Microrrelato Encapuchado, el nunchi lo es todo

Una joven damisela de cabellera corta de castaña, de piel pálida y ojos mieles sonreía mientras sin querer brotaban lagrimas y resbalaban por su mejillas. Mira al techo de aquella habitación.
Agarra alguna hoja y empieza a plasmar palabras mientras una mosca la molesta:

¿Sabías que? El Nunchi te da la posibilidad de empatizar con cualquier palabra, caricia, sonido, melodía que fuere provocado por el ser humano. Encapuchado, haz de saber que a pesar que utilizas un lenguaje bastante literario y la mayoría de las palabras no tengo ni la menor idea de que signifiquen igual entiendo a lo que quieras llegar. Sé y puedo llegar a comprender aquellos oscuros sueños porque a pesar que haces aparecer sonrisas en este rostro de una loca que le caen los tornillos, esos son los que aparecen cuando no estás, cuando cierro los ojos. Ayer, en la fría y helada noche, tuve otra pesadilla, con el mismo ser que haz descrito. Lo que el buscaba era alejarme de lo que podías dar. A pesar que ha de sonar increíble en sueños ya te he conocido. No hace falta rostros para saber que las personas ya tuvieron vidas antes que éstas, o en los sueños ya nos hemos de ver. Lo que pasaba era que por más que sonriera ese montículo amorfo me tiraba todos los malos pensamientos, incluso no podía cantar mi canción de la luz. Sentía que aquella cosa me asfixiaba pero por más que quizás el quisiera matar mi alma no pudo, porque a pesar de que tenga recuerdos oscuros, tu y mis "alimentos" van alimentando mi alma de luz, de amor, de cariño y amistad haciéndome fuerte y así ocasionando que pueda vencer a aquel monstruo. Yo he de poder enseñarte encapuchado a luchar para que ese ser no te debilite, no me agradaría perderte de un día para el otro luego que desde mucho tiempo te he esperado a que llegues.
Espero sinceramente que sigas con todos tus contraataques, así creo, no... estoy segura que podré iluminarte a paso de que tu lo hagas conmigo. ¿Sabías que antes yo era una "locura insana"? Quizás tengas un presentimiento del por qué, te lo haré saber y si es necesario te haré crecer barba, cabello en dónde no tengas y ¡si quieres mas!, hasta temblar de la euforia.

Sin más que decir, me despido que mis ojos se han de secar, y ésta damisela debe retirar la partida por esta noche. Hasta pronto, huevito. Y muchas gracias por aquellas palabras.