hermano es alguien considerado, dijo que lo que pasará hoy podría significar un trauma para ti, por lo que me envió a decirte que tienes que estar antes de las tres de la madrugada en el establo… Encontramos un buen peón que no dudara en ayudar a su princesa― Dijo al tiempo que se ponía de pie.

― ¿Eso es todo?―

―Si, ahora disfruta tus últimos momentos con tu “familia”― Dijo marcando las comillas con los dedos, para luego agregar ―Y feliz cumpleaños por adelantado― Para tras esto desaparecer en un remolino de viento.

Elizabeth camino hasta la ventana, abriéndola con sus níveas y delgadas manos. Dio una mirada al cielo mientras un nudo se iba formando en su garganta. Hace quince años no imagino que el precio que tendría que pagar para regresar a su vida fuera tan alto, se arrepentía enormemente. Pero un trato con un demonio era imposible romper.

* * *​

Por aquella misma hora en la villa cercana al palacio se producía un hecho ya común por aquellos días, una joven era acosada por uno corpulento viejo borracho. La chica de menuda estatura, y cabellos color arena intentaba inútilmente escapar. Su rostro aterrado acompañaba las suplicas y gritos desesperados por que alguien le ayudara, pero el callejón hacia dónde la había arrastrado era poco transitado.

―Por favor― Pedía entre llanto la chica, mientras el hombre la ponía contra la pared.

― ¡Hey! ¡Me respetas a la señorita!― Se oyó la voz de un chico.

Y alguien tan ágil como un gato callo desde el tejado golpeando en la cabeza al hombre que callo al suelo aturdido. La chica lo miro atónita, era un chico alto, moreno, cabello desordenado y negro y unos curiosos ojos celestes.

― ¿Estas bien?―Preguntó el chico el chico con una flamante sonrisa, parecía estar emocionado por hacer el papel de héroe; la chica asintió.

― ¡Maldito crio!― El hombre se levanto con su mano sobre la nuca, mirando furioso al chico.

El chico se puso en posición de pelea dispuesto a enfrentarse a el, entonces es que el hombre saca una daga.

―Eso no me lo esperaba―Murmuro el chico para si ― ¡Corre!― Tomo a la chica de la muñeca y ambos salieron corriendo del callejón, con el hombre siguiéndolos con daga en mano a sus espaldas.

A pesar de estar borracho el hombre parecía tener bastantes energías para perseguirlos corriendo con su afán de matar al chico. Ambos seguían corriendo por las calles transitadas, las miradas curiosas recaían sobre ellos, pero al distinguir al chico simplemente reían y seguían con lo suyo, puesto que siempre andaba metido en problemas.

― ¿Cómo te llamas?― Le pregunto el chico entre la carrera, ignorando las amenazas de muerte del hombre que los seguía a unos metros.

―M-Mariana―Contestó la chica agitada por la carrera.

―Bueno, yo soy Baldur, fue un gusto Mariana, llámame si tienes problemas―Y tras decir esto la empujo hacia un puesto de telas y siguió con su carrera, el borracho ni siquiera se fijo en la chica y siguió persiguiendo a Baldur calle arriba.

― ¡Voy a acabar contigo maldito crio!― Gritó furioso el hombre al ya alcanzarlo y intentar clavarle la daga. ― ¡A mi nadie me golpea!―

― ¡En primer lugar no deberías ir por la vida atacando señoritas!― Le respondió para luego morderse la lengua, si volvía a abrir la boca se metería en mas problemas.

El hombre furioso se fue contra el para golpearlo, pero el chico ágilmente lo esquivó y el hombre fue a dar contra un puesto de verduras, cayendo de lleno contra un montón de tomates. La dueña del puesto, una mujer robusta y con mala cara, comenzó a regañar al hombre, el chico aprovechó esto para huir.
Luego de correr un largo tramo legó finalmente a los establos del palacio, puesto que su trabajo se encontraba allí, cuidando los caballos de la realeza.