(Long-fic) El renacer de la leyenda

Después de todo me animé a hacer después de tanto tiempo un nuevo long-fic, espero que les agrade, como siempre cualquier crítica y/o comentario serán muy bien recividos.
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Capítulo 1​

Perdido​

El frío era más que insoportable en aquella parte del país, por donde se observaba todo era hielo y picos cubiertos por nieve. La calma parecía consumir lentamente cualquier intento de ruido. No había ninguna duda de porqué el Dalai lama lo había escogido como su lugar predilecto de meditación.​

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En sí la edificación era bastante antigua aunque esto no le quitaba lo fuerte. Una torre de madera se erguía en la montaña más alta del sector; respirar se volvería imposible para quien no estuviera acostumbrado a tan extrema altura. En la cumbre de la torre se encontraba el “salón del espíritu” un lugar perfectamente cuadrado donde solo el sabio de las montañas podía entrar; más arriba del salón solo estaba el techo y una inmensa campana de oro; la función de la misma era desconocida para casi todos en la tierra, además, solo había sonado una vez… hace exactamente catorce años.​

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En silencio el viejo sabio meditaba solo en aquél pequeño y peligroso recinto, la vista era asombrosa mas sin embargo sus ojos nunca se habrían mientras se encontraba allí. De repente algo se empezó a quebrar en el aire.​

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-Ruido.​

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El anciano abrió de inmediato los ojos y observó aterrado lo que sucedía, pensó que nunca llegaría a verlo en esta vida, la montaña…. Al fin, se estaba moviendo…​

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-¡Rápido, muévanse!​

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El sector A de la torre 1 se había convertido en un verdadero caos, soldados de primer nivel corrían de forma tan desordenada que daba la impresión que no tenían la menor idea de lo que estaban haciendo. Unos cuantos oficiales de mayor rango gritaban como locos ordenes a absolutamente todo lo que se moviera y tuviera uniforme.​

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La brisa nocturna parecía haberse alterado también y se habían transformado en fuertes y violentas ráfagas de viento, el helipuerto principal del sector A parecía un juego de aire con pequeñas hormiguitas uniformadas corriendo por doquier.​

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-Quiero que todos estén listos ya- la extraña figura emergía lentamente de las sombras a espaldas de los oficiales principales- es imperante llegar antes que ellos, para esto nos hemos estado preparando, este es el día.​

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Todo el personal se unió en un fuerte “¡Sí, sí señor!” al tiempo que un helicóptero hacía su aparición en lo alto del cielo estrellado. Su potencia era superior a la de cualquier otro visto antes por todos los presente excepto, claro, el jefe. Conforme bajaba, las ráfagas de viento lanzaron a muchos pequeños soldados fuera del edificio… una caída de más de ciento cinco pisos; cerca de quince agentes perdieron la vida en solo lo que la enorme maquina logró aterrizar.​

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-Señor, todo listo- dijo la chica de cabello rojo escarlata al tiempo que abría la puerta del helicóptero- partiremos en seguida lo ordene.​

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Cuando los oficiales voltearon para ver al jefe este ya había desaparecido; ahora dirigieron su mirada a la figura que ingresaba a la máquina… el jefe se había tardado menos de dos minutos en bajar un piso completo e ingresar a la nave, sin duda, era tan impresionante como cuentan las leyendas.​

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-Listo –mientras la puerta a su espalda se cerraba-, partimos de inmediato.​

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La gigante armazón metálica se alzó a velocidad impresionante arrojando otros cuantos soldados por los bordes. Ambos oficiales quedaron sorprendidos con la fuerza del aparato, sin duda el poderío del Equipo Rocket sobrepasaba toda suposición.​

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Por más que intentaba el pobre hombre, el terremoto era tan intenso que a duras penas lograba mantenerse en pie. Estiró con esfuerzo el brazo procurando no perder el equilibrio, sus dedos tocaron ligeramente el grueso mecate antes que pudiera tomarlo por completo con la mano, de inmediato, el tiempo se detuvo por un instante, sus ojos vieron atónitos la inmensa masa de nieve que tenía a solo unos cuantos metros de su rostro “avalancha” pensó. Sus manos tan solo pudieron alar de la cuerda una vez… solo se pudo dar una campanada, después, todo su mundo se tornó blanco… todo había acabado, como siempre lo pensó, la luz era lo único que observaba, el final digno para alguien como él, sin embargo, en tan solo una fracción de segundo, toda la luz se fue, ahora la oscuridad lo envolvía amenazante.​

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-Al fin llegaste, no pensé que él fuera a tardar tanto en despertar.​

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La espeluznante voz parecía provenir de todas partes a la vez, sin embargo ni la oscuridad, ni lo tenebroso de la voz le provocaba ningún tipo de temor al viejo monje, su cuerpo temblaba por otra razón, había muerto, eso estaba claro, sin embargo, aún no podría descansar…​

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-Ash, Ash-​

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La pequeña chica de cabello azul movía incansable al dormido entrenador; un fuerte terremoto los había sacudido iniciando la mañana y el chico parecía no haberlo sentido, dormía tan plácidamente como si nada hubiese pasado.​

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-¿Qué? –Con los ojos entrecerrados- ¿Dawn? –Abriendo más los ojos- ¿Qué pasa por qué me despiertas, ha sucedido algo malo? –Notando el miedo en el rostro de su amiga.​

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-Tembló Ash, muy fuerte –claramente en pánico- todos los pokémon del bosque no han dejado de moverse asustados y pero aún peor, Brock… Brock –a punto de llorar.​

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-¿Qué, qué pasa con Brock? –Tomando a la joven por los brazos- Dawn ¿Qué pasa? Dime.​

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-Brock… ha desaparecido.​

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Capítulo 2
Movimiento legendario. EL inicio de la catástrofe.

La pareja de amigos estaba completamente desconcertada, tanto Brock como sus pokémon parecían haber desaparecido de la nada, como si el temblor se los hubiese tragado. El sol ya comenzaba a ocultarse en el horizonte, casi simulando irónicamente su cansancio por aquél ajetreado día. Todos los pokémon seguían buscando, desde el cielo, tierra e incluso por el río que corría cercano, ninguno había encontrado nada, ni si quiera una ligera pista de lo que le hubiese podido pasar al joven.

-Esto es imposible Ash –acercándose al desesperado entrenador-, creo que ya es hora de ir al pueblo y habar con Jenny.
La angustia se notaba en el rostro del joven, sentado en la tierra su cerebro estaba a punto de dejar de trabajar, había pensado cuanto había podido y por más que se esforzaba su mente no le proporcionaba ninguna idea del posible paradero del criador.
Justo cuando se levantaba para llamar a sus amigos esparcidos por el lugar y poner en marcha la idea de Dawn algo cambió en el ambiente. El aire se hiso más denso y unas extrañas nubes negras cubrieron todo el cielo, a continuación una extraña esfera se formó del centro de las nubes y comenzó a descender lentamente. Lo que venía dentro de la extraña esfera le era conocido a Ash, lo extraño era, ¿qué estaba haciendo él aquí? No lo veía desde aquél extraño incidente en los alrededores del Cañón Pureza en Johto.

-Entrenador Ash ketchum –llegando al suelo justo a unos cuantos pasos de los jóvenes-, necesitamos hablar.

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Una molestia le había sacado de su gran descanso, era esta la segunda vez en tan poco tiempo, y de nuevo, tendría que bajar, después de todo era su deber. Se despertó y permaneció en calma por unos momentos, sintiendo… de pronto, un extraño escalofrío le recorrió el tiempo, una sensación que nunca había experimentado antes… miedo. Aquella presencia, aquél poder, estando tan largo le había producido eso tan extraño. De todas formas, tenía que bajar. En tan solo una fracción de segundo se dirigió ya a investigar qué sucedía.

La calma de aquellos míticos montes se había quebrado por completo, los pokémon de aquéllos remotos lugares huían despavoridos mientras otros eran
arrasados por las increíbles avalanchas que provocaba la enorme criatura con tan solo moverse un poco. Rayquaza llegó desde el cielo justo en cima del enorme monstro, comparado con él, el legendario dragón volador parecía solo una pequeña lombriz. La leyenda del aire no podía creer lo que observaba. Comprendió de inmediato que no sería rival para aquella bestia y se marchó con un plan en su cabeza. No solía huir y hacerlo le resultaba humillante, sin embargo eso le habían ordenado hacer en caso de que esto sucediera, aunque jamás pensó que no todo iniciaría con el hielo.

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El clima era lúgubre en su totalidad, una densa neblina recorría todo el suelo de aquél pequeño pueblo pesquero. El extraño visitante había aparecido cerca de las cinco de la tarde y con él vinieron no solo la neblina, sino la penumbra, la soledad, el frío y aquella sensación tan aterradora. Todos los lugareños se habían encerrado por completo en sus casas y de ahí no habían salido durante todo el tiempo. A pesar de que el hombre llevaba ya cinco horas arrodillado frente al muelle nadie se animaba a hacer ningún movimiento, ningún sonido.

-Criatura de la creación inicial, por tu inmenso poder y por aquello que nuestros antepasados crearon te pido y solicito amablemente como tu fiel sirviente, DESPIERTA Y DOMINA AHORA AL MUNDO COMO LO HICISTE TANTOS AÑOS ATRÁS.-

La extraña oración había sido la misma durante todo este tiempo y parecía no haber tenido efecto alguno sobre nada… Luego, en el inmenso y oscuro mar, cerca de la costa, comenzaron a emerger pequeñas burbujas, iniciaron como muy poquitas pero iban creciendo y creciendo cada vez más tanto en tamaño como en cantidad. Una sonrisa se dibujó en el rostro de aquél encapuchado.

-Vaya que ha costado, pero ahora, todo está listo.

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La gigantesca serpiente verde había llegado ahora a la superficie de una remota región del océano, su intención, despertar a un viejo conocido suyo, Kyogre. Llamó con estridente ruido hacía el mar. Las hondas de su voz separaron las aguas en dos grandes masas, y allí, en el fondo, donde debería haber estado reposando la inmensa ballena legendaria solo residían sus restos, partes de Kyogre ensangrentadas regadas por el fondo el fondo marino.


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Muchas gracias por leer espero que les haya gustado.
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