Fantasía El Viaje del Alquimista y la Trol (Finalizado)

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Dark RS, 6 Mayo 2020.

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  1. Threadmarks: 01. Alquimistas, Títeres y Ogros
     
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

    Capricornio
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    Título:
    El Viaje del Alquimista y la Trol (Finalizado)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    7
     
    Palabras:
    3655
    Bienvenidos, queridos lectores. Esta es una pequeña historia de unos cinco capítulos que no me pude sacar de la cabeza y tuve que escribir. Se puede considerar un spin-off de una mis historias más grandes. Pero esta no tiene relación directa con esa. No tiene tanta acción como me gustaría, pero al final logré contar la historia que quería. El nombre completo vendría a ser "Crónicas de Garja: El Viaje del Alquimista y la Trol". Espero les guste.


    01. Alquimistas, Títeres y Ogros



    Marioneta es una próspera ciudad comercial localizada en el país Tintagel, país habitado principalmente por alquimistas, el cual está localizado cerca del centro del continente de Garja, o mejor conocido por los habitantes de los continentes vecinos como el Continente de los Salvajes. Los alquimistas son una raza con una afinidad a la magia por sobre el promedio, en cuanto a Garja se refiere, pero con una fuerza física que deja mucho que desear. Estos suelen ser de piel morena, cabello negro y alturas no superiores al metro setenta.


    Los alquimistas acostumbran crear compañeros artificiales que se mueven gracias a hechizos que se tallan en sus cuerpos, los cuales se activan con la magia que expiden desde sus propios cuerpos. Estos compañeros son llamados títeres y los hechizos que se tallan en estos se conocen con el nombre de runas. Cada alquimista tiene por lo menos un títere que le hace compañía durante el resto de sus vidas, los cuales deben ser construidos personalmente durante la adolescencia. Cuando un títere sufre daños que le impidan seguir funcionando, el alquimista debe crear uno nuevo inmediatamente, ya que, según antiguas tradiciones, un alquimista sin un títere no tiene derecho a trabajar o comerciar con sus semejantes hasta conseguir uno nuevo.


    Marioneta es victima de constantes ataques por parte de una raza muy superior en fuerza física, pero pobre en magia: los ogros. Así ha sido durante los últimos cien años. Estos seres altos, musculosos y de poca inteligencia intentan regularmente destruir la presa y el famoso sistema de canales que rodean la floreciente ciudad. No se puede decir que las constantes luchas contra los ogros causen considerables bajas en la población de los alquimistas, ya que son los títeres los que pelean por ellos. Sin embargo, estos, físicamente poderosos seres, suelen ocasionar serios daños en la presa, los cuales, algunas veces, llegan a tomar incluso días en ser reparados.


    Marquio Constance es un joven alquimista que, con sus veinte años recién cumplidos, debe decidir si continúa en el negocio familiar, el cual ya está siendo dirigido por su padre y hermano mayor, o se une a la fuerza de vigilancia de Marioneta. Son sus mejores opciones por ahora, aunque también ha considerado trabajar para alguien más, pero como la mayoría de negocios o tierras de cultivo y cría de bestias son herencias familiares, es difícil ingresar en alguno sin estar emparentado de alguna forma con los dueños de estos lugares. Marquio no tiene nada que lo haga resaltar del resto, incluso su cabello negro y ojos cafés son las características que más se repiten en la ciudad.


    A manera de prueba, la fuerza de vigilancia de Marioneta permite a los posibles interesados pasar una semana como reclutas. Y sin pensarlo mucho, Marquio solicitó hacer la prueba, solo para ver lo que se siente pertenecer a ese cuerpo de paz. Los primeros dos días los pasó patrullando los canales, teniendo acceso a zonas a las que nunca antes había entrado. Se maravilla con los títeres que hacen funcionar los canales. Algunos de monumentales tamaños, pero inútiles en combate al solo poder realizar un número limitado de movimientos.


    Para el tercer día de patrullaje, finalmente se encuentra con un poco de acción, o al menos al principio parecía que sería solo un poco. Un pequeño grupo de ogros atacan repentinamente la presa desde el exterior. Según informes de los vigías, hace más de dos semanas que no habían habido señales de estos seres en los alrededores y por esa razón este pequeño grupo tomó a todos por sorpresa.

    —Esta es una buena oportunidad de comprobar tus habilidades de batalla, novato —menciona el supervisor que acompaña a Marquio. Es un hombre que comienza los cincuenta años de edad, de cabello entre negro y cano, ojos color azul intenso, altura promedio y rostro alargado —. Te dejaré a una de esas cosas. Veamos… el rojo parece ser el más débil, mátalo. Yo me encargaré de los demás.

    —S-sí, señor… —contesta nervioso el joven. Nunca antes ha quitado una vida, ni siquiera la de un insecto, al menos no a propósito o que se haya dado cuenta.


    El joven se siente cada vez más ansioso. Ve que el títere de su supervisor vuela hacia los atacantes, a unos ochocientos metros de donde se encuentran, exactamente al lado opuesto de la presa. Es un ser de metal y madera; de seis brazos y tórax de madera, con cuchillas de metal como manos y cabeza de metal con un par de hoyos en medio, hacia el frente, haciendo de ojos. Tiene runas talladas en cada brazo, una grande en la espalda y otra más en la frente. Este ser artificial, rápidamente decapita a tres ogros, quienes no tuvieron la menor oportunidad de reaccionar por haber estado distraídos destruyendo los troncos de soporte de la presa. El cuarto y último ogro observa con terror en su rostro al títere, le tiembla la mano en la que trae un hacha de doble filo.

    —Vuelve, Insectro —murmura el supervisor. Al instante, el ser artificial vuelve volando al lado de su compañero alquimista —. Te toca, ese montón de basura no presenta mayor reto. Creo que son solo unos solitarios revoltosos que se separaron de un grupo más grande.

    —Ve… Hilo… —murmura nervioso el joven.


    Una esfera de madera, con seis hoyos, comienza a rodar desde donde está el joven recluta hacia donde se encuentra el ogro de piel rojiza, el cual está tan asustado que no ha sido capaz de escapar. La esfera produce un chorro de aire comprimido desde unos de los hoyos, impulsándose al aire, saltando muy rápido y muy alto. Una vez la esfera está sobre el ogro, hilos de acero salen de dos de los agujeros, los mismos se enrollan en la cabeza del rojo ser en un abrir y cerrar de ojos. El joven alquimista aparta la mirada, ordena a su marioneta, con un simple pensamiento, que termine con la vida del ogro. Los hilos de acero provocan una enorme tensión en un instante, provocando que la cabeza del ogro rojo explote y riegue sangre, sesos y pequeños trozos de cráneo por todas partes. Los hilos vuelven al interior de la esfera, la cual regresa al lado del alquimista, rodando velozmente por la vertical pared.

    —Nada mal para ser la primera vez —alaga el supervisor —. Solo tienes que recordar que ellos nos atacaron primero, amenazando nuestra sociedad. Si la presa cae, los canales se vaciarían en minutos, y sin ellos, perderíamos las formas más veloces de transporte de materiales, los molinos dejarían de funcionar, al igual que todos los títeres gigantes que necesitan agua para hacer funcionar sus articulaciones y ahorrar nuestra magia.

    —Lo sé bien, señor Jeremiah, mi familia usa un enorme títere que depende de la corriente del agua para mantenerse funcionando. No podríamos producir la suficiente harina como para mantener el negocio a flote si los canales dejan de proveer agua y tuviéramos que usar nuestra propia magia.


    Decenas de títeres, semejantes a grandes aves de madera color rojo brillante, sobrevuelan repentinamente la ciudad, produciendo ruidos como de sirena. Algunos títeres negros, parecidos a murciélagos, se elevan de repente, quedándose quietos en un solo sitio. Se trata del sistema de alarma de Marioneta, existen seis tipos de alarmas, todas sobrepasan el metro de largo: las mariposas verdes indican que hay problemas en los campos o graneros, las luciérnagas cafés quieren decir que hay daños en la presa, normalmente se mantienen volando por sobre el lugar donde está el desperfecto para guiar a los ingenieros y carpinteros, las luciérnagas amarillas indican sobre problemas estructurales o incendios en la ciudad, las aves azules advierten sobre posibles intrusos, las aves rojas previenen sobre intrusos agresivos dentro de la ciudad, estas dos aves se mantienen sobrevolando el área aproximada donde se encuentran los intrusos, para guiar a los vigías, la última clase de alarma es el murciélago negro, el cual se queda levitando justo sobre el lugar donde acaba de ocurrir la muerte de un ciudadano. Existen otras dos clases de títeres de alarma, los cuales no se consideran parte del sistema de alarma, sino que se les considera como títeres de avisos, las abejas multicolor anuncian los distintos festivales o reuniones con el alcalde, y el águila blanca anuncia la muerte o elección de un nuevo alcalde.

    —¿Que ocurre? —cuestiona Marquio, perdiendo la poca tranquilidad que le quedaba.

    —Tsk. Estas basuras eran solo distracciones para mantenerme aquí. Apúrate, novato, y prepárate para lo peor —menciona, notando como cinco nuevos murciélagos se elevan.


    Ambos corren, para abandonar esa zona restringida y dirigirse a la plaza del oeste, que es la más cercana a su localización. Notan que pilares de humo negro comienzan a elevarse por toda la ciudad, y con ellos títeres luciérnaga color amarillo también lo hacen. Llegan justo por donde dos aves rojas sobrevuelan. Encuentran dos ogros, ambos con más de dos metros de altura, vistiendo armaduras de metal y portando espadas de acero, los cuales destruyen cuanta casa, cerca o títere se encuentran. Gritos de desesperación y confusión se escuchan por todas partes.

    —¡Lo sabía, un ataque masivo. Esas estúpidas bestias no habían intentado algo así en más de treinta años! —se reclama Jeremiah, hablando solo —. ¡El alcalde! Encárgate de esos dos, novato —ordena para salir corriendo inmediatamente en dirección al municipio.

    —Es más fácil decirlo que hacerlo —se dice el joven, mirando lo enormes que son los dos enemigos.


    Uno de los ogros saca a una mujer de una casa, la arroja al suelo y le pisa la cabeza, matándola en el acto. El otro imita lo mismo, pero con un niño pequeño, que tenía abrazado un pequeño títere, parecido a un corcel, con cubierta de peluche.

    —¡Hilo!


    La esfera de madera avanza a toda velocidad hacia los enormes invasores. Los hilos salen y se enredan en las piernas de los ogros, se tensan de golpe, pero las piernas de ellos están cubiertas por armadura, y no reciben daño alguno. Apenas si se abolló un poco esa parte de metal de la armadura. La esfera recupera sus hilos y retrocede.

    —¡Maldición! —exclama Marquio, escapando antes de siquiera cerciorarse si los ogros lo persiguen.


    Corre durante varios minutos, escondiéndose de los enormes invasores. Ignorando a los alquimistas que suplican por ayuda. Se siente impotente, pero no puede hacer nada, si los ataques de Hilo, que lo sigue de cerca, son inefectivos, no tiene nada más que hacer que escapar e intentar sobrevivir mientras los vigías, los verdaderos vigías, se encargan de acabar con los ogros. Llega a su casa, donde cree estará a salvo, cierra la puerta tras él y la tranca con una mesa. Está tan feliz de estar ahí que no nota que una de las paredes está destruida. Dos títeres esféricos luminosos, que sirven como iluminación, levitan cerca del techo, alumbrando cada rincón de la sala. Marquio se asoma por la ventana, apenas moviendo un poco la cortina de cuadros que a nadie en la casa le gusta, pero por ser una herencia familiar nadie se atreve a tirar. Nota al vecino de al lado tirado en el suelo, se encuentra en una posesión muy extraña, con las piernas hacia arriba pero el tórax y cabeza girados hacia abajo, evidentemente está muerto, o eso espera el joven alquimista, ya que, de no estarlo, se encontraría sufriendo de una inclemente agonía.


    Se voltea, sin poder sacar de su cabeza esa grotesca escena. Resbala con algo, logra reponerse al agarrar la mesa con la que bloqueó la puerta. Mira lo que causó su resbalón, inmediatamente se da cuenta que se trata de sangre, y mucha, es un milagro que no la haya pisado en cuanto ingresó a la casa. Observa en todas direcciones, es hasta este momento que nota la pared destruida y que la sala está completamente desordenada. Camina con cuidado de no pisar más sangre, entra al cuarto de al lado, que es donde se encuentra el títere que muele los granos que luego venden como harina. Nunca en la vida podría imaginar que vería lo que está presenciado en este momento. Contra el, casi destrozado títere moledor, se encuentran estampados cuatro alquimistas, los cuatro completamente irreconocibles. Pero Marquio no necesita verles la cara para reconocerlos, las ropas, o restos de estas, corresponden a las que usaban su padre, madre, hermano mayor y hermana menor, cuando se despidió de ellos esta mañana.

    —Vaya, me faltó uno —menciona una voz ronca desde un rincón. Se trata de un ogro de piel negra, ojos verdes, y cabello blanco atado en una cola de caballo. Usa una armadura color plateada, muy bien cuidada, y carga una lanza negra de acero totalmente bañada en sangre.


    Marquio retrocede aterrado, quizás sea el miedo o lo cerca que tiene al agresor, pero puede jurar que ese ogro mide casi tres metros de altura. Intenta escapar, pero apenas se da la vuelta se golpea contra la pared, fallando la salida por medio metro.

    —Bah. Qué cobarde que eres. Hasta la niña dio más pelea, levantó una silla y me la arrojó. Pero tú, eres una vergüenza —afirma el ser de piel oscura, acercándose un par de pasos.

    —Hi-hi-hi-hi….

    —¿Qué dices? ¿Acaso te estás volviendo loco, ladrón?


    El títere de nombre Hilo sube en la espalda del títere molino, entra en una compuerta, localizada en lo más alto. Una vez dentro, se convierte en el nuevo núcleo del molino. Las astas del ser de madera se desprenden y aplastan al ogro negro.

    —Esto no me detendrá —presume el ogro, tratando de sacarse de encima lo que lo mantiene aprisionado contra el suelo. Pero estas son de metal puro y son tan pesadas que no tiene la suficiente fuerza para hacerlo —. Imposible, que mi fuerza no sea suficiente para levantar esto es imposible.


    El joven alquimista cae de rodillas, aliviado al principio de estar a salvo, pero de inmediato comienza a llorar, al ver los restos irreconocibles de su madre.

    —¿Por qué? —pregunta, limpiándose las lágrimas y mocos con la manga de la camiseta.

    —¿Es broma? ¿Acaso piensan que ustedes son los buenos o qué? No, claro que no lo son, ustedes llevan más de cien años…


    El ogro es acallado mortalmente cuando una espada flotante, con una runa tallada en medio de la hoja, se le incrusta violentamente en la nuca. Luego se sale sola, se sacude la sangre y abandona la casa inmediatamente, cruzando velozmente por la pared destrozada.


    Minutos después, ya cuando Marquio se tranquiliza un poco, sale de la casa, ignorando por completo la pared destruida, quita la mesa y usa la puerta, la cual no se molesta en cerrar. Ya no se escuchan más gritos. Voltea la mirada hacia el cielo, buscando las alarmas, sobre su casa hay cuatro murciélagos, y al menos cincuenta más por toda la ciudad. La cantidad de aves rojas es tan solo de unas doce, una baja inmediatamente al acabar de contarlas. Dos más le siguen un momento después. Un nuevo murciélago se eleva. Se queda inmóvil, mirando hacia la nada. Para cuando todas las aves rojas desaparecen del cielo, comienza a caminar. Pasa de largo a su vecino muerto, ya no le parece tan grotesca la forma en la que se encuentra, al menos no quedó tan mal como su familia, que ahora son solo montones de carne, sangre, huesos y tela incrustados contra el títere que fue el sostén de la familia por cuatro generaciones, y seguramente no verá una quinta.


    El joven avanza sin rumbo, ignorando por completo el llanto de los niños y las suplicas de los heridos y los atrapados bajo los escombros. Cuando llega a la plaza del sur, a donde no tiene idea de cómo llegó, encuentra a varios vigías amontonando los cadáveres de los ogros. Llama su atención el ver al líder de los vigías, el comandante Ulises Killobi, quien grita órdenes a sus subordinados. La espada voladora que lo salvó antes, sin lugar a dudas, era uno de los casi cien títeres simples que controla el comandante.


    Los títeres se dividen en categorías, según sus funciones y la complejidad de sus estructuras. Sesenta de los títeres de Killobi son catalogados como simples de batalla, lo que quiere decir que están compuestos por una sola pieza, como por ejemplo una espada, una lanza, un escudo o una extremidad no unida a un cuerpo principal. El títere del que era su supervisor, Insectro, se considera semicomplejo de batalla. Hilo, construido por Marquio, es catalogado como simple de costura modificado, ya que los hilos de metal lo hacen apto para atacar, pero su función original es la de guardar hilos o lana en su interior y luego irlo sacando conforme se iba utilizando. El molino, ahora inservible reliquia de la familia Constance, era un modelo semicomplejo de trabajo, por ser justamente un molino. Las alertas son semicomplejas de soporte.

    —No había habido un ataque así de grave en más de treinta años —le dice Jeremiah, el supervisor de Marquio, al comandante.

    —Lo sé, estuve presente ese fatídico día. —Voltea la mirada al cielo, comienza a contar los murciélagos negros —. Cincuenta y ocho lamentables pérdidas y contando. Gracias a los Dioses no son ni la mitad de los que perdimos en aquella ocasión.

    —Igualmente es una verdadera tragedia —asegura Jeremiah. De pronto nota a Marquio escuchando la conversación —. Lamento que terminara así el tercer día de tu prueba, novato. Supe que tus padres y hermanos están muertos, lo siento en verdad.

    —Más importante —interviene Killobi —, me llegaron múltiples informes de que no intentó ni una vez ayudar a alguien en peligro. Solo se dedicó a escapar para refugiarse en su casa. Incluso, al terminar todo, ignoró a los heridos. No importa que fuera una situación extrema, su comportamiento ha sido inaceptable. Desde este momento doy por terminada su prueba y rechazo cualquier solicitud futura.

    —Lo siento… pero…

    —No hay peros. Salga de mi vista inmediatamente o lo arrestaré por interferir en los trabajos de rescate.


    Sin decir nada más, el joven alquimista se aleja, a paso pesado, notándose deprimido. No le ve sentido a nada. Perdió a toda su familia, sus oportunidades de trabajo y probablemente el respeto de la comunidad en menos de una hora. Así de fácil perdió toda su vida, y no hay nadie más a quien culpar que a los ogros. No entiende qué esperaban los vigías que hiciera. Su títere demostró ser inútil contra las armaduras de los sanguinarios invasores, y físicamente no tiene oportunidad ni ante el ogro más débil que exista. Por más vueltas que le da a lo sucedido, no ve como alguien como él podría haber actuado diferente. Si hubiera sido más fuerte, o tenido la ayuda de un títere más fuerte, o de alguien fuerte al menos, hubiera sido muy diferente. Con ese pensamiento en mente, concibe una idea, pedir ayuda a los seres más fuertes de todo Garja, para que se encarguen de solucionar el problema que son los ogros antes de que se cobren más vidas.


    ★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★


    Nombre: Marquio Constance
    Raza: Alquimista
    Profesión: Desempleado
    Edad: 20 años
    Género: Masculino
    Cabello: Negro
    Ojos: Cafés
    Altura: 1, 54 cm
    Piel: Moreno
    País/Ciudad de Origen: Tintagel (Marioneta)
    Marionetas: Hilo
    ________________
    Nombre: Jeremiah
    Raza: Alquimista
    Profesión: Vigía de Marioneta
    Edad: 51 años
    Género: Masculino
    Cabello: Negro Canoso
    Ojos: Azul Marino
    Altura: 1, 60 cm
    Piel: Moreno
    País/Ciudad de Origen: Tintagel (Marioneta)
    Marionetas: Insectro
    ________________
    Nombre: Ulises Killobi
    Raza: Alquimista
    Profesión: Comandante Vigía de Marioneta
    Edad: 68 años
    Género: Masculino
    Cabello: Canoso
    Ojos: Cafés
    Altura: 1, 56 cm
    Piel: Moreno
    País/Ciudad de Origen: Tintagel (Marioneta)
    Marionetas: Cien (Incluyendo a Espadus)
    ________________
    Nombre: Tuskieno
    Raza: Ogro
    Profesión: Soldado
    Edad: 25 años
    Género: Masculino
    Cabello: Blanco
    Ojos: Verdes
    Altura: 2, 92cm
    Piel: Negra
    País/Ciudad de Origen: Ogrunia
    Armas: Lanza Negra de Acero
    ________________
    Nombre: Hilo
    Uso: Costura-Modificado
    Complejidad: Simple
    Materiales: Madera
    Armas: Hilos de Acero
    Alquimista: Marquio
    ________________
    Nombre: Insectro
    Uso: Combate
    Complejidad: Semi-Complejo
    Materiales: Madera y Acero
    Armas: Cuchillas
    Alquimista: Jeremiah
    ________________
    Nombre: Alarmas
    Uso: Soporte
    Complejidad: Semi-Complejo
    Materiales: Madera
    Armas: ----
    Alquimista: ----
    ________________
    Nombre: Luces
    Uso: Iluminación
    Complejidad: Simples
    Materiales: Cristal
    Armas: ----
    Alquimista: ---
    ________________
    Nombre: Mulín
    Uso: Moledor
    Complejidad: Semi-Complejo
    Materiales: Madera, Ladrillo, Acero, Tela
    Armas: Astas
    Alquimista: Familia Constance
    ________________
    Nombre: Espadus
    Uso: Combate
    Complejidad: Simple
    Materiales: Acero y Cuero
    Armas: Hoja
    Alquimista: Ulises

    Razas:
    Alquimista: Seres con gran afinidad a la magia, pero poca fuerza física. Suelen ser de piel morena cabello negro, ojos color café y no suelen sobrepasar el metro sesenta de altura. Habitan en el país Tintagel. Usan títeres como compañeros que realizan diversos trabajos por ellos.
    Ogros: Seres con una enorme fuerza física, pero incapaces de usar cualquier clase de magia. De pieles de colores diversos, al igual que cabellos y ojos. Normalmente sobrepasan los dos metros de altura, hay algunos que incluso se acercan mucho a los tres metros. Habitan el país Ogrunia.

    Lugares:
    Tintagel: País de alquimistas. Localizado cerca del centro del continente Garja.
    Marioneta: Ciudad de Tintagel. Se diferencia de las demás ciudades por tener una presa y canales.

    Otros:
    Títeres: Compañeros de los alquimistas que se mueven gracias a la magia que estos les envían desde sus cuerpos. Los hay de toda forma, material y tamaño. Se clasifican según su uso y complejidad.
    Runas: Hechizos tallados en los títeres, desde donde estos absorben la magia de los alquimistas que los usan.
     
    Última edición: 20 Mayo 2020
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  2. Threadmarks: Mapa
     
    Dark RS

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    El Viaje del Alquimista y la Trol (Finalizado)
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    Fantasía
    Total de capítulos:
    7
     
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    103
    Aquí dejo el mapa que hice sobre los lugares que se visitan o mencionan en la historia. Incluso los que no se mencionan en ningún momento, pero que ahí se encuentran. No puse una rosa de los vientos ya que se me olvidó, pero el norte del mapa es el norte real y así sucesivamente.
    Aclaración:
    -Los nombres grandes son nombres de países.
    -Los pequeños en azul son ciudades/pueblos.
    -Los pequeños verdes son bosques.
    -Los pequeños amarillos son montañas.
    -Los pequeños púrpura son cuerpos de agua.

    Tintagel.jpg
     
  3. Threadmarks: 02. Troles y Dihilio
     
    Dark RS

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    Fantasía
    Total de capítulos:
    7
     
    Palabras:
    3468

    02. Troles y Dihilio



    Luego de tres semanas de luto, la ciudad regresa a la normalidad, o al menos tan normal como es posible después de la tragedia. Sin una razón para quedarse y con un plan para resolver los conflictos con los ogros, Marquio abandona Marioneta sin decirle nada a nadie. Como equipaje lleva tan solo un par de cambios de ropa, artículos para tallar madera, comida, agua y cuatro títeres.


    Normalmente, con la muerte de los progenitores, los títeres de estos pasan al control del hijo o hija mayor, o al menos es lo común, ya que las runas suelen contener ese deseo, aunque hay casos que pueden ser legadas a hijos menores o terceros sin relación, según se indique en el hechizo contenido en cada runa.


    Los títeres que lleva consigo son su Hilo, el cual rueda a su lado, Luna Llena, una esfera de acero blanco que levita cerca de su cabeza, el cual tiene la runa tallada justo en la zona inferior, esta pertenecía a su madre. Jubileo, una especie de camaleón de madera que se mantiene muy quieto sobre Luna Llena, este pertenecía a su padre. Y finalmente, una cuarta que lleva en pedazos en una bolsa de lona, esta tiene como nombre Aguja, la cual pertenecía a su hermano mayor. Aunque esta última no la puede utilizar, ya que las runas se lo impiden, no pudo dejarla atrás. Le gusta recordar que él llamó a su títere Hilo para que hiciera juego con el nombre de la de su hermano mayor. Aguja e Hilo. Una sonrisa se dibuja en su rostro cuando se viene a su mente el recuerdo de su hermana pequeña diciendo que cuando fuera su momento de construir una, la nombraría Tijeras, para que fueran el trío costurero.


    El alquimista se la pasa volteándose todo el camino, admirando como la ciudad se vuelve cada vez más distante, hasta que finalmente es escondida por los árboles de un bosque poco frondoso. Acampa en un claro del bosque. Recoge y acomoda algunos leños, luego ordena a Jubileo que encienda el fuego. El camaleón de madera abre la boca, saca una especie de lengua de hule rojo, en cuyo final hay una pequeña gema roja, desde la que se produce una llamarada que enciende los leños. Con Hilo y Luna Llena haciendo guardia, saca sus herramientas, comenzando a trabajar en Aguja.


    Luego de unas cuantas horas, ya cuando el sueño lo comienza a vencer, escucha sonidos provenientes de algún lugar en la oscuridad. No es capaz de distinguir de dónde provienen, por lo que sus marionetas tampoco saben dónde deben colocarse. Los sonidos van siendo cada vez más cercanos, y comienzan a escucharse como pasos sobre hojas secas. Cuando el causante de los pasos se deja ver, Marquio se prepara para ordenar un ataque que acabe con la vida del recién llegado.

    —No vengo en plan macabro, lo juro por mi amá.


    Quien se encuentra ante el alquimista no es más que una trol hembra. De piel grisácea, seca y con bultos, muy baja y delgada, prácticamente en los huesos, ojos pequeños y completamente negros, mechones rubios muy separados adornan su ovalada cabeza, orejas puntiagudas y muy grandes para su cabeza, brazos largos que le llegan casi a las rodillas, dedos muy largos con garras descuidadas, tanto en manos como pies. Lleva puesta una falda de tela color gris amarillento, además de lo que parece ser otro pedazo de tela, a modo de babero, que esconde su plano pecho. Trae una bolsa de cuero de piel color negra en la mano derecha.

    —¿Puedes hablar? ¿Los troles pueden hablar? —se pregunta sorprendido el alquimista. Toda su vida le enseñaron que los troles, que habitan el vecino país Gefangnis, al otro lado del amplio río Soul, son seres salvajes, sin inteligencia o modales que no son capaces de razonar, hablar o sentir emociones.

    —Me insultan tus palabras, alqui, claro que podemos hablar, sentir, bailar, de todo lo que quieras le hacemos. Pero no intentes propasarte o te pego en la mera carota.

    —¿Alqui?

    —Sí, alqui de alquimista. ¿No era como, super obvio?

    —No me llamo alqui o alquimista, soy Marquio, Marquio Constance.

    —Marqui, entonces. Soy Sistht Thirthh, pero los amigos me dicen Sis. Ya que somos super amigos y eso, ¿tendrás algo de comer que puedas darle a tu mejor amiga aquí presente? Te juro llevo como, no sé, años sin comer otra cosa que bichos y lagartijas.

    —No luces como alguien que haya vivido muchos años —comenta el alquimista, comenzando a desesperarse de la forma de hablar de la trol.

    —Pues tengo dieciséis vueltas al calendario. Es como, la mitad de una vida.

    —No me importa en realidad. — Camina hacia su bolsa de cuero, saca una pieza de pan duro y se la lanza a la trol, esta tiene que soltar su equipaje y saltar para atrapar el pan —. Come y luego vete.

    —Gracias, Marqui, sabía que no dejarías a una amiga tan buena y hermosota como yo comiendo grillos y hojas. — Se sienta al lado del fuego, para entrar un poco en calor —. ¿Qué hace un alqui tan solo por estos lugares? No tienes la pinta aburrida de comerciante ni la pinta sabionda de doctor.

    —No es como que te interese —dice, notando que ya de cerca, la trol no pude pasar del metro veinte de altura, o quizás incluso menos que eso.

    —Cierto, cierto, el misterio es bueno en los hombres —da una enorme mordida al pan, mostrando una serie de filosos colmillos muy separados entre sí —. Yo rumbeo a la Ciudad de los Dragones, para rogarles si pueden bendecirnos los muy buenos.

    —¿Por qué razón ayudarían los dragones a los troles? Ustedes solo causan estragos, muerte y sufrimiento por donde pasan —hace ver Marquio, burlándose de ella.

    —¡Solo porque me das algo de pan no quiere decir que tienes el derecho de echarle esa mierda a mi santa raza! —se levanta enfadada, tirando el pan contra el pecho del chico —. No somos nada de eso. Es cierto que a veces hacemos una que otro maldad o travesurilla inocente, pero nada que te de el derecho de decir esas cosas tan malas.

    —¿Acaso no asaltan a los mercaderes?

    —Por la mera verdad es verdad. Pero si vivieras en el infierno que es Gefangnis sabrías que allá lo único que nunca falta es el sol. Se recoge agua en las pocas veces que llueve y solo nos podemos dar el lujo de una comida al día y solo dos tragos de agua al día. ¡Nos estamos pudriendo en vida! ¡Vi patalear a mis dos hermanitos y a mi apá por hambre!

    —Lo siento. También perdí a mi familia recientemente —confiesa el alquimista, sentándose en el suelo, mirando detenidamente las flamas.

    —Más te vale, Marqui —levanta el pan, lo sacude un poco y lo continúa comiendo —. Amá siempre me contaba sobre lo chispa que son los dragones. Que son lo más cercano a los Dioses. Iré a la casota donde está el mandamás dragón y le rogaré de rodillas que bendiga a mi raza.

    —¿Qué esperas haga el rey dragón por los troles? Y por cierto, no es una “casota”, es un castillo.

    —¿No que eran sabiondos los alquis? Los dragones pueden hacer lo que se les venga en gana. Les rogaré hagan muchos lagos. Con lagos podemos ir por peces. Con lagos podemos hacer crecer cosas para comer.

    —Es una buena causa —murmura el alquimista —. Yo también voy a la Ciudad de los Dragones, quiero que los dragones me ayuden con algo.

    —¿Qué es? Se lo puedes confiar a tu mejor amiga aquí presente.

    —No te lo diré, y no eres mi amiga —reprende, sintiéndose cansado —. Puedes pasar la noche aquí, pero si intentas algo mis títeres no dudarán en matarte.

    —Me extraña que pienses tan mal de mí alma, Marqui.


    Ignorando por completo el último comentario, Marquio se acuesta. A pesar del cansancio, no es capaz de cerrar los ojos, imagina una y otra vez que la trol va a esperar a que se duerma para matarlo y robarle todas sus cosas. En contraste, Sistht duerme plácidamente toda la noche, usando un montón de hojas como almohada. Para cuando sale el sol, el alquimista se considera fuera de peligro y se levanta. Nota a la trol asando un par de grandes arañas al fuego.

    —Buen día, Marqui, el desayuno casi está comible. No creerás lo rico que saben estas patonas comunes cuando se tuestan. Son crujientes y jugositas. Lo malo es lo difícil que es que se dejen atrapar, por suerte, intentaron manosearme con sus colmillotes anoche y ahora tenemos comida.

    —Asco. Yo paso. — De solo oler el pelo quemado de las arañas le da nauseas.

    —Te lo pierdes, más para mí —se queda mirando a los arácnidos durante unos segundos, luego los saca del fuego con un palo. Devora la pata de una de ellas —. Es tan rico.

    —Asco —repite, escuchando los ruidos que hace ella al masticar las arañas.

    —Estuve, ya sabes, pensando con esta cabeza mía, ya que va que rumbeamos al mismo lugar, ¿qué te suena si rumbeamos juntos? Sería más divertido si nos hacemos compañía.

    —No te ofendas, pero solo me retrasarías. Además, no confío en ti en lo absoluto.

    —Qué maldad de tu parte, en serio. Y yo con un amigo que podría llevarnos a los dos —se lamenta, al momento de terminarse la última pata de la primera araña.

    —¿Hablas de un transporte? —cuestiona interesado. Ya que si consigue algo en lo que viajar llegaría mucho antes que si va a pie.

    —Jo, jo, ¿iluminé tu atención, Marqui? —se burla ella — Está afuera del bosque. Ven, para que lo veas con tus propios dos ojos.


    Manteniendo una distancia prudente, el alquimista la sigue. Conforme avanza, comienza a pensar que quizás está siendo guiado a una emboscada. Casi está seguro que en cualquier momento verá a un numeroso grupo de troles que lo atacarán, matarán, robarán y, seguramente, comerán en un salvaje espectáculo de barbarie. Para su sorpresa, cuando salen del bosque no hay nada, ni transporte ni tampoco un grupo de troles sedientos de violencia.

    —Aquí no hay nada —menciona, observando en todas direcciones. Solo ve árboles, una enorme piedra cubierta de pasto seco, una pequeño riachuelo y algunas plantas.

    —Ahí está, ¿qué estás ciego? Oye, deja de vaguear.


    Lo que antes al alquimista confundió con una piedra, comienza a moverse, dejando caer tierra por todas partes. Una vez está completamente fuera, el alquimista puede apreciar con detenimiento a la bestia ante él, la cual nunca en la vida había visto antes. Es una criatura más larga que alta, de cuatro patas robustas, obeso, aunque mas parece ser algo aplanado. Su piel es rugosa y del mismo color de la tierra, cubierta por pelo que se asemeja mucho al pasto seco. Ojos pequeños y negros, hocico amplio y grande, lleno de dientes gruesos, dos amplios orificios en la punta del hocico le sirven como fosas nasales, cola gruesa y tan larga como su cuerpo y orejas pequeñas muy cerca de nuca. Unas riendas de cuero muy viejas le rodean el cuello.

    —¿Qué es esta cosa tan horrible? —cuestiona confundido el alquimista. No sabe si está viendo un mamífero, un reptil, un elemental o algo intermedio entre todo eso.

    —Es un dihilio, son de Gefangnis. Los usamos mucho por, ya sabes, ser muy fuertotes y porque casi no beben agua —abraza en el costado a la bestia, esta gira la cabeza para mirarla, luego regresa la vista al frente —. Solo que es un glotón. Lo llamo Oye.

    —¿Por qué alguien le pondría a lo que fuera “Oye”? —cuestiona, girando los ojos en desaprobación.

    —Es al nombre que hace caso el chico. Le digo “Oye, avanza”, “Oye, detente” y hace caso, ¿cierto, Oye? — La bestia produce lo que se podría decir es la mezcla entre un siseo y un mugido.

    —La verdad el nombre no me importa, ¿al menos es rápido?

    —Me extraña la pregunta. Solo echa cuenta que salí de Gefangnis hace una semana y estamos aquí paradotes en este mero momento.

    —Si están aquí y salieron desde Gefangnis quiere decir que… ¿cómo cruzaron el río Soul? —cuestiona sorprendido, ya que la única forma de llegar al país vecino es cruzando el río. Aunque es cierto que hay algunos puentes, están a varios días de viaje hacia el sur, y no tendría sentido que la trol se devolviera hacia el noroeste si se dirige a la Ciudad de los Dragones, que está al este.

    —Oye nada como un tritón —le da otro abrazo a su bestia —. Es gordito pero no se va al fondo nunca. No preguntes por qué, porque no tengo ni idea de por qué no se va al fondo.

    —Debe medir como… —lo estudia de arriba a abajo — dos metros de largo, sin contar la cola, un metro y medio de alto —supone, basado en que es más alto que la trol —, y un metro y medio de ancho. Y es bastante aplanado encima, perfecto para viajar encima. Y con estas patas anchas es poco probable se tropiece con obstáculos en el camino.

    —¿Entonces?

    —¿Entonces qué?

    —¿Rumbeamos a la Ciudad de los Dragones?

    —¿Por qué el interés en que te acompañe? —cuestiona desconfiando de las intenciones de la trol.

    —Bueno… la verdad verdadera es que es por miedo. Hay bandidos, bestias salvajes, matas come carne y solo los Dioses sabrán qué otras cosas feas se pueden haber ahí afuera. Pero con alguien más grande y fuerte que yo, es seguro que llego en una pieza.

    —Probaré por un tiempo —acepta, pensando que así el viaje será más veloz. Además, le gustó escuchar que alguien lo considere grande y fuerte.

    —¡Yuju! ¿Oístes, Oye? Tenemos un mejor amigo. — Por tercera ocasión abraza al dihilio.

    —Terminemos de desayunar, luego subiré mis cosas sobre —se frena, se siente ridículo en llamarlo por el nombre que dijo la pequeña chica — este animal.

    —Claro, claro, la otra patona debe estarse enfriando.

    —Asco, en serio, asco —se le revuelve el estómago —. Antes de irnos tendremos que recolectar alimento y agua, porque solo tengo lo suficiente como para una persona durante una semana.

    —Sí, Marqui —acepta la trol, saltando entusiasmada.


    Ambos comienzan a recolectar bayas, plantas y verduras silvestres. Marquio tiene buen ojo para las plantas, al ser un alquimista, cuando era un niño tuvo que tomar varias clases sobre hierbas medicinales, cultivos, cría de bestias domesticas y supervivencia. En ese momento pensó que era una completa pérdida de tiempo, pero ahora da gracias a los Dioses de que aún las recuerda como si las hubiera tomado ayer.

    —¿Es buena? —cuestiona Sistht, sosteniendo un puñado de bayas color negro con manchas azules.

    —No, esas son chilillo negro, se usan para crear venenos y para fortalecer los maleficios. Lávate las manos de inmediato —recomienda el alquimista.

    —¡Rayos! —arroja las bayas entre la maleza y corre hacia el riachuelo, donde se zambulle.

    —Eso no era necesario —suspira cansado. Le parece que toma demasiada energía socializar con esa trol tan infantil.

    —Pero jurastes que era veneno, y que, para peor de males, se usa en maleficios —se sumerge por completo por unos diez segundos —. No quiero un maleficio en mi lindo cuerpito.

    —Creí que los troles eran expertos en maleficios. Se supone ustedes pueden usar maldiciones, magia destructiva y demás.

    —De nuevo esa mierda a mi raza —sumerge su boca en el agua, por su mirada, se concluye que está triste. Sale del agua, se sacude, cual perro, de un lado a otro para quitarse el agua de encima —. Hay tres tipos de troles, ¿oístes? No todos somos lo mismo, ¿oístes?

    —¿En serio? —cuestiona, mientras se sacude algo del agua que le cayó cuando ella se sacudió.

    —Sí. La mera yo soy una trol común, no hay nada super en mí; debilucha y cero de magia. Luego están los troles chamán, esos maestros son los que se especializan en magia, mucha magia, pero igualmente debiluchos como los míos. Saben maleficios, pero no se la pasan regándolos a diestra y siniestra, osea, no somos salvajes, ¿oístes? — Retuerce su ropa, para que se seque más rápido.

    —¿Y el otro tipo? —pregunta interesado en el tema en cuestión.

    —Oh, me encanta que mi mejor amigo Marqui se oiga lo que digo. — Sonríe ampliamente, lo que ocasiona que el alquimista retroceda un poco por el temor de verle los colmillos en su enorme boca.

    —No hagas eso que espantas.

    —¿Que no haga qué, Marqui?

    —Nada. Solo háblame del tercer tipo.

    —El rey trol es el máximoso. Son altotes como ogros —al escuchar esa palabra, Marquio frunce el ceño, pero ella no lo nota —, pero gordotes. No entiendo por qué son tan gordotes si también pasan hambre como el resto de los míos. Ellos, escucha, cero magia, nada de nada, en serio, pero su fuerza, esa si que es brutal. Solo hay un rey trol por comunidad. Se agarran a golpes a muerte por el control del grupo si otro rey se aparece de pronto. Pero, y escucha esto, hay veces en las que el perdedor se vuelve sirviente del rey. Mi apá era de esos. No creerías lo grande y super fuertote que era mi apá. La verdad, la mera, no sé cómo él y mi amá, que es una trol común, hicieron, ya sabes, eso para que salgan bebeces —las mejillas se le oscurecen un poco, señal de que está avergonzada.

    —No pongas imágenes tan desagradables en mi cabeza. Mejor ve a llenar las cantimploras de agua mientras busco bayas comestibles.

    —Claro, Marqui, mi amigo, las llenaré ahorita mismo —corre de inmediato a cumplir con la petición.

    —Juro que de no ser por el transporte, en la vida viajaría con alguien tan insoportable —suspira pesadamente, para volver a su búsqueda de alimentos.


    ★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★


    Nombre: Marquio Constance (Marqui)
    Raza: Alquimista
    Profesión: Desempleado
    Edad: 20 años
    Género: Masculino
    Cabello: Negro
    Ojos: Cafés
    Altura: 1, 54 cm
    Piel: Moreno
    País/Ciudad de Origen: Tintagel (Marioneta)
    Marionetas: Hilo
    ________________
    Nombre: Sistht Thirthh (Sis)
    Raza: Trol Común
    Profesión: No Conoce el Término
    Edad: 16 años
    Género: Femenino
    Cabello: Rubio
    Ojos: Negros
    Altura: 1, 18 cm
    Piel: Gris
    País/Ciudad de Origen: Gefangnis
    Armas: Colmillos
    ________________
    Nombre: Oye
    Raza: Dihilio
    Especie: Reptil
    Edad: 38 años
    Género: Masculino
    País/Ciudad de Origen: Gefangnis
    Armas: Su Pesado Cuerpo
    ________________
    Nombre: Hilo
    Uso: Costura-Modificado
    Complejidad: Simple
    Materiales: Madera
    Armas: Hilos de Acero
    Alquimista: Marquio
    ________________
    Nombre: Aguja
    Uso: Costura-Podador
    Complejidad: ---
    Materiales: ---
    Armas: ---
    Alquimista: ---
    ________________
    Nombre: Luna Llena
    Uso: Refrigeración
    Complejidad: Simple
    Materiales: Acero
    Armas: ---
    Alquimista: Marquio
    ________________
    Nombre: Jubileo
    Uso: Incinerador
    Complejidad: Semi-Complejo
    Materiales: Madera
    Armas: Gema Elemental de Fuego
    Alquimista: Marquio

    Razas:
    Trol Común: Pequeños seres que habitan el país Gefangnis. Poseen muy poca fuerza física y no son capaces de utilizar magia. Se caracterizan por estar siempre en grandes grupos. De cabezas amplias, colmillos grandes, pero separados, tienen cabello, pero no mucho, pueden llegar a medir a lo sumo un metro y medio de altura. Les gusta gastar travesuras. Pueden comer casi lo que sea para mantenerse vivos.
    Trol Chamán: En apariencia son similares a los troles comunes. Débiles, pero con una afinidad a la magia muy grande, mucho mayor que la de los alquimistas. Sus pieles suelen ser de otros colores distintos al gris, que combinan con la clase de magia que pueden usar. Son capaces de lanzar maleficios.
    Rey Trol: Estos, a diferencia de las otras dos clases de trol, llegan a sobrepasar los dos metros. Normalmente lucen obesos, aunque no lo sean. Tienen una enorme fuerza física, similar a la de un ogro, no son capaces de usar magia en lo absoluto. Normalmente, cada asentamiento de troles tiene un trol rey que la dirige.

    Lugares:
    Gefagnis: Enorme desierto considerado un país. Casi nunca llueve y la comida escasea. Pirámides cerradas decoran todo el paisaje.

    Bestiario:
    Arañas de Tierra: Arácnidos que habitan en bosques. Se ocultan entre las hojas, en espera de alguna posible presa. Llegan a atacar a criaturas mucho más grandes que ellas, y cuando se dan cuenta que no se las pueden comer, las dejan a descomponerse al sol. Poseen un potente veneno paralizante.
    Dihilio: Nativo de Gefangnis. De patas gruesas, bajo, pero muy ancho, ojos pequeños negros, hocico amplio lleno de dientes gruesos, dos enormes fosas nasales adornan su hocico, orejas pequeñas en su nuca. De lomo plano. Posee una gruesa cola que es tan larga como su cuerpo. Su piel es color terracota amarillento, con algunos pelos largos similares a hierba seca. Es un reptil con afinidad a la tierra. Se comunican con un sonido que se asemeja a un mugido combinado con un siseo.

    Otros:
    Chilillo Negro: Bayas color negro con manchas azules. Es venenosa.
     
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  4. Threadmarks: 03. Gigas Mantis de Fuego y Comerciante
     
    Dark RS

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    Título:
    El Viaje del Alquimista y la Trol (Finalizado)
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    Género:
    Fantasía
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    Palabras:
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    03. Gigas Mantis de Fuego y Comerciante



    Marquio y Sistht, montando en Oye, el dihilio, son perseguidos de cerca por un peligroso insecto, un Gigas Mantis de Fuego. Esta singular mantis pertenece a la clasificación de los Gigas, lo que quiere decir que es de mayor tamaño que las mantis de fuego comunes, que solo miden unos quince centímetros a lo sumo. Con metro y medio de altura, está por debajo del promedio de los insectos de esta clasificación, pero sus habilidades para cubrir sus patas delanteras con fuego y su baba que se calienta tanto que puede derretir incluso rocas, la hacen un insecto que debe ser tratado con mucho cuidado. De exoesqueleto color rojo oscuro, ojos grandes y verdes, y cuatro patas que usa para caminar y otras dos que utiliza para atacar a sus presas.


    Oye corre rápidamente, intentando dejar atrás a su perseguidor, pero, desafortunadamente, ambos se mueven a exactamente la misma velocidad, haciendo que el escape dependa de la resistencia de ambas bestias, y con el dihilio exhausto desde mucho antes de que apareciera el insecto, pone en serios aprietos a los viajeros.

    —¡¿Cómo pudimos encontrarnos con una Gigas Mantis de Fuego?! —se cuestiona el alquimista, agarrándose fuertemente del pelo reseco de la bestia.

    —¡Tenías que mear en el árbol rojo! —reclama la trol. Tiene los brazos tan cansados, de estarse agarrando de las riendas de su amigo animal, que siente que en cualquier momento se caerá.

    —¡Ya lo sé, solo maldigo mi suerte!

    —¡¿Tus muñecos no nos pueden dar una manita?! —cuestiona ella, usando lo poco que le queda de energía para amarrarse los brazos a las riendas.

    —¡Vamos muy rápido. Además, como son de madera, y no los he barnizado últimamente, se quemarían si esa cosas las ataca con sus patas llameantes!



    Oye desacelera un poco, produce un leve sonido, que es más un mugido que un siseo. De la nada, la Gigas Mantis de Fuego se resbala. El Dihilio acelera nuevamente, dejando atrás al peligroso insecto.

    —Gracias Dioses, muchas gracias —suspira él aliviado, al ver que la mantis se vuelve a resbalar en cuanto se levanta.

    —Fue gracias a Oye.

    —¿Qué?

    —Los Dihilios cagan cuando corren. Entonces…

    —Ya entendí, no quiero que me lo expliques. Igual no pares, alejémonos más. — Se voltea, no ve rastros del insecto, pero tampoco cree que sea prudente relajarse.

    —Ni tocada de la cabezota iba hacerlo.



    Se detienen una vez llegan al bosque Aventura, uno de los más grandes bosques de todo Tintagel. Esa noche, acampan cerca de un lago, del que Oye bebe agua durante varios minutos. Marquio utiliza una roca plana que encuentra para seguir trabajando en el títere Aguja. Sistht lo observa durante casi una hora, en total silencio.

    —Le has estado dando a ese muñeco todas las noches desde que que te conocí hace dos semanas, y aún ni idea de qué se supone le haces. ¿Es duro? —cuestiona la trol, sintiendo gran curiosidad.

    —No creo lo entenderías si te lo explico —es la respuesta que obtiene.

    —No tengo la cabezota para eso —acepta sin decir nada más. Se acuesta, mirando maravillada las brillantes estrellas en el cielo. Se pregunta qué tanto deben practicar los alquimistas para crear esos muñecos de madera que se mueven solos —. ¿Yo podría mover un muñeco? —cuestiona, incorporándose entusiasmada.

    —No lo creo —contesta, sin quitar la mirada del títere, mientras usa una lija en una pieza ovalada.

    —¿Por qué tan desconfiado de mi persona? —interroga.

    —Las runas de los títeres son especiales, solo responden a los alquimistas. Haría falta una runa especial que funcione en otras razas, y jamás he escuchado de una así. — Sopla la pieza de madera, para quitar el aserrín, sonríe levemente y la deja de lado. Finalmente acabó con una de las partes de Aguja, ya con la primera lista solo le faltan cinco más —. Además, un simple trol sin magia no debería soñar con cosas que son imposibles para su poca inteligencia y capacidad.

    —Veo… —las palabras de su amigo la atacan como puñaladas en el pecho —. Soy cero magia y tontísima…

    —Creo que por hoy ya lo dejaré así. Comeremos algo y luego le daré mantenimiento a Hilo. Ve por agua al lago y haré sopa de verduras.

    —Voy…


    La trol toma la olla de metal y va a llenarla al lago. Observa su reflejo en la cristalina agua. Se pregunta si su apariencia es realmente tan desagradable. Marquio nunca la mira a la cara cuando le habla, y cuando lo hace, rápidamente aparta la mirada con cierto asco en su expresión. Sonríe, mostrando su chueca sonrisa llena de colmillos separados. Sus dientes están bien afilados y blancos, muchos troles no logran mantener una dentadura tan sana y completa como la suya, por lo que no cree sea por eso. Entonces la razón se le hace evidente, tiene que ser porque es tan fea que su cara da miedo de solo verla. Normalmente entre los troles no existe un concepto de belleza definido, se suelen guiar por cosas como la condición física, la salud y la personalidad. Pero supone que entre los alquimistas debe ser diferente, debe ser algo más superficial. Tiene que ser por eso que Marquio no parece aceptarla como amiga. Mete la olla de golpe en el agua, atacando su propio reflejo con furia.


    Para la mañana, el alquimista despierta primero, como suele ser normalmente. Va a lavarse la cara al lago. Mira a su alrededor, ve a una roca llena de pasto seco, que luego reconoce como el dihilio, nunca entenderá como es que esa bestia siempre logra camuflarse tan bien cuando duerme. Sistht se encuentra acurrucada sobre un montón de hojas que juntó para usarlas como cama. Decide comenzar a preparar el desayuno, para tenerlo listo para cuando la trol despierte. Como sobró sopa de la noche anterior, no tiene que pensar mucho en lo que cocinará.


    Unos minutos después, escucha lo que parece ser una carreta acercándose. Se levanta, en busca de dicho vehículo. Lo ve al otro lado del lago, rodeando el mismo, le hace señas para que lo vea y se detenga cerca. Unos veinte minutos después, la carreta, que se mueve sin tener bestia alguna que la lleve, se detiene cerca del joven. El conductor es un alquimista de unos cuarenta años, cabello negro opaco, ojos cafés, algo obeso, de altura promedio, con grandes mejillas y cejas muy angostas. Usa un overol verde oscuro, con camiseta blanca y botas negras.

    —Buen día —saluda Marquio. Observa detenidamente la carreta; tiene tres pares de ruedas de acero, y una armazón de una sola pieza. Nota algunas ruedas de repuesto atadas en la parte baja del vehículo. Por la falta de bestias de carga, supone que la carreta es un títere simple de transporte, solía verlos mucho cuando los comerciantes de otras ciudades y poblados alquimistas iban a Marioneta a vender o comprar productos.

    —Buenos días —devuelve el hombre el saludo —. Que extraño es ver a un viajero solitario por este bosque.

    —Estoy en camino a la Ciudad de los Dragones. Quería saber si fuera posible que me vendiera algunas provisiones.

    —Si pagas el precio normal, no tendría problemas — le informa el comerciante —. Pero solo acepto oro de Tintagel, ninguna otra clase de moneda.

    —No se preocupe, nunca he sido fanático de las monedas de los otros países, las encuentro vulgares y sin gusto la mayoría de ellas. Aunque el oro élfico y los diamantes de los duendes y enanos son de buen gusto, si me lo pregunta.

    —Me agradas, muchacho —se ríe el hombre —. ¿Qué necesitas?

    —Veamos —hace cálculos en su cabeza, no tiene tanto oro como para derrocharlo en una sola compra, por lo que solo intentará conseguir lo estrictamente necesario. Y tampoco puede pedir de todo, ya que supone que el comerciante viene del poblado Cure, al que igualmente va a terminar visitando en un tiempo, y desde ese lugar solo traen artículos específicos —. Un saco pequeño de arroz, otro de azúcar, un kilo de sal marina y un tarro de especias mixtas.

    —Mala suerte, muchacho, no tengo nada de azúcar o arroz. Voy a Marioneta, ahí no compran de eso, así que sería una pérdida de tiempo llevarlos.

    —¿Carne seca?

    —Tengo de jabalí, orci y serpiente.

    —Deme unos cinco kilos de la de jabalí y dos de orci.

    —¿Ya puedo jartar? —cuestiona Sisth, frotándose los ojos, aún adormilada.

    —¡Un asqueroso trol! —grita horrorizado el comerciante. Una de las ruedas centrales, la del lado derecho, se desprende, se da vuelta, mostrando una runa pequeña, de su circunferencia salen diez hojas de cuchillo de doble fijo. Comienza a girar, creándose una especie de sierra. Esta se eleva, preparándose para partir por la mitad a la trol.

    —No se alarme —suspira Marquio —. Lo crea o no, viajo con esa cosa hacia la Ciudad de los Dragones.

    —¿Apropósito viajas con un trol? —cuestiona el hombre, sorprendido de tal hecho.

    —Lo crea o no —repite el joven alquimista.

    —Has como quieras, es tu vida la que arriesgas —hace ver el comerciante. El títere rueda deja de girar, pero se mantiene levitando con las hojas por fuera.

    —¿Tendrá algo de tela?

    —¿Tela? —pregunta confuso el hombre.

    —Sí, para hacerle algo decente de vestir a esa cosa. La verdad es incómodo verla vistiendo trozos de tela en lugar de ropa normal.

    —Creo que tengo algo por aquí, no es muy bonito, pero es más de lo que un trol se merece —informa el hombre, buscando en un barril.


    Sistht se siente incómoda de escuchar en la forma tan despectiva en la que hablan sobre ella, pero no se puede dar el lujo de quejarse. Si molesta al alquimista extraño, este la podría matar fácilmente. Simplemente se va a esconder tras un árbol hasta que ese hombre se haya ido.

    —Vamos a ver tu total, muchacho… El kilo de sal marina está a un oro. Las especias mixtas están a seis oros el kilo, el tarro pesa dos kilos. Un oro por cada kilo de carne de jabalí y diez oros por cada kilo de orci. ¿Está bien así?

    —Está muy caro el kilo de carne de orci. Mejor que sean dos más de jabalí —se apresura a decir Marquio. La carne de orci es su favorita, y por eso la quería obtener, pero nunca se había dado cuenta de lo cara que era dicha carne.

    —Entonces serían veinte oros alquimistas, y te regalo este metro y medio de tela. ¿Qué te parece?

    —Perfecto —saca un monedero del bolsillo de su pantalón color terracota, produce de este dos monedas, ambas con un extraño símbolo tallado de un lado, el cual quiere decir “Tintagel” en el idioma de los alquimista, del otro lado tienen el símbolo alquimista que representa el número diez.

    —Me pica un poco la curiosidad, ¿qué asuntos tienes en la Ciudad de los Dragones?

    —Voy a pedirle al rey dragón que nos ayude a eliminar a los ogros —confiesa, cambiando su expresión a una de ira —. Esos seres no deberían existir. Son una amenaza constante para Marioneta.

    —¿En serio? —cuestiona confundido — ¿Le hablaste sobre este plan al alcalde o a alguno de los vigías?

    —No, fue algo que decidí hacer. Por mi propia cuenta —admite, decidido.

    —Ya veo… Bueno, buena suerte en eso, supongo. — La rueda vuelve a unirse a la carreta y de inmediato arranca, continuando el comerciante con su viaje hacia Marioneta.


    Marquio vuelve hacia donde están sus cosas, saca algunas agujas e hilo color blanco para comenzar a coser. La trol lo observa en silencio, mientras come, tratando de hacer el menor ruido posible, algo que no le sale muy bien, ya que toma sopa sorbiendo ruidosamente y sonando la cuchara contra el plato. Se quedan así casi durante una hora, hasta que el alquimista guarda su equipo de costura.

    —Listo. Toma esto, Sis, es un vestido —. Le muestra el vestido que hizo con la tela blanca de estampado de frutas. Evidentemente era tela para manteles, pero, para un trol da lo mismo si es tela para ropa o de otra clase —. Pruébatelo.

    —¿Para mí? —pregunta, bajando el plato, que desde hace quince minutos está vacío — ¿Juradito, juradito esto es para mí?

    —Que sí, solo ve a ponértelo —insiste impaciente.

    —Eres el mejor de los amigos, Marqui —toma el vestido, casi al borde del llanto. Nadie, aparte de su familia, le había regalado ropa en toda su vida —. No vayas a mironear mientras me cambio.

    —No te preocupes, no tengo prisa por quedarme ciego.


    Sistht va detrás de un árbol. Arroja a un lado los trozos de tela que normalmente viste como ropa. Sale, luciendo el vestido que le llega hasta los muslos, con mangas que le sobrepasan la mitad del antebrazo. Alrededor de la cintura, como cinturón, lleva puesto un listón, el cual es del mismo material que el vestido. Se gira un par de veces, luciendo sumamente feliz.

    —A que me veo buenota —dice, realizando un tercer giro.

    —Bueno… —al verla tan feliz decide no arruinarle el buen ánimo —. No te sienta mal. Apuesto a que eres la trol mejor vestida de todo el continente.

    —No lo dudo —se ríe alegremente, mientras realiza algunos saltos. Corre hacia el dihilio, el cual come algo de pasto tierno que encontró cerca del lago —. Mira, mira, Oye, soy la trol mejor vestida de todo el continente. — La bestia le lame la cara, con su lengua bífida color negro, dejándole una baba muy espesa encima, luego continúa comiendo.

    —Asco —murmura Marquio, volteándose para no ver más.


    Continúan su viaje por Aventura sin mayor contratiempo. Evitando zonas sospechosas y siempre manteniéndose alejados de lugares marcados por los grandes depredadores. Les toma una semana completa salir del bosque, mucho más tiempo del esperado.


    En Marioneta, el comerciante que se encontró a Marquio días antes, está terminando de vender todos los productos que trae. Mientras descansa antes de partir de vuelta a Cure, conversa con un viejo amigo con el que siempre habla cuando viene a esta ciudad.

    —Me pica la curiosidad con algo. Vi varios edificios y casas clausuradas, y otros que parecen recién reparados. ¿Qué sucedió? —cuestiona el comerciante.

    —Un gran ataque de ogros. Por suerte el comandante y los vigías actuaron rápidamente y no fue tan malo como el de hace treinta años —responde su amigo, mirando hacia el molino clausurado —. ¿Ves ahí? ¿El molino? — El otro asiente —. Los Constance, una tragedia real. La pareja y dos de sus hijos quedaron irreconocibles, su gran títere, Moulin, quedó completamente destruido. Además, el hijo del medio, este… Marquio, creo que es su nombre, desapareció hace un par de semanas.

    —Es curioso, me encontré un alquimista viajero en Aventura, decía que quería pedirle ayuda a los dragones para que se encarguen de los ogros. Bien podría ser él.

    —Ustedes dos —los interrumpe el vigía Jeremiah, que no pudo evitar escuchar la conversación cuando pasaba haciendo su ronda —. ¿Me pueden repetir eso?

    —Oh, señor Jeremiah, hace un buen día, ¿no cree? —saluda el amigo del comerciante.

    —Lo hace efectivamente, pero no vine a hablar del tiempo. ¿Dijo algo sobre un alquimista que va camino a ver a los dragones para hablarle sobre los ogros? —cuestiona preocupado.

    —Sí, lo vi hace una semana en Aventura. Ya debería haber salido para este momento, suponiendo no se lo comiera ese desagradable trol con el que viajaba —frunce el ceño, lamentando no haber aprovechado para matar al trol en cuanto lo vio.

    —Debo avisarle al comandante de inmediato. Gracias por la información —corre de inmediato, desapareciendo de vista en una esquina.

    —Ya suponía que ese chico no tenía permiso de los vigías para hacer algo tan estúpido —comenta el comerciante, limpiándose el sudor de la frente con un pañuelo.



    ★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★


    Nombre: Marquio Constance (Marqui)
    Raza: Alquimista
    Profesión: Desempleado
    Edad: 20 años
    Género: Masculino
    Cabello: Negro
    Ojos: Cafés
    Altura: 1, 54 cm
    Piel: Moreno
    País/Ciudad de Origen: Tintagel (Marioneta)
    Marionetas: Hilo, Luna Llena, Jubileo
    ________________
    Nombre: Sistht Thirthh (Sis)
    Raza: Trol Común
    Profesión: No Conoce el Término
    Edad: 16 años
    Género: Femenino
    Cabello: Rubio
    Ojos: Negros
    Altura: 1, 18 cm
    Piel: Gris
    País/Ciudad de Origen: Gefangnis
    Armas: Colmillos
    ________________
    Nombre: Oye
    Raza: Dihilio
    Especie: Reptil
    Edad: 38 años
    Género: Masculino
    País/Ciudad de Origen: Gefangnis
    Armas: Su Pesado Cuerpo
    ________________
    Nombre: ---
    Raza: Alquimista
    Profesión: Comerciante
    Edad: 40+ años
    Género: Masculino
    Cabello: Negro
    Ojos: Cafés
    Altura: 1, 56 cm
    Piel: Moreno
    País/Ciudad de Origen: Tintagel (Cure)
    Marionetas: Carrus & Circul (8)
    ________________
    Nombre: Jeremiah
    Raza: Alquimista
    Profesión: Vigía de Marioneta
    Edad: 51 años
    Género: Masculino
    Cabello: Negro Canoso
    Ojos: Azul Marino
    Altura: 1, 60 cm
    Piel: Moreno
    País/Ciudad de Origen: Tintagel (Marioneta)
    Marionetas: Insectro
    ________________
    Nombre: Hilo
    Uso: Costura-Modificado
    Complejidad: Simple
    Materiales: Madera
    Armas: Hilos de Acero
    Alquimista: Marquio
    ________________
    Nombre: Aguja
    Uso: Costura-Podador
    Complejidad: ---
    Materiales: ---
    Armas: ---
    Alquimista: ---
    ________________
    Nombre: Luna Llena
    Uso: Refrigeración
    Complejidad: Simple
    Materiales: Acero
    Armas: ---
    Alquimista: Marquio
    ________________
    Nombre: Jubileo
    Uso: Incinerador
    Complejidad: Semi-Complejo
    Materiales: Madera
    Armas: Gema Elemental de Fuego
    Alquimista: Marquio
    ________________
    Nombre: Carrus
    Uso: Transporte
    Complejidad: Simple
    Materiales: Madera y Caero
    Armas: ---
    Alquimista: Comerciante
    ________________
    Nombre: Circul (Ocho de ellas)
    Uso: Transporte-Batalla
    Complejidad: Semi-Compleja
    Materiales: Acero
    Armas: Cuchillas
    Alquimista: Comerciante

    Lugares:
    Aventura: Gran bosque localizado entre las ciudades Marioneta y Cure.

    Bestiario:
    Gigas Mantis de Fuego: Insecto de exoesqueleto color rojo que son capaces de cubrir sus patas delanteras con fuego. Llegan a medir hasta un metro noventa de altura. Se alimentan de cualquier clase de animal que sea más pequeño que ellos.
    Mantis de Fuego: Insecto de exoesqueleto color rojo que son capaces de cubrir sus patas delanteras con fuego. No sobrepasan los quince centímetros de altura. Se alimentan de otros insectos o animales pequeños.
    Serpiente: Reptiles alargados que producen venenos que inyectan desde sus largos colmillos.
    Jabalí: Cerdos salvajes de gran tamaño que viven en los bosques. Se caracterizan por sus largos colmillos.
    Orci: Mamífero similar a un gorila. Posee una gran fuerza física.

    Otros:
    Oro de Tintagel: Monedas usadas en Tintagel como forma de pago. Hechas de oro puro. Se diferencia sus valores monetarios según el símbolo de número que tengan grabados. Los hay de valores uno, dos, cinco, diez, vente, cincuenta y cien.
    Oro Élfico: Algunas de la monedas que usan los elfos son de oro.
    Moneda Diamante: Monedas usadas por duendes y enanos. Hechas de diamante puro.
     
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    ¡Marquio me cae muy mal! No me gusta nada su personalidad. Puedo llegar a empatizar con su comportamiento y desolación en el primer capítulo. Entiendo que es joven, quiera probar distintas opciones antes de encasillarse en el trabajo familiar y se viera desbordado ante esa situación. La escena de la lucha en la presa me gustó, imaginarme como explotaba el ogro y se esparcían sus sesos fue un poco desagradable pero como ese es el objetivo, intenso. El títere de nombre hilo no sé muy bien por qué, pero me encanta. Quizás por que sentí el vínculo entre ambos o porque le protegiera tan bien a pesar de estar su alquimista claramente acobardado. Creo que le sirvió para sentirse más valiente y útil. Aunque esa valentía le dura nada y menos. La batalla en la ciudad es muy cruel. Especialmente la parte en la que aplastan la cabeza a una mujer y luego a un niño, me ha dado escalofríos. También la parte dónde descubre los cuerpos de su familia... ufff ¡qué duro! La mezcla de sentimientos de correr por tu vida y cuando por fin te sientes a salvo descubrir que no lo estás y encima encontrarte esa escena, es muy cruel. Entiendo que estaría en shock, se sienta vacío y no reaccionara mejor después de terminar el ataque. Aunque lo ideal hubiera sido ayudar a los heridos. Claramente no sirve como vigilante.

    La manera de alertar de distintos sucesos por medio de animales me ha parecido ingenioso. Una gran idea para tener un panorama general de lo que sucede en la ciudad, saber exactamente dónde esta el enemigo, atender un incendio en la menor brevedad posible, resguardarte en un lugar sin enemigos, etc. Brillante sin duda.

    En general, me gusta mucho la ambientación. Las distintas razas que van apareciendo, el funcionamiento ingenioso de la ciudad, la explicación de cómo funciona la relación entre los alquimistas y sus títeres, la variedad de títeres que hay y cómo se catalogan. Incluso el nombre de la ciudad, Marioneta, me ha sorprendido. Le paga fantásticamente bien teniendo en cuenta el trabajo de los ciudadanos. Por cierto, se agradece la información de los personajes y el glosario para conocer mejor todo este mundo que estas creando.

    Esta frase del ogro ha llamado poderosamente mi atención: " ¿Acaso piensan que ustedes son los buenos o qué? No, claro que no lo son, ustedes llevan más de cien años…" La oración incompleta me ha dejado en ascuas, pero teniendo en cuenta que lo que atacan siempre es la presa y la explicación posterior de la trol respecto a su estilo de vida sin agua, intuyo que quieren recuperar el agua para vivir. Los humanos tenemos la mala costumbre de pensar que la naturaleza nos pertenece y esta ahí exclusivamente para nuestro beneficio, sin prestar atención a cómo afectan nuestras acciones a otras especies.

    Sis me encanta. Me parece muy noble, alegre, generosa e inocente. Claramente ha vivido muchas penurias pero es cariñosa, proactiva y optimista. Marquio, por su lado, no hace más que desacreditarla y hacerle sentir mal. Te juro que cada vez que le habla de esa forma tan despectiva me crispa. Considero que la trol no se lo merece. Se ve que tiene buena voluntad y una meta noble que quiere cumplir, no sólo por ella sino por su pueblo. Claramente el alquimista no quiere decirle cuál es el suyo porque eso la pondría en su contra. En su cabeza puede ser un objetivo que hace por el bien, siendo una herramienta para volver a recuperar la confianza y respeto de los ciudadanos, pero seguro que no acaba bien. En las conversaciones entre ambos se deja ver todo el odio que le han inculcado a Marquio por las demás especies, siempre como peligrosas, amenazantes, de las que hay que librarse. Sis no hace más que rebatir todos los prejuicios que tiene pero él lo sigue sin entender. Ha comprobado que no corre peligro con ella pero le da igual, sólo mira por si mismo y busca la extinción de una especie.

    Cuando Sis mira su reflejo en el agua en busca de por qué el alquimista no la mira a los ojos y cuando lo hace los aparta asqueado, y se siente fea, fea por primera vez me ha roto un poco. Transmite tanta dulzura que saber que la está haciendo sentir tan mal me enfurece. Incluso la reacción del comerciante. ¡Me enfurece cómo hablan de ella! Jo, incluso se pone super contenta con su vestido nuevo y Marquio ni siquiera lo ha hecho como un regalo.

    Resumiendo, dale dos tortas a Marquio de mi parte para que espabile y cuida bien a Sis, tiene un gran corazón.

    Estoy deseando que aparezcan los dragones, son seres que me fascinan, y creo que el encuentro con ellos será un golpe de realidad para el alquimista. Me parece que descubrirá la verdad de la esencia de cada especie.

    Una historia muy entretenida e interesante. Me quedo a la espera del siguiente capítulo.
     
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    Dark RS

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    El Viaje del Alquimista y la Trol (Finalizado)
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    Fantasía
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    04. Banda y Tortuga-León



    Luego de otra semana de viaje, Marquio y Sistht finalmente están a tan solo medio día a pie del poblado Cure. Después de hablarlo seriamente, el alquimista continúa solo hacia el pueblo, dejando al dihilio y a la trol con la orden de esperarlo a unos dos kilómetros al este, ocultos de la vista de los viajeros.


    Una vez en Cure, Marquio se siente casi como en su ciudad natal, de no ser porque no tienen una presa o un canal, juraría que está de regreso en Marioneta. Las casas, edificios comerciales, plazas, calles y parques son tan similares a los de su ciudad que se pregunta si todas las ciudades de Tintagel se parecen entre sí. Todas las edificaciones son de madera o cemento, pintadas en colores oscuros o blancos, igual que en Marioneta. Se pone a analizar más de cerca las calles por las que transitan los carruajes y carretas, ninguna de estas es llevada por bestia alguna. Están hechas de adoquines cuadrados y no rectangulares como en su hogar. Aunque es una diferencia muy pequeña, es una diferencia al fin y al cabo. Los dos parques que encuentra, que son los únicos que hay, y que son diez menos que en Marioneta, tienen mucha mayor variedad de flores de colores vibrantes y árboles muy altos. Algunos de esos árboles tienen pequeñas casas de madera en las cimas, que seguramente sirven de escondites para los niños locales.


    Un hombre con una expresión muy seria se acerca a él. Es de ojos oscuros, calvo, con bigote castaño, boca pequeña, tamaño promedio y vistiendo pantalones azules, con una camiseta café y botas negras. Una placa en su pecho lo identifica como un vigía de Cure. Un títere complejo de batalla lo acompaña. Se trata de una especie de esqueleto de madera, con manos, pies y cabeza de metal, lleva una espada de doble filo en cada mano, viste un peto y casco de metal pintado en color rojo metálico.

    —¿Es usted nuevo en Cure? —cuestiona el vigía. Mirando detenidamente el títere redondo que acompaña al joven.

    —Sí, acabo de llegar hace un par de horas. He estado recorriendo la ciudad.

    —¿Puedo preguntar la razón de su visita?

    —Estoy de paso. Necesito comprar algunas cosas y ya luego seguiré con mi camino —informa el joven, notando lo rígido que es este hombre con la seguridad.

    —Ya veo. Espero encuentre usted todo lo que busca —dice el vigía, antes de continuar con su ronda alrededor del parque.

    —Supongo tienen alarmas que informaron sobre mi presencia —se dice Marquio, buscando algún títere en el cielo. Sobre su cabeza hay un rombo verde que apenas si logra divisar. No está seguro de lo que represente la forma o el color, pero seguramente fue lo que hizo al vigía interrogarlo.


    Va hacia el área comercial del poblado. Otra diferencia entre Marioneta y esta es que Cure tiene una única área comercial, le parece que sería mejor que hubieran dos, pero por el tamaño del pueblo y la cantidad de población es comprensible que solo tengan una. Aunque admite que es casi del doble del tamaño de la más grande de Marioneta. Encuentra un taller que se le hace muy particular, uno que ofrece servicios que no pensó alguien podría ofrecer. Venden títeres ya construidos, a los que solo les faltan las runas. Decide pasar por ahí una vez termine de comprar las provisiones.


    Adquiere suficiente alimento y otros artículos esenciales por mucho menos de lo que esperaba, le sobró bastante oro como para volver a comprar la misma cantidad, pero a la vez, es demasiado como para poder cargarlo él solo hasta donde lo esperan la trol y el dihilio. A duras penas logra llevar todo frente a la tienda donde venden los títeres ya construidos. Mira por el escaparate, varios títeres domésticos llaman su atención, pero no lo suficiente como para querer comprarlos. Entra a echar un vistazo y queda perplejo de la enorme variedad de piezas y títeres que ve por todas partes. Hay tantas herramientas que nunca ha visto que no puede dejar de preguntarse para qué puedan servir. Una puerta de madera da a lo que supone es un depósito. Un mostrador, junto a la puerta, exhibe herramientas de materiales muy difíciles de conseguir, lo que también significa que son las más caras.


    Detrás del mostrador se encuentra la dependiente, quien lo recibe con una amplia y cálida sonrisa. Él se sonroja al verla, es la chica más hermosa que jamás haya visto en su vida. Le calcula más o menos su misma edad, no tan alta, pero tampoco baja, de cabello castaño largo, ojos grises y grandes. Además de un atrayente lunar en su cuello que se asoma bajo el cuello de la camisa de seda blanca que queda perfecta con el overol café claro que viste.

    —Buenos tardes —saluda ella, pasándose un mechón de cabello hacia atrás de la oreja derecha.

    —Bu-bu-buenas —contesta al saludo Marquio, sonando muy nervioso.

    —¿Qué desea? —mantiene la sonrisa todo el tiempo.

    —Qui-qui… —sacude la cabeza, tratando de espabilarse —. Quisiera un títere que me cargue las provisiones.

    —¿Cómo qué estás pensando? —cuestiona ella, mirándolo directamente a los ojos.

    —Y-yo… —respira hondamente —. Quiero una especie de carreta.

    —Me temo todos los modelos de carreta que construimos ya están registrados. Desafortunadamente no podemos hacer más con esa forma.

    —¿Registrados? —pregunta confuso.

    —Ya me parecía que no eras de aquí —cierra por un momento los ojos, haciendo que al chico se le corte la respiración por el hermoso combo de sonrisa y ojos cerrados que muestra en su rostro.

    —Soy de Marioneta.

    —Ya veo, la ciudad de la presa —pierde la sonrisa por un momento, para mostrar un rostro pensativo, luego vuelve a su anterior expresión —. Te lo explicaré. Hace unos cinco años se presentó un terrible problema ocasionado por robos y la aparición de títeres similares a otros. Fue un desastre, muchos acabaron siendo condenados a cuantiosas multas y un par de alquimistas fueron expulsados del pueblo para siempre.

    —Suena horrible.

    —Lo fue, sí, lo fue. Por eso, ahora hay que registrar los modelos de los títeres, con sus características físicas y demás. No pueden haber dos modelos muy parecidos y hemos hecho tantas carretas y carruajes que ya se nos acabaron las ideas para idear nuevas diferencias —explica, esperando no tener que volver a hacerlo. Aunque siempre termina dando el mismo discurso a los forasteros.

    —¿Hay alguna clase de caja? —pregunta, suponiendo que sería una buena segunda opción.

    —Veamos —toma un libro muy grande y grueso que estaba oculto detrás del mostrador —. Parece que cuentas con algo de suerte. Hay uno que podría interesarte —deja el libro de vuelta donde lo encontró.


    Una plataforma de madera, reforzada con una plancha de acero abajo, llega levitando. Sobre la misma hay una especie de caja de madera de forma cuadrada, la misma es completamente lisa.

    —Este es Rombo, un títere simple de almacenaje. Está construido para levitar en forma de rombo. El problema es que la tapa, que es una de la puntas, la que queda hacia arriba, no es tan amplia, por lo que no se pueden meter cosas muy grandes, aunque los sacos pequeños caben a la perfección. Y por cierto, el interior está reforzado y acolchado, para evitar que los frascos de vidrio se quiebren en caso sea derribado. Y puede ser tuyo por tan solo doce monedas de oro. El problema es que lo tenemos que registrar en el municipio y hasta después de que se acepte el registro es que le puedes tallar las runas, por lo que no podrás llevártelo hasta mañana a medio día. Incluso permitimos usar las herramientas del taller, ya sabes, en caso quieras que salga de aquí funcionando.

    —Puedo esperar hasta mañana, igual no me urge irme pronto. Me hospedaré por aquí y volveré mañana a tallar la runa a mi nuevo títere. —Coloca cuatro monedas de oro sobre el mostrador, dos con el símbolo del número cinco y dos con el del número uno.

    —Gracias por su compra, estimado cliente —agradece la mujer, sonriendo complacida por haber cerrado la venta.


    Al mismo tiempo, Sistht llega al lugar donde le pidió Marquio que lo esperara. Es una zona bastante alejada del camino principal, pero desde ahí se pueden ver las carretas y viajeros sin el temor de verse expuesto. La trol baja todo de sobre el lomo del dihilio. La bestia procede inmediatamente a echarse a dormir, pareciendo de inmediato como una roca que siempre ha estado ahí. La trol se come un trozo de pan duro, el cual traga a duras penas con agua. Se recuesta a su amado transporte, mirando atentamente el camino, convencida de que en cualquier momento volverá su amigo alquimista y podrán seguir el camino a la Ciudad de los Dragones. Cuando se comienza a quedar dormida, escucha algo que la hace despabilarse rápidamente. Ve a lo lejos algo que reconoce al instante, se sienta sobre Oye a esperar. Poco después de una media hora, un numeroso grupo de troles, bastante escandalosos, pasan cerca de ella. La trol se para y comienza a agitar los brazos para llamar la atención de ellos.

    —¡Banda, banda! —grita Sistht feliz de ver a tantos de su propia raza. A un grupo de troles se les conoce como banda y así ha sido costumbre desde hace muchas generaciones de troles.


    Varios gritos imposibles de reconocer como palabras comienzan a ser emitidos de entre el grupo. De entre todos esos pequeños seres de piel grisácea, uno parece estar diciendo el nombre de la chica. De la multitud, sale un trol, no tan delgado, sin nada de cabello y un taparrabos café oscuro como vestimenta, para ver a la chica más de cerca.

    —¡Sistht, Sistht! —grita entusiasta. La banda comienza a gritar saludos hacia la desconocida.

    —¡Chinchinchin, años sin mirarte, amigo! —va y lo abraza — ¿Dónde te habías escondido, tontito?

    —Andar con banda —señala al grupo —. ¿Cómo andar la vieja?

    —Amá estaba más fuerte que una pirámide cuando me largué de casa. Pero ya sabes… anda por las treinta y tres vueltas al calendario y no creo aguante mucho —comenta algo decaída. Los troles comunes suelen tener una vida promedio de treinta y cinco años, por debajo de los sesenta años que viven los troles rey y mucho menos que los ciento cincuenta que viven los troles chamán.

    —Conocer a un viejo que vivir hasta las treinta y ocho vueltas. Poder ser que la vieja aguantar hasta que regresar a casa. ¿Qué cosa hacer acá?

    —Voy a visitar a los dragones y rogarle al rey por agua para Gefangnis. ¿Y ustedes, banda, qué hacen por estos lugares tan lejotes de casa?

    —¿Qué gustar hacer, banda? —cuestiona Chinchinchin.

    —¡Comida, agua, cosas! —grita todo el grupo al unísono.

    —Saqueando pueblos, la verdad que suena divertido —se dice Sistht, deseando unirse al grupo.

    —Es, es —asiente el amigo de la trol —. Ir a golpear alquimistas en Cure.

    —No pueden, no Cure. Mi amigo Marqui anda en Cure consiguiendo cosas.

    —Chinchinchin no decir que golpear en Cure, jefe decir que golpear en Cure. Jefe decidir dónde golpear banda.

    —No hay rey trol que se vea —comenta Sistht, viendo que ninguno de los troles es de mayor tamaño que el resto.

    —No rey trol, jefe ser trol chamán —explica su amigo —. ¡Jefe, jefe, venir!


    De entre la banda sale un trol que resalta mucho en comparación a los demás. De piel naranja opaco y sumamente reseca, con enormes verrugas en su cuerpo, pero ninguna en su cabeza aplastada, dientes negros sobresalen mucho de su larga boca. Vestido con un taparrabos negro que llega hasta el suelo, además de una capa de piel, que comenzó color blanca pero ahora está tan sucia de tierra y sangre que nadie diría que alguna vez lo fue.

    —Yo soy el jefe de esta banda, Hul Silantus, un chamán especializado en magia de rayo —de sus largas manos comienzan a salir chispas.

    —Jefe, ella ser amiga, Sistht. Ella querer que no golpear en Cure —explica Chinchinchin.

    —Se lo suplico, jefe Hul, mi amigo anda en Cure —la chica trol se pone de rodillas, coloca las manos contra el suelo y baja la cabeza, en señal de sumisión —. Lo que sea lo hago si no golpea en Cure.

    —Ese amigo debe ser especial —comenta el chamán, rascándose el trasero con ambas manos.

    —Marqui es super. Sabe mucho y vamos a ver al rey dragón juntos —informa ella, sin cambiar su posición —. Le suplico, jefe Hul, no golpear en Cure.

    —Te tomaré la palabra de que harás lo que sea. Quitate la ropa en este momento —ordena el chamán.

    —Sí, jefe Hul —la chica obedece de inmediato. Coloca su vestido con cuidado encima de Oye, para que no se vaya a ensuciar —. Estoy lista —murmura con las mejillas oscurecidas, realmente no le molesta hacerlo así, lleva mucho tiempo sin tener sexo, y si llega a quedar preñada de un chamán podría dar a luz a un trol chamán, que tendría grandes habilidades mágicas y una vida mucho más larga que la de un trol común.

    —Chinchinchin, ya que ella es tu amiga, tienes que participar —ordena su líder.

    —Sí, vamos Chinchinchin, entre más mejor —le dice su amiga, guiñándole un ojo de forma pícara.


    Luego de unas tres horas, la banda de troles se desvía de su destino original hacia el norte.


    Sisth queda desnuda y agotada, mirando al cielo. La experiencia fue mucho más intensa de lo que jamás había vivido antes. Su amigo Chinchinchin no fue para nada sobresaliente, pero el jefe Hul la usó de formas que la dejaron sintiendo que moriría de placer. No logra ponerse en pie durante horas. Al anochecer comienza a llover, las gotas de agua la obligan finalmente a levantarse para poner a salvo su vestido. Se queda sentada al lado del dihilio.

    —Comienza a helar —se dice, sacando una manta de entre las cosas que bajó del lomo de la bestia más temprano —. Aunque es nada junto a las noches de Gefangnis. Espero que Marqui no esté pasando frío en este momento. — Cae dormida por el cansancio del día tan agitado que tuvo.


    Para la mañana siguiente, mientras Marquio tiene un desayuno abundante en una cafetería, Sistht busca bajo las piedras por insectos para poder comer. La chica trol se sienta a comer cinco gusanos gordos y jugosos que logró encontrar, observando a Oye comer el pasto húmedo.

    —Ojalá que Marqui haya podido encontrar algo para la mañana —se hace tragados dos gusanos sin masticarlos. Le gusta la sensación de estos bajando por su garganta —. Espero que llegue pronto, extraño a ese alqui. — Nota una gran roca que está segura ayer no estaba ahí —. ¿Será este un pariente tuyo que te vino a ver, Oye?


    Se traga los otros tres gusanos de un solo tirón, se relame los labios y se limpia la boca con la mano derecha. Se acerca, cautelosamente, a esa nueva roca. La rodea, manteniéndose a dos metros de distancia siempre. Mide metro y medio de altura y poco más de dos de largo. Tiene seis agujeros en la parte baja. Es segmentada, color verde oscuro y con algo de moho en algunas partes.

    —Es descortés mirar a los demás mientras duermen —dice la roca de repente.


    Sistht da un salto de medio metro hacia atrás por el susto. Comienza a gruñirle.

    —Perdona por asustarte —se escucha dice la voz, luego parece que bosteza.


    De los agujeros de la roca comienzan a asomarse cuatro patas como de tortuga, bastante ásperas color verde claro, así como una cola y cabeza como de león, con escamas verde claro en lugar de piel, además de melena y borla abundantes color azul oscuro. Los ojos de la bestia son tan rojos como la sangre, lo que altera mucho a la trol, quien se oculta detrás de Oye.

    —No creo que mi melena despeinada dé para esa reacción tan exagerada —comenta la bestia, bostezando inmediatamente.

    —¿Qué mierda eres tú? —cuestiona, asomándose apenas por detrás de la pata trasera del dihilio.

    —Vaya lengua tienes —vuelve a bostezar. Los ojos le brillan de una tonalidad roja intensa.

    —Eres de infarto, viejo. Da la impresión de que un león de desierto enfermo y drogado se metió dentro de una tortuga gigante.

    —Te paso el insulto solo porque tengo mucho sueño —sacude la cabeza para despabilarse —. Ya que no pareces saberlo, soy un tortuga-león. Los tortuga-león habitamos en el país Orbis Litore, al norte de la Ciudad de los Dragones.

    —Te juro por mi amá que ni idea de que ese lugar existe —dice, saliendo al descubierto —. ¿No comen carne de trol?

    —No creo que los troles sepan bien —se dice pensativo —. Los tortuga-león somos omnívoros, bueno, comemos de todo, para que me entiendas. Pero honestamente preferimos peces y frutas jugosas a otros alimentos. La carne de trol es tan seca y dura que preferiríamos comer pasto antes que tener que comernos a uno de los de tu raza.

    —Menos mal —suspira aliviada —. ¿Qué haciendo tan lejos de casa?

    —Recorro el continente, para conocer todos los países, las razas y aprender cosas nuevas. ¿Qué hace una trol solitaria en territorio de alquimistas?

    —Viajo con mi gran amigo Marqui en rumbeo a la Ciudad de los Dragones —informa, sonriente.

    —¿Ese dihilio se llama Marqui?

    —Oh, no, él se llama Oye. Marqui es el nombre de mi amigo alquimista. Ahorita está allá en Cure, comprando cosas, y yo lo espero acá.

    —¿Qué razón lleva a un alquimista a la Ciudad de los Dragones? —cuestiona curioso.

    —Parece que quiere que los dragones amisten a los ogros con ellos, para que no los golpeen más.

    —¿Ogros atacando alquimistas? —se queda pensativo por unos momentos — ¿Es ese tal Marqui de Marioneta, por casualidad?

    —¡Sí, Marqui es de ahí! —responde entusiasmada, al reconocer el nombre — ¿Has curiosidado el lugar?

    —Pasé por ahí hace unas semanas. Nadaba en el río Soul, pero me tuve que devolver cuando vi que el río estaba siendo bloqueado por una presa. No creí que alguien de Marioneta se arriesgaría a meter a los dragones en sus asuntos… Interesante.

    —No entiendo lo que dices, pero también creo que es interesantísimo —le dice, dando saltitos de emoción.

    —Si vas a ver al rey de los dragones, debes saber que hay ciertas etiquetas que se deben seguir.

    —¿Etiquetas? —cuestiona confundida.

    —Cosas, ciertas cosas que se deben hacer. Y es muy importante que las conozcas, porque hay severos castigos por faltarle al respeto al rey dragón.

    —Suena aburrido, viejo.

    —Presta atención o no lo hagas, me da lo mismo. No es mi vida la que está en juego si metes la pata al dirigirte al rey de los dragones —bosteza durante un buen rato.

    —Está bueno, viejo, escupe lo que sea —acepta la trol, rodando los ojos.



    ★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★


    Nombre: Marquio Constance (Marqui)
    Raza: Alquimista
    Profesión: Desempleado
    Edad: 20 años
    Género: Masculino
    Cabello: Negro
    Ojos: Cafés
    Altura: 1, 54 cm
    Piel: Moreno
    País/Ciudad de Origen: Tintagel (Marioneta)
    Marionetas: Hilo, Luna Llena, Jubileo
    ________________
    Nombre: Sistht Thirthh (Sis)
    Raza: Trol Común
    Profesión: No Conoce el Término
    Edad: 16 años
    Género: Femenino
    Cabello: Rubio
    Ojos: Negros
    Altura: 1, 18 cm
    Piel: Gris
    País/Ciudad de Origen: Gefangnis
    Armas: Colmillos
    ________________
    Nombre: Oye
    Raza: Dihilio
    Especie: Reptil
    Edad: 38 años
    Género: Masculino
    País/Ciudad de Origen: Gefangnis
    Armas: Su Pesado Cuerpo
    ________________
    Nombre: ---
    Raza: Alquimista
    Profesión: Vigía de Cure
    Edad: ---
    Género: Masculino
    Cabello: Calvo
    Ojos: Negros
    Altura: 1, 53 cm
    Piel: Moreno
    País/Ciudad de Origen: Tintagel (Cure)
    Marionetas: Esquelgor
    ________________
    Nombre: ---
    Raza: Alquimista
    Profesión: Dependiente (Tienda de títeres de Cure)
    Edad: 21 años
    Género: Femenino
    Cabello: Castaño y Largo
    Ojos: Grises
    Altura: 1, 48 cm
    Piel: Morena
    País/Ciudad de Origen: Tintagel (Cure)
    Marionetas: Rozia
    ________________
    Nombre: Chinchinchin
    Raza: Trol Común
    Profesión: Asaltante
    Edad: 17 años
    Género: Masculino
    Cabello: Calvo
    Ojos: Negros
    Altura: 1, 20 cm
    Piel: Gris
    País/Ciudad de Origen: Gefangnis
    Armas: Colmillos
    ________________
    Nombre: Hul Silantus
    Raza: Trol Chamán
    Profesión: Asaltante
    Edad: 27 años
    Género: Masculino
    Cabello: Calvo
    Ojos: Negros
    Altura: 1, 26 cm
    Piel: Naranja Opaco
    País/Ciudad de Origen: Gefangnis
    Armas: Colmillos y Magia (Rayo)
    ________________
    Nombre: (Leo)
    Raza: Tortuga-León
    Profesión: Nómada
    Edad: ---
    Género: Masculino
    Cabello: Azul Oscuro
    Ojos: Rojos
    Altura: ---
    Escamas: Verde Claro
    País/Ciudad de Origen: Orbis Litore
    Armas: ---
    ________________
    Nombre: Hilo
    Uso: Costura-Modificado
    Complejidad: Simple
    Materiales: Madera
    Armas: Hilos de Acero
    Alquimista: Marquio
    ________________
    Nombre: Rombo
    Uso: Almacenaje
    Complejidad: Simple
    Materiales: Madera, Tela y Algodón
    Armas: ---
    Alquimista: Marquio
    ________________
    Nombre: Esquelgor
    Uso: Batalla
    Complejidad: Complejo
    Materiales: Acero y Madera
    Armas: Espadas de Doble Filo (2)
    Alquimista: Vigía de Cure
    ________________
    Nombre: Rozia
    Uso: Transporte
    Complejidad: Simple
    Materiales: Acero y Madera
    Armas: ---
    Alquimista: Dependiente de Cure

    Lugares:
    Orbis Litore: País costero localizado al norte de la Ciudad de los Dragones. Habitado por tortuga-león.

    Razas:
    Tortuga-León: Raza quimérica entre tortuga y león. Se les considera la raza inteligente más resistente de todas. Pacíficos por naturaleza.

    Otros:
    Registro de Títeres: En algunas ciudades de Tintagel, como Cure, se deben registrar los títeres para evitar copias no autorizadas de modelos originales.
    Banda: Nombre por el que se conoce a un grupo de troles.
     
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  7.  
    Its

    Its Adicto

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    He disfrutado de la historia hasta que ha llegado la parte en que la banda de trols hacen que Sis se desvista para divertirse entre todos. Ya sé, la trol comenta que no le importa tener sexo de esa manera pero no me ha gustado la situación en sí aunque para ellos pueda ser normal. Encima, me molesta todavía más porque sé que Marquio no lo va a apreciar.

    Bueno, dejando esa escena de lado... La nueva ciudad me ha parecido interesante, la tienda de títeres es especialmente atrayente. Creo que yo también hubiera disfrutado descubriendo los distintos títeres que tienen y su funcionamiento. La explicación de la dependienta respecto a por qué no fabrican algunos que sean similares me ha sorprendido, es una buena estrategia para evitar que te culpen si no has sido tú quien lo haya hecho. Sobre los robos, etc. y que luego la banda de trols confesaran que iban a hacer lo mismo... No sé si habrán sido ellos en alguna otra ocasión o simplemente es casualidad.

    Por cierto, me hubiera gustado que el alquimista hubiera comprado o por lo menos investigado algún títere más interesante o diferente. Aunque tengo curiosidad en cómo dibujará luego las runas.

    De nuevo las comparaciones odiosas entre el estilo de vida de Marquio e Isis. Él disfrutando de un abundante desayuno y ella buscando bichos bajo rocas. En fin, sigo pensando igual que en los capítulos previos. Sis es genial, un encanto de persona y piensa mucho en los demás. Marquio por su parte, no me cae bien. Espero que vaya espabilando, madurando y sobre todo tratando mejor a Sis. Eso si, me ha hecho mucha gracia cuando se ha puesto tan nervioso hablando con la dependiente.

    La aparición final del tortuga-león me ha gustado, es una combinación de lo más curiosa. La información que ha proporcionado respecto a la presa de Marioneta ha sido curioso, lo vuelvo a enlazar con mi pensamiento previo, que estén acaparando el agua sólo para ellos no va a traer nada bueno. De nuevo otro personaje sorprendido que quieran involucrar a los dragones con los asuntos de Marioneta. Tengo ganas de saber si el tortuga-león coincidirá también con el alquimista.
     
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  8. Threadmarks: 05. Borrego y Vigía
     
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Título:
    El Viaje del Alquimista y la Trol (Finalizado)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    7
     
    Palabras:
    3519
    Primero que nada, quiero a agradecer a Its por leer esta historia. Creí que sería otra de mis historias que se iría a la sección de terminados sin que nadie lo leyera.
    Este es el penúltimo capítulo, osea que el siguiente ya es el último. Quería hacer una historia corta, y por eso hay tantos saltos temporales de días o hasta semanas en los que no se sabe lo que ocurre con los personajes.
    Sobre los comentarios de Its. Ya en el siguiente sabrás si tienes razón o no sobre tu teoría de la presa. Los troles tienen costumbres muy primitivas, y sabía bien que esa parte que te desagradó no gustaría a los lectores, pero igual la puse ya que, al igual que algunos humanos, hay troles que piden esa clase de pagos por un favor. Los robos en Cure no fueron obra de troles. La banda del trol chamán, al igual que otras bandas de troles en todo el continente, asaltan ciudades, matan, destruyen y roban todo a su paso, es por eso que muchas razas consideran a los troles como peligrosas amenazas. Los robos de Cure fueron perpetrados por alquimistas que vieron títeres sobresalientes y quisieron reproducirlos y venderlos. Por último, sobre la aparición del tortuga-león, es algo que me gusta hacer, poner personajes de otras historias, para conectarlas.

    05. Borrego y Vigía



    Para casi el anochecer, Marquio finalmente llega al lugar donde le dijo a Sistht que lo esperara, y efectivamente ahí la encuentra, dormida contra el dihilio, el cual devora pasto tierno con ganas. Como no le ve sentido a salir casi siendo de noche, prepara una fogata para acampar en ese lugar hasta el siguiente día. La trol despierta al olfatear el olor de la carne que se cocina en el agua. Se alegra mucho de ver que su amigo finalmente llegó.

    —¡Marqui, te extrañé mucho! —grita feliz, dando saltitos de un lado a otro.

    —Eres muy escandalosa —reprende él, añadiendo vegetales picados a la sopa que está preparando.

    —No me lo creerás todo lo que pasó mientras te esperaba. Conocí a un tortuga…

    —No me interesa —la interrumpe, sirviéndole un platón de sopa, con extra porción de carne.

    —Gracias —toma el platón de madera, que rebosa de sopa caliente. La sopla para enfriarla un poco.

    —Calculo que las provisiones que traje alcanzarán para el resto del viaje. Pasaremos al bosque Cotton, solo para recolectra materiales, luego subiremos por la montaña que está justo detrás de ese bosque. Se supone es la más regular, así que el dihilio debería poder subirla sin contratiempos. Al bajar de esa montaña saldríamos casi al final del bosque Niger, y entonces estaríamos a unos tres días de viaje para llegar al castillo de los dragones.

    —Si lo dices, es porque debe ser así, Marqui —afirma la trol, devorando salvajemente la carne.

    —Asco. Al menos cierra un poco la boca cuando comes.


    Luego de dos días de viaje, el dúo llega al bosque Cotton. Este bosque recibe su nombre gracias a que es habitado por una gran cantidad de plantas y animales que producen algodón o lana. Muchos alquimistas lo conocen erróneamente con el nombre de Bosque Blanco. Se detienen por culpa de una criatura que logran divisar antes de que esta los vea a ellos. Se trata de una especie de primate, con lana gris en lugar de pelaje, sus manos, pies y rostro son color verde oscuro. Mide cerca de dos metros y medio de altura.

    —¿Qué mierda es esa cosa? —cuestiona murmurando Sistht.

    —Un borrego gris —responde el alquimista, reconociendo a la bestia de un libro que leyó durante sus lecciones cuando era niño.

    —¿Es golpeador?

    —Es muy territorial y se alimenta de criaturas pequeñas como los... —observa preocupado a la pequeña chica a su lado — troles.

    —No suena como un buen chico…



    El borrego empieza a olfatear muy fuerte, produciendo gruñidos, se relame el corto hocico al detectar una potencial presa cerca. Comienza a correr, doblando algunos árboles en su camino.

    —¡Corre! —grita el alquimista.

    —¡Rayos, rayos, rayos!


    Sistht comienza a correr a cuatro patas, como un animal, de esta forma puede correr dos veces más rápido que con solo sus piernas. Se mueve entre los árboles en zigzag, manteniendo lejos a su perseguidor tanto como le es posible. El títere Jubileo cae desde la copa de un árbol, cayendo sobre la espalda de la hambrienta bestia, saca la lengua y arroja una feroz llamarada desde la gema. La lana del borrego se prende en llamas rápidamente. La bestia comienza a golpearse contra los árboles, para apagar el fuego que consume su abultado pelaje, destruyendo por completo al camaleón de madera en el proceso. El borrego termina por correr, en busca del lago donde suele beber agua todos los días.

    —Gracias, Marqui, lo vi más cerca que a una garrapata en el ojo —dice aliviada la trol. Nota el rostro triste del que considera su mejor amigo, y se preocupa al verlo así —. ¿Qué pasa, Marqui? —nota los trozos del títere Jubileo —. Lo siento, Marqui —trata de alcanzar al alquimista con su larga mano, pero este se la aparta de un golpe.

    —No quiero compasión de ti. Lo perdido, perdido está —suspira.

    —¿No crees se puede armar? —cuestiona la chica, levantando los trozos.

    —No. Tendría que hacerlo completamente nuevo, y ya no sería el mismo. Deja eso y volvamos al dihilio para continuar el viaje.

    —Voy. — Se siente culpable de que su amigo haya tenido que perder un valioso recuerdo familiar para poder salvarle la vida. Tira al suelo los trozos de madera que había levantado y encuentra la pequeña gema que usaba el reptil para escupir fuego, la recoge y se la mete en la faja del vestido.


    Continúan atravesando Cotton, se tienen que detener varias veces y ocultarse al encontrarse con diversas criaturas peligrosas que prefieren no enfrentar. Al siguiente día de haber llegado al bosque, y estando a menos de cinco kilómetros de salir del mismo, un árbol cae frente a ellos, bloqueándoles el paso. Afortunadamente, Oye logra detenerse justo a tiempo y no salen heridos. Un ser de madera y acero, con seis brazos y cuchillos como manos se aparece frente a ellos. Marquio lo reconoce de inmediato como el títere de su supervisor; Insectro, lo que no entiende es lo que pueda estar haciendo en un lugar como este, tan lejos de Marioneta.

    —Marquio Constance, tienes que detener lo que sea que intentas hacer —ordena Jeremiah, apareciendo detrás de ellos. Viene montando un títere que se parece a un caballo de madera sin cabeza o cola.

    —No lo entiendo, ¿acaso no sería lo ideal que los dragones maten a todos los ogros? ¿No acabaría eso nuestros problemas para siempre? —cuestiona confuso el joven alquimista.

    —¿Matar? ¿No ibas a rogarle a los dragones ayuda con el pleito contra los ogros? —interroga sorprendida la trol.

    —A eso me refería —se corrige Marquio.

    —Chico tonto —dice el hombre, negando con la cabeza —. No te lo podría explicar aquí, y menos frente a un sucio trol, pero, jamás hay que meter a los dragones en los asuntos de nuestra ciudad. ¡Jamás!

    —No lo entiendo, realmente que no —se baja del lomo del dihilio —. ¡Si alguien hubiera hecho esto desde antes mi familia no habría muerto!

    —Por última vez, ¿vas a volver por las buenas, sí o no? —sentencia Jeremiah, perdiendo la paciencia.

    —¡No, completaré mi viaje y libraré a nuestra ciudad de esos asquerosos ogros de una vez por todas!

    —Lamento que hayas decido el camino difícil.


    Insectro se lanza sobre Marquio, atacándolo desde la espalda, Luna Llena, el títere esfera de acero, se interpone en el camino, salvándolo de una muerte segura. Hilo se coloca a los pies de su dueño. Varios hilos de acero salen de los hoyos de este.

    —¡Yo te salvaré, Marqui! —grita Sisth, sin entender lo que ocurre. Pero supone que si logra derribar al dueño del muñeco que atacó a su amigo, este dejará de atacar. Oye corre pesadamente hacia el vigía. Jeremiah salta, dejando a su títere de transporte ser destruido por la embestida, se para sobre el lomo del dihilio, toma del cuello a la trol y se baja de un simple salto. Oye continúa avanzando, sin tener a un jinete que lo controle, se detendrá hasta que le apetezca hacerlo.

    —Te lo pediré una vez más, Marquio Constance. Regresas a Marioneta o la mataré —amenaza, sosteniendo a Sistht con su brazo izquierdo, ahorcándola, mientras que con su mano derecha sostiene un cuchillo de cacería justo contra el cuello de la trol.

    —Estoy muy cerca… —observa a la trol, se nota se está ahogando, cada vez se retuerce con menos fuerza, advirtiendo que está por perder la conciencia.


    Marquio opta por huir, no cree que Jeremiah llegue a matar a Sistht, y aunque lo haga, el mundo realmente no extrañará a un trol. Hilo lanza uno de sus hilos y al primer intento logra atar el tórax de Insectro contra el árbol caído, manteniéndolo inmóvil. Al mismo tiempo, Rombo se lanza contra el enemigo en un ataque suicida, rompiéndose en pedazos. El joven corre a toda velocidad hacia la salida del bosque, llevándose tan solo el bulto donde guarda las piezas de Aguja.


    El alquimista corre usando todas sus fuerzas, con sus títeres esféricos siguiéndolo muy cerca. No está seguro cómo, pero logra correr los cinco kilómetros en menos de media hora, sin detenerse o desacelerar.


    Justo frente a él, a medio kilómetro, se encuentran las faldas de una montaña, que obviamente pertenece a la Cadena Montañosa Dragón Divino, donde comienza el país Ciudad de los Dragones, una vez logre llegar a la frontera, se encontrará a salvo. Se voltea, y se siente aliviado al ver que nadie lo persigue. Para su sorpresa, y mayormente desgracia, Insectro cae del cielo justo ante a él. El mismo presenta algunas fisuras en sus brazos y tórax, producto del ataque de Rombo. El títere de seis brazos se lanza a atacar al joven alquimista con las cuchillas. Luna Lena se atraviesa, lanzando un helado gas blanco desde los hoyos, creando un escudo de hielo que frena el ataque. Insectro comienza a atacar frenéticamente, destruyendo lentamente el escudo que lo separa de su presa.


    Un segundo títere cae del cielo, solo que este es mucho más grande e intimidante que Insectro. Se trata de un ser humanoide de madera con refuerzos de acero en las articulaciones, el cual mide fácilmente cuatro metros de altura. En lugar del brazo derecho tiene un cañón, y en lugar del izquierdo un sable de dos metros de longitud, sus piernas son gruesas, pero simples, con ruedas en la planta de los pies En su cabeza hay dos cañones como ojos y una sierra de diamante en lugar de boca. El joven alquimista usa toda su fuerza para no orinarse en los pantalones por el miedo. Ante él se encuentra un títere gigante complejo de combate.

    —Es una desgracia que me vea obligado a esto —dice Jeremiah, saliendo del bosque, tiene algunas manchas de sangre oscura en su brazo izquierdo —. No creo tengas el honor de conocerlo, pero lo harás ahora, te presento a mi compañero vigía; Bulk.


    Marquio siente la necesidad de rendirse para poder sobrevivir, pero al mismo tiempo, cree que ha escapado demasiadas veces de sus problemas, y está tan cerca de un lugar seguro que se obliga a pensar que aún tiene esperanzas de conseguirlo. Y para eso solo tiene una pequeña esperanza, pero tiene que sacrificar todo para lograrlo.

    —Señor Jeremiah —coloca el bulto en el suelo —, realmente no creo que haya una razón para que me intente detener. Mi causa es justa, realmente creo que lo es.

    —Eres algo joven para entenderlo completamente, pero si regresas te lo explicaremos todo. No quiero tener que matar a uno de los habitantes de Marioneta, pero si me obligas lo haré.

    —Lo sé, por eso no tengo otra opción más que ¡defenderme!


    Del bulto salen cinco piezas de madera que encajan entre sí. Un tórax rectangular de madera y cuatro brazos, dos de los cuales tienen enormes tijeras de jardinería en lugar de manos, y los otros dos con manos de cuatro dedos, sostienen largas agujas de plata de casi un metro de longitud. Hilo se acopla abajo de Aguja, saca un par de hilos de acero, los cuales se mueven como tentáculos hacia arriba, hasta rodear por completo los brazos con dedos de Aguja.

    —Aguja e Hilo —murmura para si mismo, recordando el cuidado que tuvo de que su títere encajara en el de su hermano. Y le duele el pensar que su hermanita iba ser quien construyera la cabeza.

    —Aunque tengas dos títeres que se combinen, no lograrás hacer nada contra Bulk.

    —Señor Jeremiah, no debería subestimar así la herencia de la familia Constance.


    Luna Llena comienza a expeler aún más gas helado, congelando dos de las cuchillas de Insectro al escudo. Inmediatamente, la esfera metálica comienza a rodear el escudo, creando una prisión de hielo desde la que el títere del vigía de Marioneta no es capaz de recibir la magia de su creador, por lo tanto, no tiene orden alguna que obedecer y en consecuencia deja de moverse.

    —Impresionante, tus padres tenían un impresionante talento para adaptar gemas elementales a sus títeres —admite el hombre, realmente impresionado —. Pero no te será de tanta utilidad en contra de Bulk.


    El gigante de madera ataca velozmente con su espada a Luna Llena, logrando incrustarla contra la tierra. Cuando levanta la espada, se puede apreciar que la esfera de acero se encuentra toda abollada. Cuando el redondo títere está por levantarse, Bulk dispara una estaca de roca desde su cañón, terminando de destruirla.

    —Sin embargo, yo también sé bien como usar gemas elementales en mis creaciones —presume el vigía.


    Bulk levanta su cañón, del mismo se dispara una bola de fuego hacia Marquio. Pero el títere combinado usa la aguja de plata, la cual sostiene con el hilo de acero, y la arroja hacia una roca, la cual levanta y atraviesa en el camino de la bola de fuego. La aguja vuelve, gracias al hilo, a la mano del títere.

    —No caeré sin dar pelea, señor Jeremiah.

    —Solo retrasas lo inevitable. No podrás pasar mientras Bulk esté en tu camino, Marquio.


    El enorme ser prepara nuevamente su cañón. Un fuerte sonido proveniente del bosque llama la atención de ambos alquimistas, y por consecuencia de sus títeres. Unos árboles salen volando por algo que los embiste con violencia.

    —¡Deja a Marqui! —grita Sistht, cabalgando sobre Oye. Tiene todo su vestido lleno de sangre, y un corte poco profundo en la garganta, desde el que pierde sangre lentamente.


    El dihilio y la trol se dirigen hacia el vigía, esperando derribarlo, pero Bulk les dispara una bola de fuego que los prende a ambos en llamas y los manda a volar de regreso al bosque, donde se inicia un feroz incendio en un instante. Aves y animales comienzan a escapar en todas direcciones. Tres borregos aterrados y envueltos en llamas, uno gris y dos blancos, corren hacia Jeremiah. En un veloz movimiento, Bulk arroja su sable, partiendo a las tres bestias por la cintura, y matándolas en el acto.

    —¡Ya es mucho el tiempo que…! —comienza a gritar el vigía lleno de ira, pero se detiene ante el terror de ver que Marquio se encuentra en camino hacia la montaña.


    El joven alquimista se encuentra atado al cuerpo de su títere combinado gracias a los hilos, y como este ser de madera y metal levita, y por lo tanto cuando avanza lo hace volando, se mueve mucho más rápido que el alquimista al correr.


    Bulk comienza a lanzar bolas de fuego, hielo, estacas de roca y relámpagos hacia el joven. Pero Marquio ordena a sus títeres que se muevan en zigzag, evitando, por poco, cada ataque. Desafortunadamente, una estaca de hielo logra dar en Aguja, haciendo que este se desequilibre y caiga al suelo, soltando al alquimista.


    A pesar de tener una pierna fracturada y un brazo desmontado, sufridos por la caída, Marquio no se detiene, continúa arrastrándose unos metros más. Un último ataque de fuego del enorme títere es frenado de la nada por un ser humanoide que aparece en un parpadeo. Este ser tiene la piel escamosa color rojo, cabello negro brillante, con el fondo de los ojos azules y el iris verde en forma de trébol de cuatro hojas. Dos cuernos sobresalen de su frente. Usa una armadura color anaranjado metálico.

    —Toda hostilidad dentro de la Ciudad de los Dragones es considerada un acto de guerra contra nuestro país. Por lo tanto, alquimista, detenga sus ataques o lo tomaré como que es usted una amenaza para nuestro país —advierte el de armadura naranja, cruzándose de brazos.

    —No intentaré nada más. Me retiraré de inmediato, si eso está bien con su persona —dice el vigía, completamente aterrado. Jeremiah, nunca en su vida había visto a un dragón tan de cerca, y ahora que lo tiene enfrente, no puede evitar sentir un frío sentimiento que le recorre todo el cuerpo.

    —No hay ningún problema, siempre que no vuelva a realizar ninguna hostilidad dentro de la Ciudad de los Dragones —le permite el dragón, mirándolo con fiereza.

    —Gracias, gracias, es usted muy amable… —agradece. Observa con desprecio a Marquio, quien se sofoca por el dolor en el suelo, justo detrás del dragón —. Me disculpo de todo corazón por haber creado problemas en su sagrado territorio.


    Sin más opciones, Jeremiah escala a Bulk, sentándose en su hombro derecho, se agarra con fuerza. El enorme títere salta muy alto, hacia el oeste, perdiéndose de vista en el horizonte. Sintiéndose aliviado de estar a salvo, Marquio pierde el conocimiento en ese instante.



    ★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★


    Nombre: Marquio Constance (Marqui)
    Raza: Alquimista
    Profesión: Desempleado
    Edad: 20 años
    Género: Masculino
    Cabello: Negro
    Ojos: Cafés
    Altura: 1, 54 cm
    Piel: Moreno
    País/Ciudad de Origen: Tintagel (Marioneta)
    Marionetas: Hilo, Luna Llena, Jubileo
    ________________
    Nombre: Sistht Thirthh (Sis)
    Raza: Trol Común
    Profesión: No Conoce el Término
    Edad: 16 años
    Género: Femenino
    Cabello: Rubio
    Ojos: Negros
    Altura: 1, 18 cm
    Piel: Gris
    País/Ciudad de Origen: Gefangnis
    Armas: Colmillos
    ________________
    Nombre: Oye
    Raza: Dihilio
    Especie: Reptil
    Edad: 38 años
    Género: Masculino
    País/Ciudad de Origen: Gefangnis
    Armas: Su Pesado Cuerpo
    ________________
    Nombre: Jeremiah
    Raza: Alquimista
    Profesión: Vigía de Marioneta
    Edad: 51 años
    Género: Masculino
    Cabello: Negro Canoso
    Ojos: Azul Marino
    Altura: 1, 60 cm
    Piel: Moreno
    País/Ciudad de Origen: Tintagel (Marioneta)
    Marionetas: Insectro
    ________________
    Nombre: Hilo
    Uso: Costura-Modificado
    Complejidad: Simple
    Materiales: Madera
    Armas: Hilos de Acero
    Alquimista: Marquio
    ________________
    Nombre: Rombo
    Uso: Almacenaje
    Complejidad: Simple
    Materiales: Madera, Tela y Algodón
    Armas: ---
    Alquimista: Marquio
    ________________
    Nombre: Aguja
    Uso: Costura-Podador
    Complejidad: Semi-Complejo
    Materiales: Madera
    Armas: Tijeras Podadoras (2), Aguja de Plata de 1 mt de longitud (2)
    Alquimista: Marquio
    ________________
    Nombre: Luna Llena
    Uso: Refrigeración
    Complejidad: Simple
    Materiales: Acero
    Armas: Gema Elemental de Hielo
    Alquimista: Marquio
    ________________
    Nombre: Jubileo
    Uso: Incinerador
    Complejidad: Semi-Complejo
    Materiales: Madera
    Armas: Gema Elemental de Fuego
    Alquimista: Marquio
    ________________
    Nombre: Insectro
    Uso: Combate
    Complejidad: Semi-Complejo
    Materiales: Madera y Acero
    Armas: Cuchillas
    Alquimista: Jeremiah
    ________________
    Nombre: Cabillo
    Uso: Transporte
    Complejidad: Semi-Complejo
    Materiales: Madera
    Armas: ---
    Alquimista: Jeremiah
    ________________
    Nombre: Bulk
    Uso: Combate
    Complejidad: Complejo
    Materiales: Madera, Acero y Diamante
    Armas: Sable, Sierra de Diamante, Gemas Elementales de Fuego, Tierra, Rayo e Hielo
    Alquimista: Jeremiah

    Lugares:
    Bosque Cotton: Bosque localizado al este de la ciudad Cure. Recibe su nombre debido a las plantas y animales que producen algodón y lana. También conocido como el Bosque Blanco. Al cruzarlo se está a poca distancia de la Cadena Montañosa Dragón Divino, la cual marca el inicio del país Ciudad de los Dragones.
    Cadena Montañosa Dragón Divino: Consideradas el comienzo de la Ciudad de los Dragones. Recorren dicho país desde el norte y noroeste, separándolo del resto del continente.

    Razas:
    Dragón: Considerados la raza más poderosa de todo el planeta. Sus pieles, escamosas, son del color del elemento que utilizan para atacar. Los iris de sus ojos siempre tienen la forma de los pétalos de un trébol de cuatro hojas. De uno a cinco cuernos suelen adornar sus frentes, este es un rasgo aleatorio que no demuestra poder o rango en lo absoluto. Son una de las dos razas de Garja capaces de transitar entre una forma humanoide y una forma guerrera o también conocida como bestial. Las formas alternas de los dragones siempre son enormes y similares a lagartos con características especiales, como alas o colas. Sus formas difieren mucho entre sí, dependiendo del elemento con el que nacieron.

    Bestiario:
    Borrego Gris: Primate con lana gris en lugar de pelaje. Son muy territoriales y se alimentan de cualquier clase de animal que puedan sostener con ambas manos.
    Borrego Blanco: Primate con lana blanca en lugar de pelaje. Son muy territoriales y se alimentan de cualquier clase de animal que puedan sostener con ambas manos.

    Otros:
    Registro de Títeres: En algunas ciudades de Tintagel, como Cure, se deben registrar los títeres para evitar copias no autorizadas de modelos originales.
    Banda: Nombre por el que se conoce a un grupo de troles.
     
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    Es un placer poder leer la historia y dejarte un comentario. Primero estuve mirando cual era la historia más larga que comentabas de Magnus, Alices, Mana, etc. pero eran tantos capítulos que me decanté con ésta para empezar al llevar menos. Quizás más adelante me anime a leerla poco a poco o te pida que me recomiendas alguna.

    Gracias por las explicaciones de los sucesos que se describían en el anterior y había tirado hipótesis al aire. Es interesante saber lo que ha pasado exactamente.

    Pasando a comentar el último capítulo. ¡Estoy super emocionada de que haya aparecido ya un dragón! Pero mejor comento en orden... Marquio me sigue cayendo fatal, te juro que si le pasa algo me va a dar igual. Es una persona egoísta, egocéntrica y simple, no es capaz de pensar en las repercusiones de sus acciones. En su mente lo que está haciendo es correcto, no quiere escuchar la opinión de los demás al respecto, le da igual a quién se pueda llevar por el camino para conseguirlo y no quiere que nada le haga cambiar de parecer. Sigue hablándole fatal a Sis. La trol se emociona muchísimo al verle, quiere contarle lo que le ha pasado y no le da la opción, la interrumpe de malas formas. ¡Encima que ha hecho una gran labor para mantenerlo a salvo! Agh, ese tío me saca de mis casillas.

    Cuando aparece Jeremiah todo se ha puesto muy emocionante. Lo he pasado muy mal pensando que había matado a la trol. Es que ella me encanta, es súper leal e intenta proteger a su amigo a toda costa. Sinceramente, él no se lo merece. La abandona sin miramientos y admite que le da igual que la maten. ¿Te he dicho ya que el alquimista me cae mal? Espero que Sis sobreviva, abra los ojos con Marquio y se solucionen sus problemas.

    La batalla utilizando los distintos títeres ha sido emocionante e interesante. Me gusta la fuerza que demuestra Jeremiah y la combinación de los títeres de Marquio ha sido novedosa. Me encanta, porque es una forma de mostrar el buen legado que le ha dejado su familia, esa fuerte unión que tenían y que sigue valorando. Me ha dado muchísima pena según se iban rompiendo por el camino. La aparición del dragón ha sido genial. Me encanta ese suspense que has dejado hasta desvelar lo que realmente era. ¡Tiene pinta que ya hemos llegado a la mejor parte donde se desvelaran todos los secretos!

    Tengo muchas ganas de leer el último capítulo.
     
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    El Viaje del Alquimista y la Trol (Finalizado)
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    7
     
    Palabras:
    3357

    06. Dragones



    Marquio despierta en el cuarto más lujoso que jamás en su vida había visto. La cama en la que se encuentra fácilmente podría albergar a tres alquimistas de su mismo tamaño, y tendrían espacio de sobra para darse la vuelta sin chocar. Las paredes son de alguna clase de roca pulida y brillante, con cuadros, mostrando figuras que no se pueden explicar, decorando las mismas. El suelo es de mármol, con una alfombra gris que cubre casi la mitad de este. A su derecha hay mesa de noche, de dos metros de longitud, teniendo encima un espejo, un tazón de frutas y otros artículos que no tiene idea de para qué puedan servir. A su izquierda se encuentra de pie una alta mujer, o al menos supone es una mujer, con facciones similares a las del dragón que lo salvó del ataque de Jeremiah. Con piel escamosa color verde oscuro, cabello azul largo, atado en una cola, ojos grises con el iris rojo en forma de trébol de cuatro hojas y un único cuerno en su frente. Usa un vestido tejido de una fina seda color blanco, con pulseras en su muñeca derecha y sandalias color negro como calzado.

    —Buenos días, alquimista —saluda la dragona, sonriendo. Al sonreír enseña una blanca y perfecta dentadura llena de perfectos colmillos.

    —Buenos… ¿días? —Se pregunta si en realidad es de día.

    —Hace dos días que fue traído aquí por uno de los guardias, al parecer fue usted atacado por otro de los suyos. Oh, es tan peligroso allá afuera. Pero no tema, aquí está a salvo, siempre que respete nuestras leyes, claro está.

    —¿Dos días? —se queda en silencio, pensativo — ¡Necesito hablar con el rey de los dragones. Es algo urgente, por favor!

    —Le informaré al rey que desea verle. ¿Sabe las normas que debe seguir para conocer al rey?

    —Claro que las sé —miente, no tiene tiempo para esas formalidades, debe ver al rey lo antes posible para pedirle su ayuda.

    —Excelente. Mientras tanto, puede usted comer lo que quiera —le señala el tazón de frutas. Sale del cuarto, cerrando la puerta.

    —Gracias, supongo.


    Marquio toma un par de las frutas, las más jugosas que encuentra, las cuales son tan raras y de alto precio que solo una vez en su vida las había probado.


    Transcurren varias horas, el alquimista no está seguro si ya es de noche o de tarde. No tener una ventana en este cuarto lo tiene completamente confundido en cuanto a la hora del día. Se comienza a impacientar, está seguro que se olvidaron de él, y si quiere ver al rey, deberá hacerlo por su propia cuenta. Sale del cuarto, y ve que el pasillo es todavía más elegante que el cuarto. Una larga alfombra recorre el pasillo de lado a lado, jarrones, cuadros, macetas con plantas que no conoce y no tiene tiempo o intensiones para conocer, y monumentos con la forma de animales y plantas adornan el pasillo cada dos metros. No tiene la menor idea de hacia qué lado debe ir. Al final del pasillo, en cada extremo, hay escaleras que suben y bajan por igual, y no saber en dónde pueda encontrarse el rey lo deja todavía más desorientado.

    —Alquimista —llama su atención la dragona que lo recibió hace unas horas —. No debería vagar por el castillo sin un escolta. Si un guardia lo descubre andando solo lo podría matar y luego averiguar.

    —No lo sabía…

    —Bueno, lo importante es que no le sucedió nada. Ahora, por favor sígame, el rey lo verá de inmediato.

    —Finalmente —se dice el alquimista, aliviado de que su largo viaje esté por terminar.


    La dragona guía a Marquio a través de un incesante camino de pasillos y escaleras que se le hace eterno. Deja de contar cuantos pisos lleva recorridos cuando llega a los veinte. Se tienen que detener un par de veces para que el alquimista pueda descansar. Finalmente, después de lo que le pareció fueron días, llegan a una enorme puerta de oro, con grabados, a los que Marquio realmente no le interesa ponerles atención. Una vez al otro lado, la dragona cierra la puerta, dejando al joven alquimista solo. Las riquezas que lo rodean le son indiferentes, no llegó hasta aquí para apreciar el arte del salón del trono del rey de los dragones. Aunque no puede dejar de ver el enorme trono blanco, que no tiene idea de qué material pueda estar hecho, junto al que se encuentra un dragón vistiendo una túnica de un material fino, pero también desconocido. Es alto, no tanto como un ogro, pero si lo bastante como para considerarlo más alto que cualquier alquimista, de apariencia delicada, escamas color celeste brillante, ojos blancos con iris tan dorados como el sol al amanecer, estos tienen la misma forma que el de los otros dos dragones que ha visto hasta el momento. Su cabello es blanco y largo, hasta media espalda, el cual lleva suelto. Cuatro cuernos le sobresalen de la frente.


    Por alguna razón, Marquio siente un intenso miedo y la ilógica necesidad de postrarse de rodillas. Y esa sensación no proviene del dragón, sino del trono, como si algo invisible y malévolo se encontrara en ese lugar, despidiendo esa presencia tan sofocante. .

    —¿Puedo usar mi trono? —cuestiona el dragón al trono —. Ya te veré después.


    De un momento a otro, la presencia que tanto miedo le transmitía al alquimista desaparece. El dragón de escamas celestes toma asiento en el trono.

    —Soy Nobilis Aqua Potestatem, rey de los dragones de Garja —se presenta el dragón, sonando bastante sereno.

    —Me-me —traga saliva nervioso, el más fuerte de los dragones de todo el continente está ante él y no está seguro de cómo tiene que presentarse —. Soy Marquio Constance, de Marioneta, en Tintagel, un alquimista. Este…

    —No tiene que estar tan nervioso, alquimista Marquio. Está a salvo en este lugar, por lo que no tiene que temer que se le haga algún mal —lo tranquiliza el rey, mostrando una sonrisa serena, asegurándose de no mostrar los colmillos.

    —Gracias, rey Nobilis —. El dragón frunce levemente el ceño al ser llamado por su nombre de forma tan casual, pero no dice nada —. He viajado hasta aquí para pedirle ayuda con los ogros. Esas bestias salvajes han acosado a mi ciudad desde hace más de cien años, matando cruelmente a mi familia, amigos, vecinos… —golpea el suelo con fuerza —. ¡Le pido que se encargue de esas bestias salvajes! ¡Mate a todos los ogros!

    —Estimado alquimista, permítame contarle una historia antes de darle mi respuesta. Espero no me interrumpa en ningún momento.

    —No me atrevería, rey Nobilis —menciona el joven alquimista, manteniendo la mirada baja.

    —Desde la cima y ventanas de este castillo, si me concentro, soy capaz de ver y escuchar cualquier cosa que ocurre en este continente, y en mis miles de años de vida he visto y escuchado muchas cosas. Hace unos ciento cincuenta años, un grupo de alquimistas fundaron un pequeño pueblo cerca del cause del río Soul, al que nombraron Marioneta. Casi de inmediato se dieron cuenta que podrían usar el agua para sus propios beneficios y crearon un desvío que eliminaba justo la mitad del agua que pasaba por ese lugar. Me molestó, por supuesto, por el bien de unas decenas, perjudicaron a miles de seres vivos al quitarles la cantidad de agua normal que corría hacia el noroeste. No estando satisfechos con eso, hace unos ciento dos años, al ser el pueblo ahora una ciudad, los alquimistas decidieron que toda el agua era propiedad de ellos. Entonces crearon una presa y canales que se apoderaban de casi toda el agua de Soul. Esto secó por completo el resto del río, y por ende, secó el río Colmillo del Ogro, que mantenía vivo el gran bosque Madera. Dos años fue todo lo que le tomó a dicho bosque morir, y llevarse consigo casi a todas las plantas, animales, elementales y ogros que dependían de Colmillo del Ogro y Madera para subsistir. — El rey frunce por completo el ceño —. Y eso me hizo enojar aún más. Millones de plantas, animales y elementales muertos, al igual que miles de ogros a lo largo de los años, fueron el costo de la codicia de los alquimistas de Marioneta.

    —Tiene que haber un error... —interviene Marquio confundido. No puede creer que lo que el rey dragón está diciendo pueda ser cierto. Aunque, si lo fuera, los constantes ataques de los ogros y la negativa de Jeremiah a la idea de acudir a los dragones tendrían total sentido.

    —No he terminado —reprende el rey dragón. Marquio comienza a temblar de miedo, no duda que el dragón lo vaya a matar por haberlo interrumpido cuando específicamente pidió que no lo hiciera y él aseguró que no lo haría —. Le diré algo sobre los dragones, no intervenimos con el resto de los países, a menos no mientras no haya nadie que nos haga una solicitud y considere que se debe actuar de alguna forma. Así lo decidió mi padre, el anterior rey de los dragones de todo el mundo. Por eso mismo es que no he actuado en lo absoluto contra dicha cuidad alquimista. Sin embargo, me prometí que si algún día, un ogro nos pidiera ayuda, intervendríamos en el acto. Y de nuevo, los alquimistas de Marioneta intervinieron para que eso nunca ocurriera. Mataron a cada ogro que localizaban en la lejanía, incluso pusieron precio a las cabezas de los ogros. ¿Sabías que el alcalde de Marioneta paga veinte monedas de oro alquimista por cada ogro que sea muerto dentro del país Tintagel? Es por eso, que al irse por otro camino, los ogros inocentes son asesinados sin piedad. El poder en los números de los títeres, controlados a la distancia por los alquimista, son muy superiores a la fuerza física de los ogros, que se ven obligados a luchar personalmente. — Respira hondo, volviendo a su estado tranquilo —. Y este día, finalmente, un alquimista, ignorante de la historia de egoísmo de su ciudad, viene aquí a pedirme que acabe con la vida de todos los ogros. ¡Pacem Ventus Bellum! —grita el rey.


    Las puertas se abren de inmediato. Un dragón de piel verde claro, con cabello rojo, ojos grises con el iris, de la forma normal de su raza, color azul. Es bastante alto y musculoso, con dos cuernos en su frente. Usa una armadura de plata pintada en color verde metálico. Se coloca sobre una rodilla.

    —Aquí estoy, mi rey —dice el guardia con firmeza, aguardando por las órdenes de su rey.

    —Pacem, ¿conoces dónde está Marioneta? —cuestiona el soberano.

    —Por supuesto, mi rey. Es esa ciudad con una presa en Tintagel, hogar de alquimistas.

    —Correcto —afirma el rey —. Proceda de inmediato a destruir la presa y los canales por completo, que no quede ni una astilla. Luego de hacerlo, advierta a los ciudadanos que cualquiera que intente reconstruir la presa o los canales condenará a toda la ciudad a la aniquilación total.

    —De inmediato, mi rey —acepta el guardia poniéndose en pie. Sale del salón, cerrando las puertas.

    —¡No fue a esto a lo que vine! —reniega Marquio. Comienza a llorar amargamente —. Si hubiera sabido la verdad jamás habría venido aquí.

    —Puede retirarse, alquimista. Su problema con los ogros está resuelto —le hace ver el rey, sonriendo satisfecho.


    Dos días después, la misma dragona que había guiado a Marquio al salón del rey, se encuentra ante el soberano, sobre una rodilla.

    —Mi rey, le traigo dos noticias —informa la dragona.

    —Puedo imaginar una de ellas —menciona el rey, que se encuentra de pie, al lado del trono.

    —Es verdad, mi rey, una de las noticias es que ya llegó el visitante que fue agendado a esta hora. Espera afuera a que le dejemos pasar. Sin embargo, la otra noticia es que encontramos al alquimista del otro día, muerto en el bosque, parece que se suicidó.

    —No soportó saber que por su culpa su ciudad acabó sin su mayor recurso —supone, correctamente, el rey. Voltea a ver hacia el trono y asiente —. Si no está muy descompuesto, denle el cuerpo del alquimista de comer a Diabolik.

    —Sí, mi rey —entiende la dragona —. Dejaré pasar al agendado de inmediato.


    La dragona sale del salón, a la vez que el rey toma asiento en el trono. De inmediato, una trol ingresa al cuarto. Se trata de Sistht, la cual tiene medio rostro cubierto por vendas, le falta el brazo derecho, tiene muchas vendas en su cuerpo, las cuales cubren horribles y dolorosas quemaduras. Usa un vestido azul oscuro, el cual le fue dado al llegar al castillo, para estar presentable ante el rey dragón. Se coloca de rodillas, con la cabeza baja, en espera de que el rey le permita hablar. Los consejos del tortuga-león, que en su momento le aburrió escuchar, ahora le son útiles.

    —Soy el rey de los dragones de este continente, mi nombre es Nobilis Aqua Potestatem —se presenta el soberano.

    —Mi nombre es Sistht Thirthh, de Gefangnis, una humilde trol común —se presenta ella, guardando silencio en ese momento.

    —¿Qué la trae a la Ciudad de los Dragones, trol Sistht?

    —Mi rey, humildemente le ruego ayude a mi raza en Gefangnis —pide ella. No explica más allá, ya que se supone debe esperar a que el rey le pida ser más específica o, si él ya sabe lo que ocurre, lo diga.

    —¿En qué forma quiere que ayude a los troles de Gafangnis?

    —Necesitamos agua, mi rey. Agua para beber, agua para plantas que se comen, agua para animales. Se lo ruego, mi rey, se lo ruego humildemente.

    —¡Petram Terra Pulveris! —llama el rey.


    Acude de inmediato al llamado un dragón, de piel color amarillo oscuro, ojos negros con iris de trébol amarillo, cabello blanco corto, y dos cuernos, no muy largos, saliendo de su frente. Usa una armadura de plata pintada en amarillo metálico. Se coloca sobre una rodilla.

    —¿Sus órdenes, mi rey?

    —Necesito doscientas trece piedras pequeñas —pide el soberano.

    —Claro, mi rey. —. El guardia se pone en pie, coloca la palma derecha hacia arriba, y de la misma se comienzan a crear, de la nada, pequeñas piedras, las cuales caen sobre la elegante y fina alfombra blanca. Una vez está la cantidad solicitada, el de armadura vuelve a colocarse sobre una rodilla.

    —No les daré lagos, trol Sistht, les daré esto. — Lanza energía azul hacia la piedras, las cuales se tornan de un hermoso color azul marino muy brillante, volviéndose como joyas —. Estas son gemas elementales de agua con un cien por ciento de pureza. Crean agua de la nada con un simple pensamiento. Si se colocan en un lugar específico, podrán crear un lago, pozo o fuente. Esto, más que una bendición, es una responsabilidad, le estoy dando una gema por cada pueblo y asentamiento en Gafangnis. Una y solamente una para cada uno, si la pierden, no tendrán un remplazo.

    —Su generosidad es infinita, mi rey —agradece la trol comenzando a llorar.

    —No es generosidad, trol Sistht —niega el soberano —. Me informaron sobre cómo llegó a nuestra frontera. Un dihilio, más muerto que vivo, lleno de quemaduras, con dos patas destrozadas, el hocico aplastado, sin un ojo y con la cola casi amputada, se arrastró valerosamente con usted en su lomo. Fue a morir justo a la orilla de una de las montañas, ahí la encontró uno de los guardias, quien la trajo aquí y las doncellas le salvaron la vida. Ese dihilio era un animal muy fiel y valiente, de esos que no tengo el placer de conocer muy seguido. Estas gemas de agua son una ofrenda a la vida de ese sobresaliente animal. De no ser por él, le hubiera dado únicamente una gema elemental.

    —Se llamaba Oye, mi rey. Fue de mis mejores amigos. Era amigo de mi apá, y del apá de mi apá…. Mi rey, ¿puedo preguntar algo? Si me lo permite, por supuesto.

    —Adelante.

    —¿Un alqui de nombre Marquio vino aquí? —cuestiona, preguntándose si su amigo logró llegar y pedir su deseo. Cualquiera que este fuera.

    —Lo estuvo, y nos aseguramos de solucionar los problemas que ocurrían entre los ogros y los alquimistas. Ese alquimista ya no se encuentra entre nosotros —informa el rey.

    —Me alegra —susurra la chica, suponiendo erróneamente que Marquio regresó a su hogar.

    —Petram, acompaña a la trol Sistht de regreso a Gefangnis. Asegúrate de repartir una gema a cada pueblo y asentamiento. Una vez termines, regresa sin demoras —ordena el rey.

    —Por supuesto, mi rey. Me encargaré de eso de inmediato —acepta el guardia.

    —Gracias, mi rey —agradece la trol, ansiosa por ver lo felices que estarán sus amigos, y su madre, suponiendo aún viva, de tener agua.


    El guardia, cargando todas la gemas, con un equilibrio envidiable, guía a la trol, para salir del salón del trono. El rey se levanta de su trono, se asoma por una de las ventanas y observa a la lejanía. Se lamenta de tantos problemas y conflictos que alcanza a ver y no puede solucionar mientras no se acerque alguno de los involucrados a pedir ayuda.


    ★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★

    Nombre: Marquio Constance (Marqui)
    Raza: Alquimista
    Profesión: Desempleado
    Edad: 20 años
    Género: Masculino
    Cabello: Negro
    Ojos: Cafés
    Altura: 1, 54 cm
    Piel: Moreno
    País/Ciudad de Origen: Tintagel (Marioneta)
    Marionetas: Hilo, Luna Llena, Jubileo
    ________________
    Nombre: Sistht Thirthh (Sis)
    Raza: Trol Común
    Profesión: No Conoce el Término
    Edad: 16 años
    Género: Femenino
    Cabello: Rubio
    Ojos: Negros
    Altura: 1, 18 cm
    Piel: Gris
    País/Ciudad de Origen: Gefangnis
    Armas: Colmillos
    ________________
    Nombre: Oye
    Raza: Dihilio
    Especie: Reptil
    Edad: 38 años
    Género: Masculino
    País/Ciudad de Origen: Gefangnis
    Armas: Su Pesado Cuerpo
    ________________
    Nombre: ---
    Raza: Dragón
    Profesión: Doncella
    Edad: ---
    Género: Femenino
    Cabello: Azul, largo y atado en una cola.
    Ojos: Gris con Rojo
    Altura: 1, 93 cm
    Piel: Verde Oscuro
    Cuernos: Uno
    Elemento: Viento
    País/Ciudad de Origen: Ciudad de los Dragones (Castillo de los Dragones)
    Armas: ---
    ________________
    Nombre: Nobilis Aqua Potestatem
    Raza: Dragón
    Profesión: Rey de los Dragones de Garja
    Edad: ---
    Género: Masculino
    Cabello: Blanco y largo
    Ojos: Blanco con Dorado
    Altura: 1, 89 cm
    Piel: Celeste
    Cuernos: Cuatro
    Elemento: Agua
    País/Ciudad de Origen: Ciudad de los Dragones (Castillo de los Dragones)
    Armas: ---
    ________________
    Nombre: Pacem Ventus Bellum
    Raza: Dragón
    Profesión: Guardia del Castillo de los Dragones
    Edad: ---
    Género: Masculino
    Cabello: Rojo
    Ojos: Gris con Azul
    Altura: 2, 36 cm
    Piel: Verde Claro
    Cuernos: Dos
    Elemento: Viento
    País/Ciudad de Origen: Ciudad de los Dragones (Castillo de los Dragones)
    Armas: ---
    ________________
    Nombre: Petram Terra Pulveris
    Raza: Dragón
    Profesión: Guardia del Castillo de los Dragones
    Edad: ---
    Género: Masculino
    Cabello: Blanco y corto
    Ojos: Negro con Amarillo
    Altura: 2, 02 cm
    Piel: Amarillo Oscuro
    Cuernos: Dos
    Elemento: Tierra
    País/Ciudad de Origen: Ciudad de los Dragones (Castillo de los Dragones)
    Armas: ---

    Lugares:
    Castillo de los Dragones: Capital y mayor edificación del país Ciudad de los Dragones. Habitado por el rey dragón de Garja, al igual que los mejores guerreros y demás dragones que le sirven.

    Otros:
    Trono del Rey de los Dragones: Hechos con una de las tres piezas del trono original del rey de los dragones del mundo. Existen tres tronos, uno por cada rey dragón que gobierna a los dragones en los tres continentes.

    Este es el capítulo final, y quiero agradecer, estimados lectores, que hayan leído todo hasta el final. Espero honestamente que hayan disfrutado esta historia. Haré un par de aclaraciones para terminar.
    Primero, es posible que encuentren fuera de lo normal un protagonista que desde el inicio fuera egoísta y así siguiera hasta el final. Estoy consiente que no tuvo un crecimiento personal al final de su viaje, y eso es porque quería hacer una historia en la que se muestra que no siempre las personas cambian, sin importar las situaciones que viven o las personas que los rodean. No todos están dispuestos a madurar, y Marquio es esa clase de persona.
    Segundo, la presencia en el trono, es una referencia a otra de mis historias, "Los Tres Sabios", la cual escribí hace mucho tiempo. Este es un pequeño spin-off de dicha historia.
     
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    ¡Mi capítulo favorito sin duda!

    Estoy contenta de haber acertado que todos los problemas se originaron por la presa y que traería sus consecuencias. No me ha apenado para nada la muerte de Marquio, su forma egoísta y egocéntrica se mantiene de principio a fin. No se pregunta ni usa sola vez qué le ha podido pasar a Sis, simplemente es una herramienta para llegar antes a su destino. Me sorprende que no se preocupara por el protocolo y más cuando la propia dragona se lo menciona, realmente podía haber acabado todavía peor. En cierta manera siento pena por él, es el reflejo de lo que le han inculcado en su ciudad, su educación, su estilo de vida, su aversión a otras razas... Le han enseñado así, en su perspectiva limitada de ver el mundo estaba haciendo lo correcto, no le importa nada más. Incluso frente al rey es de lo más descortés, especialmente comparándolo después con la actitud de la trol. Lo más preocupante es que incluso después de conocer las atrocidades que ha originado el hecho de construir la presa no se horroriza por ello, no está preocupado porque a lo largo de los años hayan matado a miles de especies, no. Le preocupa no haber recuperado el respeto de los ciudadanos, haberles dejado en una situación peor cuando lo que quería era arreglarlo.

    El personaje del rey dragón me ha encantado, sabio y muy justo. La historia que rodea al pueblo de Marioneta me ha parecido muy interesante y la forma de narrarla excelente. Me fascina esa ley que siendo los seres más poderosos del continente no se aprovechen de ello, sino que solamente intervengan si se les pide ayuda, claramente después de valorar la petición. La valoración de ambas peticiones y las acciones tomadas son brillantes. Al rey se le notaban las ganas de poder haber actuado antes. Tiene que ser duro contenerse cuando estás viendo la muerte de tantas vidas.

    Me alegra muchísimo que Sis haya conseguido su objetivo. Imaginármela tan herida me ha sabido muy mal pero estoy contenta de que haya conseguido las piedras mágicas para ayudar a tantos pueblos. La conversación entre ambos ha sido muy entretenida, nada que ver con la del alquimista, sólo hay que fijarse en los adjetivos que usa: humildemente, común... Muestra respeto. La solución del rey dragón me parece ingeniosa, no desviará lagos sino que les proporciona una herramienta que no perjudicará a los demás. Me encanta que Sis haya preguntado por su amigo, tan propio de ella. También me ha hecho ilusión que de alguna manera la muerte de Oye haya servido y Nobilis lo haya valorado.

    La escena del trono, ese aura que hacía que Marquio quisiera inclinarse me ha dado curiosidad. Siento que es una indirecta para que lea los tres sabios también.

    La historia me ha gustado mucho, la esencia de los personajes se ha mantenido de principio a fin y he disfrutado de la lectura. Muchas gracias por compartirlo.
     
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