En busca de ser Doncella [Inuyasha/Kagome]

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por Ilove_mylove, 4 Febrero 2008.

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    Ilove_mylove

    Ilove_mylove Guest

    Título:
    En busca de ser Doncella [Inuyasha/Kagome]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Poesía
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    3379
    En busca de ser Doncella [Inuyasha/Kagome]


    Disclaimer: Inuyasha and company no me pertenecen…(o eso quisiera yo…­T.T…) solo son utilizados por mi persona de modo de diversión solo para escribir las mas locas situaciones que mi mente es capaz de hacer…!!!

    En busca de ser Doncella
    By
    Ilove_mylove
    “Traición, un trato con los equivocados”

    El palacio de los lores Youkai, la poderosa familia Taisho. Estaba en tremendos aprietos.

    Gente envidiablemente hermosa, se sumían en la desesperación de huir por sus vidas atentadas por la llamas que acaban con todo lo que hace algunos días era un reino hermoso y lleno de armonía, o quizás una de los mejores lugares para vivir, ser feliz , crear familia, en realidad eran muchas cosas.

    Familias enteras de villanos de la provincia escapaban con las pocas pertenencias que les quedaban, o que habían sobrevivido al incendio que tuvo como origen el majestuoso imperio de la familia de Youkais. Ya ni la llamas dejaban ver lo que antes podía quitar le aliento con solo una mirada.

    Pero seria justo para todos empezar por el culpable o el causante de que esta bella provincia se consuma en angustia…


    La familia Taisho, una poderosa estirpe de youkais de un linaje puro ligado con la realeza, encabezando el vanagloriado escalón de poder junto a la familia imperial. Miles de años de batallas ganadas, logros increíbles…toda una sarta de buena racha que no solo hacia a esta familia feliz, si no también a todo su pueblo…pero era todos felices?...


    Definitivamente le importaba un gran rábano que le dijeran cobarde, pero en esos momentos correr era su única salida, apreciaba su vida tanto como un pobre apreciaría dos monedas, y si gallina era, pues a mucha honra. No quería ver su cabeza entre una roca y una cuchilla dispuesta a pasarlo a mejor vida, o quizás al infierno, por las terribles cosas que había hecho en su corta juventud, en realidad no importaba, correr, era lo único que importaba.

    La valían poco los zapatos, le valían poco las costosas ropas y le valía muy pero muy poco aquellos gritos de multitudes que se oían a lo lejos, a su espaldas, bueno, quizás los zapatos un poco, pero en realidad no mucho, solo cuando ya empezaban a dolerle los pies, y no solo eso estaba apunto de perder los zapatos.

    Fue, por mala suerte, hasta inevitable, estrellarse con uno o varios árboles, o raíces, arbustos o hasta aunque no sea creíble, animales, una que otras alimañas o conejos, en fin todo su maratón tuvo como consecuencia perder una de las zoori que calzaba en el trayecto quedando descalzo y medio, además de rasgar el haori que usaba, y no solo eso, ensuciarse de barro hasta el cabello azabache que empezaba a pegarse en su frente con el sudor, definitivamente todo lo por que estaba pasando era aun castigo, una horrible sentencia.

    Cuando iba a terminar todo eso y tendría un alivio?, claro estaba conciente de que todo hasta ahora era su culpa, era el culpable, era el total culpable de todo ese desastre, por kami que alguien valla y le de una buena patada en el trasero, por que era el culpable. Pero eso le importaba…?

    No…a no ser que su corazón sea lo mas pequeño posible en la escala de maldades…pero en realidad la tremenda ampolla que se empezaba a formar en su pie derecho…era definitivamente horrible…

    - vas en camino equivocado querido…

    Tuvo que deternese, no estrictamente por haber oído eso, si no porque una exuberante mujer aprecio de la nada frente a el deteniéndole el paso, vestía con un kimono que se notaba a leguas que cualquiera no usaría, solo alguien con mucho dinero. El obi poseía sutiles hilos de oro y uno a que otra perla, hasta las getas poseían valor, y no solo eso, el peinado bien elaborado y complicado daba la certeza de que es mujer hermosa de ojos maliciosos no era cualquiera, sobre todo con la sutil sonrisa que su labios rojos formaban. Lo malo, es que el sabia exactamente de quien se trataba, y eso era lo que mas miedo le daba.

    - Por dios estas hecho un desastre, parece que hubiera corrido por los pantanos huyendo. – bien esa sonrisa y el comentario fueron bastante cínicos, pero el joven no se dejo intimidar, solo un poco, en realidad estaba aterrorizado, nunca en su vida se había alejado tanto del palacio, y la junta no era para nada placentera.

    - MALDITATU ERES LA CULPABLE DE TODO! PERRA – una buena manera de empezar la conversación, insultando a la mujer, la cual empezaba a ver divertida la situación dejando salir de sus labios una risa un tanto frustrante.

    - Oh queridono me culpes por tus errores. – su tono era despreciablemente delicado y dulce, una molestia.

    - tu me metiste en esto, me engañaste, y te ordeno que lo arregles en este puñetero y preciso instante! – se acerco unos pasos a ella apuntándola con el dedo completamente decido, pero no surgía efecto, al menos lo que el quería, que era ver a la detestable mujer derrotada, mas bien era lo contrario.

    - Oh!, asi que estamos algo agresivos, siento informarte…En primer lugar, yo no te engañe, tu te metiste en esto solo y lo sientopero no deseo arreglarlo, no me conviene querido… – en un abrir y cerrar de ojos ya no estaba frente a el, ni le tampoco estaba donde se suponía que estaba, que era hundiéndose en el barro o quizás el pozo de arena que poco a poco se lo iba tragando inconscientemente, ahora estaba sentado en un lindo salón de te, adornado con lamparitas de papel guindando en el techo, y fascinantes dibujos en a paredes, un lugar muy bonito, aunque completamente solo junto a la mujer que bebía con extrema delicadeza su te, ese era el pequeño detalle. – veamos, te mostrare en donde te estas equivocando.

    Una luz extraña provino del tarro de te que esta frente a el, y como cualquier curioso se acerco a ver. Un imagen, de el, un recuerdo de no hace algunos días que le era completamente claro, y no solo eso, también hacia que le diera una puntada en el pecho.

    Estaba sentado junto al arrollo que cruzada el palacio real, no se podía ver a simple vista que se trataba del mismo muchacho, esta vez su cabello azabache había sido remplazado por una larga cabellera plateada, y sus ojos ya no era de un añil oscuro si no dorados, era increíble el cambio, pero era el mismo chico, el lo sabia.

    - Aquella tarde soñada, hermosa como ninguna. EL príncipe Inuyasha se encontraba en su habitual paseo matutino. Apuesto y galante, el joven que cualquier chica de su edad, sea de la realeza o no, desearía poseer su corazón. Pero su corazón ya tenía dueña, que lastima. – todo sonaba a un típica y barata promoción de algo, pero su atención era a que ya no estaba solo junto al arrollo, una chica, vestía con una yukata bastante humilde, su cabello azabache se encontraba sujeto en una trenza que caía por su hombro, una mujer hermosa y sencilla. – una pareja muy hermosa. Pero miren nada mas! – esta vez junto a ellos ahora estaban los reyes, una pelea. – EL rey y la reina, típico de un amor imposible, no es así querido?, los padres que se niegan a que su hijo se junte con el servicio, con una simple criada, separándolos. Que triste, como me hacen llorar las historias así!- empezó a secarse lagrimas imaginarias con un pañuelo de seda que saco de sus mangas, el joven solo miraba la taza en silencio, con una terrible punzada en el pecho.

    - A que quieres llegar con todo esto, ya no ahí mas que perder, al menos para mi. – dejo de golpe su actuación, para colocar una cara compasiva y de lastima.

    - OH, pobre chico! me parte el corazón sus palabras!...jajaja, no te hagas la victima bomboncito. Sigue viendo. – obedeció, solo se veía a el molesto, furioso y herido, encerrado, lejos de lo que alguna vez fue felicidad. Pero de un momento a otro una figura apareció frente a el. – Una hechicera vino a e, -OH! Pero que hermosa hechicera!-, oyó sus lamentos de justicia, y le ofreció un deseo. “Pide todo lo que tu corazón desee” Y el joven príncipe pido lo que su corazón deseaba mas que a nadie en el mundo…la destrucción de aquellos que osaron interferir en sus planes…

    - NO! ES METIRA!...perra…- la taza termino aterrizando a lo lejos, en un escondido rincón. – Es mentira lo que dices, nada de eso sucedió, yo solo pedí volver con ella. TODO ES CULPA TUYA! Maldición! – su furia no podía ser comparada con nada, y ella lo sabia, solo que no le temía, al contrario le divertía y mucho.

    - jajaja, piensa un poco querido, “Pide todo lo que tu corazón desee”, y eso era lo deseaba, tu orgullo te dejo vencer en un ataque de furia. Desde entonces, el hechizó te cumplió tu deseo. Quieres ver cuales fueron las consecuencias? – se levanto con suma tranquilidad caminando con pasos cortos hacia una de las ventanas del salón. – En primer lugar, traicionaste a tu familia, les quitaste todos sus poderes, aquellos dones de un youkai, incluyéndote, volviendo a todo aquel que se encontraba en el palacio simples humanos sin gracia. Luego dejaste a tu pueblo indefenso de cualquier ataque, así todo aquel enemigo de la familia aprovecho ese momento y VOILA el castillo ya la aldea entera se convirtió en carbón para una barbacoa. Y quieres saber lo más irónico de todo esta trágica historia!?, que tu querida amiguita resulto ser una farsa, jajajaja! Definitivamente querido, cuida a quien eliges, no todas son de fiar. – ni siquiera contó hasta uno para reírse a carcajadas frente al príncipe.

    Si al menos tuviera sus garras, estrangularía a la detestable mujer, no lo dudaba, en esos momentos la odiaba, pero aunque suene doloroso y loco, tenía toda la razón. Había traicionado a su familia, podía imaginarse a su madre hundirse en el dolor, a su padre luchando en vano hasta el final, hasta a su detestable hermano buscarlo solo para cortarle la cabeza, al menos si no lo hacia el lo harían los enemigos, dejándolo sin escapatoria. Pero lo que mas dolía, era la traición del ser que creyó a ver amado, Kikyo.

    - Si, bastante traicionera la muchachita. Me sorprende sobre todo aquella cara de mosquita muerta, ah, la mente humana es tan débil y deplorable. – relajo su postura, tomando asiento de nuevo, y recargando el rostro en una de sus manos. – Simples y débiles cucarachas, que hace de mi vida mas feliz al pisotearlas, sin ofender claro…!, ahora que eres parte de esta raza de plagas, que ironía verdad?

    - Maldita, no te vas a salir con la tuya, me engañaste después de todo. Perra, te matare por lo que as hecho…

    - ALTO AHÍ AMIGO!, intenta no descargar tu furia…humana jajaja…ah!, adoro ver tu rostro contraído por el enojo, es tan placentero hacerte sufrir. Bueno…- bebió un sorbo de su te, mientras que de un chasquido con los dedos la taza, que había sido aventada a una esquina por el príncipe, volvió a aparecer frente a el, llena hasta el tope del liquido caliente. – todo ese poder utilizado en tu deseo, tiene un precio…

    - Carajo! Lo sabia, primero me engañas y ahora quieres la recompensa. Pues siento arruinar tus planes!!, pero ya no soy príncipe, eso quiere decir que ya no ahí dinero!, calculaste mal ese detalle bruja. – sonrió triunfal ante la mirada expectante de la mujer, pero no duro por mucho.

    - JAJAJA!!, definitivamente querido, as rayado el limite de la estupidez, eres demasiado divertido, definitivamente contigo si que no me voy a aburrir. Jajaja! – tomo otro sorbo de te, para luego reírse levemente del comentario del muchacho, el cual empezaba a molestarle su actitud. – Dinero no es lo que necesito querido, si no un esclavo…un alma.

    No pudo responder a su asombro, ya que algo en su cuerpo había cambiado. Ya no poseía las ropas llenas de barro y rasgadas que en algún momento fueron dignas de ver, ahora llevaba puesto ropas de campesino, como cualquier aldeano. Y eso no fue todo, una extraña burbuja rojiza lo rodeo de repente, sumido el desesperación por salir, solo podía ver a la mujer reír con complacencia y cinismo, como si disfrutara verle.

    - MALDITA!!, SACAME DE AQUÍ…!!, TE LO ORDENO!!...

    - Tu corazón oscuro, y tu alma me pertenecerán,
    por siempre serás mi esclavo eso nunca lo vas a cambiar.
    No recordaras nada acerca de tu pasado ni de tu familia,
    porque tu castigo acaba de comenzar…

    El cruel hechizo fue dictado con su voz siniestra, sus labios aun sonrientes se cerraron, y sus manos dieron un par de palmadas haciendo desaparecer la burbuja del joven de un golpe, dejándolo levitante débil y confundido.

    Y no oía sus palabras desde que todo empezó a ponerse oscuro a su alrededor, perdiendo por completo la conciencia hasta caer pesadamente en el suelo inconsciente.

    - Me sorprendes Tsubaki, tu manera de actuar y conseguir lo que quieres, es admirable. Pero no tanto. – Una voz fuerte reino el silencio que se había formado.

    - Es de suponer, que lo aprendí de ti querido. Ahora que ya todo esto hecho, no hay de que preocuparse por unos cuantos demonios con el poder subido a la cabeza. Jajaja!!

    - Al principio tuve mis dudas, pero me sorprendiste. – una figura se materializo junto a ella, un ser vestido con una piel blanca de babuino, que no precisamente le daba un aire de confianza mas bien era bastante letal.

    - Me subestimas…

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    Una figura altamente pequeña, aunque suene una compleja paradoja, se movilizaba por las cenizas que se iban formando bajo el fuego que empezaba a apaciguarse, luego de que todos aquellos enemigos se habían marchado después de lograr sus cometidos. Era rápida, solo por que tenía una misión, o quizás porque era tan pequeña que era posible que peligrara su vida con tanto fuego, en fin, no tardo en llegar a unos matorrales que empezaban a secarse con el calor.

    - Amo?, amo?...esta bien amo?, donde se encuentra? – una figura, lo bastante grande como para huir del pánico a penas verla, se encontraba escondida entre el barro. Se podía decir que daba pequeños gruñidos, quizás por enojo, aunque más cercano se veía por dolor.

    - No, estirare la pata en cualquier momento! Eso te parece que es estar bien? – definitivamente era de dolor, aunque a cualquiera le gustaría tener ese humor tan sarcástico antes de morir.

    - Lo siento amo, pero hice todo lo que pude, no logre encontrar a nadie. – se acerco a su amo, el cual de las sombras se pudo ver que era un hombre demasiado fuerte o demasiado grande, estaba muy herido y no solo eso, la enorme armadura que usaba se veía bastante pesada para un simple hombre.

    - Esta bien, moriré… de todas formas, pero no… si antes encomendarte esto. – la pregunta seria como?, pero de la nada saco una simple y vieja espada sin gracia a que a simple vista se veía que de cualquier golpecito se partiría en dos de su armadura, la coloco en el suelo junto al pequeño ser. – Cuídala, se que dentro… de algún tiempo alguien podrá… necesitarla. Iba a ser heredada… a mi hijo menor, pero…. el destino estuvo de lado en quitármelo…

    - Lo siento mucho amo, pero el cuerpo de mi amo Inuyasha no fue conseguido por ninguno de los guardias ni por mi, no se encuentra rastro de el en ninguna parte, ni de el ni del amo Sesshomaru. - salio de las sombras mostrando un minúsculo cuerpo de pulga con enormes ojos saltones algo llorosos por la perdida de sus amos.

    - Eso demuestra… que es posible… que se hayan salvado. Así que cuídala Mioga, y… no huyas pequeño bastardo, que muera…AH!...no significa que lo olvides…no olvides que aun te sigo vigilando…as comprendido???

    - AHH!...MI AMO, NUNCA!...antes dejo de chupar la sangre que eso…- de acuerdo el comentario no fue para nada creíble, y mucho menos cuando se trataba de esa pulga, pero de todos modos al hombre le fue suficiente.

    - Gracias, eres una pequeña molestia en el trasero, un dolor de colmillo y un coñazo la mayoría de las veces, pero de verdad eres una gran pulga, aprecio tu lealtad, es lo único bueno que me queda, moriré lleno de remordimiento por no pedir el perdón de mi hijo y hacer que mis ultima palabras con el hallan sido hirientes…

    - No se aflija amo, el amo Inuyasha no era rencoroso – valla!, pero que irónico sonaba eso.

    - Si, te creo…adiós Mioga se una buena pulga y entrégale la espada al ser indicado…que la pueda utilizar…para….lo…que yo…no…pude utilizarla…- esta fueron las ultimas palabras del gran Inuno, dejando así a aquella espada sin gracia en manos de una pulga, que lloraba la perdida de su amo, con amarga, y algo exagerada, pena.

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    Hellooooo!!!...como andan???...pues e vueltooo!!!...xD
    Bueno mis otros fics..."Y yo que crei que mi vida era normal"...y los otros...estan publicados en Sgteam y en Fanfiction...u.uU sorry pero por ciertas situaciones no pude continuarlos...pero no importa...vengo de nuevo con este fic...que espero que les guste!!!...dejen sus comentarios!!!...
    (Proximo capitulo:..."Una especial celebracion, en un especial lugar")
     

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