Había salido a probar el coche que me regalaron y decidí parar un momento. Cuando decidí continuar, me dí cuenta de que no sabía donde estaba. Me quedé sin cobertura en el móvil y no podía llamar a nadie, por lo que decidí ver si pasaba alguien por allí. Me giré y me di cuenta de que al borde de la carretera había alguien sentado, que enseguida se giró. Al verlo se me erizó la piel; esa persona no tenía rostro. Repentinamente giró la cabeza y en cuanto me volvió a mirar tenía la misma cara que yo. Salí corriendo, cogí el coche y me dirigí hacia el túnel que había a pocos metros dejando atrás a aquel monstruo o lo que fuese, que me observaba fijamente alejarme.