El relicario de las 12 almas.

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Florentina, 17 Marzo 2010.

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  2. Si, pero, deberias trabajar mas en el.

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  3. Pues, esta mas o menos, como que le falta mas dedicacion.

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  4. No, esta aburrido.

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  5. No. Esta terrible, deberias dejarlo hasta aqui.

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  1.  
    Florentina

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    El relicario de las 12 almas.

    Hola.
    Este es un fic que escribí, espero que les guste y no les aburra el principio. Espero sus comentarios.
    ----------------------------------------------------------------------------------------------
    Capitulo 1: Sueños y predicciones.

    Corría en medio de un bosque, debía huir.

    Estaba exhausta, alterada, aún no lo podía creer. Él, mi mejor amigo… no, no podía ser verdad. Esto no era verdad, no podía serlo.

    Mis amigos… no sabía si aún permanecían con vida o si ya había acabado con ellos como con tantos otros.

    Ya me costaba respirar, el aire quemaba al pasar por mi nariz, estaba adolorida, mi cuerpo estaba herido, pero no podía parar o todo acabaría.

    La luz tenue del atardecer comenzaba a desaparecer; esquivaba árboles y arbustos que aparecían delante de mí. Mis ropas estaban sucias, el lodo en mis zapatos hacía difícil mantener el equilibrio, entonces lo oí.

    PUM.
    La detonación de un arma; ya estaba cerca.

    El pánico se apoderó de mí. Aceleré el paso, brinqué un tronco que yacía incrustado entre la maleza del bosque, pero, al tocar el suelo resbalé debido al musgo que se había formado.

    Caí de rodillas en el frio lodo. Apenas había logrado detener un seguro golpe en la cara colocando mi mano como acto reflejo delante de mí, provocándome una cortada poco profunda, pero que comenzó a sangrar. Ignoré el dolor punzante que la herida me generaba, ya que no tenía tiempo para pensar en ello.

    Me levanté en un esfuerzo sobre humano y continué corriendo.

    La cara me ardía, el sudor provocaba una sensación de picazón en mi piel, no podía parar de jadear, nadie podía auxiliarme, mis energías ya estaban por agotarse y me había convertido en presa del pánico, el cual se acrecentaba con el paso de cada segundo.

    PUM.

    Una segunda detonación; estaba aun más cerca.

    Las rodillas me temblaban, comenzaba a desorientarme, sentía una presión en el estomago y la temperatura del bosque comenzaba a disminuir, el frio aumentaba. Me percaté de que tenía los ojos ardiendo, sentía las palpitaciones de mi corazón demasiado fuertes, los oídos comenzaban a zumbarme, mis jadeos aumentaban de una forma desmesurada.

    PUM.

    La tercera detonación, pero ya no estaba lejos, es más, estaba mucho más cerca de lo que hubiese podido imaginar.

    Después del sonido generado por la detonación sentí un dolor en el hombro derecho, tropecé pero, a duras penas, logré mantenerme en pie.

    Comencé a sentir como un líquido tibio resbalaba desde el punto en el que había sentido el dolor. Sentí un mareo y nauseas, perdí el equilibrio y finalmente caí al suelo… me giré, ya que había caído boca abajo. Intenté ver el cielo por la que sería la última vez, pero, las hojas de las copas de los árboles me impidieron la vista.

    Unos pasos comenzaron a escucharse cada vez más cerca. En un instante ya estaba ahí, de pie junto a mi cuerpo que yacía en el suelo pero, ya no podía preocuparme…

    El viento sopló fríamente, entonces dirigí mi mirada hacía él, debía verle el rostro, pero, no era él quien estaba ahí, era alguien más…era…era…

    -¡YAVEHLI¡ - gritaron mi nombre y, en aquel momento, desperté.

    Estaba soñando, solo era un sueño.

    Me había quedado dormida en la tina de baño. El agua que en un principio había estado demasiado caliente ahora estaba tibia, casi fría.

    Me erguí y miré a mí alrededor con sobresalto. Me pasé las manos por la cara y arrastré el cabello mojado que ahí estaba hasta la parte de la nuca.
    Suspiré.

    Sentía un escalofrío recorrer mi espalda. Parpadeé un par de veces, mi respiración estaba agitada y no lograba calmarla. Respiré profundo para aclararme las ideas y relajar mi cuerpo tensado.

    Me levanté de donde estaba y tomé mi bata de baño. Me envolví en ella y quité el tapón del fondo de la tina para que saliera el agua. Caminé hasta el espejo, aun sobresaltada.

    Miré mi reflejo, parecía exhausta, casi como si llevara una semana sin conciliar el sueño. Mis ojos, de un tono negro, carecían de brillo, mis parpados estaban hinchados y tenía unas ojeras terriblemente marcadas.

    -Que demacrada me veo…- murmuré para mí misma.

    Tomé un cepillo para el cabello e intente colocar mi flequillo en su lugar. Volví a suspirar.

    Mi cabello era largo, me llegaba a la parte media de la espalda, y aún escurría, así que tomé una toalla y, al darme por vencida en mi intento de colocar mi cabello a mi modo, lo envolví en la misma.

    Salí del baño torpemente para dirigirme a mi habitación, que se encontraba cruzando el pasillo.

    Caminé hasta el tocador y de uno de los cajones extraje mi secadora de cabello. Mi adorable habitación, decorada con tonos azules y blancos, estaba perfectamente ordenada, un claro indicio de que tenía demasiado tiempo libre. Posé mi mirada en el espejo del tocador, para después pasarla a mi cama, y de ahí al ropero blanco que estaba al lado de la misma.

    Pasé al lado de la cama hasta el enchufe libre que quedaba al lado de la puerta. Conecté la secadora y con desgana me sequé el exceso de agua en el cabello. Al terminar guardé el artefacto en su lugar y, sabiendo que mi padre llegaría en cualquier momento, me apresuré a vestirme.

    Me puse una playera de manga larga color beige, un pantalón negro y unos tenis de un tono igual al de la playera.

    Ya lista me dirigí al espejo largo que estaba en una de las puertas de mi ropero. Mi reflejo no me mentía, aun parecía demasiado cansada, pero, al menos lucía un poco mejor que antes.

    Me dirigí al tocador, tome un cepillo azul que estaba a la vista y comencé a intentar peinarme.

    Cepillé mi cabello repetidas veces para después tomar un par de broches y colocarlos de forma en que mantuvieran a mi rebelde cabellera en su lugar. El día seguramente sería igual de aburrido que los demás, pero, al ser hija única, terminé acostumbrándome a la monotonía de una vida así.

    Dejé el cepillo en su lugar, para caminar en forma perezosa hasta la ventana de marco blanco que quedaba en el otro extremo de mi habitación. Hice a un lado la cortina de tela blanca con encaje azul para poder mirar hacia la entrada de la casa, la cual, estaba vacía, cosa que no me sorprendió.

    Realmente no sabía porque me esforzaba en guardar la esperanza de que mi padre llegara a casa antes del medio día los fines de semana, ya que, bien sabía yo que sábados y domingos prefería quedarse en su oficina, o, al menos así era ya desde que mamá había fallecido.

    Cerré la cortina y me dirigí a la puerta, ahora que lo pensaba, no había desayunado nada, y el estomago comenzaba a dolerme de hambre.

    Bajé a la cocina a ver si podía encontrar algo que comer mientras la Sra. Maru llegaba a preparar la comida.

    La cocina, una perfecta replica de una cocina sacada de cuentos de hada, resplandecía por el exceso en el uso del color blanco para todos los detalles. Llegué hasta el refrigerador, lo abrí y me incliné para ver si podía encontrar algo comestible y que fuera de mi agrado ya que solía ser demasiado melindrosa en ese aspecto. Solo lograba ver las latas de cerveza de mi padre, una jarra con jugo de naranja, algo de leche, huevos, ensalada de verduras, un par de barras de mantequilla, crema y algo de queso.

    Después de examinar con rigor lo que ahí había me decidí solo por tomar la jarra con jugo de naranja. Acto seguido me dirigí a la alacena, tomando de pasada un vaso de los que estaban limpios sobre la mesa.

    Dejé el vaso y la jarra con jugo sobre el pequeño espacio vacío que quedaba al lado del horno de microondas, para poder así sacar un tarro de mermelada de fresa y el pan integral de la alacena.

    Ya con esto en mano tome un plato y un cuchillo de cubierto para prepararme unos sándwiches de mermelada. No me demoré mucho, y al cabo de solo unos instantes mi desayuno estaba listo.

    Antes de salir de la cocina me aseguré de haber dejado todo tal y como lo había encontrado, sino la Sra. Maru se quejaría de que nada podía quedarse limpio 5 minutos, lo cual, para mí, era una exageración. Técnicamente era la única que vivía en esa casa, ya que, con mi padre siempre en el trabajo y yo con una vida social decadente, no había mucho que ensuciar o limpiar.

    Me dirigía hacia la sala de estar con mi jugo y mis sándwiches dispuesta a ver un poco de televisión cuando el teléfono sonó. Rápidamente dejé lo que llevaba en las manos sobre la mesa de centro para después apresurarme a alcanzar el aparato que no dejaba de sonar.


    -¡VOY! – grité con desesperación al oír el tercer pitido emitido por la infernal maquina, y, al percatarme de que era una llamada TELEFONICA, me sentí estúpida.

    Levanté el auricular bastante molesta, pero, procuré que eso no sonará en mi voz, ya que suficiente era con sentirme estúpida por gritarle al teléfono.

    -Buenos días…- pronuncié al colocarme el aparato en el oído.

    -Hola…Yavehli, ¿eres tú? – esa voz.

    -Anahí… claro que soy yo tonta, ¿Quién esperabas que te contestara? – respondí al tono extremadamente dulce de la chica.

    Anahí era una de mis pocos amigos. Era muy inteligente, pero, le ganaba su vanidad. Siempre se me había hecho bastante divertida en su forma de ser, pero, igualmente, exasperante.

    -Oh, cierto, perdón. Oye, ¿estarás en tu casa al rato? – contestó aun en su tono extremadamente dulce.

    -Sí, igual que siempre, no tengo mucho que hacer. – respondí.

    -Genial. Paso por tu casa como en 2 o 3 horas ¿sí? – dijo Anahí, casi gritando, cosa que me tomo desprevenida.

    -Bueno… ¿tengo opción de oponerme? – pregunté con sarcasmo.

    -Eh…no, realmente no.

    -Entonces te veo aquí.

    -Ok niña, te veo luego, cuídate Yavi. – exclamó para después cortar la llamada.

    “Esa niña” pensé para mis adentros. Anni siempre había sido tan espontanea y eufórica que a veces me daba miedo. También solía portarse impulsiva y sobre protectora, en especial conmigo.

    Coloqué el auricular en su lugar, y con paso lento me dirigí a la sala para desayunar al fin.

    Comí con mucha tranquilidad mientras veía una película que estaban pasando en el canal que frecuentaba ver. Acabé mi improvisado desayuno y me dirigí a la cocina para dejar mis trastes sucios en el fregadero.

    Comenzaba a aburrirme, así que decidí subir a mi habitación, trabajaría en mi laptop ya que tenía tarea pendiente para entregar el lunes. Regresé a la sala para apagar el televisor y las luces, y, cuando me encontraba al pie de las escaleras dispuesta a subir escuché el timbre de la puerta.

    DING DONG.

    “¿Qué?” pensé. Aún faltaba como una hora y media para que Anni llegara, por lo que me resultó extraño que alguien tocara. La Sra. Maru traía llaves de la puerta principal al igual que mi padre.

    Me di la vuelta y me apresuré a la puerta. El cristal esmerilado de la puerta me permitió observar la clara imagen de una silueta con traje oscuro.

    Continuara.......
    --------------------------------
    Eso es todo.

    Bye.
     
  2.  
    Florentina

    Florentina Usuario común

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    Re: El relicario de las 12 almas.

    Hola.

    Chris, gracias por leer mi historia, espero y te guste.

    Aqui la conti:
    ---------------------------------------------------------------
    Capitulo 1
    Parte 2
    Me di la vuelta y me apresuré a la puerta. El cristal esmerilado de la puerta me permitió observar la clara imagen de una silueta con traje oscuro.

    -¿Quién? – pregunté en voz alta.

    -Soy yo hija, por favor abre.- respondió la conocida voz de mi padre.

    Abrí la puerta de golpe.

    -Papá, ¿Por qué tocas? – le cuestioné mientras me hacía a un lado para permitirle el paso.

    -Perdona Yavehli. Es que en la mañana olvidé mis llaves en mi habitación. De hecho tuve que pedirle al encargado de la limpieza del despacho que me abriera mi oficina. – me explicó mientras acomodaba sus cosas en sus respectivos lugares.

    Cerré la puerta y seguí a mi padre hasta la cocina, donde tomó un vaso y se sirvió agua simple.

    -Qué bueno que llegaste. – le dije en cuanto él bajo el vaso, y después me acerqué para darle un beso en la mejilla.

    -Aún no llega la Sra. Maru. – dijo él, y me tomó un segundo percatarme de que no era una pregunta sino una afirmación.

    -Este… papá, oye, al rato va a venir mi amiga Anahí, espero y no te moleste. – le avisé mientras nos dirigíamos hacia la sala.

    -Está bien, siempre y cuando no hagan nada malo. – exclamó él mientras se sentaba en el sillón.

    -No, realmente no se que quiera ahora, pero bueno, es mejor que no hacer nada. – respondí. -¿Planes para hoy? – terminé por preguntarle al ver que tomaba el control remoto.

    -Ver un poco de fútbol. – respondió mientras se acomodaba.

    Mi padre era un hombre de 40 años, aunque realmente lucía mucho más joven. Sus canas casi no se le notaban, y, aún las que si se le veían, no le hacían lucir viejo en lo más mínimo, por el contrario, le daban una apariencia de madurez. Trabajaba en un despacho jurídico como Sindico Procurador, o al menos eso era lo que sabía.

    -Bueno papá, entonces te dejo, en lo que Anni llega prefiero adelantar un poco a mi tarea.

    -Muy bien hija, te veo luego.

    Y sin más me fui de la sala para ir a refugiarme en mi pequeño mundo, mi habitación.

    Mi padre era un buen tutor, por llamarlo de alguna manera, siempre al pendiente de mis necesidades básicas, y, al igual que todo padre amoroso, sobre protector y sin una pizca de idea de cómo tratar con adolecentes. A veces, incluso, me costaba creer que mi padre había sido adolecente, pero, las pláticas con mi abuela paterna me lo recordaban.

    Alcancé a escuchar como mi padre encendía el televisor y subía el volumen para no perderse un solo detalle de su partido. Bueno, era la copa mundial, por lo que supongo que, como para todo hombre, era de vital importancia ver esos partidos para él.

    Cerré la puerta de mi cuarto tras de mí y, con paso firme, me acerqué hasta mi pequeño escritorio que estaba al lado de la ventana. Tomé la laptop y la abrí, presioné el botón de encendido y esperé a que estuviera funcional para ponerme a trabajar.

    Comencé el reporte del libro que la señorita Ramos nos había dejado, un reporte sobre la novela El Refugio de Nora Roberts, en lo particular, mi escritora favorita. El libro lo habíamos elegido nosotros, pero, la mayoría había elegido novelas de mitología y otros de vaqueros, por lo que fui de los pocos alumnos que nos salimos de la temática que prevalecía en la escuela.

    Terminé el reporte en menos tiempo de lo esperado, así que lo imprimí sin perder un segundo.

    En lo que la impresora hacía su trabajo decidí iniciar sesión para el chat, a lo mejor y encontraba a alguno de mis primos o compañeros de la escuela conectados, pero, no fue así. Ninguno de mis contactos estaba conectado, lo que me resultó algo un poco desilusionante, aún faltaba para que Anni llegara, y mi padre estaba abajo muy adentrado en el juego para ese momento.

    El trabajo terminó de imprimirse, así que lo engrapé y lo guardé en un folder beige que tenia libre mucho cuidado, para después colocarlo en mi mochila ya que no quería olvidarlo.

    Regresé a ocupar mi lugar delante de la laptop para buscar algo más en lo que pudiese perder mi tiempo, pero me sorprendí al ver que alguien se había conectado y estaba iniciando conversación conmigo.

    -HOLA.- marcaban las letras del cuadro de conversación.

    -HOLA. – respondí.

    -¿A QUE NO SABES QUIEN SOY?- preguntó.

    -NO. – respondí yo sin darle importancia. – PERO PUEDO ADIVINAR.

    -AVER INTENTALO.

    No escribí nada por un largo rato, sin imaginarme quien podría ser, ya que no lo tenía agregado como un contacto.

    -VAS EN LA MISMA ESCUELA QUE YO? – terminé por preguntar.

    -SI.- contestó casi inmediatamente.

    -ERES VARON?

    -SI.

    -VAS EN MI SALON?

    -SI. – en ese momento supe quien era.

    -A, YA SE, ERES ANGEL.

    -SI.

    Ángel era mi único amigo varón, por lo menos en la escuela, y, además, era la persona a quien más confianza le tenía. Con él no podía durar peleada más de un día, ya que siempre alguno de los dos le pedía disculpas al otro, sin importar quien estuviera equivocado.

    -QUE HACES? CAMBIASTE TU DIRECCION EN EL CHAT? –le pregunté.

    -SI. – respondió. – OYE, VAS A SALIR ESTÁ SEMANA O LA PROXIMA?

    Esa pregunta me tomó por sorpresa.

    -NO, POR?

    -POR NADA. MEJOR, ASI SE EVITAN LOS ACCIDENTES.

    Eso ultimo no lo entendí, pero, preferí no preguntar, “si fuese algo de importancia me lo diría” pensé.

    Terminé hablando con Ángel por más de una hora, por lo que me sorprendí al ver que Anni no tardaría mucho en llegar.

    -YA ME TENGO QUE IR ANGEL, PERDON, NOS VEMOS EL LUNES EN LA ESCUELA.

    -ENSERIO? ESTA BIEN. CUIDATE.

    Rápidamente cerré sesión y apagué la computadora. Me estiré y caminé hasta la puerta. En cuanto salí de mi habitación pude escuchar la voz de mi padre que le gritaba al televisor.

    -¡Eso es falta! ¡ALBITRO VENDIDO, ESO ERA PENAL!

    Sonreí para mí misma en cuanto pude ver a mi padre con una cerveza, de las que estaban en el refrigerador, en la mano.

    -¿Cómo van? – le pregunté.

    -Muy mal, ya se lesionaron 2 de los jugadores y el albitro está en contra de nuestro equipo.

    Moví la cabeza con ligera negación, pero él no lo notó.

    -Esperaré a Anni en la cocina. – le avisé para dejarlo solo en la sala otra vez.

    Mi padre estaba muy apasionado viendo el juego, y era mejor que lo dejara así, después de todo, no quería arruinarle su “felicidad” con mi ignorancia sobre los deportes. Llegué hasta la cocina, y, no lo había notado hasta estar dentro, pero, el olor a estofado ya se había dispersado por todo el lugar. La Sra. Maru ya había llegado y estaba cocinando lo que sería la comida.

    -Buenas tardes señora Maru. – saludé intentando parecer cortes.

    -Buenos días señorita Ortiz. ¿Deseaba algo? – el tono de Maru, tan cálido y familiar.

    -Maru, te he dicho que me llames Yavehli, o Yavi si así lo prefieres. – respondí mientras me sentaba en una silla vacía.

    -Perdone señorita Yavi, pero es la costumbre. ¿Gusta algo de comer?

    -No gracias. – contesté. En aquel momento Maru me miró a la cara.

    -Señorita Yavi, realmente luce muy mal, como si estuviera muy cansada. ¿Acaso no durmió bien anoche?

    Vaya, había pensado que no lo notarían, o que al menos ya no era tan evidente.

    -No, no es eso, es que… tuve una pesadilla, un sueño raro mejor dicho. – mentí, bueno, dije la verdad a medias, no quería que Maru se enterara de que me había quedado dormida en la tina de baño.

    -¿Raro? Cuidado, existen sueños que revelan el futuro, ¿Qué tal si es uno de esos sueños?

    “¿Predicción?” pensé, no, no era posible. Yo prefería no creer en las predicciones, para mí los sueños no eran más que el reflejo de algún sentimiento subconsciente.

    Me quedé ahí sentada observando a Maru hacer la comida, Anni no debería tardar en llegar.

    Continuará...
    -------------------------------------------------------

    Eso es todo.
    Hasta la proxima.​
     
  3.  
    DS Kun

    DS Kun Iniciado

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    Pluma de
    Escritor
    Re: El relicario de las 12 almas.

    Wow! Impresionante, hay tanto suspenso que me dan ganas de leer más >w< El principio no es aburrido, sino más bien descriptivo, para ponernos a todos en contexto así que no te preocupes que al menos yo no me aburrí en lo absoluto x3
    Espero la conti y gracias por comentar mi fic :D te devolveré el favor xDD
     
  4.  
    Florentina

    Florentina Usuario común

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    Re: El relicario de las 12 almas.

    Hola.

    Les traigo la conti de mi fic. Espero que sigan leyendola.
    Gracias a mis dos lectores... DS Kun y moko-chan, agradesco de todo corazon sus opiniones.

    ------------------------------------------------------
    Capitulo 2: Planes.

    Llamaban a la puerta con desesperación, así que me apresure a abrir. Mi padre, aunque escuchó el timbre sonar en repetidas ocasiones, se quedó sentado, mirando sus interesantes deportes. Me pareció que ahora estaba viendo un partido de basquetbol, el partido de futbol ya había acabado.

    Abrí la puerta para encontrarme con Anni, quien iba arreglada como si hubiese ido a una fiesta.

    -Que desesperación. – pronuncié, ya que la susodicha aun tenía la mano en el timbre.

    -Ups, perdón, es que pensé que te tardarías siglos en abrirme si no tocaba así. - respondió ella mientras quitaba la mano del timbre y la bajaba a la altura de su cintura.

    -Pasa. – dije mientras me hacía a un lado para dejarla pasar.

    Mientras yo cerraba la puerta Anni caminó hasta la sala, donde se acercó a mi padre para saludarlo.

    -Buenas tardes señor Alberto.

    -Buenas tardes Anahí. – respondió mi padre separando la mirada del televisor y levantándose de su lugar.
    Ambos se tendieron la mano y Anni se estiró para darle un beso en la mejilla.

    -Oye papá, vamos a estar en mi habitación, si no te molesta. – exclamé en cuanto ambos se separaron y Anni regresó a m i lado.

    -Claro que no me molesta. – respondió él mientras regresaba a su lugar. – Solo no hagan nada malo. – agregó.

    -Okis. – gritó Anni mientras se adelantaba hacia las escaleras. – Lo veo luego señor.

    Subimos hasta mi habitación, Anni ya conocía muy bien el camino. Abrí la puerta y dejé entrar a Anni en m i cuarto, no sabía que quería, pero algo era seguro con ella, lo que fuese que quisiera no me iba a agradar.

    Anni caminó hasta mi cama y se sentó en ella. Yo me acerqué y me senté a su lado.

    -¿Y…que pasa? – pregunté.

    -Bueno, - respondió ella. – en casi 2 semanas es tu cumple…- “ay, no” pensé al escucharla. - …tenía pensado que ese día podemos ir a dar una vuelta.

    -¿Qué? – pregunté estupefacta.

    Anni tenía razón, en casi 2 semanas seria mi cumpleaños número 17, pero, realmente yo prefería dejar ese día de lado, después de todo, no me hacía muy feliz.

    Cuando yo había cumplido 10 años de edad mi madre había caído enferma, ¿de qué?, nunca lo supe, solo recordaba que, el día de mi cumpleaños número 12, ella falleció.

    Ese día nunca podría olvidarlo, ya que técnicamente ella había fallecido en mis brazos, la última imagen que guardaba de ella era su mirada cariñosa y las lagrimas en sus ojos, nunca había entendido porque hasta que sucedió.

    -Y… bueno, esto no es una opción, todo ya está preparado, el día de tu cumple yo vengo por ti. – la voz de Anni me trajo de golpe a la realidad.

    -Pero… - intenté oponerme, aunque sabía que era inútil.

    -Ah, no, nada de que no quieres o algo así. El día de tu cumpleaños yo vengo por ti.

    -Ok, pero, al menos me puedes decir que vamos a hacer. – expresé con descontento.

    -No, es una sorpresa.

    -Muy bien, pero, recuerda que mi padre debe estar enterado, o si no…

    -No te preocupes, ya lo está. – oh no, esa era mi única salida, mi padre, pero, si Anni ya había hablado con él, no había posibilidad de que me refugiara en eso.

    -Muy bien. – me resigné.

    El día pasó aburrido, bueno, hasta donde se puede cuando se está con Anni. Técnicamente no hicimos nada, salvo platicar sobre algunas cosas que eran irrelevantes para mí. De repente mi mente comenzaba a vagar por mi pasado, el pasado que tanto intentaba ocultar en lo más recóndito de mi memoria, pero, eso era algo casi imposible, y más aún con mi cumpleaños a la vuelta de la esquina.

    Anni terminó por irse a su casa a las 8 de la noche, la acompañé hasta la puerta y ella insistió en que podía irse sola, a mí esa idea no me agradaba, en especial porque las calles de noche eran demasiado peligrosas, aunque por el vecindario nunca pasaba algo “malo” no me terminaba de agradar la idea de Anni de irse sola.

    En cuanto la despedí en la puerta me regresé a mi habitación. Al pasar por la sala la encontré vacía, mi padre ya se había ido a su habitación, pensaba en ir a ver como estaba, pero, en cuanto me proponía subir las escaleras un gruñido resonó: mi estomago. Tenía mucha hambre y no lo había notado hasta ese preciso instante. Usualmente alimentarme era algo que olvidaba con regularidad.

    Di media vuelta para dirigirme a la cocina.

    La Sra. Maru ya se había ido, pero me había dejado una charola cubierta con papel aluminio sobre la mesa, al lado del horno de microondas. Pegado al papel aluminio estaba una nota que Maru había escrito.

    Srita Yavi.
    Le he dejado su cena lista, solo caliéntela en el microondas. La hubiese llamado a cenar, pero me pareció que estaba muy ocupada con su amiga.

    Por favor cene, sino, le hará mal.


    Con cariño Maru.

    Arrugué la nota y la guardé en la bolsa de mi pantalón. Después tomé la charola y le quité el papel aluminio para poder meterla en el horno.

    Ya caliente la cena la coloqué en uno de los platos limpios que estaban colocados en una repisa. Tomé algo de agua y me subí a mi habitación. Cené en silencio, pensando en el sin fin de cosas que aún quedaban por hacer para la escuela. No tenía mucho que habíamos empezado nuestro 4to semestre de preparatoria, y ya tenía demasiada tarea.

    Al acabar la cena bajé los trastes sucios, con desgana me dirigí a la puerta para asegurarme de que tenía puesto el seguro y de que el sistema de seguridad estaba activado. Todo estaba en perfecto orden.
    Subí de regresó al segundo piso, pero no me dirigí a mi habitación, sino que en está ocasión me dirigí a la habitación de mi padre.

    Llamé a la puerta tranquilamente, aún debía permanecer despierto.

    -¿Quién? – preguntó con voz cansada y casi inaudible.

    -Un asaltante. – respondí. - ¿Quién más va a ser?

    -Ah, pasa Yavi. – gritó un poco más fuerte.

    Abrí la puerta y entre.

    Mi padre estaba sentado al filo de su cama, escogiendo entre dos libros que tenía en sus manos.

    Aquella habitación, siempre estaba igual. No podía evitar sentir como la nostalgia invadía cada célula de mi ser, verla era un poco difícil, prefería evitar entrar allí. Los cuadros de las paredes, aquel perfume de flores que nunca se desvanecía, el tapizado en tonos rosas y rojos, los muebles…todo, todo me recordaba a ella, y era muy doloroso.

    -¿Qué? ¿Ya te aburrieron los deportes? – bromeé intentando ocultar el dolor que sentía por dentro.

    -Ja, no, solo es que mañana deberé levantarme temprano. – respondió en el mismo tono en que yo le había preguntado.

    -Bueno, me iré a dormir. – le dije mientras me acercaba hacía él para darle un beso en la mejilla.

    El se dejó besar, y, aunque él no lo notó, pude ver el dolor reflejado en su mirar; evité mirarlo fijamente.

    -Descansa hija.

    Estuve a punto de preguntarle porque había aceptado el que yo fuera con mis amigos el día de mi cumpleaños, pero sabía que él no me respondería sinceramente, o, tal vez incluso el tampoco sabía porque me dejaba ir, así que mejor lo dejé como estaba.

    -Hasta mañana. – musité en un tono de voz bajo para después salir de la habitación.

    El camino hacia mi habitación estaba oscuro y, extrañamente, sentí un escalofrío. De pronto pude sentir como alguien me miraba… alguien que estaba justo detrás de mí… volteé abruptamente para encontrarme con el pasillo desierto y oscuro.

    -¿Qué…que rayos? – murmuré para mí misma.

    Mi respiración repentinamente se alteró, sentí un estremecimiento y un nuevo escalofrío recorrer mi espalda.

    Sacudí la cabeza y me di la vuelta.

    “Tonta” pensé “¿Qué te pasa?” Respiré profundamente y retomé mi camino hacia mi habitación.

    Entré a mi habitación y cerré la puerta detrás de mí, colocándole el seguro. Caminé hasta la cama… estaba muy cansada.

    Llegué hasta la ventana donde la cortina impedía la vista hacia afuera. Torpemente la aparte para encontrarme con una luna llena que estaba justo delante de mí. “Que bella” pensé, por un momento me perdí en la luz que emanaba la luna, una luz plateada, llena de paz y que me provocaba un sentimiento de tranquilidad. De golpe regresé a la realidad, y volví a colocar la cortina en su lugar. Me di vuelta para ir hasta el ropero y sacar mi pijama de su interior.

    Las ropas, de tonos claros, estaban dobladas y guardadas en su lugar correspondiente. Con la pijama en la mano me dirigí al baño para cambiarme, después me dirigí a apagar la luz y como último acto de aquella noche me acosté para dormir.

    Al dormir el ambiente que sentí fue profundo y relajante, logré descansar lo suficiente, pero el sueño que tuve me confundió.

    Después del extraño sueño que había tenido cuando me había quedado dormida en la tina de baño pensaba que nada me sorprendería, pero, por lo visto no era así. En esta ocasión me encontraba en una carretera a la orilla de un bosque. Estaba con Anni y algunos conocidos, la verdad, no recordaba con exactitud con quienes más estaba, pero, lograba recordar una sensación de familiaridad con ellos.

    Estábamos parados cerca de una enorme y vieja” mansión”, por llamar a la casona de alguna manera.

    Fácilmente podía notar que era una construcción realizada antes de 1910, incluso antes de 1800, ya que la arquitectura se parecía mucho a las de aquella época. Al parecer nos encontrábamos viajando en la camioneta Ford Lobo negra que Anni había recibido como regalo de cumpleaños el mes anterior, ella era mayor que yo por poco más de un año.

    El ambiente daba a relucir que la mansión que teníamos prácticamente enfrente estaba en completo abandono, era más que obvio que nadie se pasaba ahí en siglos, pero, de pronto una niña, una pequeña de una edad de alrededor de 7 u 8 años apareció del interior de la construcción.

    La niña me veía y en su mirar lograda encontrar un sentimiento de nostalgia y tristeza. En el sueño intentaba acercarme a ella, pero, en cada intento algo me lo impedía, algo que no lograba identificar.

    Estaba casi segura de que la niña necesitaba mi ayuda, mi auxilio en algo o para algo, pero no lograba identificar que o preguntarle siquiera. Eso me ponía extrañamente melancólica.

    Al día siguiente me levanté a las nueve, una hora después de lo acostumbrado, era extraño, pero, a pesar de haber dormido tan bien en la noche, sentía el cuerpo pesado, casi entumido.

    Salí de la cama y tomé una rápida ducha. Guardaba la esperanza de que una ducha con el agua muy caliente lograra relajarme, pero, no fue así, aun me sentía demasiado exhausta. Me vestí con demasiada lentitud, y, con paso lento, llegué hasta la cocina, donde Maru me aguardaba ya con el desayuno listo.

    -Buenos días Maru. – pronuncié con desgana y arrastrando las silabas.

    -Buenos días Srita. Yavehli. – respondió ella en tono amable sin mirarme, ya que estaba pelando algunas manzanas para lo que prometía ser un pay.- ¿Desea desayunar?

    -Claro…- contesté aun con desgana mientras me iba a sentar a una silla delante de la mesa de la cocina. - ¿qué hay para desayunar?

    -Fruta, pan tostado con mermelada, jugo de naranja, leche y cereal. – contestó aun sin voltear a verme.

    -¿Me darías un tazón de cereal, un vaso de jugo y un pan tostado con mermelada de fresa por favor? – pregunté recargando mi cabeza contra la madera de la mesa.

    -Claro. – dijo ella mientras al fin volteaba a verme. - ¿Está bien señorita? – preguntó un tanto preocupada.

    -Eso creo…- respondí alzando la mirada para encontrarme con su mirada.

    -En seguida le sirvo su desayuno. – agregó mientras colocaba mi rostro entre mis manos. Bostecé.

    Desayuné lentamente, me sentía agotada, no mucho, pero si o suficiente para querer quedarme en cama todo el día, pero no podía. Esperé a que mi padre llegara, lo cual sucedió a la 1 de la tarde, lo cual me dejó el resto del tiempo libre para poder trabajar en mis deberes escolares.

    Con desgana tomé la laptop, la cual había dejado conectada a la corriente eléctrica antes de bajar a desayunar. La batería ya estaba completamente cargada. Trabajé en unas tareas de química sobre las teorías atómicas, en física terminé unos trabajos que tenía inconclusos sobre las leyes de la gravitación universal, para historia terminé unas investigaciones cronológicas y para ingles terminé las infinitas traducciones que el profesor nos había encargado. Todo estaba terminado para las 8 de la noche.

    A mitad del trabajo había bajado a la cocina para comer algo, y Maru, amablemente, me había preparado algo especial para poder estudiar a gusto: un coctel de fruta con yogurt. Después me había visto obligada a conectar nuevamente la laptop a la corriente eléctrica, ya que la batería había quedado bastante baja.

    Al finalizar todo lo imprimí con satisfacción, me estiré y esperé a que la impresora terminara su trabajo.

    Para la mayor parte del trabajo que había terminado aun no llegaba la fecha límite de entrega, pero, me conocía lo bastante bien como para saber que si no entregaba antes los deberes, nunca los entregaría.

    Cuando dejé de escuchar el sonido de la impresora trabajando comprendí que ya solo me faltaba algo por hacer: engargolar todo.

    Tomé las hojas y las separe por materia para después meterlas en un folder. Dejé el folder sobre mi escritorio, después apagué la laptop y la impresora, dejando todo en su lugar. Mañana por la tarde pasaría por la papelería que estaba cerca de la escuela, eso me facilitaría las cosas.

    Guardé todo en la mochila. Tenía esa mala costumbre de arreglar todo; era una obsesión dejar todo como lo había encontrado. Suspiré, mi padre ya debía estar en su habitación, leyendo alguna de las novelas que acostumbraba o escuchando la radio. “Mejor me apresuro” pensé, mi padre estaría esperando a que le fuera a dar las buenas noches, así que era mejor darme prisa.

    Salí de mi habitación, y solo hasta ese momento me percaté de que la temperatura había disminuido abruptamente.

    Me apresuré a llegar hasta la habitación de mi padre, e, intentando calmarme, llamé a su puerta tranquilamente tres veces.

    -Pasa hija. – dijo con tono ronco.

    Entré lentamente y lo vi, como ya suponía, sentado al filo de su cama.

    -Hola pa, ya me voy a dormir. – musité en tono suave, intentando parecer despreocupada y despierta.

    -Bien hija, descansa. Y levántate temprano mañana, recuerda que los lunes no te puedo llevar a la escuela. – respondió él, intentando parecer despreocupado, aunque yo sabía que la verdad era otra.

    -Si papá, hasta mañana. – dejé mientras me acercaba a él para darle un beso en la mejilla.

    BIP- BIP- BIP

    La alarma de mi despertador sonó como de costumbre, cinco minutos antes de las 6 de la mañana; ya debía levantarme, aunque mi cuerpo pesado pedía a gritos que me quedara allí, recostada.

    -No…- murmuré, pero, ya sabía que aunque no quisiera debía levantarme.

    Me estiré aun recostada en la cama, me quité las cobijas de encima bruscamente y me dirigí al baño, tomaría una rápida ducha, eso siempre me despertaba a esas horas.

    Después de la fugaz ducha me dirigí hasta el ropero y extraje mi uniforme perfectamente limpio y planchado, gracias a la obra de Maru. Me vestí con torpeza, pero, eso ya era costumbre. Tomé la secadora de cabello para quitarme el excedente de agua que había en el y poder peinarme con facilidad. Logré hacerle a mi rebelde cabellera una media cola con unas pinzas y un par de donas que tenia guardadas.

    Ya a las 6:30 salí de mi habitación perfectamente arreglada, y con paso firme bajé para tomar un desayuno que, sin duda, la Sra. Maru me había dejado listo. Me tomaba 10 minutos ingerir los alimentos, así que a los 20 minutos antes de las 7 salía de mi casa.

    Cuando mi padre no me llevaba a la escuela en el auto debía caminar. Los lunes eran los únicos días que eso pasaba, y se debía a esos días mi padre debía llegar más temprano a su trabajo por atender unos problemas, bueno, deberes.

    Salí de mi casa con paso lento, aquellas calles eran más seguras a esas horas, debido prioritariamente a que los vecinos habían solicitado que una serie de policías vigilaran las calles de las 6 a las 8 de la mañana para la mayor seguridad de los estudiantes.

    Bostecé en medio de la soledad de la calle. En la esquina siguiente sin duda alguna me encontraría con Jorge, el policía que allí vigilaba.

    Me sentía extrañamente cansada, pero, no era tanto fisico...no sabía en sé que tipo de cansancio sentía, solo lo sentía...

    Continuará...
    -------------------------------------------------------------------------

    Ese es el capi, luego subo la conti. Espero les guste.
     
  5.  
    Mikeiry

    Mikeiry Entusiasta

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    Re: El relicario de las 12 almas.

    HOLAS!! ^w^ lei tu historia y me gusto mucho aunque de momento no entiendo muy bien el titulo pero supongo que se me ira aclarando con el tiempo, no? ^^ al menos asi tendras una lectora constante xD, espero que continues pronto me gustaira saber que pasara en clases o si ocurren mas sucesos extraños, me rei un poco por como Yani intentaba controlar su cabello el mio es rebelde para sus cosas sobretodo cuando esta largo por eso en general lo llevo corto ^^U bueno creo uqe eso no era un dato importante, lo que uqiero decir es que esta muy buena tu historia y espero el siguiente cap con ansias
     
  6.  
    DS Kun

    DS Kun Iniciado

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    Re: El relicario de las 12 almas.

    Gracias a ti por leer mi fic xD Iba a subir hoy mi conti,pero me entretuve con el tuyo ¬¬ xD Ya pasando al tema, me encanta como describes con lujo de detalle todas las escenas, realmente logras que el lector se meta en la piel de Yavi. Creo que el título tiene que ver con la edad que tenía Yavi cuando su madré falleció, bueno eso pienso xD La sensación que le dio a Yavi en el pasillo era el fantasma de su madre! xox(!?) xD Bueno ya, me gustó mucho este capitulo y se me hizo muy interesante la verdad, quiero ver como sigue >w<
    Byes!
     
  7.  
    Florentina

    Florentina Usuario común

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    El relicario de las 12 almas.
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    Re: El relicario de las 12 almas.

    Hola.

    Moko-chan: Gracias por seguir leyendola, espero y te guste.

    Mikeiry: Entiendo, jiji, mi problema es el mismo que el tuyo y el de Yavi. Todo se revelará con el timpo. Espero que sigas leyendo...:D

    DS Kun: Gracias por seguir aqui, jeje, espero que te guste este nuevo capitulo.

    Bueno a lo que vine, aqui el nuevo capitulo:
    --------------------------------------------------------------------------

    CAPITULO 2
    PARTE 2

    -Buenos días señorita. – dicho y hecho, Jorge me estaba viendo desde la esquina.

    -Buenos días Jorge. – respondí en medio de un bostezo.

    -Ay señorita. – exclamó con su tono de reproche. – No descanso bien anoche ¿cierto?

    Jorge era un señor de 40 años, bastante agradable, sabía cuando hablar y, aunque yo no estuviera de humor, sus bromas siempre me hacían reír. Su uniforme estaba impecable, como siempre, su cabello que ya mostraba bastantes canas estaba peinado a la perfección. Las arrugas ya comenzaban a ser bastante visibles, pero, la vitalidad que ponía al llevar a cabo su deber le restaba importancia a las pruebas de físicas de su edad.

    -Pues…- respondí- realmente no es eso.

    Él sonrió. Su sonrisa, a pesar de todo, siempre me resultaba extrañamente vacía, pero, nunca me atrevía a preguntarle algo sobre su vida personal, al fin y al cabo no podía olvidar que eso era algo personal. También Jorge solía mirarme de una forma demasiado…paternal, cosa que me dejaba demasiado confundida.

    -Bueno señorita. – continuó – mejor no la entretengo sino llegará tarde
    a clases.

    -Gracias Jorge, y nos veremos después.

    -Claro señorita, que tenga un excelente día.

    -Igualmente Jorge.

    Seguí mi camino, ignorando las calles que se extendían delante de mí. Aquel vecindario, el más rico de la ciudad, resultaba aburrido. Las casas, enormes y extravagantes en su mayoría, no me permitían pensar en otra cosa que no fuera el hecho de que el prestigio de mi familia me precedía.

    Suspiré. Caminé en silencio hasta llegar a la esquina de la calle “MADAME CURIE” donde giré hacia la derecha para tomar otra calle. Con calma miré mi reloj de pulsera, aun faltaban 10 minutos para las 7, la hora de entrada de mi escuela, así que continúe mi camino.

    Llegué a la entrada de la honorable institución con 5 minutos de anticipo. Me dirigí a mi salón caminando entre los diversos alumnos que llegaban temprano. “Que fastidio”, pensé en cuanto me percaté de que Angie estaba fuera del aula que era la de mi grupo.

    -Ay sí, mi padre me llevo de viaje por toda Europa. – presumía delante de un grupo de chicos.

    Angie era una chica alta, pero no más que yo, exageradamente delgada y con el cabello corto, era la petulancia personificada. Tenía mi misma edad y, bueno, hasta los 10 años fuimos amigas, de ahí en adelante ella se volvió extremadamente presumida y, porque no decirlo, insoportablemente arrogante.

    Su padre se la había llevado de viaje por Europa, tal y como presumía, por lo que yo pensé que no la iba a ver en, por lo menos, un par de meses más. Hice una mueca de disgusto, pero me tuve que resignar y por un leve segundo guardé la esperanza de que, por presumir, no se percatara de mi presencia, pero, no fue así.

    -Yavi querida. – exclamó en cuanto me vio intentando entrar al aula.

    -Hola Angie. – contesté yo en tono de pocos amigos, volteando para verla de frente y fingiendo una sonrisa retorcida.

    -Ay cariño, ¿sabes?, deberías decirle a tu papi que te saque más seguido. – pronunció en un tono tan chocante que me sacaba de mis casillas. – Bueno, y no es por presumir – continuó – pero mi papi ya me llevo a una gira por toda Europa…

    -Déjame adivinar – interrumpí sin poderme aguantar. – tu papá pensó que a lo mejor tu cerebro que se escapó por falta de uso viajó hasta Europa, y te llevó a buscarlo. Dime, ¿hubo suerte? Ups, lo siento, ya noté que no, no hubo suerte, lo lamento por ti.

    Una carcajada general se escuchó, cosa que hizo enojar a Angie hasta el punto que su cara se puso roja del berrinche.

    -Yavi, eres una… - en ese momento detrás de Angie apareció el profesor Marco, nuestro profesor de Química.

    -¿Qué sucede aquí? – preguntó el profesor al escuchar a Angie.

    -Nada profesor. – respondí al notar que Angie ni siquiera podía articular palabra.

    Entre al aula seguida por el profesor. Tomé mi lugar al igual que todos mis compañeros y saqué mi libreta y libro. Ángel y Anni ya habían llegado, pero, como el profesor ya estaba dando clase no pude saludarlos en ese momento.

    Antes del final de la clase el profesor nos recordó que la fecha límite para la entrega del trabajo de las teorías atómicas estaba cerca.

    En cuanto el profesor salió del aula me acerqué a Ángel y a Anni para saludarlos.

    -Hola Anni, hola Ángel. – saludé en mi tono habitual.

    -Hola Yavi. – respondió Anni.

    -Hola mi preciosa estrellita. – dijo Ángel y, aunque siempre me lo decía, aun me provocaba un leve sonrojamiento.

    -Ángel… - solo eso pude murmurar al tiempo que bajaba la mirada. – ya sabes que solo me puedes decir Yavi.

    El sonrió dulcemente mientras me tomaba por la barbilla y hacia que lo mirara a los ojos.

    -Lo sé, pero, me gusta más llamarte así.

    En ese momento Anni se rió, le divertía demasiado aquella situación y mis reacciones.

    -Bueno, - pronunció ella entre risitas. – mejor dejen eso de lado. Yavi, ya le he dicho a Ángel los planes para el día de tu cumpleaños y también nos acompañará.

    Cuando escuché a Anni decir eso dirigí mi mirada hacia los ojos de Ángel, y me sorprendí al ver lo que expresaban: una mezcla de preocupación, resignación y miedo. Estuve a punto de preguntarle si le ocurría algo malo, si estaba bien, pero, antes de poder hacer cualquier cosa entró al aula la profesora Carmen Ramos, la profesora de “Lectura y Compresión”.

    -Bien chicos, a sus lugares por favor. – exclamó la profesora, obligándonos a todos a ir a nuestros asientos.

    Me resigné a preguntarle algo a Ángel y caminé hasta mi butaca. La profesora nos dio una clase de poesía y escritura de la época moderna, lo cual me fascinó. Al final de la misma pidió que le entregáramos el reporte de lectura que nos había dejado de tarea, por lo que casi todos nos acercamos para entregar dicho reporte. Anni, por su parte, se quedo en su lugar, intentando pasar inadvertida “no lo hizo” pensé, y no me equivoqué.

    Al finalizar la clase tuvimos nuestro receso, por lo que Anni, Ángel y yo nos dirigimos a tomar un merecido refrigerio.

    El resto del día pasó normal, en lo que cabe cuando Angie está cerca, y más aun cuando intenta conquistar a Ángel.

    El día de clases terminó como siempre a las 2 de la tarde. Salimos como de costumbre, intentando mantener una conversación civilizada, algo que es prácticamente imposible cuando Anni y Ángel pelean por cualquier cosa, ya sea que el rock es mejor según Ángel o que, según Anni, lo mejor es el pop.

    Dejé que Anni se fuera, aun peleándose con Ángel, para dirigirme hasta la papelería que estaba cerca de casa y la cual solo abría durante las tardes.

    Entre al pequeño local que estaba adornado de una forma algo infantil mientras sacaba los trabajos que iba a engargolar. Toque un pequeño timbre que estaba sobre el cristal del pequeño mostrador.

    Acto seguido apareció un señor ya mayor, el cual llevaba puestos unos lentes con gruesos cristales.

    -Buenas tardes señorita, ¿en qué le puedo ayudar? – preguntó el señor en tono amable.

    -Buenas tardes. – contesté yo en el mismo tono. – Necesito que me engargole estos trabajos. – pronuncié mientras le acercaba los trabajos aun en el folder.

    -Claro.

    Esperé cerca de 15 minutos en lo que el señor engargolaba los trabajos en la parte trasera de la papelería. Me aburrí un poco, por lo que decidí mirar un poco los curiosos objetos que había colgados en las paredes.

    En las paredes había varias fotos que parecían del siglo pasado, muchas mostraban escenas de personas que lucían trajes y armas del tiempo de la independencia de México. Estaba curioseando cuando un documento muy viejo y enmarcado me llamo la atención.

    La tinta del papel donde estaba el documento estaba desgastada y era casi imposible de leer, pero, fue un párrafo el que me llamó la atención ya que decía:

    El fin era inminente, pero, esa fue la razón.
    Bajo la luna llena, en medio del bosque, el poder que había traído la guerra fue sellado y para su protección se confinó más de un guardián…”

    Eso era todo lo que lograba distinguir, incluso la fecha era imposible de leer. Apenas lograba descifrar los dígitos que, desde mi perspectiva, formaban lo referente al año de 1812, pero no estaba segura.

    Pagué el trabajo que había hecho el señor, el cual quedó a mi gusto, y salí del local metiendo los trabajos en mi mochila. Con desgana retomé el camino hasta mi casa.

    Con paso lento me dirigí a la puerta y abrí con mis llaves. Maru estaba en la cocina, así que antes de subir a mi habitación pasé a saludarla.

    -Hola Maru. Ya llegué. – dije llegando a la entrada de la cocina.

    -Hola señorita Yavehli, ¿Cómo le ha ido hoy en la escuela? – preguntó ella con su dulce sonrisa en los labios.

    -Bien. – respondí devolviéndole otra sonrisa, pero, no tan dulce como la que ella me dirigía. – Estaré en mi habitación. – terminé por decirle al notar que estaba ocupada.

    Subí las escaleras despacio. Tenía sueño, y decidí recostarme en mi cama para dormirme un buen rato.
    Continuará...
    -------------------------------------------------------------------------------------

    Wiii, eso es todo, luego les paso a dejar el proximo capitulo, el cual, porcierto, será más largo, pero más interesante.

    Espero los guste, hasta la proxima.
     
  8.  
    Mikeiry

    Mikeiry Entusiasta

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    Re: El relicario de las 12 almas.

    me gusto bastante este cap pero me llama la antencio de que la mayoria de las personas de la edad de Yavi tienen nombres que empiezan con la letra A como Angie, Anni o Angel me dio risa lo de Angie intentando conquistar a Angel parecia un extraño juego de palabras pero esas son solo estupideces mias la verdad me gusto bastante espero la continuacion
     
  9.  
    SangoHanyou

    SangoHanyou Entusiasta

    Escorpión
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    Re: El relicario de las 12 almas.

    HoOoLaaA...! Bueno... soy nueva en tu fic... lo leí y me gustó muchísimo...
    Tienes una forma de escribir y de expresarte muy buena... tu historia me hace acordar a novelas estadounidenses... quiero que continues y que pongas pronto la continuación...
    Me parece que Angel siente algo por Yavi que está escondido en simple amistad... verdad.? ojala que haya una erlación entre ellos.. ^.^... ufff... y esa Angie... recién apareció y ya la odio... de verdad es exasperante... jeje...
    Ya tienes otra lectora... Cuidate... Nos leemos pronto (espero)... Besitos..!!

    :ANYWORD:
    SangoHanyou
     
  10.  
    Vientchat

    Vientchat Entusiasta

    Leo
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    Re: El relicario de las 12 almas.

    Wooow tu historia es tan genial, y se pone interesante, quiero leer como sufre en su cumpleaños jujuju (no es cierto)

    Espero la continuación pronto ;) (eso parece orden, pero no lo es :P)
     
  11.  
    Florentina

    Florentina Usuario común

    Aries
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    El relicario de las 12 almas.
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    Re: El relicario de las 12 almas.

    Wiii... hola.

    Aqui les dejo la conti...

    Mikeiry: xD Tienes razón, no había notado eso de las "A", supongo que lo hago sin darme cuenta, jeje.

    SangoHanyou: Gracias por leer, espero y este nuevo capitulo sea de tu agrado, jeje, aqui se verá un poco mas de la "amistad" de Ángel y Yavi...espero te guste mucho :P

    moko-chan: Espero te guste este capi, jiji, y gracias por seguir leyendo.

    Bueno, pensaba dejarles el capitulo complato para que fuera más largo pero, creo que sería mucho, por lo que lo colocaré como os demás, en dos partes, asi que disfruten la primera parte del capitulo 3.

    -------------------------------------------------------------------------------------------------

    Capitulo 3: La chica nueva.
    Perte 1

    Me quedé dormida casi al instante.

    Comencé a tener un sueño en el cual me encontraba en la escuela. Eran clases normales, pero, de un segundo a otro, terminé en medio de una calle sola. No sabía dónde estaba o que hacía en ese lugar, pero cuando me disponía a irme una chica aparecía de la nada y me tomaba del brazo.

    Me veía directamente a los ojos mientras yo examinaba su aspecto físico. Era igual de alta que yo, bueno, un poco más alta, de tez moreno claro y ojos de un color castaño claro. Su cabello era negro azabache y lo llevaba corto, apenas por encima de sus hombros.

    Instintiva y bruscamente hice que me soltara para después caminar un par de pasos hacia atrás. Ya un poco lejos de ella pude apreciar las ropas que llevaba, y para mi sorpresa era el mismo uniforme de mi escuela.

    -Hola Yavehli. – saludó como si nos conociéramos, de una forma demasiado amistosa.

    -¿Quién eres? – respondí yo a la defensiva.

    -Eso no importa, solo recuerda que tu y yo somos iguales, y pronto habremos de encontrarnos. – pronunció ella en un tono que de pronto parecía frio y serio, pero, aun así su mirada expresaba algo completamente distinto, aunque no lograba distinguir que era.

    -¿Cómo que somos iguales? – pregunté sumamente confundida. - ¿Y qué es eso de que pronto nos vamos a encontrarnos? ¿Cuándo?

    -Pronto. – respondió ella retomando su actitud amistosa. – Más pronto de lo que imaginas.

    -Pero…- intenté cuestionarla sin lograrlo ya que en ese preciso momento alguien llamó a mi puerta.

    TOC, TOC, TOC.

    Me levanté con pesadez de mi cama, aun con el uniforme de la escuela puesto.

    -¿Quién? – pregunté en voz alta mientras caminaba hacia la puerta.

    -Soy Maru señorita Yavi. – respondieron desde el otro lado de la puerta.

    -¿Qué sucede? – murmuré mientras abría la puerta.

    La señora Maru me vió fijamente, pensé que me iba a regañar por la forma en la que me miraba.

    -Ah, la buscan. – se limitó a responder.

    -¿Quién? - pregunté con desgana.

    -El joven Ángel – respondió ella.

    -En seguida bajo, dile por favor que me espere en la sala. – dije resignándome a tener que bajar para verlo.

    Maru bajo para pasar a Ángel a la sala, mientras yo me regresaba al interior de mi habitación, cerrando la puerta de golpe.

    Rápidamente me dirigí a mi ropero de donde saqué un pantalón color beige y una camiseta blanca. De prisa me quité el uniforme y me puse la ropa que llevaba en la mano. En seguida me agaché para sacar mis tenis de debajo de la cama. En unos pocos segundos ya estaba lista para bajar a ver a mi visitante.

    Ángel estaba sentado en el sillón, mirando la nada.

    -Hola Ángel. – lo saludé al momento en que me paraba delante de él para hacer que me viera.

    -Ah, hola niña. – respondió regresando de golpe a la realidad.

    -¿Qué sucede? – pregunté al notar que me veía como si temiera que, en aquel instante, algo malo me fuera a pasar.

    -Nada. – contestó al momento en que cambiaba su expresión por una más relajada y tranquila, aunque a mí no podía engañarme, y estaba segura de que eso era algo que él sabía. - ¿Qué? ¿No puedo visitar a mi mejor amiga en su casa? – agregó astutamente.

    -No….no es eso, solo que pensé que…- respondí involuntariamente. – nada.

    -Ah, ya veo, bueno, la próxima vez que no me quieras en tu casa solo dímelo por favor, es mejor que me lo digas de frente en vez de que me hagas estos desplantes. – musitó con una bien fingida pena, como si realmente esa fuera la situación.

    -Ay, no empieces. – pronuncié en tono de broma.

    -¿Por qué no? Es divertido ver las expresiones que tomas cuando te digo cosas así. – dijo él, sonriendo de una manera burlista pero al mismo tiempo dulce.

    Terminé sentándome a su lado. Era tan agradable estar con él, era como si al estar a su lado nada más importara.

    -Y… entonces… ¿Quieres algo de tomar? – pregunté después de varios segundos de silencio.

    -Pues si gustas darme algo, a< menos que lo que quieras es matarme de sed. – murmuró por lo bajo aun fingiendo pena.

    -Bueno, matarte de sed me tomaría mucho tiempo, así que por ahora mejor te doy algo de tomar. – conteste en el mismo tono, siguiéndole el juego.

    -Oh, genial, bueno, por lo menos ya sé que no me debo preocupar por eso. –continuó la broma.

    -Entonces… ¿Agua simple, jugo, un té o un café? ¿Qué quieres?

    -Pues no sé, es una elección muy difícil. – dijo fingiendo una expresión y un tono de indecisión.

    -Bueno joven indeciso, ¿Qué le parecería acompañarme a la cocina para que pueda elegir mejor? – pregunté mientras me ponía de pie y le extendía mi mano para que la tomara.

    Ángel tomó mi mano y se puso de pie.

    -Bien, te sigo, siempre y cuando prometas que no me mataras en la cocina. – dijo entre risitas.

    -Bien, prometo no matarte en la cocina. – pronuncié mientras comenzaba a caminar aun siguiéndole el juego.

    Llegamos a la cocina donde la señora Maru se preparaba para ir por los ingredientes necesarios para preparar un pastel de Zanahoria.

    -Buenas tardes. – dijo Ángel de una manera muy educada en forma de saludo.

    -Buenas tardes joven Santos. – respondió Maru, llamando a Ángel por su primer apellido.

    A Ángel tampoco le gustaba que lo llamaran por su primer apellido, pero, en mi casa permitía eso ya que ya estaba acostumbrado.

    -¿Vas a salir? – le pregunté a Maru, quien había fijado la mirada en la mano de Ángel tomando la mía.

    -Eh, si, iré por los ingredientes faltantes del pastel. – contestó rápidamente redirigiendo su mirada hacia mi rostro.

    Ya sabía a la perfección que Maru, a pesar de todo, actuaba como una madre para con migo pero, aun me sorprendían algunas reacciones que llegaba a tener.

    -No tardes y cuídate. – agregué mientras jalaba a Ángel hasta la mesa de la cocina, donde prácticamente lo obligué a tomar asiento.

    -Lo veo después joven Santos. – dijo Maru, mientras salía de la cocina.

    -Sí. – respondió Ángel pero demasiado tarde ya que ella ya había salido.

    Continué bromeando con Ángel un rato en la cocina, hasta que lo invité a pasar a mi habitación. Ya allí continuamos jugando con nuestras habituales bromas.

    Después de una hora se acabó el tiempo de los juegos, y comenzamos a hablar ya con más seriedad.

    -Y… ¿vas a ir a tu salida de cumpleaños? Me refiero a la que Anni te está organizando. – preguntó agachando la mirada como quien no quiere la cosa.

    -Eh… supongo. Anni no me perdonará si no voy, además, es mi amiga y no quiero herirla. – respondí con cierta indiferencia. - ¿Me acompañaras ese día?

    -Sí, claro que si, por ningún motivo te dejaría sola y menos ese día. – contestó sonriendo dulcemente y viéndome directamente a los ojos.

    Su mirada reflejaba mucha ternura y dulzura, al mismo tiempo que un sentimiento de admiración, cosa que me resultaba extraña.

    -¿Te… te molesta que Anni me prepare una salida el día de mi cumpleaños? – terminé por preguntar después de unos segundos de silencio que me parecieron eternos.

    -Eh… - me iba a mentir, lo sabía. – No, bueno…

    -Ya dime la verdad Ángel, bien sabes que odio que me mientas. – repliqué ante su duda.

    -Es que, no sé Yavi, siento que algo malo puede pasarte. – contestó en un tono serio, lo cual me sorprendió.

    -Ángel…- murmuré – eres un pequeño tonto. – procuré que mi tono de voz sonara despreocupado y bromista. - ¿Qué cosa mala me podría pasar cuando tu estas a mi lado?

    -Ti…tienes razón. – cedió sonriendo, aunque el tono de su voz me daba a entender otra cosa.

    Bajamos a la sala después de un rato más de plática. Maru ya había llegado y, por el delicioso aroma dulce que se extendía desde la cocina, ya había terminado la mezcla del pastel y lo acababa de meter al horno.

    -Uh, que rico, huele delicioso. – dijo Ángel mientras olfateaba.

    -Gracias joven Santos. – pronunció Maru quien salía de la cocina limpiándose las manos con un trapo.

    -De nada. – contestó Ángel sonriendo penosamente.

    -¿Se quedará a comer pastel, joven? No tardaré en sacarlo del horno, solo faltan unos 15 minutos para que esté listo. – pronunció Maru mientras miraba a Ángel, quien aun estaba de pie a mi lado.

    -Claro. – respondió esté, sonriendo aun.

    Ángel y yo nos fuimos a la cocina, siguiendo a Maru. Esperamos los 15 minutos que faltaban para que el pastel estuviera listo, y para mi sorpresa, Ángel estuvo muy paciente en ese momento.

    Maru nos hizo el favor de servirnos un par de rebanadas del pastel de zanahoria recién horneado en un plato y de prepararnos un té de canela, mi favorito.

    Ángel parecía un niño pequeño al que le acababan de cumplir un capricho ya que comía con muchas ganas y, algo que nunca había visto en él, disfrutaba su pedazo de pastel a cada mordido.

    Terminamos de comer en silencio, y sin darnos cuenta ya eran las 7 de la noche. Tanto Ángel como yo nos sobresaltamos al ver la hora, para ambos el tiempo se había ido volando. Dejamos los trastes que habíamos ocupados sobre la meso, ya que Maru nos había dicho que ella los recogería.

    Ángel se despidió de Maru, quien le respondió con sus ya usuales palabras dulces y una calurosa sonrisa. Lo acompañé hasta la puerta principal de la casa.

    -Bueno mi niña, me tengo que ir. Nos vemos mañana en la escuela. – pronunció él prácticamente ya afuera de la casa.

    -Si Ángel, cuídate. – respondí yo mirándolo a los ojos. - ¿Seguro de que te vas caminando? ¿No prefieres que te llame un taxi? – pregunté impulsivamente.

    -No te preocupes Yavi, ya sabes que me puedo cuidare solo. – me contestó sonriendo amablemente, pero con un aire de autosuficiencia.

    -Lo sé, pero, ya sabes que no me gusta que te vayas solo, y menos a estas horas. – repliqué.

    -Ya, ya…- dijo él con un tono dulce y tranquilizador mientras, para mi sorpresa, se acercaba hacia mi rostro lentamente.

    Me quedé paralizada, sorprendida; su rostro estaba cada vez más cerca del mío. Solo podía ver su sonrisa tan tierna, y sus ojos que expresaban algo que no podía entender que era. Mi respiración se agitó y comenzaron a sudarme las manos, no sabía que iba a pasar; sabía lo que quería que pasara, pero, no lo que él permitiría que sucediera.

    Terminé por cerrar los ojos de una manera involuntaria, y demasiado brusca, para después agachar un poco la cabeza, de manera que mi rostro no quedara tan de frente al de él. Entonces, sentí sus cálidos labios en mi frente, lo cual me obligó a regresar mi atención hacia él, quien se alejaba lentamente hacía el lugar en el que había estado en un principio.

    -Nos vemos mañana. – se limitó a decir mientras caminaba hacia la fría calle levantando una mano en el aire, dejándome parada en la puerta, aun demasiado confundida.

    -Tonto. – alcancé a gritarle, pero, supuse que no me pudo escuchar ya que estaba demasiado lejos.

    Continuará...
    -----------------------------------------

    Bien, este es el capi, espero les gusté.
     
  12.  
    SangoHanyou

    SangoHanyou Entusiasta

    Escorpión
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    Re: El relicario de las 12 almas.

    Wiiii.... Me gustó mucho...
    hayyyy... pensé que iban a besarse...m mi corazón se aceleró... *verguenza*
    Eso quiere decir que expresaste esa situación muy bien...
    aún me tienen algo intrigada esos sueños... qué será lo que pasará..?
    espero que pongas la conti pronto para poder sacarme las dudas... ^.^
    Me voy despidiendo... espero que continues... cuentas con mi apoyo...

    :ANYWORD:
     
  13.  
    Its

    Its Adicto

    Tauro
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    Re: El relicario de las 12 almas.

    Acabo de terminar de leer el 4 capítulo :)
    Al comienzo de la historia me lo has hecho pasar realmente mal, pensaba que la iban a matar en serio y si es posible que sea una predicción... me tiene muy intrigada. El final de este último capítulo tambien me ha gusrado mucho, ha sido muy dulce.
    Es la primera vez que escucho el nombre de la protagonista.
    El título me tiene intrigada, todavía no consigo deducir a qué hace referencia. Escribes todo muy detalladamente, eso me gusta aunque a veces la lectura se me hace algo lenta, quizás porque soy impaciente. Tengo muchas ganas de seguir leyendo y ver que sucede entre ambos y si realmente le va a pasar algo malo a Yavi.
     
  14.  
    Mikeiry

    Mikeiry Entusiasta

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    Re: El relicario de las 12 almas.

    ESta muy divertido y no se si haces los juegos de palabras consientemente o q? pero que el apellido de Angel sea Santos no me suena muy casual xD la cosa es que esta divertido y espero continuar leyendo pronto, y ojala disfrutes mi historia tanto como yo disfruto la tuya
     
  15.  
    Florentina

    Florentina Usuario común

    Aries
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    El relicario de las 12 almas.
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    Re: El relicario de las 12 almas.

    Hola chicos, porfin la conti, jeje.

    Pero antes...

    SangoHanyou: Gracias por tu apoyo, significa mucho para mi. Esta continuacion es muy emocionante, espero te gusté.

    Its: Perdon por lo de la escritura lenta, es que es una costumbre ultimamente detallar todo, pero te prometo que de ahora en adelante procuraré que los capis sean más interesante...xD espero te gusten.

    moko-chan: Gracias por seguir leyendo mi fic, espero y tus dudas se vayan aclarando.

    Mikeiry: Claro que disfruto tu historia, me gusta mucho. Espero poder leer pronto tu conti, al igual que espero que este capi sea de tu agrado.

    Ahora si, la conti.
    -----------------------------------------------------------------------------------------------
    Capitulo 3
    Parte 2
    -Tonto. – alcancé a gritarle, pero, supuse que no me pudo escuchar ya que estaba demasiado lejos.

    Parpadeé repetidas veces, y al cabo de unos minutos de estar parada en la puerta decidí meterme al interior de la casa. Con una actitud parecida a la de un zombi subí hasta mi alcoba, y colocándome una mano sobre el pecho caminé hasta mi cama.

    Me dejé caer en el colchón. No podía entender que era lo que había pasado: yo sabía que Ángel era solo mi amigo, mi mejor amigo específicamente, pero… lo que había acabado de pasar me hizo dudar de ese hecho.

    Mi corazón latía desbocadamente, sentía un malestar en el estomago, había comenzado a sudar y mi respiración se había agitado, sin mencionar que sentía como si de repente hubiese pescado una fiebre alta.

    Me dejé caer de espaldas para poder mirar el techo de mi alcoba. “Tonta” pensé, aun confundida “él solo te dio un beso de… amigos, solo eso” intenté mentirme.

    Estuve ahí por un largo rato hasta que mi padre llegó a casa, a eso de las 8:30, que fue cuando me tuve que levantar para ir a saludarlo.

    Hablé con él de su día en el trabajo, pero, sinceramente, nunca le presté atención en los casi 45 minutos que estuvimos platicando, ya que, en todo ese lapso, solo pude pensar en Ángel. No podía quitármelo de la mente, y no quería entender porque, solo quería dejar de pensar en él, aunque no podía.

    Ya casi a las 10, y después de cenar algo con mi padre, regresé a mi habitación, para poder acostarme a dormir.

    Me coloqué mi pijama y me dirigí hasta mi cama. Comencé a sentir los parpados pesados, cosa que me resultó bastante extraña, pero, me dejé llevar. Caí pesadamente sobre la cama y, dándome vuelta, me cobijé.

    Esa fue una noche sin sueños, no recordaba a ver tenido, al menos ninguno del que pudiera acordarme, primordialmente por el hecho de que bien sabía que soñaría con él, con mi Ángel. Solo imaginarlo… y es que no había pensado en aquello. Y es que Ángel no era feo en lo más mínimo. Su cabello de color castaño claro y sus ojos del mismo tono resaltaban su tez blanca, casi pálida, pero que reflejaba la textura de su piel en extremo suave. Era alto y delgado, técnicamente perfecto. Inteligente y trabajador hasta el punto de ser el favorito de todos los profesores, cortés, dulce y tierno, en pocas palabras, la perfección personificada.

    A la mañana siguiente me levanté un poco mejor, por lo menos ya podía pensar en todo cuanto quería sin que el rostro de Ángel se escabullera en mi mente.

    Me bañé, bajé a la cocina y desayuné con tranquilidad. Cuando terminé el tazón de cereal que me había servido tuve la curiosidad de mirar el reloj que estaba en la sala. 6:50, solo quedaban 10 minutos para que cerraran la entrada de la escuela, “genial” pensé “a mi padre se le ha vuelto a hacer tarde”

    Caminé hasta el pie de las escaleras y miré hacia arriba, “ni rastro de él”. Tomé suficiente aire y grité:

    -¡PAPA! ¡YA ES TARDE!

    -¡YA VOY! - me respondió la voz de mi padre desde su alcoba.

    Regresé a la cocina para tomar mi mochila y colgármela al hombro. Ya tenía todo listo, solo faltaba que mi padre se dignara a bajar para llevarme en el coche hasta la escuela.

    Unos minutos después bajó mi padre a trompicones por las escaleras, aun acomodándose la corbata. Pasó a mi lado para entrar a la cocina y tomar un gran vaso con agua, casi ahogándose lo bebió todo.

    Me comenzaba a desesperar por el hecho de que a mi padre no se daba cuenta de lo tarde que ya se estaba haciendo, sin duda llegaría tarde a la escuela. “YA” pensaba para mí misma. Nunca he sido una persona con mucha paciencia, suelo desesperarme con muchísima facilidad, más cuando es algo de sumo interés para mí.

    Salimos casi 5 minutos antes de que fueran las 7. Mi padre subió al auto rápidamente, para después abrirme la puerta, dejándome el paso libre hacia el asiento del copiloto. No perdí tiempo, y subí a trompicones al asiento, para cerrar la puerta. Mi padre condujo velozmente, lo cual resultó conveniente, ya que, a pesar de todo, tuvo bastante cuidado, y pude llegar a tiempo a la escuela.

    -Adiós papa. – dije de una forma bastante cortante, para después bajar del auto y correr hacia el salón.

    -¡Te veo en casa! – alcanzó a gritar antes de irse.

    Llegué un minuto antes de que el profesor cerrara la puerta del aula, alcanzando a entrar.

    El profesor Christian me miró con una expresión reprobatoria, y a la vez burlista, sabía que nunca llegaba tarde, y aun así le encantaba burlarse de esas “extrañas situaciones”. Miró su reloj por un exagerado intervalo de tiempo, para después pronunciar con voz monocorde:

    -Llega con treinta segundos de anticipo, un poco más y…

    -Ya sé, ya sé – lo interrumpí. – perdón, es que se mi hizo tarde.

    -“Se me hizo tarde, se me hizo tarde”. – repitió él con un tono burlesco e imitador. – Ya, pásele “pa dentro” – termino por decir.

    Entre al salón y ocupé mi lugar, mirando que él profesor ya había escrito un sinfín de ecuaciones en el pizarrón, ya que impartía el área de matemáticas, en este caso, Geometría Analítica.

    El profesor, de unos aparentes 45 años, lucía una barba un tanto ya canosa, aunque aun notablemente castaña, al igual que su cabello. Sus ojos, en cambio, eran negros, de un negro profundo. Vestía siempre sus suéteres tejidos a mano, supongo que por su esposa, y un pantalón de mezclilla, siempre en tonos oscuros.

    Por su actitud y forma de ser se había ganado el cariño de la mayoría, solo que cuando se enojaba era extremadamente estricto.

    La clase paso normal; como todos los días nos explicó el tema del día, dio ejemplos y al final puso ejercicios, y, como de costumbre, la sesión fue entretenida debido a las bromas que solía jugar.

    Cuando el profesor salió del aula me acerqué a Anni y Ángel, quienes de igual manera se dirigían hasta mi lugar.

    -Lamento llegar tarde…- pronuncié una vez parada delante de ellos.

    -No hay problema. – respondió Anni sonriendo.

    Pensaba volver a hablar cuando entró al salón el director escolar, el profesor Eufemio.

    -A sus lugares jóvenes. – pronunció el profesor en tono serio. El director Eufemio era un hombre que inspiraba temor si no le conocías bien.

    Poseía una complexión bastante robusta, sus brazos tenían marcados los músculos que había desarrollado durante una instancia en el ejército. Su piel morena y cabello castaño resaltaban sus ojos negros. Vestía, como siempre, un traje de empresario.

    -Buenos días señor director. – saludamos todos al unísono.

    Cada quien se fue a su lugar, la mayoría con unos nervios que se expresaban en sudor. Todos permanecimos en pie, hasta que el director hizo un movimiento con la mano en señal de que podíamos tomar asiento.

    Me senté mirando hacia el frente del salón, sabía que iba a dar una noticia, solo por eso iba a mi salón, el más aburrido de toda la escuela.

    -Buenos días jóvenes – respondió el profesor, aun en tono serio – Se que lo que les voy a decir es algo poco usual, más tomando en cuenta que el ciclo escolar ya está muy avanzado, pero una nueva alumna ha sido transferida a nuestra institución. Se ha decidido que ella se quedará en su salón. Espero que la traten con el respeto que se merece y que la ayuden en todo lo que necesite.

    -Sí. – contestamos nuevamente al unísono.

    -Bien – pronunció el profesor, que se dirigió a la puerta para abrirla y dejar el paso libre a quien sería nuestra nueva compañera.

    La joven pasó al frente del salón, y yo me quedé petrificada en mi lugar, mirando a la joven que yo ya conocía, y no de una manera física, más bien, fue por el sueño que había tenido; ella era la chica de mi sueño.

    La joven era alta, de cabello corto de color negro azabache, ojos castaño claro y de tez moreno claro, más bien apiñonado. Mostraba una sonrisa amistosa, llena de “felicidad”, pero su mirada reflejaba algo que a simple vista no se podía notar.

    -Hola. – pronunció sin mirar específicamente a nadie. – Mi nombre es Valentina, pero si gustan pueden llamarme “Vale”, espero que nos llevemos bien. – en aquel momento posó su mirada en mi, causándome un terrible escalofrío.

    -Muy bien, pase a tomar su lugar. – dijo el profesor Eufemio, sacándome de un extraño trance.

    Valentina pasó a sentarse en un lugar vacio que quedaba a mis espaldas, cosa que no me agrado en lo más mínimo.

    -Buenos días. – la voz del profesor de física interrumpió un silencio, extrañamente abrumador para mi, que se había formado.

    -Buenos días profesor – contestó el director, quien se acercó a la puerta en el acto. – Me retiró para que siga la clase normal. Hasta luego. – y sin más se fue.

    El profesor entró al aula y comenzó su clase, no sin antes preguntarle algunas cosas a la joven sobre su vida académica, y hacernos que, cada quien por orden de lista, nos presentáramos ante ella. Cuando había llegado mi turno me presenté, pero, con seriedad, tal vez demasiada seriedad, ya que no me gustaba la sensación que su presencia me provocaba.

    Las clases hasta el receso pasaron con un ambiente demasiado pesado para mí, por lo que agradecí infinitamente el momento de relajación que representaba salir de esa aula. Salí del salón con Anni y Ángel a mis espaldas, iríamos a sentarnos a la sombra de un árbol, cosa que no pudimos hacer por el hecho de que todo lugar a la sombra estaba ocupado.

    -Que mal. – se quejó Anni.

    -Mejor vamos a sentarnos cerca de laboratorio. – propuso Ángel, sin darle mucha importancia.

    Nos re-dirigimos al espacio vacío que quedaba atrás del laboratorio escolar. Ese lugar casi siempre estaba solo, primordialmente debido al hecho de que el profesor Marco lo usaba para hacer experimentos, los cuales solían terminar en una sonora explosión.

    Nos sentamos en el pedazo de pasto verde y fresco que estaba cerca de la pared trasera del aula, estaba a la sombra, lo cual resultaba agradable. Tomamos nuestro almuerzo, esperando que no pasara algo que nos arruinara el tiempo tranquilo que estábamos teniendo, o, al menos eso era lo que yo esperaba.

    Casi acababa el receso cuando apareció Valentina, con una enorme sonrisa en los labios. Me sobresalté al verla, pero ella parecía divertida ante tal actitud.

    -Hola. – dijo sin dejar de verme.

    -Hola. – respondimos, Anni y Ángel en un tono “normal”, yo en uno en el que parecía arrastrar las palabras, cosa que notó Ángel.

    -Espero no molestar. – continuó Valentina.

    -Claro que no – contestó Anni, quien parecía no notar mi incomodidad al estar ante esa chica.

    -Que bueno. ¿Puedo acompañarlos? – preguntó la chica, mirándome con cierto aire amistoso.

    -Bueno, ya es hora de irnos, lo siento, pero podemos ir al salón… juntos. – dijo Ángel, supuse que en un intento de ayudarme, cosa que le agradecí en el alma.

    -Claro. – soltó Valentina sin dejar de sonreír.

    Caminamos hasta el salón, el cual estaba aun solo, faltaba un poco para que el receso acabara, lo cual no me resulto desagradable, por llamarlo de alguna manera.

    Valentina terminó por pegársele a Anni como una sanguijuela. Ella ni notaba que la sola presencia Valentina me incomodaba, por lo que me limité a hacerme la amargada.

    El día terminó siendo un fastidio para mi, por lo que al finalizar las clases me fui a toda prisa hacia mi casa, me limite a decirles a Anni y a Ángel que me “sentía mal”, que me dolía el estomago y que me adelantaba. Ángel estuvo de acurdo, pero a Anni le tomó un rato dejarme ir por mi cuenta, ya que quería enseñarle a Valentina mi casa, cosa que me hizo irritar bastante, pero, no dije nada.

    Salí de la escuela bastante molesta, por lo que caminé rápidamente hasta mi casa, tal vez demasiado rápido, pero, no me importo en lo más mínimo.

    Llegué a casa demasiado cansada, y jadeando, por lo que fui rápidamente a tomar algo que me refrescara y un segundo baño. La Sra. Maru no estaba, probablemente había salido a comprar lo de la comida, por lo que estaba sola.

    Me dirigí a mi habitación, estaba aburrida, en cierto modo, por lo que me limité a hacer mi tarea. Terminé justo cuando Maru llegaba con los ingredientes para la comida, por lo que bajé a ver si encontraba algo que poder botanear, bueno, por lo menos para entretener el hambre.

    En la cocina encontré a Maru cocinando un delicioso pastel de carne, pero, aun estaba empezando, por lo que tendría que esperar, tal vez una hora, ya que ella se tomaba el procedimiento para hacer tan delicioso platillo con demasiada calma. Suspiré, resignándome a tomar un poco de fruta picada que quedaba es el refrigerador.

    Me fui a la sala, un poco aburrida e impaciente, me tocaba esperar para comer algo que me encantaba, pero, para lo bueno siempre hay que esperar. Encendí el televisor y sintonicé el canal que frecuentaba, tal vez estaban pasando algo que me gustara, o por lo menos me entretuviera.

    Había encontrado una película que me fascinaba, una historia un tanto gore de vampiros que, aunque me quitaba el sueño por las escenas tan violentas que llegaban a pasar, no podía dejar de ver. Estaba demasiado entretenida cuando el timbre de la casa sonó.

    -Señorita Yavi, ¿le molestaría abrir? – preguntó Maru en un grito desde la cocina.

    -Sí. – respondí en un grito, y me levanté de donde estaba a regañadientes.

    Con pesar caminé hasta la puerta, donde el vidrio permitía ver una borrosa figura femenina vestida de rojo con blanco. “¿Anni?” pensé, ya que era la única que usualmente iba a verme a esas horas, pero, al abrir la puerta me encontré con una persona totalmente diferente.

    Tremenda sorpresa, y algo de disgusto sinceramente, me llevé al encontrarme con Valentina parada en el umbral de la puerta.

    -¿Si? – pregunté en un tono bastante grosero, era incapaz de controlarme.

    -Disculpa…- comenzó, sonriendo gentilmente. - …¿te molestaría que charláramos un rato? – preguntó tomándome por sorpresa.

    -¿Qué?

    Continuará...
    ----------------------------------------------------------------------------------------------------------Ahi está la conti.

    Espero les guste.

    Opinene plis.
     
  16.  
    SangoHanyou

    SangoHanyou Entusiasta

    Escorpión
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    Re: El relicario de las 12 almas.

    :hi:
    De nuevo me dejaste muy intrigada..!!
    Quiero saber quién es esa chica y qué quiere.???
    Te quedó lindo el capi... Pienso que Yavi ya está comenzando a enamorarse de Ángel... que lindo... espero que él le corresponda...
    Bueno... me voy despidiendo... Actualiza pronto... no podré dormir de la intriga... Besitoss...
    :bye:
     
  17.  
    Its

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    Tauro
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    Re: El relicario de las 12 almas.

    Este último capítulo me ha dejado muy intrigada. La presencia de Valentina no creo que traiga nada bueno y que encima aparezca en la casa de Yavi para hablar supuestamente aumenta mi intriga, sin mencionar que es la chica con la que ha soñado.
    Me ha gustado mucho como has descrito este sentimiento
    El capítulo ha sido muy interesante, nos vemos en el siguiente :)
     
  18.  
    Vientchat

    Vientchat Entusiasta

    Leo
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    Re: El relicario de las 12 almas.

    Como siempre tus continuaciones son geniales jejeje

    Uuuuh que chica tan rara, ya quiero saber en que se relaciona con Yavi
     
  19.  
    gorgorita

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    Re: El relicario de las 12 almas.

    Hola Flor ^^ m encanta tu fic en serio :) me lo e leido de un tiron jiji m encanta el caracter de Yavi ^^ tmb Angel, tan preocupado por ella jiji la trama es buenisima y las incognitas m dan mucho k pensar jaja como la aparición de Valentina k sospecho k tiene alguna relación con la chica del sueño ^^

    Luego estan esos extraños sueños k tiene Yavi... a mi parecer, o son predicciones como menciona la misma protagonista jiji o son sueños con significados jiji

    La amiga; Anni, nuse... no m gusta mucho xd jaja creo k decidir ella misma celebrar el cumple de Yavi no mola jiji al menos a mi no m gustaria xd

    Aún m como la cabeza con el primer sueño k tuvo... es como si ubiera visto su muerte o.O y luego esta el titulo, k creo sospechar k esas 12 almas tienen algo de relacion con varios personajes incluida Yavi y Vale... a lo mjr son guardianas kien sabe xd

    En fin, k ya tngo ganas de leer la conti ^^ porfis avisame cuando la tengas... bss
     
  20.  
    Florentina

    Florentina Usuario común

    Aries
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    Re: El relicario de las 12 almas.

    Hola chicas...

    La mento la tardanza y dejarles muchas intrigas. Este capi procure no detallarlo tanto, espero haya quedado bien, plis, opinenlo.

    por cierto gorgorita espero que pronto subas el capi de tu fic, me encanta y casi no puedo dormir de la intriga y el querer saber que va a pasar...
    ------------------------------------------------------------------------------
    Capitulo 4: Confrontamiento y descubrimientos.

    Dejé pasar a Valentina hasta mi habitación de mala gana, pero, ella quería charlar conmigo y yo no podía ponerme en contra de una petición tan simple, menos si carecía de argumentos para negarle ese simple favor.

    Ya me había cambiado el uniforme por mi ropa habitual, por lo que no me molestó que entrara en mi cuarto, bueno, realmente solo me molestaba el hecho de tener a una extraña en un lugar que era “intimo” para mí.

    -¿Qué quieres? – pregunté una vez cerrada la puerta de mi habitación.

    -¿Puedo… sentarme? – dijo ella tranquilamente, señalando mi cama.

    -Claro… ¿Por qué no? – accedí sin darle importancia.

    -Mira… - comenzó a hablar una vez sentada en el quicio del colchón. – lo que sucede es que, bueno… yo sé que esto es muy difícil para ti, y no me creerás, pero, es algo que debes saber.

    De pronto el tono de Valentina se volvió extremadamente serio, lo que me sorprendió un poco, pero, procuré no expresarlo, limitándome a guardar silencio.

    -Yo… - murmuré después de un silencio que se prolongaba, pero, no logré decir nada más.

    -Yavi… - me llamó nuevamente con su tono dulce, amistoso y gentil, tomándome por sorpresa que me llamará de ese modo. - ¿puedo llamarte así? – preguntó, supuse que por el hecho de que mi mirada reflejaba la sorpresa por oírla llamarme así.

    -Cl-claro. – terminé por pronunciar en un tono de voz demasiado bajo.

    La susodicha estaba sentada en mi cama, y yo me había dirigido hasta la ventana, donde me recargaba en el marco. A pesar de todo ni ella me veía a los ojos, ni yo a ella. Valentina miraba hacia el suelo que tenía delante de ella, y yo miraba a mis pies, intentado explicarme a mi misma aquella sensación extraña que recorría mi cuerpo, desde la base de la nuca hasta la punta de mis pies.

    -Yavi…- repitió. – por favor, no creas que quiero hacerte daño ni nada por el estilo, es solo que…

    -Entonces… - interrumpí. - ¿Por qué apareciste en mi sueño? – fui directo al grano.

    -Porque necesitaba conocerte antes… me refiero a que quería conocerte, quería saber cómo eras, y no podía esperar a conocerte en persona. Espero que no te haya molestado. – terminó disculpándose, cosa que me causo aun mas sorpresa.

    -Esta…bien, pero…- balbuceé – ¿Cómo es que lograste entrar en mis…sueño? – realmente estaba sorprendida, no sabía si estaba entendiendo bien lo que ella me quería decir, o sí, en un ataque de locura, mi mente estaba distorsionando todo lo que me decía.

    -Pues… - continuó – es una habilidad que siempre he tenido, es muy útil, y más cuando aprendes a controlarla. – volvió a sonreír, pero, su mirada seguía igual.

    -Bueno. – interrumpí nuevamente, separando mi mirada de la suya. – Pero, me encantaría saber porque me dijiste que… tú y yo somos iguales.

    -Eso es… - dudó. – porque, tu y yo tenemos las mismas…habilidades, además de que nuestro pasado es parecido. – en aquel momento a mi mente llegó la imagen de mi madre, lo que me sacó de lugar. Ya no entendí de qué hablaba.

    -¿Qué? – pregunté totalmente sorprendida.

    -Sí. – dijo al momento en que se levantaba de la cama y caminaba hasta donde yo estaba de pie. – Yavi… tú eres igual a mí, espero que lo entiendas y no le temas a este hecho…

    -Yo no puedo ser igual a ti. – interrumpí por tercera ocasión. – Yo no poseo una habilidad como la tuya.

    -Sí, la posees – afirmó llena de entusiasmo. – Sé que la posees, solo que aun no la descubres, te falta un poco para descubrirla.

    -¿Y cómo sabes? – pregunté.

    -Porque los descubrirás al cumplir los 17 años, esa es la edad en la que los descubrirás… a esa edad yo los descubrí.

    Respiré profundamente, intentando calmar el extraño sentir que me provocaba todo eso.

    -¿Quieres decir que descubriré poderes extraños que de alguna manera poseo? – pregunté con un deje de sarcasmo.

    -Sí, aunque no lo quieras creer. – respondió notablemente herida por el sarcasmo con el que me le había dirigido.

    -Perdona. – me disculpé. – Pero, es imposible. Lo que me dices es una locura, simplemente imposible de creer.

    Valentina cerró los ojos, y guardó silencio por un largo rato, llegué a pensar que se había quedado en alguna especie de trance. Luego de unos segundos que me parecieron eternos Valentina lentamente abrió los ojos, mirándome fríamente.

    -Si no me crees, solamente toma mi mano. – pronunció en tono fúnebre, estirando su mano en mi dirección, en señal de que debía tomarla.

    Dude al ver su mirada, pero, por algún impulso que desconozco me acerqué hasta donde ella estaba sentada, y, lentamente tomé su mano.

    Al contacto de su piel con la mía se produjo lo que yo sentí como un flujo de corriente eléctrica, mi piel cosquilleó. Intenté separarme rápidamente del lugar donde estaba parada, pero no pude, ya que ella tomó mi mano en un lapso de tiempo. De un segundo a otro todo a mi alrededor se torno oscuro, ya no estaba más en mi habitación, ahora estaba en medio de la nada. Mi cuerpo se torno pesado y me obligó a arrodillarme, mi mano que estaba sosteniendo Valentina no me respondía.

    No podía hablar, no escuchaba ningún ruido, ni una voz, nada. Entonces impulsivamente cerré los ojos y agaché la cabeza, aun estando arrodillada. “Tranquilízate” me ordené a mí misma, debía mantener el control y no alterarme.

    Después de unos segundos abrí los ojos lentamente, pero ya no estaba en aquel lugar oscuro, ni en mi habitación, ahora me encontraba en un bosque, un pacifico bosque.

    Me puse de pie y miré a mi alrededor, no había nadie, ni Valentina. Estaba sola en aquel lugar tan lleno de paz. Examiné a mi alrededor exhaustivamente, intentaba ver algo o a alguien, pero nada. Fue hasta la tercera vez que miré a mi alrededor que la encontré. Al pie de un árbol estaba la niña que en un sueño había visto, en aquel sueño.

    Ahora podía verla bien. Tenía la tez blanca, su cabello era negro y quebrado, además de tenerlo tan largo que le llegaba por debajo de la cintura. Sus ojos eran de un tono azul celeste, “demasiado hermoso para ser reales”, pensaba.

    Me acerque a la niña. Que vestía un hermoso vestido negro con azul que parecía ser muy costoso. La pequeña, que permanecía inmóvil al pie del árbol, sentada mirando al cielo como si buscará algo.

    -¿Quién eres pequeña? – pregunté cuando estaba lo suficientemente cerca de ella.

    La niña me miró sobresaltada, parecía no saber que yo estaba allí, tan carca de ella. Su mirada reflejo una mezcla de susto y miedo, los cuales eran evidentes.

    -Ayúdame… - murmuró con una voz en extremo dulce, pero en un tono de voz que resultaba intangible, más que nada tuve que leer sus labios.

    -Claro. – dije, pero, no pude acercarme a la niña o decir algo más.

    Comencé a sentir como si alguien tirara de mí por mi espalda, obligándome a retroceder, y nuevamente todo a mí alrededor se oscureció. En esta ocasión sentí como si me fuera a desmayar, y perdí el conocimiento por un instante.

    Desperté en el piso de mi alcoba. Valentina estaba a mi lado, mirándome demasiado asustada.

    -¿Por qué esa mirada? – pregunté al tiempo en que me sentaba.

    -Perdón, perdóname. – se disculpó.

    -¿Por qué o qué? – la cuestioné aun sentada en el piso.

    -Eso no debió pasar, nunca había pasado.- se escuchaba asustada, pero, su voz dejaba escapar un deje de alivio.

    -¿Qué hiciste? – pregunté, más intrigada que otra cosa.

    -Pues, verás, lo que “intenté” hacer fue mostrarte un poco de mi poder, pero, no sé que paso.

    -Oye, puedo ¿preguntar algo antes de que continúes? – dije mientras me ponía en pie, ella me ayudó.

    -Claro.

    Con algo de dificultad me senté en mi cama. Sentía las piernas entumidas, por lo que me costaba moverlas.

    -¿En qué consiste tu poder? Bueno, si me lo puedes explicar con detalle por favor.

    Ella se sentó a mi lado y comenzó a explicarme.

    -Mi poder es un poco complicado. En sí puedo viajar a través de la mente, es algo bastante parecido a lo que es una proyección astral, solo que, en mi caso solo puedo viajar en este plano, no puedo llegar a otras dimensiones o planos.

    -Entonces. ¿Qué intentabas hacer en mí? – pregunté ya un poco mejor, solo que ahora, sentía nauseas.

    -Pues. Lo que sucede es que cuando yo tengo contacto físico con alguien puedo llevarla a cualquier lugar de este mundo, solo quería enseñarte eso, pero, no sé qué pasó. Estaba contigo mientras iniciaba el viaje, pero… de repente desapareciste de mi lado. Eso es muy peligroso, ya que, si no se tiene cuidado pudiste haber sufrido algún daño… - en ese momento agachó la mirada, se veía realmente preocupada, por lo que decidí que era mejor cambiar de tema.

    -Bueno… oye, perdóname. – dije intentando desviar su atención.

    -¿Por qué? – inquirió ella confundida.

    -Porque, cuando te conocí pensé que… no sé, serias alguien a quien iba a odiar. – mientras hablaba agaché la mirada.

    -No hay problema. – dijo ella sonriendo ampliamente.

    Continuará...
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    Ahi está y ahora que lo pienso me quedó igual de largo...xD jaja, es que no se me quita esa costumbre...

    Opinen..........
     

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