One-shot El Show de Sombras [¡Parejas Disparejas!] [Nikolah y Talía]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Reual Nathan Onyrian, 8 Febrero 2019.

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    Reual Nathan Onyrian

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    Título:
    El Show de Sombras [¡Parejas Disparejas!] [Nikolah y Talía]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1704
    El Show de Sombras

    Nikolah se despertó de improviso. Sentía como algo le picaba en la frente, un monótono golpeteo de “toc toc” que le imposibilitaba dormir. Ya de por sí era difícil dormir en el sillón usado que había reciclado de la calle como para que se sumara esa molestia. En un momento, se preguntó si no sería una gotera del techo. Tendría que revisar los caños de agua luego, y fijarse si no había ninguna rajadura ni en el cobre ni en el revocado. Había sido un vagabundo irresponsable durante muchos años, pero ahora tenía un lugar donde quedarse y trabajar, además de alguien a quien cuidar.

    Los golpeteos se volvieron más insistentes y fuertes, hasta tal punto que no pudieron ser ignorados. El muchacho hizo el gesto de espantar a lo que fuera que lo estuviera molestando, solo para que los golpeteos fueran resumidos de inmediato. El rubio suspiró y abrió los ojos, despacio, primero uno, y luego el otro.

    Se sorprendió al ver allí a Talía, parada frente a él, con cara de asustada. Tenía puesto su pijama enterizo, con un Pancham de peluche agarrado fuertemente entre sus brazos. El fino cabello del color del trigo yacía completamente enmarañado y hecho un desastre, con mechones cayendo sobre su rostro de ojos azules y grandes. En cuanto pudo ver que Nikolah se había despertado, retiró su dedo de la frente del muchacho y se lo quedó mirando, con los labios fuertemente apretados. Nikolah la miró sin entender absolutamente nada. El cansancio que tenía encima y el hecho de recién haberse despertado solían hacerle eso.

    — ¿Qué ocurre Tali? Mañana tengo que levantarme temprano, sabes eso. Todavía no logro atrapar al ladrón que se robó todos esos peluches de la juguetería, y debo recuperarlos antes del fin de semana. El dueño fue muy claro en eso.

    La niña no respondió. Tan solo se limitó a mirarlo, con una expresión de miedo. Sus ojos comenzaron a volverse vidriosos. El muchacho suspiró y se sentó en el sillón, quitándose la sábana de encima. Al hacerlo, uno de sus pies crujió al tocar el suelo. O más bien, lo que crujió fue el envase de plástico de la comida instantánea que habían tenido de cena. Esa noche, Liza había caído de improviso a la oficina-casa de la Compañía de Detectives Talía, Nikolah & Mimo, con una bolsa del almacén. Justo a tiempo, la verdad, porque Nikolah estaba escarbando lo que podía de la heladera para comer. No había sido una buena temporada para la Compañía.

    Habían cenado en el suelo y se habían quedado conversando, hasta que la pequeña Talía se había dormido sobre la falda de la muchacha castaña. Nikolah la había cargado hasta su cama, para arroparla y dejarla dormir más cómoda. Liza había hecho ademán de quedarse a recoger las sobras de la cena, pero Nikolah no se lo había permitido. Al final, se despidieron, con la castaña prometiendo volver con más comida, y con el rubio diciendo que no se moleste. Al final, decidió que juntaría las cosas en la mañana. En esos momentos, con su pie desnudo lleno de salsa roja, se había lamentado su decisión.

    — ¿Algo en la cama te incomoda? Si es algún resorte o así, vas a tener que esperar hasta mañana para que lo arregle. Puedes dormir en el sillón si quieres, yo dormiré en el suelo.— le dijo, mientras bostezaba.

    Lo único que hizo la niña fue negar con la cabeza, nerviosa. Nikolah suspiró, sin saber qué hacer. Sin embargo, antes de que el muchacho pudiera abrir la boca de nuevo, Talía habló, en una voz que era apenas un susurro, y con las mejillas completamente enrojecidas.

    — ¿Pu-puedo...puedo dormir con..contigo?— Nikolah levantó una ceja, confundido, a lo que Talía añadió rápidamente.— ¡Es qué...es qué tuve una pesadilla! ¡Y había una sombra afuera! ¡Y...y…!

    — ¿Y tienes miedo, no?— la niña cerró la boca y asintió nerviosa.— Sabes que no hay nada en tu habitación, hace tiempo que duermes allí. No hay ningún monstruo o sombras afuera.

    — ¡Sí hay! ¡Y son grandes, y terroríficas, y dan mucho miedo!— replicó la niña, con las mejillas infladas, y patendo el suelo.

    Nikolah sabía mejor que nadie que no debía seguir discutiendo con la niña. Se levantó del sillón, y movió con el pie algunos envoltorios del suelo.

    — Bueno, tú quédate aquí. Yo iré a revisar tu habitación. Si hay algún monstruo ahí, lo voy a sacar.— le dijo, sonriendo de forma cálida, con un claro cansancio en el rostro.

    Rascándose la nuca, se dirigió hacia una de las tres piezas que tenía el departamento, junto con la cocina-comedor, que usaban de oficina, y el baño, que usaban también como lavadero. En el camino, se llevó puesta la pata de una silla con el dedo gordo del pie, lo cual dio lugar a una sarta de insultos ahogados y al muchacho saltando en una pierna. Suspiró, y se dirigió hacia la habitación de la niña. Esto de ser hermano mayor era mucho más complicado (y doloroso) de lo que había imaginado.

    Se asomó por la puerta, mirando alrededor. La luz de la luna entraba por la única ventana del cuarto, iluminando apenas los peluches tirados por el suelo, junto a una cama desordenada y a una mesita de luz llena de cartulinas y utensilios para pintar y colorear. Talía se había puesto la tarea de hacer letreros y panfletos para repartir y colgar en la calle, para promocionar la Compañía. El muchacho paseó sus ojos por el lugar, hasta que un sonido fuerte en la ventana le llamó la atención.

    Se acercó despacio hacia ella, cauteloso esta vez. Se tiró cuerpo a tierra en cuanto estuvo cerca de la cama, y se asomó para observar la abertura de vidrio con más detenimiento. Al fin pudo hallar al culpable. Una rama, seguramente arrancado de un árbol seco, había sido llevada por el viento y se debió haber enredado con algunos de los cables o sogas para colgar la ropa. A decir verdad, proyectaba sombras bastante tenebrosas cuando el viento la hacía golpear contra la ventana.

    El problema podría solucionarse simplemente abriendo la ventana y removiendo la rama, y Nikolah se encontró haciendo justamente eso. Sin embargo, mientras tenía la rama en la mano, se lo pensó mejor. Dejó caer el pedazo de madera seco por la ventana abierta, y volvió al comedor, en donde Talía seguía esperando ansiosa.

    — ¿Y? ¿Pudiste encontrar al monstruo y echarlo?— preguntó la niña, ansiosa.


    — Oh, sí, las encontré. Pero verás, no eran sombras malas. En realidad querían ser tus amigas, pero no podían entrar y quisieron llamar tu atención. Se disculpan por haberte asustado.

    — Nikolah, no digas estupideces. Soy niña, no tonta.— dijo Talía, haciendo puchero.— Las sombras no son así. No hablan ni nada.

    — Pero es verdad, Tali. Ahora están conmigo, pero no las puedes ver porque está todo oscuro, y son muy tímidas. Tú espera de este lado del sillón, que las voy a convencer para que salgan.

    Y dicho y hecho, antes de que la niña pudiera protestar, Nikolah se escabulló detrás del respaldar del mueble. Allí, y asegurándose de que Talía no lo estuviera viendo, sacó a Faraday de su pokéball. La Braixen salió de la misma, y estuvo a punto de dar un gritito de alegría cuando Nikolah le tapó la boca. Le contó su plan en susurros, a lo que la zorra de fuego asintió alegre. Tomó el palito que tenía en su cola y lo prendió fuego, mientras Nikolah se ponía al frente.

    — ¡AHHH, NIKOLAH, LAS SOMBRAS, VOLVIERON!— escuchó gritar a la niña, mientra veía como su sombra efectivamente se proyectaba sobre la pared.

    Raudo, se sentó al lado de Braixen, haciendo que su sombra desaparezca, pero poniendo sus manos frente a la antorcha improvisada.

    — ¡Tranquila, Tali! No te van a hacer nada. De hecho, te van a contar una historia, para que te puedas dormir. Pero como vos tenías razón y no hablan, yo las tendré que traducir.

    Nikolah tomó aire, y se dispuso a practicar un arte que hacía años que no hacía, que había aprendido de la mano de Dan, que lo utilizaba para calmarlo en aquellas noches en las cuales los recuerdos no lo dejaban dormir. Mediante sus manos y dedos, fue proyectando distintas figuras sobre la pared, mientras ponía música para ambientar mediante su Dex. Era un aparatito bastante útil. Así, fue hilvanando lo mejor que podía una historia que Dan siempre le contaba, sobre una Fennekin que era expulsada de su hogar por su entrenador y sobrevivía como podía en el bosque, hasta que se encontraba con un Riolu y ambos se hacían amigos luego de muchas aventuras.

    Talía miraba todo asombrada. Sabía bastante bien de que las sombras no hablaban ni tenían vida propia, ni nada de esas cosas. Sabía que no eran malas ni buenas. Ella no miraba asombrado a las sombras. Sino a los reflejos de su hermano mayor, que era capaz de ir a tal extremo de darle vida a las sombras para que ella se sintiera mejor. Disfrutó cada segundo del espectáculo, hasta el final, que las luces se apagaron y las sombras volvieron a fundirse con la oscuridad. La niña trepó por el sillón hasta el respaldar, para asomarse por encima y hablarle a Nikolah.

    — Ya puedes decirle a las sombras que pueden ir a descansar, que ya no me dan miedo.— le informó al rubio, sonriendo, con la carita bañada en sueño.

    Sin embargo, lo que pudo encontrar fue a Nikolah dormido, apoyado en el respaldar del sofá, con Braixen hecha un ovillo a su lado. La niña sonrió tiernamente, se bajó del sillón y tomó la manta. Se dirigió hacia donde el muchacho dormía, le besó la frente, y se acurrucó sobre su pecho, cubriendo a ambos con la sábana, para dormirse de inmediato, abrazada a su peluche y a su hermano. En ese momento, Nikolah abrió un ojo y sonrió al ver a la niña, para rodearla con un brazo. Talía se arrebujó más en su pecho. El muchacho sonrió y cerró ambos ojos, para descansar. Ser hermano mayor era mucho mejor de lo que había imaginado.
     
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado

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    Me encanta la relación que tienen estos dos, de verdad. Nikolah es un personaje un poco caótico y aun así, sabe comportarse como un hermano mayor para Talía siempre que lo necesita. Y eso es algo que me ha gustado muchísimo de este escrito, que a pesar de que Nikolah estaba cansado, se despierta y hace lo que puede para que Talía pueda estar tranquila, que a pesar de vivir en una casa desastrosa, le deja la habitación a ella para que descanse. Esos detalles son verdaderamente adorables y muestran lo mucho que él la quiere.

    Pero Talía tampoco se queda atrás, porque me pareció super cute también el detalle de que ella se pusiese a hacer carteles para promocionar la agencia. Well, lo que deberían hacer es juntarse junto a Farrow y Handosme en la nueva CSG pero allá ellos (?)

    However, como has metido a Liza también me ha gustado, porque al final se ha creado ahí un trío bastante adorable que creo que van a tener una muy bonita amistad, como aquí la plasmas.

    Y nada, me ha parecido super tierno la verdad y me ha gustado mucho, al final no todo tiene que ser super romántico y aquí se nota mucho el cariño y amor que se tienen mutuamente y creo que es más que suficiente para una actividad de San Valentín. ¡Sigue así! <3
     
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