Allí estaban todos, habían pasado unos minutos desde el primer ataque y Kerickos parecía desesperado. A las afueras de la habitación los elfos golpeaban sus puertas, aunque demorarían en destruirlas. -Refuercen el portón! No caeremos tan fácil! Kerickos daba ordenes firmes, pero sus manos estaban llenas de sangre y su paso generaba cierta preocupación. Del asalto a la mansión solo habían sobrevivido él, su hijo Tarys, 2 sirvientes, Safitel que era un joven que se había criado con Kerickos, sus 4 soldados Yngall, Farris, Tomas y Julio, y una invitada a la casa que paso por ese mal momento inoportuno. De sus ojos había ira, una ira que en años no se había visto por ese lugar, su corazón estaba agitado, sabia que no pasaría de esa noche. Los elfos lo acusaban de traicionarlos, y había atacado su mansión, los guardias de turno no habían podido hacer nada para frenarlos, alguien hizo sonar la campana, por lo que Flapard pudo proteger a quienes estaban a su lado en el gran comedor. Corrieron hacia la entrada y se entablaron en batalla el junto con sus hombres, mientras Tarys llevo a los huéspedes y los sirvientes hasta una habitación preparada para esos momentos. En la puerta, los elfos entraban a montones, decididos a terminar con toda la vida que allí hubiera y gritando cosas como “Asesinad al traidor!”. Durante el primer asalto enviaron practicantes, fue fácil para los soldados experimentados que acompañaban a Kerickos en ese momento. Pero después se puso mas duro, los elfos reventaban los vidrios de la casa y prendían fuego algunos sectores. Ya no entraban solo por la puerta, sino por las ventanas y por donde pudieran, el rencor y el odio que tenían a ese lugar era muy grande. Guerreros y magos comenzaban a llegar, era obvio que mandaron lo mas débil al principio. Kerickos sabia que no podían resistir mucho ahí adelante, así que ordeno la retirada y búsqueda. Subieron las escaleras mientras los elfos los perseguían. Uno de los soldados cayo herido y los elfos acabaron con su vida al instante. -Nadie quema mis cortinas! Senyl, la esposa de Kerickos salio de uno de los cuartos armada con una espada y su magia, disparando bloques de hielo para proteger al grupo que se le acercaba. -Buen disparo mi amor. Tarys esta abajo, por el momento esta seguro. Ahhh- Asestaba con su espada al elfo mas cercano.- Vamos allá por detrás. Al grupo se le sumaron unos pares, pero mucho no se podía hacer, los cuerpos de los sirvientes yacían en el piso. Bajaron por la parte trasera, matando tanto por delante como por detrás, mientras los suyos seguían cayendo, el grupo quedo solo con 7 personas. Lograron llegar a las puertas del sótano, allí un grupo de elfos intentaban entrar por la fuerza, adentro Tarys estaba indefenso. Aprovecharon que su ataque era sorpresa por detrás y masacraron a los elfos de allí, pero todavía tenían perseguidores. Una lluvia de flechas les llego por la espalda matando al soldado mas joven, sin poder cubrir rápido su espalda. -Tarys no abras las puertas todavía! Ahora los soldados estaban mas entrenados que antes, pero de nada servia contra la magia de los Flapard. Y ahí empezó el dolor… Una flecha atravesó el pecho de Senyl. -Nooooo!!.- Kerickos corrió hasta su esposa -Perdón, mi amor… -Senyl… Senyl!! Ahhhh!!- Un estallido inundo la habitación, Kerickos estaba furioso. De su mano salía un haz oscuro que mató a los elfos que quedaban. Una habilidad de la que, se creía, se había perdido entre las generaciones de los Flapard. La batalla llego a una pausa. Kerickos tenia las manos llenas de la sangre de su amada esposa. -Yo la amaba… Yo la amaba!!- Su rostro mostraba un enojo único. Aunque rápidamente pareció recobrar su postura –Entremos, los elfos no tardaran en volver. Cerraron las puertas una vez dentro el grupo. A pesar de los esfuerzos por alejar al enemigo, lograron llegar hasta donde estaban, destruyendo lo que podían del hogar que durante generaciones había acogido a los Flapard. Kerickos se dirigió hasta su hijo: -Tarys, este es nuestro momento, no el tuyo, llévate al sirviente, a la criada y a la joven Sina lejos de aquí -¿Estas loco?- Jamás abandonaría así a su padre.- No me iré de aquí, aquí caeré a tu lado, padre. -Hijo, no seas insolente, debes ayudarlos ahora que tienen una oportunidad, usen los túneles que dejo mi abuelo, diríjanse hasta el muelle y huyan, nosotros sellaremos los túneles y los distraeremos. -No tendrán la mas mínima oportunidad! -Pero así al menos alguien saldría de aquí! -No, padre… yo… no podría -Tienes que hacerlo, para que mi legado permanezca, los Flapard no podemos caer aquí, no ahora. El sonido de un ariete improvisado empezó a sonar por toda la habitación, los elfos estaban decididos a acabar con lo ultimo que quedaba. Kerickos sabia que no soportaría mucho mas. Abrieron el pasadizo a los túneles, sacando a quienes no debían estar allí. Luego de que su hijo pasara al final Kerickos llamo a Safitel -Encárgate de ellos- Decía mientras escribía una nota.- No llegaran muy lejos sin tu ayuda, diríjanse por el lado Oeste, a los muelles. -Señor, ¿no cree que ya habrán atacado allí antes? -No lo creo, pero no han quemado los barcos, porque así nos hubiéramos dado cuenta antes del ataque. Y si lo hubieran hecho una vez iniciado, no hubiéramos tenido tantos problemas aquí. -Esta bien, señor. -Además, quiero que le des esto a mi hijo.- Kerickos le entrego a Safitel un pequeño frasco con un liquido espeso adentro- Esto hará que mi hijo olvide su vida. -¿Esta seguro de esto? -Bastante seguro, quiero que mi hijo sea libre, que no sea perseguido como lo fui yo y que encuentre el amor y lo disfrute, sin tener problemas por donde valla. -Lo haré con gusto… Kerickos… siempre fuiste para mi un hermano mayor-Lo abrazó y salio por los túneles apurando el paso para encontrar al resto, cosa que no tardo mucho. Kerickos coloco lo que había escrito en una caja pequeña, la puso del otro lado del túnel y lo selló y tapó, para que nadie se de cuenta lo que allí sucedió. -Bien elfos, es hora de probar de que están hechos. Una sonrisa malvada se presento en el rostro de Kerickos. No sobreviviría a esa noche, pero trataría de llevarse al infierno a tantos como pudiese. Se ubico en el centro de la habitación, ordeno a Yngall y Julio ubicarse a sus costados, mientras Farris y Tomas se colocaron a los lados de la puerta. -Esperad a mi señal… Los segundos parecían sentirse, solo se escuchaba el latido de sus corazones y el ariete golpeando con fuerza. La mansión había caído, ya nada se podía salvar. El fuego y el caos parecían ser ahora sus dueños. Los cuerpos cubrían la entrada, la sangre cubría las paredes y la ira de ambos bandos se podía sentir en el aire. -Abran la puerta ahora! Farris y Tomas tiraron por los costados, la puerta se abrió y los 2 soldados se apresuraron a tomas sus armas. Kerickos comenzó a lanzar orbes a todo lo que salía de aquel agujero que el mismo había abierto. Contaban con el factor sorpresa, puesto que muchos elfos no esperaban que les abrieran la puerta de esa forma y los que fueron mas rápidos murieron aprisionados por sus propias armaduras, que Kerickos destruyo hacia su cuerpo con sus orbes. El fuego entro en la habitación rápidamente, y en el centro el grupo peleaba con lo poco que les quedaba en sus manos, sus armas y escudos. Yngall fue el primero en caer, una espada lo decapito sin que pudiese darse cuenta de quien se la había arrebatado la vida. -Táctica rotatoria! Cambiar posiciones entre sí resultó ventajoso, aunque no por mucho tiempo. Una andanada de flechas les llego por arriba, y al cubrirse dejaron mal su frente. Farris sufrió una estocada en su pecho que fue letal, cayo al suelo para no volver a incorporarse mas. -Debemos rodearlos y acabar con esos arqueros! En el momento en que dijo esto una flecha le atravesó el hombro derecho. Tuvo que soltar su escudo y pelear con su espada y su magia sin protección. Avanzaron por la derecha de los atacantes, solo para que una lanza hiciera caer a Tomas, aunque este no murió en el acto, se reincorporó asestando un tajo que mato a 2 elfos, pero luego de este esfuerzo, murió. Kerickos invoco sus campos explosivos para ayudar a su compañero. La habitación se empezó a derrumbar y en un intento desesperado Kerickos se alejo de Tomas, este se vio rápidamente rodeado de elfos, aunque el polvo no los dejaba ver bien, seguían siendo buenos oponentes. Tomas pudo vencerles, pero tenia una herida mortal en su pecho. Así que cargo contra los arqueros como pudo, matando a buena cantidad de ellos, que no pudieron verlo llegar, sin embargo una vez recobrado la percepción le dieron muerte con sus dagas. Kerickos supo que estaba solo, se dirigió a un rincón y de allí empezó a recitar todos los conjuros que sabia, duro poco tiempo, porque le cargaron todos encima y le dieron muerte tan rápido como pudieron. Una tenue sonrisa se podía ver en su rostro en el momento de su muerte. Safitel logro guiar al grupo fuera, no tardaron en llegar al puerto de la familia, y tomar un barco. A tiempo de ver como lo que una vez llamó hogar se incendiaba y caía en la distancia. Bajo su rostro y una lagrima rodó su mejilla, mientras el barco se alejaba como podía de la costa. La misma costa en donde los recuerdos le volvían al pensar en ella…
Ok listo, aqui viene mi opinion como comenzaste la batalla de golpe pues no se sabe mucho de por que la trama gira asi por lo que imagino que se ira explicando conforme avanzes la historia, pero la batalla si se hizo un poco lineal para especificarlo para que puedas mejorarlo si atacas una mansion con un ejercito parece que existiera un modus operandi para hacerlo xD asi que agregale tu propio toque de accion para que se vea especial, los personajes bien diseñados en cuanto a sus aptitudes pero igual hace falta entrar en detalle en sus personalidades a ver que tal, me ha simpatizado el hecho de que agregues la magia es un factor a veces dificil de manejar, muchas gracias por la invitacion y espero la continuacion, exito!!