de Inuyasha - Enamorándose en cinco días [SanxMir]

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por sanguitolove, 29 Marzo 2009.

  1.  
    sanguitolove

    sanguitolove Entusiasta

    Escorpión
    Miembro desde:
    25 Diciembre 2007
    Mensajes:
    198
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Enamorándose en cinco días [SanxMir]
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    7244
    Enamorándose en cinco días [SanxMir]

    Olas Aqui les presento mi nueva historia, es un One-shot y espero que les agrade mucho...

    Enamorándose en cinco días.
    Mi nombre es Sango Yukishiro, tengo 27 años y trabajo en el hospital de Tokio como doctora hace 3 años, vivo en un pequeño departamento sola con mi mascota, una gatita blanca con manchas negras llamada Kirara ¿Y saben algo? Una mañana cuando llegué a mi trabajo, mi vida dio un cambio de 360º...

    ~ Lunes ~

    Sonó el despertador anunciándome que un nuevo día daba inicio, abrí mis ojos perezosamente mientras estiraba la mano para desactivar el maldito despertador que no dejaba de sonar, entonces me senté al borde de la cama y restregué mis ojos con lentitud, miré el reloj despertador que indicaba que eran las 6:00 de la mañana, hora de ir a trabajar. Me dirigí hacia el armario para sacar una falda que llegaba unos centímetros mas arriba de la rodilla de color negro, una blusa blanca y unos tacos del mismo color de la falda, luego de escoger la ropa que ése día llevaría puesta fui al baño para poder darme una ducha.

    Luego del relajante baño fui a la cocina para preparar el desayuno, dirigí un vistazo a mi pequeño departamento, era todo un caos, sobre el sillón mi gatita Kirara se encontraba durmiendo, así que mientras se hacían las tostadas fui a despertarla, le serví la leche en su plato y tomé desayuno.

    Tomé dirección hacia la puerta de salida, Kirara no dejo de mirarme hasta que me encontré del otro lado de la puerta.

    -Nos vemos más tarde Kirara, pórtate bien ¿si?- Dije para luego cerrar la puerta y dirigirme al hospital.

    Llegué al hospital a tiempo.

    -Buenos días Sango- Me saludó Kagome, una compañera de trabajo y mi mejor amiga. Kagome es una chica muy alegre, es Doctora porque dice que le gusta mucho ayudar a las personas que se encuentran en apuros y me consta, ya que es muy entregada a su trabajo y siempre está preguntando en que puede ayudarte, tiene 28 años, cabellos de color azabache azulado y ojos color chocolate.

    -Buenos días Kagome- le devolví el saludo con una sonrisa.

    -Que bueno, llegaste justo a tiempo ¿eh?- Me dijo al ver la hora.

    -Si, gracias a Dios- Dijo seguido de un suspiro.

    -Bien, debo volver al trabajo- Dijo desapareciendo tras la puerta de su oficina. Inmediatamente me dirigí hacía la mía para ponerme el delantal y comenzar a atender a los pacientes.

    Toda la mañana estuve visitando a mis pacientes, viendo sus mejoras, quería saber cómo se encontraban, sobre todo quería saber de Shippou, un pequeño niño de 6 años de edad, quién llegó aquí luego de un accidente automovilístico en el que sus padres murieron, el pobre está completamente solo en éste mundo y le he tomado tanto aprecio... es un niño muy dulce, su cabello es anaranjado, sus ojos son verdes y tiene un brazo fracturado, además como no tiene familia no puede irse del hospital.

    -Hola pequeño Shippou- Lo saludé alegremente al entrar a su habitación -¿Cómo te encuentras el día de hoy?- Le pregunté una vez que me senté a su lado.

    -Hola Señorita Sango, estoy muy bien ¿y usted?-Me preguntó con su tierna vocecita.

    -Muy bien, gracias- Le contesté –Feliz de volver a ver a mi paciente favorito- Contesté siendo muy sincera.

    -¿De verdad?- Preguntó entusiasmado.

    -Por supuesto, sabes que te quiero demasiado- Le contesté.

    -¡¡Que bien!!- Dijo alzando su brazo bueno.

    -Adivina qué Shippou- Dije emocionada mientras escondía un presente para él tras mi espalda.

    -¿Qué pasa?- Preguntó emocionado.

    -Te he traído un regalo- Dije mientras le extendía el paquete.

    -¿Para mi?- Volvió a preguntar, pero esta vez sorprendido.

    -Si, deja que te lo abra- Me ofrecí, como él tiene el brazo fracturado y enyesado, le costaría trabajo abrirlo –¡¡cha chan!!- Dije una vez descubierto el presente.

    -Woow, es un libro de cuentos- Dijo alegre -¿puede leérmelo por favor?- Me preguntó entusiasmado.

    -Por supuesto- Le contesté feliz de que hubiera sido de su agrado, lo tomé de entre su manito y comencé a leer esa historia infantil.

    Muy pronto el pequeño Shippou se quedó dormido, y cómo ya era hora del descansó bajé a la cafetería del hospital para comer algo y reponer las energías perdidas debido a tanto trabajo. Tomé asiento junto a mis dos amigos de trabajo, Kagome y su novio Inuyasha quién es muy fastidioso cuando quiere serlo... Tiene cabello de un extraño color plateado y sus ojos son de un precioso color ámbar.

    -¿Qué hacías Sango? ¿Por qué tardaste tanto?- Preguntó Kagome al ver que llegaba 30 minutos tarde.

    -Le estaba leyendo una historia al pequeño Shippou- Le dije mientras tomaba un poco de mi soda.

    -Y ¿Cómo está el enano?- Preguntó Inuyasha.

    -Se encuentra bien Inuyasha, afortunadamente su brazo está sanando con gran rapidez- Dije con una sonrisa para mí misma.

    -Por supuesto- Dijo Kagome –Con todos los mimos que le das, no es para menos-

    -Pues yo...- pero fui interrumpida en ése momento por el sonido de la ambulancia, pude ver que por la puerta principal entraba un muchacho en una camilla, su pierna estaba sangrando.

    -Doctora Yukishiro a urgencias, Doctora Yukishiro a Urgencias- Escuche por el altavoz.

    -Bien, el deber me llama- Dije levantándome resignada a perder mi almuerzo.

    -¿No te lo vas a comer?- Preguntó Inuyasha al ver que me levantaba de mi lugar.

    -Puedes comértelo si quieres- Le respondí luego de un suspiro.

    -¡Genial!- Dijo mientras comenzaba a comerse el que era mi almuerzo.

    Me dirigí corriendo a la sala de emergencias, analicé la pierna del muchacho, tenía un corte muy profundo, tendría que limpiar la herida y coserla para que dejara de sangrar, también tenía el tobillo roto, así que tendría que enyesarle la pierna, tenía un golpe en la cabeza, pero gracias a Dios no era nada grave. Una vez todo listo pedí que lo llevaran a una de las habitaciones vacías.

    Luego de eso, decidí terminar mi descanso en la habitación del muchacho que dormía placidamente en la cama. Lo miré por unos momentos, su cabello era de color castaño oscuro, las facciones de su rostro eran perfectas, no aparentaba tener más de 28 o 29 años, la verdad es que era un muchacho muy guapo. Luego de unos momentos comenzó a moverse, abrió lentamente los ojos, los cuales eran de un hermoso color índigo.

    -¿Estoy muerto?- Fue lo primero que preguntó.

    -Se equivoca Señor Yamasaki- Le contesté –Usted se encuentra en el hospital- Le contesté con una agradable sonrisa.

    -No, estoy muerto- Volvió a repetir.

    -No Señor Yamasaki, lo trajeron en una ambulancia ¿Lo recuerda? Al parecer tuvo un accidente en motocicleta, por lo que me mencionaron usted fue atropellado por un auto- Dije aún sonriendoy muy sorprendida por la insistencia que tenía sobre su muerte.

    -Entonces debo llamar al cielo- Dijo mirándome fijamente –Debo avisarles que se les perdió un ángel aquí en la tierra- Dijo mientras una sonrisa traviesa se posaba en su rostro.

    -Definitivamente se golpeó muy fuerte en la cabeza- Dijo mientras un rubor se asomaba por mis mejillas.

    -No, mi cabeza está bien- Dijo tomando mis manos entre las suyas -¿Cómo te llamas ángel mío?- Me preguntó de forma seductora.

    -Mi nombre es Sango, y no soy un ángel, sólo soy su Doctora- Dije retirando mis manos de las suyas.

    -Hermoso nombre para un ángel- Dijo sin prestar atención a mis palabras.

    -Ya le dije que no me diga así- Dije subiendo el tono de mi voz, esta situación ya comenzaba a molestarme –Ahora con su permiso, ya debo retirarme- Dije dando media vuelta para salir de la habitación, al atravesar la puerta pude oír cómo el sujeto decía “espera Sango, ¡¡Ángel mío, no te vayas!!”

    ~ Martes ~

    Nuevamente volvió a sonar el despertador, no quería despertar... si lo hacía, tendría que ver a ése chico de nuevo y realmente me pone nerviosa, me levanté no muy animada para comenzar nuevamente con la rutina, cuando salí de la ducha me dirigí a la cocina en donde Kirara me esperaba a un lado de su plato vacío.

    -Buenos Días Kirara- Dije mientras abría el refrigerador para sacar la leche, se la serví y comenzó a beberla.

    Tomé desayuno y miré el reloj, se me estaba haciendo tarde.

    -Adiós Kirara- Grité mientras salía corriendo por la puerta para bajar lo más rápido posible por las escaleras.

    Al parecer esta semana me levanté con el pie izquierdo, es el segundo día y estuve a punto de llegar tarde por segunda vez.

    -Buenos días preciosa- Pude escuchar cómo me saludaba una voz al entrar a mi oficina.

    -¿Qué demonios hace usted aquí Señor Yamasaki?- Le pregunté al muchacho al ver que se encontraba tras mi escritorio en una silla de ruedas - Debería estar en cama, si hace mucho esfuerzo la herida de su pierna podría abrirse- Lo regañé mientras me acercaba unos cuantos pasos.

    -No es nada, sólo vine a darte los buenos días- Dijo con una seductora sonrisa –Y por favor no me llames por mi apellido, llámame Miroku- Dijo mientras me entregaba una flor.

    No pude evitar que la sangre se me subiera a la cabeza –Esta flor...- Dije dubitativa al darme cuanta de lo que ocurría, también me sirvió para olvidar mi vergüenza –...Acabas de sacarla del florero en cima de mi escritorio, ¿verdad?- Dije con el ceño fruncido y apuntando a las demás flores que se encontraban en el florero, tal y cómo yo lo había dicho.

    -Pues... – Dijo mirando la flor mientras torcía el gesto –Bueno, tienes que entenderme Sanguito, no puedo salir del hospital y...- Dijo mientras se acercaba y me ofrecía la flor.

    -Espera... ¿Cómo me llamaste?- Pregunté recibiendo la flor para ponerla junto a las otras en el florero.

    -Sanguito- Dijo como si fuera lo mas natural del mundo -¿Por qué?- Preguntó .

    -Pues, no me gusta, así que no vuelvas a llamarme así- Dije caminando hacia el escritorio, luego de dejar la flor en el florero me giré para quedar de frente junto a él y pude ver que miraba con mucho interés mi trasero –Oiga, ¿Qué hace?- Le pregunte molesta por su actitud.

    -Nada, nada- Dijo subiendo la mirada, sólo que no continúo hacia mi rostro si no que se detuvo bajo mi cuello, en el escote de mi blusa

    -Ya deje de hacer eso- Dije mientras me abrochaba 2 botones más completamente roja de la pena.

    -Sanguito, no tiene nada de malo apreciar la anatomía femenina- Dijo descaradamente.

    -Pues puedes estudiar anatomía femenina eso no te lo prohíbo- Dije con una falsa sonrisa -¡Pero no conmigo!- Dije mientras me agachaba un poco hacia él -¡Ah! Y no vuelvas a llamarme Sanguito- Dije para luego salir de mi oficina e ir a ver al pequeño Shippou.

    Ése tipo realmente es un loco, no sé quien demonios se cree, con su sonrisa perfecta, sus dientes perfectamente blancos, sus perfectos ojos azules, su perfecto cabellos y su... ¡¿Qué demonios estas pensando Sango?! Me regañé.

    -Hola Srta. Sango- Escuché la pequeña voz de Shippou quién me saludaba tiernamente, no me había percatado de que ya me encontraba en su habitación.

    -Hola Shippou- Le saludé con una sonrisa -¿Cómo has estado?- Le pregunté mientras me sentaba a su lado.

    -Muy bien ¿y usted?- preguntó amablemente mientras me mostraba su tierna sonrisita.

    -mmm... bien, gracias- Dije no muy convencida de mi respuesta.

    -Pues, no lo parece- Dijo riendo dulcemente.

    -Bueno, estoy algo molesta- Dije derrotada.

    -¿Y eso?- Preguntó de forma inocente, la verdad es que no quería contarle, pero ¿Cómo poder mentirle a esa linda carita?

    -Pues, ha llegado un nuevo paciente y es algo... complicado- Dije sin entrar en muchos detalles.

    -Ya veo- Dijo algo triste -¿Puedo ayudarla en algo?- Me preguntó ansioso por mi respuesta.

    -No te preocupes pequeño Shippou, tú sólo tienes que preocuparte por tu salud- Dije evitando el tema –Ahora, ¿Qué libro quieres que te lea?-

    -Me gustaría que me leyera pulgarcito- Dijo el pequeño con una sonrisa.

    -Muy bien, será pulgarcito- Dije tomándo el libro de en lado de la repisa.

    Luego de pasar el tiempo acostumbrado con el pequeño Shippou, me dirigí a hacer mis otros que haceres, pero aquel muchacho no dejó de molestar, ése tal Miroku es insoportable y un pervertido... A pesar de ser tan lindo, su forma de ser tan vanidosa le quita todo lo guapo.

    -No puedo creer que se comporte de ésa forma- Le comenté fastidiada a Kagome.

    -Vamos Sango no puede ser tan malo- Dijo Kagome con una pequeña gotita de sudor corriendo por su frente mientras sonreía de forma nerviosa al ver mi expresión de molestia.

    -Claro que lo es, además ahora se cree con el derecho de llamarme "sanguito"- Dije con tono de molestia.

    -Pues si tanto te molesta, ¿Por que no dejas de hablar de él?- Preguntó ya aburrido Inuyasha de oirme quejar todo el tiempo que habiamos estado hasta el momento ahí sentados comiendo.

    -Pues no hablaré mas de él- Dije haciendo una mueca de disgusto para Inuyasha, había momentos en los que se comportaba tan idiota -¡No soporto tenerlo cerca Kagome de verdad!- Volví a comentarle a mi amiga.

    -Sango...- Comenzó una frase Kagome -No será que ese muchacho... te...- Pero algo la detuvo y no pudo continuar, tal vez ese algo fue la duda a mi reacción.

    -¿Me qué?- Le pregunté con el ceño fruncido.

    -Bueno, no estoy diciendo que sea cierto, pero creo que ese chico...- Pero nuevamente no continuó con su frase, dejandola inconclusa.

    -¿Me qué Kagome?- Volví a preguntarle con impaciencia.

    -¿Te... gusta?- Preguntó por fin Kagome acabando la idea.

    -¡Qué demoniso estas diciendo Kagome!- Le grité mientras me levantaba de la mesa gritando, mientras todos me miraban sorprendidos.

    -Bien Sango cálmate, sólo era una opinión- Dijo Kagome con nerviosismo.

    -Pero como no haces otra cosa que hablar de él- Dijo Inuyasha como si nada.

    -¡Cállate Inuyasha!- Dije levantandome para dirigirme a mi oficina, donde esperaba no encontrarme con ese tal Miroku.

    Al llegar a la puerta la abrí muy silencioasamente, recorrí toda la oficina con la mirada, no estaba... solté un suspiro de alivio, al menos no lo vería luego del almuerzo. No podía creer lo que Kagome estaba diciendo, ni siquiera conocía al sujeto... además no lo soportaba, ¿Cómo podría gustarme? Solté un largo suspiro. Tal vez debería ser más paciente con aquel muchacho, después de todo no podía ser tan malo.

    Una vez tomada la decición me levanté de mi escritorio y me dirigí a la habitación de Miroku.

    -Buenas tardes- Dije abriendo la puerta.

    -Buenas tardes- Dijo mientras intentaba levantarse de la silla de ruedas para subir a la cama.

    -Señor Yamasaki ¿Qué hace?- Dije mientras me acercaba corriendo a su lado para ayudarlo a subir a la cama -Ya le dije que si hacía mucha fuerza su herida podría abrirse-

    -No te preocupes por mi Sanguito, soy muy fuerte- Dijo con una hermosa sonrisa traviesa.

    -De todas formas no está demas ser un poco mas precavido- Dije luego de que subiera a la cama, me senté en una silla a su lado para tener una charla, claro ignorándo su porfiada actitud frente a ese apodo que me había puesto.

    Nos quedamos en silencio unos momentos, no sabía cómo iniciar una conversación con él.

    -Y digame ¿Cómo esta su pierna?- Le pregunté sin saber de qué otra cosa hablarle.

    -Sanguito, ya te dije que no quiero que me trates de usted, ¿Podrías llamárme por mi nombre?- Me preguntó mirándome seriamente, cosa que me puso nerviosa.

    -Bueno... Miroku- Dije deviándo la mirada, cosa que al parecer le pareció divertido ya que soltó una pequeña risita -¿De qué te ríes?- Le pregunté.

    -De nada- Dijo -Parece que eres muy vergonosa- Sonrió nuevamente, pero ésta vez su sonrisa fue dulce, amable -Sango, lamento haberme comportado de forma tan grosera ésta mañana- Sonaba arrepentido -Es sólo que me pareces tan hermosa que no sé de qué forma comportarme contigo para agradarte- Era la primera vez que lo oía hablar de esa forma tan... sincera -¿Podrías perdonarme?- levantó la mirada para verme directamente a los ojos.

    -Claro- Dije simplemente, no pude decirle que no por una extraña sensación que me causó su mirada al encontrarme con sus ojos.

    -Gracias- Dije mientras me tomaba de las manos -Ahora, me gustaría presentarme- soltó mis manos -Es un gusto conocerla Doctora, mi nombre es Miroku Yamasaki, puede llamarme Miroku- Fue como comenzar de nuevo, como si nada de lo anterior hubiera pasado, sentí como si todos esos momentos vergonzosos y molestos con el "Señor Yamasaki" hubieran sido sólo un mal sueño. Cuando lo escuché terminar su presentación sentí algo que no había sentido hace mucho tiempo, mi corazón comenzó a latir con rapidez y fue como si todo a nuestro alrededor desapareciera y sólo estuvieramos nosotros dos, fue ´omo conocer a un nuevo Miroku, sí... el Señor Yamasaki era sólo un recuerdo olvidado, a quien tenía ante mis ojos era Miroku -¿Sango?- Preguntó mientras movía su mano delante de mi rostro.

    -Lo siento, mi nombre es Sango Yukishiro y seré su Doctora durante el tiempo en el que se encuentre internado en este hospital -Dije siguiendole la corriente -También es un placer conocerlo, cada vez que necesite algo puede decirmelo- terminé de presentarme, ambos reímos luego de unos segundos.

    Llegó la hora de salida, me despedí de Kagome e Inuyasha quienes ofrecieron llevarme en el auto de este ultmo a lo cuál me negé.

    -No gracias- Dije -Es una linda noche, prefiero caminar- Dije sonriéndo.

    -Haz lo que quieras- Dijo Inuyasha mientras hechaba a andar el auto.

    -Inuyasha no seas grosero- Lo regañó Kagome -Vete con cuidado ¿Si?- Dijo dirigiéndose a mi.

    -Claro, no te preocupes- Dije comenzando a caminar.

    Éste día fue extraño, al principio no quería ver al Señor Yamasaki, pero ahora me moría de ganas por ver mañana por la mañana a Miroku. Es algo gracioso y muy cómico de verdad. Aunque no puedo negar que tengo miedo, miedo por la reacción que tuvo mi corazón cuando él posó su mirada sobre mi luego de presentarse cómo Miroky Yamasaki de forma tan amable... esper que no sea lo que estoy pensando. Luego de varios minutos llegué a mi departamento, como era costumbre Kirara se encontrba en la puerta esperando mi regreso.

    -Hola Kirara, ¿Te has portado bien?- Le pregunté luego de cerrar la puerta, como respuesta obtube un "miau" -Que bien- Dije mientras acariciaba su cabeza -¿Tienes hambre?- Volvió a contestar con un maullido. Me acerqué al refrigerador para sacar su comida para gatos y un poco de leche, tomé desayuno y fue a mi dormitorio, había sido un día agotador así que me recosté. Miré un poco de televisión tratando de distraerme, pero no pude sacarme el rostro de Miroku de la cabeza y así fue cómo me quedé dormida.

    ~ Miércoles ~

    Desperté media hora antes de que sonára el despertador, estaba tan ansiosa por ir al hospital que decidí levantarme en seguida. Hice lo mismo que cada mañana y me marchçe al trabajo no sin antes dejarle el plato con leche y otro con comida para gatos a Kirara.

    -Guau Sango- Escuché que me decía Inuyasha -Hoy madrugaste-

    -Sí- Dije dirigiéndome a mi oficina. Al entrar miré nuevamente dentro de ésta antes de poner un pie dentro, Miroku no estaba.

    -¿Buscas a alguien?- lo escuché preguntar a mis espaldas.

    Di un salto del susto -¿Qué fue lo que te dije Miroku?- Le pregunté evadiendo el tema -debes quedárte en cama-

    -Es que me aburro si tú no estas- Dijo haciéndo puchero.

    -No empieces con tus niñerías- Dije fingiendo enojo -Debes estar en cama- Dije mientras tomaba la silla de ruedas por atrás para tomar el camino hacia su cuarto. Una vez dentro y él sentado en su cama comenzamos a hablar.

    -¿Y qué quieres hacer para no aburrirte?- Le pregunté mientras tomaba asiento a su lado.

    -¿Qué tal si jugamos a pre guntas y respuestas?- Dijo con una malicosa sonrisa en sus labios.

    -No me convence- Dije con un falso y verdadero tono de angustía.

    -Vamos, sólo son preguntas, no te ahré anda malo a menos que tú quieras- Dije mientras ponía una hermosa cara angelical.

    -Bueno- Contesté no muy convencida.

    -Bien, yo comienzo- Dijo con una sonrisa ahora de triunfo -¿De qué color es la ropa interior que traes puesta?-

    -¡Miroku!- Dije ofendida.

    -Bueno, bueno, cambio la pregunta- puso las manos sobre su rostro para protegerse en caso de que yo lo golpeara, aunque ganas de hacerlo no me faltaban -¿Dónde vives?-

    -Vivo en la calle Shikon en el departamento Sengoku, tercer piso habitación M- contesté

    -Vaya coincidencia, en la M de Miroku- Al darme cuenta de lo que decía no pude evitar sonrojarme.

    -Bien, es mi turno- Dije ocultando mi rubor -Haber, ¿vives solo o con tu familia?- Le pregunté ya que no se me ocurrió algo mejor.

    -Por favor Sango, tengo 28 años, vivo completamente solo- Dijo mientras me mirba con picardía -Mi turno- Dijo.

    Comenzamos a hacernos muchas preguntas sin importancia, cuando comenzamos a sentir mas confianza las preguntas comenzaron a volverse mas íntimas y personales como: A quiín le di mi primer beso, como era mi cita ideal y cosas por el estilo.

    -Bien, la pregunta mas importante de todas- Dijo no sé si para darle suspenso a la pregunta que haía a continuación o para prepararse psicologicamente -¿Tienes novio?- Esa pregunta me sorprendió, pero respondí con naturalidad.

    -No Miroku, no tengo novio ¿Y tú?- Le pregunté aparentando desinteres.

    -No, yo tampoco tengo novia- Dijo con una sonrisa en el rostro. Hubo un silencio incomodo, así que miré el reloj de mi muñeca y me sorprendió descubrir la hora.

    -Es muy tarde- Dije levantándome del asiento -Debo irme, nos vemos luego Miroku- Dije saliendo se la habitación.

    Me dirigí a mi oficina y me puse mi delantal, atendí a los pacientes que correspondía y visite a los que estaban internos, luego como de costumbre me dirigí a la habitación del pequeño Shippou.

    -Buenos días Shippou- Dije abriendo la puerta con una sonrisa.

    -Buenos días Señorita Sango- Dijo sonriente.

    -¿Cómo te sientes hoy?- Le pregunté sentándome a su lado.

    -Muy bien y ¿usted? ¿Ha vuelto a tener problemas con el nuevo paciente?- preguntó con curiosidad.

    -La verdad es que no, ya nos hicimos amigos- le sonreí con auténtica felicidad -Mañana puedo traerlo para que lo conoscas- le sugerí sin pensar.

    -Eso me gustaría mucho- Contestó alegre.

    Comezé a leerle una nueva historia como lo hacía cada día, una vez que Shippou comenzó con su siesta salí de su habitación para dirigirme hacia la cafetería, donde como cada día encontré a Inuyasha y Kagome comiendo en la misma mesa de siempre, compré algo de comer y me senté junto a ellos.

    -Hola Sango- Dijo Kagome cuando me vió sentarme a su lado -Parece que hoy llegaste temprano, como no te vi-

    -Hola Kagome- contesté a su saludo -Si, hoy llegué temprano... tenía una axtraña ansiedad por comenzar éste día-

    -Si, parece que esa ansiedad se llama Miroku- Dijo Inuyasha, pero preferí ignorarlo, al igual que Kagome quien no lo tomó en cuenta.

    -¿Dónde estuviste toda la mañana?- preguntó Kagome con curiosidad -No te vi-

    -Pues, estuve arreglando un asunto pendiente- Dije evitando los detalles.

    -Con Miroku- terminó mi frase Inuyasha.

    -¿Eso es cierto?- Preguntó Kagome al no poder evitar la curiosidad sobre el comentario que había hecho el tonto de Inuyasha.

    -Si estuve hablando con él- le dirigí una mirada de odio a Inuyasha quien solamente se limitó a ignorarme, mi relación con él nunca fue muy agradable, lo unico que hacía era molestarme y yo sólo lo ignoraba, o al menos lo intentaba, aunque lo cierto es que de todas formas aunque la mayoria del tiempo lo niego, le tengo mucho aprecio -Quería arreglar mi relación con él, sabes de sobra Kagome que no me gusta estar molesta con mis pacientes- Dije tratando de escusarme.

    -¿Estas segura?- Me preguntó Inuyasha en tono burlón.

    -Si, y no me veas con esa cara Inuyasha- Dije adivinando sus pensamientos, Kagome lo único que hizo fue reír de forma silenciosa.

    Toda la hora en la que estuvimos almorzando Inuyasha buscaba de una u otra forma fastidiarme con el nuevo chico que en silencio se estaba posando en mi cabeza y aun peor, en mi corazón.

    ~ Jueves ~

    Al igual que el día anterior Miroku se apareció apenas puse un pie dentro del hospital sorprendiéndome ésta vez con un ramo de rosas rojas.

    -Un ramo de rosas para la rosa mas hermosa que haya visto jamás- Dijo ofreciéndomelas de forma gentil mientras se acercaba en su sillas de ruedas.

    -¿Quién es la enfermera que te pasa la silla de ruedas- le pregunté tratando de coultar el rubor de mis mejillas -Debo llamárle la atención, de ésta manera sólo conseguirás tardar mas tiempo en recuperarte de tu tobillo-

    -Eso seria perfecto- sonrió de forma traviesa, esa sonrisa comenzaba a agradarme de verdad, aunque al mismo tiempo me asustaba ya que luego de que él abriera la boca mi rostro terminaría completamente rojo -De esa forma tengo el pretexto perfecto para verte todos los días-

    -Ven te llevaré a tu habitación- en ese momento una sonrisa timida se posó en mis labios.

    Lo llevé a su habitación y al igual que el día anterior comenzamos a jugar al juego de las preguntas.

    -Ésta vez comenzaré yo- Dije antes de que él se me adelantara.

    -¿Y eso por qué?- Preguntó en tono de reproche.

    -Porque ayer comenzaste tú- Le dije imitando su tono infantíl.

    -No es justo, el enfermo soy yo y el juego fue idea mía- se cruzó de brazos e hizo un puchero, yo sólo atiné a reír y le mostre la lengua.

    -Bien, aquí va la primera pregunta, ¿Cuántas novias has tenido?- No entiendo aún porque, pero esa pregunta me estaba comiendo por dentro, necesitaba saber qué número era yo.

    -La verdad Sango es que perdí la cuenta- Una sonrisa de divertido se adueñó de sus labios perfectos.

    -Eso quiere decir que han sido muchas- Dije con voz dolida, cosa que él notó.

    -Creo que sí, pero han sidp noviazgos muy cortos, los mas largos fueron de 3 o 4 meses- Un par de carcajadas salieron de su boca -Nunca he sentido algo tan fuerte por alguien, claro... hasta ahora- Dijo tomándo mi mano.

    -¿Qué quieres decir?- Pregunté de manera ingenua.

    -Quiero decir que te amo Sango- Dijo tomándo mi mano, tiró con fuerza de ella haciendo que yo quedara sobre él en una posición muy comprometedora, nuestros rostros quedaron muy cerca el uno del otro lo cual hizo que la sangre subiera rápidamente a mis mejillas, nunca había estado tan cerca de su rostro perfecto y eso me hizo sentir vulnerable, sentí cómo si estuvera ante mi debilidad. Entonces todo pasó demasiado rápido, de un instante a otro pude sentir sus cálidos labios sobre los míos, ante tal acto mi reacción fue auntomática, le di una fuerta cachetada en la mejilla y salí corriendo lo más rápido de allí.

    Tomé camino a mi oficina y me encerré en el baño de ésta, cerré la puerta con fuerza y me dejé caer inmediatamente sobre ella quedando sentada en el frío suelo. Toqué mis labios con la punta del dedo índice de la mano derecha sin entender muy bien lo que había sucedido, Miroku me besó y no sólo eso si no que había dicho que me amaba, que estaba enamorado de mí, hizo lo mismo que ése hombre había hecho hace 2 años atrás, cuando prometí no volver a enamorárme nunca más. Y lo que más miedo me causaba todo esto era que yo lo estaba dejando entrar en mi corazón, sin darme cuenta Miroku había encontrado un agujero en mi corazón haciéndolo cada vez más grande hasta poder entrar en él sin mi permiso y eso me hacía temblar. No quería que eso se repitiera, esas imagenes se estaban amontonando en mi cabeza unas tras otras devolviéndome el dolor que ellas me causaban y que durante esos dos años había tratado de enterrar.

    El resto del día fue un verdadero tormento, no quisé visitar a Shippou para no trasnmitirle todo el dolor que sentía, tampoco almorzé con mis amigos, ya que Kagome era muy observadora y de una forma u otra encontraría la forma de hacer que le contara todo lo que me estaba pasando.

    Miroku volvió a conseguir una silla de ruedas, estuvo espiándome toda la tarde, pero me límite a ignorarlo, eso debía dolerle al igual que debió dolerle mi reacción ante su declaración de amor, pero a mi me dolía mucho más. En el fondo sabía que un sentimiento muy fuerte estaba creciendo dentro de mi hacia él, pero tenía miedo de sufrir otra gran decepción amorosa, no quería salir lastimada otra vez.

    Regresé a casa temprano, necesitaba desahogarme, deshacerme de ese gran nudo que estaba en mi pecho y que no me dejaba respirar. Saqué las llaves de mi cartera y abrí lentamente la puerta de mi departamento, cerré la puerta tras de mi y volví a deslizarme al igual que hice en el baño de mi oficina, pero esta vez no llevé mi mano hasta mis labios, si no que tomé mis piernas juntándolas a mi cuerpo, algo así como acurrucándome. Pude sentir cómo Kirara se acercaba a mi y emitía un maullido de preocupación, pero no me importó, sólo dejé salir todas esas lágrimas de mi interior y comencé a emitir leves sollozos, pude sentir el roce del pelaje de Kirara a uno de mis costados, seguramente buscaba distraerme llamándo mi atención, pero volví a ignorárla, sólo dejé salir de mis labios un suave y casi inaudible murmullo.

    -No me quiero enamorar- Dije dejándo escapar el mar de lágrimas que estuve aguantándo desde la mañana, desde el momento en el que me declaró su amor.

    ~ Viernes ~

    Me desperté en el mismo lugar donde me quedé dormida la noche anterior, apoyada contra la puerta. Luego de llorar no sé cuantas horas me quedé dormida, aunque no puedo decir que esa noche esta entre las mejores 10 noches de mi vida, si no todo lo contrario, dormí pésimo. Amanecí con un fuerte dolor de cabeza, me dirigí al baño y saqué una pastilla del botiquín de primeros auxilios para el dolor y me miré al espejo, mis ojos estaban inchados y completamente rojos, sin mencionar lo ojerosa que me encontraba.

    Pude escuchar el sonido de la alarma del despertador y volví a la realidad.

    -Hoy es viernes- Me dije mirándome al espejo -Debo volver al trabajo y verlo de nuevo, después de todo es mi paciente y debo saber como ha avanzado su pierna- solté un suspiro de resignación, seguramente pensaba que yo era una tonta y en esos momentos no sería el único, ya que yo también lo creia.

    Llegué al hospital y pensé en enfrentárlo, pero el valor despareció en cuanto llegué a la entrada de su cuarto. Así que decidí hacerle una visita a Shippou y disculparme por no haberme aparecido ayer.

    -Shippou, perdon por no venir ayer pero tuve un...- Pero fui incapaz de continúar la frase, al llegar pude ver cómo Miroku le leía el cuento de Rapuncel a Shppou, los dos se quedaron mirándome por un momento, pero luego Miroku bajo la mirada para posarla en el libro de cuentos. Su reacción me dolió, pero no merecía menos depués de como lo traté el día anterior.

    -¡Señorita Sango!- Exclamó Shippou emocionado -Que bueno que llega temprano, mire su amigo vino a hacerme compañía-

    -Señor Yamasaki- Dije con voz apagada, volví a llamarlo de esa forma porque no me sentía con derecho de llamarlo por su hermoso nombre, además lo sentía distante -¿Cuántas veces debo decirle que debe permanecer en cama?- me acerqué sin levantar la mirada.

    -Lo lamento- Dijo con voz melancólica.

    -Shippou, esperame aqui ¿Si?- Dije tomándo la silla de ruedas del Señor Yamasaki -Llevaré al Señor Yamasaki a su habitación-

    -De acuerdo- Respondió el pequeño confundido.

    Conducí la silla del Señor Yamasaki hacia su cuarto y lo ayudé a subir a su cama. Luego me quedé allí parda sin saber qué hacer.

    -Lo siento- Le dije -Lamento haberlo golpeado ayer-

    -No tienes que diculparte por algo que no lamentas- Dijo sin mirárme -Además me lo merecía- No le contesté sólo pude mirarlo a los ojos descubriendo todo el dolor que le había causado ante mi "rechazo" -Sango quiero que me respondas una cosa- Dijo con voz seria -¿Qué sientes por mi?- Ésa pregunta me sorprendió haciéndo que un leve gemido saliera de mis labios de forma involuntaria -Por favor respondeme con la verdad sin sentirte obligada a nada- Bajé mi mirada sin atreverme a levantarla un sólo segundo, cosa que al parecer el malinterpreto como un "Nada, sólo te quiero como amigo" ya que dijo -Entiendo-

    -Miroku...- Dije en un susurro -Yo... te amo- Dije en voz baja.

    -Sango no tienes que mentirme...- comenzó con voz quebradiza.

    -Espera- Lo interrumpí -Déjame terminar... yo te... amo, pero tengo miedo a que ocurra lo mismo que la vez anterior. Cuando entregué mi corazon a un chico y él me lo devolvió hecho pedazos, yo se lo entregué todo, di todo por él... siempre lo ayudé cuando me necesitaba, pero eso a él no le importó, no le interesó el hecho de que yo lo amara, él sólo... me dejó por mi mejor amiga- Dije sin evitar que las lágrimas salieran de mis ojos -En ése momento, me primetí a mí misma no velverme a enamorar, así que construí un muro al rededor de mi corazón, pero no sé cómo tú lo atravesaste, encontraste un agujero y entraste sin pedirle permiso a nadie, ¿Por qué Miroku? ¿Por qué me hciste romper mi promesa? ¿Por qué si yo no quiero volver a sufrir? ¿Por qué si yo no quería volver a enamorarme?- No pude aguantar más y comencé a llorar de forma histerica, entonces pude sentir sus brazos rodeándo mi cintura, acercó su oído a mi oreja y me susurro con voz seductora.

    -Tontita- Dijo -Yo nunca te dejaré por otra mujer, no soy tan tonto...- entonces me miró a los ojos diciendo -Por que te amo- entonces me beso de forma dulce y tierna.


    ~ 3 años mas tarde ~

    Se puede ver en el hospital cómo una mujer sostiene entre sus brazos a su 2º hijo, ése mismo día se cumplían 3 años desde que comenzó su relación con el que ahora era su esposo, quien dormía placidamente en un sillón a un lado de su cama junto a una dulce niña de 2 años igualmente dormida entre sus brazos.

    Pensar que ella se había cerrado a la posibilidad de volverse a enamorar luego de una decepción amorosa... pero un buen día en su trabajo concoió al amor de su vida, de quien se enamoró en sólo cinco días...


    Fin

    Quiero agradecer a las personas que se han tomado la molestia de leer esta romántica historia, espero que haya sido de su total agrado y se hayan divertido leyendola tanto cómo yo escribiendola. Besos a tod@s...

     
    • Me gusta Me gusta x 1
  2.  
    Blair

    Blair Entusiasta

    Escorpión
    Miembro desde:
    26 Noviembre 2007
    Mensajes:
    85
    Pluma de
    Escritora
    Re: Enamorándose en cinco días [SanxMir]

    Hola, Hola! Primero que nada la descarada en este caso seria yo jeje, es que me apoyaste la primera vez que publique mi fic y yo no lo hecho en tu en fin... me encanto la historia! es muy romantica.. y bien hecha, espero que pronto publiques otro!


    Miley_jb :rosa:
     
  3.  
    princess

    princess Entusiasta

    Libra
    Miembro desde:
    20 Enero 2008
    Mensajes:
    84
    Re: Enamorándose en cinco días [SanxMir]

    K lindo tengo una pekeñita pregunta Acaso Fue inuyasha el que le hizo eso ? Ps Kagome es su mejor amiga ps tonces quiero saber eso jeje . Me gusto muxo aunk no soy tan fan de esta pareja me gusta muxo que esten juntos :D
     
  4.  
    mirosanfan

    mirosanfan Guest

    Re: Enamorándose en cinco días [SanxMir]

    Hola! me gusto mucho tu one-shot esta muy bonito es muy tierno. Qiuero decirte que me facina tu forma de escribir màs cuando escribes sobre Sango y miroku mi pareja preferida..........Mmmmmm...Miroku..... bueno creo que eso es lo unico que quiero decirte
    PD_contimua tus otros ff
     
  5.  
    Taori_3322

    Taori_3322 Usuario común

    Capricornio
    Miembro desde:
    10 Octubre 2005
    Mensajes:
    219
    Re: Enamorándose en cinco días [SanxMir]

    Que romanticoooo lindo
    no esperaba menos
    y me rei bastante tambien
    sobre todo con la primera pregunta de Miroku jajaja
    pobre sango
    pero bueno esta muy bueno el one-shot
    nos vemos

    Besos
    Sayounara
     
Cargando...
Similar Threads - Enamorándose [SanxMir]
  1. sanguitolove
    Respuestas:
    3
    Vistas:
    833
  2. Stefy Mustang
    Respuestas:
    6
    Vistas:
    1,050
  3. Stefy Mustang
    Respuestas:
    43
    Vistas:
    2,888

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso