One-shot Enferma [Pokémon Rol | Emily x Mimi]

Título: Enferma
Fandom: Pokémon Rol Championship
Palabras: 757
Personajes: Emily Hodges & Mimi Honda
Summary: Mimi se enferma y Emily se encarga de cuidarla.
Advertencias: Material... levemente chica x chica, porque es Mimily y su tensión se palpa a kilómetros.
Nota: Soy yo la que está enferma así que cualquier fallo, ya lo corregiré cuando esté mejor xD // @Noir idea random aprovechando el descanso (?)

~ENFERMA~​

—Mimi… —La suave voz de Emily se coló en su oído haciendo que abriera los ojos, lentamente.

Cuando lo hizo descubrió el rostro de su amiga a centímetros del suyo, lo que provocó que sus orbes se abrieran como platos e intentara alejarse avergonzada, pero lo máximo que consiguió fue moverse un poco en la cama.

>>Tienes fiebre… —murmuró, ignorando su reacción y tras separarse, hizo un mohín de preocupación.

—¡Estoy perfectamente! —exclamó la rubia, con repentina energía, poniéndose en pie. Había pocas cosas que odiase más que preocupar a Emily, no a Emily.

Sin embargo, tal y como la morena había predicho, Mimi no estaba bien y en cuanto hizo un pequeño amago de incorporarse, sintió un enorme mareo que la hizo desfallecer. Para su fortuna, Emily pudo reaccionar a tiempo y cayó en sus brazos.

—Te lo dije… —susurró, observando su rostro calmado.

Se levantó con cuidado para poder dejar el cuerpo de la chica sobre la cama y, tras arroparla con la manta, salió con cuidado de la habitación para poder prepararle algo de comer.

La joven no pudo evitar sentirse culpable. Si Mimi se había resfriado tenía que haber sido por su culpa, cuando hizo que la siguiera al Lago Helado por la noche.

Suspiró.

¿Cómo podía haber hecho que una de las personas más importantes para ella acabara así? ¡Tenía que hacer todo lo que estuviese en sus manos para que se recuperase!

Con paso decidido llegó a la zona baja del Centro Pokémon y tras hablar con la enfermera Joy pudo entrar a la cocina para prepararle una sopa calentita a su amiga junto a unas pastillas y gran cantidad de agua.

Cuando volvió a la habitación encontró a la chica como la había dejado.

Se acercó con cuidado y dejó la bandeja a un lado para poder colocar sus manos sobre la frente de la más baja.

—Lo siento Mimi… —murmuró, agachando la cabeza.

La nombrada abrió los ojos ante el frío contacto y las palabras de disculpa, mirando con sus mejillas sonrojadas a su amiga.

—¿P-por qué…?

Emily levantó la cabeza y miró directamente a los ojos de la rubia, con sincera preocupación reflejada en los suyos propios.

—Te has puesto mala por mi culpa…

Mimi movió la cabeza en señal de negación, con lentitud. Poco después cerró los ojos.

—Estás siendo idiota… solo es un resfriado y no ha sido por tu culpa… —respondió, con un tono de voz tan bajo que parecía estar diciéndole algo extremadamente confidencial—. Ahora dame esa estúpida pastilla, quiero recuperarme cuanto antes —dijo, incorporándose poco a poco para poder tomarse la medicación y la comida.

Emily se encargó de que se alimentara sin el más mínimo esfuerzo, por lo que ella misma se preocupó por darle de comer con la cuchara, asegurándose de que no quedara rastro de caldo en el plato.

Esto a Mimi la avergonzó de sobremanera pero no tenía la fuerza suficiente para evitarlo así que solo pudo reprimir sus ganas de quejarse y recibir los cuidados y mimos de Emily. No es que le molestasen tampoco, de hecho se sentía mejor que nunca. Aunque eso ella nunca lo admitiría.

Emily de todas formas lo sabía.

Así pues, la chica siguió cuidando de su amiga durante el resto del día, sin dejar de vigilarla el más mínimo segundo.

Y al llegar la noche…

—¿Dónde vas a dormir? —preguntó Mimi, cuestionándose como su amiga había sido capaz de estar las doce horas sentada en esa incómoda silla sin apenas moverse.

—Hum… ¿dormir? —cuestionó de vuelta—. ¡No puedo dormir! ¿Y si te pasa algo por la noche?

—¡Emily!

Hubo un silencio en el que casi se podía palpar como Mimi regañaba con la mirada a Emily por la locura que planeaba pero ésta simplemente la escuchaba sin tener intención de no cumplirla.

>>Ven… —dijo mientras se movía hacia un lado, dejando un hueco bastante grande en la cama—. Si me das la espalda, puede que no te contagie —entonces se dio la vuelta, con mucho más calor del que había sentido con la fiebre y cerró los ojos.

Emily sonrió y se colocó con delicadeza sobre la cama. Sin embargo, en lugar de darle la espalda como Mimi había dicho, rodeó su cintura con su brazo y hundió el rostro cerca de su cuello.

No le importaba si podía contagiarse, no le importaba mientras pudiese estar cerca de Mimi. Porque al final y al cabo…

—Te quiero, Mimiko Honda —susurró con una sonrisa antes de dejar sus párpados caer con pesadez.