Shaman King El Yoh al que amo (One Shot)

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por Andy Lightkiller, 5 Julio 2015.

  1.  
    Andy Lightkiller

    Andy Lightkiller Un sucio soñador

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    Escritor
    Título:
    El Yoh al que amo (One Shot)
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    767
    No era la primera vez que el futuro rey de los shamanes se encontraba en aprietos durante un combate, pero esto…, esto ya era cosa seria, y bastante.


    El primer paso para que pueda convertirse en el rey de los shamanes era atacar a Silva. Decirlo era cosa bastante fácil, claro, uno no veía el cañonazo que llevaba consigo, y sin embargo algo dentro suyo le hacía seguir pensando que iba a lograrlo que ese era su destino, su inevitable destino…


    Amidamaru lo dio todo de sí tantas veces y ahora era su turno. Tal vez no contaba los veintitantos años de entrenamientos con los que contaba Amidamaru en cuanto el arte samurái, pero había algo con lo que contaría siempre. Era infernal y sufrido entrenamiento que le dio Anna, y eso, era mucho más que suficiente. El infernal y sufrido entrenamiento de esa Anna que lo esperaba en casa y confiaba en él más que él mismo.


    —Pero Anna… Incluso aunque tengas fe en él… ¿Yoh tiene realmente la intención de ser el rey de los shamanes?—preguntó Manta esperando una respuesta coherente que no llegó hasta que pregunto sobre las intenciones de Yoh.


    —Bueno, dijo que nunca tendría que volver a trabajar y nada más se relajaría.


    Pero Anna sabía que a pesar de ello él era el único digno de ser el rey de los shamanes, el único digno del título de salvador…


    —Yo no creo en la gente que dice “voy a salvar al mundo” y odio a los imprudentes que dicen “déjamelo a mí”. Esa gente nunca revela sus deseos y son sólo charlatanes, pueden decir lo que quieren pero al fin y al cabo siempre huyen con la cola entre las patas. Mira a sus corazones… Y verás sólo un baúl lleno de deseos egoístas e hipocresía.


    Esa era la verdad de este mundo, la verdad que Anna que conocía, que Manta conocía, que Yoh conocía y que todos, muy en el fondo, conocíamos. Era la naturaleza humana quedar bien ante todos y querer ser un héroe, pero Yoh no era así.


    —Ese idiota no tiene otra meta que una vida fácil, por eso puedo sonreír siempre que quiere.


    Yoh tal vez quiera una vida fácil, pero ¿y los demás? Todos luchaban con sangre y sudor por ser el rey de los shamanes pero muy pocos han buscado dentro de su corazón para mirar y preguntarse: “¿Y luego”.


    —No importa lo que pase. Yoh siempre será Yoh.


    Y ésa era la respuesta que Yoh había respondido para sí mismo hace mucho tiempo y sin darse cuenta. No importa cuanto poder tenga y cuantas metas cumpla. Asakura Yoh siempre sería el mismo y nadie podía decir lo contrario. Aun si gana el torneo de los shamanes y se une al rey de los espíritus, Yoh seguiría siendo el tipo de siempre. Seguiría siendo el holgazán de siempre que escucha su música preferida y deja sus deberes a los demás.


    —¿Pasa algo? ¿Te das por vencido? —dijo Silva con aire de victoria.


    —¿Quién mencionó que me rendí? —repusó Yoh obviando su notable agotamiento—. ¡Te reto a ti y a tu ridícula combinación a darme pelea!


    Silva se había quedado impactado. ¿Ese chico tenía la menor idea de lo que decía? ¿Tenía miedo a la muerte? ¿Tenía acaso sentido común? ¿Qué mierda pasaba por su cabeza?


    Silva río.


    —¿Lo tuyo es valentía o estupidez? —preguntó Silva sin esperar una respuesta clara.


    —¡No es ni valentía ni estupidez! Si rendirse es fácil morir tiene que serlo aún más. Y si tomo este camino fácil y me rindo… Entonces mi vida nunca se convertirá en la vida relajada que siempre quise—contestó Yoh.


    —Así que eres de los que afronta las cosas según le llegan—dijo Silva—. Bien entonces…—susurró—. ¡Si esa es tu decisión, recibe esta prueba con tu cuerpo! ¡Allá voy! —y así Silva se preparó para disparar su cañón que, se supone, acabaría con Yoh.


    —¿Quién hubiera pensado que confiaría en mí mismo y no en Amidamaru al final? Supongo que debo agradecer a Anna por su entrenamiento especial…—pensó Yoh.


    Y fue gracias al entrenamiento especial de Anna que Yoh pudo bloquear esa rayo infernal que lo alcanzó, y fue así que pudo destruirlo, y además, triunfar contra Silva y haber dado el primer paso para ser el rey de los shamanes.


    Anna le había dado Yoh ese entrenamiento tan sufrido porque sabía que él era su salvador, que él era el salvador de todos. Ése Yoh holgazán, descuidado y tranquilo.


    —Y ese es el único Yoh al que amo—dijo Anna.
     
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