Primero que nada, permítanme presentarme, mi nombre es Betania y hoy les traigo a todos ustedes un proyecto en el cual me embarque hace muchas lunas atrás, quizás tres o cuatro años, pero por razones que estuvieron fuera de mi alcance tuve que comenzar desde cero, por eso el Revolution. Esta historia esta publicada también en fanfics.es donde tiene alrededor de unas cuatro semanas, pero el original que es el rey de las tinieblas si tiene muchísimo mas tiempo pero por problemas de fanfic.es lo borraron y eso me hizo reescribirlo. Ahora bien, a lo que nos importa, les dejo a continuación la reseña de la historia. El rey de las tinieblas (Revolution) Después de 30 años de inactividad, Maximiliano despierta con ansias de venganza y de sangre. La sangre es su más preciada alegría, lo único en el mundo capaz de relajarlo y destruirá todo lo que se meta en su camino con tal de tenerla con él, pero sus planes se verán un poco interrumpidos por cierta criatura humana, de gran corazón y larga cabellera rubia que llenara un poco el espacio vacío del pecho del orgulloso vampiro. No es una historia romántica pues, nuestro personaje principal es obstinado, malo, hipócrita, lleno de rencor, sarcástico y un asesino.
Capitulo 1: El despertar. Una vieja mansión estilo victoriano en el Londres actual es la morada para todo lo que sucedería a partir de ese día en las vidas de todos los que se encontraban en ella. - Señor, ya han pasado 30 años desde…- El sirviente fue interrumpido por su amo que se levanto de su silla, su cabello negro alcanzaba sus hombros, miraba inquietamente por la ventana, aquella noche era particularmente hermosa y atemorizante a la vez, esa luna tan blanca no era normal, su belleza única hacia que la piel pálida de aquel hombre se erizara. - Ya lo sé, lo siento en el aire, mi hermano esta por despertar – Seguía mirando por la ventana apretando los puños con fuerza - No sé qué haré pues su venganza es inminente- Dijo volteando hacia su fiel plebeyo que aun estaba arrodillado – Levántate Carl, sabes que para mí no eres un sirviente, eres un miembro más de esta familia – Exclamo dedicándole una sonrisa a carl, que también se la devolvió. - Joven Stell, ¿cuándo cree usted que sucederá? – La pregunta de Carl venia cargada con una fuerte porción de terror; su miedo era comprensible pues estaban hablando de la criatura que asesinó a mas de cien personas en una noche y que cometió cientos de atrocidades, lo peor era que una vez fue el amo y señor de esa vieja mansión y ahora dormía plácidamente en una crisálida – Es que… - Continuó Carl - Cuando el amo Maximiliano despierte, quizás este muy molesto con usted pues…-Volvió a ser interrumpido. - Lo sé Carl, Maximiliano estará muy enojado pues fui yo el que lo encerró allí, quizás cuando el despierte, logre llegar a un acuerdo con él, pues las cosas han cambiado mucho, ahora los humanos son muy inteligentes y el no puede darse el lujo de matar cuando le plazca, así que necesitará un maestro- Stell sabía que no era así, Maximiliano era capaz de todo, hasta de matarlo a él, solo dijo eso para calmar el nerviosismo de su acompañante, el sabia, que Maximiliano estaba a punto de despertar, quizás sería esa misma noche, y el miedo recorría sus venas, la sangre le quemaba la piel, en solo recordar, la sonrisa macabra de su hermano. - Señor me retiro, creo que ya lo he molestado bastante – Dijo Carl retirándose sigilosamente, Stell no dijo nada, el solo quería pensar, solo quería calmarse pues, su hermano detectaría su nerviosismo y sería peor, se mofaría de él y Stell no quería eso, solo quería que Maximiliano le temiera mucho, pero sabía que era totalmente imposible, Maximiliano era capaz de enfrentar al mismo diablo contad de conseguir lo que él quería, y cuando lo quería, en ese momento sus pensamientos fueron de nuevo molestados por una voz, una melodiosa voz de mujer, el volteo y la miro. - Serena – Murmuro Stell casi inaudible. La joven llevaba un lindo vestido blanco por las rodillas, un delantal y el cabello rubio suelto, le llegaba a las caderas, sus ojos eran verdes azulados, a Stell le parecía imposible encontrar tanta belleza y ternura en una humana de tan corta edad, Serena llevaba trabajando allí solo un mes y Stell la había acogido bastante, pues su belleza le traía paz. - Señor…? – Dijo la joven con una bandeja en las manos. - Serena…Ohh pasa – Dijo Stell volteándose para verla. - Traje el vino que pidió – Dijo ella caminando con timidez pues aun no conocía bien a su amo, pues era un hombre muy discreto, serio y misterioso. - Déjala en el escritorio – Dijo Stell mirándola. - Si…- Ella coloco la copa en el escritorio y se disponía a salir cuando su jefe le tomo la mano, la piel de él era sumamente fría y dura, no parecía piel sino el más fino marfil, ella volteo y se encontró con la mirada de él. - Vete a tu casa. - Pero señor…me toca quedarme. - Obedece – Dijo Stell muy serio clavando sus ojos azules en los de ella, la chica lo miro y asintió. - Si, señor – Serena salió disparada por la puerta hacia la cocina, aquella mansión era la estructura más hermosa que ella había visto en su vida, tampoco era que ella hubiera visto muchas estructuras hermosas, pero aquello era simplemente inimaginable donde lo antiguo y lo moderno se mezclaban para hacer la combinación más perfecta, si, la Mansión robles era la combinación perfecta entre el gusto más sofisticado del siglo XVIII y lo más moderno del siglo XX. Cuando llego a la cocina se sorprendió al encontrar a las dos cocineras tiras en el suelo inertes, corrió a socorrerlas, pero se horrorizo cuando les tomo el pulso y se dio cuenta de que estaban muertas, se llevo una mano a los labios en señal de pánico y se levanto poco a poco; una vez parada dio dos pasos aras y arranco a correr hacia el estudio donde su jefe estaba. Corrió por los interminables pasillos de la vieja mansión buscando las escaleras que conducían al estudio de su jefe, necesitaba encontrarlo y decirle las malas noticias. Fue allí cuando el principio de la más terrible pesadilla comenzaría, una canción recorrió su oído internándose en lo más profundo de su ser, una canción dulcemente tocada por el viejo órgano que estaba tras de ella, las notas suavemente interpretadas por un verdadero prodigio del teclado, volteo lentamente y miro a un hombre tocando de espaldas, el cabello largo y un poco desarreglado de aquel hombre recorría toda su espalda y llegaba a la cadera de él, Serena estaba confundida, pues un segundo antes ese lugar estaba vació, era imposible que alguien fuera tan rápido, pero sus dudas estaban a punto de resolverse cuando el órgano paro y el hombre hablo por fin: -No es imposible chérie – la voz de aquel hombre era algo ronca, pero muy seductora y a la vez sobrenatural, el hombre se paro y volteo, y Serena quedo estupefacta, era idéntico a Stell, bueno solo dos cosas los diferenciaba, la primera era que este hombre tenía el cabello mucho más largo y otra era que la mirada de este era más misteriosa y macabra que la de su jefe, Serena en ese instante corrió por las escaleras intentado huir de este hombre que a ella le parecía muy peligroso - JA, aficionados – Dijo el hombre con una sonrisa desapareciendo del lugar. Serena corrió por las escaleras, pero cuando llego arriba, el ser ya estaba allí esperándola con una sonrisa. - Que lenta eres – Dijo riendo maliciosamente. - ¿Que quieres de mi?– Pregunto ella nerviosa. - Ohhh, nada que te sirva, ni siquiera te darás cuenta que te lo quite, es un pequeño detalle muy minúsculo – Dijo cruzando los brazos y hablando muy seriamente. - ¿Qué? - Tu vida cariño – Dijo sonriendo y dejando al descubierto dos grandes colmillos blancos como la luna de aquella extraña noche. Serena miro aterrada aquella escena y se sostuvo del paral de la escalera sosteniéndose porque si no se caería inevitablemente, sin pensarlo dos veces corrió en la dirección contraria buscando una salida, pero el hombre fue más rápido que ella ya que la tomo por el brazo y la llevo contra su pecho apretándola con fuerza, le levanto el rostro y la acaricio, haciendo que ella tuviera cierto rubor en sus mejillas, le quito el cabello de la cara, volteo su cuello delicadamente y se dispuso a bajar el rostro para clavar sus colmillos en el delicado cuello de ella. - Detente – La molesta voz de un Stell eufórico retumbo en el lugar, el hombre soltó a Serena empujándola casi tirándola al suelo, esa voz aquel hombre la conocía muy bien le miro y alzo una ceja. - Ohhh hermanito, tanto tiempo – Exclamo aplaudiendo su entrada – Tu siempre tan oportuno Stell. - Maximiliano – Murmuro Stell por lo bajo y llevo su mirada a Serena – ¡Vete rápido! ¡Corre! -Grito Stell al ver que Maximiliano la había dejado en el piso, ella asintió y corrió fuera de la mansión, siendo un portazo lo último que escucho un eufórico Maximiliano ya que allí iba su cena, corriendo por las calles…Muy lejos de él.
Holaaa :3 bueno me llamó la atención el título de tu historia... y aqui estoy x) Me gusta la trama, es interesante. Tambien el como describes, y narras (me fascinan los narradores externos ya que yo soy más de el interno >.< jujujuju) Y bueno, esta claro de que es una historia vampírica y eso me atrae aun más porque estas criaturas... las amo *-* y bueno... Stell, es mi vampiro ;P seeeh xDD Observaciones: Tienes errores ortográficos, lo que más destaca es la acentuación. Si, creo que es el único error ortográfico, pero eso es algo que todos poseemos a la perfección ;P siempre se puede mejorar ^^. Para los diálogos te recomiendo que uses el guión largo (—) y también crea más monólogos. En vez de esto: - Vete a tu casa. - Pero señor…me toca quedarme. Intenta algo así: — Vete a tu casa — ordenó el joven observando a la muchacha seriamente. — Pero señor... — replicó confusa — hoy me tocaba quedarme hasta tarde — añadió aún sin comprender la situación. Bueno, es solo un ejemplo x) No tengo nada más que añadir a parte de que aqui tienes una nueva lectora, y esperaré el siguiente capítulo con ansia. En verdad la trama es curiosa ;P Suertee. Un dulce saludo: Sksh.
¡Betitaaa! Otra vez yo :D Me gustó bastante tu historia, aunque no me sorprende eso de ti. Si supieras que estos personajes me recuerdan mucho a cuando solíamos jugar todas las tardes, ¿te acuerdas? Jajajaja era divertido. Bueno, debo decirte que te faltaron algunos acentos, nada grave n_n Tienes algunos errorcitos de dedo, cosa que le sucede a cualquiera. Ya lo del guión te lo dijeron, avísame cuando subas la conti :D Sayo~
Holaaa gracias por invitarme a leerlo estuvo muy bueno me encanto! XD Tienes unos pocos errores en la ortografía unas faltas de acentos pero, eso ya te lo dijeron al igual que el dialogo pero tu forma de narrar me encanta!. Tu historia enserio me llamo mucho la atención, estoy esperando la conti con ansias :oops: Muchos besos, adiós y no te olvides de avisarme cuando publiques la conti :D
Capitulo 2: El encuentro de los gemelos. Los gemelos se miraban fijamente sin decir una sola palabra, sus ojos azules brillaban como nunca antes lo habían hecho, solo se estudiaban buscando el más mínimo detalle de cambio, habían pasado treinta años desde la última vezque se habían visto o mejor dicho, treinta años desde su última pelea y lo sorprendente de todo es que estaban totalmente iguales, con sus eternos veinticinco años. Su silencio perpetuo era tanto que hasta el sonido del viento rozando sus cuerpos se podía escuchar, fue entonces cuando Maximiliano se canso de ese molesto silencio y rompió el hielo muy a su manera. — Hahahahahaha — Una risa tan terrorífica que a lo lejos bebes en sus cunas lloraron de terror, esa risa solo lleno la mente de Stell de confusión y miedo, él sabía que su hermano estaba loco, pero no pensaba que ya estaba desquiciado. — ¿Me podrías explicar de qué te estás riendo? —Pregunto muy molesto, ¿cómo podía reírse de esa forma? y peor, en un momento como ese, después de treinta años de largo letargo despertaba y, ¿solo se reía? — Pues, de ti — Exclamo divertido Maximiliano sosteniéndose con fuerza el estomago pues ya le dolía de tanto reír — Después de… — Se detuvo y pensó un poco para luego continuar — ¿Cuánto fue que dormí? - Su pregunta sorprendió a Stell. — Dormiste treinta años Maximiliano – Stell le miraba seriamente. — ¿Treinta años? Bueno, con más razón debo reírme, me perdí todas las estupideces que hiciste en todos estos años — Exclamo con una amplia sonrisa y continúo su risa, Stell lo miro muy enojado por su actitud. — No has cambiado — Dijo Stell — Sigues siendo un niño grande — Stell parecía un poco mas aliviado al darse cuenta que quizás su hermano no estaba tan molesto con él, algo que era una gran mentira. — Y tu un gran idiota — Le replico Maximiliano, su risa había desaparecido totalmente dejando a cambio un rostro muy serio e inexpresivo, aquellos cambios de humor de Maximiliano le helaban la sangre a cualquiera, pues era una habilidad única que el tenia, podía estar muerto de la risa y en un segundo serio como una estatua, el miedo de Stell volvió a él y obviamente Maximiliano se dio cuenta de esto. — Tienes miedo — Afirmo Maximiliano mirándolo a los ojos, intentando meterse en su mente, invadiendo sus pensamientos haciendo que su hermano temblara ante su presencia. — Claro que no — Stell intentaba por todos los medios que Maximiliano no entrara en su mente, miro rápidamente a otra parte evitando aquella mirada de Maximiliano. — Tranquilo hermanito, no te matare — Exclamo Maximiliano dando media vuelta recorriendo su mansión con la mirada — si es ese tu miedo claro está — Sus dedos se pasearon lentamente por la madera gruesa de roble de un mueble — me he dado cuenta de que por aquí hay muchos bocadillos deliciosos, como el que acaba de irse corriendo por esa puerta — Dijo volteando elegante hacia su hermano mientras que con el dedo señalaba en dirección a la puerta. Stell no supo que fue lo que sucedió después, ya que un segundo estaba frente a Stell, y al otro estaba a sus espaldas. — Quiero que vuelva — Le susurro Maximiliano al oído para luego empujarlo. — No le harás daño — Exclamo Stell mirándole seriamente. — Ahhh ¿es tuya? — La tristeza invadió la voz de Maximiliano — En ese caso…Disfrútala hermanito. — Dicho esto se dirigió hacia la puerta, no sin antes tomar un sobre todo beige que se encontraba en un perchero cerca de la puerta, acomodo un poco su cabello frente al espejo, volteo nuevamente y saludo como un militar a su hermano despidiéndose. — ¿A dónde vas? — Pregunto Stell mucho más confuso que antes. — Pues querido hermano, la noche es joven y yo también lo soy, quiero salir y disfrutar de lo que tú me arrebataste por treinta años, no pienso quedarme aquí para seguir mirando tu asqueroso rostro de vampiro débil. — Hizo una reverencia y se marcho. Sus manos en los bolsillos del sobre todo acentuaban mas el caminar elegante de aquel vampiro, su rostro era iluminado por la luz de las farolas que lo miraban caminar por aquella noche tan hermosa, la luna se deleitaba al mirarlo pasear por el pavimento de aquella ciudad, Maximiliano estaba de vuelta y nadie lo detendría esta vez. Cuando Maximiliano se hubo marchado, Stell no lo creía, recordaba aquellas últimas palabras de su hermano “Quiero salir y disfrutar de lo que tú me arrebataste por treinta años, no pienso quedarme aquí para seguir mirando tu asqueroso rostro de vampiro débil”. Se había quedado pasmado ante aquellas palabras de odio, no lo había insultado verbalmente, bueno no tanto como lo hacía antes pero su manera de decirlo, sus ojos llenos de rabia y su porte le hacían ver a Stell que estaba muy equivocado, Maximiliano estaba siendo amable, solo estaba jugando con él, al igual a como jugaba con sus presas antes de matarlas…Paso toda la noche pensando mucho acerca del pasado, de su hermano, de él y de todas las cosas que habían sucedido y se dio cuenta de que el odio de Maximiliano era de alguna manera justo. No se percato del tiempo que había pasado y cuando miro su caro reloj de muñeca cayó en cuenta de que eran las tres de la madrugada, sentado frente a su escritorio pensaba en la manera de que su hermano gemelo diabólico no matara a serena, le daba mucha tristeza que Maximiliano la pusiera en su mira, entonces como que si lo hubieran llamado hizo acto de presencia el gemelo diabólico. — Wooooo, las calles son de lo mejor, no sabes cuánto me divertí — Dijo quitándose el sobre todo arrojándoselo a su hermano en la cara y echándose en un cómodo sillón de cuero que decoraba el lujoso estudio, Stell se quito enojado la prenda de la cara y la dejo en el escritorio, al mirar a Maximiliano a los ojos sabía que había matado mucho. — ¿A cuántos asesinaste esta noche? — Pregunto cruzando sus brazos. — 3 mujeres, 5 hombres, 2 bebes y para el postre 4 niñas — Dijo orgulloso Maximiliano mirándolo. — Eres un monstruo, sabes que ya no necesitas la sangre puedes mantenerte sin ella ¿Por qué sigues matando? — Pregunto Stell desafiando a su hermano. — Me da placer…— Fue la única respuesta que obtuvo del hombre que se encontraba en el sillón de cuero. — ¿Que quieres? —Aquella pregunta estaba demás, pues él sabía perfectamente la respuesta de aquello. — ¿Yo? — Miro a los lados para cerciorarse de que la pregunta era con el — Pues, divertirme, nada más. — ¿A costa de qué? — Stell comenzaba a enojarse. — Pues…De vidas humanas — Dijo sonriendo Maximiliano mientras lo miraba. — ¿Porque eres así? — Pregunto Stell — ¿Por qué te diviertes a costa del sufrimiento ajeno? — Porque soy un asesino loco y diabólico que ama la sangre, los gritos el terror, y por supuesto el sexo querido hermano — Maximiliano se había levantado. — ¿A dónde quieres llegar? — Pregunto nuevamente Stell. —Al infierno — Contesto efímeramente, comenzaba a fastidiarse de tanta pregunta. — Ya yo estoy en el — Dijo Stell esquivando la mirada de su hermano. — Disfrútalo hermano — Lo miro y chasco los dedos varias veces — ¿Donde está el sirviente? ¿Cómo se llama? , recuerda Stell, el que estaba enamorado de ti, no es por nada pero tenía una cierta confusión de sexos, hahaha, ¿Como se llama? — Chasco los dedos de nuevo — Corl, no no no — Fue interrumpido — Carl — Dijo Stell llevando sus dedos a sus cejas, hacia esto cuando estaba muy estresado, y en ese momento lo estaba. — ¡¡Ahhh!! Carl, - Se levanto –—¡¡¡¡CARL!!!! —Grito y en dos minutos el joven estaba en la habitación, miro a Maximiliano, y temblaba como loco del miedo. —Se-se-ñor, Cuan- to- ti- em-po —Tartamudeo el sirviente. — Hay, Carl levántate muchacho, no te matare, pues eres como de la familia — Dijo pasando un brazo por el hombro de Carl en muestra de amistad. — Ohhh señor, que misericordioso es usted — Exclamo con felicidad el muchacho. — No, solo que estoy de buenas, me levante con el pie derecho, Hahahaha ¡con el pie derecho! — Se volvió a reír, pero en un segundo estaba serio de nuevo y fijo una mirada matadora en el muchacho — ¿No te parece gracioso a ti? — El chico casi lloraba. — Si-si señor —Volvía a tartamudear, Maximiliano no era diferente, seguía igual a como lo había sido el tiempo en que vivieron allí. — Bueno voy directo al punto, pues me falta poco para mi siesta de belleza — Dijo mirándolo — La chica, rubia, ¿la conoces? — Pregunto. — Se-se-re-na — Dijo con dificultad. — Esa misma, mañana en la noche cuando yo despierte, la quiero aquí — Dijo — ¿Entendiste? — Pregunto dando palmadas en la espalda al joven. — Sí, señor. — Era obvio que iria volando a llamarla. — Bueno, hermano fue un placer, pero ahora me tengo que retirar, nos vemos mañana ¿sí? Descansa querido hermanito — Con esto Maximiliano, se fue a su ataúd, dejando al joven Carl y Stell totalmente confundidos… ----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- ¡Hola a todos¡ hago este pequeño espacio en el capítulo para poder hablar con los lectores, ¿Que les ha parecido el capitulo? Muchas gracias a sakurash, vita y a yugao mitarashi por comentar y darme recomendaciones en el ep pasado, gracias a ustedes pude corregir algunas cosas como lo de los guiones largos, espero les haya gustado el cap. (El tercer capítulo: Nuevo jefe, nuevas reglas. Próximamente.)
jajja ahora hasta que acá no se adelante más al otro no te sigo aya estamos en el capitulo 10 de esta apasionante historia realmente te atrapa la historia y los personajes los describes tan vivamente que parecen reales sigue como hasta ahora y cuenta con esta fanática ya sea por acá o por el otro lado como gelm =)
Holaa otra vez ^^ bueno, me ha gustado mucho este capítulo, al fin he podido conocer la personalidad de Maximiliano y... uff no me gustaría conocer a alguie así, que miedo xDD Has arreglado las observaciones que te dí, ^^ y bueno, aun tienes faltas de acentuación pero no le dí mimportancia. Como siempre me encanta la tramaa, estoy deseando saber que pasará con la pobre de Serena x) Continúalo prontoo por favoor *-* Un dulce saludo: Sksh.
Wow te esta quedando genial, realmente me sorprendió tu historia. Me da un poco de miedo Maximiliano pero quiero conocerlo más ^v^, también quiero saber qué sucederá con Serena. Tuviste una ligeras faltas de ortografía, pero no fue nada grave. Muchas gracias por haberme invitado ^v^ Espero pronto la continuación y avísame cuando lo subas ^v^ Nos vemos... Sayonara!!
Capitulo 3: Nuevo Jefe, nuevas reglas. Serena estaba muy asustada, ella no quería volver a aquella mansión, pero la llamada de Carl, la había dejado perpleja: — ¿Serena? — Exclamo el mayordomo tras el teléfono. — ¿Si, con quien hablo? — Pregunto ella. —Hola, es Carl — Informo él. — Ohh Carl, ¿todo está bien en la mansión? — ¿Cómo iban a estar bien las cosas en la mansión si un loco estaba allí? — Ohh si claro, llamaba para decirte que el jefe te quiere mañana a partir de las seis de la tarde, tendrás el turno de la noche — Dijo el sin cambiar ni un momento el tono de su voz fría. — ¿Y eso? — La joven no salía de su asombro. — Yo solo sigo ordenes Serena — Fue lo último que dijo el mayordomo y seguidamente colgó sin dejar a Serena decidir si ir o no. Luego de eso, Serena se baño se vistió y empezó a arreglar su “Hogar”, vivía con su madre que tenía un cáncer terminal de pulmón, tantos años de fumar le pasaban factura, Serena se había tenido que dedicar los últimos dos años a trabajabar arduamente para pagar los servicios médicos que eran súper costosos, pero para su suerte, y la de su madre claro está, el señor Stell se encargaba de todos los gastos tanto de la enfermedad de su madre como de los estudios de Serena a cambio de que ella trabajara con él, un comportamiento un poco raro, ¿Pero qué? El señor Stell era un hombre extremadamente rico, quizás no encontraba en donde gastar tanto dinero así que a Serena no le importaba pues él estaba pagando todo, ella estaba feliz de trabajar allí porque se llevaba muy bien con todos, hasta esa noche…Aun por su piel se sentía la fría sensación de escalofríos que aquel misterioso hombre le había dejado, aun en su mente se quedaba grabada la voz y su mirada…No sabía porque, pero no quería volver, no quería volver a mirarlo, pero…Debía hacerlo. Cuando el reloj dio las cinco y media de la tarde, Serena corrió al baño, se ducho y vistió, tomo su bolso y se despidió de la enfermera que cuidaba a su madre, camino por las calles, no tomo un taxi, ni el autobús, pues su intención era llegar retrasada y que por suerte del destino, ese extraño hombre no estuviera allí, pero eso solo se quedo en un deseo. Cuando llego a la mansión todos los empleados estaban reunidos en el salón principal de la mansión, ordenados en columnas, ella se coloco entre Marie y Rose, dos de sus amigas, estas le explicaron en silencio que el “nuevo” jefe les daría las nuevas reglas de la mansión, Serena se quedo perpleja ¿Qué reglas? La única regla que había era que no se podían pasar a dos habitaciones de aquella mansión y eso ya todos lo sabían así que no entendía que otra regla pudiera haber. Luego de un rato de estar parados allí, llego Maximiliano, luciendo un sobretodo de terciopelo vino tinto, abajo se podía observar que tenía un pantalón y camisa holgados negros de una tela muy fina, y que a simple vista se veía que era muy cara, su cabello negro estaba suelto y muy brillante, muy diferente a como estaba la noche anterior, se notaba que se había dado un baño, lo que más sorprendía eran aquellos ojos grises recorrían a todos y cada uno de los empleados, el caminaba hacia adelante y cuando llegaba al final de la columna se devolvía, eso hizo durante un rato hasta que se paro al frente y en el medio de todos y hablo: — Bueno, sirvientes, desde hoy esta casa sufrirá cambios drásticos, ya que por la incompetencia de mi hermano menor, que está allí — Exclamo señalando a Stell que estaba sentado en un sillón tras el — Esta casa se ha vuelto un desorden, algo que JAMAS tolerare porque esta mansión es mía, y mi mansión se hace lo que yo diga y digo desde ya que cualquier desobediencia será castigada duramente, cualquier error, y más que todo cualquier altanería y discordia será gravemente sancionada — Todos los sirvientes tragaron saliva — Empiezo por los horarios: La casa se dividirá en dos horarios, mañana y noche, el turno de la mañana será desde las siete de la mañana a las seis de la tarde, y el de la noche será desde las seis de la noche hasta las siete de la mañana deberán estar aquí a esas horas exactas, ni un minuto más, ni uno menos — Dijo recorriendo las miradas de los pobres sirvientes que temblaban y se detuvo en Serena que se mostraba tranquila y paciente — Ahora bien, en las mañanas no se permite ningún tipo de ruido o molestias, las habitaciones principales quedan estrictamente prohibidas — En ese instante Stell que se encontraba callado interrumpió a su hermano. — Maximiliano, es imposible que no hagan ruido, no seas tan estricto — Maximiliano lo miro con molestia para luego voltear el rostro una vez más a los empleados. — Esta bien, no se admiten ruidos, muy escandalosos, ¿está bien así, querido hermano? — Pregunto mirando a Stell, que asintió cruzando los brazos. — Continuo, haber ¿por dónde Iba? Demonios ya se me olvido, ¿Alguien me lo recuerda? — Todos los sirvientes se miraron las caras, ninguno quería hablar, Maximiliano les inspiraba temor, hasta que la voz de Serena se alzo entre la multitud: — Iba por las reglas diurnas, específicamente los tipos de ruidos admitidos — Dijo seria, sin una gota de temor, Maximiliano sonrió de placer al ver que Serena no le tenía miedo, y que su mirada era desafiante. — Ohh que lista es, esa es la clase de empleados que quiero aquí, pero ahora bien continuo; Los del turno nocturno, solo ellos, podrán acceder a las habitaciones principales, a limpiar solo cuando se les ordene, si no se les ordena no podrán, y las reglas que comparten ambos turnos son: — Pensó un poco y llevándose un dedo a los labios continuo — no correr por los pasillos, no chismear, no cantar, no tocar las cosas valiosas como mis cuadros o mi órgano, y por sobre todas las cosas, nunca jamás entren a mi estudio privado — Dijo con una cara seria, pero después de un segundo sonrió — Ahora, lárguense a trabajar, y que no se les olviden las reglas. Todos los trabajadores se fueron a sus áreas y Stell se levanto muy serio, puso la mano en el hombro de su hermano y suspiro de resignación. — Hermano, ¿no crees que eres muy estricto? —Pregunto — Me gusta el orden, además cada vez que un sirviente quebrante las reglas, el castigo será, que…no vivirán mas — Dijo y Stell lo miro con desagrado. — No lo permitiré — Exclamo Stell sobresaltado. — ¡Mierda Stell! Hay que cambiarte el nombre, ahora no eres Stell, sino el señor: ¡yo no lo permitiré! — Dijo mofándose — No me dejas divertirme. — Por favor Maximiliano, al menos déjame esa parte, yo me encargare de castigar a los empleados, tú no tienes cabeza para eso —Aseguro el menor de los hermanos. — ¡Haz lo que se te pegue la puta gana! –—Dijo saliendo a la calle y cerrando la puerta de un portazo. Stell sabía que lo que venía no era nada bueno, la malcriadez de su hermano era muy difícil de controlar, y más para el que jamás pudo decirle a Maximiliano siquiera que comer o que no, no sabía qué hacer, las vidas de todos los empleados peligraban desde ese momento, el debía protegerlos. -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- ¡Hola a todos! ¿Qué les pareció la lectura? ¿No creen que a Maximiliano se le subieron un poquitín los humos? jaja espero sus comentarios; desde ya quiero dar las gracias a: Sakurash, Karla Dayana, vita y kotomichinn por comentar y corregir mis errores, espero este capítulo sea de su agrado. Además aprovecho para darle un millón de gracias a Elizabeth Wolf que es una de mis lectoras en fanfic.es y tuve el agrado de encontrarla acá también, un beso para tii (K). (El cuarto capítulo: Empieza la tortura. Próximamente)
Gracias por el aviso. Tienes algunos errores en cuanto a acentuar ciertas palabras se refire. Más, sí se puede decir, en los verbos en pasado. Añadiendo que en ciertas ocaciones el tipo de letra cambiaba; ten cuidado ^^ El lenguaje para mi no es un problema ya que es también expresión de autor en un ambiente de mentes maduras =') Esperaré el siguiente capítulo, la historia me ha interesado. Adiós y buen día. At: Fer-chan.
Omg, me encanta tu historia Beta :D Me encanta la actitud de Maximiliano, a veces hasta me rio con sus locuras xD Ya arriba te lo dijeron, tienes unos cuantos errores con los acentos, nada grave. Recuerda que debes poner más puntos cuando narres para indicar una pausa xD Espero conti, ahora es que esto se pone bueno :D Sayo~
Que interesante esta el capítulo me sorprendió mucho la actitud de Serena, porque si la comparo con su actitud anterior, ahora ella presentaba más valor del que tuvo la primera vez (aunque cualquiera se hubiera sorprendido con un ataque así ¬¬U) Tienes algunos problemas con los acentos, además de eso no vi nada más ^v^ Espero pronto tú proximo capítulo y gracias por avisarme ^v^ Nos vemos... Sayonara!!
Capitulo 4: Empieza la tortura. Cuando el reloj de la mansión dio las seis de la tarde, todos los obedientes trabajadores del turno de la noche estaban enlistados para la “inspección” que llevaría a cabo el nuevo y lunático jefe de la mansión, todos estaban allí, bueno todos menos una, Serena aun no había llegado, y a Maximiliano le brillaron los ojos de alegría al darse cuenta de ese detalle pues al fin había encontrado un motivo para molestarla. — Que tenemos aquí — Dijo paseándose entre los temblorosos sirvientes — Veo que todos son muy obedientes, llegaron justo a tiempo, muy sensatos — Chasqueaba los dedos mientras caminaba. Aquel sencillo acto le agradaba muchísimo. Entre aquella multitud había mucho miedo, eso excitaba sobre manera a Maximiliano, no aguantaba las ganas de lanzarse a esos cuellos suaves y vaciar esa preciada sangre, que tanto le gustaba — Llegaron justo a tiempo, sino pudieron haberse quedado sin empleos, y sin vida — Esas palabras cruzaron los oídos de los sirvientes — Hahahahahaha, ¡que gracioso soy!¡Sin vida! Hahahahaha — Aquel ataque de risa totalmente anormal era tan terrorífico que dejo a los pobres sirvientes helados del miedo, sucedió allí lo que más impresionaba de Maximiliano, en un segundo cambio repentina y radicalmente de humor, mirando a una mujer que estaba casi llorando, se le acerco y puso boca muy cerca de su oído — ¿No crees que es gracioso? — Murmuro a la mujer que se quedo muda — ¿Acaso tu jefe se comió tu lengua? Hahahaha — Se reía estruendosamente de ella. — Señor, es muy gracioso — La mujer titiritaba y rogó en silencio que él se moviera, Maximiliano se alejo un poco y miro a todos seriamente. — ¿Y USTEDES NO CREEN QUE SOY GRACIOSO? — Aquella pregunta en tono autoritario retumbo en los oídos de cada uno de los empleados y que se miraron atomitos las caras y asintieron nerviosamente. — Pero yo no veo que se estén riendo — Maximiliano sonreía maliciosamente y Stell que ya tenía rato mirándolo le transmitía el profundo odio que le tenía en aquella potente mirada. Después de aquella aclaración de Maximiliano todos los empleados se empezaron a reír, y Maximiliano también, pero en ese instante Maximiliano volvió a cambiar, mientras los sirvientes aun reían. Y grito: — ¡CALLENSE! ¡NO LOS MANDE A QUE SE RIERAN! ¡AHORA VALLAN A TRABAJAR INEPTOS! — Con solo decirlo los pobres empleados corrieron a sus labores, Maximiliano los siguió con la mirada hasta que todos desaparecieron — ¿Maximiliano, que fue eso? — Pregunto molesto Stell. — ¡Stell! Hermanito no empieces con tu mal humor estoy feliz hoy tengo unas ganas anormales de matar — Dijo dedicándole una sonrisa a su hermano. — No iras, hay suficiente sangre guardada, ¡¿para qué matar?! — Dijo Stell mirándolo, Maximiliano se echo a reír y de un momento a otro cambio su miraba y lo miro con odio — No puedes decirme que hacer o que no hacer Stell, recuerda que tu estas amenazado. Si pudiste encerraste fue porque me descuide, y yo no me he cobrado esa así que no juegues conmigo — Stell sintió que Maximiliano lo mataría si no se quitaba rápido de allí. En ese momento la puerta de la gran entrada se abrió y entro Serena, mirando a todas partes para que nadie se diera cuenta de que ella había llegado tarde, Maximiliano la miro y volteo a Stell. — Ya encontré la forma de vengarme — Dijo y se acerco, Stell no pudo decir nada, solo se quedo allí recapacitando, Serena estaba en peligro, y él tenía que hacer algo, la pregunta del millón era ¿qué?. Maximiliano seguía Serena sigilosamente, la chiquilla miraba por todas partes escondiéndose por los pasillos de la mansión, no quería ser encontrada llegando tarde, fue allí cuando sintió una mano en su hombro, la persona tras ella murmuro sigilosamente: — ¿De quién te escondes? — Ella pensó que de seguro era otro de los sirvientes pero nunca conto de que sería nada más y nada menos que Maximiliano. — ¡¡Shhhh!! Silencio, llegue tarde y si el “nuevo” jefe me descubre, seguro que lanzan de patitas a la calle, ¿Te confieso algo? Creo que es un verdadero patán. El señor Stell es mejor, Ese hombre me parece desagradable — En ese instante volteo a ver a quien le hablaba y se encontró con los ojos de Maximiliano, dio un salto hacia atrás y trago saliva. — Se…ñor... — Dijo. — Así que soy desagradable ¿no? — Pregunto Maximiliano mirándola. — Bue…bue…no, este — Maximiliano la callo y la tomo del brazo llevándola hacia el recibidor grande. — Hoy has incumplido dos grandes reglas — Dijo. — Puedo explicarlo — Dijo ella con seriedad, ya el miedo se había ido. — Empieza — Exclamo Maximiliano retándola con los ojos. — Mi madre está muy enferma, y…tuve que quedarme para ayudar a la enfermera a cuidarla por eso llegue tarde — Le mirándolo, el se levanto de la silla donde estaba y la tomo por el rostro. — ¡Chiquilla! ¡Esa no es excusa! Además, osaste a hablar mal de mi persona y eso es imperdonable. — Lo que más le enojaba a Maximiliano era que ella había dicho que era desagradable, su ego estaba herido. — Solo dije la verdad y claro que es excusa — Le grito Serena — ¡Además! ¡No me toque! Usted me da repugnancia — Mientras hablaba quito la mano de el de su rostro y lo empujo. Maximiliano la miro desconcertado, estaba extremadamente molesto, era capaz de destruirla con un solo golpe, ¿Cómo aquella mocosa se atrevía a insultarlo de aquella forma? ¿Acaso no sabía quién era él? No…no lo sabía pero pronto se enteraría. Pero, algo le resultaba muy curioso a Maximiliano de aquella mujer, no deseaba matarla, no aun, pues él quería y necesitaba algo mas…El solo mirarla le producía placer el necesitaba poseerla antes de matarla y lo conseguiría a toda costa. — Que altanera eres jovencita, pero debo decirte que no se aceptan altanerías en esta casa, tú has ido demasiado lejos— Fue interrumpido por Serena. — ¿Me despedirá? Hágalo, no me importa. Además pensaba renunciar de todas formas — Le dijo mirándolo, él le sonrió y continúo: — No…Chérie no pienso correrte, eso no me beneficiaria en nada…— Dijo mirándola maquiavélicamente. — ¿Que quiere? Yo se que usted no es normal, lo sé…— En ese momento un pensamiento atroz recorrió su cabeza — Usted mato a las mujeres el otro día — Al decir aquello se llevo una mano a la boca…Estaba sorprendida. — Ohhh… Me descubriste cariño, — Dijo y la tomo por la cintura llevándola muy cerca, levanto el rostro de ella y olfateo su cuello — Pero no dirás una sola palabra porque sino yo me quedare con algo muy preciado para ti — Dijo subiendo seductoramente sus ojos hasta los de ella, ella volteo el rostro — ¿Porque no me miras? — Pregunto — ¿Acaso me temes?. Ella se soltó de él y corrió a la cocina, el se quedo allí, el olor de ella aun recorría su olfato, le fascinaba el valor que brotaba de ella, se divertiría bastante con esa presa…
Holis aquí una Koto-chinn reportandose ^v^ Me encanto la continuación, la valentía de Serena wow yo no tendría el valor para enfrentarme a alguien así, ¡Que miedo! >x< pero aún así me llama la atención el capricho de Maximiliano... Espero pronto el próximo capítulo ^v^ Nos vemos... Sayonara!! Koto-chinn
Que genial te quedó la contii :D Me encanta la personalidad de Maximiliano, no sabes cuanto me río con sus locuras xD jajaja... Vi unos detallitos por ahí, deberías poner más puntos Beta. Así indicaría una pausa en la redacción. Del resto nada, me encantó >.< Espero conti, no olvides avisarme la próxima u_ú Tqm <3
Hola a todos! quiero darles las gracias a Kotomichinn y a Vita por comentar! disculpen no haber avisado que subí cap, pasa que estaba ocupada! pero aquí tienen uno nuevo :D -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Capitulo 5: Lo que pasa cuando se toma el té. El impresionante reloj de la mansión toco una fuerte y estruendosa campana cuando sus agujas dieron las nueve y media de la noche. La mansión robles que para la redundancia era el apellido de Maximiliano y Stell, se encontraba tranquila; cosa que era extraña pero tenía su motivo, el “Dueño y Señor” Maximiliano, no estaba. Serena aun temblaba ligeramente por el encuentro con su jefe que se había llevado a cabo unas horas atrás. La mirada de aquel hombre le recorría aun y ella se sacudía ligeramente, había quedado muy afectada. Se encontraba acomodando unos platos cuando Stell hizo acto de presencia. —Serena — La llamo y a Serena casi de le caen todos los platos del susto, ¿Cómo había entrado sin que ella lo hubiera escuchado? — Se…se…ñor —Tartamudeo la pobre —Me asusto un poco —Confeso ella y Stell sonrió para luego continuar hablando. —jajaja, Serena te invito a tomar el té, ¿Aceptas? —Serena lo miro un poco seria para luego sonreír y contestar: — ¡Apurémonos! Que él se te está enfriando —Exclamo esbozando una amplia sonrisa que Stell disfruto totalmente, en verdad le agradaba aquella chica, y ella admitía que él era “Casi perfecto” pues su único defecto era su gemelo diabólico. Salieron al inmenso jardín que era estilo imperial. El jardín privado de Stell era realmente hermoso. Serena solo había tenido la dicha de ver ese lugar una o dos veces y jamás de cerca. Pero esta vez lo veía con todo su esplendor, era un espectáculo digno de los dioses “Con razón al señor Stell le agrada tanto este lugar” Pensaba Serena mientras caminaba. La luna reflejaba su esplendor en la magnífica laguna en donde los cisnes y aves nocturnas embelesaban a Serena con su hermoso canto. Caminaron por un bello puente, hasta llegar a una especie de glorieta que se encontraba en medio de lago, la glorieta era de un hermoso color blanco perlado, parecía una casa de muñecas; allí había una mesa de hierro forjado de el mismo color y tres sillas que le hacían juego, Stell se apresuro a sacar una silla para que serena se sentara — muy educado de su parte — pero es que Stell era así, educado y amable. Cuando estuvieron sentados, Carl llego con una de bandeja de plata en donde reposaban el té caliente y las galletas. Las coloco en la mesa cuidadosamente y sirvió a ambos un poco de té, seguidamente hizo una reverencia y se marcho. — ¿Es hermoso no? —Pregunto Stell sacando a Serena de su trance. —Ohh si —Respondio — es realmente maravilloso. — ¿Como esta tu madre? — Se apresuro Stell a preguntar y observo apenado como Serena bajo el rostro —Entiendo Serena —Dijo Stell al ver que la chica no contestaba y se veía muy triste, aquello no le gustaba para nada, él quería verla feliz, no triste. — Gracias — Exclamo ella, el se sorprendió mucho. — ¿Gracias? ¿Porque Serena? —Pregunto confundido. —Es que usted, ha pagado todos los gastos de mi madre y los míos y yo casi no hago nada aquí, pues usted no me trata como si yo fuera un miembro de la servidumbre, y…yo no sé cómo pagarle —Ella dijo todo esto sin mirar al rostro a Stell, estaba concentrada mirando la luna reflejándose en el lago. —Serena…- Dijo y le tomo el rostro delicadamente, secándole con un dedo una lágrima que corría sigilosa por la piel aterciopelada del rostro de ella, la miro cariñoso y continuo —Lo único que tú puedes hacer para pagarme es…sonreír y no llorar ¿sí? —Le dijo cariñosamente. — ¡Señor! Usted es tan bueno, parece irreal…pero…gracias — Dijo ella sinceramente, el se sorprendió un poco al escuchar aquello, sonrió y se apresuro a hablar: —Ahora, toma tú té, o se enfriara —Le sonreía. Ella sonrió y tomo mas té, paso un rato y ellos tomaban el te riéndose y charlando cómodamente hasta que la paz fue robada, ¿adivinen por quien?. — ¡Que romántico hermanito! Jaja — Dijo una voz detrás de Serena, ella casi grita del miedo, Stell se levanto molesto: — ¡Maximiliano! ¿Qué haces aquí? —Pregunto Stell indignado. Maximiliano le puso las manos en los hombros a Serena y esta se levanto de inmediato. — Que delicada, ya ni tocarte puedo — Dijo Maximiliano, Serena se refugió tras Stell asustada. Stell se mostraba muy enojado con aquello que hacia Maximiliano, ¿será que ahora Maximiliano no podía vivir sin molestarlo? — Maximiliano ¡VETE! — Exclamo Stell alterado a su hermano, Maximiliano sonrió y se sentó donde solía estar Serena subiendo los pies a la mesa, Stell se enfado pero se contuvo. Sabía que no podía hacer enojar a su hermano porque este le podía matar sin muchos problemas. — Ohh, me encanta el té — Dijo sirviéndose el té — ¿Quieren? —No gracias — El enojo de Serena se notaba en su voz. — Ohh Cherié no te molestes, yo pensé que podíamos ser buenos amigos, mira ya se me olvido lo que dijiste de mí — Dijo sonriendo a Serena, quien se acerco a la mesa y sin ningún tipo de pavor dijo: — ¿Se te olvido? Pues te lo recuerdo: Me causas repugnancia, eres de lo peor —Exclamo ella, y Maximiliano se levanto y la miro. Stell supo que no venia nada bueno. En un segundo Stell se metió entre Maximiliano y Serena y salió disparado por los aires hasta caer al lago. Serena no entendía como pudo haber pasado. Ella corrió a la baranda. — ¡Señor! —Grito — Ohh, cherié el estará bien —Dijo Maximiliano atrás de ella —Si yo fuera tu…me preocuparía por mi vida —Con esto sonrió… -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Espero que les haya agrado el ep :) (El sexto capítulo: Rosalie. Próximamente)
Holis una Koto-chinn reportándose ^v^ Wow pobre Selena ¿Qué pasará? quiero saber.... ¿Selena se enterará que ellos son vampiros o no? Kyaa quiero saber :mad: Sobre los aspectos técnicos tienes algunas faltas de ortografía y se te olvida acentuar los verbos en pasado Espero el siguiente capítulo ^v^ Nos vemos... Sayonara!! Koto-chinn