La enfermería, a diferencia de muchas otras salas, disponía de una luz cálida, si bien artificial, que confería a la sala de algo más que el blanco frío y aséptico de las estancias y maquinaría que habían estado encontrando hasta ahora. Al igual que con la zona de descanso, los colores y las tonalidades habían sido escogidas deliberadamente para darle al paciente esa sensación de familiaridad de la que podían resentirse al permanecer tanto tiempo alejados de la luz del sol. La sala disponía de todo tipo de medicinas para curar numerosas dolencias y enfermedades leves, así como para estabilizar casos más graves. Parecía bien armada para lidiar con los problemas que pudiesen surgir en estancias más prolongadas. En una de las pantallas, siempre encendida, podían notar algo extraño. ¿Qué era esa imagen, exactamente?