Me registre hace algún tiempo y aún no he publicado nada, me disculpo por eso... Por el momento voy a subir una pequeña intro, más adelante me dedicaré a escribir de lleno la historia principal. En tiempos antiguos del continente de Sokrasta, vivía una raza de seres ahora olvidada por el resto del mundo conocida como karst, criaturas de mirada oscura y profunda, cabellos blancos grises o negros, orejas un tanto largas y puntiagudas y unos pequeños cuernos sobre ellas, eran, en su mayoría longevos y de estatura no muy alta; esta gente era pacífica y tranquila aunque a veces de pensamientos extravagantes. La historia se centra en el último karst y una recién conocida elfa cuyos compañeros murieron debido a la guerra que había estallado hace algunos años, ambos se unirán a la larga batalla para lograr ponerle fin y librar su tierra por fin de toda amenaza... I. Un sonido en la oscuridad. Han pasado años ya desde que asesinaron a su clan y él sigue prisionero, aún yace encadenado de brazos y piernas, y aún odia a quienes masacraron a su gente y a quienes dieron las ordenes, sus ojos se han vuelto más oscuros y adquirido un tenue brillo rojizo, recuerda que en aquel entonces sólo tenía unos catorce años y que jamás pensó que aquello pudiera ocurrir, sin embargo ya debía tener unos veintitrés y aquello había ocurrido, ahora con suerte se acordaba de lo que se sentía que una brisa tocara su cara, de cómo se sonreía y del rostro de una persona que no estuviera allí sólo para vigilarle, pero no había olvidado sus tiempos en libertad, y los añoraba, y a ratos se sumergía en sueños que le recordaban los tiempos felices que había vivido antes de que la guerra empezara. En este momento estaba soñando, mientras permanecía con la cabeza gacha, agobiado por cadenas que lo sostenían en el aire de brazos y piernas en una habitación oscura, sin ventanas, las paredes eran de roca lisa oscurecida por el tiempo y con una única puerta que casi siempre permanecía cerrada, no había ninguna lámpara o fuente de luz que no fueran las grietas que tenía la antigua y pesada puerta de madera. Fuera de la sala de encierro casi siempre habían dos soldados haciendo guardia, pero en algunos casos la habitación quedaba sin guardias Él soñaba cuando escucho vagamente un sonido metálico por encima suyo, luego un grito ahogado y un golpe contra el suelo del piso superior que hizo caer sobre él un poco de polvo, pero no le prestó atención, siguieron los sonidos durante algunas horas, hasta que de un momento a otro se detuvieron los ruidos metálicos y los gritos, en fin, se detuvieron todos los sonidos que pudieran indicar batallas, sólo se escuchaban pasos agitados de una persona al escape y de otros tras ella, sintió como los pasos bajaban por la escalera y se dirigían al calabozo donde lo mantenían encerrado, vio abrirse la puerta de medio punto en frente suyo y entrar a todo correr a una joven elfa completamente indefensa (o eso aparentaba), precipitarse hacia él y abrazarlo –Algunos de los nuestros nos traicionaron y todos…- le dice entre ligeros sollozos. Tras esto la chica se separa un poco y le ayuda a quitarse las cadenas de las manos y él se quita las cadenas de los pies, pero pronto entraron los perseguidores, eran cinco guerreros, tres de ellos vestidos con las mismas armaduras que llevaban los que atacaron a su gente, llevaban espadas en la mano derecha y escudos en la izquierda, un casco metálico que les cubría los rostros y armaduras con extraños símbolos en hombreras, casco, pechera y guantes, pero no eran los símbolos los que lo perturbaban, sino el hecho de saber que tenía en frente suyo a la gente que apoyaba la muerte de los suyos y a quienes supuestamente estaban en su contra, luchando como uno, a sus ojos se veían como semejantes y su furia despertó con fuerza, pero la presencia de la chica lo calmaba de alguna manera, así que se mantuvo quieto y esperando delante de ella; en eso un soldado, para ser preciso el soldado del medio se acercó un poco -no se preocupen, son sólo dos personas desarmadas, no tienen una sola oportunidad de vencer, así que me encargaré de ellos yo solo- dijo el guerrero Y continuó dando pasos confiados hasta que estuvo a unos cuatro metros de ellos, la chica retrocede instintivamente un paso y él camina hacia su contrincante hasta estar frente a frente y este le lanza una estocada al corazón, él la esquiva y lo golpea en una apertura de la armadura, el soldado retrocede un par de pasos y él aprovecha la oportunidad para asestarle una patada en el estómago que lo hace retroceder hasta donde estaban el resto de soldados, luego toma la espada y el escudo del primer derrotado y los lanza con fuerza sobre los guerreros de atrás dos de ellos lo esquivan pero los otros dos no lo logran y son golpeados por las armas del soldado derrotado, los dos que quedaban en pie se lanzan al ataque, con sus espadas, pero son esquivados y uno de los dos es derrotado por un rápido golpe con la espada que la elfa había recogido, el otro sigue atacando, pero el karst coge el arma del soldado caído para atravesarle. Cuando los cinco cayeron, rápidamente le coge la mano a la chica y la saca de la habitación, la conduce a través de innumerables pasillos con cuerpos caídos por batallas vecinas y la saca de la base a todo correr, luego la lleva a través de unos campos escondidos detrás de la base. Una vez estuvieron lejos del lugar se detuvieron y descansaron un poco, entonces la miró un poco más detenidamente, era una preciosa elfa de cabellos largos plateados, ojos de un color rojo atardecer, contextura delgada que aparentaba ser frágil, aunque su mirada en ese momento reflejaba la tristeza de haber perdido a gente cercana y su cara reflejaba el dolor de su alma, él conocía bien ese dolor y se acercó a ella, la abrazó y ella llora, él la consuela. Después de un rato ella se duerme, él sigue acariciándola un rato más, luego la acomoda y la acuesta en la fresca hierba, la cubre con unas mantas que había recogido mientras corrían y se percata de que sentía una extraña confianza hacia ella, como si se conocieran desde hace mucho tiempo, sin darse cuenta sonríe y luego se recuesta a su lado, pero no se duerme hasta un buen rato después, se queda mirando las estrellas de aquella noche despejada, la primera en libertad desde hacía ya mucho tiempo.
Esto no es un prólogo, ni un capítulo. =) Cierro hasta que tengas el primer capítulo de la historia. Puedes abrirlo en tu primer post. Gracias.