One-shot de Inuyasha - En tan solo Segundos (Kag¿?)

En tan solo Segundos (Kag¿?)


Por un momento olvide quien era, por un momento pensé podríamos una vida juntos estar, pero este pequeño momento acabo con su llegada, con la llegada de ese amor tuyo, se jamás fui correspondido, se que jamás me consideraste alguien importante, aunque como consuelo tengo de que estaré en tu corazón como el peor ser que conociste, al menos tendré ese lugar en tu corazón, lamento no ser valiente, para decirte esto a la cara, lo siento Kagome…



Kagome vagaba en el bosque, después de ver otra escena de Inuyasha y Kikyo, no les odiaba, ellos compartían su corazón, su amor, pero dolía, dolía el saber que el no quería, no podía, no tenia el valor de decírselo a la cara, de decirle que solo la quería como un objeto un objeto para hallar los fragmentos de la perla, un objeto para proteger a esa chica a su pasado.



Vagaba pensando en lo inútil que era para ella y para el era todo ¿Quién era Kagome Higurashi en la vida de todos? Esta Miroku y Sango, Shippo, pero no era suficiente, quería enamorarse, casarse, tener hijos, un cuento de príncipes azules y corceles blancos como la nieve, pero eso no existe, la esperanzas se devastaron hace ya dos años, hace dos años estando aquí, en el Sengoku, donde el escogió salvar a Kikyo y ella cayo al acantilado.



-Irónico, salvar a una muerta de la muerte – hablo para si misma, su corazón ardía. Llego a un claro, un hermoso y harmonioso claro, donde la luna llegaba a retrasos, y no pudo aguantar más, sus lagrimas se derramaron, como una cascada después de la sequia, y su llanto partía el corazón, sintió unos pasos acercarse, ya no importaba nada, dejaría que la mataran, sintió unos bazos estrujarla, se sentía protegida, en casa, con esta persona, este hombre se sentía bien, pero ¿Quién era? Quiso alzar a mirada, peo el se lo impidió, y ella acepto.



-Llora y deja escapar todo eso que has guardado – dijo esta voz masculina y ronca, pero tan seductora ¿Cómo sabia cuanto aguanto? ¿Cuánto guardo? El era cálido, y suave, notaba sus pectorales fuertes, sus brazos, musculosos.




No sabía exactamente cuánto tiempo paso, pero si sabía que se encontraba mejor, dejo descargar todo aquello que la lastimaba. Volvió su rostro hacia su protector para encontrarse a quien menos hubiese esperado, su cuerpo se paralizo, su mirada horror demostró, terror sus huesos, Miedo tenían sus entrañas.



-tu… - murmuro, pero el logro oírla, pero a diferencia de lo que ella pensó el haría, le dijo algo que jamás imagino.


-Solo, solo un momento mas, déjame sentir que somos iguales, que no me mataras, y yo tampoco a ti, déjame sentir tu calor, déjame sentir como un humano lo haría, deja que te tenga en mis brazos sin amenaza de muerte – dijo y oculto su rostro en el cuello de ella, mientras la rodeaba de nuevo con esos brazos fuertes, la estrujaba pero sin dañarla. La soltó y se levanto, su mirada fría volvió a su rostro, esos ojos la miraban tan fríamente y luego se retiro entre la oscuridad, como si jamás se hubieran encontrado.




Kagome, solo pudo llorar más fuerte, y gritar con lastima, ¿por qué? ¿Por qué? Cuando creyó… Con solo una horas, minutos, segundos, se enamoro de ese ser, olvido a Inuyasha, y con solo ese abrazo sus sentimientos cambiaron, pero con ese abrazo, su dolor más fuerte fue. Tenía que volver, sus amigos estarían preocupados por ella, se levanto, pero tambaleo, miro al cielo.



-Dime Luna ¿Cómo uno puede enamorarse y olvidar con tan solo una noche, con tan solo segundos? – pregunto a la luna, pero sabiendo que esa respuesta jamás llegaría.




Regreso a la aldea que inicio todo, atravesó la entrada de la cabaña, recibiendo regaños de Inuyasha, reproches de los demás y de Sango un “Tenemos que hablar” asi que salieron de la cabaña, dejando a los demás confundidos.



-El se fue hace 6 horas – dijo Sango – Tu 4 ¿Dónde estuviste? - ´pregunto – Te conozco, no me mientas.


-Sango ¿Se puede enamorar con tan solo segundos? – pregunto la menor.


-Kagome… - dijo ya pensando lo que decía su amiga – ¿No es eso lo que llaman amor a primera vista?


-Si… - dijo con la mirada en el cielo.


-¿Quién es? ¿Cómo es? ¿Dónde lo conociste? ¿Es de tu época o del Sengoku? – su amiga Sango se entusiasmo.


-Es del Sengoku, lo conocí… - su voz se quebró pero continuo - en este bosque ¿Recuerdas el cuento del príncipe azul? – sango asintió – Pues el seria mi príncipe oscuro, un príncipe rojo, oscuro, siniestro, un príncipe de sangre derramada – susurra – quien es… El es un enemigo – Sango da un paso atrás, pero se acerca nuevamente, pues su amiga vuelve a llorar.


-Nunca más llorare por Inuyasha, fue mi promesa – dice Kagome – Por ti… No sé si podre aguantar – dice estrujando una carta, sango la nota pero Kagome no se la deja tocar – Lo siento sango… - Kagome jamás fue de las que huían, pero no podía verlo morir, no podía, no aguantaría, pues si era necesario, moriría junto a el, pero no quería ser odiada, así que solo se retiraría…




El pozo se encontraba frente a ella, pero junto al pozo estaba el… se acerco y se paro en la baranda del pozo, toco su rostro, y el seguía con esa fría mirada, sus ojos no demostraban nada.



-No puedo aguantar que me odien por seguirte, pero tampoco puedo amarte muriendo, te conocí pero no te vi, te vi y me enamore, llore y te ame, no quiero observar cuando de este mundo desaparezcas… Siempre seré el plato de segunda ¿No? – lagrimas corrieron en sus mejillas – Gracias por todo, contigo y gracias a ti, soy lo que soy – se acerco mucho mas y lo beso, beso que poco a poco fue correspondido, nuevamente perdió noción de tiempo junto a el – Pero me retiro, esperare, yo te esperare… - se soltó de su amarre y se dejo caer al pozo.



Atravesó las Heras y cerró el pozo, con las lagrimas… No volvería, nunca más.


Tres años han pasado, la joven de quince que cruzo las Heras, posee ya veinte años, una chica refinada e inteligente, no perdió su alegría pero si el brillo de amor en sus ojos, estudia medicina y psicología.


Hoy era Domingo, acompañaría a su amiga Eri a la empresa donde trabaja como secretaria, las empresas Shikon no Tama. Ironía, el mismo nombre que la llevo a conocerlo.


-En serio Kagome. Conoce chicos – dice Eri – Vive la vida.

-No – dijo firme la pelinegra.

-Ese chico ¿estás segura existe? – vuelve a decir su amiga mientras saluda a la recepcionista.

-Si.

-¡Por favor! – dice entrando al ascensor.

-Eri, ya – ordeno - ¿Por favor?

-Aja… - pero saliendo del ascensor volvió a hablar – Aun que el único con esas características tan, tan – no se dio cuenta que detrás a ella estaba su jefe – terroríficas, excéntricas y detestables… - Kagome la mira con cara de ¿Qué dices? No te entiendo – ¡Que el único con esas características que conozco es mi jefe! – grito y una de las secretaria señalo atrás suyo – ¿Está detrás de mi cierto? – La secretaria asintió - ¡Jefe! – dijo de lo más amable.

-¿Qué haces aquí? – preguntó fríamente y déspota también.

-Pues, traje a una amiga – improviso nerviosa – es el día de trae a un amigo al trabajo – jalo a Kagome que estaba estática – Ella es mi amiga…

-Kagome… - susurro él.

-Te esperaría ¿Cierto? – susurro está al borde de las lagrimas.

-¿Y a Kag que le pasa? Sé que da miedo pero ¿Llorar? – pensaba Eri.


Kagome salto a los brazos del hombre, mientas todos los trabajadores se sorprendían de esto, nadie había hecho eso y vivido para contarlo, aunque no dicen que su jefe sea mafioso o algo así, pero… Solo por las dudas. Kagome se escondió en su pecho, mientras él la abrazaba, con amor, protección y lo más importante posesión.


Ella era de él, solo de él, y nadie se la quitaría NADIE, trabajo mucho para llegar a esta Hera, pera quedar con ella, para vivir sin que esta damita sufriera. Y de nuevo el escondió su rostro en su cuello, aspirando ese aroma a flores silvestre.

-Te amo – dijo el.

-Te amo – dijo ella.


El tiempo paso, paso a nuestro favor, yo tu enemigo, tu mi salvación, te enamoraste de mi con menos acciones, de lo que pude hacer durante mi eternidad, viste al humano que en mi se encontraba. Yo que pensé que el ser humano era débil e inútil, gracias pequeña. Me salvaste, de una muerte a manos de tu pasado, jamás pensé me amaras y miranos.

Ya no recuerdo cuanto a pasado, pero si recuerdo el dia que nos conocimos, cuando me conociste realmente, cuando te encontré, te despose y te hice como yo, por que no quería ver tu muerte, ya no eres humana, pero estas feliz.

-Papa… ¿Por qué mama se ríe de ti? – dice un pequeño de cabellos negros y ojos carmesí.

-Jajajaja – veía a su esposa tirada en el suelo riéndose a carcajadas.

-Kag – la mira fríamente, pero esa mirada que ella amaba, se fue a parar y cayó al piso, sus ropas estaban cocidas entre si, sus piertan a las patas de la silla igual, ahí es cuando su hijo ríe igual, cuando a su padre ve caer.

-Jajajaja – rio su niño – Papá volvió a caer, te quedas mucho tiempo en el pasi de las maravillas – le saco la lengua y corrió junto a su mama y esta a su vez huía de su esposo.